Disclaimer: (snort), qué más quisiera yo que tener los derechos de Rurouni Kenshin! Claro que esta serie no es mia, ni tampoco gano nada con esto.
Gracias por leer :)
El Padre de la Novia
5° capítulo
Kaoru llegaba exhausta a su casa luego de las tomas que había tenido. Si bien la idea de sacarse un par de fotos que había tenido el peluquero no era mala, eso de estar con cara de interesante y creértelo para hacerlo mejor era lo agotador del asunto. No tenía un corte original pero con el pelo que tenía y con el peinado quedaba fabuloso. Era una pena eso de no tener un peinador en casa que lo ponga igual todas las mañanas. Lo bueno era que había conseguido su primer sueldo y junto con los ahorros que tenía, quería auto regalarse algo especial y que siempre había querido: una computadora. Si bien la onda de los vídeojuegos siempre le había gustado secretamente nunca había podido jugarlos en otro lado que no sea la casa de sus primos y eso la hacía sentir mal. Su padre, Koshijiro, no pensaba que comprar uno de esos armatostes sea una buena inversión así que les había dicho que si querían una, que ahorren y entre ella y su hermano Katsu se compren una cuando tengan su dinero. Ya casi con 16 años y sintiéndose una analfabeta funcional juntó un buen puñado de sus ahorros y fue junto con su hermano a comprar la computadora. Era una 3.86, que era lo mejor y tenía posibilidades de progreso cosa que entusiasmo mucho a los hermanos. Katsu prometió que en cuanto empezara su trabajo el mismo la mejoraría y entre los dos harían de su pequeña una grande. Aprendiendo un poco por si misma y otro poco con la ayuda de sus primos, Kaoru supo en poco tiempo manejar varios aspectos de DOS y un sistema operativo muy fácil que casi todos tenían, Windows. Katsu, cuando consiguió trabajo compró dos cosas que les vendrían bien a los dos, una impresora y parlantes, así los juegos no solo se veían bien, gracias al monitor color que había sido la última adquisición de Kaoru, sino que además tenían voz.
Haciendo gala de sus conocimientos, en un cumpleaños le hicieron a su papá un cartel enorme en papel continuo que decía "Feliz cumpleaños Papá" que le demostró al señor Koshijiro que, a pesar de estar chapado a la antigua, todavía podía sorprenderse con pavadas hechas con tecnología.
Un día, un compañero de una sesión de fotos de Kaoru, al ver que a ella le gustaban los juegos, le hizo una broma y pensando que ella sería una boba le dijo que tenía un par de disketes en su casa de juegos y que se los llevaría la próxima. Kaoru, emocionada, le comentó eso a Katsu mientras el le instalaba uno de sus favoritos a la computadora: la reproductora de CD-ROM. El chico le llevó los disketes pensó en dárselos con la información dañada así tenía una buena excusa para ir a la casa de ella. La sorpresa fue cuando ella se los devolvió diciéndole que si se pensaba hacer el listo, que se había equivocado de chica, porque ella era modelo pero no estúpida. Ganándose un respeto difícil de conseguir, ahora no tenía más idiotas que quisieran hacerla sentir inferior.
Las cosas no podrían ir mejor si no fuese por un problema. Un día un compañero de Katsu le prestó un diskete con unas cosas graciosas que el le quería mostrar a su hermana. Después de que las puso, la computadora empezó a funcionar raro así que la chica empezó a hacer sus averiguaciones. Así, un día, hablando con una de sus compañeras de curso, un chico escuchó su problema y le dijo que fuera a averiguar al club de informática, que pese a ser nuevo, tal vez ellos supiesen que pasaba. Viendo que era lo único que le faltaba probar decidió que antes de ir a su casting de hoy pasaría, ya que no tenía nada que perder.
En el timbre de la última hora, guardó sus cosas rápido y se preparó para ir a hacer un par de preguntas. Encaró para una de las aulas que sabía que se usaban para eso y tocó la puerta, recibiendo como respuesta solo silencio. Tocó más fuerte y se anunció, ya que tal vez la cosa pasaba por ese lado. Al ver que no había respuesta, pidió permiso y entró. Cuando entró vio a varios chicos, todos absortos en la computadora y no se sintió extraña en ese ambiente.
Hablando en voz bastante alta llamó la atención de uno que justo andaba usando el DOS que ella conocía muy bien. Al ver que le hacían una corrección, y ese dedo y esa voz no eran definitivamente del senpai Shinomori, todos voltearon a ver a la supuesta intrusa.
Más de uno se quedó helado. No se esperaban que sea una chica ni menos una linda.
Buscaron con la vista a su senpai, que estaba muy ocupado programando una nueva adquisición y ni siquiera había escuchado la voz de la recién llegada, ni el lío que se había armado cuando la reconocieron entre la cantidad de aparatos que había en la habitación. Ella pidió si alguien sabía que era lo que pasaba con su computadora que tenía las anomalías que ella describía. Muchos no sabían ni de que se trataba, otros no estaban seguros. Por decisión unánime decidieron que lo mejor sería que ella hable con su senpai que seguro que sabía que pasaba.
Cuando el la vio algo definitivamente había pasado.
Ella lo miraba y le hablaba, pero el no estaba seguro de haber escuchado correctamente. En un acto de orgullo dijo que sabía, pero que tendría que ir el personalmente a verla. Kaoru, que estaba intrigada con ese chico tan prolijo, formal pero que le faltaba algo, asintió y le dio su dirección. Le dijo que lo esperaba y que esperaba que sea puntual. Por las dudas, le dejó el teléfono de su casa por si pasaba algo de última hora.
En el día acordado, a la hora justa, Aoshi Shinomori, nervioso como pocas veces en su vida y muy inseguro de si mismo esperaba que le abran la puerta de una bonita casa en un barrio de clase media, que estaba contigua a un dojo de Kendou. En eso salió ella a la puerta, lo saludó y agradeció profundamente por ir. Le ofreció té y fueron a ver a la paciente. Una vez que el chico estaba en su salsa se le fueron todos los nervios y realmente la pasó bien con Kaoru que, sorprendido, se dio cuenta que era una compañera de curso. Se colgaron hablando de todo y de nada y ella le prometió que como ahora estaba en deuda con él, le iba a comprar el almuerzo todos los mediodías. Las reuniones se prolongaron, incluso cuando ya se había cancelado la deuda, creando deudas nuevas. Sino era el con ella, era ella que le prometía o le debía algo a él. La mamá de Kaoru se divertía viendo como su hija estaba tan indecisa con su compañero que le parecía tan buen chico. El tenía un buen potencial, solo que le gustaba estar como pasado de moda para pasar inadvertido. Era notable como volviéndose amigo de Kaoru, y casi por osmosis de Katsu, había cambiado al duro chico Shinomori. Se quedaba a cenar, la acompañaba a la casa cuando salían del colegio (aunque vivía en dirección contraria) y era muy atento con ella. Se volvía más social y se notaba que se esmeraba para impresionar a Kaoru, aunque fuese en un nivel inconsciente. Okina, el abuelo de Aoshi, decía que lo veía de mejor humor y más animado para hacer cosas y su hermano mayor, Tomohiro, ya estaba cansado de escuchar de esa famosa Kaoru y quería conocerla.
Un día, de la nada, Aoshi le pidió a Katsu que lo acompañe a comprarse ropa y cambiarse el corte de pelo. No era sorpresa, hoy cumplía 18 años, como Kaoru y lo iban a festejar juntos. Como tenía que irse a ver a sus padres iban a festejarlo un día después, pero el quería darle una gran sorpresa. Se cortó el pelo, que lo tenía hecho un desastre y con Katsu y Tomo le ayudaron a hacerse casi todo el guardarropas nuevo. Le compró un regalo a Kaoru y hablando por teléfono con ella antes de irse, se tomó con su hermano y su abuelo el típico avión a Kyoto. Cuando regresó, no pudo estar más triste. No solo venía cargado de malas noticias sino que en los nervios de cómo decirle a ella todo lo que pasaba, había perdido su regalo. Al llegar a la casa de ella y verla radiante esperándolo la sorpresa fue suya. Kaoru, al verlo, se dio cuenta de que el diamante en bruto que era su amigo había tenido una buena pulida. Se veía genial, con sus lentes más modernos y su nuevo corte. Ni hablar de la ropa que le quedaba pintada. De todas formas, había algo que no estaba bien y eso le incomodaba. Se saludaron y fueron inmediatamente a hablar al dojo, aprovechando de que contaban con una cómplice intimidad por parte de Katsu que entretenía a los mayores. El le contó que había discutido con su padre, que debía volver a Kyoto para estudiar allí y que su madre estaba arreglándole un matrimonio que le convenía a la familia. Kaoru no sabía que decir ya que sinceramente no entendía como podía ser que aún en el tiempo en que ellos nacieron la gente seguía arreglando matrimonios por conveniencia.
Algo que ninguno de los dos se esperaba pasó cuando él, casi sin querer, dijo que realmente no se quería ir. Ella lo abrazó fuerte, casi tirándolo al piso y le pidió que no se vaya, que si el se iba ella se iba a morir de tristeza. Aoshi, sacando fuerzas de donde suponía que no tenía, juntó valor y le dijo que si ella se lo pedía el no se iba a ningún lado porque ella era todo para él. Esa misma noche se pusieron a salir, se dieron su primer beso y se sintieron unos tarados por no decírselo antes. Ella admitió que se veía muy bien como estaba pero que ella siempre lo iba a querer más por lo que era que por lo que parecía.
Cuando él terminó el secundario tuvo una propuesta de trabajo muy interesante de una compañía de vídeo juegos que estaba interesada en sus trabajos sobre mundos medievales y que se había enamorado de varios diseños de él. Esa compañía era SquareSoft, que tenía contratos con Nintendo y quería hacer un nuevo formato para una consola nueva que saldría a la venta en breve (un trabajo conjunto entre Sony y Nintendo), pero mientras tanto quería que trabajara en los proyectos actuales de un conocido juego de rol, Final Fantasy. Aoshi, que no podía creer su suerte, aceptó después de hablarlo largo y tendido con su chica, sus mejores amigos y familiares más cercanos, que eran su abuelo, hermano y los Kamiya. Al ver el potencial del chico decidieron tenerlo siempre bien pago así nunca se quejaría de trabajar en la compañía, cosa que hizo que pueda aplazar su ida a Kyoto con un fundamento menos controversial que el noviazgo con Kaoru. En un principio no había problemas con el nombre falso de Aoshi (era para que su padre no se de cuenta de que era él) , que siempre lo ponían entre los encargados de sonido. Se armó lío cuando entre los encargados de sonido entró, con mucha mala suerte, un verdadero Tomohiro Kamiya.
El director, tratando de que no se arme más escándalo por solo un nombre pensó en la mejor solución, decirle a Aoshi que tome otro nombre falso, pero este se negó rotundamente. Una vez, cuando Tomohiro, el hermano de Aoshi, hablaba con Kaoru sobre sus sueños frustrados de escritor, se colgaron hablando de una historia que había creado Tomohiro pero que nunca había publicado. El protagonista se llamaba Hideo Minaba y era un chico que siempre tenía que pasar por muchas pruebas, conocer mucha gente y vivir intensas aventuras con un trasfondo romántico. Lo bueno era que las aventuras no estaban relacionadas y eso hacía que Hideo nunca recordara lo que había pasado en la aventura anterior.
Fue así como el director de arte de SquareSoft pasó a llamarse Hideo Minaba, en honor a la historia inédita de su hermano con la que siempre se la pasaban hablando con su novia.
Cuando su hermano falleció, Aoshi se sintió morir con el. Kaoru no se despegó de él ni un segundo y muchos sospechan que en realidad Misao fue concebida en esas fechas más que en la luna de miel. Sea como sea el caso, Kaoru fue y será en la vida de Aoshi el gran cable a tierra y el sustento principal de todas las acciones del último varón Shinomori.
"La mujer de Tomo nos dijo en el velorio que el siempre se la pasaba hablando de tu papá y de mí" decía Kaoru mientras giraba la taza de té haciendo que se mezclen y mezclen las hebras del fondo. "Tu abuelo en un principio no quería saber nada de mí, pero yo hice lo que me pareció correcto y me gané su confianza. Tu abuela era una mujer muy cariñosa, lástima que criada para no mostrar sus emociones. Fue una experiencia inolvidable cuando una vez nos fuimos todos de vacaciones (tu eras muy bebita para acordarte) y el abuelo no podía dejar de decir lo feliz que estaba con toda la familia junta y lo orgulloso que estaba de sus hijos. Pero aun no respondí tu pregunta" agregó, ahora mirando a Misao a la cara que se la veía ansiosa por saber. Tomando un respiro y un último trago a su té empezó "Si te digo que me di cuenta cuando me dijo que ya no lo vería, te estaría mintiendo. Ese día me di cuenta, entre otras cosas, de que además de quererlo como lo hacía, realmente necesitaba que él esté conmigo, no por ese momento, no por un mes ni por un año más... quería que esté conmigo siempre, el poder compartir cosas con el. Y la verdad es que no solo me salió decir que me moría si el no estaba no por una cuestión puramente dramática, sino que la forma en la que se me escurrió algo en el pecho, me dio a entender que todo iba a ser absolutamente horrible si el no estaba a mi lado.
No sabía cuanto lo amaba a tu padre, solo sabía que era lo suficiente como para seguirlo hasta el fin del mundo ida y vuelta y más también. Creo que me di cuenta de que era él cuando un día caí en que no había nadie que me hiciera sentir tan plena, tan feliz y tan mujer como tu papá. Y él lo hacía sin proponérselo. Me miraba y yo me derretía y me hacía sentir miles de cosas que con otros no sentí. Me hacía sentir importante, querida y especial de una forma en la que yo sentía que nadie más podría hacerlo. Tal vez ahora tenga mejores palabras para definirlo, porque el tiempo pasó, mis sentimientos maduraron junto con nuestra relación y aún sigo sintiendo tan fuerte por él como la primera vez que me besó en la mejilla hace más de diez años. O cuando me incluyó entre su nombre clave en Final Fantasy. Ya no sé dónde dejar de contar. Solo sé que es él y no puedo dejar de sentirlo de otra manera".
Sin darse cuenta Misao estaba llorando. A ella, salvando las distancias, le había pasado algo parecido con su nuevo amigo. Abrazando fuerte la bufanda que tenía el perfume de él, su madre la miraba complacida. Hacía unos días, hablando con Tomoe, ella le había contado que su sobrino que por naturaleza era de hablar mucho andaba taciturno y solo hablaba de Misao. Tal vez por allá pasaba algo parecido, solo esperaba que si algo debía pasar, que pasara lo mejor para los dos.
Pasando totalmente inadvertido y con una sonrisa boba, Aoshi escuchaba todo lo que hablaban. Era impagable el escuchar como a pesar del tiempo y las situaciones, la persona que más querías te seguía amando con la misma intensidad. Ojalá el no fuese tan duro y le pueda decir más frontalmente a su esposa como sentía por ella. Lo que lo dejaba medio descolocado era la actitud de Misao, que estaba rara en estos días. En eso escuchó la voz de su hija así que aguzó el oído.
"Pero mamá, hablé con él hoy y nos dijo a mí y a los chicos que tenía que volverse a Akihabara en tres días. No sé que hacer para hacer que no se vaya. ¿Y si no siente lo mismo por mí¿Qué voy a hacer?"
"Misao, no puedes quedarte con todo eso adentro. Junta coraje y dile que sientes. Si el te quiere, ya verán que hacer. Y si no, bueno... al menos te has enamorado una vez. Hay gente que se va de este mundo sin haber amado ni un instante". Misao asintió y le dio un abrazo grande a su mamá, para luego llenarla de besos.
"Papá es muy afortunado de tenerte y yo de que seas mi mamá. Gracias por ser tan genial con ambos y aguantarnos"
"Es un placer, bebita. Ahora descansa que mañana cuando estés más tranquila tendrás mejores ideas. Que duermas bien. Por cierto, linda bufanda" y se fue con un guiño.
"Fue muy lindo lo que dijiste cuando hablabas con Misao", le dijo una voz grave que hablaba a sus espaldas, tan bajito que solo ella lo escuchaba. "No dije nada más que la verdad, amor", contestó ella, todavía un poco ansiosa cuando estaba con él. Si bien le había dicho que no le había salido nada malo en los análisis no le había contado lo de su embarazo. Estaba segura que de esta noche no pasaba, a menos que él tenga planes mucho mejores. "Tu sabes que lo mío no son las palabras¿cierto? Pero quisiera saber como decirte todos los días, de una forma mejor, lo mucho que estoy enamorado de ti. No te cambiaría por nada del mundo"
"¿Ni siquiera por Tifa, o Yuna?"
"Ni siquiera por todo el oro, mujeres y poder del universo. Ni a ti ni a Misao."
"Amor¿podemos ir a nuestro cuarto? Quiero decirte algo importante". Aoshi, que no esperaba una clase así de reacción no hizo más que asentir con la cabeza mientras caminaba detrás de ella agarrándola de la cintura. Bajaron por la escalera con cuidado, aún sin separarse (la ventaja de que Aoshi fuese tan alto) y llegaron a su cuarto que estaba en la planta baja. Kaoru entró primera y se sentó en la cama. Su marido cerró la puerta casi sin hacer ruido para luego sentarse también en el borde de la cama pero con un rápido movimiento, la sentó en su regazo. Mejor no hacer más esta clase de piruetas, porque algo se estaba despertando y ella se veía seria y quería hablar.
Kaoru tomó aire y lo miró. Se dio cuenta de que si lo miraba nunca le iba a decir nada porque el look intelectual le sentaba muy bien y ya se le estaban viniendo ganas de poner los anteojos esos en la mesa de luz y llenarlo de besos. Empezó a jugar con los dedos de las manos y clavó la mirada en ellos, gesto que no pasó inadvertido para su marido que agarró ambas manos con las suyas y las entrelazó. Viendo que ella todavía no estaba lista para decirle lo que quería, el se puso a besarle el cuello y darle pequeños mordiscos para llamarle la atención.
"¿Y preciosa, que es lo que pasa?" Le decía en el oído entre beso y beso. ¡Así nunca iba a poder decirle nada!
"Amor... ¿recuerdas... lo de los análisis de la otra vez?". Él asintió con la cabeza, sin dejar de hacer su tarea. Sin querer Kaoru dejó escapar un gemido al contacto de la lengua de él con cierto punto sensible en el costado. "Bueno, hay una cosa que no te conté, por miedo a que te enojes conmigo o algo así... ahh, espera un poco... realmente quiero decírtelo"
Ya con una de las manos adentro de la ropa de ella empezó a acariciarla lentamente. "Dímelo", le contestó, con la voz un poco más ronca y se puso a jugar con el lóbulo de su oreja. ¿Cuál era el problema con este hombre?
"Aoshi, bueno... somos padres". El se rió suavecito mientras la daba vuelta, ahora mirándolo frontalmente. "No te preocupes, preciosa, conozco a Misao. Es un poco complicado tenerla metida en un placard por 16 años así que no dudes que sé de su existencia"
"Tal vez el calor hormonal le bloquea el sentido", pensó Kaoru. "No, no, amor... otra vez. Tengo un mes de embarazo". Aoshi se detuvo en sus caricias y paró en seco con los besos. ¿Embarazo, Bueno, eso tenía mucho sentido, más que la gastritis esa misteriosa que ella le había dicho. Hacia solo dos meses en los que ella le había dicho que ya no iba a tomar los anticonceptivos que le regulaban las menstruaciones así que era altamente probable que el haya escuchado lo correcto. "Claro que ya somos padres, idiota" se repetía, "si estuvieses pensando con la otra cabeza en lugar de la que tienes en la zona sur todo este razonamiento hubiese llevado menos tiempo". Cayendo en cuenta, ahora por completo, de que iban a tener un bebé casi lo mata de felicidad. Kaoru estaba muy tiesa, esperando una reacción mientras veía la cara de él tomar distintas expresiones para anclarse en una sonrisa y abrazarla fuerte.
La misma expresión de hacía casi 16 años cuando ella le dijo que venía Misao en camino.
"¿Y como se lo tomó?" Preguntaba Tomoe que estaba sentada en el sillón más grande del comedor de su casa. Ahora que estaba de ocho meses y días la panza ya le molestaba. No solo pesaba y le tiraba (Kenshin varias veces tenía que pasarle cremas por el abdomen por eso. No es que le incomodara a ninguno de los dos, por supuesto) sino que la estaba matando el dolor de cintura. Ella era una chica bastante menudita, como buena japonesa, y el tener un niño adentro de más o menosun kilo y medio era una carga importante.
Para colmo, a la noche, al condenado se le daba por hacer gala de su habilidad nonata para el fútbol, pateando como un descosido. Aunque Kenshin lo encontraba adorable (y para ella lo fue en un principio) en estos días le estaba empezando a molestar. Eso sumado a la paranoia que les metió el obstetra con el tema de que era muy probable de que ya empiecen a sentir falsas alarmas con el tema de las contracciones. Decir que hicieron todo el curso y siempre tenían un bolso listo ante el primer dolor continuo así no los agarraban desprevenidos. Mientras, Kaoru estaba sentada frente a ella en un sillón más chico y miraba contenta a sus vecinos. Kenshin les había traído algunas cosas para comer acompañadas de una taza de chocolate caliente. Una vez que había dejado todo sobre la mesa, les acercó las tazas a sus acompañantes y se sentó en la otra punta del sillón en que estaba su mujer. Tomoe entendió el gesto y con una sonrisa y un beso entendió el gesto de su marido. Subió los pies al regazo de él que se puso a hacerle unos masajes.
Kaoru solo esperaba que Aoshi también fuese tan atento como el pelirrojo. Si bien cuando estuvo embarazada de Misao el se había portado de manera ejemplar (es más, la trataba como si fuese a quebrarse en cualquier momento) esperaba que en este momento también lo sea. "Él estaba muy contento. Estaba tan contento que no sabía que hacer ni que decir", recordó Kaoru. ¿No había necesidad de dar todos los detalles de cuando si encontró como festejar, no?. "Él quiere que sea otra niña, pero yo quiero un chico, uno que sea igual que él" decía ella con una sonrisa. Sería divino tener su mini Aoshi, pero que este se ría un poco más y que tal vez le guste escribir como a ella...
En eso se escuchó un portazo y un descolocado Soujiro vio como los tres adultos que estaban en la sala lo miraban asustados. "Uh... mil disculpas, no sabía que estaba de visita, Shinomori-san. Tío, tía, perdón por azotar la puerta, no quise asustarlos" decía entre balbuceos el joven. Venía medio despeinado y agitado. Se sentó cansado y una vez que estuvo más cerca Kaoru tomó aire sorprendida mientras Tomoe se incorporaba de golpe. "¿Quién te golpeo de esa manera, Soujiro?" dijo horrorizada al ver el labio partido y la mejilla maltrecha de su sobrino. Kenshin se levantó a buscar hielo y Kaoru fue a buscar un kit de primeros auxilios. Ya cuando estaban ambos en la sala con las dos cosas Kaoru se dispuso a curarlo.
"El señor Shinomori se enojó conmigo por un malentendido y casi me mata" dijo cansado. Kaoru lo miró atentamente, "¿Tiene algo que ver con Misao?" Preguntó y él asintió.
"Más vale que expliques lo que pasó aquí, chico. Si no yo misma te muelo a palos" contestó Tomoe mientras se volvía a sentar estirando las piernas.
"Todo empezó cuando pasé a buscar a Misao al colegio. Hoy habíamos quedado que íbamos a ir a los videos. Cuando llegué, Ayako me saludó primero y me dijo que quería hablar en privado conmigo. Una vez que nos quedamos solos, que era no muy alejados de la entrada (no quería que Misao piense que no la estaba esperando) Ayako me dijo que se estaba enamorando de mí. Me dejó un poco descolocado porque yo mucho no hablaba con ella así que no sabía bien que decirle. Además, no sé como reaccionar a esa clase de cosas que nunca me pasaron..."
"¿Qué se te enamores?" Preguntó Kenshin.
"No...", contestó cabizbajo "eso afortunadamente me pasó, lastima que todo esté tan complicado ahora. Nunca me pasó que se me hayan declarado, yo era el que siempre iba como un tarado esperando que lo rechacen"
"Entonces rechazaste a Ayako... ¿Pero porque te pegó mi marido?"
"Eso pasó así: cuando yo rechacé a Ayako ella no parecía muy contenta con mi decisión. Hizo lo que ella pensó que era mejor, así que me plantó un beso. Yo la corrí inmediatamente pero no todo lo rápido que era suficiente para que Misao no me vea. Ella salió corriendo para su casa y yo la seguí-"
"¡Soujiro, no puedes correr tanto, tu asma!"
"Créeme, en ese momento lo que menos sentí fueron mis pulmones, tía.
El asunto es que no sé como, pero la alcancé en la puerta de su casa. Ella estaba a los gritos y mucho no entendía que le pasaba. Me tiró la bufanda que le presté en la cara y, como no pensaba darme por vencido, la seguí hasta la puerta. Ella me gritaba que era un condenado y que no quería volver a verme y creo que en ese momento apareció el señor Shinomori. La verdad no lo recuerdo, estaba tan herido por las palabras de ella que si no fuese porque Misao lo frenó, el bien podría haberme matado y yo ni cuenta que me daba"
Se hizo un gran silencio, que se rompió cuando Kenshin le alcanzó otra taza de chocolate a su sobrino. Este se la agradeció con una media sonrisa y tomó un trago. Sin darse cuenta se tocó el labio que tenía lastimado y casi tira todo el chocolate al suelo. Kaoru lo miraba sin decir nada, sabiendo que le tocaba ser, por una vez más, mediadora con su marido. "¿Sabes que el cumpleaños de Misao es mañana, no?" dijo Kaoru. Soujiro la miró y asintió. "Entonces espero que vayas con tus tíos mañana a mi casa para festejarlo. Vas como invitado mío y si me tengo que pelear con Aoshi para que entre en razón y para que Misao no sea tan tonta al menos estaré segura de que fue por algo que vale la pena".
Dicho esto saludó a sus vecinos, se puso los zapatos y su abrigo y marchó para su casa.
Al entrar hizo todo el ruido que pudo para mostrar que había llegado. Aoshi estaba en el baño así que pensó que lo mejor sería tener una charla con su hija antes de con él, ya que esa formula venía teniendo resultado. Subió las escaleras y pidiendo permiso abrió la puerta. Misao estaba recostada, hecha una bolita, en la cama aún toda vestida. La trenza colgaba descuidada del borde de la cama y la punta se movía con los pequeños espasmos de llanto que daba la chica.
"Ya te dije papá que no quiero verte, así que no vengas a tratar de sacarme información"
"Bueno, además de ciega te estas poniendo sorda, Misao", le contestó Kaoru, bastante ofendida por haber sido confundida con su marido. De chica le decían marimacho pero después de un parto y trabajo como modelo esperaba que al menos su propia hija la reconociera como mujer. Con una vuelta Misao encaró a su madre, que la miraba seria. Ella estaba recostada en la puerta y con la mirada reclamaba explicaciones.
"No me mires así. ¿Acaso ya confraternizaste con el enemigo?" le dijo molesta la menor. Kaoru levantó una ceja, confundida. ¿Enemigo¿De que hablaba?. "Sabes de qué te hablo, estabas en lo de Tomoe-san¿no es cierto? Seguro que solo sabes su versión"
"Que estoy segura que es la correcta" contestó tranquila.
"No puedes estar tan segura si no viste lo que vi yo. ¡Estaban besándose, yo los vi!"
"¿Cuántas veces te han besado, hija¿Tienes la certeza de que se estaban besando o ella lo besaba a él?"
Bueno... mirándolo desde ese punto de vista, la situación no parecía muy romántica, no si se tiene en cuenta el empujón de Soujiro.
"Me parece que el hecho de haberse besado es suficiente", contestó terca. Ya bastante con aguantar a Yahiko en el celular que también se había aliado con Soujiro. Bah, en realidad, el único que estaba de su lado era su padre pero el no tenía idea de lo que pasaba. Solo registró la incomodidad de su hija y actuó por instinto ya que cuando buscó respuestas la chiquilla tuvo en tupé de cerrarle la puerta en la cara y decirle que era un animal.
¡Un animal!
"Mira Misao, yo no vengo a convencerte de nada, pero si tu no arreglas tus cosas contigo misma, nadie las va a arreglar por ti. Eres una chica casi adulta que debe enfrentar sus problemas. Si tuviste un ataque de celos ahora hazte cargo, pídele una disculpa a tu padre por haber sido incomprensiva y otra muy grande a Soujiro que estoy segura que no hizo nada malo. Si no quieres saber su versión¿porqué no le preguntas a Ayako? Ella es tu amiga y no te va a mentir. Sincérate contigo y luego hazlo con él que quedó destrozado. Los invité a venir mañana a casa así que más te vale que arregles las cosas antes de que tu padre se mande un escándalo enorme mañana. Eso es todo lo que tengo que decir" y con paso resuelto se fue a su habitación. Misao, ahora boca arriba, miraba el techo en contemplación sobre que hacer. Había algo que estaba seguro, se había pasado el día de hoy solamente por ponerse celosa. Pero ella no era una chica celosa, al contrario, cuando Enishi era asediado por su fans club ella se mataba de risa al ver a las chicas volverse locas por su novio. Pero la sola idea de que pase lo mismo con Soujiro la llenaba de ira y ponía todos sus sentidos muy alerta. Todo con él era diferente y no estaba segura de querer entender esos cambios, no cuando el se iba la mañana siguiente de su cumpleaños. Ya no tenía más ponencias que hacer así que se podía volver a Akihabara como había pactado con sus socios. ¿Qué pasaba si no lo volvía a ver? Mejor no pensar en eso que hacía que le den ganas de llorar. No podía ser, sencillamente no era justo.
¿Acaso se había enamorado del hacker?
En eso sonó su celular con el nombre de Ayako en el visor. Mejor saber todas las versiones como le sugería su madre.
Al otro día, ya con el malentendido arreglado, la casa de los Shinomori estaba inusualmente con bastante gente. Los vecinos Himura, Hajime con su hija y esposa, Katsu con su nueva novia y varios amigos del colegio de Misao estaban festejando con ella su 17° cumpleaños. Kaoru estaba que no daba más porque se desvivía por atender a todos los invitados. En eso llegó la viuda de Tomohiro y se puso a ayudarla, haciendo que la cuestión se haga más liviana. La pequeña Megumi seguía como un patito a su tía Kaoru y ésta estaba más que feliz al ver que la niña la apreciaba tanto. De vez en cuando se daba vuelta, la cargaba y la llenaba de besos diciendo que la adoraba. Megumi la abrazaba fuerte y le decía que ella también y todos se reían cuando Tokio se ponía celosa. Misao, que no estaba demasiado arreglada, se veía genial en pantalones de jean y una camiseta al cuerpo color celeste. Los hermanos Shinomori miraban amenazadores a todo chico que hablara demasiado con la festejada, cosa que se ganaba una reprimenda por parte de una iracunda Misao. Soujiro, que también le daba una mano a Kaoru, casi no había hablado con Misao, no más que las interminables disculpas que le pidió ella y lo hacían sentir incómodo. Ayako también se disculpó por haber actuado como una idiota y la cuestión pasó como el malentendido que era. Yahiko, Soujiro y un par de chicos (donde felizmente se incluía Aoshi) armaron un pseudo campeonato de fútbol donde el ganador se llevaba una copia original del juego en una edición de lujo. No fue sorpresa cuando el equipo ganador resultó ser el de los mejores amigos de Misao, siendo el que se quedó con el juego Yahiko ya que Soujiro ya lo tenía. En el momento del brindis los padres de Misao dieron la feliz noticia a la festejada que no pudo menos que llorar de la felicidad por tener un hermanito en camino.
La fiesta pasó sin sobresaltos y todos la pasaron muy bien. Ya cuando todos se estaban yendo y Kenshin ayudaba junto con Aoshi a ordenar las cosas, Soujiro le pidió a Misao de hablar a solas. Mientras los dos subían las escaleras hacia la biblioteca de su madre a Misao le latía el corazón a mil por hora pero no por la subida. Cuando llegaron el le dijo que se tenía que ir porque lo estaban obligando, porque si por el fuera se quedaría. Dijo que había pasado un tiempo genial a su lado y que nunca había conocido una chica como ella. Admitió que, si bien desde el comienzo no se había fijado en ella por su apariencia sino más que nada por lo que era, la consideraba una de las mujeres más hermosas de Japón y de su universo. Le confesó también que habían crecido en él sentimientos muy profundos por ella y que estaba muy contento de que ella los haya hecho nacer y no otra persona.
En definitiva, le confesó que se había enamorado como un tarado.
Misao en todo el discurso de él estaba perdida en sus palabras, en la cadencia de su acento y en su voz. Pasando por toda una paleta de emociones, no sabía que hacer ni siquiera con su propio cuerpo. Cuando el terminó de hablar, en una frase final le pidió que lo perdone por ser tan inoportuno, de justo decirle cuando se estaba por ir, pero creía que era lo más correcto porque pensaba que el padre de ella no iba a aceptar la relación por la diferencia de edades. Le dio su regalo y ella se puso a llorar de la emoción. Era un colgante, de uno de sus juegos favoritos. Sabía lo que significaba así que lo aceptó feliz y lo abrazó con mucha fuerza. Ella le dijo que no podía darle una respuesta porque no estaba segura de lo que le pasaba así que Soujiro se fue a la casa de sus tíos con un peso menos de encima pero con una gran tristeza en el corazón por sentirse nuevamente rechazado.
Esa noche Misao no pudo pegar un ojo. Le daban vueltas las palabras de Soujiro que había sido valiente y le había confesado lo que sentía. Ella, en cambio, por miedo a que la lastimen, se había quedado con todos sus sentimientos guardados. Se sentía fatal y se moría de ganas de llamarlo para decirle lo que sentía, que no se vaya. Pero ya era demasiado tarde. En eso se levantó Aoshi a buscarse un vaso de agua. Kaoru, todavía adormilada le dijo que se vaya a fijar como estaba Misao, que era más que obvio que desde que se había marchado de su casa Soujiro ella no había estado bien. Él fue, todo lo sigiloso que era y apenas tocando la puerta recibió el permiso de su hija. Misao, sobresaltada, no esperaba que su padre se levante a verla, sabiendo que esa clase de consejos sentimentales le salían mejor a su mamá. El se sentó en el borde de la cama y la chica se sentó, sin mirarlo. Aoshi le preguntó si ella estaba bien, que todos se habían quedado muy preocupados al notarla rara en el día de su cumpleaños. Misao negó con la cabeza, diciendo que en realidad le había parecido y que no pasaba nada. Sabiendo las mañas de su hija, le preguntó de forma más amable que pasaba que el se había quedado preocupado junto con su mamá. Al ver la tristeza en los ojos verde azules de su hija entendió por completo que pasaba. Su mujer, para variar, tenía razón.
Misao le contó, en pocas palabras, que ella se había dado cuenta tarde que era una cobarde que estaba enamorada de Soujiro (que hizo que Aoshi se acomode incómodo en la cama) y que ahora ya no podía hacer nada. Aoshi estaba en una clara disyuntiva. Si bien no estaba del todo contento con la elección de Misao no podría haber pensado una mejor. Al mismo tiempo, pensaba que si las cosas no pasaron en su momento tal vez estaban destinadas a no pasar... pero le partía el corazón verla así de triste. Así que, mientras la consoló ante un inesperado ataque de llanto se fue a dormir para hacer lo que todo padre debe hacer.
Hasta lo imposible por la felicidad de sus hijos.
Contunuará...
N. de K26: Bueno, falta un capítulo. (suspiro). Al menos estoy muy agradecida de que haya contado con el apoyo incondicional de mis amigas (Pola y Blanca) y mi lectora favorita, Gabyhyatt.
En estos días me llegó un mail por parte de varias personas de fanfiction que me dicen que ya no se puede hacer lo usual con las respuestas a los reviesws. Así que espero que no se ofendan las personas que me dejaron sus comentarios y por motivos de fuerza mayor no puedo dejarles mis respuestas. Quiero que sepan, porque nunca está de más decirlo, que agradezco imnensamente que me lean y que se tomen el tiempo de dejar review. Les mando muchos besos a todas.
Me despido hasta la próxima. Saludos!
Kirara26
