Kagome fue a su casa y sin saber qué hacer luego de la confesión se puso a leer los "Cuadernos de anotar la vida" y encontró, por fin, parte de lo que estaba buscando
"Hoy estuvo Inuyasha aquí de nuevo, cada vez me gusta más y es bastante extraño cuando estoy con él ya no pienso en vengarme de Sesshomaru". "Por fin me di cuenta del error que estoy cometiendo, ya no lo hago por despecho ahora en verdad me importa Inuyasha"
"Naraku es un hombre malvado... lo supe con sólo mirarlo hoy que me invitó a comer con él, aún no sé qué es lo que quiere porque no ha dicho nada, ni sobre la empresa ni sobre alguna otra cosa... creo que debería alejarme porque estoy caminando sobre fuego"
"Ahora sé lo que Naraku busca y de mi no lo va a obtener... aunque esa sería una buena forma de vengarme de Sesshomaru, llevar al fracaso su empresa... ya que lo de Inuyasha salió al revés pues quizás pueda hacer esto... pero es demasiado riesgoso". "Naraku sigue presionando y ya no sé qué hacer, además no puedo decirle esto a nadie, es mejor no involucrar a otras personas, ese hombre es muy peligroso"
- Entonces... ella... a ella en verdad le importaba Inuyasha, en verdad lo amaba y... tal vez no haya traicionado a nadie... pero...
Pasaron las horas y el desorden de frases y acontecimientos escritos no mencionaban más del asunto hasta que por fin Kagome se rindió quedándose profundamente dormida. Despertó con los primeros rayos del sol pero esperó a que se hiciera un poco tarde para no tener que topárselo en la mañana, cuando llegó al último piso de Sengoku se limitó a hacer su trabajo tratando de evitar hablar con él, Inuyasha hacía lo mismo. Se sentía inseguro pues él la consideraba su amiga y sólo eso, además estaba muy dolido por la traición y la muerte de Kikyo sin embargo al recordar el abrazo que le dio… la profundidad de sus ojos y sus palabras no podía evitar sentir un escalofrío recorrerlo.
Lin había recuperado por completo su usual felicidad, a pesar de lo cual Sesshomaru le proporcionaba cuidados desmedidos, inclusive se vio obligada a aceptar que la enfermera se quedara otras dos semanas atendiéndola. Él la recogía por las mañanas y la llevaba por las noches aprovechando para quedarse un rato y pasarlo con ella sin interrupciones y sin asuntos del trabajo, sólo los dos.
El periodo de la enfermera terminó y poco a poco las cosas entre Inuyasha y Kagome pasaron de ser tensas a sólo cordiales, pero aún así los dos se sentían incómodos y con el vacío propio de haber perdido a un amigo.
El chico la llamó a su oficina y ella entró con delicadeza en encontrándolo sentado en el escritorio.
- Kagome... quiero que me perdones...
- No tengo nada que perdonarte.
- ¡Claro que sí! No seas tonta me he portado muy mal contigo –poco a poco su voz se tornaba triste.
- Inu...yasha... lo que quiero es que seamos amigos, como lo hemos sido, quiero permanecer a tu lado pero si no quieres no te voy a obligar...
En un impulso in contenido él la abrazó con fuerza en un gesto de disculpa y necesidad de tenerla cerca, el tiempo pasó en un largo suspiro de alivio que sanó todas sus heridas y dudas dejándolos como amigos, aunque sabían que las cosas serían diferentes, muy diferentes.
Lin dejó el teléfono en el escritorio bastante sorprendida y se dirigió a explicarle a Sesshomaru que Naraku quería reunirse con él y con su hermano para hacer una propuesta que catalogaba de "interesante".
- Dile que venga por la tarde si tan interesante es lo que quiere decir. –le respondió antes de contestar el propio celular y responder sólo con monosílabos la persona con la que hablaba
La asistente regresó y determinó la hora de la junta con la secretaria del otro lado de la línea, luego fue a avisarle a Kagome.
Estaban los tres hombres y las dos mujeres en un salón especialmente preparado para la ocasión, sin rodeos Naraku les dijo que sabía que buscaban alguna empresa para asociarse y que él estaba interesado en hacerlo, además les planteó los términos del acuerdo que eran aparentemente justos pero todos sabían que encerraban algo más. Una vez que guardó silencio el intruso, Sesshomaru dijo lo que todos pensaban.
- No se moleste, no estamos interesados y ahora si nos disculpa tenemos cosas importantes que hacer –y sin más todos salieron dando entrada a una muchacha que lo conduciría a la salida.
Los cuatro se reunieron en la oficina de Sesshomaru para discutir, en primer lugar si ese dato confidencial era aún legado de Kikyo y además para analizar las verdaderas intenciones del malvado hombre.
- Eso lo vas a resolver tú, Inuyasha porque es un asunto urgente y Lin y yo no vamos a estar una semana, así que lo dejo en tus manos y en las de Kagome. Cuando regrese quiero que me digas qué averiguaste para tomar una decisión. Y ahora si no hay nada más que decir me retiro. –salió de la oficina dando un suave beso a Lin y sin mirar a los demás.
- ¿A dónde va? –preguntó el hermano menor
- No lo sé... –respondió la novia del ahora ausente
La noche era fría y Lin salía de Sengoku en dirección a tomar un taxi todavía pensando en la actitud de Sesshomaru, se paró en una esquina y un auto convertible se detuvo ante ella, el objeto de su preocupación bajó para saludarla con un rápido beso en los labios. Ambos subieron al auto sin decir nada hasta que él interrumpió el silencio.
- Lamento haberme ido de esa forma pero era algo importante.
- Está bien –sonrió preocupada.- ¿A dónde iremos una semana?
- No puedo decírtelo, nos vamos en dos días y no lleves equipaje.
- Qué… -la situación se tornaba cada vez más extraña.
- Ya te lo dije, no lleves nada. –el ruido ausente los acompañó hasta que llegaron a casa de Lin y al despedirse él dijo algo que la dejó con más dudas de los que ya tenía.
– No iré mañana a la oficina pero el chofer vendrá por ti temprano y en la noche también, espérame pasado mañana aquí al amanecer para irnos y no olvides dejarle todo lo necesario a Kagome. –luego la besó con pasión inesperada ante las últimas horas de indiferencia y partió dejándola ahí casi estupefacta.
Pasó la noche en vela pensando en todas las posibles cosas que iban a suceder pero ninguna opción le parecía lógica, además un abismo en su pecho le indicaba que por primera vez le estaba ocultando algo importante. "No puede ser... yo confío en él y sé que no me va a defraudar" pero la razón y el amor parecían ya no alcanzar para tapiar el hueco que le formaba el presentimiento.
Kagome tampoco durmió mucho esa noche revisando los cuadernos de Kikyo donde parecía haber encontrado casi todas las respuestas que buscaba.
A la mañana siguiente Lin llegó con mirada de tristeza encubierta anunciando que Sesshomaru no se presentaría, los demás intuyeron que era mejor no preguntar.
A la hora del almuerzo Inuyasha y Kagome salieron a comer a un restaurant que estaba bastante alejado de Sengoku, cosa poco usual pero él quería llevarla a ese sitio donde iba con su padre y su hermano algunos fines de semana para estar "sólo los chicos" como su madre decía ante esa costumbre que conforme crecieron ellos fue desapareciendo. Entraron al lugar y escogieron una mesa con vista a la calle, tomaron los alimentos entre pláticas de Naraku y el trabajo que tenían por delante, antes de retirarse la chica le preguntó dónde estaban los sanitarios. Caminó entre las mesas hasta que llegó el fondo del establecimiento y miró hacia los lados reconociendo el lugar, "En verdad es un lugar para chicos" observó las imágenes deportivas y de chicas en bikini de las paredes, pero sus ojos se toparon con algo, o más bien con alguien, que hubiese preferido no ver. Sesshomaru estaba en la mesa más alejada y no estaba solo, a su lado se encontraba una mujer de cabellos negros que ella conocía perfectamente, se asustó y regresó con Inuyasha que la esperaba en la puerta.
- Que rápida eres, las mujeres siempre se tardan siglos... ¿Te pasa algo? –se veía muy alterada.
- No... estoy bien –no sabía si decirle lo que había visto ya que ni ella misma lo podía creer.
- ¿Segura? Estás pálida.
- Sí, vámonos. –lo tomó de la mano y lo llevó fuera antes de que se diera cuenta de la presencia de su hermano y la mujer y se armara un escándalo de proporciones catastróficas. Regresaron en silencio puesto que estaba absorta en sus pensamientos.
En el transcurso de la tarde Kagome pensó en lo sucedido y en lo que encontró en las notas de Kikyo provocándose un dolor de cabeza que no la dejaba en paz "Tengo que decírselo a Inuyasha". Tomó una copia que había sacado a las partes indispensables de los cuadernos y entró con su jefe dejando la puerta entreabierta sin notarlo.
- ¿Qué pasa?
- Tengo algo que debes saber. –le pasó la hoja.
"Por fin me doy cuenta de la verdad... ya no tengo ninguna duda, me he enamorado de Inuyasha. Es extraño porque nunca pensé que sucediera así pero ya no quiero negármelo más aunque es probable que no se lo diga ni a él ni a nadie, eso no va conmigo".
"Ya no puedo más, Naraku sigue insistiendo con que trabaje para él pero no lo voy a hacer, además si se dan cuenta de que lo he estado viendo me voy a meter en muchos problemas."
- ¿Qué es esto? –preguntó con voz temiendo lo peor al ver la caligrafía de Kikyo en la fotocopia.
- Kikyo llevaba una especie de diarios, eso lo escribió ella.
Un pesado silencio se produjo, Inuyasha no daba crédito y no le alcanzaba el alma para arrepentirse de todo lo sucedido, de la forma en que la había tratado y maldecido sin merecerlo, sus ojos se llenaban de lágrimas que iban y venían sin atreverse a salir.
- Hay más –lo interrumpió por fin Kagome- Hoy en el restaurant, vi a tu hermano con Kagura, estaban comiendo juntos.
- ¿Qué¡Por qué no me lo dijiste!
- No lo sé, no quería hacer algo sin pensar ni que tú lo hicieras tampoco.
- Entonces fue él, el muy estúpido nos engañó con las fotografías y con su cambio de actitud y seguramente su asistente también tiene que ver en esto.
- ¡No!... No creo que Lin sepa algo.
- Ese maldito me las va a pagar no puede pensar que se va a salir con la suya. Querer traicionar a mi padre ha sido su último error. –dijo con furia Inuyasha echándole a Sesshoumaru todo su arrepentimiento y culpa por Kikyo.
Salió con Kagome detrás de él. "La puerta no estaba cerrada…" –pensó la chica temiendo que alguien hubiese escuchado algo. El joven irrumpió en la oficina de su hermano esperando encontrar a Lin y exigirle que lo encontrara, si es que ella no estaba confabulada también, pero no había nadie. La asistente abrió los ojos como platos, salió del lugar y encontró en su escritorio las cosas que se supone Lin le entregaría y recordó que al salir la puerta estaba abierta, lo demás era de suponerse.
La noche avanzaba lentamente como si se negara a marcharse y a ella le parecía un infierno helado y vacío en donde ya no existía retorno, lo había escuchado "Vi a tu hermano con Kagura, estaban comiendo juntos"... las palabras resonaban ensordecedoras en su alma quebrada. El mundo que conocía y que tanto amaba se transformó en el momento en que se vio engañada por el ser que era su todo, su universo entero y más allá. Intentó en vano doblegar sus sentimientos y seguir confiando en él, pero ese aviso que le indicaba catástrofe la atormentaba y la reprimía por completo.
Finalmente la oscuridad parecía tener fin y con las primeras nociones de claridad el timbre de su puerta sonó haciendo que el cuerpo de la chica pálida se levantara lentamente de su lecho, caminó sobre la nada secando las últimas lágrimas que le quedaban en los ojos rojos, al pasar se miró en un espejo pero no se reconoció, ya no era la misma. Abrió la puerta con suavidad pues no tenía fuerzas, ahí lo encontró tan galante como siempre con lentes obscuros iguales a su traje, con la corbata blanca que se perdía en la camisa del mismo tono y esa expresión que tampoco reconoció.
- ¿Estás bien? –le preguntó asustado por su apariencia al tiempo que se quitaba las gafas e intentaba tomarla de la mano, pero no se lo permitió. -¿Qué pasa?
- Creo que no puedo ir contigo –miró al suelo para disimular las lágrimas que llegaban nuevamente de improvisto.
- ¿Qué pasa? –ahora sonaba desesperado temiendo lo peor, la tomó por sorpresa de la barbilla haciendo que lo mirara a los ojos, con la otra mano dejó caer los lentes al suelo y la abrazó por la cintura.
Ella no tuvo fuerzas para decirle algo o intentar soltarse, las piernas le fallaron y Sesshomaru la alzó para llevarla hasta su cama, le dejó con suavidad y le preguntó de nuevo qué le sucedía, ella lo miró queriendo detener el tiempo para no destrozar más su felicidad pero cuando ya no le fue posible hacerlo tomó fuerzas de su desolación para hablar.
- ¿Me amas?
- Sabes que te amo... no veo por qué lo preguntas.
- Porque te amo más que a mi vida –lo abrazó suplicante porque nunca se separaran – y no quiero que nada nos separe, pero...
- ¿Pero qué? –se separó de ella mirándola a los ojos, por su cabeza pasaban miles de ideas, pero ninguna parecida a la que ella tenía.
- Dime que no estuviste con esa mujer, Kagura, ayer…–su tono de súplica le hizo entender a Sesshomaru lo que estaba pasando.
- ¿Quién te lo dijo?
- Los vieron...
- ¿Fue Naraku? O alguien tomó fotografías seguramente, no te dejes engañar por ese infeliz... –su autoritaria voz estaba colmada de coraje contra el que creía culpable del engaño.
- Kagome te vio –cada vez era más inaudible, como un susurro que se pierde en su propio espacio desquebrajado.
- Ella quiere librarse de Naraku y me buscó para que la ayude a cambio de información, no te lo dije porque no es nada seguro este hombre es un asesino y no te quiero involucrar en eso –habló serio como siempre pero con un temor conocido de perderla, nunca dio una explicación de sus actos antes pero era un precio bajo si eso evitaba que se fuera de su lado.
Ella permaneció largo rato en silencio sintiendo como su ser se reconstruía y volvía a ser ella misma, vio como la habitación se llenó de luz sin saber si era por el amanecer o sólo porque ella así lo sentía. Luego cayó en la realidad y sintió temor por haber dudado, ahora no sabía qué decir o hacer. Lo miró a los ojos y él le secó las lágrimas en un gesto que terminó de devolverla a la vida, la abrazó con ternura y ella correspondió con el ímpetu propio de quien ama con todo su ser. Se recostaron en la cama y se acomodaron, él la abrazaba y ella se refugiaba en su pecho, ahogando los últimos suspiros de la noche eterna se quedó dormida.
Las horas pasaron inexistentes para la pareja hasta que el profundo sueño terminó y ella despertó con el aroma de Sesshomaru, se movió un poco y rozó sus labios con un toque suave que fue correspondido inmediatamente.
- Perdóname –dijo entre besos y evitando el nudo que le cortaba la voz, su primera respuesta fue un beso más profundo y el roce de las manos masculinas debajo de sus ropas erizándole la piel.
- Te amo...
Pasó de sus labios a su cuello donde jugueteó recorriéndolo incitado por la respiración cada vez más alterada de Lin, en verdad lo emocionaba tenerla tan cerca y tan a su merced, poder hacerla feliz y complacer hasta sus deseos más íntimos.
CoNTiNuaRá...
Pues qué tal? Espero que haya quedado bien... ahora sí no tengo mucho qué decir, sólo darle muchísimas gracias a todas quienes dejan review, porque cuando no sé qué escribir me ayudan muchísimo. También muchas gracias a todos quienes leen.
PD
Se aceptan todo tipo de comentarios. Si alguna vez tienen chance de leer un libro de Isabel Allende háganlo.
