Llegada la noche, ese mismo día, todos partieron casi al mismo tiempo, Sesshomaru subió a su auto y al salir del estacionamiento vio una pequeña figura que caminaba por la calle. "Lin..."

La muchacha llegó a su casa sin ánimos de hacer nada, tomó algo para cenar y luego fue a dormir pensando en aquel momento en el que estuvieron tan cerca, en el que pudo sentir su respiración, su aliento, cuando incluso creyó sentir los latidos de su corazón... "¿Por qué?..."

Al día siguiente las cosas siguieron sin cambio alguno, todos trabajando, Inuyasha y Kagome almorzaron de nuevo juntos hablando en su peculiar lenguaje de desavenencias. Sesshomaru y Lin estaban en la misma oficina a kilómetros de distancia, él procuraba alejarse y ella no intentaba detenerlo. El teléfono de Kagome sonó como señal de que su jefe la llamaba.

- Sí señor Sesshomaru.

- Kagome, tráeme los avances de la investigación de Musou.

- Sí, enseguida.

La secretaria se dispuso a hacerlo mientras su mente divagaba en otros asuntos "Que extraño... ya no siento lo mismo ". Por primera vez notó que esa sensación de nerviosismo y mariposas en el estómago que siempre estaba presente cuando hablaba con Sesshomaru había desaparecido por completo. "Tal vez ya no siento lo mismo por él... no, -se negó a sí misma- creo que ya me he acostumbrado y por eso no lo noto".

Llegada la hora de irse Lin salió y tomó un taxi sin notar que de nuevo los dorados ojos la seguían, y que luego un deportivo seguía al taxi. La miró entrar en su casa "¿Por qué estoy aquí?..." Por un momento se vio tentado a bajar del auto y hablar con ella, pero no se le ocurrieron posibles palabras para decirle, así que prefirió retirarse a su departamento.

Ya en su casa bajó de su auto y para su sorpresa un convertible blanco apareció detrás y una mujer vestida del mismo color bajó de él con expresión de rabia contenida.

- ¿Dónde estabas?

- Eso no te importa, ahora estoy aquí –caminó hasta la entraba y abrió la puerta deteniéndola para que Kikyo entrara, ella tragó su orgullo y lo hizo.

Subieron hasta el departamento donde se sirvieron vino y una música suave llenó el ambiente. Sesshomaru estaba de pie detrás de la barra de la cocina, miraba a la chica sentada seductora en uno de los sillones sosteniendo su copa de vino y se acercó a ella que ya se ponía de pie. Se encontraron a mitad de la sala y quedaron a muy poca distancia, él la tomó firme por la cintura y la besó profundamente, como siempre hacía inmiscuyéndose entre sus labios sin meditarlo. Ella lo abrazó por la espalda y se dejó guiar "Sabía que volverías a ser mío". Él repasaba, ya sabiendo de memoria, las curvas de la chica todavía por encima de su ropa cuando la figura de Lin vino de golpe a su mente "¿Qué demonios hago?... Sólo disfrutando de esta mujer... Lin... ¿Por qué no puedo sacarte de mi mente?". Seguía besando a la fémina que se encontraba consigo, pero en cada caricia que le proporcionaba deseaba sentir a la inocente criatura que se había instalado en sus pensamientos. "No puedo hacerlo, no quiero hacerlo... la quiero a ella, en verdad que esto no...". Antes de concluir su propia idea se separó de la que ahora le desabrochaba la camisa.

- ¿Qué sucede?

- Es mejor que te vayas.

- Tú me citaste.

- Es mejor que te olvides de todo esto, nunca debió pasar.

- No te creo, no creo que ya me hayas olvidado –se acercó de nuevo a él intentando besarlo, pero no lo logró.

- Te dije que te fueras.

- Esto no se va a quedar así Sesshomaru, no sabes quién soy yo. –tomó sus cosas y azotó la puerta al salir.

A la mañana siguiente Lin llegó al último piso de Sengoku bastante extrañada de que Sesshomaru no estuviese ahí, - Dijo que no vendría – le anunció Kagome. Abrió la oficina y lo primero que vio fue un enorme arreglo floral en su escritorio, se sorprendió bastante y se aproximó sin cerrar la puerta, inspecciono el regalo recibido buscando una tarjeta "Tal vez se equivocaron" Pero al encontrarla pudo leer su nombre en ella.

- Le importas mucho a alguien, deberías perdonarlo –rió Kagome desde la entrada.

- No tengo idea de quién sean –se disculpó alegremente ya que las dos chicas habían formado cierta amistad a pesar de los tempranos celos de la secretaria.

- Alguien te quiere tanto para mandarte esto a estas horas de la mañana ¿Y no sabes quién es? Pues investiga y luego me cuentas –luego salió de la habitación para darle más privacidad.

"Lamento mucho mi comportamiento, no puedo dejar de pensar en ti. 2:30pm... debes estar lista."

Leyó la nota y sin terminar de entenderla supuso que se trataba de su ausente jefe "¿No puedo dejar de pensar en ti? No, no puede ser él... pero ¿Quién más? No lo entiendo…" Así entre dudas pasó unos minutos hasta que decidió salir y consultar a Kagome.

- ¿No sabes quién te pudo decir eso?

- Es que no he tenido una relación con nadie desde la universidad con un chico llamado Kohaku, pero él no vive en Japón.

- Él va a venir por ti a las 2:30, entonces lo vas a saber...

- ¿Puedo contarte algo?

- Por supuesto…

Ambas entraron en la oficina y Lin le contó todo lo sucedido durante su viaje, Kagome esperaba a cada segundo sentirse mal, pero no sucedió así. Tenía una extraña mezcla de sentimientos, en parte por ella, en parte por Lin y en parte por su amiga Kikyo, pero no estaba celosa.

- Debe ser él, pero... –"¿Debo decírselo?" se cuestionaba Kagome.

- ¿Qué?

- Es que él... pues suele... –"¿Lo hago?... Creo que ya no tengo otra opción..."- A él lo he visto con muchas mujeres... –agachó la mirada al notar que Lin cambiaba la expresión por una llena de tristeza. –Pero tal vez no…

- Muchas gracias Kagome, gracias por avisarme, pero confío en él, sé que o sería capaz de hacer algo así. –la secretaria sonrió a la asistente sin encontrar palabras.

- Te deseo suerte –dijo al fin saliendo del lugar.

"Entonces es de él... No puedo creerlo… en verdad le intereso..."

Kagome estaba pensativa en su escritorio cuando llegó Inuyasha preguntando la razón de su expresión.

- Es algo complicado.

- Bueno... tengo tiempo –dijo casi en tono burlón, pero lleno de confianza haciendo que algo la impulsara a hablar.

- Vamos a tu oficina. -una vez dentro le habló de sus sentimientos hacia Sesshomaru y que desde hacía poco tiempo ya no se sentía igual, luego le hizo jurar no decir nada y le contó del arreglo que había recibido Lin – Ya no siento celos... ya no me duele, pero tampoco me es indiferente, no sé qué siento él...

Mientras ella hablaba él intentaba comprender qué le podía ver al imbécil de su hermano "¿Qué demonios le ve¿Por qué se preocupa por él si la hace sentir así? Maldito desconsiderado..."

- Deberías olvidarte de él y punto.

- ¿Así de sencillo?

- Sí, así de sencillo.

- Inuyasha yo... no sé qué decir –su tono era desolador, tanto que lo hizo sentir mal por la rudeza de su palabras, pero no sabía lo que venía a continuación- ¡Cómo te atreves a hablar así¡Eres un desconsiderado! Estoy aquí abriéndote mi corazón y sólo dices tonterías ¡Cómo si fuera tan fácil¡No me vuelvas a hablar a menos de que necesites que te cambien los pañales! –luego de gritar todo eso salió dando un portazo.

"Feh¿Y ahora qué hice? Si sólo le dije la verdad… y yo sintiéndome mal…".

El reloj marcaba las 2:29 y los nervios de Lin estaban a punto de hacerse trizas, no podía esperar más porque ese eterno minuto pasara y saber si de verdad las cosas eran lo que parecían o no "Es él, confío en él…" –se repetía para no perder las esperanzas de significarle algo, de que le correspondiera... de que quizás la amara. Exactamente a las 2:30 la puerta de su oficina se abrió dejando ver al hombre de ojos de sapo.

- ¿Está lista? Lamento haber entrado sin tocar, pero esas eran mis órdenes.

Tan pronto como lo reconoció se sintió feliz de comprobar que el arreglo provenía de su querido Sesshomaru. La razón no le alcanzó para hacer más que asentir con la cabeza, tomar su bolsa a la salida y seguir al hombre. Subieron a una limosina y luego de un eterno camino llegaron a un apacible lugar al aire libre, rodeado de un pequeño campo lleno de árboles frutales de todo tipo que emanaba un aroma a ponche fresco y natural inconfundible. Bajó del auto y llegó hasta la entrada donde un mesero que la esperaba la condujo por un local con personas que le eran invisibles y luego por un pequeño sendero de piedras entre el pasto hasta una mesa elegantemente adornada, donde de pie la esperaba el hombre que más ansiaba ver. El mesero la dejó ahí cuando Sesshoumaru se lo indicó con la mirada, luego se acercó a ella –Me da gusto que vinieras – le susurró casi en el oído, luego abrió la silla más cercana y ella se sentó, él la imitó después. Pronto les llevaron bebidas, a él una copa de vino tinto y a ella una con una mezcla de colores extravagantes.

- Creí que deberíamos empezar de nuevo... por donde salieron mal las cosas

- No podemos beber en horas de trabajo –le dijo sonriente al entender que ese almuerzo era para corregir el error de la noche en París.

- No pienso que regresemos hoy a trabajar –ella se sonrojó recordando de inmediato las palabras de Kagome "A él lo he visto con muchas mujeres...". Sesshomaru notó su cambio y se dio cuenta de que ahí estaba de nuevo lo que quería evitar. – Hay una nueva obra de teatro que se estrena hoy, ahí iremos después, si es que estás de acuerdo.

- Me encantaría –sonrió un poco por alivio y un poco porque se sentía avergonzada de lo que había pensado momentos antes. -"Tiene buenas intenciones... él no es capaz".

Comieron repitiendo el menú de hacía unos días, mientras lo hacían todo parecía perfecto a su alrededor, los pájaros se escuchaban a lo lejos, algunos insectos entrometidos perturbaban un poco su paz haciendo que Lin terminara por reír y hablaban de las cosas más mundanas posibles, cosa que resultaba totalmente nueva para Sesshomaru, un ser frío incapaz de "desperdiciar" el tiempo en cosas que no fuesen productivas.

Una vez terminado el postre, un gran helado con galleta y chocolate con dos cucharas, partieron en la limosina hasta el Teatro de la Ciudad de Tokio.

Kikyo entró en la oficina dirigiéndose a Kagome, las amigas se saludaron y la que ya estaba ahí puso al tanto a la otra sobre la situación con Naraku y la huelga, luego cambiaron de tema.

- Entonces por eso fue, le interesa esa niñita...

- ¿Por eso fue qué?

- Anoche, estuvimos en su departamento pero nada sucedió... el muy imbécil se arrepintió. Pero las cosas no son así de fáciles, una vez que se aburra de ella va a volver. – "A mi nadie me deja por otra, ya verá la chiquilla de lo que soy capaz". Antes de que Kagome respondiera Inuyasha salió de su oficina y las vio dirigiéndose hasta ellas instintivamente.

- Inuyasha... me da gusto verte... –se acercó hasta él dándole una mirada seductora y tomándolo de la mano para llevarlo de nuevo dentro de su oficina. Kagome los miró sintiendo una revoltura en el estómago.

- No sabía que regresarías tan pronto.

- Quise darte una sorpresa... –lo tomó con una mano por el rostro y lo besó apasionadamente. Inuyasha correspondió pero esa extraña sensación que la chica le provocaba ahora era más fuerte, tanto que aquel beso fue más por compromiso que por gusto.

- ¿Y cómo te fue? –le preguntó una vez separados.

- Nada especial, pero creo que nosotros hemos perdido mucho tiempo... -entonces ella lo besó de nuevo, luego pasaron toda la tarde juntos.

Sesshoumaru y su acompañante entraron al palco más lujoso del lugar y disfrutaron de la obra, una conocida tragedia, Romeo y Julieta. Justo en el punto culminante cuando Romeo cree muerta a su amada, Lin no pudo contener más las lágrimas que ya se agolpaban en sus ojos, Sesshoumaru al notar ésto sacó un pañuelo del bolsillo de su saco, con gesto delicado tomó el rostro de su acompañante haciéndola que lo mirara y secó sus lágrimas con suavidad, viéndola a los ojos y quedando al final muy cerca de ella. Estaban de nuevo en esa situación en la que los dos querían lo mismo, en la que cada momento estaban más cerca de conseguirlo, pero Sesshoumaru decidió no hacerlo "Necesito saber si en verdad la amo... no puedo hacerlo ahora, no debo besarla... no tan pronto...". Entonces recobrando la cordura depositó un tierno beso en su frente para luego regresar la mirada al escenario y el pañuelo a su bolsillo. Lin siguió cada movimiento suyo hasta que comprendió lo que había sucedido "No quiso hacerlo" Entonces volvió a concentrarse en la obra haciendo que los ojos se llenaran nuevamente de lágrimas que esta ves se negaron a salir.

Estaban Inuyasha y Kikyo en un bar en la ciudad, la música era agradable y se comunicaban casi sin palabras, la forma en la que se entendían era algo especial, algo que lo hacía creer que la amaba a pesar de la desconfianza. "No es desconfianza... –se repetía- Pero entonces... ¿Qué es?" qué le provocaba. Pasaron la velada e Inuyasha la fue a dejar en su casa, esperaba despedirse de ella en la entrada pero Kikyo sólo abrió la puerta y lo jaló de la mano para que entrara. Cerrando la puerta tras de sí él miró maravillado el lugar, no era como algún otro, estaba decorado al estilo antiguo y además tenía ambiente de templo.

- ¿Te gusta?

- Es precioso.

- Espera a que conozcas el resto -se acercó a él y lo besó.

Él respondió el beso y la acercó a él sintiendo los latidos de su corazón, la chica pasó sus manos por su cuello, su respiración se aceleraba, luego empezó a desabrochar los botones de su camisa lenta y provocativamente, él la miraba mientras la recorría con las manos. Una vez sin camisa Kikyo lo besó libremente hasta que fue interrumpida por un movimiento de Inuyasha que la recostó en un sillón, desabotonó su blusa ante la respiración apresurada e impaciente de su pareja, al mirarla semidesnuda se sintió más atraído. Empezó a besarle el cuello lentamente para luego pasar a sus oídos.

- Inuyasha…

- ¿Si? –ambos hablaban entre besos y provocativas caricias.

- Vamos al jacuzzi... –así los dos terminaron lo que habían empezado.

Era de noche cuando la obra terminó, pero todavía quedaban lugares por visitar. Así que subieron al convertible de Sesshomaru que los esperaba afuera del teatro y fueron al mirador.

- Es hermoso, en este lugar se puede sentir la magia de la tierra... –Sesshomaru la miró desconcertado. – ¿No sientes que tu espíritu es libre aquí? –se acercó a él y lo tomó de las manos- Cierra los ojos y respira... –luego de dudarlo unos instantes y sólo por darle gusto lo hizo, sin ningún resultado aparente.- No te preocupes, ya lo sentirás –Lin sonrió y soltó las manos de su jefe para volver a mirar el paisaje.

Largo rato pasaron ahí en silencio, una agradable ausencia de sonido que a ninguno de los dos incomodó, luego partieron a cenar, el frío empezaba a sentirse pero a la chica que disfrutaba del viento alborotando su cabello no le importaba, ni tampoco a su acompañante que la miraba de reojo absorto en toda la belleza que emanaba, algo que podía jurar iba más allá del físico de la joven.

El destino era un restaurant al que Sesshomaru acostumbraba ir solo, un lugar pequeño donde de una forma u otra se apartaba en parte de su vida. Lin miraba la carta pensando en qué ordenar cuando Sesshomaru apartó la vista de la suya para posarla en ella, admiró cada rasgo de su rostro, la forma de su cabello y la delicadeza de sus manos pero sobre todo la profundidad de sus ojos, entonces dio la indicación al mesero para que volviera después y así estar a solas con ella.

- Lin…

- ¿Si? –lo miró sonriendo.

- ¿Cuáles crees que son mis intenciones? –la chica cambió su expresión por una bastante seria al recordar la advertencia de su amiga pero luego de pensarlo unos instantes volvió a sonreír.

- Confío en ti.

- Me alegra que lo sepas. ¿Estás lista para ordenar? -al escucharlo su corazón empezó a latir con fuerza y una gran sonrisa se apoderó de ella permitiéndole apenas asentir.

Pasaron la cena tranquilos, conociéndose más, si es que era posible ahora que de una forma peculiar sus almas eran transparentes para el otro. Terminando ahí se dirigieron a casa de Lin, llegaron él le abrió la puerta del auto y la condujo hasta la entrada.

- Nos veremos mañana... –él solo la miraba incapaz de responder, ella se percató y plantó su mirada en los dorados ojos de su acompañante.

- Nos veremos –respondió al fin dándole un suave beso en la mejilla. Lin se quedó helada con el roce de sus labios, luego lo miró de nuevo a los ojos y entró cerrando delicadamente la puerta.

Los corazones de ambos latían con fuerza, los labios de Sesshomaru podían sentir aún el roce con el delicado rostro de la chica, Lin se llevó una mano al lugar donde había sido besaba y sonrió más ampliamente, si es que era posible, y se fue a dormir... o por lo menos a intentarlo.

A la mañana siguiente el timbre sonó en casa de Lin bastante temprano, abrió la puerta y encontró a Sesshomaru, impecable y atractivo.

- Sesshomaru...- murmuró bastante sorprendida.

- Te esperaré en la limosina, hay algo importante que tenemos que atender –su expresión era seria e indiferente, muy distinta a la de la noche anterior.

Bastante preocupada entró a su casa y terminó de alistarse en pocos minutos, subió al auto y lo primero que vio fue un gran ramo de flores en el asiento.

- Aún no sé cuáles son tus flores favoritas. –Lin sonrió ampliamente al sentir que todo estaba bien.

- Flores amarillas...

- Lo recordaré... –una pequeña sonrisa se asomó en sus labios- Tenemos un problema, hay alguien infiltrado en la compañía.

- ¿Qué dices¿Cómo lo sabes?

Sesshomaru explicó a su asistente su teoría de que la única manera en que Naraku pudo localizar a los líderes sindicales y meterles la idea de la huelga era con un contacto de por medio, alguien que conociera buen Sengoku.

- No sé quién sea el traidor... sólo puedo confiar en ti.

A sabiendas de lo difícil que era que él fiarse de alguien se sintió feliz, pero al mismo tiempo le preocupaba aquello ¿Quién podría ser? Largo rato pasaron dando vueltas por la ciudad y discutiendo el tema hasta que el chofer de ojos de sapo, la única persona además de ella en quien podía confiar, recibió la orden de llevarlos a la empresa.

Muy temprano llegaron Kikyo e Inuyasha, a quien no le había quedado otro remedio que llegar a tiempo junto con ella, Kagome llegó justo para verlos darse un beso antes de entrar al ascensor, de nuevo esa sensación extraña en su estómago.

- Voy con el señor Myoga a entregarle unos papeles, Kagome ¿Puedes atender mi teléfono?

- Claro.

En cuanto Kikyo se fue, Inuyasha salió necesitando algo de ayuda, Kagome lo asistió. Estaban en su oficina y él parecía más serio de lo normal.

- ¿Puedo contarte algo?

- Claro, sabes que somos amigos. -ingenuo de la fuerte amistad entre ambas y con una poco común confianza hacia la chica le contó de la extraña sensación que lo embargaba con Kikyo.

- ¿La amas? –preguntó por un impulso.

- Creo que la amo...

- Entonces no seas tonito, eso es lo que importa -sus palabras eran de desinteresada amistad por ambos, aunque no la hacían feliz.

- Gracias Kagome –dirigió una seductora sonrisa a la chica. Ahora se sentía más tranquilo y seguro, era el efecto de su amiga en él.

CoNTiNuaRá...

Muchas gracias a toda/os los que leen!

Pues ésta ha sido el capi más largo que he escrito, ojalá que haya quedado bien.

Voy a salir unos días, así que el próximo capi lo publico el lunes.

Kitsune saki: Muchas gracias por tu review! Este... pues lo intenté pero no pude asesinar a Kikyo... pero ahí van las cosas entre Inu y Aome jajaj algo lentas pero ahí van. Suerte con lo del insomnio.

HawkAngel: Muchas gracias por tu review! Hello! Pues la solución de Lin y Sessho aquí está, pero... pues Kikyo tendrá que permanecer un poquito más... aunque no desesperes.. :D

Naoko L-K: Muchas gracias por tu review! Por fin reacciona Sessho! Jajaja :D

Inumoonhp05: Catita igual y ya te ausentaste, pero sé que igual vas a dejar review, espero que te haya gustado el capi (cuando lo hayas leído) y que no quieras matarme por el lemon jajaja.

Especialmente muchisimas gracias a todo/as quienes dejen review.

PD

Se aceptan todo tipo de comentarios.