Capítulo 02: La visita secreta al museo y una aparición inesperada
Eran las ocho en punto cuando se vio entrar furtivamente a dos figuras por la puerta de la salida de incendios del ala oeste del museo. Tal y como había dicho, Hiwatari había estado allí para abrirles la puerta y dejar que entraran.
-Bien, ya estamos dentro, ahora lo que tenemos que hacer es buscar un buen escondite-dijo Saehara-. Oye Hiwatari, ¿en que sala está el Lirio de Plata?
-Eso no te lo puedo decir. Ni siquiera deberíais estar aquí, y sino Harada acuérdate de la otra vez que te colaste y acabamos en el pozo encerrados. Tuvimos que esperar dos horas a que nos sacaran.
-Por favor Hiwatari, venga, dínoslo que nosotros tendremos cuidado de no meternos en líos y si nos pillan no diremos nada de que nos has ayudado a entrar...-Harada había puesto de nuevo en práctica sus técnicas de seducción y le estaba tocando el pelo y acariciándole la cara a Hiwatari. Estaba lo suficientemente cerca de él para que pudiera oler su colonia de frambuesa, además, se había arreglado mucho para poder ver a Dark esa noche.
-Esto...yo...-otra vez se estaba poniendo Hiwatari nervioso, no podía evitarlo cuando ella se acercaba tanto y le hablaba con esa voz tan dulce. Pero debía tranquilizarse y no dejar que la presencia de ella le turbara tanto sino...Krad aparecería.
-¡¡¡Comandante Hiwatari!!!-se escuchó un policía que lo llamaba.
-Lo siento, tengo que irme-dijo Hiwatari dejando a Saehara y a Risa en la puerta. Salió corriendo aunque al final del pasillo aminoró el paso. No quería que nadie lo viera nervioso, sino alguien podría preguntarle. Tenía que olvidarse de Saehara y de Harada y centrarse en cómo atrapar a Dark sin que Krad apareciese.
-Por fin lo encuentro comandante Hiwatari-dijo el oficial que lo había estado llamando antes-. Su padre está aquí, lo está esperando en la sala de vigilancia.
-De acuerdo, ahora iré-contestó sin ganas Hiwatari dirigiéndose a la sala.
Abrió una puerta pequeña que había al lado de donde estaban él y el policía y entró. Iba caminando por un largo y estrecho pasillo, con una iluminación bastante escasa. La noticia de que había venido su padre fue como un jarro de agua fría aunque en aquel momento lo agradeció.
Había llegado a la puerta de la sala de vigilancia. Tomó aire y llamó.
-Adelante-se oyó una voz desde el interior.
Hiwatari entró y cerró cuidadosamente la puerta tras de si. Se quedó de pie, junto a la puerta.
-Hola padre-saludó monótonamente el chico.
-Hola Satoshi. ¿No tienes nada que decirme? Hace tres semanas o así que no nos vemos.
-¿Acaso tendría que decirte algo?
-No sé, quizás... ¿el hecho de que por fin puedes transformarte en Krad?-le preguntó su padre.
-Vaya, veo que estás bien informado-y continuó burlonamente-, por una vez parece que te interesas en tu "hijo"-esto último lo dijo con cierto rencor y sarcasmo.
-Vamos, Satoshi, aquí no hace falta que interpretemos el papel del buen padre y el buen hijo. Dime, ¿puedes controlar tus transformaciones a voluntad?
-Aún no y desde luego es muy difícil controlar el poder de Krad.
-Bueno, pero eres inteligente y aprendes rápido, por algo eres un Hikari-le dijo el padre.
-Y tú me decías que recordase que ya no lo era...-dijo con rabia contenida Hiwatari.
-Es cierto, yo te he dicho eso, pero no puedes negar lo que eres y tu deber es aprender a controlar a Krad para conseguir atrapar a ese maldito Dark.
-Lo sé, no hace falta que...-no pudo acabar la frase porque había visto algo en el monitor. Salió corriendo a dar el aviso de que ya estaba Dark y fue directo a atraparlo.
-Corre Satoshi, corre, a ver si esta noche atrapas al demonio y aparece el ángel-dijo el padre. Hiwatari estaba demasiado lejos como para escuchar este comentario.
Mientras tanto, Saehara y Harada se habían dirigido por el mismo camino que Hiwatari, siguiendo las voces de los policías y tratar así de encontrar la sala donde se hallaba el broche que iba a robar Dark. Iban con muchísimo cuidado para que no los vieran y finalmente se escondieron en una sala pequeña, al lado de la de donde estaba el broche. Se colocaron en la penumbra de la sala tras unos grandes expositores que había allí. Se mantuvieron en absoluto silencio escuchando las voces de los policías y esperando oír algo de Dark.
De pronto escucharon a Hiwatari decir que Dark estaba ya dentro, y no se encontraba muy lejos. El joven dispuso que la mitad de los policías se quedase allí y la otra mitad se fuese a la azotea, que era la salida más cercana y por la que probablemente intentaría escapar Dark. Los policías obedecieron y se escondieron, esperando la llegada del ladrón. Todo quedó en silencio.
Risa estaba nerviosa, se moría de ganas por poder ver a Dark. Se pasó la lengua por los labios recordando el beso que éste le dio. Había sido un beso cálido y apasionado, con sabor de fuego. Le encantó.
Saehara había cogido su cámara de fotos y estaba preparado para sacarle a Dark y a ese misterioso chico rubio que hacía poco había aparecido, todas las fotos que pudiese. Iban a aparecer en la primera portada del periódico seguro. Sólo esperaba que su padre no lo viese porque sino le echaría un broncazo de impresión. Su padre tenía muy mal genio.
Ambos esperaban con expectación la aparición del ladrón legendario, que no tardó en llegar. Era impresionante ver lo pronto y lo rápido que se zafó de los guardias. Y en un momento se hizo con el broche y salió corriendo.
Risa y Saehara lo siguieron rápidamente. Se dirigía a la azotea, cómo había supuesto Hiwatari. Lo buscaba. Sin enfrentarse a él, el robo no sería tan divertido y sería demasiado fácil. Aunque ahora que estaba Krad... las cosas se ponían interesantes.
Entre tanto, Hiwatari se había dirigido a una sala que había, que tenía una ventana grande por la que poder subir al tejado de la azotea. Pensaba atrapar a Dark por detrás, antes de que Krad apareciera. Pero eso no le sería posible...Ya estaba dentro de la silenciosa sala, esperando oír la aparición de Dark, cuando comenzó a sentir como su cuerpo ardía, mientras crecían sus huesos y unas alas blancas le nacían en la espalda, desgarrándole la ropa. Se había encogido de dolor en el suelo, tratando por todos los medios de parar aquello, pero ya era tarde, demasiado tarde...Krad había sentido la presencia de Dark y había hecho acto de presencia, tomando el control absoluto sobre el cuerpo...
-Ya va siendo hora de que atrape al ángel caído-dijo Krad mientras en su rostro se dibujaba una cínica sonrisa.
Se quedó en silencio, escuchando atentamente, hasta que oyó cómo Dark hacía su aparición. Entonces, salió volando por la ventana, en dirección al tejado. Allí estaba Dark, con su demonio alado que le permitía volar. Lo agarró por detrás, poniéndole el brazo alrededor del cuello fuertemente, y con el otro, tratando de sujetar sus muñecas. Como le apretase más el cuello, podría dejarlo sin respiración. Pero entonces sucedió algo que nadie esperaba. Risa y Saehara aparecieron en ese momento en la azotea, y mientras Saehara tomaba fotos de la situación, Risa veía horrorizada como Krad tenía atrapado a Dark. La chica pegó un grito que hizo que ambos, tanto el ladrón como el policía, se fijaran en la llegada de ellos. Krad, cuando había visto a Risa se había olvidado por un momento de que tenía a Dark atrapado, instante que usó este para zafarse del rubio y empujarlo.
No lo había hecho con mala intención, pero cuando se quiso dar cuenta comprobó que quién caía desde lo alto del museo no era Krad, sino que éste se había transformado en Hiwatari. En ese preciso instante Daisuke tomó el control sobre el cuerpo de Dark y se lanzó en picado para salvar al chico de los ojos azules, aunque no pudo evitar que éste se golpeara contra uno de los adornos de la fachada del museo.
Aroa Nehring
