Sesshomaru sintió la enorme rabia que lo recorría y bajó del auto con el gran ramo de flores que llevaba, cruzó la calle y llamó sutilmente a la puerta, Lin abrió y lo recibió algo nerviosa, conocía en carácter de él y no sabía cómo reaccionaría Kohaku. Sesshomaru entró decidido, le entregó el ramo de flores y miró desafiante al muchacho con pecas, él entendió de inmediato la situación.

- Soy Kohaku.

- Yo soy su novio, mi nombres es Sesshomaru, director general de Sengoku. –con su tono y esas palabras dejó muy en claro lo superior que era, luego la tomó de la mano.

- Tienes suerte, es una gran novia. –caminó hasta ella y se despidió con un beso muy cerca de los labios, lo cuál hizo que Sesshomaru no pudiera contenerse más.

Con un rápido movimiento lo empujó y le dio un golpe en la cara, el muchacho terminó en el suelo, Lin se acercó a Sesshomaru para detenerlo de alguna nueva agresión, luego le indicó a su amigo que era mejor retirarse y él así lo hizo, entendió las razones de Lin y la amaba lo suficiente para reconocer que no era correspondido como quería y no le causaría un problema.

- Es un imbécil –ella guardó silencio por unos segundos.

- Y tú un celoso… - retiró unos mechones de cabello que caían sobre sus ojos mientras lo miraba, de esa forma permanecieron mientras él sentía los celos abandonarlo.

De repente ella empezó a reír como siempre y se abrazó de él quien en gesto espontáneo la cargó, la llevó hasta el auto y condujo hasta su casa, donde le tenía ya preparada una sorpresa. Entraron en silencio recorriendo a oscuras el departamento, él la guiaba de la mano, llegaron hasta el comedor y él encendió las velas dejando ver que la mesa estaba ya puesta, Lin miró la escena asombrada para luego sentarse en la silla que Sesshomaru le extendía. La velada fue fantástica, entre sonrisas y caricias, además, la cena era deliciosa.

- No sabía que eras tan buen chef.

- Nadie lo sabe –sonrió con complicidad. -al terminar el postre Sesshomaru encendió las luces y la condujo hasta el sillón donde se recostaron juntos, abrazados sólo escuchando la música suave que llenaba la habitación.

- ¿Cómo está tu brazo?

- Muy bien, gracias a ti, porque me salvaste, me protegiste arriesgándote tú.

- Temía perderte... –ella se sonrojó- Lin... –la abrazó con más fuerza por unos instantes –Tuve mucho miedo de perderte y en cierta forma todavía lo tengo, temo que algo te separe de mi. –dada su naturaleza cerrada le era difícil decir aquello.

- Nada me va a separar de ti... nunca... lo prometo –luego lo besó.

Fue una sutil y delicada caricia que paulatinamente se profundizó, así abrazados en el sillón descubrieron todo lo que sus sentidos les podían dar. Exploraron sus bocas saboreando el gusto del otro, grabando en su memoria la geografía mutua, poco a poco se fueron quedando sin respiración hasta que tuvieron que separarse.

- Te amo Lin.

Ella juntó de nuevo sus labios en un beso desesperado, sentía deseos de estar más cerca de él, de sentir su piel. Trazó un delicado camino de besos por su cuello, saboreó la textura de aquel hombre que la volvía loca, sintió como sus varoniles manos la recorrían por la espalda y un poco más allá. Luego se topó con la camisa que le estorbaba, así que empezó a desabrocharla, Sesshomaru la separó un momento y la miró fijamente a los ojos.

- ¿Estás segura de que quieres hacerlo? –ella sonrió con un gesto de sensualidad desconocido y asintió con la mirada. – Entonces ven, éste no es el lugar –la tomó en sus brazos, ella lo rodeó por el cuello, y la llevó hasta su habitación, aquel lugar que con tantas mujeres había compartido pero que ahora estaba seguro de que Lin sería la única.

La recostó y luego la recorrió con la vista unos momentos, se acercó a ella para besarla, sintió su respiración entrecortada y como se erizaba su piel, colocó las manos en su cadera y la alzó un poco para así poderla besar más cómodamente. Bajó por su cuello con besos sutiles y cortos al tiempo que le retiraba la ropa con desesperante tranquilidad. Marcó con sus labios y gusto cada centímetro del cuerpo de Lin llenándola de pasión y ternura, haciéndola temblar y desear más de él.

Con un movimiento rápido lo empujó un poco para quedar ella encima y tomar la iniciativa. Desabotonó su camisa con calma mirándolo a los ojos y rozando su cuerpo, en poco tiempo lo vio desnudo, ahora los dos estaban en igualdad de condiciones.

Se acercó a sus labios para besarlos, ambos se probaron de nuevo, sintieron y reconocieron las caricias del otro. En un impulso Sesshomaru se giró para recostarla por completo y dejar sus embriagantes labios, recorrió su cuerpo con la mirada un instante y no pudo esperar más para hacerlo de nuevo con besos hasta llegar a su intimidad, Lin se sorprendió un poco pero pronto se dejó llevar por el mar de sensaciones que le eran provocadas.

La respiración de la chica era cada vez más agitada y empezó a suspirar, lo que hizo a Sesshomaru sonreír notablemente, luego bajó por sus piernas sintiéndolas por igual con las yemas de los dedos y con los besos que tanto le provocaban.

Luego de besar sus talones regresó hasta sus labios para besarla con pasión desmedida, ella aprovechó su distracción para acariciarlo con su característica inocencia, primero sus brazos y sus manos para pasar por casi todo su cuerpo y llegar a su masculinidad, sólo sintió cómo el hombre que amaba se estremecía y mordía con delicadeza sus labios.

Algunos instantes después las manos de él se posaron sobre la cadera de Lin y se acomodaron para llegar al punto culminante de su acto de amor, un baile íntimo y desconocido que de ahora en adelante sería sólo suyo.

Ambos se acostaron bastante cansados con sus respiraciones todavía agitadas y sus cuerpos aún temblando, conforme se recuperaron el sueño los invadió y se quedaron dormidos, descansaron en una noche eterna que sólo el paraíso les podía brindar.

Despertó con un suave beso en los labios, al abrir los ojos se encontró con unas doradas pupilas que la miraban fijamente.

- Buenos días.

- Buenos días. –su perenne sonrisa apareció y se sentó sobre la cama.

- ¿Dormiste bien?

- Perfecto... ¿No hay desayuno en la cama? –dijo divertida.

- Algo mejor. –la tomó de las manos y la hizo levantarse, ella se puso una camisa de Sesshomaru y luego sin que lo esperara la cargó y salió del departamento.

- ¿Qué haces? No estoy vestida.

- No es necesario. –se subieron en una limosina y llegaron rato después hasta una discreta casa.

Al entrar Lin se sorprendió mucho, todo el lugar estaba lleno de flores amarillas coronadas con otras de los más diversos colores, pero no había muebles, sólo una alfombra acolchonada donde se desplegaba un mantel con el desayuno servido. Se sentaron en el suelo y con la más grande paz y alegría desayunaron, luego cayeron en la cuenta de que había muchas cosas pendientes en la oficina y debían resolverlos. Tomaron un baño juntos entre besos y caricias y cuando Lin se preguntaba qué ropa usaría él le indicó una de las habitaciones, ella entró y vio tendido sobre la cama un hermoso vestido amarillo pálido y ropa interior.

- Espero que te guste.

- Me encanta. –contestó sonrojada por el acto de su pareja, algo que definitivamente no esperaba.

Cuando llegaron a la oficina se encontraron con Kagome que guardaba las cosas de Kikyo en una caja, la chica se sorprendió al verlos.

- Tu padre y su esposa están en el hospital con Inuyasha, me llamaron cuando no te localizaron en el celular. –se dirigió a Sesshomaru.

- Kagome... dile al imbécil de mi hermano que abra los ojos. –sin decir más entró en su oficina.

- ¿A qué se refería?

- A lo que todos notan, menos ustedes dos. ¿Hay algo en lo que te pueda ayudar?

- Gracias, la hermana de Kikyo se está haciendo cargo de las cosas en su casa y yo de sus artículos personales.

- Tómate unos días, te va a hacer bien.

- Gracias, pero...

- Nosotros podemos arreglárnoslas –Lin sonrió dulcemente y entró con su jefe.

Kagome fue a la antigua casa de su amiga y ahí encontró un camión de mudanza y a Kaede.

- ¿Estás segura de que quieres que yo me encargue de sus artículos personales?

- Sí, verás, a pesar de que éramos hermanas ustedes siempre tuvieron más en común, desde sus dones naturales como sacerdotisas hasta que ninguna de los dos lo fuera. –Kagome asintió.

- ¿Cuándo te vas?

- Hoy por la noche.

- Llámame luego.

La chica entró en el lugar vació y revisó todas las cosas personales pensando qué hacer con ellas, buscó en los armarios y en los cajones, donde encontró una especie de diario que en la portada decía "Cuaderno de anotar la vida" (N/A: el término y la descripción le pertenece a Isabel Allende) luego encontró otros y al echarles un vistazo se notaba que no tenían fecha ni un orden simplemente comprensible. Se sorprendió bastante y su primera opción fue destruirlo "Es algo que nadie debía ver", pero pronto se dio cuenta de que si en verdad era una traidora ahí estaría todo, inclusive las pruebas contra Naraku "Te prometo que sólo lo necesario será revelado"-pensó.

Una vez terminada su labor ahí partió de noche con el automóvil lleno de cajas hacia el hospital, al llegar se encontró con los padres de Inuyasha que salían, se saludaron cordialmente y sin despedirse, sabían que no sería su último encuentro. Kagome entró en la habitación de Inuyasha, estaba despierto con la mirada perdida en la nada.

- ¿Cómo estuvo el entierro?

- Muy lindo... ella se veía tranquila –se acercó a la cama y puso una mano encima de la de Inuyasha, él la tomó con fuerza intentando desahogarse, tratando de decir algo, sin embargo no le fue posible y pasaron la noche en silencio.

A los pocos días las cosas en Sengoku eran difíciles con los tres puestos que no estaban ocupados pero Sesshomaru y Lin se las arreglaban, además Inuyasha regresaría pronto y Kagome ese mismo día. Llegaron en la mañana y vieron como todo un comité esperaba los ascensores que los llevarían, seguramente, al salón de juntas más grande en el quinto piso.

- Vamos por las escaleras.

- ¿Cinco pisos?

- No es tanto. –lo llevó casi arrastrando en gesto juguetón hasta las escaleras que nunca se utilizaban debido a la magnitud del edificio.

Empezaron a subir, ella corriendo y él sin tener otra opción detrás de ella siguiéndola muy de cerca como si no pudiese alcanzarla. Para el cuarto piso la respiración de la chica era agitada y él la llevaba de la mano pero en su afán de jugar se soltó y subió las últimas escaleras más rápido que antes, al llegar al último escalón sintió un gran dolor en la espalda y como las piernas le fallaban, empezó a caer de espaldas pero fue sostenida a tiempo por Sesshomaru quien la cargó y la sentó ahí mismo.

- ¿Te encuentras bien?

- Sí... –murmuró con dificultad aún sintiendo el conocido dolor que parecía destrozarla por dentro. -¿Me puedes llevar a la oficina?

- No te ves bien, es mejor ir a un hospital.

- No, estoy bien, es sólo mi espalda, por favor es que necesito agua para unas pastillas que traigo en mi bolsa. –él la miró con desconfianza pero hizo lo que le pedía

La cargó hasta el ascensor y durante todo el trayecto al último piso para recostarla en el pequeño sillón que tenían entre sus dos escritorios, luego le llevó el agua y la vio tomarse los comprimidos.

- Voy a estar bien. –cerró los ojos y así permaneció por largo rato hasta que el dolor fue soportable y pudo incorporarse a sus actividades.

Sesshomaru la vigiló todo el día y la llevó a su casa por la noche, se quedó con ella hasta muy tarde, cuando fue interrumpido por una llamada "urgente" de su padre que decía necesitarlo inmediatamente. Muy contra su voluntad y sólo por la insistencia de Lin, acudió. Ella tomó el teléfono y llamó a una amiga, media hora después estaba en su casa con un pequeño maletín en la mano, se saludaron y le hizo una consulta a domicilio, pero dada la naturaleza del problema era necesario llevarla a un hospital para más análisis.

- No quiero...

- Sabes que es necesario.

- No quiero que las cosas sean como antes.

- Fue sólo un incidente causado por las escaleras, no debe ser nada grave. Ven, vamos es mejor si lo hacemos ahora.

Su amiga de la voz dulce la llevó hasta una clínica privada donde antes ya había estado, entraron y un médico de ojos azules salió a su encuentro saludando muy efusivamente a la doctora.

- Ella es Lin, una amiga. Necesitamos tu ayuda para hacerle unos análisis pero nadie puede saberlo.

- Claro mi querida Sango, vamos a mi consultorio. –dijo en un tono lujurioso.

- No, mejor al mío. – le lanzó una mirada asesina "Ginecólogo pervertido".

Hicieron las pruebas necesarias y le pidieron que se quedara esa noche, ella se negó pero al final no tuvo otra opción. Tan pronto como Sesshomaru estuvo libre la llamó pero como no contestó el teléfono supuso que estaba dormida.

A la mañana siguiente llegó temprano como siempre con un ramo de flores para Lin, esperó que se diera la hora en la que generalmente llega, pero al ver que no lo hizo la llamó de nuevo sin encontrarla.

- Vuelvo después –le dijo a Kagome mientras salía de la oficina sin darle tiempo para reaccionar.

Llegó hasta casa de Lin y tocó el timbre, nadie le abrió pero la puerta de la casa de al lado dejó ver a una mujer de edad avanzada que le dijo que la señorita había salido por la noche con otra mujer y que no había regresado. Sesshomaru casi pierde la cabeza, estaba desesperado y sin la más remota idea de dónde se encontraba "¿Por qué no me llamó?... Maldición ¿Dónde demonios está?... Lin… Espero que estés bien…". Entonces su celular sonó, era Kagome.

- Me acaba de llamar Lin que hoy no vendrá hasta la tarde, dice que tiene unos asuntos pendientes.

- ¿Qué asuntos?

- No me lo dijo

- ¿Dónde está?

- Tampoco lo sé.

- Voy para allá.

Ahora es verdad estaba desconcertado "¿Qué clase de asuntos¿Dónde se pudo haber metido?... ¿Está bien?...". Una eterna mañana pasó en Sengoku hasta que Lin llegó con un aspecto algo pálido, entró en la oficina y de inmediato atrajo las doradas pupilas de Sesshomaru, la miró frío e indiferente.

- ¿Dónde estabas?

- Con una amiga.

- ¿Desde anoche? – ella lo miró preguntándose cómo lo sabía- Fui a tu casa y me lo dijeron.

- Lo siento, tenía un problema y fui con ella –se acercó al escritorio y le tomó las manos para que se pusiera de pie, pero su mirada no cambió por largos instantes hasta que la abrazó con fuerza dando gracias porque todo estuviese bien.

Llegada la noche Kagome fue a casa de Inuyasha donde había una enfermera 24 horas, insistencia de su madre, que ya la conocía bien. Entró a la habitación del chico que reposaba todavía por la cirugía y lo miró tristemente "Sufre por Kikyo", se acercó y lo saludó con timidez.

- Kagome... ¿Por qué vienes todas las noches? No soy un bebé que tengan que cuidar. –sus palabras no tenían malas intenciones, eran sólo reflejo de su carácter.

- Pues porque me preocupo por ti

- Ya estoy bien, en unos días más voy a regresar a la oficina, tan pronto como todos dejen de atosigarme.

- ¿Atosigarte¡No te das cuenta de que todos se preocupan por ti!

- ¡Pero estoy bien! Y no es necesario que me tengan tantas atenciones ni que vengan a visitarme tanto –ni él mismo comprendía por qué le decía eso a la amiga que, sin admitirlo, esperaba todo el día.

- Perfecto, entonces no me verás más por aquí. –se dio media vuelta y se dirigió a la puerta.

- ¡No te pongas así! Es sólo que no lo entiendo. –la muchacha abrió la puerta y antes de cerrarla lo miró tiernamente.

- Es algo que todos saben, menos nosotros… pero ahora creo que sólo eres tú. –sonrió melancólica y se fue sin decir más.

"Feh! A qué demonios se refería... algo que todos saben menos yo...esta mujer está loca de verdad que no la entiendo y no sé cómo podemos trabajar juntos... es tan exasperante. Es mejor que ya no venga... creo".

Sesshomaru llevó a Lin a su casa, se veía inusualmente cansada y distraída, abrió la puerta y él la cargó sin avisarle, gesto que agradeció por dentro, en verdad le era difícil caminar. La dejó en su cama y se sentó a su lado, le acarició el cabello tiernamente.

- ¿Quieres que me quede? Te ves muy cansada, no deberías pasar la noche sola.

- Gracias, pero estoy bien –sonrió alegremente.

- ¿Estás segura?

- Sí.

- Entonces te dejo dormir –la besó en los labios y se marchó, no porque en verdad le creyera, sino para averiguar qué pasaba.

Salió de la casa y se encontró con el sirviente de los ojos de rana, le dio unas indicaciones y se fue a su departamento. Pasaron un par de horas y la misma mujer de la noche anterior llegó encontrando a Lin bastante pálida.

- Debes venir al hospital.

- No quiero, no me gustan los hospitales.

- Pero es necesario... ya tenemos los resultados...

- ¿Qué tan malo es? –sonrió intentando dar consuelo a la triste mirada de Sango.

- No es como antes, pero tenemos que hacer más pruebas y es mejor si te quedas un par de noches internada, ahora lo que menos debes hacer es andar trabajando.

- Pero no puedo...

- Ven conmigo, si no, voy a tener que llamar una ambulancia –su amenaza era en tono dulce y preocupado.

- Está bien...

Salieron las dos vigiladas por el hombre que permanecía afuera y llegaron hasta el hospital, pero éste ya no las seguía por fortuna para ellas y desgracia para él las perdió en el poco tráfico nocturno. Entraron en el hospital hasta una habitación ya preparada donde estaba el médico de ojos azules, las recibió con una gran sonrisa y dijo que el encargado sería un gran doctor que lo había instruido a él puesto que un ginecólogo y una pediatra no eran apropiados para lo que ella padecía.

Lin estaba recostada en la cama con una intravenosa, todavía pensaba en qué le diría a Sesshomaru cuando llamaron a la puerta y entró un hombre con un ramo de rosas amarillas.

- Kohaku...

- Mi hermana me lo dijo, ella no sabe lo de la otra noche y pase lo que pase sigues siendo mi amiga… y te amo, así que voy a estar a tu lado.

- Muchas gracias Kohaku. -pasaron un buen rato hablando, sin tocar el tema de Sesshomaru, hasta que ella se quedó dormida.

El hijo mayor de Inutashou esperaba en su oficina la llegada de Lin cuando Kagome llamó a la puerta indicándole que alguien lo buscaba, pensó que era su chofer, pero el que estaba ahí era el muchacho de pecas que entró y lo tomó de la camisa reclamándole que era un -Maldito infeliz- .Sesshomaru lo empujó.

- ¿De qué demonios estás hablando? No sabes a lo que te arriesgas al hacer esto... además creo que todo quedó muy claro la otra noche.

- ¿Ni siquiera te importa verdad? Sabía que sólo jugabas con ella, pero que no se te ocurra ir a verla, ahora me tiene a mí.

- Explícate antes de que llame a seguridad y vayas a parar a la cárcel. –algo le decía que las cosas no estaban bien.

- No seas hipócrita, me refiero a que ahora que está en el hospital la abandonas, de no ser por mi, hubiera pasado la noche sola.

- ¿Qué estas diciendo¿Por qué está en el hospital¿Está bien? –sintió como sus manos empezaban a temblar, pero no cambió su expresión fría.

- Si tanto te importa, averígualo tú. –salió de ahí muy enojado con aquel hombre y sin darse cuenta de que había hablado de más.

Sesshomaru tomó el teléfono y llamó al celular de Lin esperando que todo fuese una mentira pero no contestaba, tampoco en su casa, luego llamó a Jaken pero éste le informó que siguiéndola a ella y a otra mujer, las había perdido la noche anterior. Al preguntar cerca de dónde le informó que por la avenida principal rumbo al norte, cerca del hospital Mizu no Tsuki. Sesshomaru colgó sin más y salió del edificio a toda prisa esperando que no fuese cierto, condujo lo más rápido que pudo y en unos momentos estaba ahí, entró con furia desmedida y preguntó en la recepción, mientras la mujer buscaba el nombre de la posible paciente un médico se le acercó y le preguntó quién la buscaba.

- ¿Dónde esta? Le exijo que me lo diga inmediatamente.

- Cálmese, lo llevo.

Entraron juntos en el ascensor y recorrieron dos pisos interminables, las puertas se abrieron y Sesshomaru siguió al hombre hasta las puertas de una habitación donde salía Sango.

- ¿Qué pasa?

- Vengo a ver a Lin.

- Está dormida.

- ¡Tengo qué verla! –por primera vez su voz se alteró.

- Pero que no se den cuenta que está aquí, no son horas de visita –Sango tenía bastante intuición y supuso que era alguien que la quería mucho.

Sesshomaru entró cerrando la puerta detrás, sentía su corazón latir como loco y una gran ansiedad que conoció antes durante el asalto, se acercó a la cama y la miró fijamente. Ella abrió los ojos lento y lo miró sorprendida.

CoNTiNuaRá...

Aquí tengo que dar los créditos a mi amiga Mari, es que me encontraba sin ideas y ella me dio todo un mar, tomé las que me gustaron y ahora ya sé qué rumbo lleva esto, ojalá que les guste.

Kitsune saki: Muchas gracias por tu review! Y sí, creo que Inu sufrió un trauma fuerte, ahora falta darle un zape para que reaccione jajaja.

HawkAngel: Muchas gracias por tu review! Ahí está el capi, sólo espero no haberme pasado con lo del hospital jajaja.

Ady: Muchas gracias por tu review! Pobrecillo Kohaku, era necesario pero creo que el golpe fue demasiado jajaja.

Angel sin alas: Muchas gracias por tu review! Gracias por los ánimos, ojalá que te guste y lo hayas seguido leyendo.

Samantha: Muchas gracias por tu review! De verdad me das muchísimos ánimos, espero que te siga gustando :D

PD

Muchas gracias todas las que leen y en especial a quienes dejan review.

Se aceptan todo tipo de comentarios.

Byes!