Se vieron por un rato sin poder decir nada, al final Sesshoumaru le tomó la mano y la miró con ojos de dolor.
- Discúlpame... debí haberte dicho antes pero no pude...
- ¿Qué pasa? –su voz era suplicante
- Es algo viejo, una enfermedad en los riñones...
- ¿Algo viejo?
- Lo tuve hace tiempo y había desaparecido... creo que no debí subir así las escaleras...
Sesshomaru permaneció en silencio mirándola, no sabía qué decir, tal vez no fuese tan grave o tal vez era peor, necesitaba hablar con un médico. Se puso de pie y salió sin importarle la advertencia de que no eran horas de visita, acudió hasta la recepción del piso y pidió ver al médico de la señorita Lin, la recepcionista lo llamó sin interés en el extraño que no debería estar ahí.
- Buenos días ¿En qué puedo ayudarle? -el médico era un hombre bastante mayor y sin cabello además su aspecto dejaba bastante que desear.
- Quiero saber el estado de Lin –haciendo un esfuerzo sobrehumano decidió que debía recuperar su habitual apariencia indiferente.
- Lo siento, no puedo darle información más que a la familia y por lo que me dijeron ella no la tiene, ahora si me disculpa... –el médico dio media vuelta pero fue detenido por Sesshoumaru
- Yo soy más que su familia...
- ¿Qué pasa? – interrumpió Sango atraída por el alboroto que ya se formaba alrededor de ellos.- Suéltelo, es mejor que se vaya.
- No me iré a ningún lado, tengo que saber cómo está –soltó al médico sabiendo que con ello no obtendría nada.
- Esperen aquí, voy a hablar con Lin y sólo si ella quiere le diremos algo.
El médico argumentó que tenía otros pacientes y que él regresaría después. Mientras Sango acudió con Lin, Sesshomaru pasó interminables momentos de espera.
- ¿Qué pasó?
- El hombre de cabellos blancos quiere saber cómo estás.
- Aún no saben cómo estoy...
- Me acaban de entregar las últimas pruebas... ¡No se las di al doctor Moushin! Que tonta... pero es mejor así ¿Quieres que las veamos ahora?
- Sí... –abrieron lentamente el sobre y Sango les echó un vistazo, porque a pesar de no ser de la especialidad adecuada, sabía bastante. Unos segundos después sonrió plácidamente a su amiga.
- Fue sólo un susto, estás bien... necesitas reposo y medicinas pero sólo eso.
- ¿En verdad?...
- Claro... me da mucho gusto por ti... ¿Quieres que se lo diga a ese hombre?
- Sí... espero que Sesshoumaru no esté enojado por no habérselo dicho antes.
- ¿Sesshomaru, tu jefe?
- Sí... –la chica se dio cuenta de su error, porque la amiga suya era también hermana de Kohaku y no sabía nada del noviazgo.
- Parece muy interesado para ser tu jefe...
- Él es... mi novio
- Vaya –estaba en verdad desconcertada porque sabía de los sentimientos de su hermano hacia la joven, "Pero aunque me duela porque es mi hermano, no puedo enojarme con ella". –Me da mucho gusto por ti, se ve que te quiere mucho.
Salió de la habitación a explicarle a Sesshomaru lo que había sucedido con las escaleras y que todo estaría bien lo cual para él fue como si recuperase la vida misma. Caminó ansioso pero sin prisa y entró a ver a la mujer que amaba, la miró frágil en la cama del hospital y de nuevo se sintió mal, quería ayudarla pero sabía que no estaba en su poder hacerlo, se acercó a ella y le dio un beso en los labios porque necesitaba sentirla cerca, sentir que nunca se iría de su lado.
- Lamento no habértelo dicho antes, pero no quería que te preocuparas...
- ¿Qué no me preocupara¿Qué crees que pasó cuando no te encontré en tu casa y me dijeron que saliste a media noche¿Qué crees que pasó cuando no llegaste y me enteré que estabas en el hospital¿Qué crees que pasó cuando tuve que venir a buscarte sin saber si te encontraría? –su tono de furia desconocida asustó bastante a Lin.
- Lo siento... –las lágrimas se agolpaban en sus ojos intentando encontrar salida pero no quería llorar ahora.
- Escúchame bien nada de eso se compara con la tranquilidad de saber que estás bien. Además ahora sé lo que tengo que hacer.
Se paró a su lado izquierdo y sacó de uno de sus bolsillos un pequeño saco amarillo, lo abrió y con cuidado sacó un anillo de oro blanco con un diamante, tomó la mano de Lin y luego habló esperando para ponérselo.
- ¿Quisieras pasar el resto de tu vida conmigo?
Ella sentía como el corazón le latía tan deprisa como nunca antes, sus manos temblaban ante el suave toque de las de él, de quien tanto amaba, intentó hablar pero las palabras no le salían de los labios así que sólo pudo asentir y sonreír esta vez sin retener el agua salada que corría por sus mejillas en pequeñas cantidades. Sesshomaru le colocó el anillo y pensó que tantos días de haberlo traído consigo sin valor para hacerle la pregunta habían valido la pena y que ahora nada se interpondría entre ellos.
Se besaron con delicadeza y pasión profundizándose en el alma del otro cada vez más hasta volverse uno mismo, ambos recordarían ese momento por el resto de sus vidas como el instante en que dejaron de estar incompletos y se unieron con un lazo invisible pero más fuerte que la misma realidad. Se quedaron en silencio con las manos unidas un buen rato hasta que el sonido del celular los sacó de la profunda fantasía que eran sus vidas.
- ¿Qué sucede Kagome?
- Tenemos un problema que debes venir a resolver ahora.
- Estoy ocupado, llama mi padre –luego colgó pero fueron interrumpidos por el médico que entraba ya con los resultados.
- Te vas a quedar aquí un par de días más, luego una semana en tu casa sin hacer nada, tienes que tomar todas las medicinas y nada de esfuerzos. –después salió de nuevo.
Ahí se quedaron los dos solos, a ratos en silencio y a ratos platicando porque el tiempo ya no era importante, pensaban tener toda la vida para estar juntos.
Llegada la noche Kagome fue a visitar a Inuyasha en contra de todo lo que la razón le decía "No sé por qué lo hago si él ya no quiere que vaya". En su casa el chico estaba solo esperando sin admitirlo la visita que creía no llegaría más "No debí decirle eso". El timbre sonó y lentamente caminó a abrir la puerta, ella se sorprendió al verlo de pie.
- Kagome, entra...
- Lamento molestarte...
- No me molestas, siento lo que te dije ayer.
- No importa –la chica sonrió y entró buscando a la enfermera. - ¿Y la enfermera?
- Le dije que se fuera, puedo atenderme solo –Kagome movió la cabeza en gesto reprobatorio pero divertido el comprobar la necedad del chico. -¿Cómo están las cosas en la oficina?
- Hoy hubo un problema, pero tu padre se está encargando.
- ¿Con el maldito de Naraku?
- Sí...
- ¿Qué pasó?
- Se adelantó con un exportador que nosotros teníamos en mente... –no quería responder a eso porque sabía que el asunto probablemente tendría que ver con Kikyo
- Maldito... –no pudo decir nada más pensando lo que la chica temía.
- ¿Ya cenaste?
- Eso intentaba, pero no soy muy bueno en la cocina –entraron los dos a ver el pequeño desastre que ahí se encontraba, Kagome rió divertida.
- Sal de aquí, yo me encargo.
Él sonrió y salió pero se quedó en la barra que estaba cerca para seguir conversando con ella y ver si de paso aprendía algo. Un rato después la cena estaba lista, los dos comieron juntos y sin pelear.
- Es mejor que me vaya. –dijo ella cuando vio que ya eran altas horas de la noche.
- ¿Nos veremos mañana?
- Voy a pensarlo –sonrió ampliamente y salió del lugar dejando al chico con una sensación agradable pero a la vez algo extraña, como casi desconocida para él.
Kagome llegó a su casa especialmente contenta y se puso a leer los "Cuadernos de anotar la vida" de Kikyo, ya había leído bastante pero todavía no encontraba nada que hablase sobre la empresa, Sesshoumaru ni mucho menos Inuyasha.
Los siguientes dos días pasaron con gran rapidez para la chica puesto que todo el día se le iba en ayudar a Inutashou con las cosas que sus hijos, uno en casa y el otro en el hospital con Lin, no hacían.
En el hospital fueron horas eternas pues si bien la vida de Lin no corría peligro, se encontraba cansada y en ocasiones hubo que administrarle calmantes para el dolor. Pasadas las 48 horas Sesshoumaru la llevó a su casa y contrató una enfermera para que la cuidara siempre que él no pudiese estar ya que su padre cada vez le insistía más en que regresara a la oficina.
Al tercer día hubo una reunión importante en Sengoku, a la que sólo asistieron Inutashou, su hijo mayor y Kagome, que dada la ausencia de los demás se vio obligada a suplir algunas funciones. En dicha junta se analizó la situación con Naraku porque cada vez ganaba más terreno y tenía más facilidades con otras compañías.
- Es porque siempre han sido suyas –le informó Sesshomaru a su padre. – No tenemos las pruebas contundentes, pero sí algunos antecedentes de los dueños y todos han estado relacionados con Naraku en algún momento. Esas empresas son sólo fantasmas creados para nuestra distracción.
- Entonces sólo somos él y nosotros.
- Y una empresa más que no hemos podido relacionar con él… ahora qué piensas hacer, padre.
- Primero que nada mantener la situación estable hasta que tu hermano y Lin se recuperen para que las cosas vuelvan a la normalidad, Kagome te pido que cuando Inuyasha regrese te encargues de ponerlo al día y te vuelvas su asistente, has demostrado ser más que capaz.
- Sí señor –respondió algo apenada y triste puesto que eso le recordaba la ausencia de Kikyo y que todos creían que era una traidora.
- Entonces me retiro, tengo asuntos pendientes.
Mantener estabilidad tuvo ocupados a Kagome y Sesshomaru varios días hasta que Lin regresó bastante recuperada y días después Inuyasha hizo lo mismo. Salió del ascensor en el último piso dando una gran sorpresa a su nueva asistente que, como todas las noches, había estado con él hacía unas horas y no le había dicho nada de su regreso.
- ¿Qué haces aquí?
- Regresé, por todo lo que me has dicho aquí hago falta así que tenía que volver lo más pronto posible, llama a una reunión con mi padre y Sesshomaru.
Ella lo hizo y al poco rato todos estaban en el salón de juntas, el hijo mayor observó a su padre y luego a su medio hermano, se dio cuenta de que el que tanto había odiado desde antes de que naciera se parecía mucho a su madre "Isayoi... esa mujer que conquistó a mi padre, siempre pensé que era una oportunista... mi padre quedó cegado con ella muy pronto, el muy ingenuo se dejó llevar por...". Entonces desvió la mirada hacia Lin y entendió por primera vez lo que su padre intentó explicarle desde hacía muchos años, cómo se había enamorado perdidamente de la madre de Inuyasha y cómo quería rehacer su vida al lado de ella luego de la muerte de su primera esposa. Sesshomaru sonrió complacido y tomó la iniciativa explicándole a su hermano con detalle cada novedad. El gesto extrañó a todos los presentes que sabían el arraigado odio que sentían mutuamente a pesar de ser hermanos, o más bien por eso. La junta terminó sin más sorpresas, todos empezaron a salir pero Inuyasha detuvo a su hermano.
- ¿Qué es lo que te pasa ahora?
- No sé a qué te refieres.
- No me subestimes, desde que nací me has odiado y ahora te portas como si nada sucediera.
- Agradéceselo a Lin –y sin más regresó a su oficina dejando a un medio hermano bastante confundido.
Inuyasha fue con Kagome y le preguntó si no sabía por qué Sesshomaru se comportaba así y qué tenía que ver la otra chica en ello.
- Se van a casar...
- Qué dices... –su mirada de incredulidad provocó risa en la chica.
- A mi también me sorprendió bastante, pero al parecer Lin hizo un milagro en tu hermano.
- ¿Y tú cómo estás? –le preguntó ensombrecido por el recuerdo de la confesión de su amiga sobre sus sentimientos hacia Sesshomaru.
- Muy bien –sonrió- creo que lo que sentía por él ya no existe... me da gusto que haya encontrado a alguien a quien amar…
Inuyasha vio en los ojos de su amiga un brillo desconocido mezcla de alegría y cierto dejo de tristeza o nostalgia, impulsivamente tomó con una mano su rostro y la hizo mirarlo a los ojos.
- ¿Segura de que estás bien?
- Tengo que decirte algo...vamos adentro –lo tomó de la mano y lo llevó a donde nadie pudiese oírlos. –Hay algo que desde hace tiempo he querido que sepas pero no tenido el valor de decirte... es que no es fácil luego de lo que acaba de pasar con Kikyo... yo sé que la amas... y no quiero perder tu amistad... sólo… sólo… quiero que me dejes permanecer a tu lado y olvides lo que vas a saber. – Hubo un corto silencio en el que tomó valor para continuar- Inuyasha te amo, me enamoré de ti como una tonta. –en un arrebato de valor lo abrazó por el cuello y se quedó así unos segundos en los que él no reaccionó, después salió corriendo para no volver en todo el día.
CoNTiNuaRá...
Hello! Primero que nada pido disculpas por lo corto del capi pero es que he tenido ciertos problemas familiares. Espero que les haya gustado. Y a continuación respondería reviews pero temo que borren el fic de acuerdo a la nueva regla de no hacerlo así que no me queda más que agradecerles a todas por los reviews y el que no los conteste no quiere decir que no los lea, de verdad me dan muchísimos ánimos. Y sólo respondiendo una pregunta, claro que puedes bajar mi fic, me haces un honor. Entonces nos vemos y espero publicar pronto.
