Disclaimer: ¿Es necesario repetir lo que todos saben UU? Bueno, pues ninguno de los personajes me pertenecen, etc, etc, etc.
Notas de la autora: Mil perdones por lo que tardo (si mis padres me pusieran Internet no dependería de las casas ajenas… UU). Hoy no puedo contestar los reviews porque no tengo tiempo así que con el próximo les contesto todos juntos¿ok? Pues nada más que decir salvo que espero les guste :D
P.D. Lila Negra, avisame si te llegó Conde Cain porque intenté mandarlo el fin de semana y no sé si llegó, y a Neko-Jeanne, tienes mi permiso para subir el fic a tu comunidad del msn pero dime cuál es para agregarme¿vale?
Capítulo 05: Un nuevo inquilino
Ya habían llegado al piso de Hiwatari. Kosuke aparcó enfrente del bloque de apartamentos y ayudó al chico a subir las escaleras, ya que era la primera vez que usaba muletas.
El piso parecía más una vieja oficina que la casa de un estudiante. Apenas tenía más que unos pocos muebles justos y necesarios, aunque llamaban la atención el ordenador portátil y el teléfono con fax que era uno de los últimos modelos que se podían encontrar en el mercado. Apilados ordenadamente en un escritorio estaban los informes de la policía que Hiwatari se encargaba de ordenar y clasificar conforme le llegaban.
Nada más entrar lo primero que hizo fue mandarle un fax a su padre explicándole lo que le había pasado para que le disculpara en el trabajo por no poder ir y le avisó que si lo necesitaba para algo que lo llamase al móvil. Luego cogió del armario una bolsa de viaje y empezó a meter allí dentro algo de ropa, el ordenador portátil, el móvil, los libros de texto y algunos informes que tenía sin acabar de organizar. También guardó el libro de "El nombre de la rosa" que se estaba leyendo, y el de "El sabueso de los Baskerville", que era uno de sus favoritos. Le gustaban los libros de Sherlock Holmes.
¿Ya has cogido todo-preguntó Kosuke al chico.
-Si, señor.
-Vale, pero no hace falta que me llames señor, me haces parecer viejo. Daisuke, coge tú la bolsa que yo ayudo a Hiwatari a bajar las escaleras. Cuando estés en casa te recomiendo que tengas cuidado porque la habitación está en la planta de arriba, aunque por suerte son pocos escalones los que tendrás que subir.
Se montaron en el coche y no tardaron mucho en llegar a casa. Kosuke bajó del coche y tomó las maletas de Hiwatari mientras Emiko y Daisuke ayudaban a salir del coche a Hiwatari. Emiko, aunque la noche anterior se había mostrado disconforme con la idea de tener al chico en casa, ahora lo recibía con auténtica alegría. Después de haber estado toda la noche despierta con él en el hospital, y haber escuchado los gritos de angustia que daba en sueños y que parecían estar relacionados con Krad, no podía menos que sentir compasión por el chico de los ojos tristes, pues sabía la maldición que pesaba sobre su familia, y que nunca podría tener necesidad ni deseo por nada ni por nadie, y una vida así, debía ser muy triste cuando no eres más que un niño.
Satoshi entró en la casa, sintiéndose como un completo extraño, sin saber cómo actuar delante de la familia de Niwa. Era seguro que debían saber sobre Krad, pero aún así lo acogían en su hogar como si fuese uno más de la familia. Incluso la noche anterior, cuando despertó en el hospital, allí estaba la madre de Niwa a su lado, cuidándolo, como si fuese su madre… Un escalofrío le recorrió la espalda. No quería recordarlo.
¿Te pasa algo, Hiwatari-preguntó muy seria la madre de Daisuke.
-No, nada, señora-respondió rápidamente el chico.
-Ya te dije anoche que no me dijeras señora, llámame sólo Emiko-le dijo sonriendo. Y continuó-Ahora ve con Daisuke que te enseñará la habitación. Y ten cuidado con las escaleras.
-Si, señora, digo Emiko.
-Eso me gusta más. Espero que te encuentres bien aquí.
-Sí.
Daisuke y Hiwatari subieron las escaleras hasta la habitación del pelirrojo. El padre salía en ese momento del cuarto después de haber dejado la maleta de Hiwatari.
-El médico ha dicho que necesitas reposo absoluto así que será mejor que te acuestes y no te muevas en todo el día. Quédate en mi cama, que yo dormiré en la supletoria que tiene debajo.
-Lo siento…-fue un susurro apenas audible.
¿Eh?
-Todo esto es culpa mía. Anoche estuve a punto de matarte y hoy…me acoges en tu casa y os ofrecéis a cuidarme…me tratáis como si fuese uno más…os preocupáis por mí…y no merezco todo esto…-le dijo Hiwatari a Niwa mirando al suelo. Estaba sentado en la cama y agarraba con fuerza la colcha.
-Eres tonto.
¿Eh-Hiwatari levantó la vista y se quedó mirando a Niwa que estaba de pie enfrente suyo.
-Nadie merece condenarse a la soledad y al olvido-y abrazando a Hiwatari prosiguió-. Ya no estarás sólo nunca más, siempre me tendrás a tu lado…como amigo…
Hiwatari se dejó estrechar entre los brazos de Niwa, sintiendo la calidez de su abrazo. ¿Cuándo fue la última vez que alguien lo abrazó? Ya ni lo recordaba. Y además, Niwa había dicho que estaría siempre a su lado, que sería su amigo…amigo. A él le bastaba con que Niwa lo quisiese de esa forma, como a un amigo, a pesar de estar condenados a perseguirse.
De repente empujó a Daisuke, doblándose sobre sí mismo y agarrándose con fuerza el pecho, como si de esa forma pudiese parar el dolor que sentía…
¿Hiwatari que te pasa-le preguntó Daisuke muy preocupado.
-Krad…-logró balbucear Hiwatari-…vete…por favor…
El pelirrojo se quedó donde estaba pero al ver la mirada suplicante del joven policía salió del cuarto, aunque se mantuvo pegado a la puerta. Dentro, Hiwatari trataba de luchar contra el demonio rubio que guardaba en su interior, logrando finalmente ganar la batalla e impedir que apareciese.
-Daisuke…-llamó débilmente el chico.
¿Ya estás bien-Niwa se acercó, arrodillándose frente a él.
-Entiendes ahora…por qué debo…estar sólo…-dijo Satoshi con la respiración aún entrecortada-Cada vez…tiene más poder…y no puedo controlarlo…-agarró a Daisuke por los hombros y clavando en el pelirrojo sus ojos le dijo-Ayúdame…por favor…a acabar con la maldición de mi sangre…
Niwa jamás había visto a Hiwatari con una expresión de dolor como aquella, sentía que se le encogía el corazón. Aquellos ojos azules parecían ocultar en su alma toda la tristeza del mundo. Otra vez fue a abrazarlo, pero se contuvo, en vista de lo ocurrido antes. Él también había sentido a Dark a punto de salir, pero la práctica lo ayudó a controlarse. Mientras Hiwatari estuviese en casa, no debía transformarse.
El silencio pareció adueñarse de ambos chicos. Ninguno de los dos dijo nada durante un buen rato, se limitaron a mirar por la ventana y a dejar volar los pensamientos.
Daisuke pensaba en el hecho de que Dark hubiese estado a punto de aparecer. Sus transformaciones eran provocadas por un sentimiento de amor. Así había sido con Risa y después con Riku. ¿Significaba eso que él "sentía algo" hacía Hiwatari? Esa idea lo turbaba. Siempre había considerado a Hiwatari como a un amigo, como a alguien por quien sentía aprecio, el único conocedor de su secreto, que lo había aceptado tal y como era, que a pesar de saber de sus transformaciones, no lo había arrestado aún. Cierto que quería atraparlo, pero no a él, sino a Dark, al ladrón de alas negras.
Recordó como lo llamó tras hacerlo salir del cuarto, lo había llamado por su nombre. Era la primera vez que no lo llamaba Niwa. Le gustó oír su nombre de boca de Hiwatari. Sonrió y miró de reojo al joven que estaba sentado a su lado. Aunque había dado un estirón, Hiwatari seguía siendo más alto que él. Era delgado pero fuerte, lo había podido comprobar cuando trataba de atrapar a Dark, y también era muy ágil. El chico lo miró y él le quitó rápidamente la vista de encima. Últimamente no podía evitar observarlo, porque ahora comprendía porque se había sentido siempre tan alejado de él, a pesar de sus intentos. Desde luego, él no creía que pudiese aguantar de esa forma, sin necesitar ni poder demostrar cariño o afecto hacia alguien, estando condenado a la eterna soledad por algo de lo que no eres responsable. Quien sabe, quizás, algún día, los dos podrían acabar con su propia "maldición" y llevar una vida normal. Y quizás entonces…
¡Daisuke la comida está lista así que ven a buscarla-se escuchó gritar desde el piso de abajo a Emiko.
Los dos chicos se sobresaltaron con el grito. Desde luego ninguno esperaba que rompiese el silencio reinante.
¡Ya voy mam�-le respondió Niwa levantándose, y dirigiéndose al otro-Me parece que esta noche cenaremos aquí.
Daisuke bajó rápidamente a la cocina, donde lo esperaba su madre con dos platos de comida, y las cosas que debía llevarse.
-Vaya, has bajado rápido.
-Sí, es que tenía hambre.
-Pues entonces aquí tienes las cosas. Podéis poneros a comer en la pequeña salita de arriba. Cuando acabéis tráemelo todo y tomaros un baño. Ya sabes que mañana tienes colegio así que no os durmáis tarde.
-Vale, mam�-dijo el pelirrojo cogiendo las cosas y subiendo al piso superior. En cuanto lo hubo dispuesto todo, avisó a Hiwatari para que fuese a cenar con él. Cuando entró en la habitación vio que el otro aún estaba sentado sobre la cama, a oscuras, sólo iluminado por la claridad de la media luna que entraba por la ventana.
-Hiwatari…
¿Si?
-La cena ya está lista…ten, las muletas…
-Gracias…
Daisuke salió de la habitación seguido de Satoshi en dirección a la salita. Se sentaron en el sofá de tres plazas que había en el cuarto. Daisuke encendió la televisión y acercó la mesita baja que había delante de ellos, con la comida.
-Mi madre ha preparado fideos al estilo de Kansai¿te gustan-preguntó Daisuke.
-Sí, son mis preferidos-respondió Satoshi.
-Vaya, no sabía. ¿Quieres ver algún programa especial de la tele?
-No, pon lo que quieras. En mi casa sólo se coge bien un canal así que no tengo mucho donde elegir cuando veo la tele por la noche-respondió Hiwatari.
Daisuke cogió el mando y puso una serie que estaban echando que le gustaba a él. De pronto, detrás del sof�, se escuchó un ruido. Niwa se levantó y miró, encontrando a Wiz acurrucado entre el sofá y la pared.
¿Qué hacías aquí, hombre? Ya me extrañaba que no estuvieras en la habitación-dijo cogiendo al pequeño animal en brazos.
-Gyu…-fue todo lo que obtuvo por respuesta.
Wiz tenía los ojos entrecerrados y con un gesto de felicidad en la cara, pero en cuanto Daisuke se volvió y pudo ver a Hiwatari, su expresión cambió. Saltó de los brazos de su amo y se puso en el suelo, con el pelo encrespado y la cola tiesa, en actitud amenazante. No cabía la menor duda de que había reconocido al rival de su amo.
¿Así que éste es el demonio que protege a la familia Niwa, las alas de Dark-preguntó Hiwatari, aunque más que una pregunta era una afirmación. No era la primera vez que lo veía bajo ese aspecto.
-Eh…demonio…sí…pero para mí es una mascota más que un demonio…en realidad es muy dulce-dijo volviendo a coger del suelo a Wiz, y dirigiéndose a él-No tienes que ponerte así con Hiwatari, él no me va a hacer nada.
Y se volvió a sentar en el sof�, colocando a Wiz en medio de los dos, aunque Wiz estaba pegado a Daisuke y miraba con desconfianza a Hiwatari. No le hacía mucho chiste que estuviera con su amo.
-Bueno, la comida estaba ardiendo pero ahora ya se nos va a quedar helada como no comamos-dijo Daisuke.
-Sí…-respondió Hiwatari. Y empezaron a comer.
No hablaron mucho durante la comida. Después, Daisuke recogió todo sin dejar que Satoshi lo ayudara, y lo mandó a que fuese cogiendo las cosas para bañarse. Cuando regresó, Satoshi ya había cogido su ropa y estaba esperando que Daisuke le diera una toalla. Wiz estaba en una esquina del cuarto sin dejar de mirarlo fijamente.
-Aquí tienes la toalla. El baño es la puerta del fondo. Si necesitas algo avísame. Luego, cuando salgas, te cambio los vendajes¿vale-preguntó Daisuke a Hiwatari. Por respuesta éste movió la cabeza afirmativamente. Cogió las cosas con un brazo y con el otro la muleta, y se fue al baño.
Niwa quedó sólo en la habitación, con Wiz. Se dejó caer sobre la cama, pero inmediatamente se levantó, recordando que tenía que hacer los deberes.
Capítulo 06: Preguntas que no se quieren responder
Aroa Nehring
