Nos encontramos en Francia, en algún pequeño poblado a la mitad de la campiña. Es de noche y ya no hay nadie en las callecitas del pintoresco pueblecito. Solo parece haber algo de actividad en una pequeña iglesia, ya que dentro de ella encontramos dos figuras muy conocidas. Una es de un hombre alto, con una apariencia algo serena, pero que a la vez infunde temor. Su mirada es firme, y las gafas que usa no ayudan mucho a que se vea menos amenazador. Sin embargo, esa mirada cambia a otra mucho mas amable y dócil cuando la dirige hacia una joven que se encontraba rezando de rodillas; la joven que el una vez juro seguir y proteger. Es una joven hermosa, pero no se puede evitar notar en ella un aire de melancolía, como si de alguna forma aún cargara el peso del mundo sobre si. Pero ya hacía mucho tiempo desde que esa joven de cabellera plateada y ojos de rubí había perdido esa responsabilidad de la manera más cruel.

 Habían llegado a ese pequeño pueblo dos días atrás y el sacerdote había aceptado hospedarlos en su parroquia. Es de suponer que notó dos almas en busca de respuestas y de tranquilidad. El sacerdote había salido por un día debido a una diligencia, por lo que ellos se encontraban solos en ese momento.

 -¿Sabes, Marco? He pensado que debemos partir mañana en cuanto regrese el sacerdote. Ya hemos ocasionado demasiadas molestias.-

 -Así lo haremos, si es que esa es su decisión, doncella Jeanne.- Marco la ayudó a levantarse y se encaminaron hacia la sacristía, cuando escucharon un ruido proveniente de la puerta principal. Cuando voltearon vieron como la puerta se abrió y como entraron cinco individuos.

 -¿Qué acaso no saben que no es correcto entrar de esa forma a una iglesia?- Dijo Marco. -Eso no es algo de lo que se deban preocupar.- Le contestó uno de esos hombres. -Mejor deberían preocuparse por sus vidas.-

 -Quédese detrás de mí, doncella. Yo la protegeré.-

 -Pero Marco, no deberías...-

 -Tranquila. Se que podré ganarles. Tal vez ya no tenga un espíritu acompañante, pero se que podré ganarle a estos gusanos.-

 Y es que estos individuos eran shamanes. Tres de ellos mantenían una fusión de almas y solo los otros dos realizaban la posesión de objetos. Aún con esa desventaja, Marco estaba seguro de poder ganarles. Años de experiencia le habían dado muchas otras formas de combatir, aun sin un espíritu acompañante, además de que había notado que todos esos sujetos eran unos debiluchos.

 -¡Mueran!- Gritaron los atacantes mientras se arrojaban al ataque. Marco esquivó hábilmente al primero de ellos. Como solo mantenía una fusión de almas, no le costó mucho esquivarlo para sujetarlo y con un movimiento, derribarlo contra el suelo y dejarlo inconsciente. Otro de los sujetos intentó golpearlo con un bat de béisbol; Marco pensó en sujetarlo, pero sabía que ese bat era el objeto de la posesión, por lo que recibirlo directamente no era buena idea. Simplemente lo esquivó para poder acercarse a otro de los que mantenían la fusión de almas. No le dio tiempo de reaccionar y de un golpe en el pecho lo aturdió lo suficiente como para sujetarlo y usarlo como escudo humano en contra del shaman del bat. Mientras ese sujeto apenas se estaba dando cuenta de que había golpeado por error a su compañero, Marco aprovecho su distracción para darle un golpe con la mano extendida justo en la frente, con lo cual rompió la posesión y de paso, lo dejo inconsciente.

 Ya solo quedaban dos. -¿Y ahora cual de ustedes quiere probar su suerte?- dijo retadoramente Marco. Ambos se lanzaron, pero no parecen que lo hayan pensado mucho. Una vez más, Marco atacó primero al más débil y con un hábil movimiento rápido, lo usó para golpear al más fuerte, quedando ambos individuos inconscientes. Marco no recibió más que uno o dos rasguños sin importancia.

 -¿Te encuentras bien, Marco?-

 -No me pasó nada, doncella. Estos sujetos solo tenían el poder, pero no tenían la habilidad. Y el poder sin habilidad no sirve para nada.-

 Clap. Clap. Clap. Se escuchaba como alguien daba palmadas con sus manos.

 -Bravo, bravísimo. Esas fueron unas palabras muy brillantes. Tal vez alguien como tu debió dedicarse a la oratoria, y no a algo tan difícil como el ser un shaman.-

 El que decía esto era un sujeto joven, de cabello corto y rubio. Usaba una gabardina de mezclilla, y debajo de ella se veía una camiseta de color azul claro, además traía puestos unos típicos jeans. También se veía debajo de la gabardina una katana debidamente enfundada. Jeanne se adelantó unos pasos para dirigirse a ese sujeto.

 -Forastero. No se quien sea usted y cual sea su intención, pero usted no debería profanar este sitio sagrado con sus repugnantes modales.-

 -Pero miren quien habla. La doncella de hierro en persona. ¿Qué quién soy? No les importa, y mi propósito era simplemente darle las gracias, "doncella".-

 -¡No le hables de esa forma a la doncella, gusano!-

 -Vamos, ¿acaso eres así de agresivo todo el tiempo? Solo quería agradecer a esta linda chica por lo que hizo hace dos años.-

 -¿Hace dos años?- preguntó Jeanne.

 -Me refiero al portal de Babilonia. Abriste ese portal con la intención de usarlo para vencer al poderoso Hao, pero tu pequeño plan falló miserablemente. No solo Hao no fue derrotado en ese momento, sino que además, todos tus estupidos seguidores murieron en esa lucha. Oh, perdón. Quise decir "casi todos".-

 Ese comentario trajo de vuelta a la mente de Jeanne esos momentos que durante este tiempo habían atormentado su mente, mientras Marco enfurecía por ese crudo comentario.

 -¿Acaso tu eres un seguidor de Hao que busca vengar la muerte de su amo, o es solo que eres un tonto que busca ideas absurdas con que llenar el vació de su vida?- dijo Marco.

 -No tengo por que responderle a alguien que esta por morir.- respondió el extraño, mientras desenfundaba su katana.

 -No le temo a un perro sin dientes como tu o tus patéticos ayudantes.-

 -Iluso. Yo no soy como estos idiotas. ¡Veras que este perro tiene grandes colmillos para matarlos!- y mientras decía estas palabras, apareció detrás de el un gran espíritu con la apariencia de un dragón oriental de color azul. Ambos se dieron cuenta de que este sujeto era diferente a los cinco que habían enfrentado hace un momento.

 -¡Doncella, huya de aquí, rápido!-

 -Pero Marco, no puedo, no pienso dejarte aquí solo con...-

 -¡No hay tiempo! ¡Salga de aquí y siga viviendo!-

 -No hay escapatoria. Ustedes morirán en este instante.- dijo ese sujeto, mientras la hoja de su katana cambiaba a color azul y en su empuñadura se veía la cabeza de un dragón, como efecto de su posesión. No cabía la menor duda. Ese sujeto era casi tan poderoso como lo había sido Hao.

 -Eres un obstáculo para nuestros planes, chiquilla. Por eso debes morir. Es una lastima; no dejo de pensar que tu y yo habríamos hecho cosas maravillosas.-

 Jeanne había comenzado a retroceder un poco rumbo a la parte de atrás, donde se encontraba una puerta por donde escapar, pero la idea de abandonar a Marco le parecía muy cruel. En estos dos años había reflexionado por todo lo que hizo en ese entonces. Le dolía haber visto como todos los soldados X se habían sacrificado por ella, y se decía a si misma que no permitiría que alguien más se sacrificara por su vida una vez más.

 -Marco, yo no te dejare...-

 -¡Que se vaya! No se preocupe por mí. Esto es lo que yo mas deseo. Solo le pido que siga viva.-

 Jeanne no dijo nada más. Solo salió corriendo a donde sabía estaba la salida. -Ah, no. No te escaparas.- dijo ese sujeto preparándose a lanzar un ataque, pero Marco se interpuso diciendo: -Si piensas matarla a ella, tendrás que matarme primero a mi.-

 -Perfecto. ¡Que así sea entonces!-

 Jeanne había logrado salir de la iglesia, y ahora corría tan rápido como sus piernas le permitían, pero apenas había recorrido media cuadra cuando se escucho un estruendoso ruido que venia de donde estaba la iglesia. Ella inconscientemente volteó a ver lo que pasaba, y vio como si una serie de relámpagos iluminaran el sitio donde ella había estado hace poco más de un minuto.

 -Marco, ¿Por qué? ¿Por qué otra joven vida se tiene que perder por mi causa? Ya estoy harta de todo eso. Me gustaría poner fin a mi existencia justo ahora; pero no. Te prometo que no moriré, al menos no dejare que esos tipos me maten. Solo así tu noble sacrificio no será en vano.- y siguió corriendo, dejando como único rastro a su perseguidor las lagrimas que derramaba a su paso.

 El brutal ruido despertó a los pueblerinos. Cuando se acercaron a la iglesia para ver lo que había sucedido, solo pudieron aterrarse y sorprenderse de que algo así hubiera sucedido tan de repente: la iglesia se veía como si un rayo muy fuerte le hubiera caído, o mejor dicho, como si ese rayo se hubiera generado dentro. Si hubieran entrado, habrían visto cinco cuerpos quemados, pero aun reconocibles, pero también habrían visto un sexto cuerpo completamente calcinado, como si ese relámpago lo hubiera atravesado.

 A una distancia prudente como para que los curiosos no los vieran, se encontraban el sujeto que atacó a Jeanne y a Marco y algunos otros hombres que se habían quedado en la retaguardia.

 -Vaya, si que era fuerte ese sujeto. Creí que no quedaría nada de su cuerpo después de que le enterré mi espada y deje que 8000 voltios pasaran a través de el ¿o fueron 16000? No se calcular mi fuerza.-

 -Señor. ¿Debemos perseguir a la chica?-

 -No. Déjenla ir por ahora. Sin su perro guardián, ella no es nada. Podremos cazarla en otro momento. Ella aun no sabe como arruinar nuestros planes, y no dejaremos que lo averigüe, además, quiero volver a Japón de una vez. Se que allí tendremos mas diversión, si es que "el" nos deja algo.-

 Y mientras ese hombre daba una carcajada, todos se retiraban de ese sitio. Tal vez Jeanne no había muerto, pero al menos sabían que no volvería a estar tranquila.

 Casi al mismo tiempo, en Japón, o mas específicamente, en la pensión, Yoh se encontraba preparando la cena para todos. No esta de más recordar que han pasado dos años desde que Yoh derrotó a Hao y el torneo de shamanes se suspendió. En ese tiempo Anna se encargó de que la pensión se volviera un negocio redituable, con ayuda de sus semiesclavizados empleados.

 Fausto era el encargado de cuidar la salud de los clientes, Tamao se encargaba del aseo junto a Manta, Cuando Ryu se llegaba a dar una vuelta por la pensión, la hacia de cocinero titular, mientras el cocinero suplente era Yoh, y Anna se dedicaba a lo que mejor sabía hacer: dar órdenes a todos ellos. No había sido tan difícil hacer de esa pensión un lugar adecuado para pasar la noche. Solo se había asegurado de que los fantasmas que ahí vivían no hicieran alguna travesura a los huéspedes. Si algo así llegaba a suceder, el castigo era muy severo. Ahora no había clientes, por lo que básicamente seria una típica cena familiar.

 -Yoh, he estado pensando en que deberíamos salir a algún lugar no muy lejos de aquí.-

 -¿De veras, Anna? ¿Y donde te gustaría ir a vacacionar?-

 -¿Quien dijo algo de vacacionar? Iremos a alguna playa desierta donde puedas entrenar tranquilamente, y sin llamar la atención de nadie.-

 -Pero no es justo, Anna. Cuando no estoy trabajando aquí, estoy entrenando noche y día. ¿No crees que seria justo que todos fuéramos de vacaciones al menos una vez?-

 -Yoh.- dijo Anna con una voz suave, casi dulce. -¿Si dime?-

 -Una vez que termines de preparar la cena, te calientas una sopa instantánea. Esa será tu cena.-

 -Auuu.- gimoteo Yoh, y se puso a buscar algún vaso de sopa que le pudiera gustar, pero el no imaginaba lo que en realidad Anna pensaba en ese momento.

 "Yoh, yo también quisiera salir a vacacionar contigo, pero siento que algo malo va a suceder pronto, y quiero seas lo suficientemente fuerte para que si algo sucediera, no te pase nada malo. Se que te has fortalecido en estos dos años, pero no dejo de pensar que algo realmente horrible esta por suceder, y no soportaría volverte a perder." Anna quizás tenia razón, pues alguien ya observaba de lejos la pensión, mientras sonreía de una forma maligna.

 -Al fin los encontré. Voy a divertirme mucho con ustedes, y me divertiré mas quemando todo el lugar. ¡Quemando hasta sus almas!-

Continuara...

Hola a todos. Estoy aquí iniciando una nueva historia que espero que les agrade. Tal vez hayan notado que esta historia estuvo antes, pero decidí borrarla para hacerle unos pequeños ajustes que espero que sean de su agrado. Se que usualmente hago historias tiernas o románticas, pero no esta de más hacer una de acción que espero que les guste. Desde ahora ya hay suficientes dudas como quienes serán los sujetos que atacaron a Jeanne y a Marco. Además, ¿Qué será de Jeanne ahora que esta sola? ¿Y quien será el sujeto que observa la pensión con intenciones criminales? Eso y mas lo sabrán en el siguiente episodio. Si mi historia les gusta o no les gusta, dejen sus reviews y yo los responderé. Sin mas que decir, los dejo y nos estaremos leyendo.