NOTAS: todos los personajes son propiedad de Clamp, el siguiente fic no fue escrito con el objetivo de lucrar sino simplemente para entretener a los lectores y a mí.
Acotaciones:
Na: Notas de la autora (osease mua!!!)
"": Pensamientos de los personajes.
( ): Notas aclaratorias de una escena.
----: Inicia y termina un flashback.
CAPÍTULO VII
LA PRINCESA AMATISTA
Importante:
Na: Este capítulo narra de forma alterna dos historias, así que mucho ojo, los nombres sirven para diferenciar las escenas.
Los dioses habían dejado en manos de los hechiceros el dominio de la tierra, sólo los más poderosos tendrían derecho a gobernar sobre los demás y conseguir que la tierra sobreviviera hasta el fin de los tiempos.
Dentro de los cielos habitaba la comunidad de los dioses, el más poderoso y que reinaba sobre los dioses menores era Yakné cuyo trono estaba en lo más alto de los cielos desde donde observaba con sumo cuidado y vigilaba a los dioses repartidos en el cielo, el agua y debajo de la tierra, también era responsable de evitar que la raza humana desapareciera.
Yakné se había ganado el respeto de los demás dioses gracias al buen juicio que tenía, sus características de amabilidad, cordialidad y comprensión lo hacían incluso querido para los seres oscuros del inframundo.
La unión perfecta de los dioses en una comunidad homogeneizada ocurrió cuando en tiempos inmemorables Yakné contrajo nupcias con la diosa May-Tse, formado así la dualidad del universo, un dios y una diosa unidos para dirigir las fuerzas de los astros y conservar la paz por la eternidad.
Yakné y May-Tse consumaron su unión con el nacimiento de su único primogénito y futuro heredero al trono de los dioses, le dieron el nombre de Izanagi, quien poseía a pesar de ser aún un pequeño niño dotes místicos superiores incluso a los de sus padres, el poder de Izanagi lo hacían poder manipular los cuatro elementos a su antojo.
Cuando Izanagi creció se convirtió en un chico aventurero y decidió que era tiempo de hacer una visita a la tierra y conocer a esos seres que eran inferiores a él, ya que quería saber la razón por la que sus padres cuidaban de la raza que llamaban humanos misma travesía que fue recomendación de sus padres Yakné y May-Tse.
- Izanagi, debo advertirte que sólo podrás bajar a la tierra con una condición hijo- pronunció Yakné desde su trono.
- ¿Cuál es padre?- pregunto ansioso el joven dios.
- Sólo podrás ser observador de los humanos, no puedes relacionarte con ellos, ¿quedo entendido?-
- Completamente padre – afirmó – ¿cuándo podré bajar a su mundo?- preguntó.
- Muy pronto primero quiero advertirte sobre algunos hechos que debes conocer- dijo Yakné- Toma asiento hijo mío y presta mucha atención-
Izanagi tomo asiento sobre el suelo, cruzó sus piernas en forma de meditación y observó como su padre se preparaba para revelarle aquello que prometía ser una excelente historia. Aunque el joven Izanagi creía que ya nada lo sorprendería, a sus 18 años ya había marchado a los demás reinos donde vivían dioses para ser entrenado en las artes de pelea, el entrenamiento más difícil fue con los seres oscuros donde se enfrentó con demonios de varías cabezas o varios brazos y aún así había salido victorioso, sentía que nadie podría derrotarlo jamás.
- Estoy listo padre- pronunció Izanagi dando pauta a que su padre comenzará su explicación.
- La raza humana fue bendecida por mi mano hijo, lo cual quiere decir que parte de mi poder ahora regenerado fue distribuido en la tierra en algunos humanos elegidos cautelosamente. El reino de la tierra fue dividido en dos Imperios: el Imperio de la Luna que es regido por el Emperador Yu Huang y su esposa Wang Mu quienes engendraron a su único hijo varón Tyrn- Sen la otra parte de la tierra es dominada por el Imperio del Sol gobernado por el Emperador Adon-Tse y su esposa Ukko-Nen quienes por descendencia tienen a la princesa Sayné, estás seis personas de las que te hablo son los seres que poseen mayor poder en la tierra, existe un séptimo, un mago cuyo poder se asemeja al nuestro hijo, incluso ha llegado a crear seres mágicos de su propio poder pero si sigues mis instrucciones no tendrás que enfrentar a ninguno de los que te habló- habló Yakné.
- No te preocupes padre soy más fuerte que cualquiera de ellos además...- la frase fue cortada.
- Lo sé hijo, por eso te pido acates mis instrucciones, la raza humana nos venera y no quiero que eso cambie, así que mantente al margen de sus vidas, ¿está entendido Izanagi?- preguntó nuevamente Yakné a su único hijo.
- Obedeceré tus órdenes padre- reverenció Izanagi.
- Siendo así partirás en unos días, existen dos lugares donde puedes descender debido a que ahí se concentran los imperios de los que te he hablado, el primer lugar es el Imperio de la Luna en el territorio conocido como la China y el segundo es el Imperio del Sol en las tierras del Japón, tienes hasta mañana para comunicarme tu decisión Izanagi-
- Padre, cuál es el Imperio donde vive ese séptimo mago del que hablas- preguntó seguro el imperante Dios.
- En la división de los Imperios, así puede comunicarse con la China y el Japón- dijo Yakné con seguridad.
- Gracias padre, mañana te comunicaré mi decisión- respondió Izanagi mientras salía de los aposentos de su padre.
Después de observar a su hijo salir, May Tse se apresuró a entrar en los aposentos de su esposo para charlar con él.
- Yakné, ¿crees que Izanagi está preparado?- preguntó temerosa May Tse.
- Sí May Tse pero para mayor seguridad mandaré a alguien para que lo vigilé, dudo que cumpla con su promesa de alejarse de los humanos- contesto Yakné.- Aunque tenemos un aliado en la tierra que puede ayudarnos a controlar a Yakné- completó.
- Te refieres a "ese" mago- pregunto azorada la diosa.
- Sí, él sería el único que se percataría de la divinidad de Izanagi-.
- Me preguntó que imperio escogerá Izanagi, para descender- comentó absorta la matriarca.
- No lo sé, el temperamento de nuestro hijo es impredecible, de todas maneras prepara la entrada a los dos Imperios para estar listos May Tse-
- Así lo haré Yakné-.
(Inglaterra, Actualmente)
- Me sentiré muy avergonzada con tus padres Eriol, se supone que no regresaría- dijo la amatista con el rostro teñido en tonos rojos.
- Eso es fácil de solucionar mi niña, no les diremos nada y vivirás conmigo en mi apartamento como solíamos hacerlo- respondió el hechicero admirando el rostro sonrojado de Tomoyo.
- No, sería imposible- respondió alarmada Tomoyo- Imaginas el reproche de tus padres, además ahora que...- La chica se sonrojo furiosamente mientras tartamudeaba sin sentido.
- ¿Qué qué?- preguntó el joven inglés.
- Bueno, pues que tu... yo, es que ahora...- intentó inútilmente Tomoyo- ¡ya sabes a lo que me refiero!- refutó resignada.
- Te refieres a que te he dicho que te amo y que ahora somos pareja- sonrió complacido al haber abochornado a Tomoyo.
- Sip, a eso me refiero- dijo apenada.
- Pues supongo que entonces sí será un impedimento, tendré que resignarme al hecho de estar sin ti- repeló Eriol.
- No necesariamente, saldremos juntos tu me visitarás y yo a ti- dijo alegre la amatista mientras observaba como Eriol se quedaba pensativo formulando el contra ataque, así que Tomoyo fue mucho más rápida- Te amo- dijo susurrando.
-...- La mente de Eriol quedó paralizada ante la declaración de la chica, sonrió feliz y pronunció – Yo también te amo- se giró buscando ansioso los labios de la mujer que amaba y los encontró esperando el beso.
Eriol pensó que nunca podría cansarse de besar a Tomoyo, los labios de la chica eran una delicia, suaves y dulces, tan cálidos que sólo necesitaría de ellos para calentar eternamente su vida.
Tomoyo se sentía simplemente en el cielo, la sensación de los labios de Eriol presionando los suyos era algo más que mágico, se sorprendía de no ver en ese momento fuegos artificiales y demás cosas que escriben en las novelas románticas, sin embargo la sensación iba más allá que cualquier conocimiento, cada fibra de su ser sentía el cálido beso. Pero algún día debía terminar para la supervivencia.
- Pronto llegaremos a Londres- dijo Tomoyo mientras acomodaba su cabeza en el hombro de Eriol.
- Puedo realizar un hechizo- dijo quedamente Eriol disfrutando del aroma de Tomoyo, mientras pasaba un brazo sobre los pequeños hombros de su pareja.
- Nada de hechizar el avión Eriol Hiraguizawa- condenó la chica desde su cómoda posición.
- jajaja – rió a causa del apelativo con el cual había sido llamado- "te llevarás muy bien con mamá"- concluyó Eriol.
Ambos jóvenes bajaron del avión en el Aeropuerto Internacional de Londres, Eriol cargo la pequeña maleta que llevaba Tomoyo y ambos abordaron un taxi que los llevaría a la Mansión Hiraguizawa.
- Pequeña- pronunció Eriol- por qué no vamos a dar un paseo o a mi apartamento, cuando la familia se enteré de nuestra relación, los momentos privados escasearan, te lo aseguro- afirmó el hechicero.
- Imaginó Eriol pero me siento con la obligación de avisar en la mansión sobre mi regreso, tú familia lo merece, estoy muy agradecida con ellos- explicó la chica.
- Está bien, ya estamos aquí- dijo Eriol, mientras abría la puertezuela de su lado y se dirigía a abrir la de su novia.
Tomados de las manos, Eriol y Tomoyo caminaron hacia la entrada principal de la mansión, la presión ejercida por la mano de la amatista enteró a la reencarnación de Clow del sentimiento de incertidumbre de su acompañante, así que apresuró el pasó para terminar con ese asunto.
El sonido del timbre de la mansión alerto a Erick Grant y de inmediato atravesó la estancia para cumplir con su labor, abrió la puerta y lo que vio lo sorprendió de sobremanera, frente a él estaban el joven Eriol y la señorita Tomoyo, no pasó desapercibido para el fiel sirviente que los jóvenes estaban unidos por el agarre de sus manos y muy acertadamente el señor Grant pensó que no sólo eso los unía.
- Adelante, bienvenidos, joven Eriol que bueno que haya decidido visitarnos y señorita Tomoyo me alegra que volviera a está mansión- recibió Grant con un gesto de respeto.
- A mí también me alegra Sr. Grant- comentó reflexiva Tomoyo mientras accedía a la casa con Eriol tras de ella.
- Mis padres están en casa Erick- preguntó Eriol.
- Sí joven están en la sala con Spinel Sun tomando una taza de té- respondió afable Erick mientras transportaba la maleta camino a las escaleras.
- Erick, podrías dejar eso para otra ocasión, por favor- dijo el hechicero interrumpiendo la labor del Sr. Grant- me gustaría que nos acompañarás a la sala-
- Enseguida joven-
- Por cierto Nakuru no está en casa- preguntó Tomoyo entrando en la conversación.
- Sí señorita, se está preparando para salir pero de inmediato le avisó de su llegada-
- Gracias Erick, los esperamos en la sala- puntuó Eriol.
Rose y Richard platicaban amenamente con el pequeño guardián, frente a la gran chimenea, de inmediato Spinel Sun notó la presencia de su amo, así que giró su mirada hacia el marco de la puerta gesto que llamó la atención de los señores Hiraguizawa quienes dirigieron su vista al mismo lugar que el pequeño minino.
Antes de que alguno de los presentes pronunciara palabra alguna, se oyó una voz conocida por la familia y pasos agigantados por el pasillo, de inmediato apareció Nakuru, y saltó sobre los dos jóvenes que estaban en la puerta mientras pronunciaba palabras indescifrables.
Para cuando la guardiana se tranquilizó, pronunció con sinceridad e inocencia...
- Sabía que ustedes debían estar juntos-
Todas las miradas de la habitación incluyendo la del Sr. Grant recayeron en la joven pareja y los presentes vivieron un episodio que pensaron jamás llegar a presenciar, el sonrojo del primogénito de la familia Hiraguizawa.
Después de las debidas explicaciones Eriol decidió que ya era momento de salir del centro de murmuraciones, así que invitó a Tomoyo acompañarlo al jardín, ambos chicos salieron de la sala y se perdieron observando el atardecer, el inició de algo nuevo y mágico.
(En otra época)
- Padre, ya he hecho mi elección- pronunció Izanagi frente al trono de Yakné.
- Te escuchó hijo mío, a que lugar descenderás por primera vez- dio pie a que su hijo continuase.
- Al Japón, al Imperio del Sol- aseguró el dios.
- Así sea Izanagi- correspondió Yakné.
(Londres, actualmente)
Tomoyo caminaba sigilosa para evitar ser escuchada, ya estaba muy cerca de él, cuando levantó los brazos para cubrir aquellos ojos azul profundo, el dueño de éstos dio media vuelta atrapándola en sus fuertes brazos.
- No es justo- hizo un puchero- está vez quería sorprenderte- dijo mientras comenzaba un infantil berrinche – cómo lo logras- preguntó molesta aún sostenida por los varoniles brazos.
- Dónde quiera que estés puedo sentirte – dijo comprensivo el chico mientras rozaba su nariz con la de la chica- te extrañaba- dijo seductoramente.
- Yo también- Tomoyo levantó sus brazos y acarició el cuello de aquel que la aprisionaba- Te amo Eriol- levanto su rostro con osadía y plantó un beso ardiente en los labios de su compañero.
Segundos después se soltó del abrazo y corrió hacia la fuente del parque siendo perseguida muy de cerca por su captor.
- Te tengo pequeña- dijo el hechicero mientras atrapaba a la escurridiza chica de cabello largo por la cintura- está vez no te escapas- afirmó.
- Oh, vamos Eriol, nos estamos perdiendo el atardecer- dijo con suplica y cara de inocencia la joven.
- Eso no funcionará Tomoyo, no está vez- dijo mientras la afianzaba a el con mayor fuerza.
- Bien, qué es lo qué quieres- dijo resignada la amatista.
- Un poco de tu atención es mucho pedir- expresó Eriol juguetonamente.
- Es tuya toda mi atención amor, qué pasa – rió con inocencia Tomoyo.
- Quiero decirte algo importante mi niña- accedió Eriol- Te amo- dijo mientras escondía su rostro en el grácil cuello femenino.
Tomoyo se dejo llevar por las miles de sensaciones que provocaba el joven hechicero al explorar su cuello, cuando recobró la conciencia sobre ella misma buscó la manera de tranquilizar los ánimos y es que últimamente las cosas entre ambos empezaban a rebasar los límites y es que ambas partes se necesitaban con demencia.
- Eriol, prometimos llegar a casa antes de la cena- pronunció con un esfuerzo sobrehumano la joven.
- Tendrán que esperarnos- dijo cesando su labor por un segundo, que sirvió para que Tomoyo se separará de él y ambos se enfriarán.
-No, recuerda que está noche planearemos la celebración de tu cumpleaños- dijo a un paso de él.
- De acuerdo, de acuerdo, volvamos a casa- dijo desilusionado Eriol – Por cierto, dónde dejamos el auto – pregunta que provocó que a Tomoyo le surgiera una gota sobre la frente.
- No sé que pasa contigo amor, últimamente estás muy despistado- dijo Tomoyo- lo dejamos por acá- informó al mismo tiempo que señalaba el camino.
En el comedor Hiraguizawa, se realizaba una batalla campal sobre cómo realizar la celebración, todos participaban a excepción del festejado que observaba hastiado y con una expresión de molestia y reproche.
- Será mejor que me vaya, respecto a la celebración ustedes decidan y avísenme después- anunció mientras se levantaba del sofá y tiraba levemente de la mano de Tomoyo, dándole a entender que requería su presencia.
Después de despedirse de sus padres y de sus guardianes que seguían discutiendo, se encaminó a la puerta de la gran mansión con Tomoyo de la mano.
- Tomoyo- dijo mientras acariciaba su mentón- no pude contenerme en el parque, sabes que eres mi dulce luna y te respeto más que a mí propia vida, lo siento, perdóname- dijo avergonzado.
- No tengo que hacerlo Eriol, te he de recordar que ambos estamos en la misma situación, sólo debemos apoyarnos y superaremos está etapa... más física- dijo mientras se sonrojaba.
- Eres preciosa ¿lo sabías?- dijo sonriendo.
- Vamos Eriol, basta me avergüenzas- dijo sonrojada al tope.
- Te amo- pronunció cerrando su confesión con un tierno beso.
- Yo también, recuerda que mañana tenemos una cita-
- Jamás lo olvidaría- contestó Eriol besando la punta de la nariz de Tomoyo, despidiéndose finalmente.
(Imperio de la Luna, China)
- Entonces crees que eso sea lo conveniente, amigo-
- Te lo aseguró Yu Huang, la tierra sería más fuerte si no existieran divisiones entre sus Imperios-
- Tienes razón hablaré con Wang para informarle y poner en marcha todo-
- Por mí parte, hablaré con Adon Tse para comunicarle tú decisión y que sepa que ambos Imperios están de acuerdo-
- Será mejor no equivocarnos, no soportaría el odio y desprecio de mi propia familia-
- Dejaremos que todo sea ocasional y así evitar crear culpables-
- Dile a Adon Tse que será un acuerdo de ambas familias, nadie podrá rehusar a sus responsabilidades-
- Así lo haré Yu huang no te preocupes, ahora me retiro, entre más pronto llegué al Imperio del Sol el plan de acción funcionará-
- jajaja, amigo mío, la velocidad no representa ningún problema para ti-
- Tienes razón Yu Huang- dijo mientras su mirada era de enigma.
(Imperio del Sol)
- Adon Tse he traído la respuesta de Yu Huang-
- Clow, tu rapidez... no me sorprende jajaja- río tontamente Adon Tse – Las noticias que traes son buenas ¿no es cierto?- cambió el rostro a uno de seriedad absoluta.
- Así es, el Emperador Yu Huang está de acuerdo en la unión de los Imperios, dice que será un acuerdo entre sus familias y que no se deslindaran responsabilidades-
- No esperaba menos de mi buen amigo Yu Huang- habló aliviado – tiene alguna fecha especial en mente-
- No, pero asumió al igual que nosotros que sea lo más pronto posible- confirmo el hechicero.
- Me parece sensato, tengo programada la celebración en tres días, tiempo suficiente para que se trasladen hasta aquí-
- Informaré a Yu Huang - Reed Clow desapareció de la sala principal.
(Londres, Actualmente)
- Tomoyo, siempre es un gusto verte- gritó una voz ronca.
La aludida fijo su sentido de la vista en todas direcciones para observar el causante de tal exclamación, ya que iba saliendo del elevador con personas que impedían la visibilidad total del panorama, cuando encontró al dueño de aquella voz ronca, su rostro expresó una gran sonrisa que iluminó su rostro.
- Gracias Steve, también es un gusto verte- saludo con un corto beso en la mejilla que fue correspondido por el caballero de piel oscura – Cómo has estado, hace mucho que no te apareces por la mansión- preguntó curiosa.
- Quisiera pequeña pero desde que tuve aquel pequeñísimo incidente con Nakuru, prefiero no arriesgarme jejeje- acompaño su comentario con un leve masaje en su nuca.
-------------------- Inicia Flash Back ------------------
(Mansión Hiraguizawa 9:30 pm)
Nakuru atravesó el largo pasillo que conectaba las habitaciones del segundo piso y entro de improviso a una de ellas.
- ¿Cómo me veo? Y sé sincera Tomoyo- dijo mientras usaba una de sus poses de pasarela.
- Preciosa Nakuru, como siempre te ves excelente- contestó Tomoyo admirando el conjunto de ropa que vestía la guardiana.
-Bien, ahora confirmado esto, estoy lista- asintió con la cabeza mientras salía de la habitación de Tomoyo y gritaba desde el pasillo- puedes acompañarme a la estancia.
Tomoyo se levantó de su acolchonada cama y bajó las escaleras para encontrarse con Ruby Moon en la sala de estancia de la Mansión.
(10:30 pm)
- Se supone que llegaría a las 10:00 pm- pronunció algo alterada Nakuru- No puedo creer que este retrasado- espetó completamente molesta mientras daba golpes en el piso con el tacón de su zapatilla.
- Tranquila Nakuru, tal vez se presentó algún improvisto- trató de conciliar Nakuru.
- Eso deseo por el bien de ese inútil- grito enfurecida.
(11:30 pm)
Erick Grant atendía su labor de atender la puerta cuando Nakuru le rebasó y con paso presuroso y fuerza brutal tomó el pomo de la puerta para tirar de el. Lo siguiente que se distinguió fueron gritos indescifrables y el bolso de Nakuru estrellado en la nuca del hombre que había timbrado en la puerta.
------------------- Termina Flash Back--------------------
- jejeje- rió levemente la amatista – creo que entiendo porque no nos has visitado- dijo resignada cruzando sus manos frente a su vestido.
- Ven acá pequeña burlona, te llevaré con el jefe- fingió molestia mientras dirigía a la chica a una de las oficinas – ¿El jefe está con alguien?- preguntó a la joven secretaría tras el escritorio.
- No, adelante Sr. Lacorte- cedió profesionalmente la empleada.
- Se puede – preguntó Steve tras golpetear un par de veces la puerta.
- Adelante Steve- respondió la voz dentro de la oficina.
- He encontrado un pequeño regalo andante para ti Eriol- Dijo Lacorte en cuanto entró a la oficina.
- De qué se trata- preguntó Eriol mientras levantaba la vista de su computadora portátil.
- Soy yo- pronunció una voz femenil.
Steve salió de la habitación para darle privacidad a sus amigos y es que por momentos le molestaba las actitudes tan románticas que éstos podían tomar.
- Es temprano- dijo Eriol mientras se levantaba de su asiento y se acercaba a Tomoyo.
- Puedo venir más tarde- dijo Tomoyo no ocultando su desilusión.
- No- dijo el hechicero rodeando con ambos brazos la estrecha cintura de su acompañante- ahora eres mía- susurro roncamente en el oído derecho de la fémina.
- Jajajaja- río Tomoyo mientras besaba juguetonamente la mejilla de Eriol – Estás listo- agregó mientras movía el torso hacia atrás.
- Sí, sólo dame unos minutos- sonrió Eriol mientras se separaba de la chica y regresaba a su escritorio.
Caminaron juntos por las empedradas calles londinenses hasta que llegaron a su destino el "Royal Café". Al entrar las miradas apreciativas recayeron sobre la joven pareja que simplemente río a las otras tantas parejas que disfrutaban sus tazas de chocolate, cocoa o café.
- Y cómo terminó el asunto de la fiesta- preguntó Eriol a su pareja, ya instalados en una pequeña mesita de madera.
- Nadie pudo oponerse a tú mamá- explicó Tomoyo- sobretodo porque ya llevaba planeando tú fiesta desde hace un mes- concluyó.
- Ah- exclamó Eriol con una gota sobre su frente – Y en qué consiste- preguntó ya recuperándose.
- Pues será una pequeña recepción en tú casa- comentó despreocupadamente.
- Está bien supongo- confesó desganado Eriol.
(Imperio de la Luna)
La batalla era dura, eran cinco hombres contra uno y a pesar de la diferencia en número el hombre se las estaba arreglando muy bien ya que dos yacían inconcientes en el suelo, no llevaban armaduras puestas, ni las necesitaba, al menos no ese hombre porque evadía las armas de sus oponentes con habilidad sobrenatural, dos hombres más cayeron y ahora la lucha era uno contra uno cuando estaba a punto de dar el golpe final, la voz de una mujer interrumpió la pelea.
- Tyrn Sen- se oyó retumbar- acompáñame, necesito hablarte- la voz desapareció.
El hijo del Emperador Yu Huang agradeció a los hombres caídos y se retiró caminando tras la Emperatriz Wang Mu, cuando la alcanzó en una de las bancas del jardín flotante, la Emperatriz pidió a su único hijo se sentará a su lado.
- Hemos recibido una invitación del Imperio del Sol, en tres días celebrarán un año más de vida de la princesa Sayné, tú padre demanda que asistamos en su representación- se dirigió la Matriarca a su hijo.
- Madre no entiendo porque debo de suspender mi entrenamiento para celebrar a una princesa que jamás he visto- explicó Sen (Na: para evitar confusiones por los nombres tan extraños que puse, llamaremos al Príncipe Tyrn Sen, sólo Sen).
- Comprendo pero se trata de cuestiones diplomáticas- concilio Wang.
- Siendo así, supongo que no tengo excusa, debo respeto a ustedes-
- Correcto hijo mío, partiremos hoy por la noche, sin discusiones- dijo Wang y se levantó para regresar al palacio dejando a Sen con expresión confundida.
(Imperio del Sol)
- Estás feliz, tus 17 años se acercan hija mía- dijo con tono paterno el Emperador Adon Tse.
– Lo estoy padre, pero también algo cansada, puedo ir a los jardines- preguntó ansiosa la princesa.
- Sayné, no es correcto que una princesa juegue en público, debes cambiar tus actividades- reprobó el Emperador.
- Por favor, además sabes que el acceso a esos jardines solo está permitido a nosotros- suplicó con ahínco.
- Está bien hija, no tardes tu madre te espera para que te pruebes tu vestuario- consintió afablemente.
- Gracias papá, regresaré pronto- besó la mejilla de su padres y presurosa se dirigió hacia los jardines.
La princesa Sayné caminó hacia los jardines, frondosos y verdes árboles la rodeaban, césped verde y algunos que otros animalillos silvestres que saltaban apresurados por las ramas de los árboles o sobre el suelo.
El sonido del correr del agua inundó los oídos de la princesa del Imperio del Sol, calmaba su alma y apaciguaba su carácter, por eso le gustaba caminar por ahí, pero lo más divertido del paseo aún no comenzaba, faltaba lo más emocionante, la pequeña cascada que atravesaba el jardín.
(Reino de los dioses)
Izanagi veía el remolino que se formaba a sus pies, el movimiento del viento a toda velocidad y los tonos azules hasta un oscuro grisáceo lo hacían dudar, nunca temer, pero sí dudar de aventarse por aquel túnel que lo llevaría a el Japón. Lo pensó por unos minutos mientras May Tse esperaba ansiosa la hazaña de su hijo.
Sin pensarlo un segundo más Izanagi saltó por el túnel, el sentimiento de vértigo el aroma a viento puro, la adrenalina corriendo por el cuerpo del dios, su mente en blanco pero su espíritu ansioso.
(Imperio del Japón)
Sayné dejo caer sus ropas mientras se adentraba a las aguas cristalinas del río, estiró su cuerpo y comenzó a nadar hacia el fluyente que dejaba caer la cascada, su cuerpo aliviado soltó un suspiro por el masaje y así la pequeña princesa disfrutó al agua recorriendo su cuerpo.
Mientras tanto Izanagi despertaba de su letargo después de su literal golpe contra la tierra, se levantó del suelo con torpeza y abrió sus ojos lentamente acostumbrándolos a la luz solar, el aroma a hierba fresca inundó sus sentidos y el ruido de todos los habitantes del bosque llegaron a sus oídos, una mezcla no conocida de emociones embriagó su cuerpo, el suave tacto de la tierra bajo sus pies le hizo recordar hacer unas cuantas pruebas antes de emprender su caminó a su nuevo destino.
Con suma precaución de no ser observado por ningún humano, Izanagi comprobó que su poder no hubiese desaparecido, probó con los cuatro elementos y sus habilidades en las artes de pelea y comprobó acertado que ninguna de ellas había desaparecido, seguí siendo el dios heredero al trono.
Izanagi caminó con lentitud para observar el panorama, caminó hasta que escuchó un ruido que lo alertó y una presencia que llamó su atención, así que cauteloso y lento caminó hacia la fuente de tal evento.
Tras unos arbustos el dios Izanagi quedo sorprendido con lo que veía, parecía una diosa del mar, pero no poseía tal poder, aunque sí sus características, su cuerpo perfectamente moldeado, su piel blanca como la espuma de mar y su cabello largo y negro como el de las sirenas, su perfil delineado justo a medida, una sonrisa dulce y sus ojos brillantes parecía dos amatistas expuestas al reflejo de los rayos lunares.
Sayné recogió sus ropas al salir del río, las sobrepuso a su cuerpo y dio unos pasos, cuando de repente se sintió observada, en alerta dio medio vuelta y observó con detenimiento el lugar de donde procedía tal sensación, sin embargo no distinguió nada y poco a poco la presencia disminuyó.
Así que la joven sin mayor preocupación regresó a su ruta hacia el castillo, tenía que cumplir con un compromiso, un compromiso con los invitados del Imperio de la Luna.
(En los jardines)
Izanagi aún conmocionado colocó una de sus manos sobre su pecho y sintió los presurosos golpeteos de su corazón, quién era esa chica, no lo sabía, pero en definitiva tenía que investigarlo, tenía una leve sospecha por la forma en que ella notó su presencia pero tenía que confirmarlo, mientras tanto se recostó sobre la hierba fresca y evoco en su mente la imagen de aquella mujer.
Mientras tanto a unos cientos de metros del dios, Sayné caminaba presurosa hasta que observo el castillo sabiendo que el manto nocturno ya caía sobre la tierra y tenía una cita pendiente con su madre.
Entró por una puerta alterna para luego reunirse con sus padres en el comedor, cuando una voz la hizo detener su carrera.
- Mi princesa- gritó levemente la joven sirvienta.
- Qué ocurre- preguntó confundida Sayné por la interrupción.
- La Emperatriz me pidió le avisará que la cena será en sus habitaciones princesa y que debe esperarla ahí hasta que ella se encuentre con usted- pronunció respetuosamente y bajando el tono de voz.
- No imaginó por qué mis padres no quieran que les acompañé – pensó en voz alta, más sus conjeturas fueron interrumpidas por la sirviente.
- La Emperatriz y el príncipe del Imperio Lunar llegaron está tarde, poco después de que usted se fuera mi princesa- explicó.
- Ahora entiendo, bien supongo que esperaré mi reprimenda en mi habitación, gracias por el mensaje- y sin decir más la jovencita subió las escaleras hacia sus aposentos.
Al día siguiente despertó la princesa al timbre de voz de la emperatriz Ukko quien acariciaba la frente de la princesa mientras esperaba a que ésta recuperará su estado de conciencia después del largo sueño.
- Mi pequeña Sayné, es hora de que te levantes- dijo en torno materno la Emperatriz Ukko.
- Oh, Madre, lamentó lo de ayer, no volveré a ocurrir- pronunció semidormida mientras movía las manos con una tonta seña de disculpa.
- Es por eso que he venido a despertarte Sayné, ayer tuve que inventar que te sentías mal y por eso no nos acompañaste a la cena, sin embargo prometí que le mostrarías los alrededores a nuestros invitados- explico serenamente.
- Gracias madres, no me gustaría parecer descortés frente a ellos- dijo sentándose sobre las colchas.
- Muy bien señorita, entonces levántate que están esperando por ti- dijo Ukko mientras daba órdenes a las jóvenes que servían a su hija.
Instantes después la princesa descendió por las escaleras para encontrarse con los invitados del Imperio de la China. Sin embargo su rostro mostró su sorpresa ante la persona que esperaba por ella.
- Mi madre la Emperatriz Wang Mu pide disculpas princesa pero al parecer amaneció indispuesta, así que sólo yo la acompañaré al paseo- pronuncio caballeroso, pero dentro de sí el príncipe Sen se encontraba avergonzado y nervioso por la presencia de la que hasta ahora conocía, la princesa Sayné.
Pues en definitiva decepcionada no se sentía, aturdida, confundida, impresionada, eso tal vez sí.
- Rogaré a los dioses que no sea nada grave y que la Emperatriz Wang Mu se recuperé, mi nombre es Sayné y deduzco usted debe ser el príncipe Tyrn Sen- pronunció diplomática.
-Lamento mis malos modales princesa Sayné, es correcto soy el príncipe Tyrn Sen, encantado en conocerla- respondió.
- Iremos al recorrido en caballo, así conocerá la mayor parte posible del reino y por supuesto los jardines imperiales que son el orgullo de nuestra familia- anunció Sayné mientras caminaba como guía al príncipe..
Sen observaba a la princesa detalladamente y es que no podía evitarlo, sus parientes lejanos había hablado algunas veces sobre ella, la llamaban la princesa amatista por su mirada y hasta ahora en carne propia el príncipe confirmaba el porque de ese pseudónimo, los comentarios que había escuchado no distaban de la realidad es más sólo relataban parte mínima de la hermosura de la princesa, su cuero entero, el ébano de su cabello cayendo glorioso por su espalda, su nariz altanera y esa terriblemente atrofiante sonrisa.
- "Imposible dejar de observarla" – concluyó Sen.
Ambos montaron los corceles y siguieron el caminó hacia los jardines imperiales, la platica comenzó agradablemente mientras ambos reconocían características del otro y lo similar de su situación le medio día ya los había alcanzado así que por sugerencia del príncipe desmontaron cerca de la cascada.
El príncipe Sen emocionado corrió hacia las orillas de la cascada, lo que dio la oportunidad a Sayné de observarlo con detenimiento, conocía por algunos comentarios que el príncipe Sen era un excelente guerrero pero eso era lo único que sabía de él, hasta ahora reparó en el hecho de que el príncipe era sólo un chico de su edad y que era muy atractivo, sobre todo su rostro, su mirada verde como la hierba fresca, era demasiado penetrante, como si pudiera descubrir todos los secretos de una persona con sólo observarla, su piel era blanca como la leche y su cabello castaño daba pequeños reflejos a la luz de sol, era alto y su cuerpo bien formado de seguro producto del entrenamiento al que era sometido desde pequeño.
- Princesa Sayné, este lugar es espectacular, por qué no me acompaña a observarlo- invitó Sen.
- Enseguida príncipe Tyrn Sen- contesto saliendo de su ensoñación la princesa. Al llegar hasta donde él se encontraba se asombro con el comentario que le dedico.
- Sen, así me gustaría que me llamará princesa- dijo sin mirarla siquiera pero con un pequeño sonrojo en su rostro.
- Encantada pero a cambio deberá llamarme Sayné simplemente- sonrió la princesa esperanzada a una respuesta afirmativa.
- Es un trato Sayné- dijo al mismo tiempo que volteaba su rostro para enfrentar al de la chica.
- Un trato Sen- confirmó la princesa, mientras se perdía en la profunda mirada del chico.
Entonces, lo inevitable, sus rostro se acercaron hasta sentir sus alientos, sus labios casi se unían cuando un ruido los hizo alarmar. Sen se colocó en forma protectora frente a Sayné mientras localizaba el sonido. La princesa también prestó atención y descubrió algo que la hizo asombrarse mismo sentimiento por el que atravesaba el príncipe al descubrir que una fuente de poder estaba cerca, ¿de que se trataba, quién o qué era?
(Mansión Hiraguizawa, Londres)
Eriol estaba que sacaba humo por el enojo que estaba pasando, observar a Tomoyo charlar con aquellos tipos que no dejaban de comerla con la mirada lo hacían enfurecer pero tenía que comportarse o se vería mal que el festejado no disfrutará la fiesta.
- Sí tanto te molesta por qué no vas por ella- preguntó Richard mientras se acercaba a su hijo y le ofrecía un vaso de wiskey.
- No quiero parecer posesivo- dijo secamente mientras daba un sorbo a su vaso.
- Pues no pareces posesivo, en este momento te ves celoso e iracundo hijo- se mofó.
- Ahora no necesito esto padre- comentó insoportable.
- Supongo que tampoco necesitas esto- y con esto se separó de Eriol.
Con sorpresa el joven hechicero observó como su padre irrumpía en la plática de Tomoyo y sus nuevos "conocidos", la separaba de ellos y... ¿bailaban? En la pista.
- Por lo menos es papá- pronunció por lo bajo Eriol- "¡diablos!"- recapacitó- tengo que ir por ella- se dijo mientras atravesaba la pista de baile.
Cuando llegó a ellos el propio Richard ofreció a su acompañante...
- Adelante hijo- dijo mientras ofrecía la mano de Tomoyo a su hijo.
- &H...J45& - fue lo único que se entendió del mensaje de Eriol.
Sin embargo cuando vio la sonrisa de Tomoyo mientras se acoplaba a su cuerpo, Eriol olvidó momentáneamente todo lo que había pasado anteriormente.
- Acompáñame al jardín- susurró la chica al oído de su acompañante bailarín.
- ... - Eriol no respondió, sólo se dejo guiar por la suave mano que lo jalaba a través de la gente.
Al llegar al jardín Tomoyo indicó a Eriol el pequeño banco en el que debía sentarse y ella se paró frente a él de pie. En ese momento Eriol pudo apreciar a Tomoyo en su totalidad, ese vestido azul ajustado a su cuerpo y el corte halter que dejaba al descubierto su largo y formado cuello, su espalda al contacto con la suave brisa nocturna, sus brazos desnudos y sus pantorrillas descubiertas, que no se dio cuenta de que Tomoyo se acercó a él hasta que escuchó su melódica voz susurrarle en el oído.
- ¿Disfrutas tu fiesta? – preguntó.
- En este momento sí- confesó.
- Los 23 años te vuelven aguafiestas- rió levemente- no digas nada, tengo que darte tu regalo y necesito que me hagas un favor- susurró.
- El que sea- pronunció Eriol uniéndose al juego.
- Cierra tus ojos-
(Jardines, Imperio del Japón)
Izanagi furioso convocó a su poder, ya no soportaba ver la escena que tenía frente de sí, no soportaba que su diosa mirara al alguien más de esa manera, no sabía que ella le pertenecía a él, al dios Izanagi, pero era tiempo de hacérselo saber, así que dispuesto a salir de los arbusto tras los que se escondía, alguien se adelantó.
Sen confundido por la ubicación del poder abrazó a la princesa Sayné para poder salvarla de cualquier ser que apareciera y desenvaino la espada que llevaba con él, pero el alivió escapó por la boca de ambos herederos al reconocer al origen de aquel extraño poder.
- Clow- pronunciaron al unísono los jóvenes olvidando que estaba abrazados.
- Sayné, Sen- que sorpresa encontrarlos juntos dijo mientras observaba detenidamente la pose en que se encontraban. Al verse descubiertos los chicos se separaron- Piensas usar eso- preguntó mientras observaba la espada en la mano derecha del príncipe.
-Contra usted nunca maestro- dijo Sen mientras bajaba el arma.
- Y contra otro de mis alumnos- preguntó, aunque ya conocía la respuesta.
- Dudo que pueda vencerme- dijo altanero.
- Eso lo comprobaremos en este instante, si Sayné está de acuerdo- dijo dirigiéndose a la princesa quien caminó hasta situarse frente a un sorprendido Sen al observar como en la mano de la princesa aparecía un espada como la que el portaba.
- Que comience la pelea- dictó sentencia Sayné, mientras tomaba la pose de combate.
Después de discutir sobre cuestiones de respeto, honor y moral, la pelea comenzó aunque Sen trataba a toda costa de atacar a Sayné pero los golpes eran cada vez más difíciles de esquivar y sí no peleaba la princesa no detendría su intento de triunfar.
(Na: lo siguiente mezcla las historias sin previo avisó así que mucho cuidado al leer para que puedan entender las situaciones, espero no este complicado)
El sonido de las espadas al chocar producían eco en los jardines, los movimientos de los espadachines eran rápidos y precisos, ni un solo titubeo, el sonido era cortado a la mitad por el filo de las armas pero ninguno se detenía.
- Oye mi voz y encontrarás
que no existe otra verdad
sólo el amor que por ti siento.-
cantó melodiosamente a su oído mientras el chico olvida que existiera algo más que ella.
Sus cuerpos danzaban frenéticamente al compás del vaivén de sus armas, hasta que con fuerza brutal sus cuerpos se encontraron temblorosos uno frente al otro divididos por el filo letal de sus poderosas espadas.
- Crece y crece amor mío
No tiene principio ni fin,
Me siento completa pero siempre
Necesito más de ti.-
siguió mientras él aspiraba el aroma de su cuerpo.
Sus ojos centelleaban, dos preciosas amatistas y dos fieros ojos color esmeralda se observaban para encontrar las respuestas a su propia vida, el camino a seguir, el mundo por descubrir.
- Siempre tuya y tú mío
Por la eternidad
Sólo tú y yo
Con nuestro amor inquebrantable
Hasta el fin de los tiempos-
selló su canción con un suave beso en los labios de su amado.
Las armas cayeron al suelo, hacia tiempo que Red Clow se había ido, no existió testigo alguno de lo que ocurrió ahí, sólo la naturaleza supo que aquellos dos jóvenes unieron sus vidas en una promesa sellada con un beso.
(Mansión Hiraguizawa)
- Adoro mi regalo- dijo entre cortadamente mientras besaba el rostro de Tomoyo.
- Y yo te adoro a ti Eriol- dijo a modo de confesión la amatista.
Los días siguientes a la fiesta pasaron volando, una mañana como tantas otras la joven amatista despertó y comenzó su día como solía hacerlo, cuando se dirigía hacia la oficina de Eriol, el timbre de su teléfono celular interrumpió su camino.
- Konnichiwa Tomoyo-chan- dijo la voz al otro lado. Tomoyo estuvo a punto de soltar un grito de felicidad.
- Konnichiwa Sakura, chan- contestó feliz.
- ¿Cómo estás Tomoyo?- preguntó jovial la chica de ojos verdes.
- Muy bien Sakura y tú, Syaoran- respondió la amatista.
- Excelente, te hablaba para... bueno... ya sabes... Syaoran no quería pero tu y yo teníamos un pacto y pensé que... ¡oh! Esto es vergonzoso- confesó.
- Así que ya está todo listo-
- Sí- ...
Ni que decir que Tomoyo llegó tarde a su cita, Eriol estaba en la entrada del edificio Hiraguizawa pero a ella no le importó e lo más mínimo la expresión de reproche, preocupación y enojo de su novio, por el contrario al verlo le saltó a los brazos, situación que solucionó las horas de retraso.
- Eriol amor, soy tan feliz- dijo Tomoyo plantando un beso en los labios de la reencarnación del mago Clow.
- ¡Ah, sí! Y puedo saber la razón- preguntó intrigado.
- Sakura llamó, la boda será en una semana, tengo el vestido y el traje de Syaoran listo pero necesitaremos irnos ahora mismo parta ultimar cualquier detalle- dijo ilusionada.
- ¿Necesitaremos?- preguntó dudoso.
- Claro, hace un año Sakura me pidió que te invitará es sólo que con todo lo que pasó, lo olvidé, jejeje- sonrió abiertamente.
- Tendrás que darme el día de mañana para arreglar todos mis asuntos pendientes- aclaró Eriol.
- ¿Eso significa que irás?- preguntó esperanzada la chica, ante la confirmación de Eriol por su movimiento Tomoyo besó sus labios y dio saltitos alrededor de él. Eriol no pudo evitar sentirse feliz.
(Imperio del Japón)
- Pensé que querrías esperar al regreso del príncipe Tyrn Sen- preguntó Ukko a su hija.
- Sí, pero daré a dar un paseo, de todas maneras se qué el entrenamiento que el príncipe Tyrn Sen lleva con Clow es extenuante- dijo Sayné y caminó hacia los jardines.
Wang Mu se reunió con Ukko Nen en el patio del castillo y mientras tomaban el fresco, ala conversación comenzó.
- Todo está saliendo a la perfección – dijo Wang Mu.
- Sí, lo sé pude darme cuenta de eso en la fiesta de tu hija- asintió Ukko.
- ¿Crees qué hacemos lo correcto?- titube
- No hemos hecho nada Wang, ellos se han enamorado, ellos lo han hecho todo, ahora nuestros Imperios se unirán por la paz de la humanidad-
- Esperó que así sea Ukko-
Sayné llegó a la cascada pero sabía que Sen tardaría más de media hora en llegar, tiempo suficiente para que la princesa nadara en las aguas del río y así lo hizo.
Al salir del agua escuchó pasos que se dirigían a ella, tomo sus ropas y se vistió rápidamente, sólo con lo necesario para conservar algo de pudor. Sabía que no era Sen el que se acercaba y entonces vio a ese hombre comerla con la mirada, sus ojos de color fuego fueron lo que más llamó la atención y su cabello negro, sus ropajes no era del todo extraño pero lo que más le sorprendía a la princesa era el poder que emanaba de aquel sujeto.
- Princesa Sayné- dijo con voz potente Izanagi, era momento de reclamar lo que le pertenecía.
- Quién eres y qué es lo que quieres- respondió Sayné altanera y segura.
- Soy el dios Izanagi y te quiero a ti mí princesa amatista- dijo el dios admirado por la actitud de la jovencita.
- Nunca – se oyó una voz varonil tras Izanagi, mientras el sonido de un corte en el viento se oía.
- Sen, no lo hagas es un dios- dijo preocupada Sayné mientras corría hacía el príncipe del Imperio Lunar.
- Recuerdas que Clow me ha estado entrenando, ahora sé como derrotarlo no te preocupes Sayné- dijo con confianza para no preocupar a la princesa.
Antes de que Sen besara los labios de su princesa una esfera encerró el cuerpo de la chica dejándola como presa tras una pared invisible que le evitaba el contacto con el mundo.
- No la toques, ella es mía ahora- dijo Izanagi mientras sacaba su espada para una pelea.
- Arg... maldito ser- de inmediato Sen se abalanzó al dios.
Y la batalla del fin de los tiempos comenzó. Sayné era una triste espectadora de la lucha, cuando las armas no fueron suficientes la lucha con poderes mágicos se desato. Sen era excelente pero estaba cansado e Izanagi parecía no tener descanso alguno, Sayné lloró desconsolada dentro de su prisión mientras observaba aterrorizada la mirada asesina del dios, sus ojos rojos ardientes como flamas.
Después de fallidos intentos de Sen por vencer al dios, su cansancio y los cortes y golpes que Izanagi provocó en él lo debilitaron y sería seguro que pronto perdería la batalla pero lo que más preocupaba a Sen era estar con Sayné por eso luchaba, por eso no se rendiría y de nuevo la batalla comenzó.
Izanagi estaba sorprendido por la fuerza que mostraba ese ser humano, en sus entrenamientos no había necesitado más que su arma para derrotar todas sus pruebas y ahora estaba haciendo uso de todas sus fuerzas para derrotar a el ser que se interponía entre él y su amada princesa.
- si quid habet vel rotas, res ahabebis diffcles aliquando ne pas rencore ave tuto- (Na: no tiene ningún significado) pronunció Sen.
La tierra tembló y una grieta de varios metros se abrió, era un abismo, no se observaba el final, intentó inútilmente tirar a Izanagi pero no pudo por lo visto el dios sabía de lo que se trataba.
Izanagi sintió miedo por primera vez, sabía lo que era esa grieta que el príncipe había abierto, era una cámara de contención, sí caía a ella no moriría puesto que la inmortalidad era uno de sus dotes pero permanecería encerrado por cientos de años y quien sabe sí saldría algún día. Era peor que la muerte.
Desesperado el dios por la idea de quedar atrapado utilizó todas sus fuerzas para dar el golpe final al príncipe Sen.
Sen estaba asustado pero no por él, temía por su princesa que gritaba desesperada su nombre mientras el era atacado, no podía dejarla en manos de ese hombre, tenía que luchar hasta el último aliento pero Izanagi simplemente no caía en la grieta y ahora lo atacaba brutalmente, Sen ya no sentía ninguna parte de su cuerpo cuando estaba tirado en el suelo por una ráfaga de viento lanzado por el dios, escuchó su malévola voz.
- Es tú fin Tyrn Sen, no lo entiendes, cualquiera que se interponga entre mi y mi princesa amatista, ¡Morirá!- pronunció con sus ojos rojos de cólera levantó su espada y la dejo caer con furia hacia el pecho de Sen.
- ¡Alto!- gritó la princesa quien concentrando todo su poder se había liberado de la esfera, sus ojos estaban mojados por el llanto y su voz trémula se dejo escuchar por oídos de Sen e Izanagi quien aún sostenía el arma muy cerca del príncipe– Iré contigo Izanagi, pero debes dejar a Sen, no lo mates y una última petición- hizo una pausa y agregó- déjame despedirme de él por favor- suplicó.
- Que así sea mi princesa – dijo el dios mientras retiraba el arma de su oponente y caminaba hacia atrás para dar espacio a su amada princesa.
- Qué estás haciendo mi dulce Sayné- preguntó Sen dándole la mejor sonrisa a su princesa.
- Por la raza humana, mi reino, por nuestro amor y por ti mi amado Sen- beso dulcemente sus labios- cierra la grieta- dio media vuelta y caminó hacía Izanagi.
Sen aún no comprendía el mensaje cuando observó a Sayné caminar hacia aquel monstruo, entonces notó que él se encontraba muy cerca de la grieta junto a ella. Trató con todas sus fuerzas de pararse pero no lo logró.
- Aquí estoy Izanagi- dijo con entereza Sayné.
- Mía para siempre mi princesa amatista- y así como lo sospechaba Sayné, Izanagi buscó sus labios para besarla.
Sayné correspondió el beso, abrazó el cuerpo del dios y se lanzó al abismo.
Sen sabía que la perdería y que debía cumplir con la deuda que tenía con su amor, así que pronunció el hechizo y la grieta se cerró dejando escapara el sonido de los gritos desesperados de Izanagi.
Ahora que su princesa había muerto no tendría nada más por qué vivir, el dolor de perderla fue suficiente para matarlo.
Yakné y May Tse, se enteraron y condenaron a la raza humana a la perdición, las guerras comenzaron, la hambruna, asesinatos y demás maldades humanas, los Emperadores del Imperio del Sol y la Luna estaban devastados por su pérdida y dejaron que la tierra se contaminará, las familias imperiales se unieron en un solo lugar donde les dieron una pequeña esperanza.
- Mi pequeña vivirá de nuevo- pronunció con esperanza Ukko.
- Mi hijo también ¿no es así?- preguntó Wang.
- No, no vivirán, reencarnarán cada cien años pero también lo hará el dios Izanagi- enfatizo Clow.
- ¿Mantener a nuestros hijos con vida vale el precio de revivir al dios que acabó con ellos?- reflexionó Adon Tse.
- Así, será hasta el fin de los tiempos, no puedo escoger a cual reencarnar mi poder no es tal, es su decisión Emperadores- enunció Clow.
- Quieres decir que la batalla se repetirá por siempre- preguntó preocupado Yu Huang.
- Sí- descifró Clow- Aunque... sí llegan a destruir a la reencarnación del dios el encomiendo de Sen y Sayné de ser actores en la batalla cada cien años desaparecerá y sus almas descansarán juntas-
- Entonces existe una esperanza, debemos confiar en ellos- dijo Ukko.
- Haz el hechizo Clow, nuestros hijos pelearán por su amor hasta que estén juntos por la eternidad, debemos darles está oportunidad- finalizó Yu Huang.
(Aeropuerto del Japón, actualmente)
- Es increíble estar aquí de nuevo, ¿no lo crees Eriol?- dijo Tomoyo mientras tomaban sus maletas de la banda de equipaje.
- Lo es mi dulce niña- contestó Eriol mientras besaba a la chica.
Siguieron caminando mientras se besaban, la gente tan ocupada en sus asuntos que sólo hacían espacio para no chocar con los chicos que expresaban su cariño hasta que...
- Auch... lo siento- dijo Tomoyo separándose por primera vez el rostro de Eriol.
- No hay problema- dijo el chico mientras sonreía pero su rostro se desfiguró al ver el rostro de la amatista.
Tomoyo observó con detenimiento al extraño, casi mostraba el mismo rostro fruncido que el chico frente a ella, hasta que sintió un pequeño tirón en su brazo, era Eriol así que se giró para atenderlo olvidando al extraño con el que había chocado.
- Ahí están Sakura y Li, vaya que hacen buena pareja- dijo sincero Eriol.
- Sí, ¿pensarán lo mismo de nosotros amor?- dijo riéndose al notar el desfiguro en el rostro de su novio- "es como sí lo conociera, su mirada, esos ojos color esmeralda..."- pensó la amatista y giró a observar al desconocido que ya había desaparecido, de repente sintió un deja vú pero no entendió por qué.
FIN CAPÍTULO VII
CONTINUARA
Na: jejeje, uff... un poquito largo no creen, espero que no se les complique mucho eso de las historias mezcladas y demás pero es que pensé que así debía de ser.
¿Aburridos? Espero que no, pero sí es así entonces háganmelo saber para recortar un poco la historia, imaginen que al principio solo iban a ser cuatro o cinco capítulos máximo.
GRACIAS por seguir la historia y los reviews que dejan, agradezco cada comentario que hacen y el tiempo que se toma en escribirlo, así como el tiempo que gasta en leer está historia.
Ya saben criticas constructivas o destructivas son bien recibidas, nos leemos el siguiente capítulo. Mucha suerte y éxito a todos. Bye!
