Disclaimer: Rurouni Kenshin no me pertenece, como tampoco ninguno de sus personajes. No gano nada económicamente con esto, solo la alegría de saber que a alguien le gusta.
El Padre de la Novia
6° capítulo
El día siguiente amaneció soleado pero muy frío. Soujiro tenía mucha fiaca de salir de la cama, que estaba tan calentita, para tener que levantarse y salir afuera. Decir que su tío lo llevaba con el auto porque sino la cosa sería el doble de horrible. Tomoe estaba durmiendo aun porque se había cansado mucho el día anterior y su tío le estaba preparando el desayuno. Para ser fin de semana se estaba despertando inusualmente temprano y todo para agarrar ese maldito vuelo. No podía evitar estar un poco de mal humor porque sinceramente odiaba levantarse temprano. Él era una cucaracha, como le decía su tía, por vivir mas de noche que de día. Las cosas solo habían cambiado con su llegada a Tokyo ya que como casi todos sus amigos estaban en el colegio y debían levantarse temprano al otro día, se veían más que nada por las tardes. Yahiko le había prometido que lo iba a ir a saludar a la casa de Kenshin. Así que mientras se terminaba de arreglar en el baño (bah, terminaba de mortificarse por esas horribles ojeras) no se sorprendió al escuchar el timbre y la voz cordial de su tío que saludaba a un somnoliento Yahiko. El chico lo esperó en la sala donde hablaba animado con Kenshin. Aparentemente recordaban una anécdota de Kenshin, de un día que se apareció en el dojo y, como no tenía nada mejor que hacer, se puso a practicar con ellos. Luego jugó un partido corto con Kaoru y la cosa se puso genial. Soujiro escuchaba a sus acompañantes mientras comía su desayuno y los otros hacían lo mismo. En eso volvió a sonar el timbre para encontrarse con una muy abrigada Kaoru que tenía una bolsita de papel en la mano. Le trajo un regalo, que como ella era muy mala tejiendo había decidido que era mejor comprarlo. Era un sweter azul oscuro, con cuello alto y que ella quería que se lo tome como agradecimiento por haber cuidado tan bien de Misao cuando estuvo en Tokyo. También le dijo que esperaba que no perdieran el contacto y se vieran lo más pronto posible ya que ella se había encariñado mucho con el, como sabía que le pasaba al resto de su familia.
Mientras ellos hablaban Kenshin fue a darle arranque al auto, así ya iba calentando el motor. Cuando volvió demasiado rápido todos le preguntaron que había pasado. El contestó que algo había pasado que ahora el auto no encendía no importa que hiciera. Kaoru se ofreció a llevarlo así que fue para su casa antes de que alguien objetara. Así que como muchas opciones no quedaban, se fueron todos para la casa de los Shinomori. Se subieron a la camioneta, que teniendo en cuenta que eran varios venía muy bien y Soujiro casi se desmaya del susto al ver que Kaoru no estaba en el asiento del conductor sino que sonrientemente saludaba desde la puerta.
El que manejaba, con una cara seria tremenda, era Aoshi.
Misao recién se levantaba, preguntándose cuando era que se había dormido. Se acordaba de haber hablado con su padre, en la mitad de la noche en la que aún no conciliaba el sueño. Luego había llorado como una niña hasta que supuso que por la irritación en los párpados se había terminado de quedar dormida. Ahora su mamá la estaba zamarreando con un té con leche en la mano diciendo que más le valía que se levante, que los Shinomori no se escabullen de los problemas sino que los enfrentan.
Bueno, en realidad era un dicho del padre de ella pero como las familias se juntaron...
Misao veía para donde apuntaba lo que decía su madre, y no podía dejar de estar de acuerdo. En estos días se portó como una cobarde y si estuviesen vivos alguno de sus abuelos le darían una reprimenda más larga que la muralla China. Se tomó su desayuno (que le quemó la lengua y la garganta, así andaba abanicándose la lengua mientras se vestía y la mamá de ella le preparaba la cartera), se vistió al galope y se arregló un poco frente al espejo. Mientras se higienizaba su mamá se fue a prender el auto y le decía a una emocionada Ayako que se metiera de una vez adentro con una amiga de ella, una chica llamada Tsubame. Misao bajó nerviosa y se metió a los apurones adentro del auto, dejando atrapado en la puerta parte de su abrigo que hizo que todas se rieran y se queme un poco la tensión en el ambiente. Manejando tranquila pero rápido, Kaoru se dirigió al aeropuerto mientras veía algo que nunca olvidaría.
Misao iba despacito y con toda la paciencia desarmando su larguisima trenza.
Ya una vez estacionados, Kenshin se fue a la parte en la que se despachaba el equipaje acompañado de Yahiko. Eso significaba que había dejado a Aoshi solo con Soujiro y eso le estaba alterando los nervios al menor de los dos. El tipo no había cambiado su postura recta y formal y, sin dudas, si alguien pasaba iba a pensar que Soujiro al lado de Aoshi era un adolescente. Rompiendo el hielo, Aoshi dijo que se sentía halagado de que el haya pensado y deducido correctamente su nombre clave. Dijo que por eso se había ganado parte de su respeto. Además, que después de su charla acerca de programación según su criterio tenía un nivel excelente de conocimiento. Soujiro no hacía otra cosa que asentir halagado ante un tipo tan importante como el que tenía enfrente. Pese al montón de leyendas urbanas que había en torno a la forma de vida, la personalidad y hasta la apariencia física del famoso director, descubrió que en realidad era una persona brillante que le gustaba vivir en el perfil más bajo posible aún cuando había tenido una crianza llena de lujos. Y el tipo tenía una familia que lo adoraba y amaba tanto sus trabajos como a el mismo.
Ya poniéndose más serio le preguntó que clase de intenciones tenía con su hija, ya que había escuchado sin querer parte de la conversación que habían tenido en la biblioteca y no podía evitar preocuparse por su primogénita. Soujiro le contesto que el solo quería, sinceramente, que Misao sea feliz. Pero sabía que si el no podía darle la felicidad que él quería para ella, no soportaría verla que la tenga con otro. Que sentía ser tan egoísta pero no podía evitarlo. Aoshi sonrió ante esa respuesta, pensando que si bien con Kaoru las cosas no hubiesen salido en la forma que lo hicieron, él estaría devastado como para verla lo más bien con otro hombre. Dijo que lo entendía, que el tampoco podría si estuviese en sus zapatos y que realmente pensaba (no, estaba seguro) que debería hacer el intento, si es que realmente estaba enamorado de Misao. Soujiro, como si le hubiese pegado un rayo, le corroboró y aseguró que sus sentimientos hacía Misao no habían cambiado, sino aumentado, si es que eso era posible.
Entonces Aoshi jugó su carta maestra.
"Sabes, Seta-san, en la empresa siempre tengo problemas para terminar aspectos de programación de mis diseños. Yo tengo que darles los aspectos generales a casi todos los escenarios y eso es un trabajo bastante complicado y sin lugar a dudas, agotador. En estos días estuve haciendo un par de entrevistas a candidatos para el puesto de asistente pero nadie daba con el curriculum que yo necesito. ¿Tu terminaste tu carrera?"
"Me falta solo una materia, señor", contestó serio.
"¿Y tienes que rendirla necesariamente allá?"
"Bueno... en realidad no necesariamente. Tiene que ser una materia que haga más fácil la presentación de mi tesis..."
"¿Y en la Universidad de Tokyo no tienen nada que se ajuste a tus necesidades?"
Con una sonrisa de oreja a oreja contestó "es bastante probable, señor. Tendría que ir a hacer un par de averiguaciones a la Universidad de Tokyo, sin dudas"
"Y supongo que no tienes problemas que te acompañe para ver si puedo mover algunos de mis contactos"
"Por supuesto que no, señor"
Extendiéndole la mano, le corrigió "No, no, Seta-san, a partir de ahora no soy más señor, soy tu jefe. Así que si me das la mano, cerramos trato y te pones a trabajar conmigo. Estas en elequipo, mientras no la embarres con una de mis porristas favoritas¿me entiendes?"
"Claro, jefe", le contestó, tomando la mano extendida con firmeza. "Siempre y cuando ella me acepte"
Haciendo un gesto con la mano terminó "Claro que va a aceptar, es una Shinomori. Cabeza dura, pero no estúpida"
Misao corría como alma que lleva el diablo hasta donde le habían dicho Kenshin y Yahiko que estaba su papá con Soujiro. Cuando ella llegaba su padre dejaba solo a Soujiro luego de decirle algo que lo había dejado bastante contento. Con energías renovadas y el cabello largo que le tapaba casi toda la espalda se acercó a Soujiro por detrás dándole un susto de novela.
Cuando se dio vuelta a ver quien era el que lo llamaba, casi se cae de la impresión. Ante él estaba la mujer más preciosa del universo, que tenía una semejanza con Kaoru que daba miedo, con su larga melena azabache. Con los mismos ojos juguetones y la sonrisa compradora, Misao con el pelo suelto lo miraba con un tierno sonrojo en las mejillas. Con una sonrisa tan linda no pudo evitar sonreír el también y ella lo agarró de las manos, cosa que puso el corazón del chico a mil revoluciones. Pese a que ambos estaban hechos un desastre con las ojeras enormes y la palidez de la falta de sueño, ellos se veían ideales el uno con el otro. Kaoru miraba con Ayako y Tsubame desde la lejanía, donde un Yahiko sorprendido miraba a la compañera de pelo corto de Ayako como si fuese un tesoro en el fondo del océano.
El con su cosa con las chicas de pelo corto.
"No pensé que vendrías" le dijo el suavemente, con el acento que a ella tanto le gustaba.
"Yo no estaba segura, prácticamente me tiraron afuera de la cama, jaja!"
"¿Entonces no querías venir a verme?"
"¡Claro que si! Solo que no terminaba de juntar valor para venir a decirte algo muy importante. Me quedé toda la noche pensando en lo que me dijiste, en el regalo que me diste"
"Estaba seguro de que te gustaría"
"Lo adoro, es muy lindo... Soujiro... yo quería decirte que, después de pensar mucho en lo que me dijiste decidí que no voy a dejar pasar la oportunidad. Como una vez me dijo mi mamá, una vez que uno se enamora tiene que disfrutarlo, ya que hay gente que se va de esta vida sin sentirlo un solo instante. Lo que quiero decirte, en pocas palabras es que... te amo. No sé cuando empezó pero sé que ahora no quiero que te vayas. Quédate aquí, conmigo, sino yo te seguiré hasta donde vayas si hace falta"
"No es necesario, Misao, ya he hecho un par de arreglos que nos ayudaran mucho"
"¿Arreglos?", preguntó extrañada. "Ah, si. He tenido una propuesta de lo más interesante, de trabajo, de un señor que se llama Hideo Minaba. Dijo que necesitaba un asistente y que yo le iba a venir muy bien. La única regla es no lastimar a la mejor de sus creaciones, aunque creo que antes de que pase eso... me corto los dos brazos"
"Ese tipo Hideo es un genio¿no te parece?"
"Sep, siempre lo admiré mucho"
"Yo lo admiro casi desde que nací", dijo Misao, que hizo que ambos se mataran de la risa. Soujiro con un suave tironcito la tiró hacia delante de manera en que estaban abrazándose lo más contentos. Algunas personas, que miraban complacidas, paraban a levantarle un pulgar a Soujiro que les guiñaba el ojo en agradecimiento.
Kaoru y Aoshi miraban contentos como su hija había superado sus miedos y se había entregado al riesgo de amar a alguien y ser lastimado, pero sabiendo que la felicidad de compartir el cariño era más que suficiente como para compensar los malos ratos. El, que la abrazaba por detrás, cerraba sus brazos haciendo que ambas manos terminen descansando en el abdomen de su mujer que todavía estaba bastante plano. Se moría de ganas de ver de nuevo a la preciosa mujer que tenía entre sus brazos con esa adorable panza de embarazada que le sentaba de maravillas. Kaoru se sentía genial viendo como su nena crecía de una forma tan sana, en un ambiente tan bueno y rodeada de gente maravillosa. Y ella se sentía la más dichosa por poder ser parte integrante de esa familia que formaba con su adorada Misao y el fabuloso hombre que las cuidaba como si fuesen tesoros.
"¿Sabes, amor? Yo creo que ellos van a ser una gran pareja¿no crees?" decía Kaoru, aún contemplando como Soujiro le acariciaba las largas mechas a Misao, para luego ponerlas detrás de sus orejas.
"Por supuesto, no me hubiese tomado tantas molestias si no tuviese esa certeza. Además, yo no le voy a dejar a cualquiera que se crea dueño de una de mis personas más especiales". En una mueca de falsa sorpresa, ella se dio la vuelta, haciendo que las manos de su marido se apoyen en su cintura. "¿Y quien es usted, su majestad, para andar disponiendo de las relaciones de sus hijos de esa manera?"
"No sé ni como lo pregunta, su alteza", contestó mientras se arreglaba los anteojos. "El padre de la novia, por supuesto"
Ocho meses y medio después los Shinomori eran bendecidos con un par de gemelos hermosos. Ambos varones y de facciones muy parecidas a las del padre, los dos niños eran la alegría de la familia y la locura de Misao, que era la hermana mayor más feliz del universo. Soujiro, que la acompañaba a todos lados estaba encantado con el par. Aoshi estaba que no cabía del orgullo y Tomoe, que estaba con Akira en brazos y tenía casi 7 meses, los miraba atento con sus ojitos negros. Su pelo, de color rojo oscuro parecía hecho de seda y tenía unas adorables pecas sobre la nariz. Kenshin mientras tanto se entretenía con Megumi, que también estaba emocionada con los gemelos, pero haciéndoles muchos dibujos para poner en la habitación de ellos. Kaoru estaba radiante, pese a haber pasado por un insufrible trabajo de parto. Había conseguido lo que tanto quería, un mini Aoshi y además de eso, parecía que el cielo le agradecía ser una buena chica ya que se lo había mandado en pares. El padre estaba embobado con los chiquitos y no dejaba de ayudarla con ellos.
Mientras todos estaban en la habitación principal, Misao fue a abrirle la puerta a Yahiko, que venía con su típico ramo de flores de felicitación que le mandaban entre todos los chicos del dojo y venía una chica detrás, bastante tímida que Misao conocía muy bien. Tsubame.
Se saludaron y guiando a los chicos a donde estaban sus hermanitos, Misao los dejó en la puerta para ir a preparar un poco de té a los invitados.
Sep, después de muchas cosas, ella seguía considerando que para tener 17 años, dentro de los estándares de felicidad ella podía considerarse una persona muy feliz. Sintiendo la presencia de su novio detrás, que la ayudaba a disponer las cosas en la bandeja se corregía.
Su felicidad ya había pasado los estándares así que no había forma de medirla.
Game Over
N. de K26: Bueno amigotas, se finite, o sea, se terminó. Yo creo que quedó bastante bien, considerando que es corta. Un abrazo enorme a Bizcochia U-u, Blankaoru y Gabyhyatt que me siguieron desde el primer capítulo. Se los dedico a ellas, el completo de la historia, por ser tan buenas chicas, independientemente de los reviews, fics o lo que esté relacionado con esto.
Me dejo de tanta charla y les pido disculpas por no haber actualizado antes. Ayer mi sobrino cumplió su primer añito y volví tarde y cansada del festejo. Un brindis por Lautaro! Yupi!.
Besos a todas, nos seguimos viendo.
Kirara26
