El día transcurrió normalmente, aún no terminaba del todo la temporada alta para Sengoku y tenían muchos asuntos que resolver, las ocupaciones eran demasiadas, excepto cuando se trataba de Lin.
- ¿Tienes hambre?
- Un poco, puedo pedir el almuerzo...
- No, tengo un lugar especial reservado.
Así salieron los dos de la oficina y llegaron hasta un restaurant, sencillo pero acogedor. Ordenaron y pasaron alrededor de una hora ahí, conversando sobre cualquier cosa, al terminar regresaron directamente al trabajo, entraron por la puerta principal del edificio y solos al ascensor que luego de cerrar las puertas y presionar unos botones se puso en marcha. Este movimiento hizo que Lin se mareara un poco y tuviera que detenerse de las paredes, Sesshomaru inmediatamente se acercó a ella y la sostuvo por los hombros.
- ¿Te encuentras bien?
- Sí...- susurró para luego alzar la mirada y encontrarse muy cerca del rostro de él.
Se miraron a los ojos por unos segundos mientras el elevador seguía su marcha al último piso, las manos de Sesshomaru recorrieron todos los brazos de Lin para colocarse luego en su cintura, no podía resistir más las ganas de besarla. La chica continuó mirándolo a los dorados ojos y sus labios se sentían irremediablemente atraídos hacia los de él. Sesshomaru la acercó más a su cuerpo y luego se acercó a su boca, podía sentir su respiración entrecortada, entonces se besaron. Sintieron la suave caricia de los labios del otro, la chica puso sus manos en el cuello de él y comenzaron a jugar Lin algo inexperta y él sintiendo por primera vez un beso con amor y ansiedad. En un momento el beso se hizo más profundo y mágico, lleno de pasión, hasta que un timbre se escuchó y la puerta del ascensor se abrió, pero ellos no se inmutaron, el mundo no existía a su alrededor. Esperando entrar en él se encontraban algunas personas, entre ellas Kikyo, quien los miró con rabia, no podía soportar ver cómo esa "niñita" tenía lo que ella no, cerró los puños y entró decidida a hacer algo al respecto.
- Disculpen si los interrumpo, pero éste no es lugar para que hagas tus cosas, Sesshomaru te lo he dicho muchas veces. Pero tú no te sientas mal .se dirigió a Lin- para él ya es costumbre. –habló con tono frío, como si no le importara en lo más mínimo lo que acababa de ver.
Sesshomaru la miró con odio y tomó a Lin de la mano para sacarla de ahí ante la incrédula mirada y los cuchicheos de los espectadores. Entraron rápidamente en la oficina, él cerró con fuerza la puerta tras de sí y luego miró a Lin, quién parecía desconcertada.
- Lo lamento, no sabe lo que hace, te aseguro que lo va a pagar. – ella asintió y fue lentamente hasta su escritorio pensando en las palabras de la secretaria "Para él ya es costumbre".
El día terminó y todos partieron, Sesshomaru y Lin se despidieron con un beso en la mejilla, desde luego que él hubiese querido más pero al parecer Kikyo había causado un daño.
Eran ya altas horas de la noche cuando el hijo mayor de Inutashou se presentó en la casa de la mujer, llamó a la puerta y ella abrió dejando escuchar cierta música en su interior.
- Veo que tienes compañía, no me extraña.
- ¿Qué es lo que quieres? –se notaba nerviosa.
- Vine a advertirte que si se vuelve a repetir lo de hoy vas a tener graves problemas y no sólo en la oficina, sabes de lo que soy capaz... ¿Entendido? –su tono era en verdad amenazador.
- Yo hago lo que se me da la gana y si no tienes nada más qué decir en mejor que te vayas. –continuaba nerviosa pues sabía que él hablaba en serio pero su orgullo no le permitía demostrarlo abiertamente. Sesshomaru la miró una vez más y luego se retiró, Kikyo cerró la puerta y entró pensando en qué decir.
- ¿Quién era? – preguntó Inuyasha.
- Nadie importante, un vecino.
- Me alegra que se fuera pronto, ahora podemos seguir en donde estábamos...
Era media mañana y Sesshomaru y Lin apenas habían cruzado dos palabras, cuando la chica llegó había un gran ramo de flores amarillas en su escritorio ante lo cual sonrió ligeramente y dio las gracias, ahora ella se veía muy seria. Cuando él no pudo tolerar más el extraño silencio se acercó le tomó las manos obligándola a mirarlo, sus dorados ojos parecían capaces de penetrar en el alma de Lin.
- ¿Es por lo que dijo Kikyo? –fue muy directo, los rodeos siempre le molestaron.
Ella se soltó, haciéndolo sentir que el corazón le daba un vuelco y una tristeza inmediata lo invadió, dio la vuelta al escritorio y se puso frente a él, lo tomó nuevamente de las manos y se acercó para susurrarle algo al oído.
- Confío e ti... –entonces cerró los ojos y lo besó devolviéndole así la calma.
Sesshomaru la abrazó brindándole seguridad y dándosela él mismo, no estaba enojada, confiaba en él y no la defraudaría, lo que no notó fue como los ojos de Lin se llenaron de lágrimas. Se besaron con tranquilidad, reconciliándose de algo que jamás pasó en verdad.
Al escritorio de Kikyo llegaron las dos suplentes, Aska y Koshio para entregarle un memorando donde se le pedía que las instruyera detalladamente porque se iban a quedar de fijo con otros empresarios. La secretaria hizo una disimulada mueca al mirar a las dos jovencitas "Ahora me encargan a las novatas... justo cuando no debo alejarme de aquí, tendré que dejar encargada a Kagome". Se puso de pie y fue con su amiga para explicarle la situación.
- Necesito que hagas algo mientras no estoy, quiero que cuides a Inuyasha, esa niñita ya me quitó a Sesshomaru, nadie me va a arrebatar a su hermano –Kagome se sorprendió por el tono resentido de su amiga pero aceptó sin pensarlo dos veces.
Entonces Kikyo entró con su jefe a notificarle que en los próximos días estaría con las niñas en el piso de abajo, pero que volvería pronto, él aceptó sin darle mucha importancia "Ahora estaré con Kagome más tiempo" y se despidió de ella con un beso en los labios prometiéndole que saldrían a cenar.
El resto de día Kagome entraba y salía de la oficina de Inuyasha, desde que Lin estaba con Sesshomaru ella sólo contestaba el teléfono y llevaba la agenda cosa que Lin también hacía, así que se había vuelto algo aburrido.
- Entonces la junta es a las cuatro
- ¿Con quién?
- Pues con el nuevo exportador...
- Te dije que le dijeras eso a Sesshomaru, a mi no me interesa...
- ¡Ay qué necio eres¡Qué eso te toca a ti!
- Feh¡Ahora tú me vas a decir qué es lo que tengo que hacer!
- ¡Eres imposible! – la chica se dio media vuelta y abrió la puerta de la oficina y salió, pero antes de cerrar dijo algo más -¡Y la junta es a las cuatro!
Luego de que Kagome cerró la puerta Inuyasha estaba enojado, pero era una clase de enojo que sólo sentía hacia ella, algo diferente y que no era malo, algo que nunca había sentido por nadie más antes.
Esa noche Kagome se dirigió a su auto, que había quedado muy cerca del de Inuyasha, y para su sorpresa algo no estaba bien, no pudo encenderlo, estaba desesperada cuando el chico de ojos dorados, el que menos quería ver luego de la pelea de unas horas antes, apareció.
- ¿Qué pasa?
- No enciende... –murmuró.
- ¡Ja! Eso te pasa por mandona.
- ¡Ay! Tú no te metas que nadie te dijo que vinieras.
- Yo solo pasaba por aquí y te encontré y más te vale que te dejes ayudar porque a estas horas no tienes muchas opciones.
- ¡Puedo tomar un taxi!
- No vas a salir a buscar uno tú sola, yo te llevo a tu casa.
- Pero...
- Pero nada, súbete a mi auto y ya. –la chica sacó sus cosas y obedeció no de muy buena gana, mientras tanto Inuyasha hizo una llamada del celular para cancelar una cita, cosa que dejó a Kikyo bastante extrañada. En el camino no hubo más que silencio entre ellos hasta que uno decidió romper con su orgullo. - ¿Sigues enojada?
- No... bueno… muchas gracias por traerme y lamento haberte hablado así.
- Es que tienes muy mal carácter...
- Qué dices...
- ¡No! Lo lamento no vale la pena otra pelea –ella sonrió levemente. Al llegar a su destino Inuyasha se asombró de que Kagome viviese en un templo.
- ¿Eres sacerdotisa?
- No... en realidad sí, pero no me gusta mucho la vida del templo, prefiero estar en la oficina y conocer gente ahí... es algo extraño ¿No? –ahora estaba avergonzada por haberle confesado eso.
- Claro que no, cada quien es libre de decidir su vida. –Esas palabras le otorgaron tranquilidad y la hicieron sonreír ampliamente, Inuyasha se sonrojó. Luego se despidieron.
Mientras, Lin y Sesshomaru continuaron trabajando hasta altas horas de la noche, cuando él se dio cuenta del reloj partieron, inmersos en el viento provocado por el convertible sin capota y en un silencio melancólico al que Sesshomaru no le encontraba razón de ser.
- ¿Estás bien?
- Sí...
- No estás bien, has estado callada todo el día.
- Ayer recibí una visita, un amigo... y creo que no lo volveré a ver... él ya no quiere verme.
- Es un idiota –su voz sonaba con el rencor propio de quien hiere la persona que ama.- No sabe apreciarte. -Lin sonrió sintiendo como sus mejillas se sonrojaban, pero permaneció en silencio hasta que él la dejó en su casa y se despidieron con un dulce beso en los labios.
A la mañana siguiente un ramo de flores amarillas mezcladas con algunas rojas estaba en el escritorio de Lin, entró a su oficina y lo miró sonriendo levemente. Fue un día bastante aliviado y lleno de buen humor en el último piso de Sengoku, no sólo por Lin sino también porque extrañamente Inuyasha y Kagome no pelearon por nada.
- Es bastante curioso, pero me agrada que no peleemos.
- A mi también –la chica sonrió y se dirigió a su casa en su auto ya arreglado del pequeño desperfecto.
Él fue al piso donde estaba Kikyo y la encontró inmersa en explicaciones a las novatas. La sorprendió abrazándola por la espalda, luego salieron a cenar y se divirtieron bastante. Y aunque Inuyasha no olvidaba las palabras de Kagome, por más que lo intentara había algo en su pareja que no terminaba de gustarle.
Algo tarde era cuando Sesshomaru llevó a Lin a su casa, la ayudó a bajar del auto y la condujo hasta la puerta de entrada, ambos se acercaron y se despidieron como de costumbre con un beso. Ella entró y se sentó pesadamente en un sillón recordando el encuentro que la tenía así.
FLASH BACK
El timbre sonó desconcertándola bastante por las horas que eran, se acercó y al mirar por el ojo de la puerta se sorprendió aún más de ver ahí de pie con un ramo de rosas amarillas al que consideraba su mejor amigo, abrió de prisa la puerta y lo recibió cálidamente, agradeció por las flores y procedió a preguntarle que hacía ahí si él trabajaba en Inglaterra.
- Vine a verte, tenía que verte.
- ¿Pasa algo malo?
- No, al contrario, creo que es lo mejor que me ha pasado. –Lin no respondió esperando que continuara. – Vine por ti... me di cuenta del error que cometí al quedarme tan lejos, no me di cuenta de que no podía vivir así. Lin... te amo...
Ella no supo qué responder, si bien era cierto que lo había querido mucho y que el partir le dolió, ahora ella amaba a alguien y sólo lo consideraba un amigo.
- Kohaku... no...es que yo...
- ¿Qué pasa? –sin duda no esperaba que ella titubeara tanto.
- Kohaku, ahora tengo a alguien, lo amo mucho, tú eres mi mejor amigo y te quiero pero no como antes, no como cuando éramos novios...
- Hay alguien... –agachó la mirada triste- Debí suponerlo, ha pasado algo de tiempo y tú eres una gran mujer... –tomó su abrigo- Te deseo mucha suerte, y pues él, él ya la tiene si lo amas como dices.
- ¿Vas a volver a Inglaterra?...
- Sí...
- ¿Cuándo¿Podemos vernos mañana?
- Probablemente vuelva ahora mismo, no podría soportar estar aquí –su voz se quebró.
- Escríbeme como siempre.
- No... es mejor que lo dejemos así, que no nos volvamos a ver. Así quizás logre olvidarme del vacío que me dejas, como te lo dije, te amo. Ahora no puedo vivir sin ti pero me doy cuenta de que tampoco puedo hacerlo contigo... por eso es mejor dejar las cosas así. –el chico salió sin decir más y tratando de evitar que las lágrimas que se agolpaban en sus ojos aparecieran.
Ese fue un encuentro bastante extraño, donde se dijeron cosas importantes y donde Lin no supo qué hacer, quizás él fue muy directo y ella también, pero ahora así eran las cosas y aunque le doliera no poder corresponder los sentimientos de Kohaku, ya no lo amaba ahora su corazón y su alma tenían un nuevo dueño.
FIN DEL FLASH BACK
"Te voy a volver a ver... sólo hay que dejar que pase el tiempo y encuentres a alguien a quien amar de verdad, porque nosotros somos amigos... Kohaku... lo siento pero yo amo a Sesshomaru y sé que él me ama" –pensó dándose a sí misma la confianza que necesitaba para que no le doliera el miedo de perder a su amigo.
A la mañana siguiente Lin apareció en su oficina sonriendo como acostumbraba y al ver su ramo de flores amarillas, esta vez combinadas con unas lilas muy pequeñas, se dirigió directamente hasta Sesshomaru, le tomó ambas manos y las besó dándole las gracias.
Llegada muy apenas la hora del almuerzo él se puso de pie y le hizo la invitación para salir y tomarse la tarde libre –El trabajo puede esperar – le dijo como muestra de lo mucho que cambió toda su existencia en tan poco tiempo.
Salieron de la oficina y llegaron hasta uno de los restaurantes más lujosos de la ciudad, era un lugar bastante iluminado donde el hijo mayor de Inutashou era ampliamente conocido por desfilar con diferentes mujeres muy hermosas, pero su acompañante era más que notable esta vez, menos llamativa que las otras, pero no menos bonita, al contrario su sencillez parecía distinguirla de todas las demás. Hicieron su orden y una de las manos de Lin permaneció sobre la mesa jugueteando, él sin dudarlo la tomó e hizo lo mismo con ella, mirándola a ratos a los ojos y a ratos a la mesa hasta que fueron interrumpidos por el mesero que les lleva sus platos. Pasaron la hora de la comida ahí y luego Lin le pidió que fuesen a un lugar que ella conocía.
Llegaron hasta un centro comercial no muy concurrido y se adentraron en él hasta llegar a una pequeña tienda donde desde afuera se vislumbraban prismas y cazadores de sueños además del notable aroma a incienso, cuando ella le anunció que ahí era él la miró con desconcierto. Entraron y poco a poco Lin le dio algunas explicaciones de los múltiples usos, creíbles e increíbles que tenían los artículos que los rodeaban, al final llegaron hasta donde estaban todos los cazadores de sueños exhibidos en la entrada.
- ¿Cuál te gusta? –él la miró sin saber qué responder, pero al poco tiempo se dio cuenta de que era en serio y buscó a su alrededor hasta que se encontró con uno que era de dos colores, la parte de abajo morada y la parte superior era de un tono naranja vivo. Al notar su mirada Lin lo tomó sin dudar y luego tomó el que se encontraba justo detrás de ése. Guió de la mano a su acompañante y lo dejó afuera de la tienda. –Espérame aquí.
Luego de unos instantes regresó con los cazadores de sueños idénticos y le entregó uno, el que le había gustado, con la promesa de que ella colgaría el otro en su habitación y así los dos tendrían buenos sueños y buen futuro juntos. En verdad sonaba muy extraño todo eso para Sesshomaru, que lejos de tomarlo en serio le apreció un gesto de ternura, así que prometió colgar el suyo también.
El resto de la tarde pasó entre risas y pasos que recorrieron la ciudad hasta dejarlos cansados, terminaron cenando en un humilde lugar, desde luego todo había sido idea de Lin y Sesshomaru aceptaba encantado por descubrir aquella alegría que la embargaba con las cosas más simples. Tomaron un taxi que los llevó hasta el convertible y éste hasta la casa de Lin.
- Necesito que me hagas un favor –sonrió ampliamente en la puerta de su casa.
- Lo que sea.
- Me va a costar algo de trabajo colgarlo yo sola¿Puedes ayudarme?
Así entraron los dos pensando únicamente en colgar el artefacto, cosa que Sesshomaru hizo de inmediato y sin muchos esfuerzos. Ambos se quedaron de pie al lado de la cama de Lin observando el cazador de sueños y pensando en la promesa que hicieron esa tarde. Ella lo tomó de la mano haciéndolo que la viera a los ojos, situación que provocó que se perdieran en la mirada del otro acercándose sin darse cuenta, rozando sus labios sin pensarlo, recorriendo suavemente con las manos sus cuerpos sin siquiera percatarse de ello. Continuaban así, de pie con la mente en blanco y las sensaciones a flor de piel, sus respiraciones entrecortadas y un leve movimiento, iniciado por ninguno o tal vez por ambos que los hizo caer con delicadeza a la cama donde continuaron besándose en los labios, recorriéndose mutuamente, provocándose a dar un paso más. Sesshomaru luego dejó de estar así para pasar al cuello de Lin, la besó lentamente y sintió como sus delicadas manos se posaban en su pecho. Luego ella entreabrió los ojos y dio un beso ligero en los labios de él, una caricia casi imperceptible que siguió a un prolongado abrazo. Todo ese tiempo sus mentes estaban vacías y sus almas plenas de felicidad, así se quedaron dormidos hasta la mañana siguiente cuando los primeros rayos de sol terminaron con su sueño. Se despabilaron sin prisas y tomaron el desayuno de igual manera antes de partir a la oficina luego de la primera noche juntos.
Pasaron un par de días bastante normales en los que Kikyo no terminaba de instruir a las nuevas secretarias que a decir verdad eran bastante extrañas, pero muy serviciales y atentas con ella.
Kagome veía como cada vez Lin hacía todas sus funciones pero extrañamente no se sentía desplazada, ni por el trabajo ni por no estar tan cerca de Sesshomaru -Creo que en verdad no lo amo como pensaba… bueno… eso creo- le confesó a Inuyasha en una ocasión.
Con aquello él sintió hervir la sangre en su interior y sin saber por qué se puso de pie en un violento ademán.
- Feh! No sé cómo puedes pensar eso del imbécil de mi hermano si es un maldito aprovechado que no piensa en nadie más que en sí mismo...
- Que violento eres, claro tú si me puedes contar tus cosas pero te confío algo y lo que haces es enojarte, pues entonces no me vuelvas a contar nada. –luego salió dando un portazo.
CoNTiNuaRá...
Hello! Primero que nada muchas gracias a todas las que leen y en especial a quienes dejan review. Pues ahora sí que me costó trabajo hacer este capi, ojalá que les haya gustado.
HawkAngel: Muchas gracias por tu review! Y pues ya estoy planeando la muerte de Kikyo... jajaja ntc. :p
Kitsuke saki: Muchas gracias por tu review! La identidad del traidor en el próximo capi jaja. :p
Afrodita coral: Muchas gracias por tu review! Y espero no haberme tardado mucho en actualizar... :p
Samantha: Muchas gracias por tu review! Me das muchos ánimos, muchas gracias.
Inumoonhp05: Pues como te lo dije antes... hay cybers! Me dejaste abandonada...
