Ufff... esta si ha sido toda una maratón, estoy loca con esta historia y si no escribo me siento triste, es como si estuviera al igual que ustedes leyendo algo...
Bueno aquí les dejo un nuevo capítulo que es casi de recuerdos, lean bien la letra de la canción por favor, que será repetitiva dentro de la historia, es una traducción de mi amiga Lady Sakura , "Thank"...WOOOWWW, estoy grande eh?... les dejaré un link para ver si logran escuchar el tema... y recuerden dejar mensajitos...
http/ VI
Contra Toda PosibilidadThere's so much I need to say to you,
Hay
tanto que necesito decirte,
so many reasons why
Tantas
razones de por que
You're the only one who really knew me at all
Tu eres la única que realmente me conoció del todo
El haber tenido la tarde libre, le sirvió para descansar más temprano de sus labores en la casa que vivía, que por cierto no eran menores, ya que no le alcanzaba el dinero para pagarle a alguien que se encargara de los quehaceres y Houjo, ya hacia bastante. Se metió en la cama, dando un suspiro que más pareció de resignación que de alivio, por al fin poder acostarse, se dio vuelta y se ovillo hacía un lado, mientras tocaba con suavidad sus labios y recordaba la humedad de los de InuYasha, que parecían quemarle aún la piel, no había podido dejar de pensar en ello.
¿Por qué tuvo que ser así? – se preguntaba en la soledad de su habitación, ya todo estaba calmo, y la noche estaba tan fría, deseaba amarlo, tenerlo ahí entre sus sabanas, como en aquel atardecer, que no logró jamás borrar de sus recuerdos - …InuYasha…- susurró
Se encontraba de pie, observando por la ventana de su habitación, el atardecer que ya moría sobre las montañas que se vislumbraban entre los techos del resto de las casas que había alrededor, se sentía triste, estaba sola, ya que su madre había conseguido hacía solo un par de días un nuevo trabajo que le estaba ocupando gran parte del tiempo, teniendo inclusive que quedarse a dormir en casa de la familia para la que ahora trabajaba, debido a las reuniones de alto nivel que se efectuaban en la residencia debía reconocer que la Sra. Higurashi, tenía gran habilidad en lo que hacía, Kagome sabía bien que no había salido de la casa de los Taisho, por lo contrario, pero no únicamente ella lo sabía, su madre también.
Se giró y tomó con cuidado el cabello azabache que aún permanecía algo húmedo por el baño que se había dado, y tomando un cepillo de su mesita de noche, comenzó a recorrerlo, haciendo hincapié en los rizos que se enredaban un poco en las puntas. Continuaba pensando en lo que InuYasha le había dicho solo unos días antes, que debería viajar a China de intercambio, que solo serían unos meses, que lo esperara, él se iría mañana por la tarde y su corazón ya latía más lento de solo pensar en su ausencia. De pronto unos suaves golpes en la ventana de su habitación la alertaron, cuando se dio la vuelta para observar, vio una sonrisa entristecida y un dorado mirar fijo en ella a través del cristal.
InuYasha…- musito, mientras que le sacaba el seguro a la ventana, para descorrerla, y sin pensarlo demasiado, tomó el rostro del joven entre sus manos y lo besó con desesperación, casi a punto de comenzar a llorar. El respondió, acariciando con suavidad las mejillas de ella, que comenzaban a humedecerse, dejando que los besos se dieran como pequeñas caricias, enredando los dedos en el oscuro cabello de Kagome, sosteniendo su nuca con la mano izquierda, mientras que su derecha le servía de apoyo en el umbral de la ventana, para poder entrar.
Ya…no…llores…- pedía InuYasha entre los besos que le daba a la muchacha, que una vez que él se encontró completamente dentro de la habitación, lo acorraló contra la pared, como temiendo que se desvaneciera, como si su presencia no fuera más que producto del deseo increíble que tenía de estar con él - …tranquila… - continuaba suplicando, con la voz ida en los besos.
Te amo…- susurró ella con ternura, y las manos aferradas aún al rostro del joven, mientras que unía su frente a la de él que se mantenía inclinado.
Vamos a estar bien…- le dijo, como una promesa que era hecha con el fin de perdurar en el tiempo, la tomo por la cintura y la pegó más a su cuerpo, entregándole un nuevo beso, que iba poco a poco encendiendo el deseo inclemente de pertenecerse en cuerpo y alma, tal como estuvieron a punto de hacerlo la tarde en que Sesshomaru los descubrió.
Te...amo...- confesó InuYasha, intentando no separar sus labios de los de ella, que ahora jugaba con sus dedos entre el cabello sedoso y exquisitamente fragante de él, ahondando el beso, deseando no ponerle limites a su entrega.
Inu...Yasha...- dijo de pronto agitada, cerrando los ojos a intervalos, con claras intensiones de decir algo, pero siendo interrumpida por los mismos besos que le seguía dando al joven que la mantenía aferrada con inquietud, sintiendo como su deseo se había encendido, junto al de Kagome- ...yo... InuYasha...yo...- sentía como los labios del hombre iban dejando huellas candentes por sus mejillas bajando hasta su cuello, en busca de piel.
¿Si?...- preguntaba sabiendo que a la muchacha le estaba costando una enormidad coordinar sus deseos con sus palabras, emitiendo sonidos que no le estaban ayudando en nada-...Kagome..- decía con la boca abierta sobre la garganta de ella que respiraba con dificultad, separándolo un poco, deteniendo con suavidad el avance de él, obligándolo a mirarla.
InuYasha... yo... bueno yo...- le costaba tanto decirlo, y él la observaba con esos ojos dorados que la surcaban internamente de un modo increíble, bajo la mirada y la ocultó de él, apoyando la cabeza en su pecho – ...yo quisiera...
No es necesario Kagome – le dijo él con la voz agitada, pero llena de un amor que ella reconocía, sabiendo lo que Kagome intentaba decirle, ciertamente habían estado tan cerca de unirse aquella tarde, pero ahora que él se iba, no podía pedirle que se entregara de un modo tan absoluto, aunque tenía muy claro que si ella decidía esperarlo, todos los días que estuviera lejos de su amor, serían una cuenta regresiva para volver a sus brazos, pero al parecer ella no pensaba igual.
Si es necesario – exclamó alzando levemente la voz enfrentando con los ojos vidriosos el rostro algo confuso de InuYasha – para mí lo es...- continuó, ocultando nuevamente el rostro, pero aferrando esta vez la camisa del joven entre sus manos – quiero que te lleves... este regalo...mi regalo especial para ti...- dijo casi en un sollozo.
Oh, Kagome...- musitó con tanto sentimiento, que ella pareció desfallecer ante su voz varonil y enamorada, el simple tono que había usado, era suficiente, calando en su alma tan firmemente como un te amo.
How can I just let you walk away,
Como puedo solamente dejarte ir,
just let you leave without a trace
sólo
dejarte ir sin una huella
When I stand here
taking every breath with you, ooh
Cuando permanezco aquí tomando cada respiro contigo, ohh
You're
the only one who really knew me at all
Tu
eres la única que realmente me conoció del todo
Puso un beso suave en la piel que acababa de desnudar, desabotonando con lentitud la camisa de color rojo que esta tarde vestía su novio, escuchando con atención cada suspiro que él liberaba, acarició con sus manos llenas el pecho de InuYasha, una vez que logró quitarle aquella prenda, besando y dejando que su lengua jugara con los pequeños y varoniles pezones, que al contacto se endurecieron en sus labios, provocando más de lo que ella esperaba, ya que él, la aferró en cuestión de segundos, empujando desde el rincón en el que se hallaba, hasta tumbar la figura femenina sobre la cama.
Plasmó en su memoria, con las palmas abiertas, el contorno de la figura de Kagome, mientras que medio apoyado en el bordé de la cama, besaba el vientre aún cubierto, escuchando cada suave gemido de ella, presionando con más fuerza con sus labios, ante el solo sonido de la voz desfallecida y excitada de su novia, la mujer que consiguió ser amada con simples detalles, como aquel primer beso en su mejilla, que se grabó en sus recuerdos.
Cuánto te amo...- dijo InuYasha perdiendo la voz en un respiro necesario, considerando que su corazón bombeaba rápidamente, sintiendo como se llenaba de sangre su cuerpo, sintiendo como esta corría frenética por sus venas, culminando la carrera de forma brutal en su entrepierna, golpeándolo al punto que se sentía morir de placer y angustia.
How can you just walk away from me,
Como
puedes solamente alejarte de mi,
when all I can do is
watch you leave
cuando
todo lo que hago es verte partir
Cos we've shared the
laughter and the pain and even shared the tears
Porque
hemos compartido risas y dolor e incluso hasta las lagrimas
You're
the only one who really knew me at all
Tu
eres la única que realmente me conoció del todo.
La piel estaba desnuda, rozándose uno contra el otro, sintiendo que el amor dentro pedía a gritos salir, desesperados de pasión y tan vivos. InuYasha, llenaba su boca con la rozada piel de los senos de Kagome, notando como las areolas se llenaban del vital líquido, tomándolas y mordiéndolas a gusto, lamiendo en el límite justo entre la delicadeza y la furia, sin dañarla, amándola, sentía que el corazón le iba a estallar al tenerla de este modo tan pleno, ella, la mujer que amaría el resto de su vida, o al menos así lo sentía ahora.
Kagome intentaba caricias que no sabía muy bien que resultado tenían en él, simplemente los gemidos que InuYasha iba liberando ante sus toques, le indicaban que el camino era el correcto, sintiendo como le quemaba la piel de él bajo las manos, y la incertidumbre de cómo sería sentirlo en su interior la estaba devorando, tanto como la pasión.
Besáme... - se atrevía a pedirle, embargada en el deseo, nada parecía suficiente, ni los besos, ni las caricias, lo único que parecía aplacar aquello, era tener a InuYasha como parte de su cuerpo, pero no aún se sonrojaba de solo pedirlo.
Kagome...- susurraba, mientras subía de su pecho, hasta su boca, arrastrando su piel sobre la de ella, dejando que cada parte de él se acoplara a ella, aún dejando un último paso por dar -... me voy a morir...- sus palabras sonaban tan agonizantes, que por un momento ella temió que aquello fuera literal-... quiero sentirte...- decía acariciando con los labios la mejilla de la muchacha, mientras que rozaba su intimidad con la de ella, que permanecía a altas temperaturas-... déjame...sentirte...- rogaba, envolviéndose en la humedad que ocultaba Kagome.
Ella simplemente buscó sus labios y los besó con dificultad, faltándole el aire al hacerlo, deseaba tanto sentirlo dentro, y sin embargo no podía pedirlo con palabras, sufriendo de una inusitada timidez, alzando sus caderas, indicándole que lo deseaba tanto como él. Entonces InuYasha se humedeció los labios secos por el irregular respirar y sosteniendo su peso en los antebrazos, la miró mientras la besaba, apenas rozando su boca, sin cerrar los ojos ni un solo momento, al igual que Kagome, que se mantenía expectante, pareciendo como si incluso hubiera olvidado respirar, él movió un poco sus caderas entre las de ella, buscando, y cuando finalmente la posición fue encontrada, lamió con suavidad la boca de ella y aspiró, para ir liberando el aire sobre el rostro enrojecido por la pasión de su amada, mientras iba con delicadeza, entrando en ella, que apretó sus uñas contra la espalda de él, que sentía como los pliegues de la joven estaban abrazando con cierto receló, su carne caliente. Kagome cerró los ojos e InuYasha se abrazó con fuerza a su cuerpo, permitiendo que una última porción de él penetrara, obligando a la muchacha a soltar de una sola vez el aire que contenía.
¿Estas... bien?...- preguntó en extremo agitado, conteniendo con mucho esfuerzo sus deseos de cabalgar sobre ella de forma severa, como sus instintos se lo suplicaban, pero aún un ápice de razón le recordaba que no debía, que tenía que ser delicado.
Mmjjmm...- fue todo lo que logró escuchar, el aliento caliente de Kagome, le baño el oído y comenzó a moverse con suavidad, poco a poco, al principio solo, empezando a llevar un ritmo, al que la joven se acopló en instantes, permitiéndose ambos, un recorrido sin retorno, al lugar más sublime que pudieron imaginar, dejando que los gemidos llenaran el aire de la habitación, sin consideración, moviéndose de forma vertiginosa, InuYasha entrando en ella una y otra vez, hasta perder la noción de todo, solo reconociendo el calor excesivo que emanaba de su vientre, y escuchando la voz a intervalos ahogada de Kagome que suplicaba su nombre – Inu...Yasha...- presionando más cada vez que ella lo hacía.
Las uñas de su novia, rasgaron su espalda firme, en el momento preciso en que parecía desvanecerse en sus brazos, liberando el aire en un gemido femenino y extasiaste, permitiéndole entonces a él culminar, derramándose en el interior de Kagome, que lo aferraba con fuerza, como si fuera su única salvación de un abismo al que parecía caer complacida.
So take a look at me now,
Así que echa una mirada hacia mi ahora,
oh there's just an empty space
oh,
sólo existe un espacio vacío
And there's
nothing left here to remind me,
Y no queda nada aquí para recordarme,
just
the memory of your face
tan
sólo la memoria de tu rostro
La noche estaba calma, la penumbra de la sala en la que se encontraba le parecía hermosa, como la penumbra que compartió junto a Kagome, la única vez que la amó con todo su ser, la noche antes de partir a China, y a pesar de todo aquel continuaba siendo un hermoso recuerdo.
.-.-.-.-
Miroku conducía nuevamente a InuYasha hasta el edificio en el que trabajaba, mirando de reojo por el espejo retrovisor la figura del hombre, que este día venía enfundado en un traje de color gris, los ojos fijos en un suplemento financiero, ciertamente no contaba con tiempo para perder, dado que sus negocios se estaba moviendo más rápido de lo que él alcanzaba a notar.
¿Están movidas las cosas?- consultó su chofer, con un dejo de segundas intenciones que InuYasha captó a la perfección, sabía que había estado algo ido los últimos días, entre emociones y recuerdos, pero ya no más, uno, por que no tenía tiempo y dos, por que no valía la pena.
Miroku...- dijo en un tono melodioso, que al hombre le indicó de inmediato que no había posibilidad de abrir la hermética cerradura que por ahora mantenía su amigo.
Esta bien...- respondió dándose por vencido.
Necesito que hagas algo por mí – exclamó InuYasha, observando ahora un periódico misceláneo.
Pues tu dirás
Necesito que me traigas dos boletos para la ópera, debe ser para la función de esta noche – pidió dejando a un lado el matutino.
Bueno y ¿no tienes asistente nueva? - sonrió el hombre, sabiendo perfectamente que estaba jugando con la paciencia de un ya conocido poco paciente InuYasha.
.-.-.-.-
Horas más tarde estaba Miroku, en el ascensor, rumbo al piso veinticinco, lugar en el que según le dijo la hermosa asistente que InuYasha tenía ahora y a quién se encargó de escrutar el chofer en cuestión de segundos, concluyendo que tenía unas piernas realmente espectaculares, con la idea de terminar con la tarea que su amigo le encargara esta mañana. Las puertas se abrieron y siguió las indicaciones.
Saliendo de los ascensores a tu derecha- se repitió en voz alta lo que Kagome le había dicho, para encontrarse con una puerta de vidrio y adosado a la pared, un contestador.
¿En que le puedo ayudar? – se dejó escuchar la femenina voz , que logró que Miroku se silenciara por un instante - ¿diga?- insistió la mujer.
Hola soy el chofer del señor Taisho y necesito entregarle algo personalmente – la última palabra se encargo de dejarla muy en claro, ya que nadie le quitaría el gusto de conocer a la mujer de la bella voz.
Se escuchó un suave sonido eléctrico y el hombre avanzó por el extenso pasillo, decidido a no marcharse sin una cita.
Continuara...
Anyarita de vuelo a casa...
