Infiel.
… apenas levanté la lupa y la enfoqué hacia las hojas del libro cerrado, llegó un águila y me la arrebató. Mientras veo sus ojos, siento que quiere decirme algo. Algo importante, al parecer. Es… es sólo… ¡es una orden! Me está ordenando que lea el libro. Sí. He captado el mensaje. Estoy seguro. Así que…
Me rehúso a obedecer y arrojo el libro, sin quemar. De todas formas, las llamas se apagarían en cuanto entrara al agua. El águila se lanza en picada y evita que el libro caiga. Regresa con él y repite, esta vez más imperiosamente, la orden. ¡Lee el libro, me grita con todo su ser. Puedo ver que no es un águila cualquiera. Entre las águilas debe tener un alto rango. Sí. Frente a mí está el Rey de todas las aves. Quizás debería hacer una reverencia… me entrega el libro, y yo lo vuelvo a arrojar. El Rey vuelve a salvarlo. Esta vez está furioso. Ya me estaría picoteando de no ser porque tengo que leer este libro. Pero no lo haré. Por mi salvación eterna, no lo haré.
¡Se burla de mí!
"Por tu salvación eterna, dices. ¿No sabes que condenarás al mundo entero si no me obedeces?
Tal vez te hayan educado para creer que está bien lo que haces. Pero no está bien. No puedes dejar que el mundo vuelva a ser destruido. Sencillamente, es así. Si lees esto, entenderás nuestra postura. Si tuvieras un mínimo de sentido común, aceptarías conocer la otra cara de la moneda. Mejor dicho, la otra cara del mundo."
Casi hipnotizado, abrí el libro.
-· /-·-/ ·-
El planeta tenía dos almas. Una cara interior y otra exterior. El Mundo de la Luz y el Mundo de la Oscuridad.
Cada 4.6 mil millones de años desde el nacimiento del planeta, crecimiento y destrucción se turnan en un ciclo.
El Mundo de la Luz trae crecimiento y el nacimiento de nuevas vidas. El Mundo de la Oscuridad trae las eras glaciales.
La Luz crea seres inteligentes. El progreso se afianza. La Oscuridad crea miedo y desequilibrio.
Se les han dado los nombres de Dios y Diablo.
En el pasado ciclo, Gaia de la Luz creó a un héroe ajeno al destino del mundo, que impidió que Gaia Oscura tomara el control antes de su tiempo.
Pero ahora, ha llegado el momento de Gaia Oscura. Y tiene un emisario, un vasallo e la destrucción. Un ángel del Apocalipsis.
Su nombre es Berruga.
Horrorizado, cierro el libro. Pero el Rey de las Aves me ordena seguir, y yo obedezco.
Confieso que es difícil creerlo. Después de todo, ganó el Premio Nóbel de la Paz por sus descubrimientos en biotecnología. Su trabajo en ingeniería genética le permitió encontrar la cura para enfermedades recurrentes. Sí, lo sé: todo esto suena como si fuera un seguidor suyo.
Lo fui.
Junto con él, trabajamos en la cura contra el virus Asmodeus, que ha diezmado al planeta entero.
Desgraciadamente, la producción no era suficiente y Berruga decidió sólo atender a quienes tenían una cierta posibilidad de sobrevivir. Sus esfuerzos parecían tan nobles…
Yo soy inmune a Asmodeus gracias a los experimentos que el Dr. Berruga hizo en mí. Su meta era alanzar la inmortalidad para toda la humanidad. Parece que lo logró. Y sin embargo… con el tiempo me pongo más y más débil. Hablar me es cada día más difícil, y casi no tengo sentido del tacto. Pero mi olfato y mi oído se han agudizado, además de que parezco haber desarrollado un sexto sentido. Pero tengo anemia, lo sé. Al principio me obligaba a comer, pero ya no lo hago. Al fin y al cabo, no sirve de nada.
Por eso, antes de que ya no pueda más, debo decirlo: Berruga ha vendido su alma al diablo. Y lo sé porque él fue quien creó a Asmodeus y lo liberó.
Fue Berruga. Lo juro.
A partir de ahí, la caligrafía cambió.
Esta mañana he encontrado a Vincent muerto en su cama. No tenía pulso, y su temperatura estaba por debajo de lo normal. Empezaba a presentar señales de rigor mortis. Iba a cubrirlo con la manta, cuando empezó a mover el brazo. Lentamente, me señaló este libro. Con trabajo, abrió los ojos y, con la mirada, me suplicó que lo leyera. Así lo hice, y no pude quedar más sorprendido. Con otro esfuerzo, me señaló una pluma. Su voluntad era clara: debo seguir con esto, para que el mundo sepa quién es el Dr. Berruga en realidad.
De momento, lo llamé para que viera a Vincent. Después de todo, era su experimento. Curiosamente, al ver el estado en el que se encontraba, sonrió.
--Lo he logrado. Es inmortal --dijo.
--Pero… no tiene signos vitales --repuse.
--No tienes perspectiva. Su mente está tan activa como nunca. Ven, ayúdame a llevarlo al tercer nivel.
Una vez ahí, el doctor colocó a Vincent en una cápsula, que llenó de una especie de suero.
--Este líquido --me explicó-- disminuirá la velocidad de su descomposición hasta alcanzar una metaestabilidad. A partir de ella, sus células empezarán a regenerarse. En ese momento, reactivaré sus funciones vitales y revertiré el daño a su organismo.
--¿Cuándo llegará a la metaestabilidad?
--En 4.6 mil millones de años.
--¡Pero…!
--Entraré a la cámara de frío criogénico. Encárgate de que todos los demás sujetos del Proyecto Immortus reciban el mismo tratamiento. Y por último --agregó, entregándome un sobre--, sigan estas instrucciones.
Las instrucciones eran, en resumen, abandonar el laboratorio y fundar una ciudad junto con los sobrevivientes de Asmodeus, esto para que toda la energía del laboratorio se dirija al tercer nivel.
Así lo hicimos. Sin embargo, nunca podré olvidar la mirada triste de todos los que alcanzaron la "inmortalidad".
