Vagabundo.

Así se fundó Devota. Él intentó decirles lo que pasaba, y les mostró el libro. Lo despojaron y lo exiliaron.

Hace 25 años, el planeta estaba devastado, pero se las arreglaron para sobrevivir. Hasta hace poco tiempo, no había cosechas.

Descendí de la torre. El Águila ya no estaba. Era de noche. El cielo de Devota no es tan hermoso como el de Lhasa.

Pero no regresaré ni a una ni a la otra. Debo seguir con el trabajo de éstos ex-discípulos. Debe haber una forma de retrasar la venida de Gaia Oscura. Después de todo, aún no pasan lo 4.6 mil millones de años que corresponden a la Luz.

Aunque en mi camino, invariablemente, pasaré por Lhasa, no pienso quedarme allí. A menos que…

Iré a Siberia, a la Torre de Berruga. Ahí debe haber alguna pista.

-· /-·-/ ·-

No puedo entrar. Se necesita una contraseña, y no la tengo. Me voy de aquí.

En el camino, asombrosamente, me he encontrado una gaviota. Sin previo aviso (¿cómo podría avisarme?), me tomó y me llevó a una isla muy grande, muy al Sur. Reconocí su forma: Australia.

Aterrizamos en una meseta no muy lejos del mar. La vista es hermosa.

En el suelo está una piedra en forma de luna creciente. Al tomarla, siento que mi alma vibra. Y creo… creo que puedo escuchar una voz. Esta voz… ¡es Gaia!

Al comprenderlo, me vi transportado a un lugar extraño. Hay una puerta a mi diestra, una estatua de un guerrero a mi siniestra, y Gaia está frente a mí. En esta habitación tapizada de estrellas, el tiempo parece no existir. Me acerco a Gaia, y escucho su voz otra vez.

--Tú no puedes detener a Gaia Oscura. No lo intentes. Ya has hecho lo suficiente al alejarte de Devota. No sigas. Sólo causarás tu destrucción.

--Pero…

--Sólo Gaia Oscura puede detenerse a sí misma. El ciclo de creación y destrucción no puede ser modificado. La Luz y la Sombra no son opuestos: son complementos. Para que tú estuvieras aquí, Asmodeus eliminó casi toda la vida. La existencia es así.

--…

--Al sur de donde estás, hay vida bajo la sombra de una montaña. Ve allí, y recuerda lo que aprendiste en Lhasa: los seres vivos se dan vida unos a otros.

--Gaia… tú…

--Adiós. No nos veremos hasta el fin del mundo.

Otra vez estoy en el mundo real. Desciendo, y encuentro el lugar que Gaia me dijo. Hay árboles frutales, un lago con peces, aves, pasto… unos marsupiales pequeños… y paz. Una paz increíble. Ni siquiera en Lhasa me sentí así. El cielo también es hermoso aquí. De hecho, si lo analizo, cuando salí de Devota… esa misma noche, la primera que pasé fuera, el cielo también era espectacular. Más bien, el cielo de Devota está casi vacío de estrellas, y las pocas que hay son muy débiles. Incluso la Luna se ve opaca y distante. ¿Porqué?

¿Y porqué Gaia no quiere que investigue? Este pequeño paraíso… sólo es un placebo.

Regreso a la meseta. La gaviota sigue ahí. Le pido que me lleve de regreso a Siberia. Accede. En secreto, regreso al Castillo de Berruga, no sin antes escabullirme a mi casa para tomar una lámpara y un acumulador.

Con el acumulador, bajo por el elevador hasta el segundo nivel. Encuentro la computadora principal y le doy poder. Sí. Toda la historia de Asmodeus está aquí. Corrobora todos los datos del libro al respecto. Bajo al tercer nivel.

Conque éste es el Guardián. Un robot gigante con gran poder destructivo. Menos mal que su energía está cortada.

Por fin, la sala donde está Berruga. Hay, en efecto, cápsulas con zombis de mirada triste. Avanzo más…

La cámara de ultra-frío. Me acerco a ella, y, por fin, veo el rostro de Berruga en carne y hueso.

Siempre pensé que éste sería el momento más feliz de mi vida.