Hermione miro a su alrededor, en efecto estaba en la sala común de su casa, pero por un momento se arrepintió de haber pensado en aquel lugar.

Se abrazo con fuerza, tratando de evitar que su cuerpo temblara, aun cuando en la chimenea ardía un buen fuego que hacia de la estancia un lugar cálido.

Se dejo caer en su sillón favorito. No le quedo mas remedio que reconocer que su temblor no era por frío sino por la nostalgia que Draco Malfoy había dejado en su piel.

Nunca antes había experimentado aquellas sensaciones, aquel placer sin limites que hacían que toda ella ardiera como las llamas que contemplaba fijamente.

Pero todo aquello era una locura, una mágica locura, pero al fin y al cabo una locura. Tal vez mañana en la mañana todo pasaría al olvido en la mente y en el cuerpo del chico rubio, por ser como era, por ser quien era; y sin duda en ese preciso momento, ella seria el motivo de burlas en la casa Slytherin por haber caído tan fácil en las redes de Draco Malfoy.

Tomo la triste decisión de ignorar lo sucedido. Eso seria lo mejor para todos. Y con ese firme propósito subió hasta su habitación a esperar el nuevo día.

Draco Malfoy caminaba rápidamente de un lugar a otro por toda la sala común de su casa. Respiraba rápidamente y su corazón latía muy a prisa. De tanto en tanto se pasaba su mano por su cabellera platinada de forma frustrante.

Había caído en las redes de su propia trampa. Había ido de casería y resulto cazado.

Como demonios iba a lograr sacarse de sus pensamientos esa mirada, esa sonrisa; como iba a hacer para quitarse ese perfume femenino, que ahora manaba por cada uno de sus poros, olvidarse de la suavidad de sus besos, ignorar el deseo incontrolable de tomarla entre sus brazos y hacerla suya.

Y es que nunca imagino que Hermione Granger seria alguien tan especial, capaz de borrar en un instante toda su amargura, toda su soledad y sobretodo ese odio que corroe hasta el alma.

Quizás ella tenia razón, quizás lo mejor era olvidar y hacer como que nada había ocurrido. Aunque tenia la sospecha que aquello no seria nada fácil.

Pero él era un Slytherin y no podía dejar que el corazón nublara la razón.

Así que mañana en la mañana él la trataría igual que siempre.

Sin duda alguna los dos jóvenes no tenían la mas mínima sospecha de lo difícil que les iba a resultar poder cumplir sus propósitos a cabalidad

Porque el día que comenzaba les tenia preparadas algunos encuentros.

El primero se llevo a cabo durante el desayuno. Draco se encontraba sentado entre sus compañeros, con la vista fija en el diario El profeta, que recién una lechuza marrón había dejado en sus manos. Intentaba concentrarse en la lectura, pero le resultaba en vano. A cada ruido que escuchaba volvía la mirada hacia las puertas del Gran Comedor, maldiciéndose a si mismo cada vez que lo hacia, porque reconocía su deseo imperioso de verla.

-"Es suficiente... compórtate... ya tomaste una decisión... así que cúmplela", pensó Draco, forzándose a leer lo que tenia entre sus manos.

Hermione entró en ese preciso instante, acompañada como cada mañana por Harry y Ron. Los chicos charlaban animadamente sobre su tema preferido: El Quidditch, mientras la chica no había hablado una palabra en todo el trayecto. Bajo la mirada mientras pasaba cerca de la mesa de Slytherin para no sucumbir a la tentación de buscar allí al causante de su noche de insomnio.

Luego se sentó entre sus dos amigos quienes comenzaron rápidamente a probar con avidez los alimentos que ya habían aparecido sobre la mesa.

-Mira Hermione... tu mermelada favorita... exclamo Harry acercándole un recipiente de cristal.

La chica sonrió amable y lo tomo entre sus manos, coloco un poco sobre una rebanada de pan, y mientras lo extendía delicadamente sobre la superficie, tuvo la repentina fantasía de estar untando esa mermelada sobre una pálida piel para luego retirarla de una forma poco pudorosa.

Un poco mas allá, justo frente a ella, pero sentado en otra mesa, un chico rubio sonreía con malicia debido a las imágenes que cruzaban por su mente, producto de la idea de probar sobre la piel de cierta morena, la mermelada que de tanto en tanto acompañaba los desayunos de Hogwarts y que esa mañana había llamado su atención por primera vez.

Levanto sus ojos al frente y el corazón le dio un vuelco al percatarse que estaba siendo observado por unos ojos color miel, los mismos que se habían adueñado de sus horas de vigilia nocturna.

La dueña de esos ojos comprendió que había sido capturada por una mirada gris, por lo que sintió a sus mejillas sonrojarse.

Draco mantuvo su mirada sobre Hermione, queriendo inútilmente probarse que podía resistirla sin doblegarse.

Ella desvió sus ojos hacia Harry, porque él había llamado su atención.

-"No lo mires a él... mírame a mi... tu eres mía... solo mía...", pensó Draco con odio renovado hacia su enemigo.

Sin embargo rápidamente alejo esos pensamientos que en nada ayudaban a concretar su decisión.

La primera clase de ese día, era Transfiguraciones. La profesora McGonagall tomo la palabra una vez que todos los estudiantes estaban ubicados en su lugar.

-Hoy vamos a estudiar el arte de dominar el fuego... algo que salvo a muchos de los nuestros de morir en la época de la Inquisición... y que ha constituido sin duda un sello de superioridad... por ello voy a pedirles que se despojen de sus túnicas... que los chicos se arremanguen las mangas de sus camisas... y las chicas recojan sus cabellos con coletas... ya que el calor puede llegar a ser insoportable... y no quiero accidentes que lamentar luego.

Así lo hicieron, mientras la profesora McGonagall hacia aparecer una enorme fogata en medio del salón. Luego los alumnos se colocaron alrededor escuchando atentamente las enseñanzas de la vieja bruja.

En efecto como lo había predicho la profesora el calor fue aumentando en el aula, a medida que los minutos de clase pasaban.

Los chicos poco a poco se aflojaron las corbatas, algunos ya se la habían quitado, mientras otros se habían abierto la mitad de la camisa.

Las chicas por su parte usaban abanicos aparecidos por movimientos de varitas.

Draco Malfoy terminaba de quitarse la corbata, mientras se percataba de las miradas femeninas que se posaban sobre él, sin embargo solo de una de esas miradas quería toda la atención. Pero ella estaba muy concentrada en la clase.

Frustrado, intento también seguir las explicaciones de McGonagall, cuando observo con molestia como un chico no quitaba sus ojos de los pechos de Hermione, los cuales estaban muy bien definidos, ya que tenia la blusa completamente pegada a su piel producto del calor.

Camino decidido hasta la chica y empujándola la aparto de la visión del chico.

-Pero... ¿que te pasa?... pregunto Hermione por lo bajo, para tratar de no llamar la atención.

-Hazme el favor y tápate... dijo Draco entre dientes, sin poder evitar mostrarse celoso.

Hermione lo miro sorprendida, bajo sus ojos hasta su pecho y al contemplarse, comprendió la actitud de Draco. Sonrió coqueta. Levanto el rostro, hecho un poco los hombros hacia atrás, aparto al chico rubio y se coloco delante de él, ubicándose justo en el mismo lugar en donde momentos antes había estado.

Draco no pudo ocultar su soberbia al contemplar la actitud de la chica morena. Y sintió como sus oídos comenzaron a silbar, al notar que no solo Justin volvía a mirarla sino que otros chicos ya se habían percatado de su dotes.

Aquello lo desespero aun mas, pero antes de que pudiera actuar bajo el efecto de los celos, la profesora McGonagall volvió a tomar la palabra

-Explicados los conceptos básicos... ha llegado el momento de la practica... por favor colóquense en una fila... uno a uno irán pasando... invocaran el conjuro y veremos si en esta hora han captado algo de la clase.

Hermione fue la primera en realizar la practica. Y como siempre, sin ser una sorpresa logro dominar el fuego con brillante maestría. Sus compañeros Gryffindors aplaudieron y ella se inclino hacia ellos en forma cortes, sin percatarse que aquel gesto ayudo un poco mas a que su escote se hiciera mas evidente.

Los chicos que aun la observaban no pudieron evitar sentirse admirados y exaltados ante aquello, Draco apretó las manos en sendos puños mientras observaba como de forma coqueta Hermione se soltaba el cabello.

-Muy bien Srta Granger... excelente... una vez que realicen la practica se pueden ir marchando... para que se refresquen para la próxima clase... dijo la profesora de Transfiguraciones al resto de la clase.

Una idea cruzo por la mente de Draco, por lo que empujando a quien ocupaba el tercer puesto en la fila, tomo su lugar para realizar cuanto antes su practica.

Vio de reojo como Hermione tomaba su túnica y su mochila para luego caminar hasta la salida del aula.

El chico realizó sin ningún problema los hechizos requeridos, dejando a todos los presentes un tanto sorprendidos y algunos murmuraban que tal vez esa destreza se debía a su entrenamiento como mortifago.

La profesora McGonagall lo felicito. Él no medio palabras con ella ni con nadie para abandonar el aula de clase.

Camino rápidamente por los pasillos, tomando atajos para llegar primero a la sala común de Gryffindors. Se detuvo frente al retrato de la señora gorda quien lo miro con ceño fruncido

-Tu eres un Slytherin?... dijo la mujer regordeta desde la pintura con voz cantarina... creo que te has equivocado querido... esta es la entrada a la torre Gryffindors...

-Si lo se... dijo Draco con expresión molesta... pero espero a alguien.

Se escucharon unos paso y volviendo su mirada tras de si pudo observar como una figura humana se iba haciendo mas clara a medida que se acercaba a él.

Hermione se detuvo en seco al ver a Draco recostado de la pared.

-¿Qué quieres?... dijo con un tono de voz entre asustada y molesta.

Como se suponía que podría sacarlo de su vida y de su mente, si el destino o lo que fuera se empeñaba en juntarlos

-A ti... respondió el chico rubio con una sonrisa maliciosa, mientras su mirada anhelante recorría de arriba a bajo el cuerpo femenino.

Hermione retrocedió un paso.

La razón le gritaba que corriera, que escapara de allí, o que le aplicara alguna maldición, porque su corazón deseaba algo muy diferente.

Draco se acerco lentamente a ella, acortando la distancia sin apartar su profunda mirada.

Ella retrocedió nuevamente, pero él la tomo rápidamente por la cintura y la apretó contra su cuerpo de forma posesiva.

Busco sus labios y los beso con desespero, siendo correspondido con la misma intensidad.

Pero no solo los labios y la lengua de ambos estaban desbocados, sus manos se recorrían sin control, tocando y acariciando cada rincón.

Se separaron un poco para respirar. Se miraron con deseo.

Escucharon pasos.

Draco miro hacia los lados, buscando un lugar donde esconderse.

Hermione saco su varita mágica y sin desprenderse del abrazo masculino, toco la pared que tenían a un lado, donde rápidamente apareció una puerta.

Él sonrió y sin dudarlo poso su mano en el picaporte.

Draco hundió su cara en el cuello de Hermione para besar y morder su piel una vez que estaban dentro de una habitación desconocida, que en penumbras les dio albergue sin problemas.

-Esto no esta bien...lo sabes ¿verdad?... susurro Hermione.

-Lo se... pero no puedo evitarlo... me has vuelto loco... confeso Draco mientras besaba y lamía la piel que poco a poco fue dejando libre de tela, al ir quitando la blusa del uniforme escolar... estoy completamente loco por ti, Hermione.

La chica Gryffindor ahogo un grito de sorpresa ante aquellas caricias. Especialmente porque él la había llamado por su nombre.

Tomo su rostro entre sus manos y lo obligo a mirarla.

-¿Qué es lo que pretendes?... pregunto ella dudosa de querer escuchar la respuesta.

-Hacerte mía...

Y dicho esto Draco la empujo contra la pared, mientras volvía a besarla y sus manos se deslizaban por debajo de su falda.

Hermione se dejo llevar por sus deseos. Quito con cierta brusquedad la camisa que cubría la piel pálida del chico que contrastaba eróticamente con la suya, la cual era mucho mas morena. Bajo lentamente sus manos desde el pecho masculino, pasando por su moldeado abdomen, hasta introducirse por entre los pantalones, liberando de sus ataduras el miembro masculino que clamaba desde hacia varios minutos por ser el principal protagonista de la situación.

Él se apodero de sus caderas, y abriéndose paso por entre sus piernas, se recostó sobre ella.

Con rítmicos movimientos froto suavemente esa parte de su cuerpo contra la concavidad femenina, preparando así el camino para una próxima invasión.

Ella suspiraba sin poder evitar perderse en aquella profunda mirada gris que se apoderaba de todo sus sentidos, dejándola totalmente a su merced.

Luego comenzó a besarla, al mismo tiempo que iniciaba la penetración de su cuerpo.

A medida que los besos se profundizaban, en esa misma medida, Draco invadía mas y mas a Hermione.

Una danza se inicio una vez que ambos cuerpos se acoplaron. El dolor había vuelto, pero era soportable, porque ella había decidido ignorarlo, ya que la forma en que era besada le hacia experimentar un estado de euforia donde no había cabida para otro pensamiento que no fuera rendirse por completo.

Draco entraba y salía. En un principio de forma sutil, luego de forma vigorosa, poco a poco la pasión tomo el control.

Hermione sentía en su espalda la rugosidad de la pared contra la cual era recostada con mas fuerza a medida que el ritmo de la danza aumentaba. Aquello también producía cierta molestia, pero de igual forma fue ignorado.

Él dejo de besarla por unos momentos, para poder llenar sus pulmones del aire necesario que oxigenara cada célula de su cuerpo, porque sabia que iba a necesitarlo. Ella aprovecho aquello para dejar escapar suspiros, gemidos y gritos ahogados que solo sirvieron para hacer que su amante reaccionara con exquisita violencia.

El momento cumbre estaba llegando, tras largos minutos, que bien pudieron haber sido horas de embriagante pasión.

Hermione sonrió al sentir un indescriptible cosquilleo que recorría con rapidez toda su espalda, haciendo que su cuerpo temblara una y otra vez, siendo esto percibido completamente por Draco, quien se sintió complacido dejando desbordar su esencia dentro de la chica para alcanzar así juntos un maravilloso clímax.

Y luego lentamente la danza fue llegando a su fin.

Jadeantes y sudorosos, ambos jóvenes se separaron un poco, pero sin dejar de abrazarse. Draco mordió suavemente el labio inferior de Hermione, mientras ella hundía sus dedos en la rubia cabellera.

-Por primera vez en mi vida no me importa no haber asistido a un clase... dijo ella entrecortadamente.

-Me imagino la cara de tus amiguitos si supieran que has estado haciendo y con quien... dijo él sonriendo con malicia.

Avergonzada Hermione lo empujo suavemente. Solo en ese momento calló en cuenta de cómo había actuado. Y también se imagino la reacción de Harry y Ron si llegasen a enterarse de todo eso.

Una lagrima rodó por su mejilla, mientras se apartaba de Draco para buscar su ropa.

-"Asume tus actos... él no te obligo... lo hiciste porque así lo quisiste... fue... y sabes muy bien lo que eso significa", pensó Hermione reconociendo que jamás nada volvería a ser igual.

-"Pero ¿que le pasa?... ¿qué hice?... ¿qué dije?... no puede ser que esos dos idiotas le importen tanto", pensó Draco indignado.

La tomo por el brazo y de forma brusca la volvió hacia él. Iba a reclamarle su actitud, cuando vio en su mirada algo más.

Y sintiendo como miles de mariposas aleteando en su estomago dijo

-Lo siento...

Fue lo único que salió de la boca de Draco. Ella lo miro con incertidumbre y sorpresa.

¿Draco Malfoy pidiendo disculpas?.

Aquello era algo insólito.

Pero era lo mas sincero que el chico rubio hubiese podido decir en ese momento, porque no creía merecedor de ese algo más.

Hermione suspiro al ver en aquellos ojos grises un brillo extraño, un brillo que tal vez era la respuesta a todo aquello.

-Creo que mejor nos vamos... dijo Draco mientras tomaba sus ropas del suelo, tratando de adoptar su actitud habitual... necesito aire fresco.

La chica sintió una puntada de dolor en su corazón.

-Si... me imagino que... que... quieres ir a bañarte... dijo Hermione tratando de disminuir al mínimo la amargura en su voz al ver como él se alejaba de ella, cuando había pensado tan solo por un momento que podría llegar a corresponderle.

Draco sonrió, pensando que tal vez era un invitación a continuar el encuentro en el baño de los prefectos.

-Para limpiarte del sudor que esta sangre suc... comenzó a decir Hermione.

Pero no pudo terminar la frase al ser sellados sus labios por unos tembloroso dedos.

-Hey... de donde sacas semejante idea... le reprocho Draco algo ofendido.

Otra lagrima comenzó a rodar por una de las mejillas de Hermione. Se tapo la cara con las manos y comenzó a llorar.

Draco se sintió abrumado y sin saber como actuar ante aquella repentina actitud.

Tímidamente la abrazo y para su sorpresa ella se aferró a él con fuerza.

-Dime que todo esto no es una mentira... dime por favor que no he sido simple diversión para ti... suplico Hermione con voz temblorosa.

Él acaricio sus húmedas mejillas, sin poder atinar a decir algo.

Cerró sus ojos, al sentir claramente los latidos del corazón de la chica contra la piel de su pecho.

Se aparto de ella al comprender que desde ese momento ya no podría vivir sin ella.

En la lejanía se escucho una salva de campanadas, anunciando que la hora del almuerzo había llegado.

Hermione se sintió rechazada y con profunda rabia y frustración termino de vestirse.

Con un toque de su varita mágica pudo materializar de nuevo la puerta por la que salió sin problemas, dedicándole una ultima mirada, pero él no pudo resistirla y bajo sus ojos ladeando su cabeza tratando en vano de ignorarla.

Ella también bajo su mirada y con actitud derrotada abrió la puerta y abandono la habitación, dejando al chico rubio atrás.

Y una vez que la puerta se hubo cerrado, las lagrimas volvieron a adueñarse de sus ojos al formarse un juicio erróneo de la situación.

-"OH... que ilusa... que idiota... pensar que... tal vez él... oh... por todos los cielos... ¿qué hice?... pensaba tristemente mientras corría escaleras arriba, a su habitación una vez que había llegado a la casa común, no encontrando para su alivio ni a Harry ni a Ron en su camino.

Draco no supo cuanto tiempo permaneció allí, en aquel oscuro lugar, recostado de la pared, tratando inútilmente de ordenar sus ideas, tratando de borrar de su corazón ese sentimiento que se abría paso como un corcel buscando libertad.

Suspiro profundamente al tiempo que recogía su túnica del suelo y se vestía con ella.

Camino pensativo por los pasillos de Hogwarts hasta que se detuvo en una esquina al escuchar voces que se acercaban.

Un grupo de chicos hablaban animadamente

-Vamos Ernie...exageras... tampoco fue para tanto... dijo Neville Longbotton con la mirada fija en el suelo y sonriendo con timidez.

-Claro que si... estuvo fabuloso... hiciste ese injerto perfecto... hasta la profesora Sprout quedo fascinada... verdad chicos que fue fenomenal... discutió Ernie de forma entusiasta.

-Así es... dijo Ron quien adopto la postura de la profesora de Herbologia e imitando su tono de voz continuo... sin duda alguna lo mejor que he visto en años en Hogwarts

Los chicos comenzaron a reír y dándole palmadas de sincero apoyo hicieron que Neville se ruborizara un poco, pero su pecho se ensancho de orgullo.

Draco los observo mientras pasaban a su lado, muy absortos en su conversación como para darse cuenta de su presencia.

Un dejo de rabia lo invadió, pero una rabia diferente a la que pudo haber sentido en otro tiempo, era la rabia producto del deseo de estar allí en medio de ellos, en medio de ese cálido ambiente.

-"Es muy tarde para eso... además tu eres un Malfoy... desde cuando te importan esas muestras de cariño?... se recrimino a si mismo.

-Buenas tardes señor Malfoy... dijo una voz fría a sus espaldas.

El chico rubio se asusto al reconocer casi inmediatamente esa voz antes de volver su mirada hacia su dueño.

-Se puede saber, ¿por qué usted no ha asistido a todas las clases de este día?... pregunto Snape con severidad.

Draco no contesto. No tenia intenciones de inventar excusas y mucho menos de decir la verdad.

-Me parece que usted ha estado poniendo su atención en otras cosas... continuo Snape con frialdad... y creo que ha llegado el momento de comportarse como un verdadero mago, mas allá de su apellido, más allá de prejuicios, mas allá de usted mismo... Es el momento de comportarse con honor... y dejar que el pasado sea pasado y vivir el aquí y el ahora... porque la vida pasa y no hay una segunda oportunidad.

Al escuchar aquellas palabras Draco se quedo de una pieza, y con una mirada de asombro e incredulidad miro a su profesor, sin poder pestañar.

Snape no cambio la expresión de su rostro, tan fría e indiferente como siempre. Solo se limito a hacer una pequeña inclinación de cabeza y concluyo diciendo:

-Aun el día no ha terminado... y quizás le quede algunas cosas por hacer que seguirán distrayendo su atención... pero mañana lo quiero de vuelta a sus deberes.

El jefe de la casa de las serpientes se perdió al dar vuelta en la primera esquina.

Draco aun no salía de su ensimismamiento. Aquel hombre le había dado la solución a sus problemas, sin él comunicárselas. Sin él pedírselo le había abierto los ojos a la realidad.

Corrió por los pasillos, volviendo de nuevo al lugar donde había estado antes.

Jadeante miro al retrato de la señora gorda quien le sonrió

-Tu otra vez... dijo con picardía... acaso vienes a que cierta jovencita te...

-Malfoy ¿que haces tu aquí?... grito Harry al llegar a su lado.

-No me grites... se defendió el rubio... que no es a ti a quien busco.

-A quien sino... dijo altanero Ron, mientras Neville lo sostenía de la túnica

-Quiero hablar con Hermione... dijo Draco de forma decidida.

-¿QUÉ?... gritaron al unísono Harry y Ron...

-¿Qué quieres con ella?... pregunto Ron ofendido...

-Ella no tiene nada que hablar contigo... grito Harry amenazándolo con la varita mágica... así que vete.

-Vine a hablar con ella... y no me voy de aquí Potter... ni tu ni nadie va a impedirme que vea a Hermione

Draco cruzo sus brazos en su pecho y se planto frente al retrato de la dama gorda

Harry y Ron se miraron incrédulos. No podían entender la actitud del chico rubio. Ni mucho menos el porque quería hablar con Hermione.

¿Y desde cuando Draco Malfoy llamaba a Hermione por su nombre?

-Escúchame bien esto Malfoy... Hermione no tiene nada que hablar contigo... y no me obligues...

Harry debió reprimir su actitud amenazante, porque la profesora McGonagall estaba detrás de Draco, con su habitual mirada severa.

-¿Qué ocurre aquí?... dijo la jefa de la casa de los leones, recalcando cada silaba.

-Solo quiero hablar con Hermione profesora... se explico Draco sin apartar su mirada de Harry, ni de Ron.

La profesora alzo una ceja con actitud reservaba.

-Y puede saberse para que... pregunto con educación

-Disculpe profesora... es un asunto privado... respondió Draco con el mismo tono educado

-Tu no tienes nada privado que hablar con Hermione... grito Ron rojo de ira.

-Señor Weasley le agradezco se comporte...dijo la profesora McGonagall... muy bien señor Malfoy... espere aquí... y ustedes por favor entren a su casa...

Neville y Seamus fueron los primeros en entrar. Harry y Ron permanecieron, sin moverse, con actitud desafiante frente a Draco.

La jefa de Gryffindors, debió tomarlos a ambos por el brazo y arrastrarlos a través del retrato.

Draco vio como el retrato se cerraba frente a él, y una angustia lo invadió

-Y si no sale... y si no quiere nada conmigo... y si... y si...

Al cabo de pocos minutos Hermione apareció por el agujero detrás del retrato. Tenia una expresión en su rostro que Draco no pudo descifrar, pero sin duda alguna era toda una sorpresa para la chica morena aquella visita, y sobretodo de esa forma, a esa hora y sin importarle que toda la torre Gryffindors se había enterado de la insistencia y el desafío del Slytherin.

-Hermione... ne... necesito... eeeeh... que... ha... hablemos... yo... eeeeh... bueno... en realidad... soy yo... yo... el que quiere hablar... tartamudeo Draco tratando de encontrar las palabras adecuadas...

-¿Por qué?... ¿por qué me haces sentir así?... ¿por qué me haces esto?... pregunto Hermione con tono molesto

Él se estremeció. Su corazón comenzó a latir quizás cuatro veces mas que su ritmo normal.

No encontraba la forma de explicarle, éll solo sabia que todo había comenzado como una venganza y ahora ella se había convertido en la razón de su vida.

-Déjame... no me busques mas...

-Pero Hermione... escúchame... yo

Draco la tomo de la mano y trato de acercarla a él, pero ella se resistió.

-Ya oíste Malfoy... déjala en paz... dijo Harry con furia contenida, quien había salido por el agujero del retrato seguido de Ron.

Hermione noto la desesperación de Draco al ser interrumpido y un destello luminoso en sus ojos grises la desconcertó. Sin embargo con Harry y Ron tan cerca no era posible aclarar a situación por lo que dijo

-Vamos a dentro... hace frió aquí

Draco la vio marcharse.

De nuevo estaba solo.

Dio un paso al frente y con profunda tristeza dijo

-No... no me dejes... me gustas... me gustas mucho...

Una vez mas aquella noche, el sueño reparador no llegaba. Miles de imágenes cruzaban por su mente, haciéndolo retorcerse entre las suaves sabanas de un color verde oscuro. El rostro de su padre y el de Lord Voldemort se mezclaban y junto a un frió que cala hasta los huesos abrió los ojos abruptamente.

Su corazón palpitaba a mas de mil y su respiración entrecortada le obligo a permanecer quieto para lograr retornar a la realidad. A comprender que solo había sido una terrible pesadilla.

Cerro de nuevo los ojos tratando de encontrar el confort necesario, pero un ruido extraño le hizo estar alerta.

Luego sintió como una parte del colchón de su cama se hundía por el peso de algo o alguien.

Se volvió con varita en mano, listo para la defensa, pero por solo unos segundos pudo evitar invocar una maldición al contemplar a la persona que yacía a su lado.

-Disculpa por entrar así... no era mi intención asustarte... dijo en un susurro con cierto temor.

-Hermione... pero ¿qué haces aquí?... dijo Draco un poco asustado.

-Querías hablarme ¿no?... bueno vine a que habláramos... dijo Hermione bajando un poco la mirada.

-¿Cómo entraste?... ¿quién te dio la contraseña?... ¿cómo sabes donde duermo?... pregunto Draco incorporándose lentamente.

-Bueno... es que... tengo ciertos contactos... veras... Dobby... el elfo domestico me...

Pero de pronto aquellas explicaciones ya no importaban.

Allí estaba ella, en camisón, en su cuarto, en su cama. ¿Qué mas podía pedir?

La tela trasparente dejaba ver sus atributos femeninos, que ya él conocía y de pronto nacieron las ansias por disfrutarlos una vez mas.

Ella siguió en el relato de su odisea, cuando sintió la profunda mirada de él recorriendo su cuerpo.

-Me estas oyendo?... pregunto algo molesta

-No... dijo Draco con sinceridad...

Pero antes de que pudiera protestar, comenzó a besarla.

Ella cerró sus ojos al sentir los labios masculinos sobre los suyos y una lengua ágil entrando en su boca y acariciándola con suavidad.

La acomodo sobre la cama y lentamente se coloco sobre ella. Sus manos arremangaron el camisón hasta el nivel de la cintura y se internaron por debajo de la tela hasta posarse posesivamente sobre sus pechos, acariciándolos de forma vigorosa.

Hermione se estremeció. Mordió el labio inferior de él, al tiempo que alzaba sus brazos.

Draco entendió aquel gesto y con rapidez la despojo de la prenda de dormir, dejando sus pechos al aire y listos para satisfacerlo.

Los devoró con pasión, recorriendo con sus labios la suave piel y de tanto en tanto su lengua se adueñaba de sus morenos pezones, arrancando de esa forma suspiros y gemidos de la boca de Hermione, quien dejo que sus dedos se enredaran el los rubios cabellos de Draco.

Él podía sentir sobre la piel de su cráneo y de su cuello el roce sutil de las yemas de los dedos de ella, y el agudo roce de sus uñas, algo que le hacia experimentar un cosquilleo que recorría su espalda.

Como respuesta profundizo sus caricias mientras ella lo atraía mas hacia si.

Sintiendo la necesidad de algo mas, ambos chicos dejaron que los labios volvieran a unirse.

Mientras era besada apasionadamente Hermione podía sentir como Draco acariciaba sus muslos, su entrepierna. La despojó de su ropa interior; algo que ella imito sin demoras.

Ahogo un gemido cuando el miembro varonil rozo el centro de su sexo, para luego recorrerlo despacio y suavemente haciendo que poco a poco ella lo deseara dentro de su cuerpo.

Alzo un poco sus caderas, mostrando de esa forma su disposición a ser penetrada, a ser invadida, a ser conquistada.

-Lo quieres ahora... pregunto Draco con deseo.

-Si... afirmo Hermione mirándolo a los ojos.

Draco penetro el cuerpo de Hermione lentamente, tratando de que ella se acostumbrara a él.

Beso sus labios tratando de atrapar sus gemidos.

Pero no pudo controlar el deseo de hacerla suya por completo, por lo que aumento el ritmo haciendo que poco a poco cada penetración fuera mas profunda.

La cubrió con todo su cuerpo haciendo que el roce de él dentro de ella fuera mayor, hasta llevarla al clímax máximo.

Sintiendo un torbellino de sensaciones que la recorrían desde su bajo vientre, se aferró a la espalda de él y en un susurro le dijo

-Acuéstate...

Draco obedeció sin problemas.

Y sin perder el contacto intimo, ella abrazo las caderas masculinas con sus piernas mientras él tomando las caderas femeninas las empujaba con fuerza hacia su pubis, logrando así ocuparla por completo.

Hermione comenzó a subir y a bajar sobre Draco. Y pronto se acoplaron en un rítmico bamboleo, haciendo que gemidos y gritos se confundieran entre suspiros y jadeos.

Luego de un tiempo interminable y perdiendo el control de si mismo un impresionante vértigo los unió en una explosiva culminación, haciéndolos temblar de pasión.

Ella se dejo caer sobre él exhausta.

Él trataba de recuperar el aliento, mientras acariciaba su espalda.

-Draco...¿cómo voy a hacer ahora para poder vivir sin ti?... pregunto ella de forma inocente acurrucando sobre su pecho.

-Solo si tu me dices... ¿cómo hiciste para robarte mi corazón de esta manera?...

Ella sonrió feliz.

Se besaron lentamente.

Y mientras volvían a abrasarse, dijeron al mismo tiempo

-¿Cómo hice para vivir sin ti todo este tiempo?.

Fin.

Muchas Gracias por sus RR...