Si, bueno, no me miren a mi. Pensaba que este capítulo fuera en cierre de "Dejavú", con un final improvisado y con un montón de cosas abiertas. Lo cierto es que Pola y Valen, dos chicas geniales me han dado tanto apoyo en los últimos días... me sentiría como traicionándolas si no termino esto como Dios manda (Bah, como se me ocurre a mi, lo que es peor). Así que bueno, al que no le gusta la historia, no me apunte a mi, sino a ellas que me dan ánimos, junto a otro montón de gente que amo y me da su apoyo con cada review. Son muy importantes para mi. Tal vez acá me pase del espacio "socialmente aceptado" para dejar mis notas pero creo necesario decir esto. Verán, yo estudio para ser escritora y escribir fics me ayuda a ejercitar muchísimo la narración y, de paso, me saca varias inhibiciones de escribir sobre lo que realmente me gusta. Sé que no es lo mejor que podrán leer de mi, puesto que tengo en mente muchos proyectos y quiero escribirlos, aunque mis allegados físicos más cercanos digan que hago alguna especie de plagio y no tengo talento al copiar. Yo no creo que sea así. Además soy terriblemente fiel a los que me sigue desde capítulos anteriores y estoy sumamente contenta de contar con gente como ustedes que dicen cosas lindas y me corrigen en lo que ando media pifiada. Son mis angelitos especiales y los atesoro, a cada uno de ustedes. Este es el primer fic largo que hago y, como se habrán dado cuenta, aún estoy muy verde para escribir. Debe ser que me cuesta expresarme en general y además, trato (si, les juro que trato y me rompo la cabeza pensando) de cómo hacer que los personajes no pierdan sus personalidades en mis historias. Por eso soy tan insegura y tardo mucho en actualizar. Con Dejavú 9 fue un desastre. Estaba que temblaba como una hoja cuando terminé de escribirlo. Menos mal que tuve a mis amigazas Pola, Blankis y Vinyl Geisha que me dieron una mano con los puntos clave. No saben como se los agradezco. Voy a tratar de seguir esta historia, a la cual solo le quedan unos capítulos(como 5) y voy a empezar otra, ya que no me canso de fastidiar. Solo necesito el "ok" de una persona importante para mi. Ahh, y la de Enishi... ufff.

Bueno, terminé! Ahora si, empiezo con lo prometido y no me maten, pienso seguir armando más lio con mis personajes.

Disclaimer: Si, lo sé. Ninguno me pertenece, solo mis ilusiones y mis sueños de que ellos hagan lo que yo escribo. La historia original? Si, de Watsuki Nobuhiro quien los ha hecho de forma fabulosa. Yo solo hago esto porque me gusta y no gano nada por ello. Solo toneladas de felicidad de saber que hay gente que lo lee y le gusta .

Dejavú

Capítulo 10: El día después.

Primera parte.

Soujiro, con la pancita bien llena esperaba a su padre en el recibidor de la casa de Misao que insistía en pasarlo a buscar con esa lluvia torrencial. La comida había sido muy agradable, con el señor Okina, Omasu y Okon. Por lo que había corroborado por experimentación propia, Okon cocinaba de maravillas y a Omasu se le daban muy bien los postres. Todavía se relamía en cuanto recordaba el riquísimo postre de helado, chocolate y limón que había comido. Por un momento pensó que si ellas eran hermanas de Misao, tal vez le hayan enseñado a ella a cocinar así de rico. Ahhh, que bueno tener a Misao, vestidita con una ropa casual, con un delantal de cocina, preparando un delicioso estofado y preguntándole dulcemente si estaba bien de sal... basta, basta! Con su mirada soñadora ya se había ganado una buena mirada divertida del explosivo señor Okina. Ahora entendía de donde había salido ese carácter en la pequeña Misao.

Cuando comían Okina lo interrogó de forma exhaustiva. Mientras Misao estaba de un rojo furioso tratando de comer y no atragantarse con las preguntas de su "jiya".

La mejor de todas fue cuando preguntaron (si, a esas alturas, ya se habían unido las otras dos) si conocía a Aoshi Shinomori y el contestó, como la cosa más natural del mundo, que era de sus mejores amigos. Dijo que era muy buen chico pero había dos cosas que no toleraba y le hacía imposible perdonar: las mentiras y que se metan con su familia.

Ante esa respuesta, hubo un silencio sepulcral, acompañado de una risita nerviosa de Misao tratando de subir las ánimas.

Por suerte, ahora, a la hora del café, estaban todos muy animados. Por lo que entendió de Okina, las hermanas de Misao se casarían en menos de 6 meses, cercana a la fecha de navidad. En la cara de Misao hubo una clara mueca de disgusto al recordar que debían volver a Kyoto y ponerse ese estúpido kimono. El uniforme de colegiala era mucho más cómodo (ni hablar del de Kempo) y esos kimonos la apretaban por todos lados. Además, para ir al baño!!! Naaahh, definitivamente se vestiría, quebrando todos los preceptos, de forma occidental.Okon fijó su vista en Soujiro un segundo con tanta intensidad que hizo que el chico se de vuelta a mirarla.

-oye, Jiya, porque no lleva Misao a Soujiro-kun para mi boda, que es la que está más cercana a esta fecha? De seguro la pasarían muy bien juntos allá en Kyoto. Además no quiero dejarla solita, se aburriría mucho, ya que cuando Omasu está con Kuro... buuu, no le puedes sacar nada de conversación.

-Okon!- exclamó molesta y sonrojada Omasu -No es tan así lo que dices!-

-Ah... no?!?!- contestó Misao, irónica– claro que iré con Sou-chan, si él quiere venir conmigo-

Todos fijaron la vista en Soujiro que no sabía que decir. Un sudor frió le cubrió la piel cuando vio que Omasu, Okon y Okina lo miraban con cara de "más-te-vale-que-digas-que-si". Giró para mirar a Misao y se encontró con sus ojitos suplicantes. -Bueno, iré, pero me quedaré en mi casa de allá, no quiero ser una molestia-

-¿tu, molestia, Kamiya-san?, jajajaja- dijo Okina. –lo único que podrías hacer para molestarme sería no ir o rechazar a Misao. Y no creo que vayas a hacer ni una cosa ni la otra.

Todos estallaron en risas con las palabras del abuelo. Todos, excepto Misao, que no salía del shock y la vergüenza. Porque a su abuelo le encantaba hacerla poner así de nerviosa?

-pero, señorita Okon, no le molestará a su prometido? Digo, no soy de la familia...-

-nooo- dijo ella, ahora sentada al lado del muchachito.-a Shiro le encantará conocer al noviecito tan lindo y educado de Misao, no es así, Okina?-

-Si, de eso estoy seguro! Y vamos a celebrar a lo grande, chico, cuando esos dos estén casados. Y con lo de Omasu! NO PUEDES PERDERTE LAS FIESTAS DE LA FAMILIA MAKIMACHI EN KYOTO! JAJAJAJA-

Misao, que ya parecía un arco iris, sintió la bocina del auto del señor Kojiro y se puso como un soldadito inglés al lado de la puerta esperando a Soujiro. Él saludó a cada uno de ellos, prometiendo volver pronto y la próxima, ayudar con la cena si lo invitaban a comer. Misao se lo llevó hacia fuera antes de que empiecen otra vez una conversación con su abuelo. En la puerta, estaban Kojiro y Yahiko adentro del auto protegiéndose del aguacero. Soujiro saludó rápido a Misao, agradeciéndole todo y agregando que había sido uno de los mejores días de su vida, al poder pasar tanto tiempo con ella. La chica agradeció y asintió con una sonrisa y se metió debajo de un alero que había en la entrada. Con una pequeña corridita, Soujiro se acercó al auto y abrió la puerta. Una vez adentro y con el auto en marcha, alejándose, la saludó con la mano desde la luneta.

Ya hacían cinco minutos desde que Sou se había ido y no quedaba ni el rastro de las ruedas en el mojado pavimento. Pero Misao no se movió un ápice, suspirando y mirando hacia donde se había ido el auto de los Kamiya.

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Kaoru daba su vuelta número treinta en su cama mientras su mente seguía volando por otros rumbos. Todavía estaba media turbada de la velocidad en que las cosas se fueron dando en estas últimas horas, con respecto a su voluble vida sentimental. Como una fuerte ráfaga helada recordó las palabras de Kenshin en el patio mientras, bajo la lluvia, le hacía entender que ella no formaba parte de su vida; al menos, de la más inmediata. Toda esa serie de recuerdos se repitieron de forma hiriente e incesante hasta que, rendida por el agotamiento del corazón agitado, se durmió para despertarse víctima de feas pesadillas a las dos horas.

De forma parecida Aoshi, en su cama enorme de dos plazas, apenas tapado con unas sábanas suaves de algodón, miraba al ventilador de techo como si pudiese darle las respuestas más claras a sus pensamientos. Tenía demasiado fresca la imagen de Kaoru en la cabeza, demasiado tierna. Demasiado cerca pero sintiéndola lejana. Era una sensación extraña y no podía evitar estremecerse al recordarla cuando, por el rechazo del ser amado, sollozaba mientras le preguntaba a los dioses por qué es que él la prefería a la otra. Encontraba la respuesta tan sencilla en sus propias cavilaciones que no le veía ningún sentido en que ella la supiese.

El tipo no sabe lo que tiene, o porque está ciego o porque no quiere ver.

Encontrándose en esa posición desconsoladora que es la de saber que no hay nada que te de sueño, se puso a hacer lo que veía más conveniente. Eran casi las doce de la noche pero estaba seguro de que encontraría lo que necesitaba en esa noche. Ya levantado, solo con sus bóxers de raso se fue hasta un shoji (puerta corrediza de madera y papel japonesa) que quedaba enfrente de su cama. Lo abrió con mucho cuidado de no despertar a sus padres, entró como una sombra sin hacer el más mínimo ruido en el tatami(especie de baldosas japonesas hechas de bambú) y cerró la puerta. A veces le preguntaba de donde había sacado tantas habilidades para pasar desapercibido pero no le dio mucha importancia al asunto, puesto que lo sentía demasiado natural en si mismo el pasar desapercibido(pese a que el público femenil de su colegio no opine lo mismo). En esa habitación contigua había un escritorio bajo con una computadora totalmente negra, aparentemente de las más nuevas. Eso en un rincón, en el resto de la habitación había una mini biblioteca personal, llena de libros, cuadernos y otras cosas. Se veía también un aparador con distintas clases de espadas e instrumentos antiguos de combate que tendrían, como mínimo, unos 100 o 200 años. Estaban en una vitrina bajo llave y candado. Al lado del teclado de la computadora había una cajita de anteojos, la cual agarró mientras se sentaba con las piernas cruzadas bajo el escritorio. Una vez que sacó los anteojos y se los puso encendió la computadora. Un gran logo plateado de "So...ny"(gomen, gomen, pero yo no tengo los derechos) apareció y lo más rápido que pudo bajó el volumen de la computadora antes de que se ocasione un desastre.

Prendió un módem externo que tenía a la izquierda del gabinete antes de iniciar sesión y puso las tres contraseñas necesarias para poder ingresar a su usuario. Activó varios programas de bajadas y puso "online" el único programa de mensajería instantánea que tenía. Saltaron varios e-mails que le pedían autorización para adherirse a la lista pero los canceló todos, seguramente serían de unas chicas del colegio que por unos yens habían conseguido de Sanosuke su cuenta. Ya lo iba a agarrar él.

Había solo unos pocos nombres en su lista, entre ellos estaban Kaoru, Sanosuke, Megumi, Yumi, Soujiro y un tal James. Este último era el único que también estaba en linea. Aoshi suspiró complacido e inició la charla.

-hola, James- puso tipeando bastante rápido. Se notaba que tenía mucho tiempo de práctica con el teclado. Al ratito llegó la respuesta, en una fuente divertida y de color naranja oscuro.

-Aoshi!!! Tanto tiempo!!!- todo en inglés. Aoshi hizo una brevísima sonrisa y contestó.

-si, es verdad. Hace mucho que no me conecto para hablar. Tuve muchas cosas que hacer.- contestó en un correcto inglés.

James era un chico que había ido a Japón desde Inglaterra a perfeccionarse en Kempo y Aoshi lo había conocido casi de casualidad. Tenían algunos intereses en común, como la literatura y las artes marciales, además de que sus maneras de pensar eran muy parecidas. Se habían llevado muy bien y eran muy parecidos físicamente, ya que James tenía el pelo de un castaño casi negro y los ojos muy verdes. Era un poco más alto que Aoshi pero ni se notaba. Cuando estuvo en Japón, James solo llegó a conocer a Sanosuke y a Megumi, porque los hermanos Kamiya se habían ido esas vacaciones a Kyoto a ver su otro dojo. El chico estaba muy intrigado con Kaoru, que según las fotos de su nuevo amigo era preciosa y Aoshi hablaba mil maravillas de ella. Fue muy gracioso cuando dijo que se moría de ganas de conocerla y Aoshi puso una cara demoníaca que le hizo cambiar de opinión muy rápido, casi tan rápido como esa idea había llegado a su cabeza. Una vez Aoshi le mandó un video de todos ellos en un viaje escolar a su casa en Inglaterra y pudo ver a Kaoru un poquito mejor. Le pareció, a simple vista, que con Aoshi se veía linda pero que tenían caracteres muy encontrados. Pero tal vez eso era lo atrayente, no? Dicen que los opuestos se atraen mucho. Aoshi le había escrito un mail hacía unos pocos días para contarle más o menos todo lo que le había pasado, desde Miki (Misao) hasta lo de la obra. James estaba intrigado en saber que había pasado con su amigo, ya que era muy raro que una persona como él esté así de desvelado una noche en la que tendría que ir al colegio unas horas más tarde.

-¿y que te trae por el cyber-espacio? Nunca te veo conectado-

-mmmm, digamos que no me podía dormir-

-¿es por el torneo de kempo?-

-no, ni siquiera me interesó este año-

-eso es muy raro- escribió escueto James. -¿no era que querías ser el mejor de todos? Tienes mucho potencial-

-no, ahora mis objetivos son otros. Ya sabes, con este lio que me ocasionó mi padre con el compromiso no tengo tiempo de pensar en torneos-

-cierto! ¿Cuándo sería? Quiero ir a verte cuando te cases-

-¿en serio vendrías?- escribió extrañado. Se alegró mucho de que James realmente se tomara en serio su amistad.

-claro. Quiero ver tu magnifica escapada en el momento del si, con Kaoru en brazos. Sería memorable. Ya me la imagino a Misao (así era?) con los ojos así Oo al verte corriendo hacia la puerta con Kaoru. Jajajajaja-

-TT, ya me parecía que no me estabas tomando en serio- Aoshi bufó por lo bajo mientras miraba molesto la pantalla. Pero estaba bien, así era su amigo después de todo.

-bueno, bueno, pero al final se lo dijiste a Kaoru?-

-¿lo de mi compromiso?-

-no, tonto... que la quieres-

Aoshi se ruborizó frente al monitor y se sintió un idiota. ¿Cuál era el problema, que le daba tanta vergüenza?. Menos mal que estaban a kilómetros de distancia, sino ya podía sentir las carcajadas de James al verlo así por una chica.

-si, bueno... ya se lo había dicho, ¿recuerdas la obra?-

-si, Yumi-chan me mando una copia del video en un CD. Kaoru-chan con ese vestido de Julieta se veía deliciosa- James se hizo una clara imagen mental de Aoshi cuando leyera eso, y no le llamó la atención de que luego de esa bendita frase le pidiera la video conferencia. Puso su camarita en posición e hizo clic sobre el ok. Podía ver claramente a Aoshi con sus anteojos para la computadora, de forma rectangular mediana y un marco negro. Se veía muy intelectual. También ahora notó como se ponía una camisa, dejándola desabrochada de color azul. Se puso los auriculares y notó que Aoshi también lo hacía. Corrió el teclado y se apoyó mejor en el escritorio, más cerca del monitor. Escuchó una voz calmada desde el otro lado, con un poquito de retraso que le decía, también en inglés con una clara pronunciación británica –solo me dices eso porque yo estoy aquí y tu allá, a kilómetros de distancia-. Aoshi escuchó la risa contagiosa de James resonar en sus oídos y se rió un poquito también.

-tu nunca cambias, no Aoshi? Siempre tan celoso de Kaoru-chan. La otra vez la encontré de casualidad por aquí. Me dijo que tenía novio. Por lo visto no eres tu-

-no, no lo era-

-¿entonces ahora si?- dijo visiblemente asombrado.

-no, no somos novios exactamente- dijo algo ruborizado. James no daba crédito a lo que veían sus ojos y pensaba que era algún reflejo de la pantalla que le estaba jugando una broma. –Ella terminó su relación con ese tipo con el que salía antes y yo tuve mis problemas. Nos brindamos apoyo mutuo, más que nada.-

-pero le dijiste que la quieres? Eso se notaba a la legua-

-si, se lo dije. Ella también me quiere pero necesita poner sus ideas en orden-

-¿y tus padres? Ellos y Misao no van a estar contentos- la cara de Aoshi cambió. Frunció el ceño y se cruzó de brazos, muy molesto.

-hace rato vine de la casa de Kaoru y no me he cruzado con ellos todavía. Tuvimos una discusión muy fuerte, los cuatro...-

-¿conociste a Misao?- dijo, mientras se pegaba a la cámara y solo se veían unos grandes faroles verdes. Aoshi volteó disgustado y dijo con sorna. -¿a que no adivinas quien era Miki en realidad?-

La boca de James se abrió y se cerró un par de veces, para quedar abierta, con la mandíbula baja un rato largo. Desde Japón, nuestro adorado morocho bajaba y subía la cabeza aprobando. -usoo!!!!!!(mentira!!!)-dijo James en japones. No podía creer la bromita que le habían jugado.-no puedo creerlo, es demasiado raro!. ¿Estás seguro que era tu padre el que te mintió?-

-si, no hay duda alguna de ello- contestó serio Aoshi -ellos y Misao lo admitieron como si nada-

-que desastre- dijo caído James. Había leído cosas maravillosas de Miki y pensó que sería una rival formidable para Kaoru. Pero ahora las cosas estaban muy mal y no creía, por lo que conocía a Aoshi, que la fuera a perdonar nunca. Lo bueno era que su preferida, la chica Kamiya tenía una excelente oportunidad de reconquistarlo. Y, sinceramente, no tenía que esforzarse demasiado conociendo la influencia que tenía ella en él. -¿entonces... no te casas? Que mal, yo ya había pagado buena parte de los pasajes-

-supongo que mis padres van a querer que me case igual. Con Misao o con otra, pero no van a posponer la boda, tal vez la corran de fecha, hasta después de mi graduación-

-¿y Kaoru aceptará ser tu esposa?-

-¿QUÉ?- dijo bastante alto Aoshi y se tapó la boca, mientras veía James divertidísimo como su amigo del otro lado del monitor se ponía de un rojo furioso. –n-n-no sé, n-n-no podría p-p-pedirselo- James se moría de la risa al escucharlo tartamudear. Ahora parecía una persona.

-vamos, no es tan difícil. Tus padres no se van a enojar con el cambio. Yo puedo decirle a mi padre que hable con el tuyo, porque sabías que tu papá tiene acciones en la empresa de mi padre, no es cierto? No fui a Japón esa vez nada más que de perfeccionamiento-

Aoshi abrió grandes los ojos con la nueva sorpresa.-no, no lo sabía-

-bueno, tu padre es un señor inteligente, va a aceptar- contestó sonriendo -y yo voy a ir a Japón en unas semanas a hablar con Kaoru para que te diga que si, ok?-

Otra vez la cara seria.-tu no te vas a acercar a Kaoru, al menos, hasta que ella esté casada conmigo-

-entonces si la quieres como esposa?- agregó divertido.-vaya, vaya... esta charla está muy interesante. ¿y que harás si se aparece su ex novio en el altar reclamándola-

-entonces ella estará tan segura de querer vivir su vida conmigo que el otro no le moverá un pelo- dijo tajante –ese pelirrojo otra vez no se la va a quedar- Desde el otro lado su amigo inglés le daba porras con gestos alegóricos. –Me gusta mucho tu actitud. Pero igual voy a ir a conocerla. ¡Que bueno que en Inglaterra ya no se usa más eso de imponer matrimonios! Me imaginas casado con mi vecina, esa fea de Clarisse, que tiene mucho dinero y mi madre la adora. Prefiero quedarme sin brazos a casarme con ella- Aoshi rió bajito y una vez que se recompuso lo saludó, agradeciéndole que lo haya escuchado y que lo llame cuando esté por llegar. James también lo saludó y le dijo que lo haría seguramente, que no pierda cuidado. Después de los saludos, ambos se desconectaron. Aoshi se sacó la camisa y haciendo otra vez el mínimo ruido posible se fue a dormir, mucho más tranquilo. Se fijo bien que era lo que le iba a contar a Sanosuke mañana.

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Ya subido en la camioneta blanca de Enishi hacía una media hora, Kenshin miraba la lluvia caer y golpear sobre la ventanilla. Llevaba llorando casi dos horas y tenía fuertemente agarrado el paraguas de Kaoru, que le había propinado un golpe excelente en la nuca que lo tenía medio mareado. En el vehículo tenía varias valijas, unas shinai y una cajita envuelta en una bolsa grande de plástico. Ahí tenía todas las cosas que Kaoru le había regalado. El chofer no decía una palabra y Enishi no estaba con él, seguramente se había quedado en Tokyo para arreglar algunos asuntos. No podía sacarse de la cabeza la imagen de su pequeña bajo la llovizna, con el corazón apretado en el pecho, tragándose su orgullo y pidiéndole un montón de cosas que le parecían justas.

Y si que lo eran.

Se sintió tan idiota, de dejarle esa amargura a cambio de toda la felicidad que ella le había dado en ese tiempo. ¿Cuánto fue? Uno, dos meses nada más. Casi el tiempo de vacaciones de verano. El no le había mentido en un principio, le había mentido al final, cuando la dejaba en decirle que estaba aún comprometido con Tomoe. Era lógico que Enishi no lo acepte, Tomoe tenía una fuerza muy grande en él y era comprensible que el la defienda y busque su bienestar. Pero se sentía muy mal en dejar a Kaoru. Sentía tan fuerte eso de que Kaoru era bien suya, desde hacía mucho tiempo. Que ella estaba siempre para él. Hasta había soñado con su casamiento. Y él, como todo buen romántico, hasta había pensado, en esas tardes de sol fulminante donde se veían, lejos del colegio en como decirle que sea su esposa. Pero Tomoe era algo demasiado importante para él. No solamente por la responsabilidad que él se creía para con ella sino esa fea sensación de engaño que sentía cuando besaba a Kaoru.

Kaoru y Tomoe no se parecían. Nada que ver. Pero el tenía sentimientos muy fuertes todavía por Tomoe y si... aún la amaba. Con Kaoru sentía mucha paz, se sentía libre, como si fuese su primera novia y él un inexperto adolescente en el amor. Pero Tomoe tenía algo especial que lo atraía muchísimo y no podía dejar de sentirlo. Se sentía el hombre de ella, en una relación casi matrimonial, por decirlo de alguna manera.

Sip, el hombre este está terriblemente confundido.

Mientras tanto se daba cuenta de que no había comido nada y que, pese a que su estomago le reclamaba algo para entretenerse el no tenía ganas de comer. Se escuchó una voz desde adelante, del conductor que le decía. -Himura-sama, Enishi-sama le dejó esto para que coma algo en el viaje-

Kenshin agarró las dos cajas de obento(cajitas de almuerzo) que Enishi le había dejado, junto con una botella de té frío y unos mochi (pastelitos dulces) para el postre. Bueno, después de todo el chico era atento, no podía quejarse demasiado. Parecía que había averiguado bien sus gustos, por lo que supuso que Tomoe se los había contado. Todo estaba como a él le gustaba y los ohashi(palitos chinos)... eran los que ella hacía mucho le había comprado y tenía en su casa para cuando él iba a comer. Se sintió muy conmovido con el gesto y teniendo en cuenta las molestias que había ocasionado se lo comió todo de buen grado. Solo una cajita, ya que la otra supuso que la tendría para después. El viaje era muy tranquilo y mientras comía pensaba en las cosas que le había dicho a Yumi en la corta charla que tuvieron horas antes.

-Flash back-

Yumi salió como disparada de la clase, con cara de susto. Vio solo a Yukishiro de atrás y supuso que habían terminado de hablar. Kenshin parecía congelado en su sitio, aún con el teléfono celular temblándole en la mano. Le invadió una profunda pena al verlo asi, con la mirada perdida y moviendo los ojos confundido como un ciego. Se acercó despacio y una vez que estuvo cerca lo llamó suave.

-Kenshin... ¿Qué pasó?- Él la miró fijo, con la mirada cansada y como con 100 años pesándole sobre los párpados. Se le hizo un nudo en la garganta y lo llamó a un alero alejado de la llovizna para poder hablar un poquito. Él la seguía como un fantasma. Se sentaron en el piso y el suspiró cansado y ella hablaba sin mirarlo.

-así que se irá, ¿no es cierto?-

-aa, es cierto. Kaoru-san nunca me lo perdonará-

Ella lo miró comprensiva y puso una de sus manos en el hombro de él.-vamos, conocemos a Kaoru. Ella se va a enojar mucho, después va a entristecerse otro poco pero siempre lo va a entender. Usted fue muy claro con ella cuando le dijo sus asuntos con la señorita Yukishiro, ella no es tonta, sabía que esto iba a pasar-

-lo sé, Komagata-san, créame que lo sé-

-entonces, no se haga tanto problema. Yo sé que Kaoru estará bien, nos tiene a todos nosotros, sus amigos. A mi me preocupa usted, Himura-sensei, usted allá solito con ambos Yukishiro. No se lo deseo a nadie- Kenshin sonrió y le dijo –ellos son muy buenos en realidad, solo que tuvieron mucha mala suerte. Tomoe es maravillosa y sé que ella no querría que me vaya. Enishi-kun también es un buen chico pero es muy aprehensivo con su hermana. No me enojo con ellos. No me enojo con nadie... tal vez un poco conmigo mismo. ¿Puedo pedirle un favor, Komagata-san?-

-si, pídame lo que quiera, sensei-

-quiero que cuide bien a Kaoru en mi ausencia. Enishi tratará de hablar con ella. No importa si usted no puede estar a su lado, procura que algún otro de ustedes lo haga. Pero cuidado con Shinomori- dijo serio. –él está visiblemente interesado en Kaoru y es un hombre que está comprometido-

-si me permite opinar, usted también-

-no, ya no. Yo lo hago porque por Tomoe guardo sentimientos muy profundos. Él no sabe aún que es exactamente lo que siente por ella y temo que la lastime mucho. Kaoru lo quiere mucho, más de lo que mis celos me permiten soportar... ¿me entiende?-

-claro que si, sensei. A Aoshi siempre le gustó Kaoru, o eso es lo que yo sé. A él le pasa algo parecido que lo que le pasa a usted, se siente comprometido inevitablemente con esa desconocida. Solo espero que cuando usted vea a Tomoe no le resulte tan fantasmagórica-

-no voy a poder evitarlo, Komagata-san. Hace ya un buen tiempo que no la veo. Nunca podrá ser mi Tomoe, la que conocí hace unos años.-

-bueno, en este momento usted no me parece el Kenshin heroico que yo conocí-

Kenshin torció la boca para sonreír afectado. Yumi le dio un golpecito en el hombro y después se paró y le habló desde arriba.

-yo creo que usted va a estar bien con Tomoe-san, prométame que va a intentarlo. Pero si vuelve a buscar a Kaoru hágase a la idea de que Aoshi- kun va a tener mucho terreno ganado, va a ser perder el tiempo. No dudo que ella lo quiera muchísimo, sensei pero ella es muy inexperta todavía y no sabe como manejar sus sentimientos. Le sugiero que no la bese ni la abrace en la despedida, va a ser muy doloroso. Yo prometo hacer todo lo que esté a mi alcance para cuidarla y lo voy a llamar cuando ella regrese, ya que seguro que va a querer salir a caminar después de su charla. Voy a ir para adentro a buscarla, y espero que le diga bien todo, si? No quiero ser su cómplice si dice algo que no es debido, como promesas de que va a volver y cosas así. Seamos realistas, usted todavía ama a Tomoe-san y si el cielo le dio a ella una segunda oportunidad, désela si quiere dársela. No se niegue nada, haga las cosas porque quiere hacerlas. Espero que le haya servido hablar conmigo. Nos vemos siempre que usted quiera.- terminó con una sonrisa y un guiño. Se marchó para adentro del dojo y Kenshin se paró, recostado sobre la pared, esperando a Kaoru.

- fin del Flash back-

Se prometió a si mismo mandarle algún regalo a Yumi por ser tan buena y comprensiva. Le debía una. Le había llamado la atención cuando estaba por irse y apenas terminaba de subir a la camioneta cuando recibió el llamado. Le dijo, muy sintético, que Kaoru había llegado bien, bien mojada y que se iba a quedar a dormir si podía para hablar con ella. Que no se preocupe que todo iba a estar bien. Se había quedado un poco más tranquilo pero no había pasado ni hora y media en ruta y ya la extrañaba horrores. Se iba a sentir como sucio con Tomoe, después de todo, no había sido un santo en su ausencia. Solo esperaba que ella lo perdone y que lo entienda. Sin saber como ni en que momento, debido a los ojos irritados, se quedó dormido y no despertó hasta que el chofer lo movió de su asiento y le dijo –Himura-sama, ya llegamos-

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El hospital, como todos de aquí a la China estaba super limpio y ordenado. Tomoe había sido derivada y ya no ocupaba la habitación de terapia sino que una que abandonaría en cuestión de días. Por orden expresa de su hermano, ella estaba solita en el cuarto, acompañada únicamente por su padre y las flores que siempre le mandaba su hermano menor. La habitación estaba muy linda, pese a ser un hospital, con unas cortinas color crema y con un precioso ramo de lirios en la mesa de al lado. Kenshin, en la puerta estaba muy nervioso de entrar, puesto que la vergüenza le impedía mirar a Tomoe de frente. Seguro que ella estaría muy flaquita y demacrada y el se moriría de pena al ver a su florecita así. Tenía en la mano solo el celular que Enishi le había dado y se sentía mal de no llevarle aunque sea un ramo de flores. Pensar que cuando Kaoru se accidento... basta! Y tomando fuerza en ese último pensamiento golpeó y pidió permiso para entrar mientras atravesaba la puerta.

Vio al señor Yukishiro de frente a él, sentado al costado de la cama y a una chica recostada, llena de almohadas que hacían juego con el cortinado haciéndole de respaldo. El señor Yukishiro sonrió y se paró de su sitio. -Mira, Tomoe-chan! Vino Kenshin a verte!-

Kenshin avanzó despacito, sin hacer ruido. Llevaba el pelo suelto y revuelto de haber dormido en el auto. Trató de estar todo lo psicológicamente dispuesto para verla pero no pudo evitar lo inevitable. Apenas hizo contacto visual con Tomoe los ojos se le llenaron de lágrimas. El papá de Tomoe salió rápido de la habitación y esperó afuera, sabía que tenían mucho de que hablar. Kenshin recordaba vagamente a Tomoe de cuando estaba hospitalizada... realmente todo ese tiempo internada la había desgastado. Tenía el pelo muchísimo más largo y el flequillo bien cortado. Tenía una cola de caballo baja y un camisón blanco de algodón con puntillas. Estaba flaquísima, tal vez con 13 kilos menos y parecía un fantasma de lo pálida que estaba. Sus ojos negros brillaron como perlas cuando lo vio a los pies de la cama. Con una vocecita de nena asustada, le preguntó –Kenshin, ¿realmente eres tu o solo te estoy soñando de nuevo?- Él se quebró por completo, ahora arrodillado apoyado en el regazo de ella llorando como un condenado. Tomoe lograba entender muchas disculpas entre los lamentos y le acariciaba a modo de consuelo la larga cabellera roja. Ella le levantó, con las frágiles manos que tenía, la cara y le dijo como una mamá que retaba a su pequeño. -no, Kenshin, no tienes la culpa de lo que me pasó. Fue solo un accidente-

Tomoe le indicó la silla que estaba detrás de él y Kenshin se sentó. Iba a empezar con su confesión pero Tomoe lo detuvo antes de que empiece.

-Kenshin, no es necesario que me pidas disculpas por lo que sea que hayas hecho mientras yo estuve inconsciente. En tres años pasan muchas cosas. Yo no puedo ser tan egoísta de pensar que porque estuviste comprometido conmigo tienes que hacer todo al pie de la letra. No te culpo, así que no te sientas culpable-

-pero Tomoe-chan-

-dame, dame! (no, no!) Kenshin, yo no te pedí explicaciones de nada y quiero pedirte un favor: escucha todo lo que quiero decirte, si? Y no me interrumpas.-

Kenshin suspiró. Tomoe seguía siendo, en algunos aspectos como el la recordaba. ¿tres años? Ni se había dado cuenta de eso. Estaba tan sumergido en otras cosas que no sintió tanto el tiempo pasarle. Ella tomó aire y se sentó bien derecha, mirando sus dedos mientras se entrelazaban por arriba del cobertor y con aire solemne lo miró fijo.

-para empezar- dijo Tomoe –sabes bien que nuestro compromiso está disuelto, así que no soy quien para celarte por lo de Kaoru-san... -

-¿la conoces?- dijo él mientras agarraba el borde de la cama y la miraba fijo. Ella levantó un dedo, con la cara muy seria y le dijo -Kenshin! Te pedí que no me interrumpas!-

Él retrocedió y le sonrió mientras se disculpaba bajando la cabeza. Ella prosiguió.

-no, no la conozco pero supongo que ha de ser una chica maravillosa. Quisiera conocerla, pero no por ser tu ex novia, sino como Kaoru Kamiya. Yo no le guardo rencor de ningún tipo ni nada por el estilo. Le agradezco profundamente que te haya cuidado en el tiempo que estuvieron juntos. El asunto es que yo no voy a hacerte reclamos y si en este momento me dices que quieres vivir tu vida con ella yo lo voy a aceptar y te voy a dar mi bendición. Kenshin, yo no quería que esperaras por mi y creo que mi padre lo adivinó bien disolviendo nuestro compromiso. Fue una buena decisión. Me temo que Enishi no lo sabe y por eso te debe haber dicho cosas muy feas. Te pido mil disculpas en nombre de la familia, sé que el puede ser odioso cuando se lo propone. Por eso le pedí a mi papá que te llame, por miedo a lo que el te hubiese dicho... y por otras cosas.

"También quiero comentarte, en el caso de que hayas venido para estar conmigo otra vez, los problemas que tengo de salud en este momento. Verás, después del incidente muchos de mis órganos han quedado resentidos. Uno de ellos ha quedado inútil y otros, como mi corazón y mis pulmones han quedado muy débiles. Yo no quiero que cargues conmigo, Kenshin, quiero que vuelvas con Kaoru-san. Yo no te puedo ofrecer una familia y solo voy a ser una molestia. Eres tan joven y bueno, Kenshin, no debes cargar conmigo. Además, mi útero... verás... – trataba de decir mientras movía sus dedos nerviosa. Kenshin no entendía bien que era lo que pasaba.

-Tomoe-chan, ¿qué paso? Dímelo, no tengo problema. Quiero saber- inquirió el muy decidido, mirándola a los ojos y tomándole la mano.

-bueno, cuando tuvimos el accidente perdí mucha sangre y mi útero tuvo un golpe interno. Yo... yo estaba embarazada-

Kenshin se quedó en shock, con los ojos muy abiertos. Otra vez tenía el tembleque en las manos y solo atinó a tomar las de Tomoe con fuerza. En un hilo de voz le preguntó –yo... ¿yo iba a ser padre?- Ella estaba muy mal, con gruesos lagrimones bajando por sus mejillas.

–Ay, Kenshin... lo siento tanto! Mi cuerpo quedó tan débil... no pude tenerlo! Yo.. yo lo perdí y ahora ya no voy a poder ser madre. No quiero que te quedes conmigo de esta manera, quiero que tengas una vida feliz, con muchos pelirrojitos gritándote "papi", no quiero que te prives de eso para estar conmigo. Tampoco quiero que pienses que te culpo, fue todo un accidente. Si, lo recuerdo perfectamente y sé que no tuviste la culpa. "Yo no sabía que no estabas en Kyoto, por eso le pedí a mi padre que te llame, pensé que estabas en algún viaje escolar. Yo no quise traerte a la fuerza, hoy por la mañana me enteré que tenías novia y me sentí fatal por alejarte de ella. Perdóname, Kenshin, yo no quise hacerte sufrir.-

Tomoe lloraba a lagrima viva y Kenshin sentía las lagrimas de ella caer sobre sus manos. Ahora entendía muchas cosas anteriores al accidente. Recordó cuando Tomoe le preguntó si podía ir para su casa a hablar con él. Cosas que no cerraban ahora encajaban como un rompecabezas. Las nauseas de ella al comer las gyozas (empanaditas japonesas) en el bar el día del accidente, sus repentinas ganas de buscar una casa para los dos con dos habitaciones, una cerquita de la otra. Se sentía un perfecto idiota, para resumir. Y ella, con un cuerpo chiquito y muy débil llorando porque la perdone!

PERDONARLA PORQUE!

-Tomoe-chan, no sé porque me pides disculpas- dijo él amable.-yo me fui, dejándote sola-

-no, Kenshin, tenías derecho a hacer tu vida! Yo no era más que un clavo en el zapato-

-nunca vuelvas a decir algo así- dijo él, tapándole la boca con un dedo y limpiándole un poco las lágrimas renuentes.-¿puedo hablar yo?-preguntó y ella asintió con la cabeza. Kenshin se sentó en la cama, al lado de ella y la abrazó con cuidado. Tomoe se sintió tan bien, se recostó en sus brazos.

-primero y principal, acepto que nadie tuvo la culpa, si? Entonces acéptalo tu también. Yo no sabía lo de tu embarazo, Tomoe-chan y nada me hubiese hecho más feliz que tener un hijo contigo. Aún así no pienso que sea un gran problema no tenerlo... ya podremos ver si hay alguna solución a tu problema, por eso no hay que preocuparse. Yo cuando me fui a Tokyo estuve con Kaoru, no lo niego, y fue algo imperdonable. Pero nunca dejé de pensarte y de rezar por ti, para que te recuperes pronto-

-Kenshin- interrumpió ella, bastante seria. –eso que me dices es un poquito cruel para Kaoru-san. ¿Cómo que estar con ella y pensar en mi?-

-no, no me mal entiendas- aclaró.-yo no es que pensaba en ti cuando estaba con ella sino que me preocupaba por tu salud. Kaoru es muy importante para mi y no quiero que lo olvides nunca, Tomoe. Por ella sentí cosas y por ahora no puedo evitar sentirlas. Pero tu también eres muy importante, eres mi mujer y yo soy tuyo. Yo volví por eso, no como un contrato sino porque yo aún te amo en cierta forma-

-pero no tienes la obligación de estar conmigo. Yo no quiero que sientas ninguna presión, yo te libero de todo eso. Y ser mi hombre... vamos, yo solo quisiera que fueras mi Kenshin, ese romántico incurable que era mi osito favorito. Sabes- agregó apesadumbrada -el doctor me dijo que estoy muy delicada, que no voy a vivir mucho tiempo. No voy a llegar a muy mayor -

-entonces déjame estar contigo todo lo que te quede de vida, como tu esposo, Tomoe. Voy a tratar de ser todo lo hombre que antes no fui, dejándote sola. Me dejas, por favor?-

Tomoe le dijo que si con la cabeza pero cuando el le iba a dar un beso lo detuvo.-no, Kenshin, no mientras esté aquí internada. Cuando salgamos y recupere aunque sea unos kilitos y me vea más humana que espíritu me van a tener que despegar a palazos de tu boca. Además... tienes demasiado de ella por ahora. Hagamos las cosas despacio, si? Como cuando recién nos conocimos. Tenemos todo el tiempo del mundo, no nos apresuremos. Por ahora, me preocupa mi hermano. Se quedó en Tokyo, supongo por el tema de la nueva campaña de fotografías de su marca de ropa pero no estoy tranquila. ¿Él conoce a Kaoru-san?-

-no, el no la conoce, o no parecía conocerla cuando hablamos-

-bueno, tenemos un poco de ventaja. Tenemos que salvarla de lo que le pueda hacer Enishi. Él es muy caprichoso y ella debe ser muy bonita. No me extrañaría que la quiera hacer formar parte de su colección.-

-¿colección?-

-si- dijo cansada -Enishi es muy idiota cuando se lo propone y ella no lo conoce. Solo espero encontrarlo antes de que el la encuentre a ella-

Kenshin notó la preocupación casi maternal de Tomoe por Kaoru y se sintió muy aliviado. Después de todo, Tomoe seguía siendo la chica amable de siempre.

-bueno, ¿cuándo te dan de alta?- le dijo sonriente.

-en tres días. Enishi empieza la campaña la otra semana-

-no hay problema, en cinco días nos tomamos un vuelo a Tokyo y vamos a buscar a tu hermano, ¿de acuerdo? No creo que pueda presentarte a Kaoru, ella todavía me debe tener mucho rencor sobre lo que pasó- le dijo mientras la tomaba de las manos. Ella le sonrió amablemente y le dijo, aún sonriendo.

-ay, Kenshin, siempre igual. Ella no te odia ni te tiene rencor seguramente, debe estar un poco dolida nada más. Debe ser una chica muy buena Kaoru-san y seguro que te quería mucho, por eso mismo dudo que no te haya entendido si le dijiste la verdad y ahora solo desee tu felicidad- Kenshin sonrió afectado y sacó sus ojos del campo visual de Tomoe. Se mordió el labio inferior y con una mano que tenía libre se acomodo el pelo, nervioso. Por el momento, lo mejor sería no pensar en la pequeña mentirita blanca que le dijo a Kaoru, no? Después de estar un ratito abrazados, ella cerrando los ojos muy contenta lo abrazó todo lo fuerte que pudo. -Kenshin, eres lo más lindo que una chica como yo puede pedir. Estoy muy contenta que de hayas vuelto conmigo- -yo más, porque la vida me permitió una segunda oportunidad a tu lado- terminó el, desde el fondo de su corazón, con absoluta sinceridad.

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La mañana del día después, en la residencia Shinomori, en cuanto se levantó el primogénito para ir al colegio se organizó de forma automática una reunión de los integrantes de la familia en el salón, donde ayer mismo sacaron los trapitos al sol. Aoshi estaba más serio que de costumbre y con el uniforme se veía muy formal. Por el shoji que daba al gran jardín lateral se podía ver como un viento de mediana intensidad levantaba las hojas que caían que eran aún muy pocas. La pequeña campanita de viento sonaba con la brisa y fue interrumpida cuando la señora Makiko entraba con uno de sus clásicos vestidos occidentales y su papá también, como siempre, con su traje gris oscuro impecable pero sin el saco. Su mamá tenía una bandeja con té en tres tazas de porcelana con dibujos de hojitas otoñales. Aoshi se aclaró la garganta, llamando la atención de sus padres y, con el resultado obtenido, lo miraron fijo.

-Otou-san (padre) creo que es hora de discutir sobre el altercado de ayer- dijo con voz pausada y calma. Se notaba que había pensando mucho en el asunto en esas pocas horas, principalmente por las ínfimas ojeras que tenía por debajo de los ojos brillantes.-creo, a pesar de que en un primer momento reaccioné mal, que mi proceder no fue errado. Usted, Otou-san, me inculcó efusivamente dos de sus más importantes preceptos en la vida: la honestidad y la familia. Yo sentí que jugaron conmigo y con Misao-san con las dos cosas. Pese a que a ella no le guardo ya ningún rencor, no puedo casarme con ella. Me di cuenta, muy tarde a mi pesar, que mis sentimientos estaban dirigiéndose a la persona equivocada.- tomó aire antes de seguir. Le molestaba como mil demonios hablar de sus cosas, así tan libre con su padre y su madre, porque a pesar de que en algunos aspectos les tenía mucha confianza su vida privada era de esos en los que no la tenía. Tomó un poquito del té que notó delicioso y siguió hablando –igualmente, no es ese el asunto por el cual quería tener una plática con usted, y con usted también, Okaa-san. Yo quería volver a afirmar, como dije anteriormente, que no me voy a casar con la hija de Makimachi-san. No sé que castigo impondrán sobre mi pero aunque me corten los brazos no lo haría, el honor es demasiado importante para mi.-

Makiko suspiró, mirando a su hijo que le recordaba tanto a su marido cuando era joven. Ichida había sido igual cuando era adolescente, con la única excepción que era un poquito más violento. De haber sido él del día anterior, le habría tirado un jarronazo a su padre por infeliz. Pensó también en que la decisión de Aoshi también era comprensible. Era un chico y los chicos defienden a muerte sus ideales y los ideales de su bebote eran tan lindos, ella no quería formar parte de algo que los mancillara, ya bastante había hecho. Con una sonrisa se acercó un poco más a su hijo y le agarró una de las manos que el tenía sobre las piernas.

-Aoshi, yo nunca te forzaría a que te cases con alguien que no quieras. Por suerte tu padre y yo nos enamoramos cuando jóvenes pero no puedo presionarte a que hagas lo mismo. Uno ama... o no lo hace, no hay otra, no hay puntos medios. Espero que tu padre opine lo mismo que yo, pero al menos cuentas con que yo no voy a tener objeción en la nulidad del matrimonio. Hubiese sido muy buena la unión para la familia pero si no se puede unir de esta forma ya tendremos otras, de acuerdo?- ella también había pensado mucho cuando su hijo se fue y no volvió hasta muy de noche y ni le dirigió la palabra. Se sentía bien de saber que con los Kamiya se había tranquilizado mucho y más con Kaoru, que le agradaba tanto. No sabía si a su bebé también pero la chica le gustaba.

El señor Ichida se limitó a escuchar y luego de un minuto de incomodo silencio le dijo con su voz resonante, mirando fijo a Aoshi- escúchame, hijo. Yo no voy a obligarte pero no te equivoques. Estoy de acuerdo con tu madre con la parte de que no tienes porque casarte con quien no ames y por eso no voy a obligarte a nada. Si a que le des una disculpa a Misao-san, porque ella no se merecía el espectáculo-

-lo sé, Otou-san, se la daré- dijo algo más relajado, después de todo, las cosas no estaban tan mal.

-pero-siguió Ichida -hay un problema. Hay mucha gente a la que yo invité para cuando pasara un mes de tu graduación para el casamiento y no puedo sencillamente decir "no vengan porque mi hijo no se casa" así nomás, entiendes? Amigos míos e importantes socios van a venir y tu casamiento me demanda una buena cantidad de dinero que no quiero tirar a la basura porque ya no puedo recuperarlo. La boda se hace, si o si, y si estás enamorado de alguien más te vale que se muera de ganas de ser tu esposa porque que te casas es un hecho, nos entendemos?- Aoshi no sabia que decirle, por suerte su madre tomó la palabra.

-yo hoy mismo voy a hablar con Sachiko para ver que podemos hacer, tengo entendido que Kojiro-san no gusta de los matrimonios arreglados pero supongo que ella sabe que es Kaoru, no, hijo?- Aoshi se ruborizó un poco y asintió con la cabeza. Makiko sonrió contenta al comprobar su teoría y siguió -creo que lo mejor será, Ichida, que hables con el padre de Misao- chan acerca de los cambios y le pidas una buenas disculpas. Ya veré de mandarle algo muy bueno a Kyoto en compensación por la pérdida, aunque pienso que nuestro Aoshi es invaluable, sin duda. No te preocupes, hijo, de ahora en más mami se va a ocupar de todo lo que pueda, tu solo procura que Kaoru-san acepte y te quiera mucho, mucho, de acuerdo?- terminó agarrándole más fuerte la mano con una gran sonrisa. Aoshi la miró con ternura, como hacía casi 10 años no lo hacía y le sonrió en agradecimiento. Ichida se sintió mucho mejor ahora que veía a Aoshi contento y más tranquilo, se había quedado muy preocupado el día anterior mientras su hijo no volvía y cuando lo hizo no se atrevió a confrontarlo. El chico tenía razón y el por orgulloso no sabía como decirle. Era un alivio tener una esposa tan comprensiva como Makiko que los entendía a los dos y siempre sabía que decir.

Por una de las primeras y únicas veces en su vida, el señor Ichida Shinomori dejó que su mujer, Makiko Shinomori se hiciera cargo de las cosas importantes.

Una vez que Aoshi se terminó el té se levantó y fue caminando a la cocina. Picó unas tostadas calentitas con manteca y apuró un vaso de jugo de naranja. Subió hasta su habitación y en el baño de la misma terminó de arreglarse. Se miró un poco las ojeras y levantó una ceja disgustado. Se preguntó si Kaoru habría podido dormir bien esa noche. Y despacito y sin prisa también pensó mientras salía si Misao había dormido algo.

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Continuará.

Fin de la Primera Parte.

N. de K26: Hola!!! Tanto tiempo . Estuve ocupadísima con un montón de asuntos últimamente y muchas de mis historias, tanto las que estaban para actualizar como las que estaban en "proceso creativo" me han quedado colgadas. Este capítulo va a estar dividido en 3 partes porque me quedé larguísimo. Supongo que esta es la más larga de las tres. Solo me falta darle la última revisada a la segunda parte y terminar de redondear el final de la tercera y van a estar arriba también!. Nuevamente pido disculpas para todas las personas que son mucho más que importantes para mi, o sea, mis lectores, por mi ausencia. También desaparecí en el ámbito de los review y me siento muy avergonzada por eso, ya que sé lo importante que es para uno recibir los comentarios de los lectores.

De nuevo, gomen nasai!!!(perdón!!!)

En esta semana, como que me parta un rayo, subo la segunda y tercera parte así que bueno, tendrán Kirara26 para rato todavía, jojojojojo! Los reviews los contesto el la tercera parte, ya que de seguro va a ser la más cortita y voy a tener más "lugar" para dejar mis respuestas. Los amo mucho a todos los que siguen mis historias, dejando sus impresiones o no, porque se toman la molestia de leer mis trabajos. Muchos besos a todos, nos vemos!!

Kirara26=.=, la estudiante de japonés en Argentina!