HOLA!
Lz: sentimos la tardanza xD, pero estábamos en exámenes n n
Ak: pero ya ven, les traemos unos de los capítulos que más queríamos poner a la voz de YA!
Lz: así q no los entretenemos mas y…
Ak: por cierto, hubo un poco de confusión por la entrada de Ari Castrus en el fic
Lz: verán, Las Hermanas Castrus aparecen en TODOS mis fics, sin excepción, son como mi firma personal n n
Ak: por lo mismo, SI es la misma Ari, NO tiene nada que ver con "The Kidnap".
DISCLAIMER: ya saben Yu-Gi-Oh! No me pertenece, sino a Kasuki Takahashi… ¿la prueba? Tristán y Tea siguen en la serie ¬¬U
AULLIDO NOCTURNO
Mansión Kaiba, 3:15 am.
Aquella tarde toda la Mansión Kaiba gozaba de la acostumbrada, aunque nueva, paz. Pues la mansión nunca había estado tan callada.
¿Por qué tanta tranquilidad?
Tal vez era porque el CEO ya no jugaba con su hermano. Tal vez por que, desde que mando a Tristán al hospital, ya no salía de su estudio. Tal vez por que había regresado a ser el mismo amargado que todos los empleados odiaban. Tal vez... nadie tenía la respuesta.
Mokuba, quien acababa de llegar de la escuela, estaba dispuesto a hallar las respuestas. Dirigiéndose hacía el estudio de la mansión, se paró frente a aquella puerta, girando la perilla lentamente.
Se encontraba tirado en una cueva, apenas y podía ver. Una fogata iluminaba pálidamente el lugar, y las sombras del interior de la cueva lo incitaban a ir allí.
¡Genial! si no eran cabañas con sótanos llenos de monstruos, eran lúgubres cuevas de pesadilla. Se paró débilmente, apoyándose en una de las ásperas paredes del lugar. Iba a salir de aquel lugar, era mejor encontrar la cabaña y acabar con toda aquella alucinación.
Un grito desgarrador, tan potente y tan desesperado que caló hasta el mas recóndito lugar de su alma, lo hizo regresar su vista al fondo de la cueva. Allí, arrastrándose como un perro que suplica la muerte para dejar de sufrir, se convulsionaba un joven mientras vomitaba torrentes de sangre.
El ojiazul no supo que hacer, así que corrió al encuentro con esa persona, pero pronto cayó de espaldas al ver la cara del sujeto.
Aunque las facciones deformadas mostraban claros signos de un joven de su misma edad, era prácticamente irreconocible.
Su cara se deformaba más y más, su boca se alargaba de forma aterrorizante hasta desgarrar los labios, en sus sienes y pómulos se formaban tumores palpitantes como si de corazones desbordados se tratase, los ojos color miel casi se salían de sus cuencas y todo el espectáculo sólo era en la cara.
Los dedos se movían frenéticamente, alargándose. La cutícula de los dedos se desgarraba, dejando salir unas garras largas y afiladas, bañadas en sangre. El talón se alargaba de peor manera, midiendo ahora casi medio metro.
Volvió a mirar su cara, y observó una sonrisa en aquel hocico cubierto de sangre, aquel monstruo arañó su cara y su cuerpo, quitándose la piel muerta y la ropa desgarrada. Terminando de hacer lo suyo, el animal se acercó lentamente a Kaiba, con la cola tambaleante y el pelaje dorado brillando ante la luz de la luna.
Tirado en el suelo, Kaiba tomó lo primero que su mano alcanzó, un trono hueco envuelto en llamas de la fogata.
El animal se acercó a él, pero al ver aquel tronco, emitió un gemido. El ojiazul se sintió como un lunático, pues podía jurar que aquel animal estaba ofendido. Sin importarle nada, blandió aquel tronco, lanzándoselo.
El animal, muy por el contrario de lo que todos se imaginarían, gimió de dolor en vez de rugir de furia. Por unos momentos, Kaiba se sintió como un maldito, pues el animal gimoteaba y lloriqueaba como un cachorro, intentando quitarse la ceniza de sus ojos.
Sin saber exactamente que hacer, se acercó a la bestia, arrodillándose frente a él y tomando su hocico con una mano, le quitó la ceniza de encima. El animal lo miró directamente, y con los ojos brillantes y sinceros, acurrucó sus dos metros de altura en el regazo del CEO.
Kaiba, impresionado por aquel espectáculo, no hizo más que dar palmadas en la espalda del animal. Pero pronto, el terso pelaje de éste, se erizó con brusquedad y comenzó a gruñir con fiereza. Seto miró detrás de él, para ver a quien le gruñía.
O a qué.
Una sombra oscura, de 2 metros y medio, mostraba sus afiliados dientes en un gruñido ronco de ultratumba. Sus ojos rojos contrastaban con su pelaje negro y espeso "cabello" plateado, cortado en moda Punk, aún tenía restos de ropa, así que mostraba unos shorts rojos desgarrados.
Con un potente aullido, se abalanzó sobre Kaiba, dispuesto a despedazarlo.
El ojiazul estaba expuesto, vulnerable, así que no pudo hacer otra cosa mas que pegarse al suelo y cubrirse como pudo. El ataque nunca llegó.
El monstruo dorado que antes había estado en su regazo, dócil y apacible, ahora se había convertido en una fiera. Mostrando sus fauces abiertas de par en par, y soltando dentelladas a su contrincante, se mantenía sobre el cuerpo del CEO, protegiéndolo con todas sus agallas.
El monstruo color azabache, mostrando la fuerza oculta en su increíble estatura, lanzó de un zarpazo al animal dorado haciendo que cayera 7 metros lejos de su presa. Kaiba solo vio venir aquellos enormes dientes sobre su cuello...
A lo lejos, la voz ronca del otro animal herido, gritaba entre sollozos...
"SETO!"
"SETO!"
- SETO! HERMANO! despierta! --- Kaiba despertó, abriendo sus ojos de par en par y mirando alrededor. Se levantó súbitamente del sillón en el que estaba acostado, logrando observar que seguía en su estudio. Un suspiro de alivio salió de su garganta.
¿estas bien? --- preguntaba Mokuba entre lágrimas.
¿Que pasó?
¿Que pasó? ¡te estabas convulsionando! ¡eso fue lo que pasó! --- gritaba Mokuba, extendiendo su llanto.
... perdóname...--- Kaiba tomó a Mokuba en brazos, para tranquilizarlo --- no quise asustarte.
¿Que tienes? ¡Dímelo! estoy harto de todo esto... sniff... ¡si te pasa algo necesitas decirme! --- tras decir esto, se agarró con fuerza de su hermano.
... Mokuba... ni siquiera yo se lo que me pasa...
Q..Que? ¿como que no sabes? --- sollozaba Mokuba mientras miraba el rostro cansado de Seto, sintió como la mano de su hermano limpiaba sus mejillas.
En verdad, no lo se...
Tiene que ver con tus sueños... ¿verdad? --- Mokuba logro ver un brillo de sorpresa en los ojos azules del castaño, dando a entender que estaba en lo correcto --- si es eso, ¡necesitas decirme que es!
son solo sueños Mokuba, solo eso --- su voz sonaba un poco temblorosa, haciendo que el pelinegro se sintiera mas seguro de sus afirmaciones. Kaiba se sentó en su escritorio, encendiendo su laptop e intentando comenzar a trabajar.
Mokuba cerró la computadora, logrando que su hermano lo volteara a ver.
son más que eso... y lo sabes ¿no es cierto?
¿Que? ¿Ahora te sientes psicólogo? --- gruñía con sorna
¿Ves lo que digo? En momentos estás contento, luego triste, luego desubicado ¡y rematas con ponerte fúrico! - Kaiba suspiró en desgano, revolvió sus cabello castaño hasta dejarlo desaliñado, claro signo de un intento para relajarse.
sigh... tal vez tengas razón Moki... creo que el encierro me está afectando un poco. --- se levantó de su silla y, sacando un peine delgado de uno de sus cajones, acomodó su flequillo en el tono formal acostumbrado.
¿A donde vas? --- preguntaba Mokuba, con un tono de reto en su voz.
Ya te dije, saldré un rato para despejarme --- prontamente, sacó un móvil del bolsillo de su pantalón, conectándose con su secretaria de KaibaCorp.
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KaibaCorp.
En la oficina de la nueva, aunque muy ubicada secretaria de Seto Kaiba, se escuchaba claramente una charla por teléfono.
¿qué donde está? ¿para que quieres saber eso, Nazuna?... --- preguntaba la joven castaña a la persona al otro lado de la linea.
ah, no se, tal vez por que TÚ eres su secretaria --- regañaba su interlocutor, con un tono exasperado.
ash, aprovéchate ¿no? --- le decía la secretaria, añadiendo un poco de picardía.
jajaja, que simpática. ¿Sabes por que no ah ido a clases?
no, pero no ah puesto ni un pie en la corporación desde lo sucedido con... bueno, el problema con aquel muchacho. Nazuna... ¿tú crees que...?
¡Ni que Anubis quiera! --- fueron las rápidas palabras de la voz en el auricular.
Tu sabes que los primeros 28 días son los más contagiosos de todos, además... --- sus palabras fueron cortadas por el sonido de otra llamada en camino. --- espera, tengo otra llamada...
La secretaria oprime un botón del teléfono, para dejar esperando a su llamada reciente y dejar pasar la nueva.
Oficinas de KaibaCorp. Ari Castrus al habla... O.O ¡Señor Kaiba! --- gritaba, mientras pensaba por medio segundo sobre si su jefe habría logrado escuchar algo, pero solo fue por medio segundo. La voz de su jefe la regresó de nuevo a la tierra.
¡Castrus! ¿me está escuchando? --- Kaiba elevaba con enojo la voz por el teléfono, para hacerse oír por la castaña.
Lo siento señor Kaiba, estaba desconcentrada, ¿que desea? --- le preguntaba, jugando con sus mechones instintivamente.
No me gusta repetir las cosas, Castrus...
Lo siento jefe, en serio... --- suplicaba con nerviosismo.
¿ay algo importante para hoy en KaibaCorp?
nada que no se pueda posponer, señor Kaiba... por cierto, ¿cuando regresará a la corporación? --- preguntaba, con sumo interés en sus palabras. Pequeño dato que no pasó desapercibido por el ojiazul.
¿por que el interés?
no, por nada, solo es para reestablecer los horarios n nU
los acomodaremos cuando regrese, mientras tanto, manda todas las llamadas importantes directamente a mi bipper, y con importantes me refiero a...
¿A un terremoto arrasando con KaibaCorp, ocasionado por un dinosaurio que escapó del gobierno Koreano y que amenaza con destruir nuestra civilización y todo lo que conocemos?
o.O!... esteee, si... algo por el estilo --- si Ari hubiese podido ver la cara de susto que tenía el castaño, hubiera estallado en risas.
muy bien, que pase un buen día, señor Kaiba n n --- tras decir esto, Kaiba colgó el móvil.
Al momento de terminar la conversación, se puso a meditar sobre la buena gente que era su jefe, aunque sus compañeros de trabajo la vieran con ojos de espanto cada vez que lo sacaba al tema. No le gustaba para nada ver como su jefe manejaba tan dificultosamente su nueva "situación", y era en esos momentos de reflexión, cuando deseaba más que cualquier cosa poder revelarle todo y mostrarle que no estaba solo.
Pero no era posible, por esa y por muchas otras razones mas... entre ellas, el poder proteger a Nazuna. Su mente se iluminó de pronto, conectando la llamada que tenía con anterioridad.
¿Nazuna? ¿sigues ahí?
¿un terremoto arrasando con KaibaCorp, ocasionado por un dinosaurio que escapó del gobierno Koreano y que amenaza con destruir nuestra civilización y todo lo que conocemos?... ¡tu si que tienes imaginación! --- tras decir eso, dejo salir una carcajada limpia, característica de su persona.
¿escuchaste? jejeje, pus ya vez n n
si se oye cansado... me siento sumamente culpable en estos momentos... --- tras decir esto, dejó escapar un suspiro de desánimo por su garganta.
no te pongas así, sabes perfectamente que no podíamos hacer nada... desgraciadamente, yo no estaba cuando pasó... los hubiera detenido.
yo los detuve, aunque no con tiempo... y encima lo que pasó después...Ari, eh estado soñando. --- la última palabras alteró a la muchacha, sabiendo perfectamente a que se refería con eso.
... ¿crees que tu...? sabes que no... bueno, no debes mortificarte... --- su receptor dejó salir un nuevo suspiro, cargado de culpa, Ari solo cerró los ojos.
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Kaiba terminaba de bajar las escaleras de su mansión, cerrando su móvil y colocándolo nuevamente en su bolsillo del pantalón. Mokuba ya estaba sentado en la mesa del comedor, esperando que le sirvieran la comida.
Seto, ¿no vas a comer? en estos ocho días no has comido más que sandwiches que te llevan al estudio --- le reclamaba el pelinegro, sumamente preocupado por los horribles hábitos alimenticios que llevaba su hermano.
Kaiba miró la mesa, observando solamente pastas y ensaladas. A pesar de que sentía un poco de hambre, el ver aquellos platillos en la mesa le quitó el apetito inmediatamente, resultándole extrañamente "incomibles".
No tengo hambre Mokuba, saldré un rato. --- tomando su gabardina del perchero, salió de la mansión.
Mokuba miró por unos momentos la puerta por donde su hermano había hecho acto de salida; sin pensarlo dos veces, escapó del comedor para ir corriendo hacia el estudio de su hermano.
Mientras tanto, Kaiba bajaba las escaleras del pórtico para ir a su limosina, que lo llevaría directo a la salida de su "jardín" que tenía mas de 100 metros cuadrados. Sentía sus músculos un poco tensos, como si tuvieran demasiada energía acumulada, tal vez necesitaba hacer un poco de ejercicio pues hacía ya casi 15 días que no lo hacía.
Con los problemas en la corporación y sus propios problemas personales, no había tenido tiempo de hacer sus ejercicios de rutina. El chofer de su limosina le abrió la puerta, y Kaiba abordó el vehículo.
Dio la orden de ir al Bosque de Dominó.
Le gustaba pasearse por allí de vez en cuando, a pesar de que aún llegaba a perderse en el lugar, le gustaba pasar horas allí. Era como estar en un ambiente salvaje.
Le gustaba la naturaleza, de eso no había duda.
Ahora que lo pensaba bien, tal vez sus sueños eran una forma un poco retorcida de su subconsciente para avisarle que debía tomar unas vacaciones, probablemente le faltaba un poco de convivencia con la naturaleza.
Sus pensamientos no pasaron a más de eso, en 10 minutos llegaron a la entrada del bosque. Kaiba bajó de la limosina, dejando en su asiento el portafolios y adentrándose al interior del bosque.
Sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral, con un vago temor de ser atacado otra vez, pero ahora era de día, además de que iba preparado con un revolver escondido en su nueva gabardina gris, pues la anterior había quedado más que destruida. Había ido al bosque por varias razones, no solo para despejar su mente, sino también para cumplir con la tarea dada por su psiquiatra hacía apenas dos días después de que atacó a Tristán.
Le había dicho que debía regresar al bosque, para afrontar sus miedos y estar por fin en paz con sus demonios internos. Demonios internos...
Recordaba cuando de pequeño soñaba con carreras de caballos, y que él estaba en medio de una estampida. Hasta que su padrastro Gozaburo se hartó de oírlo gritar todas las noches y lo obligó a montar un caballo campeón en un hipódromo, sus pesadillas cedieron.
Tal vez aquellos sueños con lobos gigantes eran parte de su subconsciente, para representar el amor desmedido que tenía por los perros. Si, durante toda su vida soñó con tener un perro, pues nunca había tenido uno.
Tenía 15 perros guardianes, pero eran solo eso, guardianes. No podían mimarse, y ellos no mostraban por él más que respeto y miedo. Le hubiera gustado poder tener un perro que lo recibiera cuando él llegase, aquellos animalitos que te ven como un dios y te valoran y aman sobre todas las cosas...
Pero, ¿para que quería un perro, si su hermanito Mokuba llenaba todos aquellos requisitos? Una pequeña risa, para si mismo, salió de sus labios.
Su mente recordó de pronto la imagen de aquel monstruo dorado en la cabaña y en la cueva... quería recordar donde había visto esos ojos... mieles, destellantes, como ámbares al sol.
Sintió un pequeño mareo...
°°FLASHBACK°°
- ¡¡¡NO! --- todos voltearon a ver quien era la persona que había interrumpido la acción, toda la banda mostró claros signos de reconocer al recién llegado.
- ¡¿Que!... ¡Pero Nazuna! ¿Que no viste lo que me hizo! --- se quejaba aquel hombre.
- ¡Basta!... está a punto de anochecer, será mejor irnos --- declaraba aquella voz, rápidamente se acercó al cuerpo entumecido de Kaiba, quien apenas y podía mantenerse consciente.
Aquella persona se hincó frente a el. Kaiba apenas y podía ver los ojos de esa persona. Sintió como su mejilla era acariciada, y como esos ojos mostraban una profunda tristeza y forzada resignación, como si luchara entre la acción de ayudarlo, o dejarlo ahí.
La persona se arqueó de dolor ligeramente, como si un calambre hubiera aparecido de pronto en su estomagó...le dedico una última mirada a Seto...y se fue.
°°FIN FLASHBACK°°
... Nazuna... --- fue la palabra que el CEO logró pronunciar después de que los mareos terminaron. Después volteó a ver hacía el sol del atardecer, para lanzar una pregunta al aire --- Nazuna... ¿quien eres?
Escuchó un gruñido cerca de él, su cuerpo se erizó de pánico y miró con plena lentitud atrás de su espalda. No era lo que pensó, no era un monstruo.
Era un lobo, un lobo gris de ojos verdes.
Kaiba le hizo frente, como buen genio, había aprendido un poco de todo, entre ello estaba sobre el carácter y la vida social de los lobos. Sabía que si el lobo se sentía amenazado, atacaría sin remedio, era mejor quedarse quieto y no hacer ningún movimiento brusco.
El lobo se acercó a él, a leve trote feliz sin mostrar signo alguno sobre un posible ataque. Se detuvo a solo medio metro del ojiazul, y se sentó frente a él, mirándolo atentamente. Kaiba comprendió que no era peligroso, así que se acuclilló para quedar a la altura del animal y, levantando un brazo dudoso, posó su mano sobre la cabeza del lobo.
El animal frotó su cabeza contra aquella mano, cerrando los ojos dulcemente y volviéndolo a mirar, Seto reconoció esos ojos verdes de algún lugar.
Ey... tu eres el lobo que aparece en mis sueños... o mejor dicho, loba --- la hembra parecía comprender sus palabras, lamió la mejilla del castaño, para después tirar del cuello de su gabardina e intentar guiarlo hacía el corazón del bosque.
Oye! ¿Adonde vas? --- la loba comenzó a correr, y Kaiba no tuvo otra opción más que seguirla al mismo paso.
Llegaron a un pequeño claro, donde los altos árboles circundaban un espacio de apenas 11 metros cuadrados. Se detuvo al ver lo que había allí.
Lobos. Toda una jauría de lobos.
Se sintió intimidado por un momento, pero los animales parecían sentir que no era una amenaza. Sin embargo, el lobo más grande de todos se acercó a él con cautela, era un formidable lobo negro con ojos del mismo color.
Aquel animal se sentó frente a él, como esperando algo del castaño.
Kaiba se volvió a acuclillar, mostrando su mano al frente de lo que parecía ser el "Macho Alfa", y este pareció ejercer una sonrisa en su hocico, para después levantar su pata y colocarla sobre la palma de Seto. Los cachorros de la jauría emitieron un aullido torpe, de principiantes, pero bastante tierno para el gusto del CEO.
Divisó un lobo anciano, tuerto, demasiado débil para acercarse a él, pero observó como movía levemente la cola, mostrando el gusto por su presencia. Seto fue directo hacía el animal, sentándose al lado suyo y recargándose en una piedra tras él.
Aquel lobo tuerto se esforzó un poco para poder ir al lado del joven, recargando su cabeza en el muslo de Kaiba; como cualquier anciano, no tardó ni un minuto en caer en un profundo sueño.
Kaiba observó a tres jóvenes hiperactivos, le parecían la representación de adolescentes, pues los tres se peleaban y mordían los hocicos para llegar primero cerca de él. Era un negro, uno blanco y otro café.
Rió, bastante divertido por la escena que hacían esos lobatos, pero pronto sintió como "algo" se metía al bolso de su gabardina. Metió su mano, pero la sacó inmediatamente al contacto con una bola peluda y regordeta. Volvió a introducir su mano, para sacar un bulto negro de ojos verdes y pecho gris, tan pequeño que apenas y llenaba sus dos manos; el pequeño rufián masticaba su celular, que estaba revestido en piel.
ey tu! dame eso... --- Kaiba intentó quitarle su móvil, pero el cachorro comenzó a emitir gruñidos juguetones y a babear todo el aparato. Se movió histérico, hasta soltarse del agarre e intentar correr. --- oye... ¿estas corriendo, o tambaleándote?
El cachorro mostraba sus cortas semanas de edad, pues apenas y caminaba. Kaiba lo tomo en brazos, para acurrucarlo entre ellos. El cachorrito se quedó allí, mordisqueando el aparato.
La loba lo miraba con mucha diversión, como si atesorara aquella imagen. Después de todo ¿Cuando se puede llegar a ver al gran Seto Kaiba, jugando con lobatos como si fuera uno también?
Si había alguien que también atesoraba aquel momento, era el mismísimo Kaiba.
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Pasadas las ocho de la noche, Kaiba arribaba nuevamente a su mansión. Había permanecido unas pocas horas jugando con la "Familia" de Lomo Gris. Se había enterado del nombre gracias a una cinta azul que el animal llevaba en su pata trasera izquierda, parecía tener un dueño.
Subió lentamente las escaleras de su mansión, cansado más mental que físicamente. Al llegar hasta su habitación, y cerrar la puerta tras él, no hizo más que caer acostado en su enorme cama. Dejó su gabardina arrumbada en la cama y fue directo al baño para tomar una ducha rápida, estaba consiente que olía a lobo.
Especialmente, porque sus perros guardianes casi se abalanzaban sobre él cuando llegó.
Se desvistió con rapidez, y permaneció en la regadera sin hacer nada, más que enjabonándose y sentir el agua tibia resbalar por su cuerpo. Unos gruñidos y lloriqueos ligeros lo hicieron sobresaltarse, para darse cuenta después de que venían de su habitación.
Terminando de secarse, salió de la regadera y se vistió con la usual rapidez que usaba para todas las cosas, además de que los lloriqueos se hacían más insistentes. Terminando de ponerse su pijama azul eléctrico, abrió lentamente la puerta del baño, para mirar su habitación.
Los recuerdos sobre los lloriqueos de aquel monstruo en la cueva, llegaron en el momento más inoportuno.
Para su tranquilidad, no había nada, pero si había un bulto lloriqueando debajo de su gabardina, intentando encontrar una salida para poder respirar. El ojiazul se acercó con cautela, tomó una parte de su gabardina, y de un rápido movimiento la jaló para descubrir lo que había debajo.
¿tu? ¿que haces aquí? --- decía sorprendido, mientras tomaba en brazos al pequeño cachorro negro con pecho gris, este movió su colita alegremente mientras gemía, en un fallido intento por aullar. --- deberías estar con tu madre.
Al oír los regaños del castaño, el pequeño lobezno comenzó a lloriquear de nuevo.
esta bien! puedes quedarte, pero solo una noche porque mañana mismo te regreso con Lomo Gris. --- el cachorro se liberó de las manos de Kaiba, para saltar sobre su hombro y lamerle la mejilla ---...¡ey, tranquilo! que me acabo de bañar... y pensándolo bien, también tú necesitas un buen baño.
El cachorro hizo hacía el frente sus orejas, mientras sus ojos verdes miraban alrededor de aquella lujosa habitación. Sintió como el cuerpo de su protector se movía hacía otro lugar, directo a la regadera.
Quien diría que, con la compañía de aquella curiosa bola de pelos, Kaiba no tuvo ninguna pesadilla aquella noche.
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Lz: que podemos decir!... VIMOS MUUUUUCHAS PELICULAS EL FIN DE SEMANA! xD
Ak: pero no podemos decir porque si no "Estariamos haciendo publicidad en el fic" y lo borrarían ¬¬U
Lz: puras &$#!
Ak: en fin, ahora a contestar reviews!
"Lariza" ((Akire))
ELI-CHAN
"pus ya vez, en el siguiente capitulo… ¡la confrontación!" ((Veremos que hará Kaiba estando frente a frente con Tristán xD)) "¿te gustan los lobos, pus de seguro este capitulo también te gustará xD" ((esperaremos tu próximo review n n))
SETO
"oye! No le digas así a Ari, que es linda la muchacha ¬¬U" ((mosca muerta! xD)) "cállate, que tu Aleina no se queda atrás ¬¬U" ((sobre lo de convertirlo en libro…)) "si checas los reviews, mi profe de español está checándolo para que le haga modificaciones, porque el me va a ayudar para llevarlo a algun concurso y que lo pueda publicar en una editorial! nOn" ((gracias por los halagos n/n, esperaremos tu próximo review))
N17
"hola, pus ya vez, este tardó más, pero creo que valió la espera n n" ((si hubieras entrado de secre, ten por seguro que Kaiba te destazaría en algún capi xD)) "sobre la pareja… ya verás, luego n n" ((esperaremos tu próximo review))
HISAKI RAIDEN
"ey ey! Tranquila yami hisaki, deja un poco de Tristán para Kaiba xD" ((ya verás, luego se descubre porqué el odio de Tristán hacia Kaiba)) "si, es la misma Ari, pero no tiene nada que ver con el fic anterior" ((¿¿mujer hombra lobo, ya vete a dormir yami hisaki U)) "te dan miedo los sueños?... uuuh! No vas a aguantar el capitulo 10!" ((Esperaremos tu próximo review))
LADY GRAYSON
"yo no olvido a ningún reviewer, y tu dejaste solo UN review en The Kidnap U" ((ni siquiera terminaste de leer ¬¬U)) "espero que por lo menos si termines de leer este!" ((Esperaremos tu próximo review))
CE-AT
"Otra a la que le dan miedo los sueños!" ((insisto, no van a aguantar el capitulo 10!)) "si quieren saber todos los secretos sobre este fic… ¡tendrán que seguir leyendo!" ((esperaremos tu próximo review n n))
KIDA LUNA
"última en todo ¬¬U" ((tienes suerte de que los examenes atrasaran la actualización ¬¬U)) "oye! Dame tu cuenta de neopets, para hacerte mi neoamiga!" ((jejeje, ¿Ari o Aleina? ¡que mas da! Las dos son hermanas!)) "por cierto, ¿Quién te contó que Aleina no iba a estar en este fic? xD" ((MUAJAJAJAJA!)) "Rex tiene cuernos y alas, qué, ¿lo pintas con Brocha de Darigan o q pedo?" ((no, lo que pasa es que Kida es un demonio, y se revolcó con una cabra mitad dragón y mitad lobo, y… ¡voila! Nació Rex! xD)) "te pasas Akire ¬¬U" ((Si te vas a deshacer de Rex… ¡yo te lo compro! Para que engendre con Lomo Gris y tengan cachorritos xD)) "yuju! Bebeshitous de Rex y Lomo Gris! nOn" ((esperaremos tu próximo review))
Y YA SABEN, DEJEN REVIEWS!
