Jejeje, acá está Kirara26 de nuevo, hostigando con sus historias!!!

Bueno, me quedé un poco "cargada" de ideas y voy a escribir mientras las tenga. Ah! Algo que me olvidé de decir en el fic anterior es que ni Romeo y Julieta, ni Rurouni Kenshin me pertenece, sino que los tomé prestados para mostrarles a ustedes que tan hastiada de incoherencias está mi imaginación.

Y bueno... ni Kenshin ni sus amigos pueden ser míos aún (snif, snif) y con esto que hago no gano nada... a menos que lo les pase a ustedes al leer esto valga algo además de mi alegría y sea convertible en dinero ;)

Blankaoru, este es para vos, por darme tantos ánimos. Te quiero mucho!

Acá voy!

Dejavú

Capítulo 8:  Recuerdos.

En la habitación de Kaoru estaban ella y Yumi, que se veía particularmente contenta. Cuando lograron reestabilizar su ritmo cardíaco y la pierna de Kaoru le pasaba la cuenta de andar zarandeando el yeso, Yumi se sentó en la cama y agarró en mapache con el moñito rojo.

-¿qué es lo que pasa, Yumi-chan?- dijo Kaoru, ya sentada a su lado y con el otro mapachito, el del moño azul, que había pasado la noche a los pies de su cama.

-mmmm, por lo que veo este nuevo amiguito ya es un viejo conocido, ne?-

-eto... es un regalo de Aoshi, de hace al menos dos años-

-mf, menuda suerte la del sensei, justo elegir eso para ti, Kaoru...-

-hablando de eso...¿qué fue lo que te dijo Kenshin?-

-ooohhhh!- dijo esta, con una expresión muy similar a las famosísimas caras de zorra de Megumi. –Así que ya es Kenshin, a secas, no?-

-qqqué?!-

-vamos, estás en confianza. Igualmente, esperaba que hagas algo así, Kaoru, eres demasiado fácil de leer.-

-pese a que me cambies de tema, no olvido tus palabras abajo, Yumi. ¿Qué es lo que quería Kenshin?-

-bah, muchachita impaciente... hoy, cuando salía de clases apareció un chico de la otra división diciendo que el sensei Himura te andaba buscando, que quería hablar seriamente contigo. Como bien sabrás por ser mi amiga, que soy muy curiosa y no pude resistir la tentación de ir a preguntarle a "Kenshin" que era lo que iba a decirte, puesto que yo podía decírtelo. Fui a la sala de profesores y se sorprendió un poco al verme a mi, pero bueno... eso no viene al caso...-

-vamos, Yumi!-

-bueno, bueno... ya llego. Cuando me vio me preguntó dónde estabas y yo le contesté que ya te habías ido a tu casa ya que con ese yeso no podías tener tu práctica de arquería. Me dijo que él le diría a la profesora lo de tu accidente así que me ahorró de ir a darle explicaciones. Es un amor. Entonces, me preguntó como estabas y yo le dije que bien. Como no teníamos entrenamiento, nos fuimos caminando los dos.-

-Yumi, tu no habrás... -

-claro que no, soy demasiado despierta para el pobre enamorado, Kaoru-

-pppodrías seguir- dijo completamente roja. ¿De que demonios hablaba Yumi con eso de "pobre enamorado"?¿Acaso Himura tenía otra mujer y no se lo decía?¿O era eso...? Mejor era que la chica terminara de hablar.

-el asunto es que después de mucho, pero mucho preguntar me dijo que se había preocupado muchísimo por ti cuando fue lo de la obra. Y escucha lo mejor. En eso, cuando paramos para esperar a que cambie el semáforo, estaba Aoshi con su padre esperando también. ¡Ay Kaoru!¡Si las miradas mataran! No sabes la cara que puso Himura sensei al ver a Aoshi. Pensé que había visto, no sé... al mismo diablo! Un rencor, me atrevería a decir celos. Cuando cambia el semáforo y el auto se va el maestro vuelve a su posición inicial. Fue algo gracioso, ahora que lo recuerdo. De la nada, y asustándome bastante, me dice que quería hablar contigo de algo muy importante para él. Yo, obviamente le pregunté que era y solo me sonrió, poniéndose un poquito colorado. Awww, Kaoru-chan, es tan tierno! No parece que fuera nuestro maestro, sino parece un compañero más.-

-¿y no te dijo nada más?-

-pero! Que mal agradecida! Yo te traigo un notición y tu me cuestionas!-

-es que en realidad no me dijiste nada, Yumi, solo unos supuestos celos-

-ah, claro...me olvidé de lo más importante. Cuando me dejaba en tu casa, porque no quería que ande sola por ahí, le pregunté que eras para él o que cosa era lo que le pasaba por la cabeza cuando te veía. Creo que fui demasiado directa pero sabes que la sutileza no es una de mis virtudes. El, un poco colorado me dijo que eras una gran estudiante, con muchísimo potencial. Obviamente no me conformé con eso. Mirando para abajo me dijo que el era solo un profesor nuestro y que cualquiera de sus pensamientos hacia ti no serian apropiados teniendo en cuenta eso. No pude evitar agarrarlo fuerte de las manos y agradecerle. Y te espero desde entonces. ¿Te das cuenta de lo que pasa, Kaoru-chan? El tipo siente cosas por ti, muy a su pesar por ser nuestro instructor. Pero no las descarta y parece que quiere hacer algo con eso. ¿Qué piensas hacer?-

-no lo sé, además, yo no quiero hacerme demasiadas ilusiones. El, además de ser nuestro profesor es ya mayor, Yumi y no puedo hacer abstracciones de eso. Él ya debe tener alguien que le mueva el piso y yo solo soy una chica que se le cruzó...-

-¡pero de que demonios estás hablando! Tu sabes, casi mejor que nadie que el no es capaz de hacerte esa clase de daño. Tal vez de Sano me esperaría algo así pero no de sensei. Si quieres poner excusas tontas, allá tu pero eso es irrisorio, Kaoru-chan. El tipo se preocupó muchísimo por ti y tu mamá me contó que los días que no fuiste al colegio él hablaba con tu hermano siempre para saber como estabas. ¿Sabes quien mandaba los lirios de tu escritorio? Trata de adivinar...-

-yo no sabía...-

-claro que no lo sabías-contestó airada Yumi.-ni yo lo sabía, pero Himura ha estado pensando mucho en ti este último tiempo. Y no parece tener problemas en demostrártelo sutilmente. Tendrías que ser un poco más atenta, amiga, ya que sino te vas a perder todas sus pequeñas atenciones-

Kaoru quedó pasmada con todo lo que ahora sabía. Así que su sensei se estaba tomando todas esas molestias. Ella sabía de alguien que dejaba flores en la entrada pero no sabía de quien eran. "Kaoru no baka" se repetía. No podía ser que ella se preocupara en Aoshi nada más si después de todo no lo recordaba. Y Kenshin, a pesar de todo, a pesar de todos los problemas que podría traerle ser así con ella lo hacía y cada vez que la veía le preguntaba con una sonrisa si estaba bien. Era distraída, no lo negaba, pero no quería pecar de estúpida. No, eso nunca, así que apenas terminó de hablar con Yumi, marcó el número de teléfono de Kenshin.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

-Aoshi-kun... realmente me estás escuchando?- decía ya una fastidiada Miki, que estaba hablando con Aoshi. O debería decir que más bien exponía un monologo ya que el chico en cuestión no decía ni una palabra ni acotaba de todo lo que podía decir Miki en más de media hora. Se levantó de golpe del banco de concreto que estaba en el patio del colegio y miró fijamente al cabizbajo Aoshi, que encontraba mucho más interesante la forma despareja en la que crecía el pasto que lo que le iba a decir la chica. –escúchame bien esta vez, Shinomori, y más vale que lo hagas. Me dijiste, hace unos días que éramos amigos, ¿no es cierto?-

-Aa... es verdad, Miki-san- dijo ahora mirándola fijamente a los ojos. Ella sudó frío ante la inquisición que le presentaron esos ojos helados.

-bueno, entonces porque te esfuerzas en parecer un desconocido para mi? Me la paso hablando y no me siento demasiado acompañada si no me contestas algo. Ese banco murmuró más cosas en cinco minutos que tu en dos horas. ¿Acaso no estás bien conmigo o quieres estar solo? Dímelo, así me siento un poquito menos estúpida-

-no, te equivocas. No es que no quiera estar contigo ni quiero estar solo, lo que pasa es que parte de conversar es escuchar y hablas tan rápido que si intervengo jamás hablaríamos de lo mismo. Yo iría un par de temas más atrás, eso seguro-dijo con esa voz tranquila de siempre. Miki, que pocas veces se quedaba sin saber que decir se volvió a sentar y luego puso una de sus manos en el hombro de él. Aoshi volteó y la miró. Ella sonrió y empezó a hablar otra vez sobre ese relato que ya le había escuchado más o menos cinco veces.

El nunca se cansaba de escucharla y nadie, a excepción del impasible Soujiro, podía aguantarla hablar y hablar todo el tiempo como una radio encendida. La diferencia clave era que Soujiro se reía, acotaba, planteaba temas nuevos y opinaba. Él era más que nada un muro de los lamentos. Pese a todo, ella le preguntó hace unos días si eran amigos o algo así y él le dijo que si. Miki, que saltaba para todos lados le dijo que se lo agradecía y se evaporó de su vista. Al rato la vio emocionadísima hablando con Kaoru. En algunas partes de los relatos de Miki escuchaba el nombre de Kaoru como "... y Kaoru-chan me dijo que..." o "... Kaoru piensa...". Parecía que se habían vuelto bastante amigas y eso, lejos de molestarle le agradaba. Habando de eso... hacía mucho que no hablaba con ella. Con Kaoru hablaba mucho más que con los demás, se sentía mucho más en confianza. Además, no tenía records mundiales de velocidad discursiva (¿?). Como sea, el asunto era que extrañaba eso que tenía con ella. Desde que le dijo lo de su compromiso y a ella le paso lo de los chicos de Seinan se había hecho una brecha enorme entre ellos. En ese momento divisó a Himura, que hablaba con Soujiro, seguramente de su hermana. Era increíble como parecía que el tiempo no pasaba para ese tipo, pensó. Tal vez viviría tanto en el pasado que no sentía el pasar del tiempo presente. Bah... eso realmente no importaba, sino el encanto de jovencita que tenía al lado, otra vez enojada, con las mejillas hinchadas y los ojos chispeantes que parecía otra vez cabreada por su falta de atención. No pudo evitar perderse en esos ojos cristalinos cuando un gritito lo sacó de toda ensoñación.

-Mou!... Aoshi-kun!¡Te pregunté que piensas de Kaoru por décima vez!-

-Kaoru-san?- preguntó saliendo de sus pensamientos, medio embobado todavía.-Kaoru-san y yo somos amigos desde hace unos años y pienso que es una mujer excelente. Inteligente, madura pero algo distraída. De carácter voluble y buen corazón. Es mi mejor amiga, además. Bastante culta y atlética, cariñosa con sus allegados y con espíritu aventurero. Creo que te dije casi todo lo que pienso de ella.-

-Bueno, creo que es suficiente para mi, jeje- contestó algo alicaída. ¿Cómo mejorar la mujer perfecta que planteaba Aoshi con una simple descripción?¿Cómo enamorarlo con ese personaje que estaba creando para poder acercársele y lograr que se fije en ella por lo que es, no por su condición de prometida?-¿y que piensas de mi, Aoshi-kun?- preguntó, mucho más tímida y con un hilo de voz.

-de ti, Miki-san?-dijo algo extrañado, como fuera de foco.-Bueno, para empezar no te conozco lo suficiente como para hacer una buena descripción pero puedo intentarlo. A ver...- dejando en suspenso, mirando al cielo como recordando.-Miki-san es una persona excelente y adorable. Es de pensamiento rápido y suspicaz, bastante inteligente y extrovertida, cosa que me agrada bastante. Pienso que eres capaz de conseguir cualquier cosa, ya que eres bastante emprendedora y no te dejas caer, según lo que me cuentas. Pienso, además, que eres una de mis más importantes amigas y que no quisiera que nos peleáramos nunca. Hiperactiva, charlatana y divertida. Más o menos es lo que pienso de ti.-. Ella tuvo que taparse la boca para no verse terriblemente tonta con la mandíbula baja. No podía creer que él le hubiese contestado eso que lo dijo más como un suspiro al aire que como un verdadero cuestionamiento. Le agradaba que sea extrovertida, entonces iba a serlo más que nunca. Nunca se pelearía con él y como buena emprendedora y luchadora no se iba a dar por vencida con este chico. Le sonrió ampliamente, algo sonrojada.

-bueno, está bastante bien para conocernos tan poco. Otra cosa, no te voy a decir que pienso de ti porque es de mala educación hacerle preguntas así a las damas, sempai, así que guárdate sus dudas en el bolsillo del pantalón- dijo divertida. En eso tocó el timbre y cada uno se fue para su salón. Por supuesto que en todo el resto del día, lo único que hacía la chica esta era suspirar y decir –...ahhh, Aoshi-samaaa....-.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Después de medio mes en que Kaoru llevó el yeso, se lo sacaron y empezó la rehabilitación junto con las clases de arquería. Kenshin le había prohibido hacer Kendo hasta que termine la rehabilitación y esté en optimas condiciones sin temor de tener ningún daño por el esfuerzo. Su adorado profesor la volvía loca con el tema de los cuidados, ahora que se podría decir que había algo entre ellos. Los padres de Kaoru lo sospechaban y Soujiro, Yumi y Megumi eran los únicos que lo sabían, las chicas por parte de ella y Soujiro personalmente por parte de Kenshin, que le había rogado que le dejara estar con su hermana. Soujiro, ante esa proposición se rió un rato largo, ya que era raro que su sensei esté arrodilladito en el tatami de uno de los otros salones del gimnasio, aparentemente el de Judo, rogándole que le deje querer a su hermanita. Cuando cayó en cuenta del significado, como buen hermano celoso se puso muy serio y Kenshin sintió una mirada asesina en su cabeza todavía agachada, levemente apoyada en el piso.

-Himura-sensei- dijo Soujiro con una voz grave. Parecía más el padre que el hermano mayor de Kaoru.-usted sabe bien la posición en la que se encuentra, además del hecho de ser profesor de este instituto y para colmo, nuestro instructor de Kendo. Yo no soy quien para prohibirle nada pero me llego a enterar de que le hizo algo a mi pequeñita imouto-chan... y no respondo, ¿de acuerdo?. No me ruegue a mi, ruéguele a los dioses que no me entere que la hizo llorar.- terminó poniéndole una mano en el hombro al ya un poquito aterrado Kenshin.¿Y si el padre era igual?...¿o peor?...yare, yare... mejor no pensar en eso todavía. Era realmente impresionante como el simpático Soujiro podía cambiar radicalmente cuando la tocaban a su hermanita Kaoru. Tenía hartos motivos para ponerse celoso, sin duda, pero era tan aprehensivo a veces. Nadie se lo imaginaría si se lo contaban.

Hoy, dos días antes de la rehabilitación, Kaoru estaba practicando Kyudo en la parte posterior del colegio, ya bastante tarde, para recuperar el tiempo perdido. El torneo intercolegial sería en solo una semana y ella se estaba auto entrenando durísimo para recuperarse después del largo letargo de su pierna enyesada. El colegio estaba desierto, solo ella, su arco y las flechas. Había hablado con Kenshin antes de que una de sus clases de Kendo empezara, ya que los inferiores también se estaban preparando para un torneo que se realizaría el mismo día que el de Kyudo. Él le dijo que apenas terminaba con los chicos la pasaría a buscar, bastante seguro de que no había nadie más en el colegio que ellos dos. No quería por nada del mundo que su princesita se vaya sola a su casa, a la merced de cuanto idiota pervertido se le cruce en la calle. O el chiquito Shinomori, que siempre la miraba tan extraño.

En fin.... eran ya como las siete de la tarde y Kaoru seguía entrenando. Ya habían pasado dos horas desde que estaba ahí y no había parado a tomar ni un poquito de agua. En eso, escucha una puerta metálica cerrarse de repente y unos pasos por detrás. En un principio se asustó muchísimo, al notar que era una puerta cercana a la suya y, agarrando dos flechas las puso en posición como para tirarlas al ofensor rápidamente. Un poquito temblorosa calculó cuanta fuerza sería necesaria y que tan lejos estaba el intruso, ya que los pasos cada vez se escuchaban más cerca. Cuando escuchó que el personaje estaría a unos tres metros de una pared cercana, girando rápido, quedó justo en frene y gracias a Dios, en ese momento tuvo mala puntería.

-¡¡¡OROOOOOO!!!-

Casi grita Kenshin, mientras veía unas saetas fatales pasarle rozando por la cara. Decir que lo habían pasado raspando y que nada malo pasó...

PAAFFFFFF!!

Una de las flechas fue a pegar en una toma de luz, causando un cortocircuito. El colegio quedó sumido en una profunda oscuridad. Menos mal que Kaoru ahora sabía que el "agresor" era Kenshin y estaba mucho más aliviada.

-Kaoru-san, menos mal que hice salir más temprano a mis alumnos, ne! Fíjese si mandaba a alguno de ellos a que le diga algo y le daba esa calurosa bienvenida-dijo el pelirrojo, ya un poco fuera de alarma. Kaoru no daba crédito a lo que casi logra por asustarse.

-Kenshin, onegai, perdóname... yo no sabía... y pensé que... bueno... no pensé que dejaras a tus alumnos salir antes-

-bueno, ahora ya lo sabe. Parece que no hay luz en este momento y tendremos que irnos, puesto que no puede practicar más, no le parece?-

-hai- contestó ella un poco colorada, todavía estar con el sola le daba un poquito de vergüenza. Pensar que hacía tan poco tiempo que el le había dicho, luego de muchas vueltas que la quería. Justo el día en que Yumi apareció en su casa con el "mensaje". Ella lo llamó inmediatamente y el fue hasta su casa, como un rayo y despacito se fueron caminando desde ahí a una plaza que había a una cuadra de la casa de Kaoru. Fue tan dulce, ahora que lo recordaba. El, cuando ella trataba de columpiarse, se había puesto atrás a empujarla despacio para que al menos la hamaca se mueva tenuemente. En eso, como sin querer, le agarra la mano y le dice lo mucho que se preocupó el día de a obra y lo contentó que estaba cuando se enteró del fuertísimo escarmiento que le habían hecho padecer a ese tal Kaneda su hermano y Sanosuke. Le pidió perdón en ese momento, pero ella no entendió porque. Rápidamente, el se giró despacio la cara de ella y le dio un beso fugaz en los labios. Kaoru, lejos de enojarse, trató de acercarse más. ¡No podía creer que era lo que pasaba! Cuando se separaron Kenshin le dijo que la quería y que sería el hombre más feliz del mundo si ella le hiciese el favor dejándolo salir un par de veces en su compañía. A modo de respuesta, ella le dio un fuerte abrazo agarrándolo del cuello. Yumi se había quedado jugando con Soujiro con la Play Station, esperando a su amiga. De paso... pasaba un tiempito jugando a un juego de lucha que le encantaba.

Fue increíble como todo se dio tan rápido. Ahora hacía al menos dos semanas en las que salían y cuando se cumplía una semana, siempre tenía unas florcitas en el banco del aula, antes de que empiece la clase. Sus compañeras pensaban que era un admirador que le dejaba cosas, Sanosuke la molestaba un poquito y Aoshi le dedicaba las mejores caras furibundas. Yumi y Megumi sonreían con caritas de zorra y Soujiro solo miraba de costado, visiblemente afectado y un poco molesto.

Definitivamente, Kenshin era sinónimo de dulzura.

-visto y considerando que no voy a poder entrenar más, ¿por qué no nos sentamos un ratito adentro y hablamos? A las 7 nos vamos, si te parece bien-

-si, me parece bien. Si no su hermano se va a enojar muchísimo conmigo, Kaoru-san y es lo último que quiero-

-si, si- dijo con un tono cansino. –lo sé bien, se como puede llegar a ser Sou-chan... ¬.¬-

-jajaja, a mi me parece muy lindo que se preocupe por usted, Kaoru-san, se nota que la quiere mucho y ...-

-mou Kenshin! Ya lo sé! Todos me dicen lo mismo y no pueden creer que Soujiro cambie tanto cuando se trata de mi, pero a veces te cansa que sea tan sobre protector-

-bueno, usted también trate de entenderlo. Él aún la ve como su pequeña hermanita con la que jugaba de chico. Es perfectamente comprensible que la proteja mucho. Yo también lo hago, pero usted, mi damita, no se da cuenta- diciendo esto último le agarró suavemente la mano, que sostenía el enorme arco de madera. Ella no pudo evitar que sus mejillas adquieran un suave color rosado ante el contacto del chico. El, despacito la llevó donde había unos bancos, cercanos a donde estaba el desván de elementos de gimnasia.

Una vez que se aseguró que ella estaba cómoda, no le dolía nada y quien sabe Dios que cosas, tomó aire. Se sentía extrañamente tenso, como en un confesionario. Pero sabía que lo dijese en ese momento para el seria sumamente importante. No todos los días tienes a la mujer que más quieres sentadita a tu lado. Y oliendo a ese perfume embriagador de jazmines que lo volvía loco. En fin....

Aún se preguntaba si ella estaría preparada para escuchar semejante historia. O el para contársela. El que no arriesga no gana, se repetía y se daba valor con la frase. ¿De eso se trata la vida, no? De arriesgarse por lo que uno cree correcto.

Se aclaró la garganta y tomando un poco más fuerte la mano de la jovencita llamó su atención, ya que lucía perdida entre sus pensamientos. Ella lo miró fijo con esos zafiros que tenía por ojos. Kenshin dudo por un instante...¿realmente era necesario? Si, se contestó. Claro que lo es. Además, si no se lo digo, Shishou me mataría por ocultárselo.

-Kaoru-san.. eto... hay algo que quisiera contarle...- dijo medio dudando..

-que es, Kenshin?- preguntó ella, como adormilada. La había sacado de una fantasía fantástica que se le había ocurrido hacía poquito y ella pensaba en llegar y ponerse a escribir.... y ...

-Kaoru-san... está en este mundo o en uno más lejano? Dígame donde anda, así puedo ir a buscarla.-dijo un Kenshin algo agobiado. Realmente le costaba decirle lo que le iba a decir, y con esas faltas de atención le daba espacio a la duda. Algo más seguro le sonrió y empezó a hablar...

-Kaoru-san... yo quiero hablarle un poquito de mi, porque la quiero muchísimo y siento que las cosas no pueden avanzar si no le cuento un par de cosas mías. Como para conocernos mejor. Usted siempre me habla de sus cosas, de su infancia, de sus momentos tristes y los alegres. Anécdotas divertidas y otras no tanto. Bueno, creo que llegó el momento de contar las mías, no cree? Lo único que le pido es algo de comprensión, puesto que en mi historia no hay lugar a muchos cuentos color de rosa.

"Verá, yo no soy por completo japonés. Mi papá es una persona que había viajado muchísimo como abogado y conoció una mujer hermosísima en Europa. En un principio mi familia de Japón no la aceptó, por ser Gaijin (persona exterior a Japón) pero cuando se enteraron de la dote de la chica para el matrimonio se lo pensaron mejor, y luego se casaron. Según lo que me contó mi papá cuando era chico es que tuvieron cuatro casamientos. Uno acá, con ceremonia del té, matrimonio civil y católico. Y en Suecia otro más, católico. Fue como reafirmar los votos. Ellos estaban muy enamorados. Fue una lástima que a mi madre no la haya conocido nunca, puesto que murió al año en que nací. Al parecer tenía una enfermedad en la piel que hizo que se debilitara mucho en el embarazo. Según lo que me dijo Shishou, mi papá, luego de la muerte de mamá solo me sonreía a mi y a mi oniisan. Yo tenía un hermano gemelo, Shinta que era idéntico a mi. Solo el color de los ojos era distinto. Y el carácter. Ahora que lo pienso, pobre de papá al tener que cuidarnos a los dos de bebés, menos mal que siempre estuvo Shishou para dar una mano. Según lo que escuché, yo era el más silencioso de los dos. Shinta si que daba lata con sus berrinches.- dijo con una sonrisa melancólica. Kaoru, con un suave toque en la espalda le demostró que estaba interesada y quería que continúe.

-Según lo que escuché mi mamá era muy hermosa, sabe? Tenía el pelo de mi color y los ojos clarísimos. Bah, eso también lo vi en fotos. Era una persona muy amable y dice que yo salí bien parecido a ella. Shinta decían que había sacado las mañas de mi padre. Dicen que mis ojos son más parecidos a los de mi abuela materna, que los tenía ligeramente violáceos. Shinta no sé como sacó ojos color miel. Somos una mezcla rara, jaja."

"Mi papá siempre nos fue muy estricto con el tema de la educación. Él nos enseñó sueco, pero a mi no se me daba. A mi hermano le gustaba mucho más que a mi ese idioma lleno de consonantes que parecen agresivas. A mi se me daba mejor el inglés, entre las lenguas sajonas. A mi papá se le daban excelentes los idiomas. Sabía más de seis y hablaba fluidamente en cada uno de ellos. Él era abogado de una firma bastante importante. Mi papá también practicaba Kendo de joven, pero según lo que decía, no era lo suyo.  Él prefería los juzgados. Yo nunca estuve de acuerdo."

"Mi padre y mi tio Hiko iban juntos a la secundaria y fue ahí donde se conocieron. Shisho en ese momento era el capitán del equipo de Kendo y ya tenía un par de torneos bajo el brazo en sus épocas de estudiante. Tenía un futuro prometedor en esta disciplina. Cuando mi papá se casó en Suecia, el fue el único que lo fue a ver. Mi padre siempre lo recordaba con cariño y mi tio se hinchaba de orgullo."

"Un día, mientras yo estaba en mi último año del primario y me iba mentalizando en que tan duro sería el entrenamiento que nos daría a mi y a Shinta el tio, recibimos una llamada de la dirección. Según lo que decían era mi padre. Me temí lo peor, y con mi hermano fuimos corriendo como alma que lleva el diablo. Cuando llegamos agarramos el teléfono entre los dos y escuchamos la voz de una mujer que nos decía que el vuelo que iba a Estados Unidos, donde iba mi padre había tenido un problema al pasar por el mar del Caribe y que aún no tenían noticias de ellos. ¡Y habían pasado ya seis horas! Menos mal que Shinta, que era un poco más fuerte que yo, siguió hablando con la mujer de la aerolínea puesto que yo estaba demasiado shockeado como para decir cosas coherentes. Me fui corriendo al baño, tenía ganas de vomitar de los nervios. Llore a los gritos y creo que me desmayé ahí, puesto que escuché al rato la voz de mi hermano que me sacudía. El estaba destrozado, se le veía en la cara, pero tuvo muchas más fuerza que yo. Entró al salón, recogió nuestras cosas y se fue. Mi tio nos esperaba en puerta con unas lágrimas mal disimuladas. Al parecer si me había desmayado porque Shinta había tenido tiempo de hablar con director y llamar a Shishou para que nos pase a buscar."

"Desde ese día vivimos en mi casa con mi tio, en Kyoto. Estuve muy deprimido tanto tiempo... solo Dios sabe lo mucho que lo sufrí.  Shinta, mal que mal, me animaba, de esa forma bastante hosca en que lo hacía. En ese tiempo le tomé más cariño a mi hermano mayor. La gente decía que nosotros éramos un perfecto oxímoron. Y, entre otras cosas, que yo parecía una nenita todo el día llorando. Una chica que me gustaba en la secundaria me dijo una vez que tenía mucha apariencia de chica, con mi pelo colorado y los ojitos claros. A partir de ese momento reforcé mi entrenamiento de Kendo. Shinta no se mostraba particularmente interesado, puesto que era con armadura y él no le encontraba gracia a pelearse pero "protegido". Después de todo, el objetivo de pelearse es lastimar al otro de alguna forma, no?. Nunca fui partidario de esa ideología. Mi tio, en tanto, descubría mi talento para el Kendo y me anotaba en todos los torneos para participar y ganarlos, siempre reconociendo que se lo debía siempre al más maravilloso ser del mundo, o sea él. Me cansaba eso, pero el Kendo siempre me gustó mucho. A la chica no la vi más, ni me acuerdo como se llamaba."

"El primer torneo internacional que gané lo jugué el último juego con un japonés de Kanazawa llamado Hajime Saito" Kaoru abrió grandes los ojos al escuchar el nombre."El tipo era excelente, mucho mejor que yo pero le ganaba en velocidad lo que él me sobrepasaba en técnica. Cuando al fin gané me miró rabioso por las rejillas de la máscara. Parecía que nunca se iba a olvidar de eso. Y creo que nunca lo hizo. En fin... Después de ese torneo hubo otros más y gané varios de ellos. Además de trofeos me gané un apodo que no me gustó nadita que era de Battousai, todo por el buen manejo de la técnica parecida al Battou que daba la ilusión al atacar. Realmente me molestaba el apodo, me hacía sentir incómodo. En una fiesta posterior a unos torneos asistí con mi hermano y mi maestro. En ella conocimos a unos hermanos que no voy a olvidar nunca. Eran los conocidos hermanos Yukishiro. Enishi, el menor de los dos hablaba animadamente con Shishou, al parecer dentro de la vida de farándula que tenía al ser actor y modelo también le gustaba el Kendo. La hermana de él, Tomoe, era una chica preciosa que escuchaba la conversación que luego me entere, era aburridísima. La chica era una seiyuu no de mucha fama, que interpretaba algunos papelitos en las pelis de su hermano de vez en cuando. Le gustaba el bajo perfil, pero también en tener el dinero suficiente para satisfacer sus sencillos gustos. Nos llevamos bien de inmediato. Tenía un perfume floral, como el suyo, que me llamó la atención profundamente y me sentí atraído por eso, no lo voy a negar. Además es culta y educada. Una princesita. Nos vimos varias veces y yo me convertí en el sempai de su hermano menor. Eso fue un alivio cuando decidimos ponernos a salir, ya que si no fuera porque le caía bien como colega de Kendo a Enishi, el jamás hubiese aceptado estar con su Onee-san. Con el tiempo me enteré que su madre había tenido un choque automovilístico y había perdido la vida y su anterior novio, un tal Akira, había muerto también en circunstancias parecidas a las de mi padre. Ella había jurado nunca enamorarse, pero admitió que al conocerme se replanteo la promesa. Cuando me enteré de esas fatalidades pensé que tal vez ella sería la enviada del cielo que vendría a quitarme toda esta congoja. Pero ya le dije, no todo es color de rosa."

"Cuando cumplimos un año, le pedí al padre de ella que me dejara contraer matrimonio con su hija, y el tipo aceptó chocho de la vida. Tomoe saltaba de la alegría y nos comprometimos. Ese año jugué mi último torneo, en el primer semestre de la universidad. Quería ser profesor de educación física. Ese, fue mi último torneo ganado y el último de todos."

"Salimos de la fiesta del grupo de clases algo entonados. Festejamos mucho mi victoria, que me comprometí, que Tomoe era hermosa, que Shinta era un malhumorado, que el sake era liquido, que el Shishou cantaba horrible... en fin... festejamos. Yo había tomado una cantidad módica de alcohol y tenía que llevar a Tomoe y a Enishi cada uno a su casa. Por cierto, Enishi es solo dos años mayor que usted. Agarré el auto que era de Shinta, cortesía de mi campeonato mundial ganado el año anterior, y enfilé para la casa de los chicos. Era un día frío y tenía las manos heladas. Enishi venía canturreando con Shinta algo y Tomoe venía delante conmigo, vigilando de reojo mi velocímetro. Después de lo que le pasó a su mamá se había puesto muy paranoica con eso. Yo venía cautamente despacio y tranquilo por la carretera. Pero yo era el único que venía así. De la nada salió un camión que aparentemente había perdido el control y me envistió medio de frente, medio de costado. Dimos tres trompos y, como frutilla del postre, el camión los pegó con la parte de atrás el golpecito final.

Desperté tres días después."

Kaoru lloraba despacio. No podía creer que el pobre de Kenshin tuviese un pasado tan tortuoso. Pero... ¿porque hablaba de su hermano como si...?

-no llore, Kaoru-san. No merezco sus lágrimas. Le sigo diciendo. Cuando desperté, Enishi, estaba sentadito en una silla cercana a la cama de al lado. Ahí estaba Tomoe, acostada, blanquisima. Me dolía muchísimo la cabeza y cuando logré mirarme bien descubrí que era una momia viviente. Enishi la había sacado baratísima. Un yeso en la pierna y otro en el brazo izquierdo. Por lo menos podría seguir haciendo Kendo... con una voz que parecía una bisagra vieja le pregunté por mi hermano. Shishou, que estaba ahí corrió la cara, ya que seguramente estaría llorando. Me agarró del brazo que tenía bien y me dijo una de las cosas más tristes de mi vida. Shinta, que por proteger a Enishi había recibido el último impacto del camión había fallecido hacía apenas unas horas. Me había dejado un corto mensaje. Te quiero, no te olvides nunca de mi. Después de calmarme un poco con algunos calmantes me enteré el estado de Tomoe. Ella esta en una especie de coma. Estaba bien, solo sufrió un gran golpe en la cabeza. Todo el mundo decía que era un milagro que hayamos salido con vida nosotros tres. Su papá, que estaba al lado de la cama, declaró que oficialmente nuestro compromiso estaba disuelto, porque Tomoe no querría que yo me sintiera atado a un vegetal. Entonces me acordé de la promesa de ella a Akira. Y jure no enamorarme de nuevo" 

Kaoru sintió una tristeza terrible en el medio del pecho. Pobrecito sensei... el no se merecía todo esto.

-Cuando al fin me dieron de alta, ya que gracias a Dios solo sufrí un golpe grave y poquitos menores, nunca me aparté de su lado. Todos los días iba y me quedaba hablando con ella de mis estudios. Quería ser el mejor para cuando ella despierte. Cada vez que iba, una culpa terrible se iba apoderando de mi y no podía hacer nada contra eso. Shishou y el papá de Tomoe se preocupaban mucho por mi. Enishi también. Me estaba poniendo cada vez más flaco, casi ni comía. Me la pasaba todo el día en el hospital. Un día, Enishi junto con su papá me pidieron que no vaya tan seguido, les dolía mucho verme así. Yo, de ir todo el horario de visita, empecé a ir 5 horas, 4 horas, así hasta que solo me dejaban estar un ratito, lo suficiente como para darle las flores frescas de siempre y hablarle tipo telegrama de lo que me pasaba en el día. Hasta que un día no fui, tenía examen. Y al otro me quedé dormido, de cansancio. El señor Yukishiro me fue a ver a mi casa el día que me quedé dormido. Me dijo que no era necesario que vaya todos los días, que no era mi culpa lo que le había pasado a Tomoe. Con eso, me sentí un poquito más aliviado y empecé a ir día por medio. Fue cuando salió un trabajo en un colegio de Kyoto, bastante famoso. Ya ni iba día por medio, solo los domingos. Me mantenía ocupado a propósito para no pensar en eso. Soñaba mucho con el choque y con mi hermano al que extraño horrores aún. Cuando se enteraron en este colegio el currículo que tenía yo y mi tio, que había terminado hacía algunos añitos el profesorado, nos hicieron una oferta excelente para venir. Me sentía terriblemente culpable en dejarla sola pero su papá me dijo que estaría bien, y que seguro que Enishi entendería, ya bastante ocupado estaba él con su carrera. Fue así como llegué acá. Y luego, la conocí. Espero que comprenda porque nunca hablo de mi, Kaoru-san... tengo tanto miedo de incomodarla, de hacerla sentir mal con mis cosas. Además, como bien le dije tengo un asunto pendiente. Usted se merece el cielo, Kaoru-san... yo, tengo tantas cosas encima. Debe ser como nos decían en la secundaria a mi y a mi hermano. Somos dos diablitos."

Kaoru, visiblemente enojada, lo golpeó despacio en el hombro.-Kenshin! No digas eso! Todos pasamos por momentos malos a veces. Tu tuviste la mala suerte de pasarlos todos bastante juntos. Yo siempre te voy a apoyar y comprendo la situación por la que pasas. Entiendo que estés ligado a Tomoe, y se que no puedo hacer nada contra eso. No soy quien para juzgar tu pasado, pero no quiero que pienses tampoco que no me importa porque forma parte tuya y todo lo que te rodea me importa. Mientras esperas por Tomoe, permíteme estar a tu lado. Déjame sosegar un poco todo lo que sufres. No pretendo ser ella. Yo no soy una princesita, más bien una doncella de pueblo, jeje.-rió, con una voz queda.-Puedo escucharte siempre, darte mi apoyo. Puedes compartir todo lo que quieras conmigo, yo me voy a esforzar en comprenderte y ayudarte en lo que pueda. Cuando caigas, yo te voy a dar una mano para levantarte y cuando necesites un abrazo te lo voy a dar. Te quiero, Kenshin y también quiero que confíes en mi.-terminó con una sonrisa. Él la abrazó fuerte cuando terminó de hablar y lloraba, poquito y ni se notaba. Ella era un ángel y el no se la merecía. Ella era muy amable y lo quería de esa forma tan dulce. La apretó un poco más contra si, como si fuera posible y le besó despacio el cuello.

-Te quiero, Kaoru, con el corazón. Gracias- y se corrió, dándole un beso suave en los labios. Kaoru, que estaba apoyada en el banco, que hacía poquito había sido barnizado, resbaló y quedó justo debajo de él.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

En la residencia Shinomori, Aoshi estaba en su cuarto practicando con una pequeña bolsa de box, con unos guantes puestos. La música inundaba el cuarto, con unas suaves estridencias de cuerdas y una voz femenina lírica hacía contraste con lo aguerrido de la música. En eso, su celular sonó y dejando su práctica de lado, miró el visor y atendió.

-moshi, moshi (hola, hola)- dijo algo asombrado

-hola, Aoshi, ¿cómo estás?-contestó una voz un tanto alegre del otro lado.

-bien, Soujiro... algo extrañado por tu llamada. Nunca me llamas, ni a mi casa.-

-jajaja, es verdad. Oye, ahora que escucho bien... no era que no habías conseguido ese CD de Nightwish? ¿A quien se lo copiaste?-

-errr...- dijo algo nervioso.-Kaoru me lo regaló hace un tiempo, un mes más o menos, cuando supo que no lo conseguía- dijo algo colorado al recordarlo.

-guau! El suyo?! Pero que raro de mi imouto! Ah! Hablando de eso, tengo que pedirte un favor. Kaoru-chan se ha quedado practicando en el colegio, ya sabes, recuperar tiempo perdido. Y bueno... tu tienes moto y vives más cerca del colegio que yo... ¿no la puedes ir a buscar? Yo ya llamé a sensei para que vaya y no me contesta, no sé que-

-Aa, yo voy-dijo molesto.-Soujiro, no tienes que molestar a Himura-SENSEI para que vaya a buscar a tu hermana, por más amigos que ustedes se hayan vuelto. Ya mismo salgo para allá-

-ok. Por cierto... hace rato me llamó Miki avisándome que estaría cerca del colegio, tal vez te la encuentras. No te entretengas, ya es tarde para que...-

-ya lo sé, para que tu imouto-chan este andando de noche en moto conmigo. Lo sé- dijo cansado.-Ja ne- concluyó cortando.

Que va, ahora, además de todo, tenía que ser niñera. Pero bueno, la ocasión no le vendría mal para preguntarle de paso a Kaoru por un sueño que andaba teniendo hacía algunos días con el accidente de la obra. Aunque cada vez que se acordaba de eso, se ponía de un rojo furioso.

Ni modo, encendió la moto y salió haciendo un ruido estrepitoso con el caño de escape. No tardaría menos de cinco minutos en llegar, si mantenía esos 90 km por hora. La sola idea de que tal vez ese condenado pelirrojo estuviese con ella le hacía perder el control. En menos de lo que pensó, ya estaba en la puerta del colegio, que se encontraba tenebrosamente en la más profunda oscuridad. "Qué raro" pensó y dejando la moto cuidadosamente del lado de adentro de la verja. Empezaría, obviamente por el lado del jardín, que estaba apostado con los ya conocidos blancos del deporte que hacía la chica Kamiya.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Kaoru estaba terriblemente confundida.¿Cómo fue que terminaron así? Al ver su brazo estirado, con el que antes se sostenía entendió mejor. Kenshin la seguía besando, desde su posición incómoda y ella, de a poco se acomodó mejor, para que el pelirrojo no se sienta un nudo. Él, entendiendo lo que hacía paró inmediatamente. Aún en la oscuridad notaba que ella estaba sonrojada y la encontraba adorable. Se reclinó al lado de ella en el banco y estaban ligeramente recostados. Ella lo miraba fijo, como tratando de leer sus pensamientos. Un impulso incontrolable lo hizo besarlo con más fuerza, tomándolo de la cara. El, un poquito sorprendido al principio no reaccionó pero un instinto un poco más primario le hizo clic en la cabeza y pasó a modo automático. Se separó al sentir un ligero temblor en la chica.

-¿tiene frío?-preguntó él, mirándola de una forma aprehensiva.

-mmm, un poco- contestó ella, ladeando la cara. Cuando ella se había acomodado, un poco se le había corrido el gi blanco y se le entreveían los hombros. Kenshin se incorporó y, poniendo las piernas alrededor de la cadera de Kaoru, se sacó el buzo. En menos de un segundo miles de imágenes pasaron por la cabeza de Kaoru. Todas eran la de esos tipos de Seinan y ella, presa de un temor inimaginable empezó a temblar más fuerte. Kenshin, que no podía ni sacarse el buzo ni dejar de hacerlo por un botón en su pelo no sabía que hacer. Que forma tan tonta de atascarse. Ella sudaba frió y se controlaba todo lo mentalmente posible, después de todo, no iba a hacerlo con Kenshin, no? No era el lugar ni el momento. Pero, ¿por qué dudaba?

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

Aoshi checó uno de los interruptores de luz que daba al patio. No había respuesta. Sus sentidos se pusieron en alarma. Tal vez Kaoru había quedado encerrada en algún lugar y no le había podido avisar a nadie por el corte. O tal vez, con su bendito miedo, era incapaz de moverse y apuntaba con su arco para todos lados, por cada ruido que escuchase. Ahh!!! Miles de cosas pasaron por su cabeza, y como un rayo se dirigió al salón de Kyudo.

La puerta, metálica y algo pesada, no hizo ni un ruido esta vez y entró rápido para ver si la chica estaba por ahí. Vio su bolso y se dirigió hacía los blancos, donde seguro estaría ella. Si Aoshi pensó alguna vez que esa pesadilla que tenía de chiquito, con Drácula y todos los bichos fílmicos era terrible... esta imagen no tenía ni punto de comparación.

En un banco, algo lejos, algo cerca estaba Kaoru. Sanita, pensó. Algo no andaba bien... ¿quién era el encapuchado? Se acercó despacio, viendo ahora más de cerca.

Sep, hay cosas que no se compran con dinero, como bien lo dice la propaganda esa famosa. Esta era una de ellas.

Kaoru tenía EL MIEDO plasmado en la cara. La abertura del gi, que antes era chiquita, a Aoshi le pareció casi como que estaba desnuda. Kenshin, que estaba irreverentemente apresándola con sus piernas en una posición nada decorosa, se sacaba la ropa con desesperación (Pero, que tipo este. Kirara26 dixit). Kaoru temblaba visiblemente y gruesos lagrimones se le escurrían por los ojos, con la mirada perdida. Aoshi colapsó. Otra vez, en el ya famoso "kill mode" entró el escena justo cuando Kenshin terminaba de sacarse el condenado buzo y miraba extrañado a Kaoru.

-Kaoru-san, ¿Que le pasa? ¿Está-

Paff!

Terrible cross de derecha por parte de Aoshi. Kenshin vio a todas las constelaciones juntas bailando para él. Kaoru despertó y gritó. Aoshi, la miró y la sacó de debajo del pelirrojo de una forma bastante poco cortés. El chico alto estaba agitado, no podía lidiar a la perfección con el demonio que se había apoderado de él en ese momento. Algo que lo sacó por completo de balance lo devolvió al mundo de los vivos.

Paff!!

Kaoru le dió una sonora cachetada. ¿Qué demonios pasaba ahora? Pensó Kenshin, que todavía estaba un poco confundido. Ese chico pegaba de una forma extraordinaria, no le estaba mal legado el título de capitan en Kempo. Después de sacudir un poco la cabeza y ordenar sus ideas, Kenshin tomó la palabra.

-Shinomori-san...¿qué es lo que hace aquí?-dijo, acomodándose la mandíbula con la mano. Eso le dejaría un buen moretón, demonios que estaba enojado!

-¿YO? QUE HACE USTED AQUÍ!? ESO ES LO QUE QUIERO SABER!- dijo gritando.

-Aoshi-kun!- le gritó Kaoru, notablemente molesta.-El es profesor, tiene derecho de estar en un colegio.-

-aahh, si, claro... y que se supone que te estaba enseñando ahora, eh?!-dijo mirándola con sorna y dirigiéndole pequeñas miradas asesinas a Kenshin, que no entendía ni medio de lo que pasaba. Ella había dicho que todos sus amigos sabían lo suyo, no?

-eso no es asunto tuyo!-le dijo sacada.-además, no necesito que me digas lo que puedo o no hacer con mi novio, en primera instancia, no? Yo no te digo como vivir tu vida, no? No me digas como vivir la mia. Por cierto, por dejar que te la vivan los otros la estás pasando estupendamente, no?-dijo en tono de burla.

Mal, Kaoru, muy mal.

Aoshi levantó la mano con fuerza y ella cerró los ojos. Kenshin no se movió un ápice, sabía que se lo merecía aunque le molestab la idea, después de todo ese chico le había hecho dar vuelta la cara como unas 40 veces. No podía ser tan descuidada para hablar! El la bajo despacio, y le tocó la mejilla. -¿de verás es tu novio?-dijo en un hilo de voz.

-si, Aoshi-kun- contestó ella, con voz cansina.

Se largó a llover torrencialmente. Ya amenazaba desde hacía rato con romperse el cielo en dos y dejar caer toda el agua junta. Mal que mal, así pasó. Aoshi se dio media vuelta sobre sus talones y empezó a correr, lejos, muy lejos de toda esa basura. Que mal momento para recuperar la memoria, no?

Dejó la moto en el colegio y, ¿qué importaba?, ya la recogería mañana. Corrió bajo la lluvia, hacia quien sabe donde. Se tropezó y calló de bruces al suelo. La ropa se le pegó toda al cuerpo, haciéndose una red que le quitaba movimiento. No se podía levantar, le faltaban fuerzas. Puso los codos en el suelo, tratando de levantarse y se volvió a caer cuando estos flaquearon. Apoyó la cabeza en la calle, ahora completamente empapado. Tenía los ojos vidriosos pero no podía llorar. Le dolía mucho el pecho y la cabeza. Todo le daba vueltas. Se arrastró en el piso y llegó hasta la pared más cercana. Se apoyó ahí y se quedó un ratito mirando la lluvia caerle en la cara, que la tenía blanca, como después de haber visto un fantasma. Escuchó, lejanamente un grito acompañado del ruido de un paraguas y unas bolsas que caen al suelo.

-Aoshi-kun, ¿qué diablos te pasó!?- inquirió Miki al ver el estado deplorable de su amigo. Tenía la camisa celeste toda sucia y mojada. La cara también y tenía los ojos en blanco.-Aoshi-kun, reacciona!, te vas a enfermar. Estás temblando y estás pálido. Tomémonos un taxi, te llevo a tu casa- dijo ella y se vió interrumpida con un estrecho abrazo de él a sus piernas, empapándola. Se puso toda roja, y trató de zafarse, aunque no quería.

-dame 10 minutos...no, 5 nada más, si? No tardaré mucho-

-si, pero, dime... quien te hizo esto?-dijo apoyando su mano en el ya húmedo cabello del joven. Parecía un trozo de seda por lo suave al tacto. Era maravilloso.

-nadie, me lo hice solo-dijo con una voz caída. La apretó más fuerte. –Miki-san... que hace uno... ¿cuándo le rompen el corazón?- preguntó como si fuese tan solo un chiquito de cinco años, que se aferraba fuerte a su mami en una noche de tormenta. Ella se sintió terrible, una punzada en el pecho la hizo bajarse para quedar a la altura de él. Aoshi, con esos ojos como el hielo, daba la sensación que empezaban a derretirse. Las lágrimas que antes no pudieron salir, encontraron escape libremente en los brazos de la chica. Profundamente conmovida, lo abrazó despacito mientras le acariciaba la espalda al ya muy entrado en llanto Aoshi.

-no lo sé. Te haces fuerte y sigues adelante. Buscas en alguien que te apoye y te acompañe hasta que te pase el dolor. No sé, no estoy muy segura-

-tu... tu me apoyarías?-dijo dubitativo, ahora mirándola a los ojos verde-azules que tenía ella. Él se veía adorable, pese a lo podrido de la situación. La miraba inquisitivamente y ella con una sonrisa, asintió con la cabeza.

-claro que si. Nunca me iré de tu lado, a menos que me lo pidas.-

-¿no me mientes?-

ups!-no, no te miento-dijo ella un poco más erguida, después de todo, tenía buenos motivos para hacer lo que hacía.

-¿nunca lo harás?¿me lo juras?-dijo acercándola más.

-si...-dudó un segundo, viendo su moral aplastada por una manada de elefantes.-nunca lo haré, te lo juro- terminó solemne.

-Miki, eres muy importante para mi. Gracias- dijo, y calló desmayado. Rápidamente ella sacó su celular y llamó a su coche para que la pasara a buscar. Menos mal que ese día se le había ocurrido ir a casa caminando desde el trabajo. Cuando llega el auto, entre ella y el chofer lo meten adentro y lo tapan con un toallón que ella había pedido para él. Sentada a su lado, le murmura en el oído mientras le corría el pelo de la cara, que siempre lo iba a cuidar.   

Tsudzuku (continuará).

N. de K26: bueno, este si que es largo! Por la tardanza! Lo iba a repartir en dos, pero al final no lo hice, es como "el-super-archi-bonus de Kirara26!!!"

Espero, de corazón que les halla gustado. No me odien por la actitud de Aoshi. Tienen que entenderlo. El pobre tiene una mezcla en la cabeza, está super confundido. Y Kaoru... ni hablar.

Después de leer la historia de Kenshin me di cuenta que me quedó muy dark, demasiado. Espero que los fans de Kenshin me perdonen y entiendan que en el esquema de mi historia es así como se le dan las cosas a pelirrojo.

Hablando de eso, les explico, como ya ha hecho mi amiga Blankaoru en su fic "Actuación..." (cofcofPropagandacofcof), el tema de los extranjeros es muy debatido en Japón. Tengo varios conocidos acá en Argentina que tuvieron muchos problemas a la hora de casarse con japoneses que eran muy ortodoxos. Con la inclusión de la mamá de Kenshin, quise darle un poco de explicación a su peculiar genética. Yo adoro a Battousai y me dolió en el alma hacerlo morir. Voy a andar con una cintita negra en señal de luto u_u.

Como verán, y también apreciarán más adelante, Enishi se lleva bien con Kenshin y Tomoe sigue molestando. En los próximos, tanto ellos dos como Miki tendrán más protagonismo. Tengo que admitir que estoy muy influenciada por una serie que estoy viendo últimamente. Tal vez la conozcan, se llama Hana Yori Dango y es de una mangaka llamada Youko Kamio. En fin, les pido un favor. Háganme saber sus comentarios! Por cierto, alguien sabe algo de Misao-19?? No me dejó más review! Creo que esta vez se cansó en serio con lo de la obra. ;_;

Gracias a todos por los mensajitos tan tiernitos, que ahora los hoy a responder:

Gaby(hyatt: bueno, ahí estuvo el mensaje. Te agradezco mucho, muchísimo que siempre leas mis historias! Gracias por el mensaje en la de Sakura!. Acá, como verás, actualizo. Quedó largo pero creo que está bueno. Saludos!

Misanagi_x: Guaus, gracias!!! Yo también creo que es buena, pero que ya la estoy estropeando, jeje. A mi también me gustan mucho las parejas alternativas. Con Dark Raxiel tenemos una teoría excelente al respecto. Si te gustan mucho, unite a nosotras en el grupito "Lost Heaven", que en poco tiempo gozará de una página especial. Gracias por el review!

Blankaoru-san: Y quien no ama a Kenshin! El tuyo, por cierto es adorable! Cuando tengas listas las muñequitas mandame una foto de ellas, así las puedo conocer! Si, el tipo la otra vez lo agarré con las manos en la masa, estaba todo concentrado en poner derechita, derechita una foto de Kaoru hablando con el Fray Lorenzo... es un amor. Bueno, el castigo de Saito fue totalmente profesional, pero bastante encabronado que estaba! Yo creo, también, que la posición de profe de teatro le quedaba bien, justa, diría yo. Aoshi ES un amor. A mi me saca varios suspiros cuando lo re leo. Me pareció que si prolongaba más la declaración, con poesías primorosas y cosas por el estilo ESE no sería Aoshi. Para esas cositas más dulces lo tengo a Kenshin ;). Como habrás visto, Kenshin no se quedó con las manos vacías por mucho tiempo. Miki la esta sobrellevando. Pero le doy esperanzas, como buena tutora ( o mejor dicho, autora) que soy. Espero que te haya gustado la visión de ella de Aoshi. A mi me pareció muy linda. Bueno, con respecto a lo de Saito, algo se ve en esta historia. Después lo desarrollaré mejor. No se va a quedar de brazos cruzados y cuando se entere de lo de Kaoru, uf!!! Te agradezco mucho, mucho, mucho todo el apoyo que me diste y me alegro muchísimo en saber que te gustó. Para mi es super importante. Y por subirme un poco la moral ayer, acá está el famoso Dejavú 8, dedicado a vos. Te agradezco el mensaje de corazón! Te mando un beso grande! Nos vemos el lunes!

Dark Raxiel: Gracias por tomarte el tiempo de leerlo! Siii, Hiko el Manazas hizo su aparición! Me alegro mucho en que te guste. Sip, las parejitas Kaoru/Enishi... just rocks! Ya me verás molestando con un fic de ellos en los próximos días! Hiko es un bestia, un bestia endiabladamente sexy. ¿Te imaginas a Aoshi todo mojado debajo de la lluvia? Yo si, creo que tengo fiebre... @.@. Gracias por el mensaje! Saludos!

Shanshito con cola: Gracias!!! Te agradezco mucho que apoyes mi loca historia. A mi me encanta la parejita, están creciendo juntos en un lado importante para las personas, como es el sentimiental. Espero que te guste el capítulo. Gracias por el mensaje! Por cierto... parecés argentina... ¿de donde sos? Saludos!

Bueno, amiguita Pola, no me dejaste review pero se que apoyas mi idea, así que te mando un beso enorme y nos vemos prontito en el msn! Dejame uno para esta Biblia, si?

Amiguit@s, los dejo. Gracias por leerme, me hacen infinitamente feliz. Nos vemos en el próximo, ne? Se despide de ustedes... Kirara26=^.^=, la estudiante (ahora de vacaciones) de Japonés en Argentina!