- ¿Entonces qué vamos hacer? –dijo Lin mirando algunas fotografías
- Primero que nada voy a hablar con el imbécil de Inuyasha... llámalo. –ella lo hizo y él acudió.
- ¿Qué quieres?
- Que me expliques ésto –le lanzó las imágenes donde aparecía besándose en la puerta de la casa de Kikyo.
- Yo no tengo por qué darte explicaciones
- Tu vida no me importa pero quiero saber por qué traicionas a nuestro padre
- ¿De qué estás hablando?
- No te hagas el inocente, esa mujer y tú están aliados con Naraku.
- Ahora sí te volviste loco, crees que todos están en tu contra y óyeme bien no quiero que vuelvas a hacer esas acusaciones sin fundamentos, unas fotografías de nosotros no te dicen nada. –Inuyasha estaba exasperado.
- Entonces me vas a decir que no sabes nada de esto –entonces le enseñó otras fotografías de la misma Kikyo en un restaurant con Naraku, él las vio y se quedó mirándolas sin saber que decir o hacer, fue como si le echaran un balde de agua fría porque en realidad no tenía idea de nada. –Veo que no sabes nada, que imbécil eres.
- No... tenía idea… -atinó a decir apenas mientras su mente viajaba entre mil recuerdos y emociones agridulces.
- Pues ahora ya lo sabes y que no se te vaya a ocurrir decir nada, no queremos complicar las cosas, ahora sólo falta tener las pruebas contundentes de su traición, las fotografías no son una prueba contundente en la corte.
Inuyasha salió de ahí con las fotografías en las manos y sin parecer entender lo que su hermano decía, cerró la puerta tras de sí y se dirigió a su oficina con apariencia de zombi. Cuando Kagome lo vio intentó detenerlo pero no la escuchó, preocupada entró con él, lo miró por largo rato mientras Inuyasha intentaba entenderlo, intentaba explicarse por qué había jugado con él de esa forma, por fin la chica se decidió a hablar.
- Inuyasha...
- Era eso, ahora lo entiendo, es una traidora, Kagome ahora lo entiendo nunca le importé en verdad, nunca…
- ¿De qué estas hablando?
- Kikyo me traicionó, me traicionó con el imbécil de Naraku...
- ¿Qué estás diciendo? No creo que ella...- la naturaleza noble de Kagome no le permitía desconfiar tan fácilmente de su amiga.
- ¡Vi las fotografías Kagome! – ahora gritaba de desesperación-Yo las vi, estaban juntos en un restaurant... –al notarlo así no pudo decir nada más, sintió su corazón oprimirse y sus ojos se llenaron de lágrimas, sólo lo abrazó y fue bien correspondida.
Lin y Sesshomaru fueron citados en un restaurant esa misma noche, cuando llegaron encontraron al medio hermano, a Kagome y a la supuesta traidora. "Es un imbécil, le advertí que no hiciera nada". Todos se sentaron y entonces Inuyasha tomó la palabra.
- Pues todos sabemos por qué estamos aquí. –Kikyo lo miró sin entender- Kikyo... creo que tus servicios ya no son necesarios en Sengoku y debes estar preparada, te aconsejo que contrates un abogado y le plantees tu situación.
- ¿De qué estás hablando?
- ¡No te hagas la inocente! Estoy hablando de tu maldita traición, me traicionaste a mi y a la empresa, tú fuiste la que ocasionó todo ¿No es cierto?
- ¿Cómo puedes desconfiar así de mi? –se levantó bastante indignada.
- ¡No seas hipócrita! –le lanzó las fotografías donde aparecía con Naraku, ella las miró, se acercó a él y le dio una bofetada.
- ¿Por esto crees que soy una traidora? No me hagas reír, las fotografías no prueban ninguna de las dos cosas de las que me estás acusando... –ella pensaba qué hacer, su orgullo era tan grande que prefería renunciar y que todo terminara ahí, pero no quería perder todo lo que había ganado tan fácilmente, incluido Inuyasha.
- Creo que Kikyo tiene razón... –la voz de Sesshomaru era fría como siempre pero por dentro estaba muy enojado por la imprudencia de su hermano, si ella se iba ahora jamás podrían atraparla.
- No me digas que ahora las vas a defender.
- Yo no necesito que nadie me defienda... y hagan lo que quieran no es mi asunto en lo absoluto. Mañana mando a alguien por mis cosas y problema resuelto, además esas fotografías no son prueba ante ningún juez. –Kikyo tomó su abrigo y se dirigió a la salida, Kagome, todavía sin estar segura de si ella era culpable o no, salió justo detrás, después de todo se conocían hacía mucho y no podía sólo perder la amistad si ella decía ser inocente.
- Kagome... –Inuyasha no entendía por qué se había ido así e intentó seguirla pero fue detenido por Sesshomaru.
- Te dije que no hicieras nada... –pero ni siquiera lo escuchó, se soltó y salió del lugar, Sesshomaru estaba enfurecido por los actos de su medio hermano, así que sin dudarlo salió detrás de él.
- Vamos… -tomó a Lin de la mano y la sacó consigo.
Cuando Kikyo salió del local se encontró detenida por un hombre armado que le exigió su bolso, pero antes de que la chica pudiese reaccionar fueron llegando más personas y el ladrón se puso nervioso, no esperaba estar frente a cinco personas, de las cuales dos eran hombres bastante fornidos.
Sesshomaru colocó detrás de sí a Lin intentando protegerla e Inuyasha se puso delante de Kagome. El hombre sentía que no podía manejar la situación ante aquellas miradas intimidantes, Sesshomaru dio un paso hacia delante muy seguro de que el hombre escarmentaría y así lo hizo, retrocedió considerablemente. Kikyo no sabía qué hacer, estaba parada al lado del hermano mayor y el mal presentimiento que a la asediaba desde hacía varios días se había intensificado. Inuyasha caminó muy seguro hacia el tipo esperando que saliera corriendo, pero no lo hizo, sino que con la mano temblorosa disparó varias veces en distintas direcciones y fue hasta después de hacer el daño que desapareció entre la oscuridad de la noche trágica. Al escuchar las detonaciones Sesshomaru dio la espalda y abrazó a Lin protegiéndola con su cuerpo, ella escuchó los ruidos muy fuertes de las detonaciones al mismo tiempo que lo veía abrazarla y luego sintió un dolor que la quemaba.
Pasados unos segundos Inuyasha se levantó del suelo y miró a Kagome, que estaba de pie, muy asustada pero ilesa.
- ¿Estás bien?
- Sí... ¿Tú?
- Sí... –respondió sabiendo que sí estaba herido pero considerándolo de poca importancia ya que según su juicio el dolor era insignificante, luego se abrazaron rápida e instintivamente.
Luego desviaron la mirada hacia los otros. Sesshomaru estaba de rodillas en el suelo sosteniendo un poco a Lin, su camisa tenía sangre en un costado y sin darse tiempo para ver a la muchacha voltearon hasta donde yacía Kikyo, en el suelo y con un pequeño charco de sangre, Inuyasha corrió hasta ella mientras Kagome reaccionó y entró al restaurant para pedir una ambulancia, las cosas parecían serias.
- ¿Estás bien? –le preguntó con tono bastante preocupado a Lin, un tono que ella sólo escucharía de nuevo mucho tiempo después.
- Sí, fue sólo mi brazo ¿Pero tú? –la chicaza comenzaba a llorar, en parte por el susto pero más bien por verlo con la camisa ensangrentada.
- No es nada, sólo me rozó –al saberla sana y salva la abrazó con mucha fuerza, sentía que estuvo a punto de perderla para siempre, ahora no podía dejarla ir.
Inuyasha llegó con Kikyo y se dio cuenta de la gravedad de su herida, era una perforación en el pecho que sangraba en una forma increíble, estaba apenas conciente, se arrodilló a su lado y le tomó la mano intentando decirle algo, darle ánimos pero las palabras no salieron se su garganta ataviada con un fuerte nudo.
Kagome entró desesperada al lugar donde casi la obligaron a sentarse mientras algunas personas salían a ver a los heridos y alguien llamaba a la ambulancia, ella intentaba todavía tomar conciencia total de las cosas cuando alguien le preguntó que si estaba herida, ella respondió que no pero luego le enseñaron una mancha de sangre que tenía en el vestido. "No es mía..."
- ¡Inuyasha! –salió corriendo hasta la calle donde apenas pudo ver cómo se desplomaba al lado de Kikyo.
Horas después estaba Kagome en la sala de espera del hospital dando su declaración, cuando terminó, entró en una habitación donde se encontraban Sesshomaru y Lin, ambos con vendajes y un poco adoloridos, pero perfectamente, él se mostraba indiferente y ella todavía muy asustada pero ambos estaban felices de estar juntos. Por su parte Kagome parecía haber envejecido veinte años de golpe, marcas negras debajo se sus ojos y la piel pálida mostraban su preocupación.
- ¿Ya fue contigo la policía? –le preguntó Sesshomaru
- Sí...
- Lo van a atrapar Kagome, lo van a atrapar... –Lin sabía que para ella las cosas fueron quizás peores que para nadie más, considerando todo lo que perdió en sólo unos segundos.
En ese momento interrumpió un doctor para avisarles que podían ver al paciente recién salido de cirugía exitosamente, aún no retomaba por completo la conciencia pero podía recibir visitas. Kagome fue a verlo, en el camino el médico lo explicaba que su estado era aún muy delicado, no estaba fuera de peligro, pero ella no escuchaba, no pensaba en nada más que en verlo con vida. Cuando por fin sus ojos lo encontraron tenía muchos aparatos alrededor y no lucía nada bien, al acercarse más se sentía más débil y las lágrimas le nublaban la vista, por fin pudo llegar a tocar su mano. Él entreabrió los ojos y balbuceó algo.
- Kikyo...
- Ella... su herida fue muy seria… y… cuando llegó la ambulancia ya era muy tarde, no pudieron ayudarla… -habló pausado y directo aunque no sabía si esa fue la mejor forma sí fue la única en que pudo hacerlo.
Inuyasha cerró los ojos de nuevo y volteó la cabeza hacia otro lado tratando de evitar que las lágrimas salieran, no miró de nuevo a Kagome quién permaneció a su lado el resto de la noche.
Lin dormía apacible con los efectos de un sedante que el médico le aplicó, él la miraba con una dulzura infinita y con una gran preocupación por lo que pudo haber pasado. "No puedo perderla, no puedo vivir si ella...".
Con las primeras horas de la mañana apareció la hermana menor de Kikyo, una joven sacerdotisa llamada Kaede, y encontró a Kagome vigilando a Inuyasha. Al verse ambas empezaron a llorar y la secretaria se vio obligada a dejar su puesto al lado del herido, juntas fueron a casa de Kikyo, observaron sus cosas y decidieron donarlas a la caridad, arreglaron todo para su entierro y sufrieron juntas el dolor de haberla perdido. Llegada la noche un discreto funeral se había instalado en el propio hogar de la difunta, Kaede estaba ahí sola cuando sin sospecharlo empezaron a aparecer muchas personas que se enteraron por las noticias del incidente y querían ir a despedir a la muchacha buena que los ayudaba con comida, dinero, consejos y con todo lo que pudiera. La hermana menor se vio bastante sorprendida ya que no tenía idea de que Kikyo hiciese eso. Kagome mientras tanto regresó al hospital donde Sesshomaru y Lin ya habían sido dados de alta e Inuyasha estaba un poco mejor, entró en su habitación y lo vio con los ojos cerrados y creyó que estaba dormido así que le tomó la mano.
- Kagome...
- Aquí estoy.
- Quiero verla, antes de que la entierren, quiero verla.
- Estás todavía muy grave, no puedes dejar el hospital
- ¡No me importa cómo esté! Quiero despedirme de ella... ¿Por qué? Maldita sea... ¿Por qué? –ahora la desesperación lo embargaba por completo.
- Inuyasha... –Kagome se sentó a su lado y así pasaron toda la noche en silencio hasta el amanecer. "Lo siento, pero tengo que ayudar a Kaede" le besó la frente y se fue para encontrarse con la casa de Kikyo bastante más concurrida de lo que esperaba, Kaede le explicó la situación y así con todas esas desconocidas personas enterraron a la chica.
Lin estaba en su casa cuando llamaron a la puerta y al asomarse vio a un chico de pecas con un gran ramo de rosas amarillas, abrió apresurada la puerta y lo saludó efusivamente, no esperaba verlo ahí y mucho menos esperaba que unos dorados ojos la observaran desde lejos.
CoNTiNuaRá...
Pues he aquí, la muerte de Kikyo, aunque todavía no sé para qué la maté exactamente jajaja. Pero espero que haya quedado bien, muchísimas gracias por leer y un millón de gracias por dejar review. Sé que está algo corto, pero lo hice en un momento de inspiración (además que había que dejarlo así como en suspenso) muy pronto publico el que sigue.