¡Buenas buenas, amigos!

Ya que me olvidé, no solo en el capítulo pasado, sino en el fic nuevo que subí en algunos capítulos, El Padre de la Novia (propaganda, propaganda) juro solemnemente que estos personajes no son míos sino que le pertenecen a un japonés genial llamado Nobuhiro Watsuki. No gano nada material con esto (dinero ni hablar) así que no pueden demandarme por eso.


Dejavú 12

Sobre bodas y reencuentros

Tomoe había hablado con Enishi por teléfono el día que Kenshin encontró la revista en la salida del hospital. Si bien se excusó estupendo acerca del por qué estaba Kaoru en esas fotos y no la chica del contrato ella no le creyó nada de sus parlamentos. Igual, mucho más que eso no pudo sacarle porque evidentemente estaban en una fiesta por el estreno de la película y no tenía buena señal donde quiera que el estaba y se cortaba la comunicación. Apenas cortó el teléfono, y tratando de calmarse un poco de la bronca que le había dado que su hermano tenga el tupé de mentirle a ella (que era prácticamente su madre y lo conocía demasiado) llamó a la empresa de aerolíneas donde Enishi tenía contactos y pidió un avión para la mañana del día siguiente. La joven, del otro lado de la línea, les dio un asiento de primera y les dijo que dentro de unas horas alguien les llevaría los boletos a la casa de ella. Fue algo que la dejó media descolocada, ya que sabía que las empresas estas usualmente no trabajaban así pero no le dio mucha importancia al asunto. No fue una sorpresa cuando, efectivamente unas horas más tarde, una linda jovencita le traía los boletos y tenía la misma voz que la que le había vendido los mismos.

¿Acaso Enishi no tenía límites?

Una vez con los infames tickets en mano, buscó a Kenshin (que estaba feliz en la cocina preparando algo para comer) y le dijo que ni se molestaran en desarmar la maleta, que salían al otro día a la mañana. El pelirrojo asintió y siguió con sus labores. Más tarde, entrada la noche, llamó a Hiko diciéndole que iban a ir para Tokyo con Tomoe y que se iban a instalar en su casa, si no era mucha molestia. "por supuesto que lo es" dijo con su tono de siempre, "pero no puedo dejar que esa chica que estuvo tanto tiempo internada esté dando vueltas por ahí. Así que agradécele a ella y no a mi, que ya sé que soy muy generoso. Espero que la hayas cuidado bien y que hayas sido digno de ser llamado alumno mío..." y siguió diciendo una sarta de cosas que el estaba seguro de no querer escuchar pero que no tenía alternativa de estar escuchando de todas formas. Cortó un rato más tarde, cuando Hiko se quejó que lo hacía perder el tiempo y que tenía que irse a corregir unas evaluaciones. Kenshin se fue a acostar en lo que antes era el cuarto de su cuñado (que se iba a morir de rabia al ver que su cama la había usado ese) y trató de descansar un poco para estar más o menos despierto la mañana siguiente.


Misao estaba en su clase de cocina cuando una compañera la llamó desde la otra punta del aula preguntando si era cierto que ella conocía a Kamiya-senpai. Se puso roja hasta las orejas y dijo que si, bastante nerviosa. Un objeto volador no identificado cruzó toda el aula y terminó en las manos de Misao con una atrapada excelente. La profesora, que no estaba en ese momento y acababa de entrar, ni se dio cuenta de los malabarismos en su cocina. Al ver la tapa de la revista varias cosas pasaron por su cabeza. La primera de todas fue golpearse la frente por estúpida¿Qué haría Soujiro en una revista, y en segundo lugar fue una gran admiración a Kaoru porque no dejaba de sorprenderla. Se agendó mentalmente el ver como andaban las cosas con sus amigos (tanto Kaoru como Aoshi) y le devolvió a su compañera la revista, sin antes hojearla un poco aprovechando que la profesora andaba lejos. Definitivamente Kaoru era muy linda y habían captado muy bien sus facciones. Con la cabeza aún en las nubes, que pensaba que eso de ser bien parecido debía ser algo en los genes de esa familia, la clase terminó y con los alimentos preparados guardados en una caja de almuerzo fue a comer como lo hacía todos los días, con sus amigos de Tokyo.

Cuando llegó, miró estupefacta la escena.

Kaoru estaba con cara de pocos amigos, entre un Soujiro bastante cabreado y un Aoshi serio e impasivo. Si bien Misao podía entender el porqué del enojo de Kaoru (la chica detestaba que sus seres queridos pelearan) no lograba dilucidar el comienzo de la discusión. En eso decidió que lo más prudente era hacerse notar desde la distancia que tenía de ventaja y la saludo a Kaoru con la mano, llamando la atención. La aludida la reconoció de inmediato y eso hizo que Soujiro se calmase y reincorpore. Aoshi mientras tanto no salía de su postura, lo único que hizo fue sentarse en el lugar donde estaba parado y reclinarse contra la pared. En eso también llegaron Megumi y Sanosuke, ambos también preparados para almorzar. Megumi, que todavía no se confiaba de Aoshi, tuvo la precaución de sentarse entre Sanosuke y Yumi (que también acababa de llegar, pero desde otro lado).

Misao se sentó, como también lo hicieron los hermanos, y dijo, en su tono desinteresado, que se había enterado lo de la revista y que Kaoru había salido estupenda. Yumi le dio un par de palmadas a Kaoru en la espalda, mientras contaba lo orgullosa que estaba y conseguía que la otra se ponga bastante colorada y agradezca sin parar. Soujiro, mientras, miraba todavía muy serio a Aoshi, que lo miraba también desafiante. En eso, Misao lo tomó del brazo y le dijo que seguro como su hermano mayor, el debería estar igual de orgulloso de Kaoru. Eso lo sacó un poco de balance, un poco por culpa, otro poco por quien era la que se lo decía y dijo que si, que estaba orgulloso de su hermana pero que no le había gustado la forma de proceder de otras personas. Aoshi bufó fastidiado y miró para otro lado y Kaoru se acomodó incómoda.

"Ay, Misao¡te perdiste esa!" Exclamó emocionado Sanosuke. "Verás, en el aula, apenas llegó Kaoru se armó un revuelo... ufff, como si nunca la hubiesen visto. Entonces tenemos a nuestra querida modelito, que estaba con una vergüenza increíble y con ganas de irse, custodiada por Jiro y Yumi. En eso Aoshi se levanta y como si fuera tal cosa agarra a Kaoru y la abraza como si se terminara el mundo. No sabes el shock que fue para nuestros compañeros, parecía que los había partido un rayo. Entiendo los celos de Jiro, por supuesto, pero supongo que yo hubiese hecho lo mismo en el lugar de Aoshi, hay que ponerle límites a todos esos tarados..."

"Pero no costaba nada tomar otra clase de medidas", interrumpió Soujiro. "No era necesario marcar territorio de esa forma tan... arcaica. Faltaba nomás que le orine encima como un perro-"

Hermano!" gritó Kaoru, al ver como se tensaba Aoshi.

"A mi me parece un gesto bastante tierno", agregó Misao, mirando hacia el cielo y comiendo un poco de su almuerzo. "digo, dejó bien en claro que no se metan con Kaoru, que era el objetivo principal y además puso en evidencia que de ser necesario, era capaz de hacer cualquier cosa por mantenerla alejada de indeseables aún a costa de su reputación de chico-de-hielo"

"Igual, lo mejor fue la acotación de Saito-sensei. Cuando dijo como si nada pasara que el se la veía venir desde la obra –sin intención de ofender, Misao-. Creo que ese tipo hace a propósito las cosas, diciendo cosas serias como si no importara. Para mi que quería hacer de celestino entre estos dos y estoy segura de eso, como que me llamo Yumi "

"Hmpf" contestó Soujiro, que ahora se sentía un tarado. No había pensado las cosas como Misao y ahora se sentía culpable por agarrársela con uno de sus mejores amigos. Kaoru, que estaba todavía media sensible por el tema este del reflote de los celos, se levantó enojada y agarrando a Aoshi de un brazo se fueron de ahí. Soujiro suspiró y se masajeó las sienes, evidentemente este sería un día largo. Misao lo tomó de la mano y con un apretón de confianza y una sonrisa hizo que los nervios del primogénito Kamiya se calmaran un poco. Yumi, que se sentía el último orejón del tarro al ver esa escena miraba incómoda hacía sus costados. Megumi, percatándose de eso, empezó a hablar con ella sobre la carrera de Yumi, ya que ahora que había visto como eran las cosas no podía creer que ella aguantara más de una de esas cosas al menos más de cinco veces al mes. Yumi estaba complacida, al menos ahora una de sus amigas la entendía mejor en su trabajo y hasta se ofrecía a acompañarla. Mientras Sano y Misao seguían hablando de los pormenores de las fotos y Soujiro hacía comentarios ácidos de cuando en cuando, la hora del almuerzo pasó, los chicos volvieron a clases y más tarde, cada uno se fue para su casa.

Menuda sorpresa se llevó Kaoru cuando después de la cena la llamó Megumi para decirle que la había llamado Yukishiro para "arreglar unas cositas con respecto a las fotos"


Si bien Kaoru no estaba nerviosa, tampoco estaba tranquila. Ahora con Yumi además de Megumi se encaminaron hacia la productora. Había muchos más autos de los que estaban cuando ellas fueron a la sesión de fotos. Cuando pasaron el lobby, Yumi reconoció a varios periodistas que estaban grabando con sus camarógrafos en los pasillos. La perturbó la idea de que esos estuviesen ahí con ganas de entrevistar a Kaoru, que era demasiado sincera como para enfrentarse con esos tipos de programas y revistas amarillistas. Ella había aprendido a fuerza de sus errores a lidiar con ellos pero Kaoru no sería ni siquiera consciente de los giros que eran capaces de darle a sus palabras. La agarró del brazo, más por instinto que por otra cosa, y tocaron la puerta de decía el nombre del representante de Enishi.

Una ola de flashes las rodearon y Megumi se sintió aturdida ante la intrusión. Yumi trató de poner la mejor cara mientras llamaba a Enishi a los gritos entre la multitud que le preguntaba tantas cosas al mismo tiempo a Kaoru que no llegaba a contestar ninguna. Eso era toda una experiencia nueva para ella pero no para Yumi que viendo que el aludido no hacía nada por darse a conocer, se propuso ella tomar riendas del asunto y empezar a contestar las preguntas de la forma en la que ella creía más conveniente. Dejando a Yumi hablando con la prensa, Megumi se escabulló al ver a Shishio hablando por teléfono, con Kaoru agarrada con firmeza. Ya le estaba dando en el hígado toda esa conmoción y no le gustaba eso de andar viendo manchitas de colores a causa del flash. Inevitablemente, no pudo evitar seguir compadeciéndose de Yumi, que parecía pez en el agua con todos esos tipos. Cuando llegó a donde estaba Shishio este cortó el teléfono y las saludó. Megumi dijo que si iba a decirles algo que espere hasta que Yumi esté presente pero el, frunciendo las cejas dijo que iba a ser imposible tener una conversación civilizada si ella estaba. Kaoru no entendió nada pero exigió hablar con Enishi en ese mismo momento, cosa que se ganó una buena carcajada por parte de él. Shishio dijo que recién había hablado al celular de él y que llegaría más tarde por una inesperada visita de su hermana mayor. También dijo que no le creía nada, ya que el sabía que la mujer estaba más muerta que viva, postrada en una cama y que era imposible que fuese cierto, que seguro se había con alguna chica por ahí. Kaoru estaba bastante molesta de que le vieran la cara, una cosa era llamarla para hacerla ir innecesariamente a ella, otra distinta era no solo molestarla a ella sino a sus mejores amigas. Se dio media vuelta, con paso resuelto, y encaró para la puerta, agarrando a Yumi del brazo y saliendo las tres juntas de ahí sin olvidar dar un buen portazo. Yumi estaba agradecida, las entrevistas ya estaban tomando un giro más personal y olvidando a Kaoru, cosa que le estaba empezando a incomodar. Megumi estaba un tanto molesta con toda la situación y no olvidaba dejar bien en claro su inconformidad a voz de cuello. Kaoru, en tanto, atendía su celular que tenía una llamada con un número que era familiar.

Su madre quería saber que rayos hacía ella en la televisión.

Las cosas iban de mal en peor.


Makiko siempre había sido una gran fanática de esos programas simpáticos de chismes, como ella les decía. Su marido prefería dejarla sola mientras ella se reía de las vidas de los famosos japoneses que eran encontrados infraganti haciendo cosas que no deberían, o diciendo otras que no tendrían. Ella encontraba hilarante esas idas y venidas de la prensa así que nunca se perdía ningún programa de esos. Como ese día se hacía el estreno de una película japonesa importante ella estaba emocionada por la cantidad de pavadas que iban a contar en el programa de hoy. Prendiendo la tele contenta y con su juego de té listo se acomodó para ver como empezaba. Mientras escuchaba los pormenores de la película se sirvió té y cortó un trozo del pastel que tenía en la mesa. Pasaron los avances de la película y ella tomaba contenta quedando admirada por la producción. Cuando tuvo el tenedor en una mano y la porción en la otra se quedó atónita. El presentador estaba de lo más entusiasmado con una revista en la mano, mostrando las fotos de las que creían que era la nueva novia de Tsukishiro. Agarró el teléfono que tenía a mano y marcó el número de Nadeshiko, la madre de Sanosuke y puso en conferencia a Sachiko, la mamá de Soujiro.

Nadeshiko, que estaba mirando el mismo programa, estaba todavía sorprendida. Sachiko, que tenía la revista en la mano y no entendía nada de todo ese revuelo, dijo desinteresadamente que no entendía cuál era el problema con que Kaoru se saque unas fotos. Makiko le contó (sin antes no lograr un gritito de espanto de Nadeshiko) que el chico ese, Tsukishiro, era el nuevo boom en las taquillas japonesas y que si era algo de cuidado que apareciera con una chica nueva promocionando una de sus inversiones más importantes. Sachiko seguía sin entender ni jota de lo que le decían pero comprendía que esta semana iba a ser un incordio para su hija. En eso se escuchó un thud desde alguna de las que estaba al teléfono y un "hey, Aoshi, espera¡recién llegamos!" de Sanosuke, seguido de varios pasos y una puerta que se cerró. Nadeshiko y Makiko suspiraron, mientras Sachiko colgaba para llamar a Kaoru y preguntar que diablos era lo que andaba pasando.


Soujiro esperaba afuera del edificio, ya que ni de coña dejaba que su hermana ni sus amigas se fueran solas a hablar con ese Tsukishiro que le caía cada vez peor. No por el hecho en si, sino por las consecuencias. Decir que ya se había arreglado con Aoshi gracias a la mediación de Misao (suspiro) así que las cosas con él estaban estables. El que estaba enojado ahora era Yahiko, que se estaba cansando que lo dejen de lado y quería y a darle una patada a ese Enishi por acercarse así a la-fea-de-su-hermana.

Vio a las tres que se acercaban y se empezó a acercar a la puerta en caso de que necesiten asistencia. En eso pasó al galope un tipo que le sonaba conocido y atravesó la puerta como si fuese el dueño del lugar.

Condenado rubio teñido.

En dos zancadas estuvo en la recepción y se interpuso entre las tres chicas. Kaoru, que iba en el medio, se le enfrentó y mientras le hablaba iba empujándolo con el dedo en el pecho marcando que era lo que evidentemente le molestaba. Enishi la miraba, desde su metro setenta y pico con las manos en los bolsillos. Megumi lo vio a Soujiro y negaba con la cabeza. Yumi miraba para cualquier lado y de vez en cuando miraba de reojo a Tsukishiro, para darse vuelta de golpe.

Extraño, sin dudas.

En eso, Kaoru lo empujó, sin importarle en lo más mínimo los tipos que escucharon los gritos y le sacaban fotos. Logró que el chico se corriera, y con Megumi del brazo siguió de largo. Enishi llegó a detener a Yumi y le dio una tarjeta. Ella lo miró con recelo y la guardó, para luego decirle algo. El después de que Yumi se fuera, se acercó a la recepción y anotó algo en un papel, que luego se lo guardó en un bolsillo. Justo cuando Soujiro iba a entrar escuchó fuerte y claro el ruido de un motor que el conocía y se guardó para otra bronca con su mejor amigo.

Desde donde estaba parado escuchaba a Sanosuke a los gritos tratando de hacer reaccionar, o al menos parar a Aoshi que venía caminando y tratando de sacarse el casco. Cuando Aoshi y Kaoru se encontraron en la puerta el se la quedó mirando, serio y con los brazos cruzados. Sanosuke se acercaba a Megumi y la tomaba de la mano, preguntando que demonios había pasado que habían salido en la tele. Les dijo que llegaron a la casa de él y su madre estaba hablando por teléfono. Cuando Aoshi se acercó a saludarla escuchó el nombre de Enishi en la tele y se puso a ver que estaban hablando. Lo demás era historia, salió como disparado al ver a Yumi hablando en nombre de Kaoru, agarraron la moto y llegaron a la productora a toda velocidad. Decir que Aoshi, misteriosamente, ya sabía donde quedaba el edificio (supuso que pensaba ir un día de estos si es que Enishi seguía molestando a Kaoru) y llegaron bastante rápido. Megumi miraba para atrás y notó espantada como los tipos esos parecían no darse por vencidos y tratar de sacarle aún más cosas a Kaoru. Aoshi, que se dio cuenta de la misma cosa, le agarró el casco a Sanosuke, se lo dio a Kaoru y como si fuera tal cosa los dos salieron corriendo para donde estaba la moto.

En menos de un segundo la moto arrancó (ya que todavía estaba caliente) y se subieron agarrándose fuerte y enfilaron para la casa de Kaoru. Yumi paró un taxi y se subieron los otros tres, junto con ella.

Si bien había salido airosa de esto, al menos esperaba salir igual de bien del segundo round.


Tomoe miraba el frente de la casa que tenía una placa de bronce que decía Kamiya. Después de haber llegado tan lejos se preguntaba dónde demonios se habían quedado sus nervios de acero de actriz cuando más los necesitaba. No solo se iba a presentar en donde ella era la causante de una gran pena de uno de los integrantes de la familia, sino como la hermana mayor de la más colosal molestia que sufría en ese momento la misma persona.

Geez, las cosas no podían estar más en su contra.

Juntando coraje tocó el timbre y le atendió un señor de unos cincuenta años, de ojos azules y pelo cano. Se presentó, dijo que debía hablar con Kaoru por un asunto importante. Al reconocer el apellido de la chica, el señor Kamiya la dejó pasar con una sonrisa y al paso le salió Sachiko recibiéndola también. Una vez adentro, la invitaron a sentarse (oferta que no rechazó) y a tomar un té. Mientras esperaba le dio una mirada a la distancia a un par de fotos familiares que estaban en una mesa cercana y otras que estaban colgadas en la pared. Evidentemente, eran una familia muy unida. En eso apareció un muchacho, de unos trece años, que se presentó como hermano menor de Kaoru. Notó que no se parecía a su hermana (pero si muchisimo a su madre) y que era bastante amable y conversador, a pesar de estar en esa edad pre adolescente que hacía que los varones se vuelvan algo cerrados y poco comunicativos. Todavía se acordaba de su propio hermano en esa edad, aunque con el era otra historia ya que para ese entonces era modelo...

En eso se escuchó la puerta y varios pasos en la entrada. La voz de una chica decía que había llegado y que venía acompañada, y que era probable que después llegaran incluso más personas. Se escucharon unas risitas, más pasos y Tomoe se encontró mirando a los ojos a la chica que estaba en la tapa de las revistas que trataba de desasirse de un muchacho alto y buen mozo que se negaba a soltarle la cintura. Ambos se soltaron de golpe y se acercaron a saludar a la invitada, sorprendiéndose al escuchar que era la hermana de Enishi. En eso llegó Sachiko que saludó a su hija y a Aoshi y les preparó el té con unas galletitas. Mientras Sachiko hablaba con Tomoe acerca de que se acordaba de unos papeles de seiyuu que había interpretado hacia un tiempo, la puerta volvió a abrirse pero ahora el que hablaba era un chico, que decía que estaba con Sanosuke así que mejor que saque bastante para comer. Cuando se dieron cuenta que había una invitada se pusieron rojos al darse cuenta del escándalo que habían armado en la entrada. Aoshi estaba bastante cansado de tantas interrupciones así que fue a lo que a él le preocupaba y preguntó si Himura había venido junto con ella. Kaoru se tensó por reflejo mientras Tomoe asentía con la cabeza. Le explicó que estaba arreglando unos asuntos en el colegio de ellos así que lo más probable era que estuviese con Hiko.

"Yo no quise interrumpir su día pero creo que le debo una disculpa a Kaoru-san, al menos por parte de mi hermano, que es la persona más necia del universo y no va a venir el, por más que crea que es lo correcto. Yo quisiera pedirle perdón por el mal rato que han pasado este día y varios anteriores por lo que haya dicho o hecho mi hermano... o ambas. Sé que es un chico grande y que hay errores que son difíciles de perdonar, pero le pido por favor, Kaoru-san, que trate de ponerse en la situación que vivió el.

Verá, nosotros perdimos a nuestra madre cuando Enishi todavía era muy pequeño así que yo tuve que tomar el rol materno aunque sabía que eso sería conflictivo en el futuro. Enishi siempre fue un buen chico y me quiso muchisimo, así que imagínese el golpe que fue cuando yo comencé a noviar con Kenshin. Pese a que en un principio no se llevaban bien, al ver que yo era feliz al lado de él hizo que Enishi recapacitara y tratara de llevarse bien con el dejando de lado sus celos. Cuando Enishi se enteró accidentalmente de que yo estaba embarazada el día del accidente y luego de que Kenshin se recuperara dejase de visitarme... bueno, digamos que lo hizo enojarse lo suficiente como para hacerle pasar un mal rato. Al ver que Kenshin se iba a Tokyo lo detuvo por un tiempo largo, que fue donde el creció mucho más como actor e hizo gran parte de la fama que tiene ahora, mientras yo seguía inconsciente. Cuando un día volvió de una de sus giras y mi padre le contó que yo estaba volviendo en si agarró el primer auto que le pudo dar su agente y se vino para Tokyo a buscar a Kenshin.

Por supuesto que de esto mi padre se enteró cuando mi hermano lo llamó desde Tokyo, diciendo que había encontrado al novio fugitivo y que se lo llevaba con el de nuevo para Kyoto. Yo, como me había enterado por mi padre que él había roto nuestro compromiso, me agarré tal ataque de nervios que esa noche tuve que dormir con calmantes. No me esperaba que Kenshin estuviese soltero y no quería que el se sintiera presionado por mí para tener que volver a Kyoto. Cuando nos vimos el me explicó un poco mejor la situación que mi padre me había explicado a los apurones y realmente no pude menos que compadecerme por ti, Kaoru-san. Fue en ese momento que quise venir a la capital lo más pronto posible pero mi médico no me dio de alta hasta un mes más tarde. Así que, como verás, a un día de estar fuera del hospital me tomé el primer avión que encontré para venir a hablar contigo. Tenía miedo que pasara lo que pasó, con el tema de la revista. Enishi es un idiota cuando se trata de mujeres, ya lo era de más joven. Siempre tratando de estar con la más bonita, era capaz de hacer cualquier cosa por conseguirla. Estaba aterrada de que el quisiera hacer alguna jugada estúpida contigo, porque por lo que me contó Kenshin, tu tienes tu buen arsenal de celosos alrededor (Aoshi y Soujiro se acomodaron incómodos en sus asientos), así que quise ahorrarte el mal rato. Pero parece que la salida de la revista se adelantó, y junto con que me dieron de alta demasiado tarde, no pude hacer nada al respecto" terminó bastante alicaída. Kaoru, la tomó de la mano y le dijo que no se sienta culpable, que ella hablaría personalmente con Enishi para arreglar las cosas de ser necesario pero que con lo que hoy le había dicho esperaba que no la molestara más. Tomoe sopló aire un poco más tranquila y le tomó ambas manos a Kaoru, agradeciéndole su comprensión. Se quedaron hablando un rato más hasta que el timbre volvió a sonar. Yahiko, al ser el que estaba sentado más cerca de la puerta, fue a ver quien era. Como la entrada estaba alejada del comedor no escucharon las voces hasta que no estuvieron en el recibidor y reconocieron una voz calmada que venía hablando con Yahiko.

Silencios incómodos si los hay.

Kenshin miró asombrado a la reunión a la que acababa de llegar. Si bien era una junta de lo más normal para los adolescentes (aunque le parecía notoria la falta de la chiquita de la trenza) le parecía surreal ver a Tomoe y a Kaoru ambas mirándolo con una sonrisa agarradas de la mano en un gesto amistoso. En realidad... el único que lo miraba con cara de pocos amigos era Shinomori...

"Oh¡Kenshin! Que bueno que llegaste!" dijo Sachiko, invitando a sentarse a Kenshin que rechazó amablemente la oferta diciendo que en realidad venía a buscar a Tomoe, que tenía que volver a tomar unas medicaciones. Saludó a los presentes y pidió hablar con Aoshi a solas antes de irse. Aoshi asintió, agarró su campera ligera que estaba en el recibidor y una vez calzado se fue a la puerta a hablar con el pelirrojo. Tomoe se deshizo en disculpas por la ida tan abrupta y prometió resarcirse de la molestia viniendo a visitar con más tiempo la próxima. Kaoru la abrazó encantada y dijo que viniera cuando se le ocurra, que siempre iba a ser bienvenida. Tomoe estaba conmovida con esa jovencita. No solo era un encanto con ella, que era la hermana de ese chico que le hacía dar dolores de cabeza sino que se portaba de lo más amigable sabiendo que por ella también la había dejado su novio.

Una vez que Aoshi entró de nuevo, sin haber pasado demasiado tiempo afuera, le dijo que Kenshin la estaba esperando en la puerta. Tomoe se puso su abrigo ya que no podía tomar frío y volvió a saludar con su voz suave a los presentes. Ya afuera, cuando se reunió con Kenshin, este le extendió el brazo y ella se lo agarró contenta. Iban caminando para la casa de él, que no quedaba a más que unas cuadras y ella le contó lo que había hablado con Kaoru. El le contó lo que había hablado con Aoshi y que estaba sorprendido de estar en una pieza para contarlo. Le dijo lo arisco que se ponía el muchacho cuando hablaban de su novia y Tomoe se rió de los celos del joven que le parecían muy tiernos. Era una suerte de que Kenshin no fuese de esa clase de celosos que hacen escándalos ya que ella con su carácter no estaba segura de poder manejar esa clase de personas. Ya muchos problemas tenía con su hermano por eso. En eso el le preguntó que pensaba de Kaoru ahora que la conocía personalmente. Ella con una sonrisa le contestó "para variar, algo digno del excelente gusto de mi prometido. El nunca se equivoca cuando ve una buena chica"

Kenshin no pudo evitar reírse ante ese comentario mientras sacaba las llaves para abrir la puerta.


En una casa alejada del colegio donde asistían nuestros protagonistas estacionaba un auto. De ese auto se bajó un hombre vestido de traje que se iba sacando la corbata y apagando el cigarrillo que venía fumando. Con su maletín en un brazo, y las llaves que venía sacando del bolsillo se iba acercando a la puerta, para que esta se le abra antes de que el llegue y se le aparezca una mujer que el conocía muy bien desde el lado de adentro.

Ella, con el pelo atado en una cola de caballo baja de un color ébano y los ojos rasgados del mismo color, lo saludaba con una sonrisa. Una vez en el recibidor, el la saludo con un ligero beso en los labios y se calzó las pantuflas, poniéndose cómodo en su casa. Dejó el saco colgado y el maletín en una mesa que estaba cerca de la cocina. Vio como la mujer se movía en la cocina, aparentemente haciendo la cena y una vez que se sentó en una de las sillas que había ahí, la siguió con la mirada.

"¿Cómo te fue con Hiko-san hoy¿Hablaste con el?" dijo ella con una voz calmada y melódica. El contestó que si y ella se volteó a mirarlo fijo esperando detalles. El bufó desde su asiento, recordando que a ella le hacía mal el humo del tabaco así que fue hasta el refrigerador y se sirvió un buen vaso de jugo de naranja. Tenía que encontrar una forma de superar el tema este de la ansiedad...

"¿Entonces¿Qué te dijo¿Qué le dijiste?"

"yare, yare, Tokio. Le dije la verdad. Le conté todo lo que ya sabes¿para que quieres que te lo vuelva a contar?"

"Porque me encanta escucharte, amor, así que me cuentas todo con lujo de detalles"

"De acuerdo. Me encontré con Hiko como le había pedido, después de la reunión con los directivos del colegio. Le dije que yo era el que le había servido como espía de Himura a Tsukishiro todo este tiempo, como una venganza en nombre de mi primo, Akira, que era el ex novio de Tomoe. Tu sabes que yo siempre mantuve contacto con los Tsukishiro, más que nada porque me llevo bien con el padre de esos dos chicos, después de todo íbamos a ser familia. Cuando me enteré que ella estaba saliendo con alguien más me sentí ofendido porque no podía ser que Tomoe quisiera reemplazar a Akira con ese pobre tipo que no le llegaba ni a los talones a mi primo. Así que traté de ganarle en lo que a mi me salía mejor que era el Kendo, en lo cual no solo salí perdiendo sino que quedé relegado al segundo puesto. Nunca pude olvidarme de esa humillación. Cuando me enteré del accidente que tuvieron esa misma noche pensé que por fin ese pelirrojo tenia lo que se merecía aunque después me sentí extraño porque la muerte, en realidad, no se la deseo a nadie. Mucho tiempo más tarde, ya cuando me había establecido en Tokyo, recibo una llamada de Enishi diciéndome que Himura se fue de Kyoto para trabajar aquí y le parecía que el colegio donde el se iba a poner a trabajar no era otro que el mio. No creyendo mi suerte, me comprometí a serle de espía a Enishi, con la condición de que me mantuviese al tanto de lo que pensaba hacer. Casi de inmediato que él llegó tuvo que dar la nota salvándole el pellejo a una de mis alumnas, que es una integrante del club de Kendo. Como soy una persona atenta, descubrí que a la chica le interesaba a él y decidí jugar una de mis más astutas cartas. Usé mis recursos como profesor de literatura e hice que para un festival escolar trabajara esta chica (que aparentemente a Himura también le importaba) con un amigo de ella que se rumoreaba que era muy cercano.

El problema es que un idiota que era compañero de ella estaba bastante mal de la cabeza y trató de partirle el cuello literalmente a Romeo así que mis planes en lugar de salir bien, se frustraron. Himura se acercó más a la chica y el amigo de ella no sé por qué se alejó de la amiga de Himura para estar con otra chiquilla que parece una comadreja. No pasó mucho tiempo (ya casi cuando perdía las esperanzas de encontrar otro medio para vengarme que no sea la confrontación directa) hasta que un día me llamó Enishi para decirme que Tomoe se había despertado. Tuve una mezcla rara de sensaciones cuando caí en cuenta de que la chica Tsukishiro estaba viva de nuevo. Más aún cuando me enteré que Himura se pidió unos días por enfermedad que tenía y se fue corriendo para Kyoto cuando Enishi se lo pidió sin siquiera cuestionarlo. Me di cuenta que en realidad el no podía ser un mal tipo, sabiendo que tenía a una de las chicas que más vale la pena de ese curso (tal vez ella y un grupo muy selecto más sean las únicas que valen la pena del colegio). Me puse a analizar mis propias acciones y no pude evitar sentirme mal al respecto. No es que yo fuese un desgraciado sediento de venganza, es que sencillamente no quería que nadie manchara la memoria de Akira, que había sido de mis mejores amigos además de mi primo. Ya sintiéndome mejor conmigo mismo decidí hacer mi último acto de egoísmo que fue el proponerte matrimonio."

"Sin duda el mejor de todos" respondió ella mirando el anillo en su mano izquierda.

"Y hoy recibí por la mañana un llamado de Tomoe para decirme que estaría por Tokyo y que quería saludarme. He de admitir que me dio mucha culpa que ella piense tan bien de mi, aun sabiendo yo las cosas que le hice a su prometido para que la pasara mal. Así que hoy hablé con Hiko y justo cuando le decía que me arregle un encuentro con Himura para pedirle disculpas personalmente ¡el muy gracioso había estado escuchando la conversación bien escondido y me disculpaba! Así que me puedo ahorrar el ver a Himura al menos hasta que el y Tomoe finalmente se casen" terminó el, mientras terminaba también de lavar el vaso que acababa de usar.

"O nosotros primero, Hajime. Me muero de ganas de conocer a Tomoe. Según lo que me cuentas es tan buena chica..."

"Si que lo es. Hay que admitir que ese enano pelirrojo tiene un gusto impecable para las mujeres"

Después de un largo silencio Tokio se dio vuelta para ver que hacía su futuro esposo, que estaba de lo más tranquilo mirando unos papeles que había sacado de su maletín. Se acercó a el y corrió un poco la silla en la que el estaba sentado, dejándole espacio a ella para que se pueda meter entre el y la mesa. Con una media sonrisa el la miraba deslizarse para sentarse en su regazo con una pierna a cada lado. Ella pasó sus brazos por detrás del cuello de él, acariciándole el pelo que tenía peinado para atrás. El la tomó de la cintura con una mano mientras con la otra de un tirón lograba desanudar el delantal que ella tenía puesto.

"¿No tienes nada más para decirme, amor?" le dijo ella en el oído a él, haciendo que el la agarre con las dos manos.

"Creo que ya hablé suficiente por hoy" dijo el acariciando suavemente los brazos de ella y rodeándole la cintura con uno de sus brazos, atrayéndola más cerca suyo.

"Y yo creo que puedes hacer un intento" le contestó rascándole suavemente la nuca, logrando que el sintiera un escalofrío.

Con una especie de gemido de disgusto la miró fijo y le dijo "te amo¿ya te parece que está bien?". Ella sonrió y le contestó "perfecto" y lo besó en los labios apasionadamente.

Un tiempo más tarde, comían de lo más contentos comida recalentada por haber consumido el postre antes que la cena.


Soujiro no podía creer que había gente que todavía seguía conmocionada por el tema de las fotos, ya pasado un buen tiempo de la salida de la revista. Bah, el no entendía el revuelo más que nada porque el veía a Kaoru todos los días y no le veía nada de espectacular. No como la gente la pintaba, de todas formas. Hoy era el cumpleaños de Aoshi y sabía que su amigo iba a estar de mal humor todo día, al saber que a la noche tenía que portarse como todo un hombre con los socios de su padre, como un caballero con las amigas de su madre y como un idiota aburrido con ellos, sus amigos.

Solamente esperaba que la presencia de Kaoru como su novia este año cambie un poco las cosas.

En un principio le pareció extraño que el señor Ichida fuese personalmente a invitar a sus padres a la fiesta de su hijo que iba a celebrarse en uno de los restaurantes de él en el centro (Sachiko estaba encantada, Yahiko por otra parte estaba profundamente fastidiado) casi dos semanas antes. Después más extraño fue cuando hacía unos días Kojiro había dicho con una sonrisa de oreja a oreja que había hablado con Aoshi hacía unos días y esperaba que el noviazgo de su hija con el vaya de maravillas.

Kaoru, naturalmente, se atragantó con lo que estaba comiendo.

Soujiro se temía lo peor. Pensaba que Aoshi, al sentirse presionado por la cantidad de gente influyente que iba a estar en esa reunión, iba a cometer una estupidez y le iba a pedir matrimonio a su hermana. No solo estaba seguro que ella le iba a decir que estaba loco, que eran muy jóvenes y que mejor no se vean más, sino que se iba a ganar una buena lluvia de golpes de los hermanos de la aludida y del padre. Lo único que le quedaba era confiar en el criterio de Aoshi para que trate de actuar de la mejor manera y tener mucho cuidado de tener a Kaoru lo más cerca posible. Además, contaba con el resto del grupo que estaba al tanto de las cosas y habían trazado un plan para que Kaoru no sufriera ninguna propuesta de matrimonio repentina así que la situación estaba prácticamente cubierta.

Kaoru volvió temprano de su entrenamiento de Kyudo de ese día para cambiarse. Visto que su noviazgo con Aoshi esta pseudo oficializado tenía que dar una buena impresión. Usando parte del dinero que había ganado con las fotos se compró un buen vestido, junto con uno para Megumi y Yumi por haberla ayudado tanto con eso. Lo extraño fue la reacción de Yumi, que cuando Kaoru le dijo si quería algún vestido que solamente lo eligiera ella contestó entre sonrojos que no se preocupe, que hacía poco ella se había comprado uno que sería perfecto y que le agradecía el gesto. Con un timing impecable (que la sorprendió a ella misma) Kaoru se dio cuenta de que estaba perfectamente lista en el momento exacto. Soujiro estaba de traje, ya que siempre los cumpleaños de Aoshi eran bastante formales, así como su padre y Yahiko que no dejaba de quejarse. Sachiko estaba con un vestido púrpura oscuro muy sobrio que le sentaba muy bien y con el pelo recogido. Kojiro fue a encender el auto junto con su hijo menor mientras que el resto lo esperaba en el recibidor. El regalo de Aoshi estaba de lo más cómodo en brazos de Kaoru que lo tenía en brazos como si fuese de cristal. Pese a ser bastante grande pero no muy pesada, ella se negaba a soltarlo y dárselo a su hermano para que lo lleve. Soujiro, ofendido en que no lo considere "digno de ser portador del regalo ese" no le habló en todo el viaje hasta que ella le pidió disculpas. Claro que después se mataban de risa con las sátiras de Yahiko y Soujiro sobre la reacción de Aoshi cuando vea su regalo. Cuando estaban llegando vieron que el estacionamiento era con vallet así que se bajaron y medio con desconfianza Kojiro le dio las llaves de su adorado auto a un adolescente. En la puerta les pidieron los nombres y una chica de recepción tomó sus abrigos. Aoshi, por obligación, estaba cercano a la recepción para saludar a los invitados. Vio entrar a los Kamiya (menos a Kaoru, que se había ido a poner su regalo junto con los del resto) y saludó mucho más animado al primero de sus mejores amigos que veía en la noche. Kojiro estrechó su mano con firmeza deseándole un feliz cumpleaños y Sachiko le dio un beso en cada mejilla en un gesto afectuoso. Makiko se acercó a saludar a su amiga, mientras Yahiko y Kojiro se iban a la mesa a buscarse algo para tomar. Soujiro se quedó junto con Aoshi, que tenía cara de aburrimiento y se puso a buscar con la vista a su hermana. Después de unos minutos apareció Kaoru, como si nada pasara, con su pequeña cartera en la mano y con una gran sonrisa en el rostro. Soujiro le dijo a Aoshi que efectivamente había encontrado a Kaoru pero el chico no le contestaba. Cuando se volteó a verlo, no pudo sorprenderse, contrariamente a lo que le pasaba a su amigo que tenía enfrente.

Aoshi ni siquiera pestañeaba. Kaoru se acercó y lo saludó con un beso en la mejilla, deseándole un feliz cumpleaños. Como quien no quiere la cosa, le dijo a Aoshi lo bien que le quedaba su traje, que parecía que se habían vestido del mismo color a propósito. El, todavía sin decir nada, la agarró de un brazo, le dejó la cartera de ella a Soujiro y mirando para todos lados para ver si alguien los veía, se metió en uno de los guardarropas que estaba vacío. Soujiro no podía creer al cara dura de su amigo que se andaba haciendo el ninja y se escondía para andar a los besos con una chica y lo ponía a cargo de algo que no era su tarea.

¡Y encima esa chica era su hermana!

Decir que salieron rápido, porque sino lo iba y lo sacaba de los pelos. No había muchos cambios, lo único que parecía era que Kaoru se había vuelto loca con el rubor porque tenía toda la cara roja. Aoshi, estaba serio como siempre. Un rato más tarde llegaron Sanosuke y Megumi, ambos impecables y luego llegó Yumi, que lo sacó a Aoshi de un tirón a la puerta para preguntarle algo.

"Aoshi¿recuerdas que me dijiste que podía traer a quien quisiera conmigo?" le dijo nerviosa y mirando de cuando en cuando hacia el lado de afuera. El asintió, bastante confundido. "¿Aún si fuese un amigo especial mío?"

"Claro que si, Yumi, no veo el problema"

"¿Aunque sea yo?" dijo Enishi desde la puerta. Aoshi no sabía que hacer. No podía echarlo a Tsukishiro una vez que se las había ingeniado para llegar hasta ese punto, además, no había hecho nada desde lo de las fotos y eso ya era historia pasada.

Y Yumi se veía muy entusiasmada...

Se encogió de hombros, después de todo le importaba un bledo lo que pasara en esa fiesta a excepción de que la presencia de Enishi le moleste a Kaoru pero lo dudaba. Y, sinceramente, no creía que el tipo fuese tan obsesivo. Enishi entró, le dio la mano y agradeció que le haya permitido quedarse. Aoshi solo le contestó que solamente esperaba que tenga la decencia de haberse venido en auto como para que cuando lleve a Yumi hasta su casa ella no se muera de frío. Varias cabezas se dieron vuelta al ver a Enishi entrar lo más tranquilo del brazo de Yumi. Soujiro suspiró, ya que el tema de Kaoru estaba tranquilo ahora además tendría que cuidar a Yumi de ese pervertido. Justo atrás de Yumi llegaron los Makimachi con el papá de Misao que la agarraba elegantemente y el abuelo de ella tomado del brazo de las hermanas de Misao. Ella estaba con un vestido de gasa rosado que con el pelo tan oscuro que tenía parecía que brillaba. Okon y Omasu, después de saludar formalmente a Aoshi divisaron a Soujiro y se fueron alegremente a saludarlo abrazándolo. No estando acostumbrado a esta clase de atenciones por mujeres de ese calibre, Soujiro estaba de color del vestido de Megumi, escarlata profundo. Misao, que miraba todo desde el rabillo del ojo, se sintió mucho mejor cuando su padre la soltó y pudo ir a saludar a Soujiro y hacer un poco de espacio entre sus hermanas y su amigo.

Si alguien no la conociera mejor (y aun la que la conocen) juraría que estaba celosa.

Soujiro estaba en el séptimo cielo cuando sintió a Misao que lo empujaba y les decía a sus hermanas que no estaba bien que fueran así con el cada vez que lo veían. Desde que había ido a comer hacia un tiempo a la casa de Misao ella lo invitaba a cenar de cuando en cuando. Las hermanas Makimachi se mataban por complacerlo y eso, lejos de molestarle, le encantaba. No es que le gustaran particularmente las atenciones, sino lo que le gustaba eran las reacciones de Misao. Hoy no pensaba que fueran a mostrarse tan distendidas, mas que nada por la presencia del padre de Misao que por las formalidades de la fiesta. Los últimos invitados llegaron, que eran un señor de unos cincuenta años con un muchacho alto que saludaba con un apretón de manos a Aoshi. El señor hablaba con el padre del cumpleañero y el chico le parecía familiar.

Los meseros retiraron las bebidas para invitar a los presentes a la mesa. Cada lugar tenía un cartelito y Soujiro se extrañó al ver que sus padres y su hermano estaban justo al lado de los padres de Aoshi. El, como hacían todos los años desde que se conocían, se sentaba segundo del lado de la izquierda, al lado de Kaoru que iba tercera y Sanosuke que iba primero. Estaba todo cambiado de forma extraña y parecía que el resto de sus amigos también notaban el cambio. Los padres de Aoshi estaban a la izquierda, junto con el resto de los invitados muy importantes y Kaoru estaba justo al lado de Aoshi, a la derecha, seguida del chico que le sonaba familiar y luego de él venía el, con Sanosuke, Megumi y Yumi acompañada de Enishi que no entendía nada de por qué miraban tanto los condenados carteles y no se sentaban de una vez. Extendiéndole la silla a Kaoru, el tipo ese le indicó a Kaoru que tenía que sentarse y ella lo hizo, viendo que Aoshi esperaba a que se sienten todas y estaba tan extrañado como ella. Soujiro se quedó viendo a Misao que estaba enfrente de él y ella le guiñaba el ojo y lo pateaba despacio por debajo de la mesa una vez que el se sentó. Pronto la comida estuvo en cada plato y cada uno habló con la persona que tenía más cercana. Por lo que Soujiro escuchaba, Aoshi hablaba bien poco en japonés. Aparentemente, el tipo que estaba sentado entre él y su hermana era extranjero (eso explicaba mucho sus rasgos occidentales) y no entendía otra cosa que no fuese inglés. Kaoru acotaba cosas de vez en cuando, pero los que más hablaban eran Aoshi y su padre con el extranjero.

Ya pasado el primer plato, el padre de Aoshi hizo una llamada tocando ligeramente su vaso. Cuando logró la atención de todos los invitados y miró en dirección a donde estaba sentada Kaoru, Soujiro palideció. Pese al primer susto, se sintió muy aliviado al escuchar que el señor lo único que quería era desearle un feliz cumpleaños a su hijo y que quería que todos los que estaban presentes supieran que ahora que cumplía 18 años el era oficialmente titular de las acciones que tenía la familia en una empresa inglesa, en la que habían venido como representantes el dueño de la misma junto con su hijo. Kaoru y Soujiro se preguntaron inmediatamente si es que era James el chico ese que tenía un aire a su cyber amigo inglés. Los empleados trajeron el pastel de cumpleaños y luego de cantarle el feliz cumpleaños a Aoshi todos brindaron. Luego de eso hubo un baile, donde Aoshi bailó la primer canción con su madre para luego bailar la siguiente con la madre de Sanosuke. Kaoru, mientras Aoshi bailaba su segunda vuelta, salió a bailar de una forma muy cordial por el inglés.

"Todavía estoy sorprendida del parecido que tienes con tu hermano James" le dijo ella con una sonrisa. El se rió y la agarró con más firmeza mientras la guiaba en la pista de baile. "¿Y perderme tu cara de incertidumbre? No lo creo. De todas formas es un gusto conocerte, Kaoru. Mi hermano me mostró las filmaciones que le mandó tu amiga y me parecías muy bonita. Verte en persona es otra experiencia.". Ella se rió, ruborizada, mientras el le hacía dar un par de vueltas entusiasmado de haber encontrado una japonesa tan divertida e inteligente. Siguieron hablando hasta que casi empezaba la otra canción y fueron interrumpidos por Aoshi que, también muy amable, le pedía por favor que le deje bailar con ella. William le contestó que no estaba seguro, a lo que ella se rió y lo golpeo en broma en el brazo. El inglés le dijo algo en el oído a ella, Kaoru asintió y fue a bailar con Aoshi. El la tomó con soltura y una vez que empezó la canción el empezó a moverse llevando a Kaoru sin problemas.

Kaoru nunca terminaba de sorprenderse con Aoshi. No solo hacía excelentemente cosas que varios de los chicos de su edad fallarían sino que se desenvolvía en este ambiente mucho más adulto como si fuese cosa de todos los días. Ella, al igual que sus hermanos, tenían noción de los modales en la mesa occidental (Sanosuke aún estaba quejándose acerca de eso) pero era algo sabido que varias personas en Japón, aun estando tan occidentalizado, consideraban comer comida al estilo occidental como un lujo que se hacía de vez en cuando. Igualmente, ahora que lo pensaba en frío, era lógico que Aoshi fuera de la manera en que lo era. Siendo el único hijo de la familia, sus responsabilidades en cuanto al buen nombre y postura frente a la sociedad recaían en las manos del heredero que no podía repartírselas a nadie. Una vez le había contado a ella que ya de muy chico su padre había sido muy estricto con el con respecto a su forma de actuar y de ser en general. Le dijo que ya desde pequeño que el era una persona muy seria y fría así que había acatado los preceptos de su padre sin muchos inconvenientes. Es más, con la cuestión del compromiso de él era la primera vez que habían discutido fuerte. De todas formas, y aunque el le cuente sobre sus clases de etiqueta cuando tenía diez años, ella no podía dejar de maravillarse con su novio. Mientras sentía como su pecho se hinchaba de orgullo por menudo novio que había conseguido, volteó a ver como estaban las cosas con sus amigos. Soujiro bailaba con una de las hermanas de Misao (¿era Omasu o Okon, se preguntaba), mientras Misao bailaba con el padre de Aoshi. Megumi parecía tener una conversación bastante interesante con Enishi, bastante cargada de sarcasmo al juzgar por la cara de ambos y Yumi bailaba (o mejor dicho, enseñaba) a Sanosuke a moverse sin tropezar con el ruedo de su vestido. También veía de lejos a los ingleses hablando con la madre de Aoshi bastante divertidos.

Hacía ya un tiempo largo que hablaba con James y sin embargo cuando lo vio al inglés pensó que sería el. Ahora que lo miraba mejor, el parecido era increíble. William es el hermano mayor de James que vino en lugar de su hermano porque este tenía exámenes que atender en su tierra natal. Había visto una que otra foto del chico y de ambos juntos, pero de todas formas era difícil reconocerlos solo teniendo fotografías de referencia. La única diferencia era el color de ojos, que los de William eran grises y era un poco más alto que su hermano. El era el nexo directo que tenía la empresa británica con los japoneses y eso hacía que Aoshi hablara tanto o más con él que con James. Cuando terminó la canción ella se fue a la mesa de bebidas a buscar algo donde fue interceptada por el inglés que le pidió de hablar unos minutos a solas con ella. En lo que era la recepción tomaron asiento en unos silloncitos mientras escuchaban de fondo la música en la sala de baile. "Estoy muy contento de estar en Japón y al fin conocerte. Me han hablado mucho de ti, tanto Aoshi como James"

"Además Yumi les mandó ese video horrible¿no es cierto?"

"Bah, yo creo que está muy bueno. Cuando lo vi la primera vez no pensaba que tu y Aoshi pudiesen entenderse como para llegar al grado de relación que han llegado", dijo con una media sonrisa ante el rubor de la japonesa. "pero evidentemente me equivoqué. Hasta se ponen a combinar colores para vestirse"

"Eso fue puramente accidental. A ambos nos gusta el azul noche, supongo"

"No importa, solo estaba bromeando contigo. Igual, yo quiero decirte un par de cosas aprovechando que puedo decírtelas frente a frente, que es la mejor manera de hablar. Yo no soy de los más antiguos amigos de Aoshi pero si me da la sensación de que el me entiende, por una cuestión de que nuestra formación como personas fue muy similar. Me pone muy contento de que después de tanto tiempo el haya tenido el coraje de tomar una determinación con sus sentimientos contigo y me pone aún más feliz que le sean correspondidos. Solo quiero saber si realmente estás enamorada de él, o si piensas que aún después de que dejen de ser compañeros del colegio quisieras seguir siendo algo más que la amiga de él"

"¡Por supuesto que si! No sé como puedes dudarlo", le contestó airada.

"Señorita Kaoru, no me tome por ingenuo. Tal vez usted no se haya dado cuenta, o lo esté evadiendo de una forma inconsciente, pero Aoshi no va a tener las mismas responsabilidades ni la misma forma de vida que ustedes cuando termine el colegio. Hoy ya se hizo responsable de una de las inversiones de la familia. Cuando termine el instituto va a adquirir algunas otras titularidades más. El va a necesitar no solo a alguien para compartir eso sino alguien para que lo apoye, que lo contenga. No sé si se entiende lo que quiero decir..."

"Entiendo. Pero quiero que nunca dudes, William-kun, que lo que yo siento por Aoshi no es algo pasajero, no es solamente un amigo por el que siento unas cosas. Él... él es mucho más que eso para mi. Tal vez yo no soy absolutamente consciente de la gran responsabilidad que el va a tener cuando su padre lo ponga a cargo de sus negocios pero sé que quiero estar con él para ayudarlo y compartir todo el tiempo que el me permita a su lado"

"Bueno, al menos me alegro de escuchar eso. Yo soy responsable de varias cosas de mi padre y eso me hizo perder a alguien que quise mucho. No quisiera que eso le pase a Aoshi¿entiendes? Estoy feliz de que el no corra con la misma suerte que yo". Levantándose de su asiento y extendiendo la mano a Kaoru para ayudarla a levantar, William trataba de poner sus ideas en orden. Según lo que le dijo su padre, ellos habían venido primero porque era el cumpleaños de Aoshi y otra era por el anuncio del compromiso del primogénito Shinomori. Al parecer, juzgando de que Kaoru no tenía ningún anillo en su mano izquierda, lo último no había pasado pero el no pudo evitar tranquilizarse un poco por su amigo con la pequeña charla que tuvo con la japonesa que sería en un tiempo más, la futura prometida de Aoshi. O al menos eso creía.

Cuando volvieron a la pista de baile, notaron que la iluminación y la música había cambiado y ellos por estar tan absortos hablando no se habían dado cuenta. William se fue con su padre y Kaoru se fue a hablar con Megumi sobre lo que había hablado con el inglés. Mientras hablaba con Megumi, ambas miraban extrañadas como Yumi bailaba con Enishi. Había algo que había pasado entre esos dos que ignoraban y eso le daba rienda suelta a la imaginación precaminosa de la zorrita y su amiga. Kaoru hacía mucho que no veía sonreír así a Yumi y eso la sorprendía sobremanera.

Esa era la forma en la que ella sonreía cuando salía con Soujiro hace años atrás.

Pasaron un par de horas y un mozo indicó que era hora de que el agasajado abriera sus presentes. Aoshi, que en ese momento se estaba cansando de hablar con un montón de amigas de su madre salió como tiro a donde divisó el grupo de sus amigos excusándose por los regalos. Los abrió uno por uno, viendo como los regalos de los socios de su padre trataban de impresionarlo y luego vio el regalo de sus amigos. Cuando terminó de romper el papel del regalo de Kaoru varios contuvieron el aliento. El único que parecía que tenía voz en ese momento era Enishi que hablaba más que murmuraba a una Kaoru bastante sonrojada que con razón necesitaba tanto dinero. La voz de William rompió el silencio con una expresión en inglés que le arrancó a muchos una carcajada "¡Diablos, Aoshi, tu si que sabes de cómo recibir regalos!". Las kodachis se mostraban orgullosas en su vaina que era muy larga y las contenía a ambas mientras su nuevo dueño buscaba unas palabras de agradecimiento ante menudo regalo. Kaoru simplemente veía maravillada el brillo emocionado que había poblado los ojos de su chico y se sentía genial. Megumi sonreía cómplice a su lado y le agarraba la mano a su amiga que estallaba de felicidad. Yumi se reía de la expresión de Aoshi que aún estaba obnubilado. El señor Ichida, bastante molesto por la rudeza de su hijo que no le agradecía el regalo a su mismísima novia se aclaró la garganta sonoramente sacándolo de su trance. Aoshi levantó la mirada y la fijó con Kaoru, mientras con una media sonrisa le agradecía muchísimo el regalo. Ella se puso roja hasta las orejas y le dijo que no era nada. Muchas señoras que estaban junto a Makiko hablaban felices con la madre del cumpleañero sobre lo contento que se veía Aoshi con esa chica encantadora que parecía la novia. Ella asentía complacida sin perderse ni un solo gesto de su único hijo, que si bien para el resto no decían mucho, para ella le decían más que mil palabras.


Pasado un tiempo considerable desde el cumpleaños de Aoshi, Soujiro recibe una carta en su casa. Al abrirla se da cuenta que es la invitación al casamiento de una de las hermanas Makimachi, al que el había prometido ir. Como ya había pedido los permisos pertinentes en su casa lo único que hace es ponerse en contacto con sus allegados en Kyoto para arreglar el tema de su estadía allá y hacer una reserva para los pasajes de ida y vuelta. Cuando la fecha estuvo más cercana compró su regalo para la pareja y se buscó un traje, ya que el que tenía lo había usado para el cumpleaños de Aoshi y su madre insistía en que tenía que usar otro porque ese ya se lo habían visto. El día anterior al casamiento llegó y Soujiro se tomó el vuelo que lo llevaría a su ciudad natal. Si bien había viajado solo en pocas ocasiones su madre siempre hacía un gran revuelo cuando tenía que moverse solo. Gracias a Dios el tenía muy buen carácter y era difícil que se ponga de mal humor con la aprehensión de su madre que lo trataba como un chiquillo. Una vez que llegó a Kyoto se puso en contacto inmediatamente con uno de sus amigos más queridos en esta ciudad, Kamatari. Tomando el primer taxi disponible se fue para lo que antes era su casa que ahora la cuidaba su amigo en ausencia de la familia Kamiya. Al llegar este lo recibió calurosamente y lo invitó a que se ponga cómodo como si estuviese en su casa, expresión que se ganó una carcajada de ambos. Kamatari era un chico de lo más especial. No solo por su voz aflautada y sus movimientos femeninos que no pasaban desapercibidos para nadie sino por la gran dosis de carisma que desprendía y que lo hacía ser sociable con casi todos los que se le acercaban.

A menos que sea homofóbico, claro está.

Soujiro lo había conocido en el primario aunque Kamatari era dos años más grande que el. Se conocieron en un entrenamiento de Kendo y después de eso el siguió entrenando en el dojo de su padre, cosa que hizo que se haga buen amigo de la familia y le dé la confianza para darle la casa para que el la habite mientras ellos vivían en Tokyo. En realidad, ambas partes estaban muy contentas porque los Kamiya adoraban al amigo de Soujiro y les encantaba la idea de que cuando estaban el Kyoto este pasaba tiempo con ellos como si fuesen su verdadera familia, viviendo con ellos.

Todo había pasado, en un principio, un día que el padre de Kamatari lo había visto andar con otro chico por la calle. Y después lo vio con ese chico irse a tomar un café, ver una película, etc, etc. Ni hablar de la impresión que le dio cuando vio que su hijo estaba de lo más deprimido cuando ese muchacho con el que estaba todo el día no lo hablaba más. Entonces, sumó dos más dos y echó a su hijo de la casa por ser un marica. La madre de Kamatari, una mujer de poco carácter que también estaba decepcionada de tener un hijo gay ni siquiera lo ayudó a confrontarse con su marido y ayudó a su hijo a empacar sus cosas con ácidas palabras de reprobación. Los Kamiya, que también se habían dado cuenta de la homosexualidad de Kamatari, no le daban la más mínima importancia y acogieron bajo su ala al pobre chico que no sabía que hacer con su vida ahora que se había quedado solo. Al ver el estado avanzado de su conocimiento en Kendo, cuando se fueron a Tokyo lo dejaron como senpai encargado del dojo y le dejaron las llaves de la casa, en un gesto de absoluta confianza. Kamatari se sentía en deuda con esa familia así que cuando Soujiro dijo que iba a pasar unos días con el en su casa no cabía de alegría.

La casa estaba impecable como siempre. Soujiro recorrió el mobiliario con nostalgia de su infancia que pasó bajo esas paredes, de repente sintiéndose más grande de lo que era. Kamatari, mientras lo ayudaba a subir su equipaje a lo que era su antigua habitación, le preguntó como estaba de su asma y si había traído su medicación en el caso de que fuera necesario. Soujiro asintió, todavía bajo el asalto de montones de recuerdos al ver su antigua casa.

Al llegar la hora de la cena ambos se fueron a cenar a un restaurante que antes era su favorito y comieron hasta reventar. Soujiro no tenía ni ganas de volver a casa cuando se divertía tanto con su amigo. Cuando salían juntos Kamatari ponía toda la voz "de macho" que podía ya que no quería que las chicas que los vieran juntos pensaran que Soujiro era su novio o algo así. Después de lo de Yumi (que era una chica que Kamatari adoraba, le parecía genial) el se había quedado seguro de que Soujiro necesitaba estar con alguien, más que nada por la naturaleza del carácter de Jiro que por otra cosa. Estaba contentísimo de que una chica, esa tal Misao, haga que Soujiro haga el viaje ese a Kyoto nada más que para verla. Se notaba, cuando hablaba de ella, que estaba muy enamorado aunque todavía no haya pasado nada entre ellos, no más que un abrazo o alguna otra muestra pequeña de cariño. Kamatari le tenía mucha fe a la chiquita y si tenía que hacer algo el al respecto, no le temblaría el pulso para actuar.

Al otro día, por la tarde, asistió Soujiro a la boda de la hermana mayor de las Makimachi, Okon. Al llegar se encontró con Okina que estaba en el templo recibiendo a los invitados con un sobrio traje gris y una cara de felicidad increíble. Lo saludó calurosamente y le indicó por donde estaría Misao. Le dijo que muy a su pesar por no ser de la familia (a lo que le dio un guiño muy particular) no podía estar al lado de Misao pero había arreglado para que se siente en el asiento de atrás. Cuando vio entrar a Misao (porque el ya estaba sentado en su lugar hablando con unos familiares de Okina, gente muy amable y simpática) sintió como si le hubiesen dado un puñetazo en el estómago. Ella entró, con una cara de fastidio en particular, peleándose con el ruedo del kimono que tenía. El kimono, de un color verde con finos bordados iba acompañado de un obi celeste con estampados de flores de ciruelo en blanco. En el pelo tenía una media cola de caballo dejando que en su mayoría esté suelto (cosa que parecía que también le molestaba bastante). La señora con la que hablaba se reía de la expresión de ese jovencito tan simpático que se había quedado sin habla al ver a su sobrina. "Es encantadora, nuestra pequeña Misao¿no lo crees?" le decía para llamar la atención del joven, consiguiéndolo. Le sonrió y con un gesto de la cabeza asintió. Lo creía increíble como siempre Misao parecía hermosa, sin importar lo que tenga puesto o como actúe. Y con ese kimono lograba tener un aire de dama que con otras cosas no había logrado, ni siquiera con ese vestido que se había puesto para el cumpleaños de Aoshi.

Misao se sentó en su lugar, exactamente delante de Soujiro. Estaba embobada con el aspecto que le daba el traje a su amigo. Aunque, a decir verdad, ella lo prefería con el uniforme de Kendo, vaya a saber uno porque. No pasó mucho rato hasta que llegó radiante Okon con su kimono blanco acompañada de Shiro que lucía un impecable traje ceremonial. Ambos estaban felices y el padre de Misao estaba radiante por su hija. El padre de Misao era un hombre que, si bien gozaba de cierta soltura económica, no olvidaba sus preocupaciones financieras. Okon había sido prometida al hijo de uno de sus proveedores más importantes, un chico que conocía ella desde que eran pequeños y del cual no le había costado enamorarse. Casi lo mismo pasó con Omasu, que estaba comprometida con el hijo de un tipo que tenía unas futuras inversiones. Misao, que era la más chica y la que más quería, era la prometida del hijo de su mejor amigo.

Aunque eso era algo que no le había salido tan bien como con las otras dos.

En el cumpleaños de Aoshi esperaba hablar con Ichida y hacerle entrar en razón que si Misao no se casaba con Aoshi, que se olvide de todas sus inversiones. De todas formas, parece ser que Ichida se había informado muy bien y si renunciaba a sus asuntos con los Shinomori por algo así, el más perjudicado sería el. Se lo pensó mejor y decidió terminar pacíficamente con ese tema haciendo lo más lógico y razonable. Semanas más tarde se encontraron y firmaron un contrato como Dios manda dejando de lado penurias matrimoniales. Misao no estaba al tanto de eso y él prefería que no lo sepa. Después de todo, el chico Shinomori todavía ni se había comprometido y eso le daba una chance de probar las aguas dentro de un mes. También tenía otro prospecto en vista. Se trataba de un chico que era el hijo de unos comerciantes conocidos de la zona que estaban muy bien con el tema de las exportaciones de productos típicos japoneses. Sería cosa de esperar pero sin que Misao se de cuenta, para no formarse ninguna clase de esperanzas.

Okina le había pedido que al menos a Misao le deje estar con quien ella quiera, que al menos a una de sus hijas les dé el derecho de elegir con quien pasar su vida, pero ni aunque su padre amenace con matarse que la deja. El era fiel creyente que las mujeres, más cuando son adolescentes, son muy torpes con los asuntos del cariño, así que prefería ser el quien decida el futuro de sus hijas antes que verlas terminar con cualquier idiota que no sepa valorarlas. Y menos probaría suerte con Misao, que la adoraba por sobre todas las cosas. No es que no las quería a las otras sino que con Misao todo había sido diferente. El tuvo la dicha de vivir varios momentos de la infancia de ella a su lado, cosa que no pudo con las otras dos mayores por estar tapado de trabajo. Eso hizo que los lazos con ella se estrecharan mucho más que con sus hermanas. Okon y Omasu lo querían muchisimo también, pero no había punto de comparación con Misao que todavía era para el "la nena de papá".

Muy a pesar de Misao, por supuesto.

Desde que fue la cuestión del compromiso con Shinomori ella se había vuelto distante con el. La entendía, después de todo, él la forzó a hacer algo que de plano no quería. Cuando Aoshi terminó rotundamente su parte del compromiso no hubo nada que decir al respecto. El chico tenía el carácter de piedra como su padre cuando tomaba una de decisión, así que no hubo mucho que hacer al respecto. De todas formas, él no perdía las esperanzas. Porque si Misao no se casaba con quien él quería, se quedaba como monja a su lado, eso ni dudarlo.


La ceremonia terminó y fueron todos a un restaurante, el de la familia a festejar la nueva unión. Misao y Omasu lloraban de felicidad por su hermana que a su vez lloraba de felicidad por su suerte. Shiro sonreía tanto que parecía que la cara se le iba a partir en dos. Soujiro no pudo evitar imaginarse lo que sería cuando se case su hermana, ahora que veía lo feliz que era Okon al casarse con ese hombre del cual estaba tan enamorada, de la forma especial en la que le brillaba la mirada al ver a Shiro. Tal vez con Aoshi lleguen a esa clase de felicidad, eso no le cabía duda.

¿Y él, que sería de él cuando se case?

Su mirada se condujo sin titubear a la más pequeña de las hermanas que ahora abrazaba a su abuelo que también estaba más que feliz por su nieta. Misao... sería lindo vivir una vida con ella, despertarse a su lado, saber que todas las cosas, buenas y malas iba a contar con ella para compartirlas, disfrutarlas o sufrirlas. Le parecía fantástico como en tan poco tiempo había cultivado sentimientos tan profundos por la chiquita pero, haciendo retrospectiva, le parecía de lo más natural. Ahora que estaba seguro de estar enamorado de ella le parecía lo más lógico, lo más inevitable. ¿Cómo no enamorarse de esa sonrisa¿Cómo no enamorarse de esa forma de pensar, de su forma de moverse, de hablar? Sintió una mano agarrarlo de un hombro y se volteó encontrándose con Kuro, el prometido de Omasu, con ella a su lado. "Estás enamorado de Misao" le dijo más como afirmación como pregunta, a lo que innecesariamente le respondió que si, aún mirando como el objeto de su afecto seguía hablando con el señor Okina. Omasu sintió como las lágrimas se le volvían a agolpar en los ojos, sabiendo de primera mano que los sentimientos eran correspondidos por su hermana. "¿Y qué vas a hacer al respecto, Soujiro-kun?", le preguntaba Omasu, que se secaba delicadamente con la punta del pañuelo las lágrimas que amenazaban con salirse. Kuro la agarró con más fuerza de la mano, conmovido. Tomando aire Soujiro contestó con sinceridad que no sabía, no tenía idea que iba a hacer al respecto, no cuando sabía que el padre de Misao estaba negado a que saliera con alguien que no haya pasado su visto bueno. Omasu le tomó la mano y le dijo "Vamos, no te desanimes, voy a ver si con Okon podemos convencerlo. Estoy segura que cuando te conozca estará encantado en que te cases con Misao. Eres un chico tan bueno, seguro que va a decir que si". Pese a que la idea de casamiento le parecía un poco precipitada, ya que el era creyente de que uno primero debe conocerse, enamorarse, convivir y luego casarse (una idea demasiado occidental, según su padre) no le parecía desagradable hacer todo al revés con tal de tener a Misao a su lado. Después de todo, en el amor siempre existe una cuota de egoísmo.

Ya que si Misao no lo quería de buenas a primeras, el se aseguraría que así lo fuera con el tiempo.


En la noche, ya casi cuando el festejo estaba terminando, Misao pudo sentarse a hablar Soujiro después de un día de revuelo absoluto. Estaba rendida pero encontraba harto reconfortante hablar con Jiro y tomarlo de la mano. Lo bueno de Soujiro era la naturalidad con la que las cosas se fueron sucediendo. No sabía si eran novios, si eran nada más amigos, o algo en el medio. Nunca lo había besado, pero supuso que la cosa saldría tan natural como lo fue el caminar agarrados de la mano. Pese a que hoy la sombra de la mirada paterna los mantuvo bastante alejados el uno del otro, en ese momento pudieron cantar piedra libre y sentarse tranquilos a conversar en uno de los balcones del restaurante. Soujiro tenía la corbata floja, con el botón superior desabrochado. El pelo ya lo tenía un poco desordenado luego de un par de sesiones de baile que tuvo por parte de una de sus tías que decía que todos los hombres debían ser buenos bailarines, para no dejar en vergüenza a sus damas. Con ese razonamiento a Soujiro no le dieron los pies para salir corriendo y apuntarse en el curso exprés de baile que se había formado. Misao, en ese momento, haciéndose la boba, se había declarado pareja de baile de Soujiro al tener la altura ideal para bailar con el. Obviamente que nadie se puso a discutir ya que todos se habían dado cuenta de lo que pasaba entre ellos dos aunque hubiesen pasado muy poco tiempo juntos durante todo el día.

Hay miradas que dicen más que mil palabras.

Y ahora se estaban tomando un descancito mirando las estrellas de una noche que estaba poblada de ellas. Hablaron más que nada de todos los acontecimientos del día y de cómo sería el casamiento de la otra de sus hermanas que no estaba tan lejano. Misao se dio la libertad de soltar un gran suspiro, al recordar que todas sus fantasías con respecto al tema matrimonial estaban truncadas. Su padre había sido bastante terminal con eso de que si no era Aoshi no se casaba con nadie, y le había llegado un rumor desagradable de que ya estaba pensando comprometerla con un chico que era un creído. Omasu, que era la que le había pasado el chisme, estaba de lo más preocupada. Es chico este, al haber vivido siempre en una familia de mucho dinero era un creído insoportable y consideraba que el le hacía un favor a Misao si se casaba con ella.

Favor mis polainas!" decía cabreada Misao cada vez que se acordaba. Además, había visto una foto del chico y le parecía, en una palabra, horrible y con un mal gusto notable. Teñido de rubio y con un aire más occidental que un negro del Bronx americano daba lástima en su criterio. Ella prefería a los chicos bien japoneses, amables y que preferentemente usen uniforme de Kendo...

Aunque parecía que no tenía mucha decisión al respecto.

Soujiro parecía estar pensando en las mismas líneas que ella, por la forma en la que sentía que la manera de mirar suya se reflejaba en los ojos de su acompañante. Él la abrazó, sin decirle ni una sola palabra, sin pedir permiso y ella se dejó envolver en un abrazo que sentía infinitamente dulce. "Todo va a salir bien, no te preocupes" le decía él, aunque no estaba seguro de a quién trataba de convencer, si a ella o a él mismo. Ella se le acurrucó más sintiendo como él la sostenía con más firmeza entre sus brazos. No era justo el sentirse tan bien en una situación que se suponía que no debía prolongarse. "Jiro, quiero estar contigo"

Misao sintió la cabeza de él subir y bajar asintiendo, "Yo también"

"No, no me entiendes. Quiero estar contigo". Sintió que un nudo invisible se le estaba desatando en la garganta y notó como la cara se le humedecía. No quería parecer una idiota, no delante de él al menos. No quería que él piense que era una Julieta boba que aceptaba su destino servido en bandeja de plata. Ella quería que él sea consciente de que ella se enfrentaría contra viento y marea por lo que sentía, que no iba a bajar los brazos porque su padre le decía que no estaba bien amar a alguien que no le podía dar un provenir lleno de joyas y lujos. Ella sentía y sabía que había cosas que eran mucho mejores y más valederas que todo el oro del mundo, que era exactamente la sensación que estaba experimentando en los brazos de ese joven que la quería de la misma forma y atesoraba tanto como ella las emociones que vivían juntos. Porque sentía que ella iba a ser todo lo feliz que podía con ese chico a su lado, cuanto más tiempo, mejor.

Y así de natural como se agarraron de la mano la primera vez, él la besó en los labios.


"¿Así que hoy la besaste?", decía entusiasmado Kamatari mientras su amigo le comentaba como había sido que se había ganado ese ojo negro. No tenía la culpa de estar distraído como para no darse cuenta de que en ese momento se acercaba el padre de Misao para chequear donde andaba su hija. Él temía que Misao estuviese pasándola bastante mal por tener a su padre regañándola. Sabía la forma en la que ella quería a su padre a pesar de no estar de acuerdo con él en muchas cosas. También sabía que aunque a ella le doliese que su padre la retara también le daba en el hígado que no la deje ser libre. Decir que justo apareció Kuro que impidió que lo tire del balcón el señor Makimachi porque sino él juraba por su shinai preferida que al tipo no le iba a temblar el pulso en agarrarlo del cogote como un pollo y tirarlo al jardín. Misao estaba que brillaba de la furia y no dudó en hacerle de escudo humano a Soujiro que estaba lo suficientemente confundido como para reaccionar. Cuando cayó en cuenta de que había pasado trató de explicarle al papá de Misao que el no tenía más que las mejores intensiones con su hija pero el tipo no quería saber nada de intensiones ni de nada. Omasu y Okon estaban hechas una furia y le exigían a su padre unas merecidas disculpas al abatido Soujiro. Cuando explicó que le había dado una buena trompada por haber besado a su hija pasó lo más increíble. Todos los presentes empezaron a aplaudir y a felicitar a Soujiro. Al sentirse complotado incluso por su propia familia agarró a Misao del brazo, la metió en un cuarto y lo cerró con llave guardándosela en el bolsillo del pantalón. Soujiro miraba atónito la escena bastante arcaica y temía lo que le podía llegar a pasar. Lo único que faltaba era que saque un garrote y lo mate a palos. Gracias a Dios eso no pasó por la intervención de Okina que dijo que ya había sido suficiente de pavadas y se llevó como alma que lleva el diablo a Soujiro a su casa. Le dijo que el enfrentarse a su hijo había sido gesto suficiente como para ganarse su confianza y que lo ayudaría a que se quede con Misao por las buenas, o por las malas. Kamatari pensaba por los mismos rumbos así que, poniendo en marcha sus fuentes consiguió la dirección de la casa de Okina y una vez que Soujiro logró dormirse se fue para la casa del abuelo de Misao para planear como juntarlos a esos dos.

Okina por supuesto que no se asustó cuando en mitad de la noche un desconocido llamó a su puerta diciendo que era uno de los mejores amigos de Soujiro y se ofrecía incondicionalmente para ayudar a su amigo a conseguir a Misao. Lo que sí lo sorprendió fue la fuerza en la que se lo dijo y la cara de seguridad que demostraba que se arriesgaría a cualquier cosa por su amigo. Lo hizo pasar a su casa y se quedaron ideando planes hasta altas horas de la mañana. Al menos el desvelo los había llevado a un plan a prueba de fallos y de idiotas.

Decidieron que a Misao y a Soujiro, solo la muerte los separaba y de ellos dependía todo.


Misao se despertó con un dolor de cabeza terrible y los ojos a la miseria. Omasu, que la zamarreaba para todos lados, le decía que se levante de una vez, que era de una importancia vital que ella saliera de ahí antes que su padre las descubra. Esa frase actuó como un baldazo de agua fría y la menor de las dos se levantó de la cama como quien recibe un golpe de electricidad. Se puso la ropa que le había traído su hermana, inusualmente clara y trató de arreglarse el pelo de la mejor forma posible. Omasu la sacó sigilosamente del cuarto hacia fuera y desde afuera en una corrida la subió colina arriba al viejo templo que había en la propiedad. Misao no entendía ni jota de porque la arrastraban a eso de las seis de la mañana hacia ese templo viejo que se decía abandonado por tener el espíritu de una sacerdotisa que lo habitaba. Un escalofrío la recorrió al pensar que su hermana estaba absolutamente chiflada y se le ocurría ir a hacerse la exorcista a esas horas de la mañana. Omasu abrió la puerta con cuidado y aun en la pseudo penumbra Misao notó que había personas metidas ahí adentro además de ellas. Sintió que se ponía pálida y que la sangre se le iba toda para los pies y le pesaba una tonelada. Con un tirón la acercó más a esas figuras oscuras que en su pánico se mostraban amenazadoras. Pensó que tal vez su hermana estaba poseída y gracias a la intervención del fantasma había podido sacarla del cuarto en donde estaba encerrada, después de todo su padre tenía la llave. "Omasu, espera¿Cómo me sacaste?"

"Ayer papá me pidió que le de un té por los nervios y le puse un calmante de los que él toma. Va a dormir hasta el mediodía. Me metí en su cuarto y saqué la llave, un trabajo de lo más sencillo"

Al acercarse más empezó a reconocer las figuras, notando como una de ellas era su abuelo junto con un muchacho y un pálido Soujiro (todavía con el ojo morado) sentado en una de las bancas de madera que había cerca de un altar. Okon estaba junto con Shiro aún en bata y el estaba vestido a los apurones, con un papel en la mano. Kuro estaba tratando de subir una de las cortinas de enrollar para que entre un poco de luz de la mañana. Al lograr subir unos centímetros esta hizo un chillido horrible así que desistió de la tarea ante la mirada desaprobadora de todos los presentes. Misao al ver a Soujiro que la miraba intensamente salió corriendo a abrazarlo casi tirándolo al piso. Okon y Omasu veían la escena complacidas y sin poder evitar suspirar felices por su hermana. Kamatari se sentía orgulloso por ser parte de este plan brillante. En eso, cuando Misao terminó de darle una buena dosis de pequeños besos a Soujiro se sentó al lado de él y preguntó que demonios hacían todos a esa hora de la mañana en ese viejo templo. Shiro tomó la palabra.

"Bueno, hoy a la madrugada recibí una llamada por parte del abuelo que me decía que junto con el mejor amigo de Soujiro había trazado un plan que lograría que ustedes puedan estar juntos todo el tiempo que quisieran, lo único que necesitamos es que ambos me den el visto bueno para poder seguir con los procedimientos. Como saben, yo además de ser abogado soy escribano y con el abuelo pensamos que podemos explotar ambas condiciones. Los papeles que tengo en mi mano son las hojas de conformidad de un acta matrimonial que fui a buscar de una corrida al estudio. Como necesitamos testigos necesitábamos la intervención de Kamatari por parte de Soujiro y alguien que pueda darte una autorización a ti, Misao, por ser menor de edad. Para eso trajimos al abuelo, que figura como uno de tus tutores. Lo único que necesito es que ustedes dos me den el visto bueno para que yo pueda empezar con esta suerte de casamiento"

Misao trató de digerir todo lo que le habían explicado de un soplido. Soujiro parecía haber entendido todo perfectamente y parecía en extremo decidido en seguir adelante. A ella no le hacía mucha gracia el hecho de casarse tan de repente, sin haber noviado correctamente y luego, si es que él la quería lo suficiente, casarse. Porque ella estaba segura de quererlo como para crecer y pasar su vida con él, pero no soportaría que luego él quiera divorciarse y dejarla con todo su amor en el bolsillo. A Soujiro se le partía el alma en pensar que la estaba obligando a casarse con el solo por estar juntos. Excusándose se fueron a hablar a un costado, donde él le dejó bien en claro que si ella no estaba segura de tomar ese paso que él la iba a entender, pero si decidía que lo que estaban viviendo valía la pena el esfuerzo él nunca iba a arrepentirse de la decisión que ya tenía tomada desde hacía mucho. Misao le dijo que estaba segura mientras él la quisiera con el corazón y prometiera no dejarla. "De la única forma que te dejaría es que tu me lo pidas, Misao. Ni loco te suelto. Cuando lleguemos a Tokyo te voy a comprar un anillo digno, solo te pido paciencia ante esta improvisación". Se sacó un anillo que tenía puesto, que no tenía más que mucho valor sentimental para que funcione de alianza. Ella, de todas formas estaba encantada con el gesto.

A paso resuelto se fueron de la mano al altar y en complicidad con sus personas más queridas le juraron al mundo que la única forma de separarlos sería con el final de su vida.

Continuará...


N de K26: Ohh, que pasará en el capítulo siguiente... ya le queda tan poquito...

Como verán Misao y Soujiro han tomado uno de los pasos más importantes en la vida de una persona que es compartirla con alguien. El padre de Misao no es una persona malvada per se, solamente es un tipo que está seguro de que él es el único que puede tomar las mejores decisiones por sus hijas. A nosotras nos parece horrible la idea de que nuestra familia arregle nuestro casamiento pero créanme, las familias tradicionales japonesas lo ven como lo más natural del mundo. A mi me gustó mucho como Misao y Soujiro tomaron al toro por las astas y siguieron lo que el corazón les dictaba. Me dio mucha satisfacción escribirlo y espero que ustedes hayan disfrutado el desarrollo de ellos como pareja como a mi me satisfizo recrearlos.

Visto que no puedo agradecer a cada uno de los reviews por una nueva política de nombro a las personas que amablemente me dejaron sus impresiones. Supongo que mi nueva política será de agradecer mandando un mail a las personas que me escribieron. Es algo que hacía con mis one-shots pero parece que ahora tendrá que volverse una regla general.

Agradecimientos especiales a Lita (u Okashira-Misao), Ritsuko-Ayasaki, Kao-ryu, Darth Kaoru, Dark Raxiel, Miyuki Kobayakawa, KaOrA-FGV-16 y Abvenger. Como siempre un beso grande a Pola, a Blanca y a Gabyhyatt.

Nos vemos en la próxima entrega. Saludos!

Kirara26