"Lagrimas de Sangre"
Capítulo 1
"La Emboscada"
El mundo de los magos había cambiado, la paz que había reinado desde hace muchos años se esfumaba lentamente, en medio de las manos de gente perversa, esos encapuchados que en el nombre del innombrable y junto a el, matan a inocentes, que no estén de acuerdo con su fin El Poder.
Como siempre, el ministerio de magia, ciego y evasivo de la realidad, simula una paz inexistente, en donde un pueblo queda a la deriva, pues el que lo dirigía está prófugo, o más bien no existe, y se busca al nuevo capitán de un barco ingobernable, por un lejano sitio de paz.
Por aquel dominio de la luna, de aquella intranquila paz, un ave, de plumaje dorado, y lleno de fuego incandescente, un Fénix, vuela surcando los aires de aquella fría y señorial noche, hacia un valle de ciudades magas, llamado Godric Valeu, en el cual se encuentra esa casa de fina madera, pintada de blanco con marcos en las ventanas y puertas, hechos de hierro negro forjado.
La casa de dos magos famosos, que esperan órdenes para actuar sobre su deber, proteger de los mortífagos y el despiadado Lord Voldemort, a la mayor cantidad de inocentes posibles.
Finalmente el fénix se detuvo, posándose en el dintel de la ventana, que se encontraba abierta, dio un pequeño chillido, y una fina y delgada mano lo acarició, desató la carta que llevaba atada en su pata, la abrió cuidadosamente y comenzó a leerla.
-James, ha llegado una carta de Dumbledore, debemos irnos- dijo una dulce y fina voz, de una mujer.
-Entonces, ¿hay problemas? Lilie- dijo un señor como de unos veinticinco años, entrando en la habitación, y tomando la carta para leerla.
-Bien, si debemos ir pero ¿y qué pasará con Phoebe y Harry?-
-Bien pues yo pienso que podríamos dejarlos bajo el encantamiento de Fidelio, James- le contestó Lilie.
-Es buena idea alistemos todo y partimos lo antes posible- dijo James
-Vamos- dijo Lilie, y los Potter partieron en medio de la luz de la luna, hacia la guarida de la orden del fénix.
Al ver el fénix que su misión en aquella casa estaba cumplida, siguió hacia su segundo destino, un pueblo llamado Hellentown que se situaba a dos pueblos de ahí en el cual vivía una familia de magos, y aurores, que esperaban al ave, para saber noticias sobre su misión.
El ave llegó al número 623 de la Avenida Read Beach en Hellentown, a una casa grande y bien parecida, voló hacia la ventana que tenía un luz parpadeante, símbolo de que la chimenea estaba encendida y repitió el mismo chillido que había dado minutos antes dos pueblos mas atrás.
Esta vez la mano del señor de la casa, tomó la carta que el ave llevaba en la parta izquierda, la leyó acarició al ave y dijo.
-Buen trabajo Fawkes, puedes irte-
El ave chilló en aprobación y tomó el vuelo de nuevo, mientras que el señor bajaba las escaleras hacia el segundo piso de la casa, con la carta en la mano, hasta encontrase con su esposa, que se despedía de su hija menor, de diez años, la cual se iba a la cama.
-Caroline, amor, nos ha llegado carta de Dumbledore, dice que nos necesita en cuartel debemos irnos-
-Bien Guilbert, sube a cambiarte y a alistarte, voy a bajar a hablar con Taiwing y a dejarle instrucciones y ahora subo- dijo la Señora de cabello dorado, con ojos azules, y con su piel blanca como la nieve.
-Bueno amor no te tardes, debemos irnos – dijo el señor Guilbert, que era de ojos verde esmeralda, y de cabello rubio cenizo.
La señora Caroline, bajó las escaleras hacia el primer piso y pudo ver en la cocina a un chico de cabello rubio oscuro, y ojos azules, y con una sonrisa pícara, tomarse un vaso de leche, mientras reía con la elfina que le hacía fuegos artificiales, explicándole las ferias de la comunidad de donde venía.
La señora Caroline, entró a la cocina,
-Buenas noches mamá – dijo el pequeño de once años
-Buenas noches Richard, por favor sube a tu cuarto, y no salgas de ahí -
-Si mama pero ¿pasa lago?-
-No hagas preguntas tu solo súbete, y no te quiero escuchando en la escalera-
-Si mama- dijo parándose de la mesa y dijo
-Adiós Taiwing, mañana me cuentas lo de tu tía Arpen-
-Si joven Holish buenas noches- y el chico bostezando subió las escaleras.
-Bien se ha ido, Taiwing, necesito que escondas las dos recámaras de los niños ya sabes como hacerlo, y que estés al pendiente, sabes que nadie vendrá, asi que solo hazlo, si para mañana no tienes noticias de nosotros, ni de mi hermana, pesca a los niños y llévatelos con mi madre, te hablo mas tarde-
-Si señora, y por favor cuídese mucho usted, y el señor –
-Claro que si Taiwing, regresaremos pronto-
La señora Holish subió la escalera hasta su recámara, su esposo ya estaba vestido ella, se armó con todo lo que necesitaba para una batalla, y desaparecieron de aquel lugar.
Mientras tanto cerca de Grimault Place, en una casa grande una señora de cabello negro azabache, tomaba entre sus manos a su pequeña de un año, la arrullaba, para calmar su llanto, y en la habitación aparecía de entre las sombras, una silueta de capa negra de cabello negro y largo, que entraba y la abrazaba.
-¿Qué pasa Sirius? ¿A dónde vas?- dijo la señora
-No te preocupes Jess, yo regresaré a buscarlas a ti y a Byara-
-Pero Sirius hablas como si fuera a pasarte algo explícate por favor- dijo Jess
-Hay problemas en la orden, mi familia nos ha encontrado, necesito que alistes todo, nos mudaremos mañana por la mañana- dijo Sirius desesperado
-No te entiendo, pero ¿por qué todo tan rápido?-
-Dumbledore, nos citó a todos en el cuartel general, al parecer lo que se viene es muy fuerte, no se bien Reamus no me pudo explicar bien, y me dijo que me explicaba aya, debo irme prométeme que se cuidarán- dijo Sirius
-Te lo prometo- dijo Jess
-Te amo- dijo besándola tiernamente en la boca.
-Y yo a ti, suerte amor- y Sirius, al terminar ella de decirlo le sonrió y desapareció, en medio de las sombras, dejando a su esposa, con lágrimas en sus mejillas, y pidiéndole al amor de su vida que se cuide y que no le pase nada.
Mas sin embargo, los preparativos a una batalla inminente, no solo eran de parte de los magos que estaban a favor de Albus Dumbledore, los mortífagos también preparaban la batalla de aquella noche, como lo hacía Lucius Malfoy, en un pueblo llamado Rich More, en una mansión majestuosa y de buen linaje.
Se acercaba a su hija de de cuatro años y le daba un beso, mientras que su esposa Narcisa, entraba a la habitación de Megan su hija, con su pequeño Draco de un año en brazos,
-Ya te dije Lucius, solo explícame por que no puedo ir-
-Narcisa entiende El señor Tenebroso necesita a los hombres del más alto regimiento, y además alguien tiene que cuidar a Draco y a mi pequeña Megan, y quien mejor que tu que confío plenamente en ti.-
-Bueno esta bien pero cuídate – dijo la Señora Malfoy poniendo en su cuna a Draco.
Lucius salió de su casa y comenzó a caminar por la calle principal de Rich More, y dos cuadras más aya, se paró en frente del número 523, en una mansión antigua y muy elegante, de la cual una señora cubierta con una capa negra, salía y cerraba la puerta de reja muy lentamente.
-Vamos Malfoy no hay tiempo- dijo esta que dejaba ver sus ojos color miel.
-Buenas noches Anelee, ¿todo en orden?- dijo Malfoy
-No preguntes tonterías Malfoy, desde luego que si, que quieres que dé el reporte o nos vamos ya, antes del que el señor tenebroso mande a buscarnos-
-Solo quería saber si, tu marido Finnigan no se ha dado cuenta de que has salido-
-Desde luego que no, camina quieres-
-Como quieras- dijo Lucius y Anelee desaparecieron en medio del sereno de la noche.
Pero no muy lejos de ahí, en medio de la oscuridad de una calle, se reunían un grupo de magos, con capas azules, que entraban a la guarida pronunciando uno a uno, la clave, pero todos estaban ahí, amigos, algunos familiares, magos que pelearán por causas justas, el poder, ese poder que los partidarios de Voldemort querían, ha su propio beneficio, ese poder inconcebible, regido por sólo una profecía, una profecía depositada en un pequeño de un año, que bajo su inocencia no sabe el poder que lleva encima, ni los problemas que significa, ser el que use ese poder para bien.
Entre abrazos y saludos, este grupo denominado la Orden del Fénix se sentaban uno a uno.
-Caroline, Guilbert gusto en verlos que gusto me da saber que estas bien hermanita- dijo una señora de cabello dorado pero con ojos miel, muy parecida a Caroline
-Catherine, ¿cómo estás?, ¿en dónde está Eduart? ¿mis sobrinas están bien?-dijo preocupada.
-Tranquila cuñada están en casa de Delalus a salvo- dijo un señor alto y de cabello rubio claro y ojos azules.
-Eduart hola, que bueno que están bien- dijo Guilbert dándole un golpe en la espalda.
-¿Dónde están Caroline y Richard- dijo Catherine
-Están en la casa con Taiwing- dijo Caroline con una sonrisa, mientras que atrás de ellos dos amigos desde siempre, cómplices de y dueños de un secreto, ahora juntos dentro de un grupo que lucha por la justicia y la paz, Los merodeadores.
-Sirius gusto en verte- dijo James saludándolo afectuosamente
-James, Lilie es un gusto verlos bien- dijo Sirius algo alterado
-Sirius, te noto raro ¿Te pasa algo?- dijo James
-Em James, perdona por lo que voy a decir Lilie, pero necesito hablar con tigo James- dijo Sirius preocupado
-Te pareces a Lupin cuando tiene un mal presentimiento ¿qué pasa Padfood?- dijo James
-Ahora vuelvo chicos voy a buscar a Reamus- dijo Lilie.
-Si amor- dijo James y Lilie se fue
-Bien padfood ya estamos solos que sucede, que me va ha dar un paro cardiaco con tanto misterio- dijo sonriendo James
-Esto no es Broma Prongs, esto es serio-
-Bueno pues cuenta- dijo James,
-Creo que..........- Dijo Sirius pero no pudo terminar de hablar, ya que Dumbledore, un mago de lentes de media luna y con sus barbas blancas, dejaban ver a un hombre viejo pero con vitalidad para vivir, apareció en el salón
-Queridos compañeros y miembros de la orden, por favor tomen asiento-
-Mejor te lo cuanto al rato- dijo Sirius
-Como quieras, hubiera sido mejor que me lo dijeras ahora-
-Bueno shh escuchemos a Dumbledore-dijo Sirius
-Veo que estamos todos juntos de nuevo, bien señores empecemos por el principio, y ese es decir el lema de la orden- todos los presentes se pusieron de pie
-Lexium Brandom Cardof Phoenix, "Es a nosotros fiel, porque al ser nosotros uno somos el"- dijeron todos y se sentaron en silencio.
-Los llamé en esta ocasión, para decirles que me llegó la información de que un atentado hacia el ministro, ha sido planeado, debemos evitarlo a toda costa para, que el caos que ahora reina entre nosotros, no sea una catástrofe y quiero saber quien está con migo, para poder evitar esto.- dijo Dumbledore, mientras uno a uno de los presentes levantaba la mano poco a poco, hasta que al final, todos los presentes habían levantado la mano.
-Me da gusto saber que aún cuento con ustedes, entonces el plan es el siguiente- dijo Dumbledore, mientras un mago con un ojo más grande que otro, unas cuantas cicatrices en la cara y con la capa un poco raída, alzaba la mano.
-Si Moody- dijo Dumbledore cortésmente,
-Albus, esta vez debemos tener cuidado, ya han sido mucho los afectados, además y ¿si es una emboscada?- dijo este mientras un bullicio se hacía general en el salón.
-Por favor calma, solo pido calma, bien la información es de una fuente confiable, ahora lo que dice Moody es cierto, debemos estar mucho más alertas, y para poder cubrir todo nos separaremos en tres grandes grupos, James, Lilie, Reamus, Sirius, Petter, Caroline, Cathering, Eduart y Guilbert, irán al ministerio a proteger la profecía, mientras que Frank y Alice Longbottom, Molly, Arthur, Moody, Kingsley, Delalus, y Widdershins, irán a casa del ministro a ver que no lo asesinen, mientras que el tercer grupo conformado por Hagrid, Podmore, Fenwink, Vance, Doge, Bones y los hermanos Prewett, irán a Azkaban, a que no saquen a ningún mortífago ya capturado- Todos asintieron
-Bien si no hay más preguntas debemos irnos, mucha suerte a todos y nos veremos dentro de siete horas aquí mismo, para dar nuevas instrucciones, ah y por último ya saben como avisar si tienen algún problema.- dijo Albus y todos se pararon y se fueron yendo hacia el lugar que iban a proteger.
Mientras tanto en la casa de los Longbottom:
-Abuelita, ¿Dónde están mis papás?- dijo un niño de once años de cabello claro, y de ojos grises.
-Tuvieron que ir a ver algo de la orden, Christopher, sube a dormir,- dijo su abuela mientras tejía un suéter.
-Es que no puedo dormir, ¿te puedo acompañar?-
-Claro mi niño siéntate aquí- le dijo su abuela
-¿van a estar bien verdad?- dijo el niño acurrucado en ella
-tu sabes que si, tus padres son muy buenos aurores Criss, ni un ejercito de mortífagos podría con ellos-
-en eso tienes razón, abuelita, yo quiero ser como ellos,-
-no digas tonterías sólo duérmete-
-si abuelita- y el pequeño cerró los ojos
Las capas azules marino, con el escudo de un fénix, bordado en la solapa, portadas por esos nueve magos, decía que se acercaban al ministerio, entraban a la cabina telefónica, y Caroline marcaba el número hacia el ministerio,
-seis, dos, cuatro, cuatro, dos- decía en voz alta
-Bienvenidos al Ministerio de Magia. Por favor diga su nombre y el motivo de su visita.-
-Caroline Malcomuck, Cathering Malcomuck, Eduart Radovish, Guilbert Holish, James Potter, Lilie Evans, Sirius Black, Reamus Lupin, Petter Pettergrew- dijeron todos
-Motivo de su visita- dijo la voz
-Hemos venido a cuidar el departamento de profecías- dijo Caroline
-Gracias- replicó la voz
-Visitantes recojan sus identificaciones y por favor colóquenselas en un lugar visible de la ropa-
Las nueve identificaciones se deslizaron por la rampa metálica en la que, normalmente caían las monedas devueltas, cada uno tomó la suya, y sin decir nada se las colocaron en la solapa a un lado del fénix bordado.
-Visitantes del Ministerio, tendrán que someterse a un cateo y entregar sus varitas mágicas para que queden registradas en el mostrador de seguridad, que está situado al fondo del Atrio- terminó de decir la voz
-Claro que si, ahora pedimos su acceso- dijo Guilbert
-Adelante, el Ministerio de Magia les desea buenas noches dijo la voz mientras el suelo de la cabina telefónica se estremeció, la acera empezó a ascender detrás de las ventanas de cristal, la cabina quedó completamente a oscuras, y con un ruido sordo, empezó a hundirse en las profundidades del Ministerio de Magia.
Una franja de débil luz dorada les iluminó los pies y tras ensancharse, fue subiendo por sus cuerpos. James flexionó las rodillas, y sostuvo su varita, y miró a través del cristal, para ver si había alguien esperándolos en el Atrio, pero parecía que no había nadie.
-Bien al parecer no hay mortífagos ahí, todos alerta para cuando se abra la cabina- dijo James
-Listo- dijeron todos mientras que la cabina se detenía con suavidad, y la puerta se abría lentamente.
La primera en salir fue Caroline, seguida de los demás, mientras se cercioraban que no hubiera nadie, lo único que se oía era el interrumpido susurro del agua de la fuente dorada, al caer.
-¡Vamos!- dijo James
-yo creo que debemos de separarnos – dijo Guilbert en voz baja
-Creo que es buena idea- dijo Lupin
-Bien y ¿qué proponen?- dijo Sirius
-Hay dos caminos para llegar hasta el cuarto de las profecías ¿cierto?- dijo Eduart
-Cierto – contestaron todos
-Bien pues este es el plan- dijo Eduart
-Separémonos en dos grupos, unos se bajan por las escaleras de emergencia, asegurando que no hay nadie esperándonos pisos más abajo, y otro grupo se baja por los elevadores –
-Me parece buena idea- dijo Cathering
-Si a mí también – dijo Lilie
-Pues dividámonos- dijo Caroline
-Bien pues ustedes Guilbert, Caroline, Eduart, y Cathering, por qué no bajan por el elevador mientras nosotros bajamos por las escaleras- dijo Sirius
-Hecho nosotros por el elevador y ustedes por las escaleras- dijo Guilbert
-Si hay problemas ya saben como avisarnos- dijo Lupin
-Si Reamus, y si en diez minutos no llegan vamos a buscarlos- dijo Eduart
-Hecho nos vemos abajo chicos- dijo James y se separaron.
Ocho calles al Norte del callejón la cabina telefónica del Ministerio, se encontraba la casa del Ministro de Magia, en la cual otras ocho capas azules marino con el fénix bordado en la solapa, llegaban a la entrada principal de la casa en busca de mortífagos.
-Creo que aquí no hay nadie- dijo Molly en un susurro
-Si creo que no han llegado, pero debemos estar alerta, no podemos confiarnos- dijo Frank
-Estoy de acuerdo Frank, pero no hay mortífagos, con mi ojo ya cheque toda la manzana y no han llegado- dijo Moody
-Bien entonces iremos en parejas a las cuatro paredes de la casa, a checar que no entren por otros lados, Molly, Arthur ustedes a la puerta trasera de la casa, Delalus y Kingley a la pared Norte, Moody y Widdershins quédense por favor en la puerta de enfrente, Alice y yo iremos a la pared sur- todos asintieron con la cabeza y se fueron a su puesto de guardia.
La cárcel de los Magos, que era Azkaban, la cual era custodiada por esos seres perversos, llenos, de fría tristeza y dolor, llamados Dementores, se veía muy tranquila para lo que era.
-Este lugar me da escalofrío- dijo Hagrid mientras se asomaba detrás de un matorral, para ver si había alguien ahí
-Aquí no hay nadie, vamos a revisar que todo está en orden, no vaya a ser que un dementor, venga y nos metamos en algún problema- dijo Fenwink
-Tienes razón vamos- dijo Bones
En el ministerio de magia, mientras tanto, el grupo que había bajado por el elevador, llegaba al pasillo en donde había que entrar hacia la cámara de las profecías, llegaban a la puerta del corredor giratorio,
-¿alguno de ustedes sabe cual es la puerta correcta que hay que abrir después de que gire una vez?- dijo Guilbert
-Si creo que es la cuarta- dijo Cathering
-¿cómo? Que creo, ¿sabes o no?- dijo Guilbert
-estoy segura es la cuarta o quinta, si nos equivocamos estoy segura que es la tercera del segundo giro- dijo Cathering en tono dubitativo.
-Bien pues entremos, Eduart entras al último y cierras la puerta, va a girar el pasillo y cuando pare probamos, si no es debemos de probar al que sigue – dijo Guilbert
-Amor apúrate o llegarán los mortífagos por nosotros- dijo Caroline atrás de el
-Si ya voy – dijo abriendo la puerta.
Dos pisos arriba, los merodeadores y Lilie caminaban con las varitas listas para atacar
-Bien bajemos al piso siguiente- dijo James
-Chicos si quieren yo me quedo aquí para avisarles que vienen mortífagos- dijo Petter
-Petter por qué no te callas y avanzas – dijo Sirius
-No es mala idea así no hay posibilidad que pase nada- dijo Lupin
-Bien pero no te tardes Petter- dijo James
-No sean tontos, si hay problemas separados nos van a ganar debemos estar juntos- dijo Sirius
-Vamos Sirius Petter tiene razón por fin dijo algo coherente- dijo James
-Que haga lo que quiera, luego no digas que no te lo advertí James-
-A mi no me has dicho nada Padfood-
-Bueno ahora los alcanzo- dijo Pettergrew y se separó de ellos
El grupo de Azkaban sigilosamente, entraba al penal, para ver que todo estuviera bien.
-Insisto no soporto este lugar- decía Hagrid
-Vamos Hagrid, solo vemos que todo esté en orden y nos vamos no es mucho- le dijo Prewett
- Como digas- contestó Hagrid
- oigan ¿no sienten frío?- dijo Vance
- como que está empezando a hacer, ¡Cuidado! ¡Dementores al asecho!- dijo Fenwink, y todos sacaron sus varitas y comenzaron a mandar patronus, hacia ellos.
Pero no era el único lugar en el cual había problemas, también había problemas en la casa del ministro
- Frank esto está demasiado tranquilo – decía Alice
- Si lo sé, y no de gusta nada- contestó este
- ¡Frank cuidado! ¡Agáchate! "impedimenta" –dijo Alice atajando un hechizo
-Maldito mortífago- dijo Frank volteando a ver de dónde venía aquel hechizo y comenzó a batirse, en un duelo frió y calculador, mientras que no muy lejos de ahí Moody, Kingsley, y todos los que estaban en la casa del ministro, se batían con dos mortífagos a la vez.
En el ministerio el silencio también era demasiado raro, mientras que Eduart, y ellos caminaban entre las salas, para llegar a la sala de las profecías
-No hay moros en la costa- dijo Guilbert asegurando la siguiente habitación
-Entren pero recuerden que no hay que tocar la campana y después sigue la de la profecía- dijo Eduart y todos asintieron, menos Caroline,
-Guilbert- dijo suave y tenue
-Caro.... ¡Sueltala Maldito-dijo Guilbert volteando y apuntando con su varita
-Caroline hermana-
-No se atrevan a atacarnos o ella muere-
-¡Cobarde!- gritó Eduart
-Vamos, idiota se más original- dijo una voz arrastrando las palabras melosamente
-Bellastrix Black de Lestrange- dijo Eduart con cierto rencor
-Que ¿no te gusto verme?- dijo Bellastrix como si fuera su amigo
-Pero que descorteces se han vuelto ¿a mi no me saludan?- Dijo otra encapuchada
-Anelee Folks de Finnigan- dijo Cathering como si su pronunciar su nombre le diera asco
-Suelta a mi esposa Malfoy- dijo Guilbert
-sólo si me cumples un deseo Holish, sino tus niños se quedaran huérfanos de madre-
-es.. tu..pi..do.. no te saldrás.... Con .. la ... tuya- dijo como pudo Caroline pues la tenía del cuello
-Eso ya lo veremos- dijo otro mortífago de entre las sombras
-Rookwood-, dijo Guilbert
-Vaya vaya Guilbert Holish, por fin me voy a vengar de que me hayas mando a Azkaban hace dos meses-Dijo con una sonrisa macabra dentro la capa.
-No lo dudes que volverás a ese maldito infierno- dijo Guilbert apuntándolo con la varita, y Eduart se puso la mano en el escudo muy disimulada mente
Mientras que un piso más arriba
-Vamos debemos irnos pero Petter no llega- dijo Lupin
-dejémoslo, ya nos alcanzará- dijo Sirius
-Chicos.. chicos...ah-dijo Pettergrew entrando a donde ellos estaban mientras que atrás de el se oía un "desmaius", con risas atrás
- Mortífagos- dijo Lilie poniendo su varita en alerta
- dispersémonos por la sala rápido-dijo James y así lo hicieron, y los mortífagos entraron en la sala.
-Vamos Potter, se que estas aquí, con tu querida sangre sucia- dijo uno de los mortífagos esperando respuesta
-Miren nada mas el quinteto estrella del inepto de Dumbledore, juega a las escondidas- dijo otro Mortífago, y mientras en las sombras Lupin tocaba también, el escudo de su capa.
-¡Salgan!- gritó un tercero, mientras Lilie salía de entres las sombras sigilosamente cuando en eso un cuarto mortífago la hechizó.
Mientras tanto en la casa del ministro, los mortífagos iban ganando, ya habían dejado inconscientes a Molly y a Arthur en la entrada, y habían logrado entrar a la casa del ministro, y ahora se encontraban dos de ellos frente a la cama del ministro, un sonrió.
-Mi padre me agradecerá esto toda su vida- dijo con una sonrisa bajo la capa que le tapaba la cara,
-Barthi, debes apurarte- dijo otro
-ya sé Dolohov, ya voy esto debe sentirse y disfrutarse- levantó lentamente la varita y comenzó a decir
-¡Avada.....! –
-"Expeliarmus"- se oyó otra voz detrás de el, eran Frank y Alice Longbottom, Dolohov se dio la vuelta y trató de lanzarle un hechizo, pero detrás de los Longbottom apareció Moody con otro Expeliarmus, mientras que atrás de ellos venían dos mortífagos más,
-Crooch hemos matado ya a la hij... -dijo uno de ellos pero quedó tirado por el "Desmaus" de Delalus detrás del mortífago, Crooch se puso de pié tomó su varita y dijo
-Ingenuos "Avada Kedavra" y el Ministro y su esposa habían muerto, Crooch reía y desapareció junto con todos los mortífagos. Moody había tocado el escudo de su capa.
-fallamos-dijo Frank sumido en la oscuridad,
-Ahhhhh Fallé- dijo golpeando la puerta con un puntapié.
Mientras tanto en el cuartel General
-No puede ser Minerva esto no puede ser, alguien ya sabía los movimientos, por su puesto alguien dio el pitazo, nos emboscaron, nos emboscaron, hay un traidor en la Orden y no sé quien es- dijo Dumbledore encolerizado poniéndose de pié.
-Tranquilo Albus escucha, debes de tranquilizarte- dijo Minerva
- Tranquilizarme- dijo Albus de pié y caminando de un lado a otro.
-Piensa quien pudo ser, a lo mejor fue Snape-
-Minerva, por favor Snape, me pasa la información de Lord Voldemort, pero yo no le digo nada de los planes de ataque de la orden- dijo Dumbledore
-Entonces ¿Quién es el traidor?- dijo Mc Gonagall
-No lo sé Minerva no lo sé-
Tocaron la puerta
-Adelante - dijo Dumbledore
-Albus-dijo un señor parecido a el con barbas largas y también con lentes de media luna, se veía mayor a Albus
-Oh Aberforth que bueno que llegas, hubo una emboscada,-
-¿En donde?, hola Minerva- dijo este
-Hola Aber, que bueno que vinieras-
-En el ministerio, en la casa del ministro, bueno hasta en Azkaban-
-¿Hay muertos?- preguntó este
-aun no lo sé solo sé que hay problemas, ya sabes como es lo del escudo-
-Entiendo, Si quieres yo voy a Azkaban, a la casa del ministro y te alcanzo en el Ministerio de Magia ¿Te parece?, y no te preocupes encontraremos al traidor-
-se que siempre puedo confiar en ti, andando- y partieron los tres
Mientras tanto en el ministerio
-¡Lilie!, ¡Suéltala Snivelus!- gritaba James apuntándole a Snape, en la cara.
-Vaya hasta que saliste de tu guarida-dijo Riendo otro mortífago que no era nada más y nada menos que Macnair.
-Sueltenla-, dijo Sirius saliendo a defender a su amigo, no lo iba a dejar morir solo.
-¡son unos cobardes!-dijo Lupin saliendo de las sombras
-Vaya vaya veo que tenemos fiesta de idiotas aquí- dijo una fría voz, saliendo detrás de uno de los mortífagos
-Señor- dijeron los cuatro Mortífagos
-Cállense, bola de inútiles, mis invitados de honor, deben llegar al salón de la fiesta- dijo Voldemort apuntándoles con la varita dijo
-"Amarusfrogo"- y los tres merodeadores quedaron atado de pies manos,
-si no son tan inútiles, llévenselos a la habitación de las profecías, ¡Caminen Haraganes!- dijo Voldemort y todos caminaron hacia la puerta de la sala de Profecías.
