Juas! Sip, estoy super contenta!!!! Me han dejado muy lindos comentarios!!!^.^ Creo que voy a reventar de felicidad. Algunas con halagos y otras con cositas que evidentemente se me pasaron de largo a la hora de escribir. Gracias Shiomei-san! Y a VinylGeisha que me ayudo con una parte que me estaba quedando algo pobre, gracias!!!!! Respuestas, al final, así que van a tener que leerse todo esto, buajajajaja!! Antes que nada, quiero decirles que la electricidad en mi casa me ha hecho un boicot horrible y me dejó a oscuras, maldiciendo al maldito disyuntor y a la tormenta por interrumpirme. Menos mal que pude recuperarlo. Ufff, que alivio, solo espero que mal que mal este quedando bien la historia.
Como ya me han marcado antes y me di cuenta a medida que la cosa se iba desarrollando, mis personajes son por demás OOC, así que no sé... les pido perdón a las personas que le gustan las cosas más apegadas y fidedignas a la historia original de Watsuki. Me salió así y ahora, no puedo sacarme de la cabeza la historia como la tengo planteada.
Whatever... Rurouni Kenshin no me pertenece (que más quisiera!) sino al genial de Nobuhiro Watsuki. Ya he tratado de sacarle los derechos de Aoshi pero ni ahí que me dejó, así que me conformo en regalarle a ustedes estás cosas totalmente abstractas que, de seguro, el no aprobaría. (¿¡Cómo que Aoshi sonriendo?!, gomen nasaiiiii, Watsuki-sama!)
Ahí les va!
Dejav
Capítulo 9: Lluvia fría al final del verano.
Después de dejar a Kaoru, visiblemente triste en su casa, Kenshin volvió a la suya como un patito mojado. Llovía a cantaros afuera y parecía que no fuera a parar en los próximos días. El pronóstico, que escuchó al entrar, parecía opinar lo mismo.
Hiko estaba sentado en el tatami del comedor, tomando una cerveza fría y lo acompañaba con unos maníes salados mirando atentamente los canales pasar rápido en el televisor. Estaba haciendo tiempo hasta que los comerciales que interrumpían su película pasaran y le dejaran seguir viendo "De Ringu", que luego de la cuarta vez vista, se estaba convirtiendo en su favorita. Kenshin, siguió caminando hasta llegar al shogi de su habitación, dejando un caminito húmedo y entró. Sacó una muda de ropa y se fue a cambiar al baño. Una vez seco se fue hasta la cocina, ya que como de costumbre tenía que cocinar él. Al pasar frente al teléfono notó que había una nota y leyó un número distraídamente. Sin darle la menor importancia, siguió caminando y dispuso todo lo necesario para hacer una buena sopa, ensalada y puso la máquina del arroz en funcionamiento. Tal como lo hacía siempre. Alrededor de una media hora después ponía los platos humeantes en la mesa baja, junto con una botella llena de cerveza, acompañada de dos vasos. Después trajo el resto de las cosas. Hiko volteó a ver la comida y distraído con la película dijo al aire "itadakimasu" (gracias por la comida) e hizo desaparecer la sopa que antes estaba en el cuenco. Kenshin comía despacito, notablemente perdido en sus pensamientos. Pensaba en el cambio radical del carácter de Kaoru luego de la aparición de Aoshi y también la expresión de sus ojos al ver la moto en la puerta del colegio. Se la llevaron a la casa de ella y la entraron al garage. Con suerte, en todo el trayecto habían cruzado unas palabras, entre las cuales estaban "¿tu tío no era el hermanastro de tu padre?" preguntó ella, media confundida, "no, eso lo dije porque no quería entrar en detalles de nuestro parentesco extraño, por no decir nada más que sentimiental. Le ruego que me disculpe por haberle mentido". Y eso fue todo lo que dijeron en esas cuadras. Hasta que llegaron a la casa de ella y se despidieron, sin beso ni nada. ¿Qué había pasado?
-Oi, baka, cuánto tiempo más vas a estar mirando ese pedazo de tofu, eh?- dijo Seijuro, mirándolo por el rabillo del ojo. Kenshin lo comió rápido y casi se atraganta. –Kenshin, ¿se lo has dicho, no? Sabes que es necesario- siguió hablando el mayor de los dos, ahora mucho más serio y menos concentrado en la televisión.
-Aa, Shishou, lo he hecho- dijo algo desanimado, y no entendía porque, después de todo ella lo había aceptado.
-¿Y sabes de quién es el número de ahí arriba?-dijo apuntando a la mesita del teléfono
-No, no lo sé. Pero tengo algunas suposiciones-contestó calmado, sin ni siquiera mirarlo.
-Bueno, era Yukishiro otra vez. Yukishiro Enishi, ahora- Kenshin se atragantó con la cerveza. Esto no le podía estar pasando, no ahora al menos. Sencillamente no era justo.
-¿Y que quería?- preguntó con un dejo de molestia en la voz.-digo, no hemos tenido noticias en al menos un año, es raro que llamen-
-Bueno, por lo menos todas las veces atendí yo, no te quejes tanto. El asunto es que querían saber como estabas, nada más. Enishi tenía ganas de hablar un rato contigo y me dejó el número de su celular por si se te ocurría llamarlo. Lo noté particularmente contento y es un poco extraño que él tenga una actitud así en este último tiempo. Me contó que le va muy bien trabajando en el exterior-
-Aa, leí algo de eso. Pero, porque llamó su padre ayer?-
-Por lo mismo, quería saber como estabas y si estabas bien viviendo aquí. Por cierto, ¿qué te dijo ella cuando se lo contaste?-preguntó un poco más interesado.
-Que no le importaba mi pasado, que me aceptaba como la persona que soy. Ella es demasiado para mi-
-Claro que lo es, tu eres un baka, no se que te vio-contestó moviendo su mano de arriba para abajo-en cambio a mi...¿qué NO me vería? Jajajaja- terminó con una sonora carcajada, tomando un largo sorbo de cerveza. Volvió su vista al televisor y siguió mirando atentamente la parte final.
Kenshin llevó los platos a la cocina, los lavó y se fue a tratar de dormir. Cuando corrió el shogi de su habitación escuchó claramente a Hiko de lejos –creo que tienes que llamar a Enishi lo más pronto posible, sabes bien que no son de llamar. Él me dijo que no era algo de importancia pero como bien sospechamos, no creo que sea cierto. Alguien con una agenda ajustada como él no llama porque si a su ex cuñado. Tal vez algo pasó y te necesiten en Kyoto. Yo puedo suplirte, pero que no se te haga costumbre, entiendes?-. Kenshin sonrió y, agarrando el número de la mesita le agradeció a su sensei. Metió el papel en su bolso y se fue a dormir.
No pegó un ojo en toda la noche.
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Había amanecido y ni se notaba. El cielo estaba cubierto por una gruesa capa de nubes grises que dejaba entrever el sol. El aire estaba húmedo y todo parecía pegajoso. Miki tardó más de lo habitual para peinarse puesto que el pelo se le había puesto indomable con esa humedad. Lo ató lo mejor que pudo en una trenza y se perfumó antes de salir de su cuarto. Le dio una mirada rápida a una toalla blanca que estaba colgando de una percha y una sonrisa tonta le pasó por la cara. De ahora en más, sería parte de sus tesoros especiales. Aún tenía muy fresca en la memoria la cara de la mamá de Aoshi al verla llegar con su chiquito dormido, empapado. Se puso contenta al ver que los padres de él confiaban en ella, no solo por su condición, sino por el cariño que le profesaba al chico de los ojos helados. No les contó como fue que lo encontró ni nada de eso. Argumentó que Aoshi había tenido una jaqueca grande y le bajó la presión. Ella se fue a su casa con la toalla que tenía y pese a estar mojadísima, el perfume del chico se percibía y le llenaba el corazón. A penas llegó a su casa llamó a Soujiro, ya que se habían vuelto muy amigos y él le hizo jurar que siempre le contara todo y ella ni lerda ni perezosa lo hizo. En medio de unos gritos Sou-chan entendió que Aoshi la había abrazado. Se puso un poquito triste pero cuando ella siguió hablando con ese tono tan alegre en la voz se puso mejor. Si así era ella feliz, él también lo sería, no?.
Miki tomó su maletín y se fue al colegio. Se llevó, además, un bolsito más chico ya que hoy tendría Kempo y un paraguas celeste. Salió sonriente de su casa y se encontró con Sanosuke y Megumi que venía peleándose y a los gritos. Era divertido escuchar sus discusiones, y ver como las duras miradas de Megumi eran calmadas con comentarios sutiles de Sanosuke. Y más cuando la agarraba de la mano. Con solo verlos, Miki no podía evitar soñar despierta con su Aoshi llevándola así. Moviendo la cabeza fuertemente hacía los costados, notablemente ruborizada despejó las ilusiones de su cabeza.¿Por qué si pensaba en Aoshi, no era él el de la ilusión?
Al llegar al colegio, se encontraron con Kaoru, Yumi y Soujiro en la puerta y entraron todos juntos. Aoshi ya estaba dentro del aula, con una mirada ida y con los ojos raros. Cuando entraron los cuatro saludaron a los que estaban adentro y mientras Sano, Megumi y Soujiro saludaban a Aoshi y le preguntaban que le pasaba, Kaoru se iba a sentar diciendo que se sentía algo mal.
Kaoru y Aoshi se evitaron todo el día y Miki se esforzaba en sacarle una sonrisa al chico alto, sin obtener resultados.
Cuando se estaban yendo para el dojo de Kempo, Miki le pidió a Aoshi de ser algo más que amigos. Aoshi en un primer momento no sabía que responder, después de todo, la pequeña sabía bien que era lo que pasaba con él y no quería meterla en sus problemas. No quería atarla nunca en una situación así, donde más parecía que la estaba utilizando y lo que menos quería era que pasara eso. Iba a empezar a argumentar algo, pero ella lo detuvo.
-Aoshi-kun, sé bien que no puedo hacer nada para hacerte bien de la forma que necesitas, pero déjame estar a tu lado-
-Pero, Miki-san... no me entiendes. Tu eres demasiado para tener algo así conmigo que estoy hecho un mar de incertidumbre. Eres maravillosa y me siento muy bien al escuchar que me quieres. Me alegra mucho y no puedo evitar decirte que también te quiero. Pero no estoy seguro de nada y no está bien que cargues con eso, si? Además, cargo con una desconocida que será mi mujer en poco tiempo y eso haría que todo termine mal entre nosotros- La tomó suavemente de la barbilla, para que lo vea directamente a los ojos. Ella, antes, estaba semi agachada en una clara señal de súplica. Se ruborizó al instante con el toque del chico y sus ojos se nublaron al pensar en que se le estaba negando. –Miki-san, ves? Yo no quiero ser el que te haga tener esa mirada tan triste. No quiero ser el culpable de opacar tu hermosa sonrisa, si? No voy a negar que te quiera, nunca, pero como te quiero no puedo permitir que sufras por mi. Te mereces un chico con las ideas claras, que te pueda hablar y llevar a lugares donde la pases de maravillas. Que te llene de sonrisas, que te de mucho, pero mucho más de lo que yo puedo darte. Ahora no estoy en condiciones de darte nada de eso, ni siquiera puedo hacer mucho por mi. Yo quiero arreglar todo mi lío de adentro, para luego ver, si de esos pedazos de mi queda algo que sea merecedor de estar a tu lado, de acuerdo?-
-¿Realmente esperas que te diga que si?- la mirada de ella era desafiante y el se quedo perplejo. Ni se esperaba una reacción así. La miró atentamente y espero a que terminara de hablar.-jah! Que no eres bueno para mi? Que tienes mucho que resolver? JAH! Yo no dije que iba a solucionarte todo ni que iba a ser el prototipo de mujer ideal. Yo soy como soy, y te entrego mi corazón. No te pido una relación estable y todo eso. SE, real y dolorosamente, que tienes una prometida. Oh Dios que lo sé, después de todo, siempre estás haciéndote problema por eso. Se que estás confundido, creo que lo sé aun mejor que tu. ¿Te estoy pidiendo que aclares algo? No, que yo recuerde. ¿Te pido promesas eternas? No, nada de eso. Solo te pido que me quieras cuando creas, porque yo ya te quiero. Por Dios, Aoshi-kun, no es tan complicado lo que te pido! Te pido confianza, nada más, que compartas cosas conmigo. Yo solo te digo que te quiero, y que no me importa lo que te haya pasado, siempre voy a estar a tu lado. Y cuando llegue el momento de separarnos, me quedará el recuerdo de todos los momentos que pasé contigo. Es más, ni siquiera te pido que me quieras! Me da una alegría que no tienes idea que me quieras, pero esto no es un contrato, en mucho más simple que eso. Te pido acompañarte… me lo permites?-
Aoshi, con sus últimas palabras, le agarró un brazo y con un fuerte tirón la atrajo hacia si, atrapándola en un cálido abrazo. Miki, que no es ninguna tonta, aceptó eso como era, ni más ni menos que un si. Sabía en lo que se metía y ni ella misma pensaba en la fuerza de ánimos que iba a tener que poseer para estar bien con algo así. Pero no podía reprocharle nada, porque el fue muy claro en explicarle la situación. El la aceptaba pero no prometía. Todo dependía de cómo se llevaran ellos dos y como Aoshi se recuperaba del daño que le había causado Kaoru.
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Ya habían pasado unos seis días del incidente en el colegio y llegó el torneo de Kyudo. Todo el equipo estaba presente, junto con los inferiores de Kendo y el equipo de voley que representaba el colegio, de la selección masculina. Nuestro grupo de protagonistas había podido ir porque era un domingo por la mañana y estaban todos presentes para darle ánimos a Kaoru y a Megumi. Yumi cargaba con unas cajas enormes de obento(cajitas de almuerzo) para cuando terminaran, ya que seguramente saldrían cansadas y hambrientas. Aoshi fue, medio a regañadientes, prácticamente arrastrado por sus amigos. Había inventado que se sentía mal y que no iba a salir de su casa. Su mamá, bastante enojada con la actitud de su hijo mayor, prácticamente lo pateó afuera y Miki se lo llevó. Fue divertido ver la cara de la mamá de Aoshi con una expresión que espantaría al mismo diablo. Con razón el chico era tan obediente.
Cuando dio lugar al comienzo de las competiciones de arqueria, los grupos se dividieron en siete. Kaoru no estaba junto con Megumi, sino que le tocaba en el segundo grupo mientras que a Megumi le correspondía el primero. Sanosuke masticaba chicle nervioso mientras sostenía unos peluchitos que, según Megumi, eran de cábala. Todos se los había regalado él y le daba un poco de vergüenza ver como el resto lo veía extraño con peluches de zorritos por todos lados. Cuando llegaba el turno de Megumi y ella, después de efectuar el tiro acertaba, Sanosuke saltaba acompañado de un grito alegórico y tiraba los zorritos por todos lados. Que bueno que después pensó que lo mejor sería alegrarse en los resultados finales y eso le evitó varias agachadas innecesarias juntando peluchitos.
Megumi consiguió un envidiable primer puesto del grupo y cuando le tocó el turno a Kaoru también consiguió el primero. Así siguieron las eliminatorias hasta que solo quedaron dos chicas y tres chicos. Las chicas eran Kaoru y Megumi, y los chicos eran de otro colegio de la zona. Consistía en cinco tiros, el que fallaba los primeros dos quedaba eliminado. El problema básico en esta clase de cosas más que nada es la presión por los nervios. No importaba tanto si antes habías podido ser excelente, ahora era otra historia. Dos chicos fallaron y quedaron descalificados, mientras los tres restantes lo hicieron estupendamente en las dos ocasiones. Megumi, que estaba extremadamente concentrada, lo único que podía ver era el blanco, en cambio Kaoru estaba un poco más dispersa. Aoshi la estaba mirando fijamente y eso, lejos de tranquilizarla la ponía más nerviosa. Podía ver clara la angustia en los ojos del chico, ¿no podía haber otro momento para mirarla de esa forma? Miki, que se dio cuenta, por celos trató de llamar la atención de Aoshi, mientras que Kaoru los miraba por el rabillo del ojo.
El otro chico falló, ahora quedaba, en el cuarto tiro, la decisión entre ella y Megumi. Megumi, mirando y sonriendo hacia donde estaban los chicos tiró y dio en el blanco. Sano vitoreo a su noviecita como nunca. Kaoru… bueno, digamos que tuvo una visión un poco incómoda mientras se preparaba para tirar. En el momento que iba a disparar, Miki le da un abrazo a Aoshi y este le responde. La mano de Kaoru tembló y la flecha, lejos de pegarle al blanco fue a parar al menos veinte centímetros más lejos. Megumi la miró extrañada y pudo ver con absoluta claridad los cristalinos ojos de Kaoru.
-¿Qué hice?- le dijo y la abrazó. Sollozó un poquito, a lo que los jueces interpretaron como pena por no haber sido la primera y, luego de darles las felicitaciones los otros chicos y los jueces se fueron a compartir la mañana restante con los chicos. El día era precioso e invitaba a tirarse en la hierba a disfrutar de un buen picnic. Kaoru iba algo cabizbaja y al ratito Kenshin se unió al grupo. Tenía poco tiempo, ya que tenía que ir en el transporte del colegio a llevar a los chicos de Kendo a sus casas. Miró detenidamente a Kaoru, y notó que algo raro había pasado. Quería saber inmediatamente que pasaba pero ella no le dijo nada, solo le sonrió diciendo que estaba todo perfecto, que no tenía de que preocuparse. El se fue, a regañadientes pero no sin antes dedicarle una mirada bastante enojada a Aoshi, no sabía porque pero le parecía que el tenía que ver en algo con eso. Aoshi lo miró desafiante, ¿Qué demonios le pasaba a ese tipo?.
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Luego del torneo, empezaron las vacaciones de verano. Cada uno de nuestros queridos protagonistas anduvo por sus propios rumbos. Cuando las clases empezaron de nuevo, y ya teniendo cuatro días desde la fecha de reanudación, Aoshi le pidió a Miki de pasar por su casa, que le quería dar algo que se había olvidado allí. Fueron a la salida del colegio. El tiempo se había puesto bastante feo desde el día anterior, por la noche y no pareciera que fuera a mejorar. Soujiro le había dicho que le llevaría la moto a su casa cuando saliera de Kendo, un poco por servicial y otro poco porque adoraba la bebe de su amigo. La motito pasó todas las vacaciones en el garage y Soujiro ya la quería como si fuese suya. Seguramente en cuanto tuviese el dinero necesario se compraría una parecida y se sentiría en la gloria si al mirar atrás viese una trenza larguisima flamear con el viento.
Cuando entraron a la residencia Shinomori se olvidaron de soltarse la mano e iban como si nada. Aoshi tenía un semblante medio triste pero no incómodo. Cuando llegaron a lo que sería el comedor el señor Ichida los recibió con gusto. Aoshi extrañado con la actitud de su padre arqueó una ceja, en tanto Miki se sonrojaba profusamente. Había algo por demás extraño ahí.
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La clase de Kendo había comenzado y los chicos estaban en el calentamiento. Kaoru entró al dojo con un mal presentimiento, no había podido dormir bien y, para colmo, cuando iba para el colegio empezó a llover a cantaros y una vez que estuvo adentro cesó. Algo le decía que no tenía que salir de su casa y ella le hacía oídos sordos. Antes, en el vestidor, Yumi había notado que la chica Kamiya estaba de un humor de perros y que su hermano mayor estaba algo alicaído. Parecía no ser un buen día para este par de hermanos. Mientras Kaoru se vestía articulaba cualquier clase de conjeturas y, para alguien que no la conocía, simplemente estaba loca. Por lo visto, mientras se ponía el hakama se le enganchó una uña en el tejido y se le había roto. ¡con lo que le costaba dejárselas crecer!. Parece que sería un laaaaargo día, pensó Yumi suspirando. Pensar que por suerte ya había pasado mucho más de la mitad. Cuando ya estaban haciendo algunas "kata" Kaoru practicaba con Soujiro algunos movimientos. El chico era hábil pero su hermana parecía estar mucho más interesada en fuerza y técnica que en velocidad.
-Imouto-chan (pequeña hermana menor), oi, no te descargues conmigo, aún no me pongo la armadura!-contestó Soujiro, algo agitado ya que trataba de defenderse de Kaoru que estaba sumamente persistente en dañarlo.-yo no tengo la culpa de tus problemas!- y con un giro rápido le sacó limpiamente la espada de bambú. Kenshin, que los miraba de cuando en cuando se fue con ellos. Les dijo que sus problemas personales los arreglaran en casa y como obedientes niños buenos se calmaron un poco. Por un segundo. Un rato después se estaban con sus armaduras puestas. Soujiro era claramente el más hábil de los dos, sus movimientos reflejaban mucha práctica y un riguroso entrenamiento. En cambio Kaoru, era mucho más estratega. Calculaba sus movimientos, entre intensidades y lugares específicos. Había mucha tensión y Kenshin encontró la perfecta ocasión para ver cual de los dos estaría compitiendo en el torneo intercolegial que estaba bastante próximo. Un leve murmullo daba a entender al resto que en realidad, lejos de entrenar, estaban tratando de hablar.
-Onii-chan(hermanito mayor) que es lo que pasa contigo? Te veo molesto y triste al mismo tiempo-decía Kaoru mientras intentaba un "men"(golpe a la cabeza) que era evadido por Soujiro
-¿Y tu que me cuentas? ¿Por qué ese humor?-contestaba rápido Soujiro, que se ponía atrás de una Kaoru un poco fuera de guardia y le propinaba un buen "kote" (golpe al ante brazo) cuando ella giraba.
-Yo… tengo mis razones-dijo jadeando ella.- ¿Y tu? Ya no hablas mucho conmigo, sino todo el tiempo con Miki apenas se separa de Aoshi-dijo molesta, ahora pegándole un soberano "dou"(golpe al torso) dejándolo medio perdido. Ya con más fuerza se abalanza contra la chica que se defiende yendo para atrás de los incansables golpes de su hermano. El resto del alumnado miraba impresionado, parecía que Soujiro se había cabreado de veras y el profesor hacía unas anotaciones en un cuaderno.
-Eso… NO ES TU PROBLEMA!-dijo él bastante molesto. Kaoru, también molesta se replegó contra su hermano. Kenshin, que miraba de lejos, tenía un extraño dejavú con las peleas que tenía con Shinta de más jóvenes. Siguió mirando, sin inmutarse y colocando unas anotaciones especificas.
-Claro que lo es, no dejas de hablar de ella todo el santo día!-
-¿No era que no hablaba contigo?-
-Bueno, las pocas veces que lo haces! Es que acaso te gusta la chiquita?-dijo con sorna Kaoru. Soujiro bajó la defensa y ella aprovechó la brecha con un limpio "kote" (golpe al antebrazo)-te lo devuelvo- agregó victoriosa.
-¿Y que si me gusta, eh?!-le contestó molesto-yo al menos admito cuando algo me gusta, mírate tu en cambio!- le dijo hecho, por debajo del protector, un Soujiro de un adorable color carmín. Kenshin había notado algo curioso, la fuerza de Soujiro, lejos de aumentar había menguado y para colmo no escuchaba nada entre el murmullo de los otros chicos.
-No sabes lo que dices, Jiro, realmente no lo sabes- contestó ella, mientras trataba de darle el tercer golpe, el final. Él, mas que nada se defendía.-no sabes nada de nada y hablas por lo poco que escuchas. De ella-
-Ah, si? De su novia?-. Kaoru se encendió de repente.
-¿Y tu que sabes? Solo eso, ¿no? ¿Sabías que Aoshi se me declaró en la obra, en los escombros? Claro que no lo sabes, nadie lo sabe. Nadie se preocupa en lo que yo pienso, solo se preocupan en lo que dice ella. Tu y Aoshi ya no me ven más como amiga- en eso bajo la guardia y Soujiro le propinó un buen "tsuki"(golpe a la garganta) que la tiró al piso. Kenshin dudaba de lo que había oído entre los grititos de Kaoru. Soujiro se abalanzó tirando la shinai a un costado y dándole un abrazo fuerte a su hermana.
-Gomen, Kaoru-chan… yo no sabía nada, yo no pensé…-
-Claro que no, y no te culpo. Ya bastante tienes con tu chica como para preocuparte por algo así. Y no te lo reprocho, es solo que… solo que…-y empezó a sollozar. Soujiro la levantó y trató de sacarse la máscara. Kenshin se aproximó de inmediato y cuando iba a acercarse más la puerta que estaba a sus espaldas se abrió de repente.
-HIMURA! QUE BUENO QUE TE ENCUENTRO!!!- Enishi, se hizo paso entre los chicos y saludo gravemente a Kenshin con una reverencia. Yumi miró extrañada. ¿Qué hacía este tipo ahí, con Himura-sensei?
-Enishi-kun, vayamos afuera, por favor- rogó Kenshin mientras lo arrastraba para el jardín. Le temblaba el pulso y no quería por nada del mundo que fuera lo que fuera a decir su pequeña lo escuche. Pensó mientras salía con un Enishi tironeado del brazo en el mal tino del chico para hacer acto de presencia. Kaoru se fue a los vestidores con su hermano, aprovechando la ausencia del instructor. A Soujiro bien poco le importó que fueran de mujeres.
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Una vez afuera, con numerosos nubarrones de techo, Kenshin sentó a Enishi en uno de los bancos de concreto del patio. Aun descalzo, salió corriendo para afuera. Enishi se veía muy distinto a como Kenshin lo recordaba. Ahora, con el pelo platinado y un aro extraño en la oreja izquierda parecía bien un actor. Un pantalón de jean, con una camisa y zapatos terminaban un sencillo vestuario con unos lentes raros tapando sus ojos turquesas. Kenshi quedó parado enfrente de él, como estudiándolo, tratando de encontrar vestigios del chico que se rehusaba a decirle "onii-san" cuando su hermana mayor se lo pedía. Parecía que ese chico había sido recluido en un gimnasio y estirado un rato largo, ya que al menos media unos doce centímetros más y tenía un porte envidiable. Tomoe estaría orgullosa de él al verlo así, pensó y como salido de un sueño empezó a hablar.
-Enishi-kun, discúlpame por no haberte llamado cuando lo hiciste pero tuve miles de ocupaciones y no pude hacerme de tiempo para llamarte-
-Oh, no te hagas problema, en verdad. Igualmente, yo quería hablar personalmente contigo, verás, es algo muy bueno y querías que lo sepas de mi antes de que mi padre te lo diga.- Kenshin, lejos de ponerse contento, palideció.
-¿Se trata de tus películas?-
-^.^, no-
-¿Tus desfiles, sesiones de fotos?-
-^.^, no, no-
-¿Tu marca de ropa?¿tu perfume?-
-^.^… no, MUCHO mejor que eso-
-Me rindo, no se que es-. De repente, a él también se le vinieron ganas de un buen combate de Kendo.
-Es sobre Tomoe- dijo calmado. Kenshin se sobresaltó y lo tomó de la camisa que tenía pulcramente planchada.
-¿Qué le pasó? ¿esta bien? ¿tuvo una recaída? ¿la derivaron a otro lado? ¿ella… ella…-
-Noooo, ella está muy bien, excelente! ELLA DESPERT"!!! Y HABLA, TE LLAMA, ES MARAVILLOSO!- le gritó Enishi, dándole un autentico abrazo de hermanos. Kenshin se mareo, se sintió tremendamente descompuesto. Cuando cayó en cuenta de las palabras de Enishi, de lo que realmente implicaban, se tuvo que sentar.-Kenshin, yo creo- dijo con una voz de ultratumba-que DEBERÍAS venir a ver como está, no crees? Tu eres SU novio, lo recuerdas o no?-
-Claro que lo recuerdo!-dijo levantando la cara.-por supuesto que iré, dame tiempo para-
-Oh, no será necesario, "onii-san"-agregó con sarcasmo-yo ya hablé con el director, le dije que tu prometida ya había salido de coma y que tienes que ir con ella para poder casarte, no?-. Enishi sufrió una transformación. Ahora parecía una especie de dios griego vengador, hermoso y mortal. Sus ojos se clavaron en los de Kenshin, helados y amenazantes.-yo se que no has sido un santo en este tiempo, "onii-san"y no quiero manchar tu currículum con cositas, sabes? Y la chica, nahhh, no se lo merece, no? Ella ha sido un ángel en darte una oportunidad, los ángeles merecen el cielo y ella lo tendrá, aunque NO sea CONTIGO. ¿nos entendemos?-
Kenshin sabía bien que si Enishi lo delataba con Kaoru ella sería expulsada y a él le revocarían el título. Además de la deshonra. Enishi le tiró un pequeño celular plateado y le dijo-pasaré por tu casa en tres horas, suficiente para una despedida decente. Yo solo tardo minutos. De ahí nos vamos directamente. El telegrama con toda la información esta en el correo, solo necesitan mi orden para enviarlo al consejo. No juegues conmigo, Himura, te va a costar muy caro.- y con esta última frase se fue, dejando a un Kenshin abatido en plena llovizna. A lo lejos, escuchó el sonido de un motor que se alejaba y unos pasos rápidos que se acercaban.
-Kenshin, ¿Qué pasó? Preguntaba Yumi, intrigada. Conocía al tipo Yukishiro de vista, pero que tenía que ver Kenshin con él?.
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-Onii-chan, todo esto no es justo!-repetía Kaoru en la ya mojada hakama azul de Soujiro mientras este le acariciaba el pelo. Hacía ya varios días que por una causa o por otra no hablaba ni le dirigía mucho la palabra a Kaoru. Miki le había contado a grandes razgos lo que había pasado entre ella y Aoshi y lo había decepcionado. Después de todo estaba con ese Himura, no? Pensar que antes era su heroe, pero los heroes no salen con tu hermana menor. Y menos cuando ella es tan chiquita y adorable y parece una muñeca. Bueno, este momento no era el indicado en pensar en formas de matar a los pretendientes de Kaoru, así que le hablaba mientras le acariciaba el pelo, consolándola. Se sentía como diez años menor, cuando ella se lastimaba o algo feo le pasaba. Sintió algo muy cálido en el pecho con el recuerdo y empezó a preguntarle exactamente que había pasado ese famoso día. Ella se lo contó rápido y detalladamente entre sollozo y sollozo y el se sorprendió de cómo influyeron los sentimientos de Miki por Aoshi en su versión de la historia. Le pareció, por lejos y conociendo a Kaoru, mucho más verídica esta que la de su amiga.
-Imouto-chan, ¿cuándo te diste cuenta que era él?-
-¿Nani?(¿qué?)...-
-Claro, que no era Kenshin-
-Eto... no sé a ciencia cierta si no es Kenshin. Yo a él lo quiero mucho, muchísimo, pero con Aoshi es una cosa distinta. Con Kenshin... siento que lo quiero, que lo quiero mucho y que es la persona que nació para estar conmigo, es algo extraño, pero me da la sensación que lo conocía de antes aun de haberlo visto. En cambio, a Aoshi lo quiero por como lo conozco. No sé, me da esa sensación rara en el estómago, y me pongo nerviosa cuando me habla. Me pongo contenta cuando me sonrie, porque soy conciente que no lo hace seguido y que lo haga para mi es como algo especial. No sé... no tengo todo muy claro, pero sé que cuando hace un tiempo se puso muy mal ese día en el campo de Kyudo, yo me puse peor. No podía mirar a Kenshin a la cara y me sentía una basura. Kenshin es tan bueno, tan lindo. Y yo estoy con mis lios de adolecente.-
-Bueno, Kaoru, no te sobre exijas con eso. Kenshin te ha aceptado como eres, con tus lios de adolecente y tus manias. El sabe que te falta crecer en varios aspectos y aún así te aceptó y quiere estar a tu lado. No menosprecies eso. Aunque me cueste admitirlo el tipo te quiere en serio y no creo que te deje por algo como eso. En cuanto a lo de Aoshi... bueno, sabes bien que lo prefiero-
-Si, claro, porque te conviene-
-Ejem... no. Bueno, un poquito si pero no. Ella es libre de elegir y lo eligió hace mucho a él y yo no puedo hacer nada contra eso. No es que me haya dado por vencido, sino que espero mi oportunidad. No voy a cortejarla, ni le voy a decir que la quiero y quiero que esté conmigo. Cuando sea el momento de estar juntos lo estaremos. O no. Eso Dios dirá. Pero lo tuyo, Kaoru es una pena. Estoy seguro de que Aoshi te quiere pero es como si los dos solos se hubiesen puesto piedras en el camino. El con su repentino interés en Miki y tu con Himura. Yo pensaba desde hacía bastante que estarían juntos al salir del colegio, con eso del colgante y que se yo. Se ven raros juntos, como si él fuese demasiado serio y tu muy explosiva pero supongo que eso es lo que los hace complementarios. En cambio Himura... no sé... parece siempre algo apagado. Como si siempre estuviese pensando en otra cosa.-
-Tu lo sabes, no es así?-
-Lo de los Yukishiro? Si, lo sé. Fui fan por un tiempo de Kenshin, cuando era un poco más chico y estaba mucho más apasionado por el Kendo. Lo leí en muchas revistas. También me enteré lo de Tomoe, pero pensé que era un asunto cocinado, ya sabes, sin importancia. Solo una ex novia.-
-El me dijo que así lo era, solo una ex.-
-Si, bueno, pero no sé como será cuando ella despierte. Algunas personas recuerdan lo que pasó antes de entrar en coma. Muchas no y parecen quedarse ancladas en el día anterior a los accidentes, por eso creo que Kenshin se debe sentir terriblemente atado a ella. Como con una deuda, entiendes?-
-Claro que si, pero... no sé... que pasará si el me deja?-
-Entonces tendrás a todos nosotros que estaremos a tu lado, si?- dijo, sacándole algunas lagrimitas a su hermana de los ojos. Ella sonrió y lo abrazó por el cuello y le agradeció bajito por toda su comprensión.-ahora me tengo que ir. Parece que la clase terminó y yo le tengo que llevar la moto de Aoshi a la casa antes de que empiece a llover mucho más. Vete para casa y duerme un poco. Luego cena algo y termina la tarea, yo le explico a mamá.-
-Arigatou, Jiro. Eres el mejor hermano del mundo!- y le dio un besito en la mejilla y el salió hacia su vestidor a cambiarse. Se tenía que dar prisa sino, llegaría empapado a la casa de Aoshi. Se encontró con Yumi que buscaba a Kaoru y cuando le dijo que ella se estaba cambiando entró y al rato las vio salir ya cambiadas con el uniforme del colegio hacía el patio. Cuando Yumi dejó a Kaoru se fue con Soujiro, que la esperaba con el bolso que Kaoru, al paso, le había tirado.
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-Otou-san, ¿Cómo está?- dijo medio sorprendido Aoshi, le extrañaba que su padre estuviese contento de verlo con la prima de Sanosuke, que ahora que miraba mejor, no soltaba su mano. Ella se veía raramente complacida y cuando él saludo ella bajó la cabeza. Su padre sonrió cómplice y llamó de un grito a su mujer, que apareció por el shogi de atrás. La señora Makiko, con un kimono tradicional los miraba sonriendo.¿Qué bicho les picó?, pensaba.
-Buenos días, Aoshi, que bueno que trajiste compañía-dijo la señora Makiko ahora junto con su marido en el tatami, solo un poco más atrás que el.
-Si, bueno... si, en realidad, solo vinimos a buscar algo- Aoshi no sabía ni que decir. Estaba terriblemente confuso. Su mamá en kimono no era algo de todos los días y su papá al verlo con otra chica y poniéndose contento tampoco. Algo estaba mal y el pronto lo iba a descubrir. La mamá de Aoshi llamó a Akane, su empleada y pronto habían unas tazas humeantes de té en la mesa para los cuatro. Miki, por lo que parecía, no se sentía incómoda y se dirigía miraditas con Makiko.
Ese algo lo estaba perturbando y dejando de lado muchas formalidades le espetó a su padre que era lo que estaba pasando.
-No pasa nada, hijo, solo nos pone contentos que te lleves bien con Makimachi-san-
-Pero, padre, no que estaba comprometido?-
-Si hijo, por eso mismo. Nos pone bien en verlos así, tendrán un gran futuro juntos-
-Pero, y Misao? No estará muy contenta si te escucha, Otou-san-
-Oh, era eso! Ya lo olvidaba!-contestó Makiko, dando un aplauso.-Makimachi-san, no le has contado aún, no es cierto?-
Miki agachó la cabeza y le tomó mas fuerte la mano a Aoshi, el la miró directamente, se veía desorientado.
-Nnno, no aún, esperaba sus ordenes y las de mi padre, Shinomori-san- contestó temblorosa. Sintió la mano de Aoshi soltar su agarre y ella agarrándolo solamente.
El no se podía enojar mucho, no?
-Por favor, que alguien me explique qué está pasando- dijo ahora muy serio Aoshi. A la lejanía, un trueno hizo una gloriosa aparición.
-Bueno, hijo, recuerdas a Misao, tu prometida? Al ver que no querías saber nada de ella con su padre ideamos un plan perfecto para que la aceptes. Ella se cambiaría el nombre y seria amiga tuya. Se acercaría de una forma mucho más casual a ti y se enamorarían. Por lo visto, todo salió bastante bien, yo pensé que la hija de Kojiro iba a arruinar nuestros planes-
-Si, yo también pensaba eso-agregó la madre de Aoshi a las palabras de Ichida.-principalmente después de esa obra, pensé que todo se iría por cualquier lado-
Un silencio mortuorio se extendió por la sala. Miki contubo la respiración por varios segundos y soltó el aire pesadamente. Esperó un montón de gritos, una escena novelesca y una fuerte discusión. Pero nada pasó, Aoshi seguía con la cabeza gacha sin emitir sonido. Los señores estaban expectantes de su hijo, ya que era calmo pero cuando se enojaba era terrible.
-Entonces- dijo Aoshi que por fin hablaba. Al menos habían pasado unos cinco minutos.-...entonces, ¿todos lo sabían? Ustedes, los padres de ella... mis amigos... todos?-
-No, Aoshi-kun-tomó la palabra Miki-solo yo y nuestros padres. Tu mamá le dijo a la de Sanosuke pero Sano no sabía mucho en realidad. Tus amigos no lo saben.-
-Entonces todos ustedes se reían de mi a mis espaldas y me jugaban esta broma horrible-
-No, hijo, no es lo que piensas-contestaba una ya preocupada Makiko. Esta reacción no era común. Se esperaba un arranque de furia y un Aoshi subiendo cabreado a su habitación rompiendo todo a su paso. Bah, como hacía siempre su padre cuando se enojaba. El estaba ahí, mirando al suelo y hablando bajito mientras sacaba sus propias conclusiones.
-Bueno, tal vez no riéndose pero "poniéndose contentos" de que yo halla entrado como un caballo en su plan, no es cierto?-
-No, no es así. Pensamos que sería la mejor manera para que me conozcas como soy, no como tu prometida-
-Tú... tú no me hables. Prometiste que nunca me mentirías- le dijo ahora un furioso Aoshi a Miki, liberándose de su agarre fácilmente. Ella se quedó helada mirando a esos ojos chispeantes. Por cierto, esto era mucho peor de lo que pensaban que pasaría.-yo te quiero, es cierto, pero ahora ya no puedo. Estoy demasiado decepcionado para quererte. Y ustedes... no sé que decirles. Pensé que eran mis padres, que buscarían lo mejor para mi. Me engañaron todo este tiempo y a ella la hicieron sufrir muchísimo por mi culpa, por esconderse de ella misma. Y yo le hablaba mal de Misao. Jah! Pensar que era ella!-
-Pero Aoshi-kun-
-Sabes, Misao, no?-le dijo ahora mirándola fríamente mientras se levantaba.-ya no puedo confiar en ti. Y, por consiguiente no puedo quererte como para casarme contigo. Te salió muy bien lo de Miki, adoraba a la pequeña.-prestó atención a un ruido en la entrada y lo reconoció al instante.- Escucho mi moto entrar, así que te puedes quedar hablando con Sou que vino a traerla. Voy a salir y ni se les ocurra buscarme. No se que harán con Misao, pero NO me voy a casar con ella.- y diciendo esto último se fue para la puerta. Misao se puso a llorar sin emitir sonido y los padres de él se sentían terribles. No pensaban que esa mentirita blanca importase tanto. En eso se escucharon unos pasos en la entrada y luego solo unos lentos que se acercaban. Dando unos toquecitos al shogi, Soujiro pidió permiso para entrar y le fue concedido por el señor Ichida, el único que tenía previsto algo así pero lo creía poco probable. El le había inculcado eso de ser honesto ante todo a Aoshi y en parte se sentía culpable puesto que si no hubiese sido tan estricto con eso, el chico seguro hubiese perdonado a Misao. Soujiro entró y observó la escena extraña que se le presnetó. Misao pidió permiso para ir a hablar con su amigo y Makiko los llevó hasta lo que sería un estudio, donde había un diván grande de cuero, en un reluciente marrón y acabados en madera. Las paredes eran de un color beige medio oscuro y tenía todo el aspecto de una oficina de psicólogo occidental. Con grandes diplomas y estantes llenos de trofeos, varios con el nombre del primogénito de los Shinomori, daban un toque especial al cuarto. Misao se fue a sentar en una silla con tapizado verde oscuro que estaba justo en frente del diván. Soujiro se sentó en frente a ella, haciendo un ruido chistoso al sentarse sobre el cuero. Se rió calmado y la miró viendo que ella también sonreía. Apenas estuvieron los dos sentados apareció Akane con dos tazas chicas de café. Le agradecieron con la cabeza y las pusieron en el escritorio, cuidando de no sacar nada de su orden.
Misao, antes de hablar, miró largo y tendido los ojos azules de Soujiro. Tenían un parecido a los de su hermana pero sin duda, ella prefería los de él. El también la miró a esos estanques verde-azules llorosos, ahora mucho más traquilos. Notó como estaban ligeramente enrojecidos y un poquito hinchados, aparentemente hoy vería llorar mucho a las mujeres más importantes de su vida. Ya había visto a su hermanita, ahora le quedaba la razón de varias noches de insomnio. Misao parecía estar renuente a empezar una conversación, lo que le pareció extraño a él y tomó la iniciativa con una pregunta simple.-¿Qué pasó?-
Ella volvió del trance que le presentaron los ojos del chico que tenía frente a su nariz y pestañó repetidas veces.
-Conmigo?-soltó distraída.
-Mmm, si, un poco contigo. Pero con Aoshi y sus padres... no entiendo mucho lo que está pasando, Mi-cchan, ¿podrías explicármelo?-dijo él, tomándola de una de sus manos. Le daba seguridad con el gesto y ella, ahora cambiando la posición y sentándose a su lado, tomó aire y le empezó a explicar.
-Bueno, creo que antes que nada tengo que pedirte una disculpa. Yo no soy quien tu piensas, Sou-chan. Mi nombre es en realidad Misao, Misao Makimachi y soy la prometida de Aoshi. Yo soy la hija de un buen amigo del señor Shinomori y nos han prometido hace un tiempo. Yo conocía a Aoshi por fotos y me había parecido muy lindo. Siempre me gustaron mucho sus ojos. A veces soñaba con él, el como sería ser la mujer de alguien así pero algo adentro mio me decía que el no me aceptaria en esos terminos, los del matrimonio por arreglo. Mi padre es un economista en Osaka, aunque mi familia provenga de Kyoto. Yo vivía en Kyoto y ahí fue cuando mi padre y el señor Shinomori se cruzaron casualmente. El señor Shinomori estaba arreglando algo de sus negocios allí y bueno, mi padre estaba trabajando. Al día siguiente de ese encuentro se encontraron de nuevo en mi casa y fue ahí, cuando hablaron también con mi abuelo, de que ambos mostraban interés en unir las familias. A mi no me molestó la idea, aunque no me agrada que se metan en cosas que me gustaría decidir a mi-
-Pero a ti te gustaba Aoshi-
-No, fue en ese momento que vi una foto de él-
-O sea que nunca se habían visto antes?-
-No. Bah, una vez. Yo tenía cinco años y el tenía seis pero no me acuerdo con claridad. Supongo que el tampoco. Nuestros padres pasaron un invierno en una casa que tienen los Shinomori en Sapporo. Las cosas que me acuerdo son muy lindas, ya que fuimos a ver el festival de las figuras de hielo y yo me quedé muy impresionadas con ellas. También me había quedado grabada en la memoria el parecido de las figuras con la mirada de Aoshi.
"Cuando lo vi en su cumpleaños me invadió una profunda ternura al verlo con sus amigos. Se veían todos tan felices. Yo vine aquí con una misión encubierta que solo era sabida por mis padres y los padres de Aoshi. Yo me tenía que cambiar el nombre y aparentar ser una chica común y corriente. Me cambié el corte de pelo y me hice uno muy parecido al que tenía yo ese invierno, de pequeña. Ya como Miki, fue más fácil conocerlo. El, por lo visto no estaba nada conforme con eso de casarse conmigo y tampoco me recordaba. No me entristeció aunque no puedo negar que me sentí algo defraudada. En ese momento me salió decir que era una prima de Sanosuke y eso después me costó decirle parte de la verdad a la señora Nadeshiko y a Sano. Por suerte fueron muy comprensivos conmigo, aunque ahora que lo recuerdo Sano me había advertido de una reacción así si Aoshi llegaba a quererme. El tipo es todo un idolo de la verdad y eso, en ese entonces no me molestó mucho-
-Si, sé bien de que hablas. Yo una vez le dije una mentirita acerca de un precio, de algo que le había regalado Kaoru y se puso como loco cuando se enteró que le había mentido. Menos mal que era algo chiquito sino... me acogotaba-
-Que bueno que sacas el tema de tu hermana- agregó ella rápido, ahora subiendo la cara, mirando directamente a la nada.-¿Sabías que a Aoshi siempre le había gustado? Eso me lo dijo Sano un día de esos en los que él no se había repuesto de lo de la obra-
-Si, claro que lo sabía. Ella es mi imouto-chan y siempre me fijo bien en quien se anda con ganas de tener algo con ella- contestó algo molesto.-en Kyoto no teníamos problemas porque ella era algo más gordita pero cuando vinimos se puso tan triste, extrañaba mucho a Yumi y a sus compañeras. No comía bien y hacía mucho Kendo. Un día nos sorprendió a todos en casa cuando dijo que se había anotado en todos los clubes de deportes, temiamos que estando como estaba le bajara la presión por el esfuerzo. Pero bueno, ella es una chica fuerte.-. el orgullo se le salía por los ojos a Soujiro hablando de su hermana. Misao lo notó y le sonrió ampliamente.
-Si, sé una y cada una de las cualidades de Kaoru, Aoshi ya me las ennumeró todas en ese cumpleaños la primera vez que hablamos. Las otras veces, las metía como pequeñas acotaciones. Y cuando ella pasaba hablando con Himura era peor, le chispeaban los ojos y apretaba fuerte los puños. Tu también hablabas de ella conmigo y en un momento pensé que tal vez Aoshi viera a Kaoru como una hermana, o una prima, que se yo. Pero uno no se sonroja cuando habla de su familia, no? No se pone con esa mirada boba mirando al horizonte. Me llamó la atención en un principio puesto que son bastante distintos y, no sé... se ven como raros. Pero la cara de Aoshi al verla es impagable y ella también parece estar interesada. No sé que le pasa con Himura pero eso no es mi asunto-
-Kaoru me dijo que le habías pedido ayuda con Aoshi-
-Si que lo hice, más que nada quería ver la reacción de ella al tocar el tema. Ella no se mostró interesada, aunque note una reacción rara en su mirada cuando nos despedimos.-
-Ella siempre a mostrado una predilección particular en Aoshi en nuestro grupo de amigos. Creo que no se da cuenta aún de lo que la quiere Aoshi, pese a que se le haya declarado, ni de lo que siente ella-
-¿Aoshi se le declaró?-dijo ella, ahora parada luego de saltar como un resorte. Soujiro asintió con la cabeza y ella recordó el sueño que le había contado él en su inconciencia ese día infausto mientras iban para la casa de él. Se lo contó pensando que ella era Kaoru pero en ese momento Misao estaba muy intrigada para entrar en tecnicismos. Se dejó caer en el divan otra vez, mientras su flequillo le tapaba ligeramente los ojos. Soujiro sintió su corazón estrujarse con esa imagen y la tomó nuevamente de la mano. Ella, sorpresivamente, apoyó su cabeza en el hombro de él.
-Sabes, Sou-chan? Yo sabía bien que esto pasaría y traté de no hacerme demasiadas ilusiones. Yo a Aoshi lo quiero mucho y la pasé muy bien con él pero algo me decía que no estaba bien. Tal vez esa contra de carácter que tenemos, o tal vez que yo había empezado mintiéndole del principio- al hablar sollozaba despacito y Soujiro entraba en pánico al no saber que hacer.-si ya sabía que esto pasaría porque me siento tan mal? Digo, sabía que el la quería a ella y que no tenía muchas chances, porque me siento así?-dijo ya dejando libre el llanto. El pasó su mano por la estrecha cintura de ella y la atrajo más hacia si, con la otra mano le peinaba despacio el cabello y trataba de pensar en que decirle para hacerla sentir mejor. Ella tenía un perfume fresco que le asaltaba los sentidos y lo dejaba medio atontado. El se dejó por un momento embriagar por su presencia y luego, con una voz calma le contestó.
-Misao es lo que Misao es. Por más que le hallas mentido desde el principio no pudiste ocultar tu esencia. Eres una chica soñadora y eso hizo inevitable que soñaras con que el te acepte. El te quiere, pero ahora está muy molesto. Piensa que sus padres, los tuyos y tu misma le han jugado una muy mala pasada y el es bastante rencoroso. No creo que el pueda sentir como antes, aunque nunca deja de sorprenderme. Yo, por mi apreciación personal, no creo que se hubiesen llevado bien como pareja, tu eres demasiado libre de espíritu y extrovertida y el es una cajita cerrada. Yo no soy quien para decirte con quien tienes que estar, Misao, pero no sé...si quieres estar con otro puedes contar mi apoyo siempre.- ella levantó la cara para mirarlo fijo y pudo adivinar que con las ultimas palabras no se había quedado muy convencido de si mismo. Se acordó de la visión que había tenido hacia un tiempo cuando andaba con Sano y Megumi y sonrió sinceramente mientras con un dedo atraía la vista del chico.
-Jiro, alguien te hizo notar que eres adorable?-dijo ella, aun con alguna que otra lágrima en los ojos. El se sonrojó de inmediato y no quiso que ella lo viera así. Misao se rió quedito y le dio un besito en la mejilla y se acomodó mejor en el brazo del chico Kamiya.-eres lo más dulce que una chica puede pedir, Jiro, no sé como hizo Yumi antes para dejarte-
-Mmm-contestó él, dolorosamente contento de sus palabras. En una ventana a su costado vieron el cielo soltar una copiosa lluvia hacia el suelo. Misao pestañó distraida y se levantó rápido.
-Kya! Me olvidé algo en el patio de mi casa!-gritó y Soujiro, perplejo la miró.-acompañame, si? Quisiera pasar un poco más de tiempo contigo-
-Claro, claro- dijo poniéndose de pie-siempre voy a estar contigo, hasta que me digas que me vaya-agregó con una preciosa sonrisa adornando su cara. Ella le contestó con el mismo gesto y se fueron, antes agarrando sus cosas, él su paraguas y ella el suyo, junto con sus útiles escolares. La señora Makiko, cuando salían masculló unas disculpas para la chica, por hacerle pasar tan mal rato pero ella le contestó que no importaba, sino que se preocupen en Aoshi que iría a volver terriblemente molesto. Salieron, despidiéndose de todos y una vez en la puerta exterior, llegaron a ver al señor Ichida que miraba la calle esperando a su hijo, en señal de preocupación. Los saludo con la mano y ellos desaparecieron bajo la lluvia rumbo a la casa de Misao.
Soujiro la miró, ya cuando estaban algo lejos de la casa de Aoshi y le dijo-por cierto, Misao es un nombre que te queda mucho mejor que Miki. Es muy hermoso-. Ella al entender la implicación de sus palabras, se puso tan roja como el paraguas de su amigo.
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Kaoru sentía las pequeñas gotas de la llovizna mojar tenuemente sus piernas bastante descubiertas por su faltita del uniforme. Movía los pies nerviosa esperando a Kenshin que la había dejado esperando luego de llamarla desesperado. Con una mano tocó su cabello, notablemente húmedo y empezó a maldecir para adentro, recordando lo difícil que se hacía manejar semejante melena toda mojada y alborotada. Ahora golpeaba con la punta de los dedos sobre el banco. Pasaron unos cinco minutos, los que a ella le parecieron al menos veinte y Kenshin apareció cerrando el dojo, con unos pantalones oscuros y una chomba roja, con un buzo colgando del bolso que tenía. Se acercó a ella y no se molesto en abrir su paraguas, aparentemente le gustaba la lluvia. Kaoru ya al verlo hizo un ademán para agarrar el paraguas suyo pero él la detuvo. Ella lo miró extrañada y el se sentó a su lado. Argumentando que no le sacaría mucho tiempo, le recomendó no sacar el paraguas. Kaoru le hizo caso a ese tonto pedido, ya que después de todo iba a abrir el paraguas luego para protegerse de esa maldita llovizna que ya le hacía sentir la camisa mojada, el no sabía bien como empezar y prefirió comenzar por la visita de Enishi y fijándose de no tocar el tema del telegrama.
-Kaoru-san- la llamó mientras ella miraba enfurecida el cielo, pensando en que sabe que cosa. La voz de él la hizo volver en si y lo miró fijamente a los ojos.
-Si, Kenshin, ¿Qué fue lo que pasó antes?-le preguntó con algo de preocupación en la voz.-ese era Enishi, ¿no es cierto?-
-Aa, es cierto, ese era él. Tengo una noticia que darte y veo difícil que te guste-
-Ya me la imagino, pero quiero que me despejes unas dudas-dijo ella, ahora mirando los pequeños charquitos que se formaban en las partes gastadas de las baldosas. Tomó un poco de aire, disfrutando tal vez del último momento que tendría así con él, recordando el aroma de la tierra mojada mezclado con la efímera esencia de su perfume varonil. Lo miró de nuevo y pudo leer con facilidad el cansancio que le transmitían esos ojos violetas.
-Enishi vino en representación de su padre y jefe de la familia a decirme que Tomoe, mi prometida, ha despertado.-
-Pensé que ella no era tu prometida, Kenshin-
-Bueno-dijo algo incómodo-tal vez te haya mentido en ese aspecto-. No podía mirarla a los ojos, su conciencia no se lo permitía. El había mancillado su confianza y sus sentimientos mintiéndole de esa forma.
-Entonces debes volver a ella, ¿No es cierto?-
-Si, dentro de dos horas, más o menos. Enishi pasará por mi casa a buscarme-
-¿Y no puedes hacer nada al respecto?-contestó ella casi al límite de la desesperación, pero recordó que Tomoe era parte irrevocable de su pasado y que el no quería olvidarla. Él le dijo claro que tenía una responsabilidad con Tomoe y que pensaba cumplirla. Además, había agregado, que lo suyo duraría todo lo que Tomoe estaría inconsciente. Ella aceptó los términos y ahora, no podía quejarse.
-No, Kaoru-san. Yo… yo quiero quedarme aquí pero tengo obligaciones. Además, yo de cierta forma sigo teniendo sentimientos por Tomoe y ella… ella me llama y yo me siento responsable por su condición.-
-Entonces, ¿Yo que lugar tengo? ¿Ninguno?-
-Yo…-dijo él teniendo miedo de seguir. Sentía las lágrimas peleando con su fuerza de voluntad y prefirió guardárselas para todo el camino a Kyoto.-yo lo lamento, Kaoru-
Ella se quedó callada a partir de ese momento, podía escuchar cada una de sus ilusiones partirse contra el suelo en forma de lluvia. No podía mirarlo, no después de haber sido rechazada de esa forma. Sus piernas temblaban despacio y sus manos apretaban fuerte la pollerita colegial. Sintió el ruido del paraguas y de repente la lluvia cesó de caer sobre su cabeza. Alzo la mirada y vio a Kenshin tendiéndole el mango para que lo agarre. Ella lo tomó con manos temblorosas y el le dijo, con una media sonrisa.-Kaoru, la he pasado muy bien a tu lado. Me hiciste muy feliz por el poco tiempo juntos que estuvimos y estoy muy agradecido. Espero que encuentres una persona que te haga infinitamente feliz y la cual haga relucir la mejor de tus sonrisas. Alguien que te valore y que no te haga pasar malos ratos. Alguien que se juegue todo lo que tiene por ti, que te quiera sin medidas y te haga sentir plena. Lamento todo el daño que te estoy causando y me siento una basura al dejarte de esta forma tan cruel. Yo…, yo no pensé que fuera a terminar así. Ni siquiera pensaba que fuera a terminarse nunca. Pero bueno… las cosas se dieron de esta manera. Te voy a extrañar y siempre voy a pedirle a Dios por tu felicidad. Gracias, gracias por todo.-
Kaoru vio algo borroso que corría con el bolso de Kenshin y con una melena roja como el fuego alejándose de ella. El era egoísta, no le dejó decirle nada, el rogarle que no se vaya, que la bese por última vez, que le dé uno de esos abrazos que la dejaban soñando despierta. El era un egoista que no entendía su corazón.
Una vez que la silueta de él se desvaneció y no lo pudo ver de ninguna forma, agarró su paraguas y lo tiró lo suficientemente lejos como para, a su criterio, pegarle en esa cabeza llena de agua a su sensei. Empezó a caminar hacia la puerta. Yumi se había llevado sus cosas de colegio y la esperaba en su casa y Soujiro había dejado, seguramente, su bolso arriba de su cama. Caminando sola en medio de la lluvia pensaba en las palabras de Kenshin que se repetían en un eco constante en su cabeza.
La lluvia, ahora copiosa, hacía que sus zapatos patinen un poco en los baldosones de cemento. Cuando estaba en la puerta pudo ver que a Kenshin se le había caído la bandita con la que se sujetaba el pelo y le flaquearon las piernas, doblándose sus rodillas haciendo que caiga a piso. Agarró la bandita y la estiró entre sus largos y blancos dedos, algo temblorosos. Llamándolo casi como un suspiro se entregó al llanto y arrodillada como estaba se puso en una posición semi fetal caída al piso, llorándolo con lo que le quedaba de corazón.
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Aoshi, en su caminata, maldijo al dios de las tormentas por ponerle menudo aguacero justo ahora que quería salir a meditar un poco. Agradeció a su buen juicio el haber pasado por su habitación y agarrar una campera impermeable, puesto que pensaba que estaría medio fresco el clima, al estar justo en el punto intermedio de pasaje de estaciones. El verano terminaba y las lluvias eran solo un pequeño adelanto de lo que sería en los meses otoñales. El viento se iba poniendo un poco más frío y los árboles empezaban a colorear sus hojas con tonos dorados, dejando los verdes frondosos a colores rondando entre ocres y marrones. Aoshi, mientras pensaba en lo toda la información nueva que le habían dado en tan poco tiempo, trataba de dilucidar que postura tenía que tomar. Le dieron ganas de mandar a su familia al diablo y hacer su vida solo. Pero se lo negó rotundamente, ya que sabía bien que la familia era una de las cosas más importantes que su padre le había inculcado. Pero… su padre también le dijo que mentir era lo peor del mundo y le había mentido descaradamente todo este tiempo. Le dijo que no la conocía a Miki, digo, Misao y resulta que ahora si y hasta confabulaban planes juntos e ilusiones de casamiento. "casamiento mis polainas" pensó y siguió caminando. Sin pensarlo, se fijó que se había ido involuntariamente a parar a la casa de Kaoru y pensó que sería una buena idea hablar con ella, que era su mejor amiga y seguro tendría algún consejo inteligente que lo ayudaría a salir de ese enredo. Dudó un poco a la hora de tocar el timbre y justo cuando iba a hacerlo la puerta se abrió sola y una voz de un chico de no más de 12 años lo saludo con un sonoro ¡¡¡¡¡¡Hola!!!!!!!. Aoshi casi queda agarrado del techo y en eso la señora Sachiko aparece agitada.
-Yahiko-kun, ¿¡Qué pasa!?-
-Ah!, mamá! Nada, solo que vi a Aoshi con esa cara de "no-se-que-hacer" y decidí jugarle una bromita, jejeje-
Aoshi trató de recuperar la compostura y un poquito sonrojado preguntó por Kaoru. Sachiko lo miró preocupada y le dijo que ella aun no volvía de la escuela, que tenía entrenamiento. Aoshi salió disparado para el colegio a buscarla y esa sensación de protegerla lo envolvió en un dejavú desagradable que le recordaba la vez del encontronazo con Himura. Pero era tarde, ya no podía detenerse, esa sensación de que ella no estaba bien lo dejaba intranquilo y no se podía quedar esperando como si hacía Yumi.
Corrió como alma que lleva el diablo y cuando estaba a unos diez metros pudo ver a alguien apoyado contra la pared de la puerta, mirando tranquilamente al cielo. Disminuyó la marcha y se acercó despacio.
Cuando Kaoru sintió unos pasos y una sombra larga acercarse reconoció en andar tranquilo de Aoshi y levantándose apoyada en la pared puso su mejor cara de enojada.
-Kaoru ¿Qué haces aquí? Vengo de tu casa y me dijeron que estabas entrenando-
-Si, ya, te vienes a reír de mi, ¿no? De cómo me dejaron, ¿no es cierto?-dijo ella furiosa dándole la espalda. Se sentía terriblemente estúpida y no quería enfrentarlo, no con la cara echa un desastre de haber llorado como loca ni toda empapada como estaba.
-El... te dejo? ¿Por qué?-
-Ohhh, si- contestó ella ahora dando la vuelta con la mirada brillante, notablemente enojada.-ahora haz de cuenta que no sabes, no? De seguro tú y tu noviecita han de estar riendo largo y tendido de mí-
-Kaoru, yo nunca me reiría de ti- agregó poniéndose más cerca de ella, solo unos pasos. Ella se movió un poco más adelante todavía con las piernas temblorosas y firmemente apoyada contra la pared.
-Hoy no, Aoshi-kun, hoy no, por favor, no tengo fuerzas para aguantar tus "te-lo-dije" aunque nunca me hayas dicho nada- el la vio con pena, parecía que la hubiesen molido a palos y trataba inútilmente de ponerse de pie. Tal vez, ese dolor interno sea mucho más grave que el físico y ya no puede con él. Su cuerpo lo exterioriza y ella hace lo posible por ocultarlo, pensó y justo cuando sus piernas otra vez volvieron a doblarse solas el la agarró antes de que caiga, sujetando con fuerza su hombro. Ella lo miró con sus ojos todavía llenos de lágrimas y a él se le partió el corazón con la imagen. Ella se le abalanzó y con un fuerte abrazo se puso a llorar. El la abrazó de nuevo y la alzó, llevándola mientras, luego de pedirle explicaciones, le contaba con lujo de detalles todo lo que había pasado, desde ese día en el campo de Kyudo hasta hacía unas horas, con la llegada de Enishi que había hecho una gran zanja en su vida.
Él se sintió un idiota con todo el relato, la había odiado tanto por lo que le había hecho y no había pensado un segundo en lo que ella pensaba con el asunto. También se sintió mal cuando ella dijo que en ese tiempo había extrañado hablar mucho con él y el solo se limitó a asentir, ya que en su vergüenza no encontraba cosa mejor que hacer. Quería quedarse toda la vida con ella en brazos, hablando ahora tranquila, con el pelo alborotado como una gran mancha negra sobre su brazo derecho y sus ojos perdidos en los recuerdos. Su cara, mojada y adornada con un poco de maquillaje corrido (que pensó sería para ese idiota de Himura y se murió de la bronca y celos) le daba ese toque de vulnerabilidad que le encantaba. La piel de ella parecía refulgir un blanco perlado que encontraba delicioso y la forma en la que su ropa de colegiala se le pegaba al cuerpo dejaba bien poquito a la imaginación. Y en eso, para completar la imagen, ella, sin previo aviso y tomándolo fuera de guardia, le regaló de esas fulminantes sonrisas.
-Gracias, gracias por escucharme, Aoshi-kun- le dijo con ternura y entendió con eso que el relato había terminado. La había escuchado y todo, pero no podía despertarse de la imagen ilusoria de ella como un hada del bosque en el rocío de la mañana que cabía tan bien en sus brazos. –Aoshi-kun, ¿Qué pasa, te quedaste sin nada que decir?- le dijo divertida. Otra vez, el truco sucio de la sonrisa. Aoshi se debatía bien duro contra lo que sus impulsos más primarios le pedían a gritos y lo que debía estar haciendo en un caso así. Se moría de ganas de besar esa boca rosada, que se veía increíblemente tentadora. Unas gotas resbalaban por sus labios y a él, en medio de su fantasía le parecía que decían"hazlo, hazlo" en su suave viaje a través de los menudos labios de la joven. Sentía que el corazón se le salía del pecho y que no podía controlarse. Kaoru lo miraba expectante, puesto que su "medio de transporte" se había quedado helado mirándola fijamente, sin hacer ningún movimiento. Dudaba si respiraba y cruzó por su cabeza que se había quedado bien sequito ahí y el rigor mortis la tenía sujeta para que no se caiga. Apoyó su cabeza en el torneado pecho del joven y sintió un estrepitoso corazón latiendo a mil por hora y un suspiro leve se escapó de la boca de él. Levantó la cabeza y vio lo más maravilloso del mundo. El le sonreía, tranquilo, con el pelo goteando por sus negros mechones y sus ojos con un brillo encantador, cálido. Sus mejillas estaban coloreadas y todo el parecía estar dentro de un sueño. Por un segundo, la lluvia solo era parte del paisaje y sus corazones latieron al unísono en un ritmo acelerado. Un trueno sonó y los sacó de su letargo.
-Eso fue lo más lindo que voy a ver en muchos años- le dijo él, ya salido de su trance.
-Lo dudo, Aoshi-kun. Ahora entiendo porque las chicas siempre te persiguen, jejeje- dijo ella, dándole un pequeño golpecito a la nariz respingada de él, haciendo que vuelva a curvar sus labios en una sonrisa.
Ahí mismo Kaoru le pidió que la baje, que quisiera caminar ahora porque se sentía mejor. La bajó con cuidado, como tratando de que su muñeca de porcelana no se rompa al tocar su mundo terrenal y se parta en mil pedazos. Ella lo encontró tan dulce con sus tratos, como si ella estuviese herida por algo! Buuu, lo recordó, recordó al pelirrojo y su mirada se volvió a oscurecer. Fijó la vista en el edificio que tenía en frente y no dio crédito a sus ojos.
Familia Makimachi.
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-Sou-chan, gracias de nuevo por acompañarme- le decía una ya animada Misao a Soujiro que la acompañaba bajo su rojo paraguas en la lluvia que caía sobre ellos.-en cuanto lleguemos le diré a mi chofer que te lleve a tu casa, mira que mojarte así los pantalones esos tan lindos por mi culpa, no me lo puedo perdonar-dijo molesta consigo misma.
-Vamos, no es necesario-dijo el subiendo y bajando una mano.
-Bueno, al menos quédate a cenar. Mi hermana mayor, Okon, cocina como los dioses, TIENES que probar algo suyo-
-Nunca me habías dicho que tenías una hermana, Misao- aclaró el, sorprendido.
-Claro que no, ellas son muy lindas y tengo miedo que llamen mucho tu atención, porque verás Jiro, que yo no te quiero compartir con ellas, jejeje- dijo divertida.
A él le encantaba estar así, sin aparentes preocupaciones, hablando calmadamente con ella. El no quería pecar de tonto, pero tampoco quería ilusionarse. Era tan sencillo enamorarse de Misao, con esa sonrisa llena de alegría y con su risa estrepitosa. Con las mejillas hinchaditas y coloradas cuando se enojaba. Y poniendo miradas adorables cuando hablaba con él de las cosas que le pasaban. No podía evitar caer en ella, perdidamente y seguirla como una polilla a la luz. Ella era la luz, toda ella. Brillaba como la más bella de las estrellas en sus ojos y lo encandilaba, fascinaba y llenaba con su voz cada pedacito de su alma. La adoraba como un loco y tenía que guardarse todo eso bien adentro y, si algún día llegaba el momento, le diría que la amaba hasta quedarse sin palabras. La besaría y querría hasta el cielo infinito y prometerle el edén mismo a sus pies por un gesto de cariño. Y agarrarla fuerte por la cintura y susurrarle cosas al oído, quedito y escucharla reír y sentir como el color llegaba a sus mejillas pálidas para teñirlas de rosado con sus palabras. Él haría todo por ella, si tan solo se lo pidiera, si lo quisiera.
Una llamada lo sacó de su ensoñación, un trueno, más precisamente.
-Ya nos falta solo una cuadra, ves? Ahora sabrás venir solito a casa, aunque, obviamente, no tendrás una guía tan bonita como yo, jajajaja!-
-Bueno, entonces caminemos un poquito más despacio, así tengo más tiempo de disfrutar de mi adorable guía-dijo tendiéndole el brazo. Ella se puso colorada y lo agarró, sintiendo por enésima vez en el día ese calorcito en el pecho al estar a su lado. No era como con Aoshi, ni punto de comparación. Era algo dulce, empalagoso que le encantaba. Ella cerró su paraguas y se acomodó para entrar bien debajo del de Soujiro, bien agarradita del brazo. El sonrió con el corazón y siguieron caminando hablando de anécdotas pasadas y cosas de interés para ambos.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-
Kaoru notó como la expresión soñadora de Aoshi había dado un giro de 180 grados y ahora se veían sus facciones apagadas y frías. Ahora parecía más Shinomori Aoshi que nunca.
-¿Cómo llegamos aquí?- se preguntó en voz alta.
-No sé, nunca habías venido?- preguntó ella extrañada.
-Sabes?, es el único lugar del mundo en el cual no quisiera estar-
-¿Paso algo malo? Todo este tiempo estuve hablando yo sin parar y bueno… no has dicho mucho, solo acotaciones dentro de mis cosas- dijo algo apenada.
Desde que se apartaron del colegio había hablado como una radio encendida y, si bien el le seguía el dialogo ella no le dejaba cambiarlo. El la miró perdido y la tomó de la mano. Le contó, con su voz tranquila de siempre como habían pasado las cosas en ese día para él.
Cuando terminó su relato, ella no sabía que decirle. En parte le parecía injusto lo que había hecho con Misao, pero también pensaba que en cierta forma sería mejor, así la chica esa se dejaba de estar con Aoshi y hablarle siempre tan interesada en su hermano. Uff, la ponía de mal humor que Misao no se decida. Si bien Aoshi parecía ser el amor de toda su vida, Soujiro no estaba a mucho de ser eso. Le fastidiaba que su hermano se preocupe por ella y que ella, aún así, seguía con Aoshi. Además estaba muy celosa, mira que sacar a dos personas importantes de su vida de un soplo!. Después lo pensó mejor y decidió no decir nada. Era como decir "¡mira al burro hablando de orejas!" así, que por un poco de orgullo propio se quedó calladita y se limitó a marcarle lo injusto del enojo. Le dijo, además, que se tendría que enojar con sus padres, no con ella porque seguro que ella estaría en una situación similar o peor, sabiendo como son las cosas con los matrimonios arreglados con las chicas. Ella, por suerte, tenia a su papi que no había hecho nada por el estilo, ya que confiaba plenamente en que sus hijos tomarían la mejores decisiones en ese aspecto y les dio total libertad para casarse con quien quisieran. Pobrecito Aoshi que, en ese aspecto, estaba educado a la antigua y tenía que aguantar todos los deseos de sus padres como propios. Ella le dice comprenderlo, porque Kenshin le había mentido diciendo que ya no estaba comprometido con Tomoe y sin embargo lo estaba.
-Pero, Kaoru, tu que harías?-
-yo por el momento no podría perdonarlo ni tampoco puedo hacer de cuenta que no me importa que me haya dejado, por eso no puedo contestarte a eso. Supongo que haría lo mismo que estas haciendo, Aoshi-kun. Me pone muy triste todo lo que te ha pasado y solo puedo decirte que puedes contar conmigo siempre, si?- contestó ella, y lo tomó más fuerte de la mano, haciendo que la mire a la cara. Cuando la vio sonreírle muchos de los velos que tenía en la cabeza se disiparon y vio tan claro que era ella lo que buscaba que la idea lo dejó fuera de foco unos segundos. Ella lo seguía mirando fijo, haciendo que lo que él sentía se vuelva más fuerte y más real a cada momento. Otra vez su corazón latía a mil por hora y sintió su garganta seca y arenosa, sin poder decirle nada a esa preciosura que tenía en frente. Tratando de no parecer un tarado total, le dio un suave tirón a su mano y acortó la poca distancia que había entre ellos. Kaoru se veía turbada y confundida y no sabía bien como tomarse ese acercamiento. Volvió otra vez su cabeza hacia el y vio como abría y cerraba la boca, como tratando de articular algo, fracasando inútilmente. Parecía un pececito, uno adorablemente confundido y perdido entre sus palabras.
-Aoshi-kun, no me tienes que contestar si no quieres, eh?-
Sin respuesta
-Eh, que te pasa?-
Silencio, solo el ruido de la lluvia sobre el piso y los tejados cercanos. Movió su mano frente a sus ojos, parpadeando salió de su ensoñación. La agarró de los hombros y ella ya no sabía que pensar. La miraba fijo, con sus penetrantes ojos celestes y ella empezaba a sentirse incomoda.
Como un suspiro, o una exhalación le dijo- te quiero, Kaoru-
-Aoshi-kun...-
-yo… yo lo recuerdo perfectamente. Te lo había dicho antes, el día de la obra, pero no podía recordarlo. Dios!-dijo golpeándose el costado de la cabeza. Sonreía contento.-yo lo había descubierto desde hacía tanto, tanto y sin embargo nunca… arrr-dijo ahora agarrándose la cabeza. Ella lo tomó de una de sus manos y notó como una lágrima caía en su antebrazo. Lo miró extrañada y se le paró el corazón unos cuantos segundos a verlo así.-yo realmente lo sabía pero tenía tanto miedo, Kaoru, tanto. Es más, ahora estoy aterrado. Te quiero Kaoru, con el alma y cuando pienso en ti siento una punzada aquí-dijo llevando la mano de ella hasta el medio de su pecho.-y me haces sentir tan bien, tan bonito y tranquilo. Quiero tenerte siempre cerca de mí hasta que te canses. Abrazarte hasta que ya no puedas respirar y hacerte feliz hasta que llores de alegría. Quiero estar contigo siempre, Kaoru, siempre, siempre- terminó sacándole la cinta que le ataba el pelo tirando suavemente, quedando extasiado al ver esa cascada azabache caer libre goteando bajo la lluvia.
-Aoshi-kun… yo… no se que decirte-
-¿Me quieres?-preguntó en un hilo de voz. Ella lo miró y supo que si. Sentía que si. Como no adorar a ese corazón con pies que tenía enfrente solo para ella!
-Claro que si, Aoshi-le contestó con dulzura-pero yo… aún estoy, tu sabes, yo aun lo quiero… es muy rápido- agregó algo insegura.
-No me importa!. Yo te voy a esperar y voy a tratar de sanarte ese dolor. No tiene porque ser algo tan oficial, solo voy a estar a tu lado, acompañándote y cuando estés lista para aceptarme entonces voy a estar para ti-. Kaoru se sintió tan alegre que pensaba que iba a estallar. Se moría por besar esos labios que pedían a gritos ser besados y hacerlo suspirar en sus brazos. Lo abrazó fuerte, fuerte y le dijo que estaba bien, pero que le tenga mucha paciencia.
En eso, escuchó a lo lejos la inconfundible voz de su hermano que aparentemente venía acompañado. Sumo dos más dos y salió corriendo con Aoshi agarrado fuerte de su mano a un callejón en el que pensaba que no escucharían a los recién llegados hasta que se vayan, sigan de largo o entren en la casa de Misao. Aoshi le preguntó que pasaba y ella solo se lo llevó.
Soujiro venía escuchando un relato de Misao de cuando era chiquita y había intentado esquiar cuando vio casi como una figura fantasmal una Kaoru que prácticamente arrastraba a un Aoshi torpemente hasta un callejón. Soujiro, entendiendo la estrategia, apuró el pasó con Misao e hicieron media cuadra en velocidad record.
-Eh, Sou-chan! Si querías correr me lo hubieses dicho! Una carrera hasta el final del pasillo!-dijo ella señalando una puerta del fondo. Ella salio disparada y el la siguió como pudo. Ufff, por un pelito!, pensó y siguió a Misao adentro donde rápidamente notó el aroma delicioso de un buen guisado.
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-Kaoru!-prácticamente gritó Aoshi bastante agitado-¿Qué demonios pasa?- le preguntó exaltado. El trataba de recuperar el aliento luego de que ella le dijera que aceptaba sus sentimientos y ahora lo ponía a correr como un loco. Que bueno que tenía las piernas largas y el trayecto lo fatigó más que nada por la sorpresa y no por el esfuerzo físico.
Kaoru, al borde de la desesperación, al ver que Aoshi se dirigía hacia la salida del callejón a ver que era lo que pasaba, se pone rápidamente en frente de él y, con su propio cuerpo lo empuja hacia una pared. Tenía que evitar a toda costa que la vea y no escatimaría en recursos para lograrlo. Aoshi estaba demasiado turbado y su corazón le pedía que pare por favor con los sobresaltos cuando esa maniobra inesperada de Kaoru lo sacó nuevamente de balance. La miró ahora bastante deseoso, sin saber como reaccionar. La miro expectante, como un corderito y espero que ella haga lo que quiera, después de todo, el estaba rendido ante sus deseos.
Kaoru no pudo soportar más la cercanía y, pasando sus manos por su cuello y ajustándolas por detrás, en un abrazo lo besó en los labios.
El, en ese momento, se olvidó de cómo se hacía para respirar.
El sintió su espina tensarse cuando ella lo agarró más fuerte y empezó a reaccionar cuando notó que trataba de alejarse. Cambiando rápido de posiciones, la dejó contra la pared y la besó tan dulce que ella quiso morir en ese momento, o vivirlo para siempre. El pensó que sus labios sabían a gloria, dulces y suaves. Abriendo un poquito los ojos pudo verla sonrojada, con los ojos cerrados y exquisita con el flequillo desordenado. Con uno de sus brazos la acercó más tomándola de la cintura y ella se acomodó mejor, poniéndose en puntitas de pies.
Kaoru no sabía que tan rica era la boca de Aoshi y esto, superaba todas sus expectativas. Tenía gusto a té con miel, cálida y melosa. En su propia inexperiencia mordió levemente el labio inferior de él para ver que causaba y sonrió para sus adentros al verlo tensarse y acercarla más. Se separaron y lo vio perfecto bajo la tenue luz de un farol que lo enmarcaba adorablemente con su pelo empapado y con una cara boba de alegría. Cayó, rápido, al verlo pálido en cuanto había sido el tiempo que pasaban jugando a ser sapitos bajo la lluvia y temió que el se fuera a enfermar. Le dio un besito corto en los labios que el se vio negado a dejar ahí pero ella removiéndose de sus brazos le dijo.
-Mou! Aoshi-kun, ya tendremos tiempo para eso, ahora vamos a casa a cambiarnos nos vamos a enfermar así!-. Caminaron a la casa de ella uno bien cerquita del otro, con un simpático tinte rosado en las mejillas.
Cuando llegaron a la puerta y les abrió Sachiko hecha una pila de nervios sonrió al verla llegar con él. Los metió adentro a los gritos y los mandó a cambiarse. Yumi la miró raro, ya llevaba al menos hora y media esperándola y Kenshin la había llamado a su celular para saber como se lo había tomado Kaoru. Pero, al ver la casa de boba de su mejor amiga decidió decirle solo el tiempo que había pasa esperándola y que se había aburrido porque Yahiko no la dejaba ganar en los video juegos como si lo hacía su hermano mayor. Aoshi sintió una pequeña punzada y pidió permiso para llamar a su casa, para avisarle a sus padres. Sachiko le dijo que si y que además se quede a comer y si quería también a dormir, no era necesario salir con ese día. Le agradeció la invitación pero al menos a dormir iría a su casa. Sachiko le dijo que por ella estaba bien y que de paso, cuando termine de hablar con sus padres llame al condenado de su hijo mayor que se había ido hacía mucho por lo que había dicho que solo serían unos minutos. Yumi decidió tomar ese recado, mientras trataba inútilmente de ganarle al experimentado Yahiko con la play station.
Esa noche, ni Kenshin, Kaoru, Aoshi, Misao ni Soujiro pudieron pegar un ojo.
Tsudzuku….
(Continuará…)
N. de K26: (o sea, yo). Jejejeje, creo que me quedó bien, dentro de los términos de aceptable. Lo escribí tan de a pedacitos… fue un desastre. Menos mal que tuve mucha gente que me dio ánimos y corrigió algunos errores de "edición". Yo escribo como hablo y eso es una mala costumbre, tengo que mejorar eso. Bueno, los que quieran tirarme tomatazos y otras frutas pueden hacerlo. Si, lo sé, estoy empecinada con la lluvia pero no puedo evitarlo, me encanta el clima que deja un buen chaparrón en una escena. Que se yo, prometo no ponerme tan pesada en lo sucesivo con las inclemencias climáticas.
Con respecto a Kenshin/Kaoru pues… todos sabíamos como venia la mano. Enishi aparece para molestar en el manga y no quería que pierda ese toque casi bestia de su personalidad. Quería que siga siendo autoritario y parece que este Kenshin quedó algo intimidado con sus ojos turquesas. Con Tomoe, bueno ella no hizo una verdadera aparición pero lo hará, eso seguro.
Misao/Soujiro me parecen súper tiernos y complementarios. Quise que el cariño de Sou-chan ya esté afianzado y que ella lo descubra a medida que avanza la historia. Por cierto, Aoshi no la usó para olvidarse de Kaoru, yo creo que la usó de lo que sería "cable a tierra" y bueno, recuerden que ella aceptó ser eso, ya que el no le prometió nada. Sé que muchos me tomaran merecida bronca por hacerlos sufrir así pero les aseguro algo, yo AMO a los personajes de Rurouni Kenshin y cada lagrimita que les hago sacar me duele a mi también. Solo les digo que esta Kirara26 los hará muy felices al final.
Como verán Megumi y Sanosuke son una pareja bastante estable y, si bien aparecerán, no serán los protagonistas en este embrollo que estoy escribiendo.
Kaoru y Aoshi, a medida que los escribía acá y los releía después, me hicieron soltar un par de suspiros. Si, lo sé, lo sé, mi Aoshi es súper OOC (Out of Character), pero una no puede evitar soñar despierta. Con respecto a Kenshin & los Yukishiro tendrán un marcado protagonismo en lo que sería el capítulo 11 en adelante. Supongo que el próximo será corto y algo intenso, con mucha tensión con el tema de Aoshi/Misao. Con respecto a eso... bueno, estoy tratando de atacar cabos sueltos y el capítulo siguiente será casi todo de estos complicados protagonistas, junto con los hermanitos Kamiya y con Kenshin. No me gusta mucho esto de dar adelantos, ya que soy malísima y cuento más de lo que debo. Espero que me lean el capítulo que sigue, ne? Gracias!
Si les gustó este capítulo… UFFF, no saben lo que se viene! ^.^
Y acá les contesto mis adorados review!:
Gaby(hyatt: Bueno, estoy muy conforme de que te halla gustado y yo te agradezco por ser de mis lectoras más fieles! Lo de matar a Battousai también me dolió mucho a mi, me costó mucho escribirlo y creo que voy a guardar al menos unas prudenciales horas de luto en su nombre y del buenazo de Kaneda, de "Actuación…". Me pareció que le iba bien a la historia y que le dejaría una buena marca en la personalidad de Kenshin. Aunque el sexy Battousai es oootra cosa. Guaus acoso sexual se me queda grande, yo diría un gran malentendido psicológico ;). Muchas gracias por tu mensaje, saludos!
Bizcochia U-u: Hola amiguis! Jejeje, muchas gracias, me alegro que te haya gustado mucho. Bueno, quería que la historia tenga mucho peso sobre Kenshin, principalmente por el hecho de que me parece un personaje súper complejo y quería que tenga una triste historia como en la serie. No me mates por la ruptura de tu parejita pero era necesaria para la trama. A mi, personalmente me gustó mucho escribir esa parte, donde Aoshi más que una estatua parece una persona y se muestra como es, un hombre con defectos y virtudes, con dolores y alegrías. Aunque acá le sobraron dolores, va a ser "harto feliz". Mirá, el chico esta muy confundido, porque desgraciadamente le pasa lo mismo que a Kaoru. Ya todo se va a aclarar mejor en el capítulo siguiente. No hay problemas con tus malos entendidos y te contestaré tu review anterior por medio de un mail. Yo también te quiero mucho y estoy muy contenta de que te guste mi historia. Te cuidas y gracias por el mensaje!
Shiomei: Antes que nada, muchas gracias por leerte mi historia y tomarte tu tiempito de mandarme un review. Me sirvió mucho para el capítulo siguiente… aunque igualmente conservo unos errores horribles. Si, es muy OOC y he notado lo raro que se siente al escuchar a mi Aoshi con el Aoshi que describo. Lo que pasa es que mi Aoshi es muy más "libre" en ciertos aspectos que el original. No tiene ese feo peso en el alma que lo torture. Es un adolescente reservado que no entiende nada del amor y lo lleva lo mejor que puede. Al igual que mi Kenshin, que carga con una novia medio muerta a la que todavía quiere. No pude evitar modelarlos a mi antojo y meterlos en mis fantasías. Solo espero que no terminen de desencantarte conforme pase los capítulos. Me alegra mucho que te guste ^.^ y te agradezco la ayuda! Saludos!
Misao-19: Hola!!! Tanto tiempo! Uff, que alivio que no estés enojada, ya me sentía mal con eso. No pierdas cuidado, Aoshi no usará a Misao, ejem… Miki. Espero que en tus vacaciones la hayas pasado muy bien, con las pilas recargadas para empezar nuevas historias y terminar viejas. Muchas gracias por el mensaje, saludos!
Justary: sep, ya muchos, no solo en el mini-universo de ff.net sino en mi vida diaria m han dicho que soy cruel u.ú. Supongo que luego de reivindicarme conmigo misma lo haré con Kenshin, no es cierto? Sé que mi fic no dejará satisfechos tus anhelos de K/K ni de A/M pero agradezco de todo corazón que seas fiel a mi historia. Valoro mucho eso, muchísimo y que me digas que te serví aunque sea para darte un empujoncito como escritora me hace inflar de orgullo. Gracias, en serio. Sip, Blankis es maravillosa, la admiro mucho. Es una muy buena chica además. Con respecto a las parejas que queden al final, si, serán felices, los amo demasiado a todos ellos como para hacerlos sufrir al final. Muchas gracias por el mensaje y saludos!
Shanshito con cola: Holis!! Bueno, ya hemos hablado mucho de nuestros lugares de residencia, no? Jeje, bueno el tema de los consuelos… ya viste, no? Espero que te haya gustado y también que me dejes tus comentarios. Tomoe dará lata en lo sucesivo pero la mía quiero que sea una buena chica. Vamos a ver como termina esto. Muchas gracias y saludos!
Dark Raxiel: Wola! Siiii, Aoshi tiene el corazón roto pero como verás ya encontró consuelo. Si a vos te fueron los calores, querida, no sabés como estuvo la temperatura en ese momento cuando lo escribí. Creo que se me derritió el gancho del pelo XDDDD. Y en este no te cuento.. ufff. Con el tema del fic de K/E me estoy exigiendo tanto que no creo que lo suba hasta que no esté completo. Quiero que me quede bueno. Woww…. No puedo contestar a todas tus preguntas, son muchas y revelan demasiado. Enishi apareció. El lío de A/M ya lo viste y con todo el resto se sabrá después si ya no se supo. Espero que sigas mi fic como me decís y te digo que valoro muchísimo tu apoyo. Muchas gracias y saludos!
Y bueno, para terminar le escribo estas últimas líneas a Blankaoru, de la que estuve esperando un review pero bueno, no llegó. Igual, tu cartita me encantó y espero que me dejes mensajito en este capítulo, si? Te quiero mucho y te mando un beso enorme! Nos vemos en el MSN y cuidate!
Y bueno, llegó esta parte a su fin y nos vemos en unos días con el 10. See ya!
Kirara26=^.^=, la potencial estudiante de Kendo en Argentina!!! (siii, voy a ser una Kenshi!!!!^__________^. Si Kenshi, sin n)
