Otro día iniciaba y con él las actividades en Sengoku, Inuyasha estaba en su oficina revisando algunos papeles cuando alguien golpeó a la puerta.

- Adelante.

- Llegó un fax de los Estados Unidos, señor –Kikyo vestía usualmente con faldas cortas, pero en esta ocasión el diminuto largo de la que llevaba era notable, tanto, que Inuyasha no puedo evitar mirarla detenidamente.

- Gracias... luces muy hermosa hoy…

Un rato después la joven salió de ahí y se dirigió con Kagome.

- Me invitó a salir. –dijo con tono indiferente

- ¿El señor Inuyasha? –la otra asintió- Pero acabas de terminar con su hermano.

- Por eso lo hice, por eso lo provoqué, Sesshomaru no resistirá que esté con su hermano.

- Pero... ¿No te importa salir con alguien que no te gusta?

- Claro que me gusta, es muy atractivo, pero aquí ya no se trata de eso, lo que importa es que Sesshomaru se lamente de haberme tratado así. –dicho esto regresó a si escritorio ya que el teléfono sonaba. Kagome la miró alejarse y sintió que lo que hacía no era correcto, inclusive pensó que era malo, sin embargo creía conocer a Kikyo y estaba segura de que en el fondo no era enojo lo que la impulsaba sino dolor por lo que Sesshoumaru hizo con ella.

Dentro de la oficina, Lin caminaba de un sitio a otro con papeles, había más trabajo de lo habitual ya que tenían que estar en una junta esa noche y las cosas no estaban listas. La asistente se encontraba de pie tras su escritorio dando la espada a su jefe, quien la llamó haciendo que se girara de prisa para atender. El rápido movimiento le provocó un gran mareo y la obligó a sentarse, Sesshomaru la miró indiferente y luego tomó el teléfono para comunicarse con su secretaria.

- Trae una bebida dulce, de prisa y ordena algo para almorzar. -al escuchar esto Lin lo miró algo desconcertada e intentó ponerse de pie.- No te levantes, no has comido nada... no me interesa que te enfermes –su tono no era diferente al habitual, pero eso no cambiaba la amabilidad de sus actos.

- Estoy bien, muchas gracias –estaba dudosa pero contenta de comprobar que su jefe no era como todos decían. En ese momento tocaron a la puerta.

- Entra.

- Aquí está lo que me pidió, el almuerzo llega en unos minutos. –Kagome se acercaba él.

- Dáselo a ella. –la secretaria se sorprendió un poco e hizo lo indicado.

- Gracias.

- De nada. –luego salió.

Lin tomó la gaseosa en silencio, cuando iba a la mitad tocaron de nuevo a la puerta y de inmediato entraron dos mujeres con una bandeja cada una, la primera fue dejada en el escritorio de Lin y la segunda en el de Sesshomaru.

- Llévatela, no quiero nada. –la muchacha, advertida de la personalidad de aquel hombre no se sorprendió, sólo tomó la bandeja de nuevo.

- Usted tampoco ha comido nada, señor. Vamos a almorzar y luego seguimos con trabajo aún faltan algunas horas para la junta, tenemos tiempo.

- Dije que no quería nada. –la trabajadora con la bandeja sólo miraba sin saber qué hacer.

- Muchas gracias –le dijo Lin a la muchacha-. Deja la bandeja. –la aludida hizo lo que le indicaron y salió de ahí presurosa con su compañera.

Sesshomaru no dijo nada, sólo miró a Lin sin entender por qué hacía eso ¿Qué acaso no sabía que nadie podía contrariarlo? Por unos segundos contempló la posibilidad de exigirle que saliera de la oficina y nunca más regresara, pero no le tomó mucho tiempo darse cuenta de que no lo hacía con malicia o con intenciones de contradecirlo, tenía una mirada muy inocente, aparentemente incapaz de hacer algo así.

Ella no se percató de la mirada de su jefe, no pensó que hubiese hecho algo malo "Si dejan la comida seguramente el señor Sesshomaru la comerá, aunque ahora no quiera" –pensaba.

Una vez que Sesshomaru decidió pasar por alto el incidente tomó a pausas el contenido de la bandeja, Lin lo miraba contenta pero discretamente "No le gusta que nadie lo observe... no le gustan mucho las personas... pero yo sé que es muy bueno".

La noche llegó y como Sesshomaru se encargó de que su hermano no fuese requerido a la junta, Inuyasha estaba libre por lo que esa misma noche tendría su cita con Kikyo. Ambos salieron del lugar cada uno en su auto, pero se dirigieron a casa de ella a dejar el suyo, luego partieron a un lugar pequeño, muy acogedor y discreto.

"Tiene gustos muy diferentes a los de su hermano"

Pasaron la noche conversando, conociéndose más, claro que la chica evitó mencionar cualquier cosa que la relacionara con Sesshomaru. Inuyasha la pasó muy bien, de verdad le gustaba estar con aquella mujer, era diferente a las demás, se mostraba misteriosa y profunda como si guardara algún secreto que le intrigaba conocer.

Era muy tarde ya cuando decidieron retirarse, Inuyasha la llevó hasta su casa, se bajó del auto y abrió la puerta de su acompañante, luego fue con ella hasta que se encontraron en la puerta de entrada.

- Me divertí mucho...

- Yo también –al responder Kikyo se acercó mucho a él.

- Conozco buenos lugares, puedo llevarte a otro mañana.

- Me encantaría. –ahora su tono de voz era seductor, muy suave, intentaba provocarlo para que la besara y tuvo éxito.

Inuyasha juntó sus labios suavemente, ella respondió con delicadeza y colocó sus manos alrededor del cuello de él provocando que se acercaran más. Su acompañante respondió besándola más profundamente y así se dieron un largo beso que fue interrumpido por él cuando sintió deseos de algo más.

- Entonces nos vemos mañana.

- Nos vemos.- "Definitivamente no es como su hermano…" -Inuyasha besó la mano de la chica y luego subió a su auto, condujo sin mucha prisa hasta llegar a su casa, se encontraba algo distraído recordando cada detalle de la noche.

La junta empezó sin sobresaltos, los empresarios más importantes del país se reunieron para citar los últimos puntos de un acuerdo previamente realizado, debía no ser larga.

En el salón se encontraba una mesa rectangular, cada quién tenía ya designado su lugar y sabían lo que buscaban, casi todos eran personas honorables dispuestas a tener competencia limpia, el único que difería era un sujeto llamado Naraku, un hombre no muy mayor pero tampoco joven. Su aspecto era intimidante, cabello negro, mirada maliciosa y siempre vestido impecable. Aquella reunión terminó sin demasiadas novedades, al decirse la última palabra todos los asistentes se retiraron, excepto una mujer dueña de una empresa, llamada Kagura, quien se dirigió con Sesshomaru a tratar un punto que creía faltaba atender. Naraku también permaneció ahí, pero él fue directamente a hablar con Lin.

- Mucho gusto señorita. –Naraku le tomó la mano derecha para depositar un cortés beso.

- Mucho gusto.

- Es un placer tenerla entre nosotros, se nota que usted es una mujer muy capaz.

- Muchas gracias... –Lin no sabía qué decir, se sentía algo intimidada e inclusive asustada por aquel hombre.

Mientras tanto Sesshomaru prestaba más atención a la conversación de su asistente que a las palabras de Kagura, sabía que ese era un hombre muy peligroso y la chica muy ingenua, en las actuales condiciones lo que menos necesitaba es que su asistente le tomara confianza.

- Dicen que usted estudió en una de las mejores universidades.

- Sí...

- Lo dicho es muy capaz, estoy seguro de que tiene mucho futuro en la empresa y desde luego que las puertas de mi compañía están abiertas. -al escuchar las últimas palabras de Naraku, Sesshomaru se apresuró a intervenir dejando a Kagura.

- Ella está muy bien aquí, que de eso no le quepa la menor duda.

- Claro, no esperaba menos de alguien como usted, y ahora si me permite, me retiro. Fue un placer conocerla, señorita -sonaba muy seguro de sí mismo, luego tomó la mano de Lin y la besó como momentos antes

Esto hizo que ella se sintiera aún más intimidada e instintivamente se acercó a Sesshomaru hasta casi refugiarse en él. Luego el hombre salió del salón sin mirar atrás.

- Es un maldito, no te fíes de él. –le dijo alejándose para regresar con la mujer que había dejado hablando sola. Lin no atinó a responder.

Algunos minutos pasaron antes de que Kagura se retirara, cuando lo hizo, Lin terminaba de recoger los papeles y todos los otros rastros de la reunión.

- Deja eso, no es tu trabajo.

- Ya casi termino, así Kagome no tendrá tanto trabajo mañana. –luego sonrió.

- Como quieras... –salió de la habitación para llegar al estacionamiento.

Lin terminó lo que hacía y salió del edificio, caminó hasta el sitio de taxis y abordó uno sin saber que unos dorados ojos la observaban.

Pasaron un par de días, bastante ocupados para todos, usualmente los domingos sólo Sesshomaru y sus secretarias estaban ahí, pero por ser temporada alta para Sengoku, casi todos trabajaban los siete días de la semana. En esas noches Kikyo e Inuyasha salieron siempre despidiéndose en el umbral de la puerta de ella, no por falta de iniciativa de ambos, sino por el extraño sentimiento que la mujer le provocaba a Inuyasha, algo lo hacía detenerse... era una sensación de que esa mujer era más de lo que aparentaba... no desconfiaba, pero se sentía extraño con ella.

- ¿No ha llegado Kikyo? –se dirigió el joven a Kagome por la mañana al darse cuenta de que llegaba tarde y su novia -"¿Somos novios?...", se preguntaba- no estaba.

- No, avisó que se le presentó algo y va a llegar un poco tarde.

- ¿Está bien?

- Sí, fue solo algo... sin importancia.

- ¿Pero qué fue? –él sonaba un poco exasperado, aquella mujer le provocaba eso, muy diferente de Kikyo.

- Ya le dije que ella vendrá más tarde, si quiere saber qué le pasó mejor que ella misma se lo diga, señor –Kagome también subió el tono de su voz, recalcando más la última palabra.

- Feh! Necesitaba de ella ahora... como sea... –Inuyasha sonaba más molesto que antes, lo que hizo que Kagome se sintiera mal por su impulsiva reacción

"Se ve muy molesto... mejor lo ayudo... que lata... hubiera pensado mejor las cosas antes de hablar"

- Yo no tengo demasiado trabajo ahora... si no le molesta puedo ayudarlo yo. –luego de pensarlo unos instantes y darse cuenta de que en verdad necesitaba la ayuda, aceptó.

- Feh! Está bien, ven a mi oficina... y no me hables de usted, no me gusta...

Una vez en la oficina de Inuyasha los dos trabajaron perfectamente juntos, había un problema con unas importaciones de materia prima que resolvieron con cierta facilidad.

"Vaya esta chica no es tan atolondrada como parece, pero Kikyo es mucho más capaz... si tan solo pudiera trabajar así con ella… si tuviera esta paz a su lado"

"No es tan engreído como pensaba, creo que es agradable cuando quiere" .Con esa idea en mente Kagome no pudo evitar sonreír un poco.

- ¿De qué te ríes?

- De nada –respondió con aparente confianza.

- Feh! Eres muy extraña.

- Inuyasha... an…tes de que otra cosa suceda es mejor que regrese a mi puesto, Kikyo debe estar por llegar y tú pareces tener las cosas bajo control.-era preferible salir de ahí antes de que las cosas se pusieran feas, de nuevo mostraba su carácter antipático.

- Está bien... –el empresario habló indiferentemente, sin voltear a verla, lo que la hizo enojar más de lo que ya estaba, así que se dirigió con paso firme a la puerta, la abrió dispuesta a salir y no volver a dirigirle la palabra a menos de que fuese necesario, pero una voz la interrumpió.

- Kagome...

- ¿Si?

- Gracias por tu ayuda.

- De...de nada... me...me retiro ahora. –salió de ahí bastante desconcertada pero antes de que cerrara la puerta se encontró con su amiga que llegaba.

- ¿Está todo bien Kagome? –le preguntó al ver su mirada extrañada.

- Sí... tienes un jefe bastante extraño...

- ¿Volvieron a pelear?

- Jajaja... algo así... oye, creo que vas a tener que darle una explicación de por qué llegas tarde.

- ¿Qué le dijiste?

- Nada, no sabía que ibas a decirle.

- Está bien, muchas gracias. –como respuesta sólo obtuvo un guiño de complicidad. Luego entró en la oficina.- ¿Inuyasha?

- Vaya veo que madrugaste –le dijo en tono burlón.

- Una pequeña emergencia, pero todo está bajo control. –Kikyo se acercó seductoramente a él abrazándolo y depositando un suave beso en sus labios.

- ¿Qué pasó?

- Luego te cuento, hay trabajo pendiente.

Y así empezaron a trabajar, Inuyasha sentía que necesitaba saber la verdad, pero ese no era el mejor momento para insistir, ya habría tiempo en la noche.

Sesshomaru miraba pensativo hacia la calle, cosa que no solía hacer, Lin lo notó y sin dudarlo preguntó.

- Señor Sesshomaru... ¿Se encuentra bien?

- Sí.

- Es que usted no suele estar así y dicen que cuando alguien hace cosas extrañas es mejor preguntar para asegurarse de que no pase nada malo...

- Lin –la interrumpió.

- ¿Sí?

- Hablas demasiado. –al decir esto regresó a su escritorio dándole la espalda a su asistente, lo que no dejó que ella viera la sonrisa que se dibujaba en su rostro.

- Lo siento, siempre me dicen eso. –respondió sonriendo y algo sonrojada.

Llegada la tarde Lin salió de la oficina sin decir nada, lo que lo extrañó mucho, pero su naturaleza le indicó no intervenir "No es asunto mío". Minutos más tarde la chica regresó con una bandeja en las manos, Kagome entró detrás de ella con otra bandeja y la dejó en su escritorio para luego salir y cerrar la puerta.

- Señor, trajimos el almuerzo.

- No te lo pedí. –Sesshomaru permanecía concentrado en su computadora.

- Lo sé señor, pero ya es tarde y pensé que podíamos tomarnos un rato para almorzar. –el hombre la miró por unos instantes examinando su inocente expresión "En verdad no es como los demás"

Acto seguido movió un poco la silla giratoria y despejó con un par de movimientos el escritorio, dejando espacio de sobra para la bandeja, que Lin dejó sonriente para luego ir a hasta su escritorio por la que había quedado ahí y ponerla también donde se encontraba la primera. Luego arrastró suavemente su silla y se sentó enfrente de un sorprendido pero inexpresivo Sesshomaru "¿Pretende que comamos juntos?...Mientras no hable, todo está bien" –una casi imperceptible sonrisa se dibujó en sus labios.

Comieron juntos y en silencio sumidos en una atmósfera propia... y separada, Lin estaba contenta de tener aquel momento, no era necesario decir nada, la simple compañía era más que suficiente. Por su parte Sesshomaru no podía dejar de mirarla, tan joven, tan capaz en el trabajo, tan alegre y tan... inocente... sí, definitivamente no era como las otras mujeres que él conocía, ella no temía de sus reacciones o de sus actitudes, sólo hacía lo que pensaba.

Mientras tanto, Kagome y Kikyo conversaban afuera.

- ¿Entonces van a almorzar ahí de nuevo?

- Creo que sí, esa muchacha tiene una peculiar forma de hacer las cosas.

- Kagome... ¿Tú crees que haya algo entre ellos? –su tono era frío y seguro, dejando una estela calculadora e inclusive maquiavélica a su paso.

- No... –Kagome no sabía qué contestar, porque en ocasiones ella misma sentía... ¿celos?... de Lin- No sé... no creo que al señor Sesshomaru le interese alguien como ella, a él le gustan las mujeres más... atractivas, las que saben utilizar sus encantos. –Kagome agachó la mirada por un segundo "Como tú".

- Pues ya veremos, las cosas no se van a quedar así, Sesshomaru tiene que pagar por lo que hizo. –empuñó sus manos, que se encontraban recargadas en el escritorio de su amiga, y sus ojos parecieron llenarse de lágrimas.

Kagome quería decirle algo más pero sabía que en momentos así era mejor dejarla sola. Kikyo dio media vuelta y se dirigió al tocador de damas, una vez ahí se recargó en los lavamanos y se miró en el espejo encontrando el reflejo de una mujer que no le gustaba ser, una mujer cegada por el dolor y la rabia. "Maldito Sesshomaru, pero esto no se va a quedar así, tú y tu noviecita van a conocer mi lado malo". Entonces secó sus ojos y arregló un poco las manchas negras debajo de ellos.

Sesshomaru se sintió invadido por la curiosidad de saber más sobre ella, por conocer más a aquella peculiar asistente, quizás así tendría una explicación a su inusual forma de ser. Pensó en si debía hacerlo o simplemente ignorar su curiosidad, pero decidió preguntar "Siempre hago lo que quiero y esta chica no será la excepción" –se justificó consigo mismo-, además sabía que una simple pregunta sería suficiente para que ella sola dijera más de lo que le interesaba saber.

- En tu expediente dice que tus padres murieron cuando eras una niña…

- Sí –ella agachó la mirada y borró la sonrisa de su rostro.

Esta reacción, inesperada para un hombre que no se pregunta mucho por los sentimientos propios, menos por los de los demás, lo hizo sentirse terriblemente culpable, un sentimiento que hacía años desde su niñez no sentía en lo más mínimo "Qué demonios estoy haciendo...". Por primera vez sintió que no haber dicho nada sería mejor, por primera vez le importó haber hecho sentir mal a alguien y no le agradaba eso, a decir verdad prefería ser el frío e indiferente hombre que todos temían y respetaban.

- Por eso crecí en un orfanato, con otros niños como yo. Fue divertido casi siempre, todos jugábamos y aunque no teníamos demasiado nunca nos hizo falta nada, íbamos a la escuela con otros niños... –y así, como Sesshomaru lo había predicho, ella contó toda su historia hasta el momento en que se conocieron.

Su jefe no dijo nada, sólo escuchó mirándola sin expresar algo y cuando terminó de hablar dirigió una mirada rápida a su computadora dándole entender a su asistente que era tiempo de volver a trabajar. La chica sonrió de nuevo y recogió las cosas volviendo a sus actividades cotidianas.

Era de noche y Kikyo e Inuyasha estaban en un agradable bar llamado El Gato Rojo, era un sitio muy acogedor en donde charlaban tranquilamente, hasta ese momento.

- ¿Y por qué fue tu retraso en la mañana? Dijiste que me dirías después.

- ¿Sabías que la curiosidad mató al gato? –rió ligeramente.

- Irónico estando en este sitio –también rió por unos momentos, pero luego su expresión cambió y la miró seriamente a los ojos esperando una explicación.

- Nada importante. –Inuyasha frunció el seño.

- ¿Por qué no me quieres decir? -Algo dentro de él lo hacía exigirle una respuesta.

- Porque no tiene importancia –él se alejó un poco de ella. – Inuyasha... ¿Te vas a molestar por eso?

- Es sólo que no entiendo qué ocultas.

- Si te lo digo, te vas a enojar. –sus palabras la hicieron reaccionar, no podía levantar sospechas en Inuyasha. Pero ya era demasiado tarde, él la miró profundamente, como sólo los ojos dorados son capaces de hacerlo. – Me quedé dormida y Kagome me encubrió diciendo que había llamado para avisar –le dijo en un susurro besando luego sus labios. Él sonrió por un momento quedando tranquilo con la explicación y luego le correspondió el beso.

CoNTiNuaRá...

N/A: "El Gato Rojo"... ejem... lo robé de un fic de imunoonhp... así que no merezco el crédito jaja...

Davinci: Muchas gracias por tu review! Ojalá que te siga gustando.

HawkAngel: Muchas gracias por tu review! Y por la ayuda para las parejas, siento que ahora vas a querer matarme, pero paciencia que ya veremos qué pasa.

Diosa de Diosas: Muchas gracias por tu review! Espero que ya Sessho no esté tan frío... bueno por lo menos en sus pensamientos jajajaja y de Kikyo... pues a ver qué pasa, me estoy cuidando de no ponerla como histérica loca.

Inumoonhp05: Hello Catita, pues muchas gracias por tu review! Y no te apures sólo me gusta hacer sufrir a Aome. Y sorry por lo del bar, pero es que de verdad luché contra demonios internos, pero ellos ganaron.

Kagome-chan: Muchas gracias por tu review! XD Hello, traté de hacer este capi más largo, y espero que el próximo lo sea más, muchas gracias por tus ánimos.

Cristy-girl: Muchas gracias por tu review! Y por los ánimos!

PD

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