Einnnnn. después de una desaparecida total, el fénix renace de sus cenizas
^o^ ojojojojojo. pues si. aquí suzaku con alma de kien, nuevamente haciendo
de las suyas, continuando este fanfic, que a muchos les traerán dolores de
cabeza. hasta pesadillas O.O. bueno. vamos a arreglar esto. Espero les
guste. dedicatorias. mmm. A TODAS LAS FIELES LECTORAS QUE ME SIGUEN Y
SEGUIRAN ^^U, muy especialmente a aya sas, que desde siempre ha estado ahí.
a Cristal y todo el grupo de fanfic yaoi por su apoyo incondicional. y a
todas las que les prometí.
Aquí tienen.
Capítulo 6: El dolor de perderte.
Una expresión indescifrable se formó en su rostro. Sentía como la sangre le hervía. Eso le pasa por idiota. Pensó que había aprendido la lección, pero se equivocó. Nunca había confiado en una persona, en seis largos años, y lo que era peor, había dejado entrever sus sentimientos. Y ahora, que se los entregaba a una perfecta extraña, ella, como alguna vez le había pasado, lo había traicionado. Gruesas e incontenibles lágrimas empezaron a formarse en sus gatunos ojos, la rabia inundaba todo su ser, cegándolo completamente. No se dio cuenta la mirada de tristeza que le dirigía la joven. Ni siquiera notó cuando ella colocaba algo en su cuello, posaba un tierno beso en sus labios y salía volando presurosamente, adentrándose en la oscuridad que negaba tocar su aura blanquecina. No. Estaba demasiado ocupado en sus propios pensamientos como para notarlo. Su mente era un torbellino de ideas, hasta que una, nacida de la necesidad de aferrarse a la necesidad de amar y ser amado. la mujer que se le presentó, de ninguna manera pudo haber sido "su" pequeña salvaje. Después de todo, ella tenía cabellos rosa, mientras que la criatura etérea que se le había presentado tiempo atrás, se asemejaba sólo en la estatura y en los ojos violetas que hechizaron su alma. Sus ojos se estrecharon aun más ante su descubrimiento, que aunque no quería admitirlo, presionaba su pecho. Tenía gran experiencia con monstruos y demonios. Sabía que los más poderosos, podían leer los deseos más ocultos de las personas y darles forma. En ese bosque habitaba un demonio, no? Eso fue lo último que le pareció escuchar a la pelirrosa. Entonces. no. no era posible. Ahora, las lágrimas de ira que negaba escapar resbalaron, pero para dar a paso a una emoción que había considerado olvidada: temor. A lo mejor, la adolescente, preocupada por su bienestar, se adentró en el bosque. Pero quiso la mala fortuna, que en lugar de encontrarlo, tropezase con cierta criatura, que luego de matarla, adquiriera su forma, sabiendo que Yuki había ingresado al bosque para darle muerte. Se maldijo a sí mismo. Por ello nunca debía atarse a nadie. El peso en su corazón le oprimía cada vez más ante la idea, de que la doncella de su vida estuviera. lloró, lloró incansablemente, maldiciendo su suerte, su destino, su vida. Sin darse cuenta, la motricidad volvió a su cuerpo, pero a él no le importó. Demasiado sufrimiento, demasiada pena para que su alma lo soportase. No pudo más, y con todas sus fuerzas, golpeó el piso lastimando cruelmente sus nudillos. Era su forma de castigo. Por enamorarla. por enamorarse. Y fue entonces, cuando segado por la cólera y siguiendo su instinto de guerrero, empuñó su espada. Secó con rabia sus lágrimas reapareciendo la frialdad que había mostrado en los últimos años de su vida. Mataría a Ragnarof, buscaría el cuerpo de su amada. Le daría la más hermosa de las sepulturas, luego de jurarle amor eterno, un amor más allá de la propia muerte y luego, la sellaría el pacto acompañándola al otro mundo. Se levantó y se encaminó en la dirección dónde había desaparecido el ángel de misteriosas orbes violetas.
-------------------------------------------------(------------------------- ----------------------------
Cuánto tiempo había pasado? Una hora, dos? un día quizás? Difícil de saber, la niebla que sospechosamente se había alzado, unida con la oscuridad imperante no mejoraba la situación. No le importaba. Curioso, no se sentía cansado. Pero su furia no se había apaciguado en lo más mínimo. El sólo hecho de imaginar el cuerpo destrozado de la pequeña atormentaba su espíritu. Siguió caminando un buen rato más, cuando de repente, se sintió observado. Algo, no sabía que, no le quitaba la mirada de encima. Lo sabía. Tantos años de experiencia no habían sido en vano después de todo. Definitivamente, no era un animal, tampoco tenía esencia humana. Entones, pronto se encontraría con Ragnarof. Una sonrisa de satisfacción surgió de sus labios. La venganza. por fin tendría su venganza. Se concentró en los movimientos de su presa, bueno, en su posición, él era la presa, pero no le importaba. Nunca había considerado la opción de salir vivo de ésta. No después de lo acontecido los últimos días. Realizaría un ataque kamikaze. No le importaba. Sólo darle muerte a la bestia que fue capaz de arrebatarle el rayito de luz que había en su vida. Porque era cierto. Era un autómata. Sólo mataba para vivir, corrección, sobrevivir. Para olvidar su vida, si es que a eso se le podía llamar. No importa. Pronto, sintió la respiración de "esa cosa" en su cuello. Al parecer lo estaba estudiando, o sabía lo que iba a suceder. Por ello no se animaba atacar. Yuki siguió esperando, y cuando por fin estuvo seguro se volteó rápidamente empuñando su espada y dirigió una terrible estocada al corazón de la criatura. Mas sin embargo, cuando se volteó, no se imaginaba lo que se encontró. de cualquier forma, no podía perder la compostura. Un error fatal: se había dejado sorprender. Decidió improvisar, pero al intentar atacar contra la criatura, esta se desvaneció entre la niebla como si fuese lo más natural del mundo.
Pero qué demon. - fue lo único que alcanzó a decir antes de quedar en la inconciencia, no sin antes, maldecidse a sí mismo por no poder siquiera vengar a su amada, maldiciones que se transformaron el lágrimas ante su propia impotencia. Después de todo, sólo es un humano.
-------------------------------------------------(-------------------------- ----------------------------
Dónde estoy? Qué me pasó? Y Ranganof? - Muchas preguntas en su ya aturdida y cansada mente. Abrió lentamente sus ojos, para enfocar con algo de dificultad. La figura de su amada. Era un sueño, no había duda, porque en los ojos de ese angelical ser que tenía enfrente, veía amor. preocupación, ternura. Yo. yo. lo lamento tanto - lágrimas brotaban de sus ojos, que ahora se mostraban desesperados, atormentados. Su mirada estaba dolida, pero no era por el dolor de su cuerpo, sino de su alma. Con algo de esperanza, alzó con torpeza su mano hasta posarla suavemente sobre la delicada piel de su amada. Yo. yo no quería que nada te pasara. eres. te amo tanto.
Estaba dicho. No le importaba si era una ilusión. Este cálido sentimiento volvía a presentarse. Se sentía tan bien. Entregándose nuevamente al cansancio y al dolor. cayó en la inconciencia.
---------------------------------------------------------------------------- ------------------------------
Abrió sus ojos, pero se obligó a cerrarlos con la misma brusquedad con que los abrió. Intentó volver a abrirlos, pero ésta vez, más calmado. La luz era muy intensa donde quiera que ahora se encontrara. No era de esas personas que perdían la calma. no era su naturaleza. Decidió analizar la situación. Definitivamente, no se encontraba muerto, o de lo contrario su cabeza no dolería tanto. Dio un pequeño vistazo. Tampoco era el bosque del olvido, de eso podría estar seguro. Tenía la sensación de haber soñado algo. algo muy importante. Nada. Por más que lo intentara, no podía recordar. Se incorporó y un dolor emergió de la nada obligándolo a permanecer acostado. Miró a su alrededor. Estaba en una especia de casa. construida a base de paja y rocas. Se encontraba al lado de una gran ventana, en una cama algo modesta, pero no por ello menos cómoda. El ambiente, era algo extraño. Nunca había estado ahí, sin embargo le traía nostalgia a hogar. En la improvisada chimenea, se cocinaba algo que olía realmente bien. Intentó volverse a incorporar, pero esta vez con sumo cuidado. Así notó la pequeña mesa que se encontraba al lado de su cama, con algo que parecía una especie de brebaje. Lo más lento que pudo, tomó el pequeño vaso entre sus manos pero tan pronto estaba a 10 centímetros de su nariz lo alejó inmediatamente con un gesto de fastidio. Fuese lo que fuese, apestaba. Intentó ponerse de pie, no le gustaba permanecer en un lugar mucho tiempo, una de las reglas de un buen cazador. Entonces, fue cuando notó que se encontraba semidesnudo. No pudo evitar que los colores se le subieran al rostro. Definitivamente tenía que salir de ahí. El pensar que alguien pudiera verlo desnudo nunca le gustó. No quería aceptarlo, pero era un joven muy tímido. otra cosa es que lo escondiera realmente bien en su ya conocida máscara de hombre frío y autosuficiente.
Y ahí estaba él. El glorioso héroe de todos los tiempos, de pie, paralizado, sin saber qué hacer. Lo odiaba. No se supone que debía ser así. Tantas pruebas difíciles que había superado con ahínco y valentía, y ahora, se sentía perdido. Es curioso cómo toda la determinación y heroísmo de un hombre puede caerse por los suelos, cuando se encuentra semidesnudo, protegiéndose sólo con una sábana algo desteñida. Y más aun cuando una risita burlona, que ha estado observando todo el tiempo, decide que es suficiente suplicio y decide entrar.
Continuará. XDDD
Capítulo 6: El dolor de perderte.
Una expresión indescifrable se formó en su rostro. Sentía como la sangre le hervía. Eso le pasa por idiota. Pensó que había aprendido la lección, pero se equivocó. Nunca había confiado en una persona, en seis largos años, y lo que era peor, había dejado entrever sus sentimientos. Y ahora, que se los entregaba a una perfecta extraña, ella, como alguna vez le había pasado, lo había traicionado. Gruesas e incontenibles lágrimas empezaron a formarse en sus gatunos ojos, la rabia inundaba todo su ser, cegándolo completamente. No se dio cuenta la mirada de tristeza que le dirigía la joven. Ni siquiera notó cuando ella colocaba algo en su cuello, posaba un tierno beso en sus labios y salía volando presurosamente, adentrándose en la oscuridad que negaba tocar su aura blanquecina. No. Estaba demasiado ocupado en sus propios pensamientos como para notarlo. Su mente era un torbellino de ideas, hasta que una, nacida de la necesidad de aferrarse a la necesidad de amar y ser amado. la mujer que se le presentó, de ninguna manera pudo haber sido "su" pequeña salvaje. Después de todo, ella tenía cabellos rosa, mientras que la criatura etérea que se le había presentado tiempo atrás, se asemejaba sólo en la estatura y en los ojos violetas que hechizaron su alma. Sus ojos se estrecharon aun más ante su descubrimiento, que aunque no quería admitirlo, presionaba su pecho. Tenía gran experiencia con monstruos y demonios. Sabía que los más poderosos, podían leer los deseos más ocultos de las personas y darles forma. En ese bosque habitaba un demonio, no? Eso fue lo último que le pareció escuchar a la pelirrosa. Entonces. no. no era posible. Ahora, las lágrimas de ira que negaba escapar resbalaron, pero para dar a paso a una emoción que había considerado olvidada: temor. A lo mejor, la adolescente, preocupada por su bienestar, se adentró en el bosque. Pero quiso la mala fortuna, que en lugar de encontrarlo, tropezase con cierta criatura, que luego de matarla, adquiriera su forma, sabiendo que Yuki había ingresado al bosque para darle muerte. Se maldijo a sí mismo. Por ello nunca debía atarse a nadie. El peso en su corazón le oprimía cada vez más ante la idea, de que la doncella de su vida estuviera. lloró, lloró incansablemente, maldiciendo su suerte, su destino, su vida. Sin darse cuenta, la motricidad volvió a su cuerpo, pero a él no le importó. Demasiado sufrimiento, demasiada pena para que su alma lo soportase. No pudo más, y con todas sus fuerzas, golpeó el piso lastimando cruelmente sus nudillos. Era su forma de castigo. Por enamorarla. por enamorarse. Y fue entonces, cuando segado por la cólera y siguiendo su instinto de guerrero, empuñó su espada. Secó con rabia sus lágrimas reapareciendo la frialdad que había mostrado en los últimos años de su vida. Mataría a Ragnarof, buscaría el cuerpo de su amada. Le daría la más hermosa de las sepulturas, luego de jurarle amor eterno, un amor más allá de la propia muerte y luego, la sellaría el pacto acompañándola al otro mundo. Se levantó y se encaminó en la dirección dónde había desaparecido el ángel de misteriosas orbes violetas.
-------------------------------------------------(------------------------- ----------------------------
Cuánto tiempo había pasado? Una hora, dos? un día quizás? Difícil de saber, la niebla que sospechosamente se había alzado, unida con la oscuridad imperante no mejoraba la situación. No le importaba. Curioso, no se sentía cansado. Pero su furia no se había apaciguado en lo más mínimo. El sólo hecho de imaginar el cuerpo destrozado de la pequeña atormentaba su espíritu. Siguió caminando un buen rato más, cuando de repente, se sintió observado. Algo, no sabía que, no le quitaba la mirada de encima. Lo sabía. Tantos años de experiencia no habían sido en vano después de todo. Definitivamente, no era un animal, tampoco tenía esencia humana. Entones, pronto se encontraría con Ragnarof. Una sonrisa de satisfacción surgió de sus labios. La venganza. por fin tendría su venganza. Se concentró en los movimientos de su presa, bueno, en su posición, él era la presa, pero no le importaba. Nunca había considerado la opción de salir vivo de ésta. No después de lo acontecido los últimos días. Realizaría un ataque kamikaze. No le importaba. Sólo darle muerte a la bestia que fue capaz de arrebatarle el rayito de luz que había en su vida. Porque era cierto. Era un autómata. Sólo mataba para vivir, corrección, sobrevivir. Para olvidar su vida, si es que a eso se le podía llamar. No importa. Pronto, sintió la respiración de "esa cosa" en su cuello. Al parecer lo estaba estudiando, o sabía lo que iba a suceder. Por ello no se animaba atacar. Yuki siguió esperando, y cuando por fin estuvo seguro se volteó rápidamente empuñando su espada y dirigió una terrible estocada al corazón de la criatura. Mas sin embargo, cuando se volteó, no se imaginaba lo que se encontró. de cualquier forma, no podía perder la compostura. Un error fatal: se había dejado sorprender. Decidió improvisar, pero al intentar atacar contra la criatura, esta se desvaneció entre la niebla como si fuese lo más natural del mundo.
Pero qué demon. - fue lo único que alcanzó a decir antes de quedar en la inconciencia, no sin antes, maldecidse a sí mismo por no poder siquiera vengar a su amada, maldiciones que se transformaron el lágrimas ante su propia impotencia. Después de todo, sólo es un humano.
-------------------------------------------------(-------------------------- ----------------------------
Dónde estoy? Qué me pasó? Y Ranganof? - Muchas preguntas en su ya aturdida y cansada mente. Abrió lentamente sus ojos, para enfocar con algo de dificultad. La figura de su amada. Era un sueño, no había duda, porque en los ojos de ese angelical ser que tenía enfrente, veía amor. preocupación, ternura. Yo. yo. lo lamento tanto - lágrimas brotaban de sus ojos, que ahora se mostraban desesperados, atormentados. Su mirada estaba dolida, pero no era por el dolor de su cuerpo, sino de su alma. Con algo de esperanza, alzó con torpeza su mano hasta posarla suavemente sobre la delicada piel de su amada. Yo. yo no quería que nada te pasara. eres. te amo tanto.
Estaba dicho. No le importaba si era una ilusión. Este cálido sentimiento volvía a presentarse. Se sentía tan bien. Entregándose nuevamente al cansancio y al dolor. cayó en la inconciencia.
---------------------------------------------------------------------------- ------------------------------
Abrió sus ojos, pero se obligó a cerrarlos con la misma brusquedad con que los abrió. Intentó volver a abrirlos, pero ésta vez, más calmado. La luz era muy intensa donde quiera que ahora se encontrara. No era de esas personas que perdían la calma. no era su naturaleza. Decidió analizar la situación. Definitivamente, no se encontraba muerto, o de lo contrario su cabeza no dolería tanto. Dio un pequeño vistazo. Tampoco era el bosque del olvido, de eso podría estar seguro. Tenía la sensación de haber soñado algo. algo muy importante. Nada. Por más que lo intentara, no podía recordar. Se incorporó y un dolor emergió de la nada obligándolo a permanecer acostado. Miró a su alrededor. Estaba en una especia de casa. construida a base de paja y rocas. Se encontraba al lado de una gran ventana, en una cama algo modesta, pero no por ello menos cómoda. El ambiente, era algo extraño. Nunca había estado ahí, sin embargo le traía nostalgia a hogar. En la improvisada chimenea, se cocinaba algo que olía realmente bien. Intentó volverse a incorporar, pero esta vez con sumo cuidado. Así notó la pequeña mesa que se encontraba al lado de su cama, con algo que parecía una especie de brebaje. Lo más lento que pudo, tomó el pequeño vaso entre sus manos pero tan pronto estaba a 10 centímetros de su nariz lo alejó inmediatamente con un gesto de fastidio. Fuese lo que fuese, apestaba. Intentó ponerse de pie, no le gustaba permanecer en un lugar mucho tiempo, una de las reglas de un buen cazador. Entonces, fue cuando notó que se encontraba semidesnudo. No pudo evitar que los colores se le subieran al rostro. Definitivamente tenía que salir de ahí. El pensar que alguien pudiera verlo desnudo nunca le gustó. No quería aceptarlo, pero era un joven muy tímido. otra cosa es que lo escondiera realmente bien en su ya conocida máscara de hombre frío y autosuficiente.
Y ahí estaba él. El glorioso héroe de todos los tiempos, de pie, paralizado, sin saber qué hacer. Lo odiaba. No se supone que debía ser así. Tantas pruebas difíciles que había superado con ahínco y valentía, y ahora, se sentía perdido. Es curioso cómo toda la determinación y heroísmo de un hombre puede caerse por los suelos, cuando se encuentra semidesnudo, protegiéndose sólo con una sábana algo desteñida. Y más aun cuando una risita burlona, que ha estado observando todo el tiempo, decide que es suficiente suplicio y decide entrar.
Continuará. XDDD
