Disclaimer: Lo de todos los días...
Notas de la autora: Disculpen el retraso pero es que estoy a final de curso y estoy al borde del colapso nervioso entre trabajos y exámenes U.U'... En el próximo les respondo los reviews¿ok? ESpero que esto les guste aunque a mí no me simpatice demasiado cómo me quedó Emiko u.u'
Capítulo 07: Visitas al enfermo
Al día siguiente, por la mañana, cuando sonó el despertador, Daisuke estiró el brazo para apagarlo y vio que el otro brazo, con el que abrazaba a Wiz, lo tenía Hiwatari sujeto, agarrándolo con fuerza por la muñeca, como sino quisiese que se escapase.
Se quedó observándolo. Su pelo lacio caía revuelto sobre el pálido rostro, que tenía la expresión serena de siempre. Su boca, entreabierta, dejaba escapar el aire que entraba y salía, haciendo mover pausadamente su pecho. Volvió a fijarse en sus labios. Parecían estar haciéndole una invitación a que los probara. Debían de ser cálidos, húmedos y apetecibles, sin que nadie los hubiese probado antes…Giró sobre sí mismo, tratando de acercarse a esa boca que deseaba…Pero de pronto, se oyó un grito.
Había aplastado a Wiz, que estaba en medio, logrando que se diese cuenta de lo que había estado a punto de hacer, pero también despertando a Hiwatari, cuyo rostro estaba a escasos centímetros del suyo, mirándolo con unos sorprendidos ojos azules, a la vez que le soltaba rápidamente el brazo.
Daisuke se apartó rápidamente incorporándose sobre la cama, avergonzado, tratando de reprimir el impulso que lo había hecho acercarse a Hiwatari. Él estaba con Riku, él quería a Riku, y no debía olvidarlo, sin embargo, ahí estaba el chico de piel pálida y ojos melancólicos, mirándolo, medio dormido, con el pelo revuelto, acostado a su lado, sin decir nada, sólo mirándolo…mirándolo como jamás nadie lo había mirado…Se estremeció…Con esos labios entreabiertos que quería probar…Sus ojos iban de los ojos de Hiwatari a su boca, mientras trataba en vano de hacer un esfuerzo por resistirse a esa atracción que ejercía sobre él, haciendo que se olvidase del resto del mundo.
¿No tienes que ir a clase?-le preguntó en un susurro Hiwatari.
S…sí…claro…a clase…-balbuceó Daisuke.
Inmediatamente cogió el uniforme que había dejado colgado en la puerta del ropero y se empezó a vestir. Mientras se quitaba el pijama y se ponía el uniforme tuvo la sensación de que Hiwatari no le quitaba la vista de encima, pero esta vez era distinto, no como cuando lo observaba en el instituto, sino algo totalmente diferente. No se atrevió a volver la vista para comprobar si su suposición era cierta.
Hiwatari, acostado, observaba a Niwa de espaldas. Ya lo había visto otras veces, en el instituto, durante las clases de natación, pero no era lo mismo. Le gustó contemplar como se vestía el pequeño pelirrojo. Parecía que estaba algo turbado. Quizás solo fuese que aún estaba medio dormido. Su cuerpo era delgado pero con una agilidad increíble, no en vano se transformaba en Dark. Cuando estaban en clase, a veces, podía parecer algo torpe, pero nada más lejos de la verdad.
Daisuke se volvió. Ya estaba entero vestido. Comprobó como Hiwatari lo miraba, pero apartó la vista.
Esto… ¿vas a seguir durmiendo o quieres desayunar ya?-preguntó el pelirrojo.
Ya que estoy despierto desayuno-respondió incorporándose en la cama. Wiz se apartó de un salto y se metió debajo de la cama. Ya iban dos veces en lo que llevaba de mañana que lo habían aplastado.
Pues entonces no te muevas de la cama que ahora te traeré el desayuno.
Vale.
Niwa salió rápidamente del cuarto. Quería evitar la mirada de Hiwatari, que lo ponía nervioso. Esa forma de mirarlo parecía corresponder más a un impulso o un instinto, que a algo racional, como si Hiwatari se hubiese dejado llevar…igual que cuando él lo había contemplado dormido…Otro estremecimiento le recorrió la espalda. Se escucharon voces.
Entró en la cocina. Allí estaban su madre y su padre preparando el desayuno, mientras el abuelo leía el periódico. Towa apareció detrás de él, con el pijama puesto, pero se veía que estaba bien despierta.
Buenos días-dijeron los dos al entrar en la cocina y sentarse a la mesa.
Buenas…
¿Hiwatari ya despertó?-preguntó Kosuke.
Sí papá. Por cierto, me das su desayuno para llevárselo. Y dame también el mío, voy a desayunar arriba con él.
En un minuto estará listo. Towa¿quieres el café con leche o sin ella?
Con leche, y mucha azúcar. Daisuke¿es cierto que no te puedes convertir en Dark?
Mientras esté Hiwatari no. ¿Por qué?
¡NO ES JUSTO¡¡¡YO QUIERO VER A MI SUPER DARK!
En la cocina rieron todos. A Towa le había dado fuerte por Dark desde que la besó para darle parte de su magia y salvarla.
"Otra admiradora de Dark, lo que me faltaba. ¡Y encima en mi propia casa! Como sino bastara con mi madre", pensó Niwa.
Aquí tenéis vuestros desayunos.-Le dio al chico una bandeja pequeña para que pudiera subir el desayuno, y añadió-Y no te entretengas que sino vas a llegar tarde a clase.
No te preocupes.-Y tomando la bandeja subió al piso superior, llevando cuidado de no derramar la leche de las tazas.
Hiwatari lo esperaba sentado en la cama, mirando distraídamente por la ventana. Apenas había llegado Daisuke a la puerta del dormitorio, ya se volvió para verlo llegar.
Aquí viene el servicio a domicilio, señor, repartiendo desayunos-lo saludó Daisuke al entrar. Satoshi lo miraba con su misma expresión serena de siempre, pero a Daisuke le pareció ver por un instante un atisbo de sonrisa formarse en sus labios.
Dejó la bandeja en el escritorio y le dio una taza de leche a Hiwatari. Tomó la otra y se sentó sobre la cama a beberla.
No sabía que sueles desayunar, se me olvidó preguntártelo, pero como la leche la suele tomar todo el mundo para desayunar, pues supuse que te gustaría.
En realidad no suelo desayunar nunca, no tengo mucho tiempo…
¿Cómo! Pero si siempre eres el primero en llegar, y además, debes de morirte de hambre luego en clase sino desayunas. Yo desde luego paso hambre cuando no he podido desayunar porque llegaba tarde.
Ya me he acostumbrado.
Buenos días, Hiwatari. ¿Cómo te encuentras?-saludó Emiko desde la puerta de la habitación, y continuó dirigiéndose a su hijo-Daisuke, aligérate y coge tus cosas que llegas tarde.
Bien, gracias.
¡Otra vez tarde!-exclamó Daisuke mirando su reloj-Y a primera hora tengo clase con la de inglés, que no deja pasar ni una. Adiós, me voy.
Cogió su maleta y se marchó corriendo de la habitación.
¡Péinate, Daisuke, no vayas con esos pelos de loco! Hay que ver con este niño. Que trabajito le cuesta ser puntual. Menos mal que cuando tiene que cumplir como Dark llega a su hora. ¡Y nunca lo han atrapado ni ha fallado en ningún robo¡¡¡Jajajaja!-dijo Emiko pensando en voz alta.
Luego dejó de reír y miró a Hiwatari, del que se había olvidado momentáneamente mientras pensaba en el legendario ladrón.
El chico tenía una expresión sombría en el rostro. Toda su vida giraba entorno a Dark, incluso la persona a la que más quería. Como le había dicho Harada cuando cayeron en el pozo de una de las trampas del museo, ambos tenían una triste historia de amor con ese hombre, aunque cada uno a su manera.
Emiko se acercó a él, sentándose en la cama y abrazándolo, como si fuese su hijo.
Perdona, es que me dejé llevar por la emoción, jeje…
No se preocupe, no importa.
Claro que importa. No finjas que no te importa nada y que te es todo indiferente cuando no es verdad. Acabo de ver la cara que has puesto cuando he nombrado a Dark. Y parece que siempre estás triste, aunque no lo digas. Sé lo que es perder a alguien querido-lo abrazó con más fuerza. Hiwatari se dejó abrazar-, yo perdí a mi madre cuando era pequeña, pero no puedo estar siempre triste por ello. Muchas veces deseé que estuviese a mi lado, pero no podía ser. Ella está muerta, aunque siempre la lleve en mis recuerdos. Apenas sé sobre ti y sobre Krad, salvo lo que me ha dicho Daisuke y lo que pude ver cuando estuvisteis de excursión, pero no debes dejar que te consuma el dolor y la tristeza que llevas dentro, porque Krad se valdrá de eso para acabar contigo, y no quiero que pase. Daisuke se pondría muy triste si te pasase algo, y no sería el único, a mi también me entristecería-le dio un beso en la mejilla al chico y se levantó-. Bueno, será mejor que deje ya de hablar que me enrollo demasiado y tengo cosas que hacer. Si nos necesitas para algo sólo llama¿vale?
Sí…-respondió Hiwatari mientras veía como la madre de Daisuke recogía las cosas del desayuno y se marchaba. Se volvió a tumbar en la cama, con la vista fija en el techo. Al abrazarlo Emiko, por un instante, había imaginado que era su madre la que lo había abrazado y le había dado un beso.
A su padre no lo había conocido, así que no podía siquiera recordarlo, aunque si echaba de menos a su madre, pero jamás lo reconocería. No debía hacerlo. Aunque sintiese ganas de llorar, de gritar, de echar correr, de romper lo que había a su alrededor y liberar su rabia y su dolor, no podría hacerlo. No mientras en su interior estuviese Krad. Esa era su condena y no quería que nadie más cargase con ella. Cuando todo se hubiese arreglado, entonces podría liberar lo que llevaba tanto tiempo guardado, y podría confesar el deseo más profundo de su alma, aunque ahora fuese un deseo prohibido.
Llevaba ya mucho rato solo en el cuarto cuando apareció el abuelo de Niwa. Satoshi estaba leyendo, cuando se sobresaltó al escuchar como alguien golpeaba la puerta con los nudillos.
¡Adelante!-dijo el joven. Inmediatamente la puerta se abrió y entró Daiki Niwa, el abuelo de Daisuke.
Buenos días.
Buenos días, señor.
Ya me ha dicho mi hija que aguantas bien lo de la pierna. Se ve que eres fuerte y tienes aguante.
De nada sirve quejarse…
Desde luego. Pero verás, yo he venido aquí porque quería hablarte sobre algo que ocurrió ayer por la tarde…-Hiwatari se quedó mirando directamente a los ojos del abuelo de Niwa. ¿Es que acaso el se había dado cuenta de que había estado a punto de transformarse?-¿Krad estuvo a punto de aparecer, verdad?
Hiwatari se puso más pálido de lo que ya de por sí era. Él sí podía sentir a Dark, pero que él supiese Dark no podía sentir cuando él se transformaba en Krad.
Pero…cómo…
¿Qué cómo puedo saberlo?-preguntó el abuelo-Es muy fácil, puedo sentir cuando mi nieto se transforma en Dark si está cerca. Exceptuando su primera transformación, nunca antes se había transformado involuntariamente estando en casa, por eso supuse que algo habría pasado ayer por la tarde. Esa noche le pregunté si alguno de los dos os habíais transformado, y aunque me dijo que no, Daisuke no sabe mentir. Además, se que algo muy fuerte os une-Hiwatari se sonrojó levemente-ya que cuando estuvisteis de excursión en la isla, la primera vez que vimos a Krad, sólo él fue capaz de hacerte regresar. Apenas sé sobre vosotros, los Hikari, y sobre Krad, pero sí que su poder es muy difícil de parar y que cualquiera no es capaz de hacer que vuelva a transformarse en su domador. Así que te pido que tengas mucho cuidado, tanto por Daisuke como por ti.
De acuerdo, señor.
Vaya, veo que estás leyendo El nombre de la rosa, un libro bastante interesante. ¿Te gustan las novelas de misterio?
Sí.
Entonces dile a Daisuke cuando vuelva que te enseñe la biblioteca, ahí seguro que encontrarás libros que te gusten. Puedes coger todos los que quieras.
Está bien, muchas gracias.
De nada-dijo el anciano saliendo del cuarto.
Capítulo 08: Sueños bajo la luna escarlata
Aroa Nehring
