Disclaimer: Ninguno de los personajes de Rurouni Kenshin aquí utilizados me pertenece ni gano nada usándolos. Es para pura diversión mia y de la gente que lee estas historias. Los derechos de propiedad intelectual le pertenecen a Nobuhiro Watsuki.
El Padre de la Novia
4° capítulo
Ya en su tercera visita al local, y la segunda sola, Misao fue a ver si sus últimas marcas habían sido superadas y, con bastante orgullo, se dio cuenta de que no. Sin embargo, en el juego de baile en el que su madre había estado tan divertida y ella lo había jugado como una experta había varias modificaciones. Decidiendo que el frío que tenía era meritorio de unos buenos saltos, pasó por una máquinay empezando una nueva jugada se puso a probar con los niveles más avanzados. Haciéndole un par de modificaciones al modo de juego esperó que se termine de cargar la información necesaria para poder jugar y en cuanto la música empezó a sonar y las flechas a aparecer en la pantalla se puso a moverse en las direcciones que le estaban indicando. Como estaba bastante concentrada, no se dio cuenta que alguien que ella conocía acababa de entrar al local y la miraba, un poco lejos, como se desempeñaba. Un par de chicos que también jugaban esa clase de juegos imitaban los comandos detrás de ella para poder aprenderse los pasos y se formaba una extraña coreografía alrededor del juego que tenía muchas luces de colores y música fuerte, como un mini club nocturno. Viendo que nadie ocupaba el lugar del acompañante, bien porque eran niveles complicados o no querían una derrota segura, el recién llegado se acercó a la máquina y viendo que ella le sonreía tomó eso como un permiso y colocó una ficha para poder jugar. Pusieron en una forma de juego llamada "Versus" en la que ambos jugaban niveles muy avanzados y las puntuaciones decidían quien ganaba o perdía. Con una oportunidad abierta como esta, Misao se sentía emocionada. Yahiko era particularmente malo con esta clase de juegos de coordinación y su madre mucho no lo conocía así que había movimientos que medio la dejaban perdida. Enishi se movía bien en esta clase de cosas, pero como no le gustaba el público tendía a jugar solo y ella se quedaba con las ganas. A su padre le parecía la peor pavada de los juegos, así que ni de chiste se subía. Estar con un chico que conocía tanto como su padre y tenía la destreza de ella era un reto que no se tenía todos los días. La música empezó y como si se tratara de un espejo ambos comenzaron a moverse sin perder un solo comando. Viendo que la primera canción había sido un empate con una puntuación perfecta, el juego les dio la oportunidad de una canción más, donde ya que se habían calado los tiempos se dieron hasta el lujo de hacer movimientos juntos coordinados, como chocar las manos o apretar las flechas del otro. Más de uno estaba maravillado con la pareja que se movía como si supiesen exactamente lo que el otro pensaba. Los aludidos se mataban de risa y seguían bailando y haciendo morisquetas raras. Cuando terminaron y la máquina ya no les dio más créditos, un par de espectadores les dieron unas fichas para que jueguen, que invitaban ellos y que más valía que hagan un buen show. Misao se reía y Soujiro, que nunca había recibido esa clase de trato, aceptaba con una sonrisa la invitación. Cambiando al modo "crazy", que es con una dificultad aún superior ambos se sonrieron por estar pensando por el mismo rumbo.
Las cosas realmente se pusieron locas.
Misao ya no sabía dónde tenía los pies y Soujiro se reía y respiraba agitadamente mientras trataba de seguir los pasos. Los espectadores se reían al ver los intentos de los jugadores y al ver, cuando terminó la primer canción, que habían tenido un puntaje muy alto los ovacionaron. Con un choque de manos se festejaron y siguieron jugando. Mientras ellos bailaban canciones imposibles, varios se pusieron a imitarlos detrás y si antes la coreografía parecía graciosa ahora era hilarante. Nadie sabía bien para donde iba pero todos se divertían a lo grande. Ya cuando a los concursantes les faltaba el aire, abandonaron la máquina y uno de los chicos del local que se encargaba de vender las fichas les trajo unas botellitas de agua, cortesía de la casa por hacer tan buen espectáculo. Soujiro estaba encantado con toda la situación, que le parecía muy particular pero no dejaba de hacerla divertida. Con el asunto de tener que jugar casi para estudiar los juegos se estaba olvidando del objetivo principal de esos programas: divertirse. Misao no pensaba, si bien no se negaba darlo por supuesto, que Soujiro fuese tan bueno con un juego como este. Un tipo como el, que es puro software y programación no pensaba que iba a ser tan bueno para algo tan práctico como este juego de baile. Y no lo veía mucho más agitado que ella, que hacía mucha gimnasia y sabía bastaste de respiración por sus clases de natación. Parecía ser que este chico Seta era una caja de sorpresas.
"Eso fue muy divertido, eres una gran compañera" le dijo mientras trataba de no reírse. "Tú eres muy bueno también, no pensé que fueras tan ágil" contestó ella mientras tomaba de a sorbos cortos el agua. Eso era algo que le había enseñado su mamá, que cuando se agitaba no tenía que hacer como en las propagandas que toman mucho agua de golpe, sino en sorbitos. El se quedó sonriendo ante su comentario y se recostó en la pared que tenía detrás del banco y tomó un trago de agua. "Practiqué Kendou cuando estaba en el colegio y tenía un buen dan. Dicen que esas cosas no se pierden¿no? Me dijo mi tía que tu madre es sensei de Kendou en el dojo Kamiya¿es cierto?" dijo el, con su voz pausada y su acento particular. ¿Sería de Osaka? Ella nunca había hablado con una persona con tonada así que le sonaba simpático. "Sip, mami es sensei y es brillante. A mi padre mucho no le gusta, porque es muy celoso pero ella solo le dice yare, yare y se va lo mismo. Kenshin-san una vez pasó a saludar por el dojo de mamá y dicen que el sabe pelear muy bien. Yo me quedé con una gran curiosidad de ver eso".
"Ciertamente. El tio es un genio pero desde que conoció a Tomoe-san en el curso de gastronomía que no practica más. Algo acerca de que encontró su saya u otra pavada...". Misao se reía ante el tono despreocupado del joven. No podía tener más de 20 años, pero su formalidad y, definitivamente, su carrera hecha hacía que tenga al menos unos 23 años, como mínimo. "Bueno, al menos él tiene la decencia de poner excusas. Mi padre dice que no tiene tiempo, cuando nosotros, su familia, sabemos bien que lo tiene para ponerse a hacer unos katas y un par de uchikomis".
"¿Y no viene a jugar aquí contigo?"
Se pensó la respuesta. "Tal vez si lo haría si se lo pido"
Haciendo gestos de cansancio y girando los ojos contestó con sarcasmo "Y bueno, voy a tener que sacrificarme por esta noble doncella y hacer una versión de ese juego de baile pero con música clásica japonesa y posiciones de Kendou nada más que para que su padre practique". Misao no pudo evitar una carcajada al imaginarse a su padre con una especie de atuendo tipo Kabuki, con la música de fondo y moviendo el shinai al ritmo. Sin duda su madre estaría sacando fotos, en un costado, para reírse aún más en su casa y enviarle las copias a Hajime que se haría el seppuku por la deshonra.
Podría ser una buena idea para reírse un rato. Mmmm...
"Shinomori-san¿cuántos años tienes?" le preguntó el chico y eso la sacó de sus fantasías. Sin pensárselo mucho le dijo que 16 aunque siempre todos le daban menos y el le dijo que tenía 24 y le pasaba igual que a ella. Una vez hasta le dijeron que tenía 17 y se puso como loco. Ella, con una mano en el corazón, admitió que le había dado como mucho 20 y que ahora se sentía culpable. "Al menos no pensaron que eras una chica", le dijo a modo de consuelo. La cara de espanto de Soujiro corroboro que no, y que le agradecía al cielo que nunca haya pasado. "Si me hubiesen dicho que parecía una chica, estaría preso por homicidio, supongo. ¿No me digas que te dijeron que parecías un chico?". Ella asintió ofendida haciendo que su trenza se mueva y llamara la atención. "Hay que estar ciego para confundirte, Shinomori-san. Eres demasiado bonita para no darse cuenta. ¿Porqué el pelo tan largo?" Gracias a Dios que hablaba tan seguido así pudo ocultar su rubor ante el halago con el de su pelo largo. "en realidad, mamá me pidió que no me lo corte porque a ella le encanta y a mi no me molesta"
"¿Y la trenza?"
"Esto... es porque hice una promesa cuando era pequeña y... te va a parecer un poco idiota así que mejor no te la digo, jaja!" terminó bastante avergonzada. El la miró sonriendo y le dijo que todos teníamos cosas vergonzosas de chicos, pero que si las seguíamos manteniendo de grandes era porque realmente nos gustaban mucho. Además le dijo que estaba seguro que el motor de su promesa sería muy lindo y que esperaba que algún día se lo cuente. Ella asintió y luego de un rato acompañado de un cómodo silencio empezaron a hablar nuevamente mientras jugaban en máquinas vecinas. Después de ver lo tarde que se le había hecho Misao dijo que tenía que volver a su casa y el le dijo que la acompañaba así no se iba sola. A modo de broma dijo que en realidad, la acompañaba porque le quedaba de paso, que era como que su casa le quedara justo al lado de la suya. "Así que, además de ser vecinos de máquina, somos vecinos en la misma cuadra"
Entre otras cosas de las que fueron hablando se enteró que el había nacido y vivido buena parte de su vida en Osaka, a la que le debía su acento y su facilidad casi nata con los negocios y los números. Luego de eso, fue a pasar una larga temporada en Akihabara, donde había realizado sus estudios y tenía una mini compañía de sistemas que, si bien estaba empezando, le iba muy bien. Ella le contó un poco de su historia y cuando el veía que ella iba a profundizar la detenía y le decía que mejor ese detalle la dejaban para la próxima, así tenían mucho de que hablar. Guaus, parecía que Misao había encontrado la horma de su zapato con este parlanchín que la tenía intrigadísima. Cuando llegaron a la casa de ella, que por el camino en el que venían era pasando la de él, la dejó en la puerta y le mandó saludos a su padre y a su madre. Como ya habían arreglado para encontrarse a jugar dentro de tres días ella se encaminó para la puerta, entrando rápido así lo veía mientras el se iba. Cuando estaba por entrar el la llamó, ahora por su nombre, y le dijo "dile al señor Tomohiro Kamiya que siempre me gustaron mucho sus trabajos. Espero que no se olvide de la charla que me prometió" y guiñándole el ojo se fue camino a su casa dejando una muy boquiabierta Misao en ascuas.
¿Cómo se había dado cuenta?
Aoshi seguía chasqueando con la lengua cuando Misao le comentó que Soujiro lo había descubierto. El chico era rápido, tal como lo decía su seudónimo en el mundillo informático. Le hizo un par de preguntas a Misao, para saber que información le había dado ella que lo pudiese guiar a saber quien era el y se dio cuenta de que no tuvo que hacer grandes deducciones para darse cuenta si es que realmente era fanático de SquareSoft. Con decirle el extracto del curriculum que le había dicho, reírse ante la música del Final Fantasy en un teléfono y decirle que su mujer estaba relacionada con los Kamiya, todo cerraba. De todas formas, no había que restarle méritos al otro petiso que ganaba respeto en la escala de Aoshi.
El otro petiso integrante de esa lista era el condenado de Himura, por supuesto.
Ese día a la mañana había pasado a buscar a Misao porque sabía que, según lo que le había su mujer, el estaba en época de entregas y andaba muy cansado y ella aún seguía enferma. Ahora que se le había pasado la fiebre tenía unos mareos que la mandaban derecho al baño y Aoshi no quería dejar la casa ni un segundo. El médico le dio unas pastillas que le protegían el tracto digestivo por los constantes vómitos y una dieta rigurosa. Tenía que ir a hacerse unos estudios en unos días donde el pelirrojo desinteresadamente se había ofrecido a llevarla, en compañía de Tomoe, por supuesto.
Y el con esas malditas entregas en las que apenas si salía al patio a fumarse un cigarrillo. Pero bueno, mejor que la lleve el que era de confianza y que vivía cerca, así que si se pasaba de listo, no tenía que correrlo demasiado para matarlo a palos.
Por el momento, Misao le llevaba agua a su madre y el se quedaba en el comedor viendo la correspondencia. Entre cuentas y varias peticiones ("por favor, por favor, por favor, sea expositor en nuestro congreso", "claro, cuando las vacas vuelen. Voy a salir de mi casa a hablar con un montón de newbies y no cuidar a mi mujer") agarró el diario y se puso a ver que ya habían lanzado, al menos promocionalmente, la PlayStation 3. "Genial", pensó, "más entregas a los apurones. Menos mal que parece que quedaron contentos con mis nuevos diseños de Cloud y Aeris del FF7". Y sintiéndose bastante abatido se fue a ver como seguían las cosas con sus chicas favoritas. "solo espero que estos condenados ahora SI me pongan el asistente que estoy pidiendo hace AÑOS"
Tomoe tenía una sonrisa cómplice en todo el trayecto mientras iban para el laboratorio a buscar los resultados de los análisis de su amiga. Ella, tanto como la aludida, tenían sus sospechas sobre el comportamiento del organismo de la Sra. Shinomori y ambas tenían la esperanza de que sus sospechas sean ciertas. Kenshin las miraba de vez en cuando, más que nada en los semáforos y se preguntaba que estaría pensando ahora Aoshi sabiendo lo celoso que era. "Seguramente cualquier clase de incoherencias" se aseguró y siguió manejando prestando mucha atención al transito. Las mañanas en Tokyo son caóticas así que tenía que prestar mucha atención para prevenir un accidente. Una vez en la clínica fueron los tres hacia la parte de laboratorio y esperando a que la llamaran por su nombre y su apellido, la mamá de Misao esperó todo lo paciente que pudo los resultados. Su marido sabía que tenía que hacerse análisis pero no sabía cuál así que eso le daba una chance de que, sean cual sean los resultados, tenga un tiempo para darle la noticia.
Es que no sabía cuales serían las buenas.
"Shinomori Kaoru", la llamaron fuerte y claro. Dando un respingo se levantó para ir a buscar el bendito sobre de la verdad (como lo llamaba Tomoe) y se sentó con las manos temblorosas aun sin abrirlo. Tomoe la miraba y con la cabeza le indicaba lo ansiosa que estaba por saber. Viendo como le temblaba todo a su hermana postiza, Kenshin tomó el sobre y pidiendo permiso, que le fue concedido, abrió el sobre para ver el primero los resultados y luego comunicarlos.
Como de medicina no entendía ni jota, solo buscó lo que a él le parecía importante y les comunicó, con mucha pompa y orgullo que Misao-chan iba ser una hermana mayor en unos nueve meses. Tomoe no pudo evitar gritar de la alegría (cosa que hizo que varios se volteen a mirarla) y Kenshin no dejaba de felicitar a una shoqueada Kaoru que no salía de su estupor. El tocar accidentalmente la panza de Tomoe la hizo volver a la realidad.
Misao como hermana mayor. Vómitos. Fiebre. Aoshi endemoniadamente sexy. Positivo.
Y con eso se puso a llorar de la alegría y la acompañó en la euforia a Tomoe, a la que se unió Kenshin hasta que prácticamente los echaron por armar escándalo en una clínica. Una vez en el auto, donde no podían dejar de sonreírse o reírse como locos Kaoru se dio el lujo de pensar fríamente en el asunto. Con el nuevo lanzamiento de la PlayStation 3 seguramente Aoshi estaría tapado de trabajo e iba a estar muy tenso y complicado de carácter. Además de particularmente mimoso y afiebrado. Si las cosas se ponían como cuando salió la versión portátil de la famosa consola de Sony... el necesitaría que ella esté muy dedicada a él y no a un bebé. Notando el cambio dramático en la cara de su compañera, la pareja Himura trató de entender que pasaba. Ella les explicó que seguramente en este tiempo su marido estaría muy estresado y que si a eso se le suma un embarazo capaz que se le moría de un pico de presión. Y se sintió fatal porque ella realmente quería tener otro hijo (o hija) más pero egoístamente no había pensado en que diría Aoshi al respecto. Y toda esa semana, en la que se había hecho el análisis y esperaba los resultados, ella abrigaba la secreta esperanza de que le de positivo así tendría al fin el mini Aoshi que siempre quiso.
Tomoe le dio un gran abrazo y sacándole los vestigios de lágrimas que tenía en la cara le dijo frontalmente a su amiga "Kaoru, esto" mostrándole el líquido en sus dedos, "son lágrimas de felicidad. Si el opa de tu marido no quiere que tengas lo mejor que le puede pasar a una mujer, si quiere privarte de ese don que tenemos nosotras, el de poder dar vida... entonces lo mandas al demonio y te vienes con nosotros. Tu no mereces que alguien te prive de esa alegría que se siente que es que te digan que vas a ser mamá, por segunda vez, como es tu caso. Así que ya sabes, te vienes con Misao a casa si te parece mejor. ¿Nos entendemos?". Kenshin, que iba manejando pero escuchó atentamente las palabras de su mujer asentía mostrándole a Kaoru que estaba de acuerdo. Siempre le habían gustado los niños y tener dos bebes en casa seguro sería divertido, solo esperaba no volverse loco con los llantos. Kaoru, sonriendo otra vez le decía a Tomoe que la había entendido y con un abrazo le agradecía su comprensión y apoyo.
Una vez en la puerta de su casa, Aoshi, en su plan de yo-soy-espia se había escabullido detrás de una puerta para escuchar de qué hablaban antes de dejar a su mujer en su casa. Sacó fragmentos que no le gustaron en lo más mínimo que hablaban acerca de que si no aceptaba que se iba de inmediato a la casa de los Himura, que ellos la apoyarían y la querían mucho. ¿Qué pasaba, qué había salido?. Ya cuando ella estaba adentro, buscó la forma de salir de atrás de la puerta sin matarla del susto y se le hacía bastante complicado. Con un grito de "ya sé que estás ahí" salió de su escondrijo y saludó con un beso en los labios a su esposa. Mmmm, los tenía partidos, así que tal vez había hablado muchisimo o llorado bastante. Con un par de saludos amorosos la condujo a su habitación para que descansara. Una vez que ella estuvo sentada él le preguntó todo lo delicadamente que pudo cómo le había ido con los resultados. Ella, le contestó una evasiva ("estoy cansada y no me siento bien. Te cuento en la cena") y el se fue frustrado para su estudio. En la sala, buscó entre las cosas de ella un resultado que no encontró. Desilusionado por haberse vuelto tan predecible, al darse cuenta que seguro que ella sabía que él tomaría era medida de ser necesario, se fue al estudio rumiando su bronca por la complicidad de sus vecinos.
En definitiva, el mundo estaba en su contra, pero no se lo decían en la cara para no hacerlo sentir tan mal.
Maldita diplomacia.
Misao estaba más que contenta con su nueva amistad. Soujiro era un amor de chico, que no solo jugaba como los dioses sino que era muy bueno ayudándola a ella y a sus amigos a hacer las tareas del colegio. El único que no estaba contento era Enishi que siempre que podía hacía un comentario hiriente tipo "el si está a la altura de una chica como ella" lo que se ganaba algún proyectil por parte de la aludida. Soujiro no era tan bajo, la pasaba por algunos centímetros.
Según Ayako, los ideales.
Su amiga, en cuanto conoció al chico Seta, empezó a decir una seguidilla de estupideces y cuando lo tenía cerca parecía que esa cualidad se potenciaba.
No estaba celosa, claro que no.
Ayako ya era conocida por sus fantaseos románticos y amores platónicos. No era sorpresa escucharla suspirar cuando pasaba algún chico guapo así que ya nadie le preguntaba que le pasaba. No es que el asunto le hubiese interesado particularmente a Misao, solo que ella, al haberle presentado a Soujiro, se sentía extrañamente responsable si su mejor amiga trataba de hacer algún movimiento raro con el.
Tenía que ser eso¿no?
Se sentía responsable nada más.
¿Por qué tenía ganas de estrangular a Ayako con su trenza cuando la escuchaba decirle al chico Seta "Soujiro-kun"? Tal vez de tanto andar con ella ya se le andaban pegando sus mañas extrañas con los chicos bien parecidos.
¿Desde cuando Soujiro era bien parecido?
Yahiko, que había encontrado al fin un compañero de bromas a su altura, estaba feliz. No solo se podía reír de chistes de hombres sino que podía jugar al Winning Eleven y hablar de fútbol europeo con la misma persona. Soujiro también la pasaba muy bien con Yahiko, ya hasta se habían encontrado los dos juntos una vez cuando Yahiko se quería ir a comprar una camiseta del Liverpool.
¿Por qué la sola idea de que Yahiko esté con Soujiro la perturbaba tanto, aun más que el pensar en su amigo teniéndole ganas a su papá?
Por Dios¡y era su padre!
Tomando aire profundamente, volvió a focalizarse en el Guilty Gear para darse cuenta que había perdido dos rondas seguidas y un Game Over ocupaba la pantalla. Ayako se acercó y viendo que su amiga ni siquiera registraba que no solo había perdido, sino que suspirado y no se había enloquecido por no haber anotado se dio cuenta de algo revelador.
Yahiko al fin tenía problemas si quería ganarse la simpatía del señor Shinomori, porque Misao se había enamorado y ella ya se hacía una buena idea de quién. Era un pena que tanto como en el amor y en la guerra todo se vale, porque Ayako no pensaba dejar pasar la oportunidad de estar con Soujiro si es que podía.
Soujiro acompañó como siempre a Misao hasta la puerta de su casa, con la vieja excusa de que lo hacía porque le quedaba de paso y notó lo cabizbaja que estaba la siempre alegre adolescente. ¿Se habría resfriado, Por las dudas le puso su bufanda al cuello, que era de un color azul con los flecos celestes (que Ayako encontraba adorable) y eso consiguió devolverla al mundo de los vivos. Mirando fijamente a Soujiro mientras este decía cosas sobre no enfermarse y cuidar una bufanda ella cayó en cuenta de que se había dadopercatado de dos cosas.
Primero, que tenía unas ganas locas de besar esa boca que no dejaba de moverse y la estaba hipnotizando.
Segundo, que no entendía un pepino de que era lo que le pasaba así que antes de hacer una pavada y lamentarlo mejor entraba rápido a casa y hablaba con su madre al respecto. Escapando por la tangente, le agradeció la atención a Soujiro con un abrazo breve y se metió como un rayo adentro dejando a un sorprendido joven en la puerta de su casa, con un tinte rojizo simpático en la cara.
Su entrada, algo torpe y sin aviso, asustó a su madre que estaba en la cocina hablando por teléfono. Tomoe la llamaba a cada rato para saber como andaba y como podía ser que todavía no le había dicho nada a Aoshi. Colgando el teléfono fue a ver que pasaba y se encontró con una muy ruborizada Misao que estaba un poco agitada. La llamó y esta se le abalanzó de tal forma que casi la tira al suelo. Kaoru la mandó diligentemente a su cuarto mientras ella preparaba un té para que tomen las dos. Misao subió a su cuarto, se sacó la campera y se cambió rápido el uniforme por otra cosa más cómoda. En eso llegó su madre con una bandeja con una tetera, tazas y un paquete de galletitas. No pudo evitar reírse al ver a su hija vestida casi de pijama y con bufanda, aún adentro de la casa. Puso las cosas en la mesita que tenía y Misao se sentó enfrente de ella mientras veía distraída como vertía el té en la taza. Kaoru respetaba el silencio, ya que no se daba una idea, a ciencia cierta, de la cantidad de cosas que su hija estaría pensando. Una vez que el té humeante estaba frente a ella y se había agachado a agarrar la taza se dio cuenta de que en todo este tiempo seguía con la bufanda puesta y que en ningún momento se la había sacado, ni siquiera cuando se había cambiado la ropa.
Malditas camisas que se abrían por delante, ahora su madre iba a pensar que era una loca.
Tomando un sorbo, le hizo una pregunta que hacía años que no le hacía a su mamá, pero ya no con una curiosidad infantil, sino con una genuina intriga de adolescente que no sabía que era esa revolución que le pasaba adentro. "Mamá¿cómo fue tu historia con papá y cómo supiste que era el y no otra persona?"
Bastante conmovida, la mayor de las dos también tomó un sorbo de su té. Le daba mucha ternura ver a su nena jugar con la punta de la trenza por los nervios, así como su cara sonrojada que no dejaba de mirar la bufanda que tenía en su regazo.
"Bueno, ya te lo conté cuando eras pequeña, pero nunca viene mal repasar un poco. Además, tu papá era tan guapo en ese entonces como ahora así que nunca deja de ser un placer recordar viejas épocas. Te decía... todo comenzó cuando empecé mi carrera como modelo publicitaria, casi al mismo tiempo..."
Continuará.
Notas de K26: (es simpático esto de tener un nick de tu nick). Bueno, ya vamos por la cuarta entrega. Faltan dos. Uff, ya me pongo nostálgica, supongo que debe ser un efecto secundario de esto del día del amigo. Por cierto, miles de besos para mis super amigas, Blanca y Pola en el día del amigo aunque no estoy segura si se festeja por sus pagos también. Ahora ya se sabe la identidad de la mamá de Misao aunque estoy 97 porciento segura de que ya la sabían o al menos la sospecharon.
Lo sé, lo sé... pero me parecen tan lindos! Igual, Kaoru y Kenshin, siempre! (esquiva fanáticos/as encarnizados)
Accio Reviews:
Gabyhyatt: Hola! Jejeje, sep, la sola idea de Yahiko como "madrastro" es graciosa, definitivamente. Me pareció que si ya toda la historia era definitivamente un delirio¿por qué no?. Igual, no está ni la mitad de mis ideas delirantes metidas acá adentro. Ya verán lo que espera, en este fic y en el resto (principalmente en "Una chica ?llamada Kenko"). Muchos besos y gracias por leer y escribir!
Bizcochia U-u: Jajaja, no te imaginás lo divertido que fue para mi escribir sobre esa parte en particular. Me dio mucha gracia, porque me hacía acordar a los problemas que tuvo mi profesor de japonés cuando estando en Japón se veía negado culturalmente a comer cosas dulces (su perdición). No te imaginás lo feliz que está ahora que volvió a Argentina y puede comer todo el chocolate que quiere, no solo en San Valentín.
A mi también me gusta mucho la idea de Tomoe como su esposa. Lo fue, además de todo¿no?. Con respecto a Soujiro y su amor por la PlayStation... verás que es para bien más que para mal. Y con lo de Enishi, voy a tratar de convencer a Papá Noel para que cuando se de su pasada por México te deje un lindo psicópata debajo del árbol.
Besos! Gracias por escribir!
Bueno, eso fue todo. Nos vemos en una semana. Saludos!
Kirara26
