Los personajes de HP no son de mi propiedad, al contrario de casi todos los demás.
Para cualquiera que lea este fic: gracias. Espero que les haya gustado el primer chap y este que leeran.
Anne Frank era una mujer decidida. Actualmente estaba en Rumania escribiendo su 5to libro. Había asistido a Hogwarts, era de la casa de Ravenclaw y aunque era menor que Lily, Rebeca y Clarise, ella pertenecía al grupo. Provenía de una familia de "sangre pura", pero a ella eso le importaba un cuerno.
Como sus padres querían que ella fuera alguien, estudió para ser medimago. Pero su atracción por la anormalidad, en un mundo mágico ya bastante raro, era mayor. Terminó los estudios. Pero desde ese entonces estaba desligada a su familia. Tenía un hermano mayor y por lo que se enteró tiempo después, había muerto por la causa de Lord Voldemort, al igual que su familia poco después.
Sus primeros libro habían sido ensayos comparativos entre la medicina muggle y la mágica. Con ellos ganó cierto respeto en el mundo de los medimagos. Ahora se encontraba en Transilvania, un pueblo donde los muggles saben que existe lo sobrenatural, donde los vampiros y licanos eran cosas del diario vivir.
Ahora que tenía los contactos y su investigación estaba casi completa, iba a viajar a otro pueblo lleno de sus especies de campo. La noche antes de marcharse fue a un bar. Se tomo varias copas, bueno muchas. En un corto lapso de tiempo le pareció haber visto a un conocido. Ella sabia que pertenecía a las filas del lado oscuro con solo verle la cara. Era Severus Snape, un "indeseable" de Slytherin. Al otro día no recordaba bien lo del bar. Un amigo suyo, vampiro, la encontró por ahí y la llevó a donde ella se alojaba. Era tarde y si no salía perdería su vuelo. Se marchó. Eso sucedió en el mes de agosto.
- Ya era hora de que llegaras - le dijo Clarise a Sirius mientras este entraba en el apartamento. Él no tenía una cara de felicidad, más bien, tenia cara de que alguien había muerto. Ella se preocupó.
Habían estado saliendo desde que se conocieron en la boda de los Lupin, hacia más o menos 2 años. Ella esperaba ansiosa de que algún día ellos se casaran.
- Clarise – dijo él con pena – esto debe terminar
- Pero, ¿por qué? – le dijo ella llorando
- No quiero que te lastimen por mi culpa – dijo él por enésima vez esa noche
- Pero quiero seguir a tu lado
- Yo también, pero es peligroso y no quisiera que te involucres. Por favor Clarise, entiende mi posición. – él la abrazó. Ella estaba llorando. No entendía por qué las cosas tenían que ser así.
Él la estuvo consolando por un rato. La besaba, le decía que le amaba y que por eso el tomaba esa decisión. Y como una cosa lleva a la otra… aquella fue la última noche en que Sirius Black durmiera con ella. A la mañana siguiente, al ella levantarse, solo encontró una nota que decía:
"Por favor, no me escribas, yo lo haré para saber como estás… perdóname".
Ella se mudó unos días después a otra parte de Inglaterra. Aquel mes de noviembre traería más sorpresas de las esperadas
La puerta del apartamento se abrió violentamente. Anne entró enfurecida.
- ¡Tú…! ¿Cómo te atreviste? Confié en ti y así me pagas – le vociferó a un vampiro sentado en un sillón.
- Pero Anne, querida, tu ya sabes que me gustan los hombres - dijo el vampiro sin saber de que rayos Anne hablaba
- Ya lo sé, ¡Pero me dejaste embarazada!
- ¡Estas embarazada! Pero, ¿De quién? Porque yo no te he puesto la mano. – le contestó su amigo vampiro
- ¿No fuiste tú Gabriel? Entonces, ¿Quién?
- ¡Ah picara! Ni siquiera sabes con quien te acuestas…
- No me he acostado con nadie en los últimos 6 meses – le dijo Anne – o al menos eso parecía.
- Y, ¿Cuántos meses tienes?
- Tres
- ¿Y cuándo te enteraste?
- Ayer
- ¡Ayer! Pero que despistada. Y ¿Cómo encontrarás al padre?
- Hace entre dos a cinco meses estuve solamente en este país, así que debe o debió estar aquí en ese periodo de tiempo. Necesito una prueba de sangre… - a Anne se le ocurrió una descabellada idea – Necesito tu ayuda – le dijo mientras lo agarraba por el cuello y lo arrastraba al baño.
Minutos después Anne tenía la prueba de sangre que necesitaba. Conjuró un hechizo y de la sangre surgió un escudo de armas.
- ¿Conoces a alguien que posea este escudo? – le preguntó a Gabriel
- No, ningún vampiro u hombre que conozca de este lugar tiene ese escudo. Es más, ese parece ser un escudo de armas inglés.
- ¿Inglés? – Anne sacó de su pequeño bolso Heavyless un enorme libro de escudos ingleses
- Ay querida, ¿Tu siempre andas con eso?
- No, lo encontré en una librería hace unos días y pensé que me podría ser útil para mi nueva investigación – dijo mientras lo hojeaba y trataba de comparar el escudo de la sangre con alguno del libro.
- Así vas a durar una eternidad, y mira que eso es mucho tiempo
- Cierto – Anne miró decepcionada el escudo. Este tenía una serpiente. – ¡Bingo! – exclamó y con otro hechizo marcó todas las páginas donde los escudos tuvieran serpientes, que no eran muchas. – A ver a ver – la primera era el escudo de Salazar Slytherin – este ya murió hace mucho – algunas páginas después estaban los Black, los Malfoy y otras tantas familias oscuras, incluida la de ella. – Este no es – dijo cuando vio su propio escudo familiar. Siguió buscando y de repente lanzó un grito que hizo que Gabriel volviera del pueblo.
- ¿Qué pasa mujer? – dijo alterado
- Ya sé quien es el maldito que me embarazó – dijo saliendo del baño. Gabriel miró el apellido.
- Yo conozco a alguien que tiene ese apellido
- ¿Ah sí? al que yo busco se llama Severus
- Sí ese mismo. Salía con Juno Zervos.
- ¡Uf! Que mal gusto tiene esa mujer – Gabriel la miro con cara de incrédulo
- Pero ella se mudó hace unos años a Grecia. Tal vez ella lo siga viendo.
- ¿Tienes la dirección?
- No, pero creo tener una revista donde la menciona.
- Bien, me marcho
- Pero espera hasta mañana…
- Esta bien, pero quiero una gran copa de helado, y sin sangre
- Casémonos – le dijo inesperadamente el hombre a su lado. Ambos habían sido compañeros de trabajo por años. Tal vez era hora de que se casaran
- Sí, creo que quiero casarme…
Henry Potter era el hijo mayor de la familia. Su hermano menor era James. Él le llevaba alrededor de cinco años a su hermano. El nunca quiso ser auror, no quería seguir la tradición de la familia. Desde que salió de Hogwarts se desligó de lo que alguna vez fue su familia. Su primera profesión era de Charm Breaker y trabajaba para Gringots, pero actualmente trabajaba para sí junto a un grupo de amistades que, al igual que él, sentían una pasión por las tumbas y los tesoros perdidos. El grupo se dedicaba a hacer expediciones arqueológicas buscando tesoros perdidos y reliquias mágicas. La última noticia que tuvo de su familia fue que su padre había muerto.
Lucille era la mujer que había estado a su lado en tantas expediciones. Era su mejor amiga y confidente. La idea de casarse con ella nunca le había cruzado la mente hasta ese día. Ella aceptó.
- ¡Está embarazada! – Murmuró para sí Juno - ¡Está embarazada! ¿Cómo pudiste? – la ira que había en ella era tan grande que el bello anillo que tenia en la mano lo partió por la mitad y el diamante se lo tiró en un ojo a Severus. – Lárgate – le gritó – no quiero verte nunca más. Jamás me casaré contigo, inmunda rata… -
Severus estaba tratando de sacar la piedra de su ojo mientras que Juno le gritaba y Anne veía todo y en intervalos también se quejaba. Mary Jane había sacado al pequeño Sean de la sala y Menino lo estaba cuidando, pues ella estaba tratando de contener a Juno para que no matara a Severus ni a Anne Frank. Después de que Mary Jane se llevara a Juno a una habitación aparte, Severus, ya recuperado un poco de lo del ojo se fijó en la mujer que había causado el desastre más grande en su vida.
- Mujer que rayos estás diciendo – le gritó
- Tú, miserable, me has dejado embarazada
- ¿Por qué me mientes? Yo nunca te he tocado, ni siquiera sé quien rayos eres
- Pues no es mi culpa que hayas estado borracho, pero el caso es que estoy embarazada de ti.
- Eso no es verdad…
- Si lo es
- ¡No!
- Tengo pruebas
- No mientas
- Pueden hacernos el favor de largarse de aquí – dijo Mary Jane
- Con gusto y tú vienes conmigo – y Anne se llevó a Severus por la túnica.
Estaba embarazada. Clarise no podía creerlo. Ella siempre había querido ser madre y lo mejor de todo era que ese bebe era de su amado Sirius. Lamentablemente apenas sabia de él. Ella esperaba con ansias las escasas notas que él le enviaba. Ella tenía que decírselo. ¿Pero como? Él se había asegurado de que no le llegara correspondencia de ningún tipo. La única solución era esperar a que se acabara esa guerra. Mientras, ella se refugiaría y cuidaría lo único que la mantenía con esperanzas. Su hijo.
Antes de volver a Inglaterra Severus había estado hablando con esa loca de Anne Frank. ¿Cómo rayos había sucedido eso? No lo sabía. Pero lo que era cierto es que ella estaba esperando una criatura y él era el padre. No podía aceptarlo. Aquello era ilógico. Algo había tenido que pasar, pero ¿Cómo?
Fuera lo que fuera, ese inesperado bebe le había arruinado sus planes con Juno. Ella no quería saber de él. Ni siquiera lo dejaba ver a su hijo. Para navidad Juno todavía no se había calmado, pero le dio dos horas para estar con su hijo. Sean extrañaba mucho a su padre y no entendía por que ya no iba a verlo. Con respecto al embarazo de Anne, ella le envió una carta desde un yo no sé que lugar diciéndole que el bebe era niña y que era de él.
Más meses transcurrieron. Llegó un nuevo año. Fue el 17 de Abril. "Por que rayos esta mujer no pudo haber ido a San Mungo" pensó enfadado Severus. Una de las condiciones que él le había impuesto a Anne para aceptar a la niña como su hija era que fuera inglesa. Anne había estado viajando por el mundo embarazada y sólo fue a Inglaterra ya faltando 2 semanas para el parto. Lo peor del caso es que ella dio a luz en una clínica muggle. Severus estaba furioso. A él no le gustaba el lugar.
Por fin llegó a la habitación donde debía estar ella. La encontró junto al gay vampiro Gabriel y en los brazos de ella la niña.
- Ya era hora de que aparecieras – fue el saludo que le dirigió Anne
- ¿Y?
- ¿No es una hermosura? – le dijo ella a Gabriel – Es una pena que sea hija de este…
- Ya basta Anne, yo solo vine porque así lo acordamos.
- Entonces aceptas que Emely es tu hija
- ¿Emely? – preguntó él algo enojado porque ella ni siquiera lo había dejado opinar en relación al nombre de la bebe
- Sí, Emely Marie Snape - dijo el apellido con cara de asco
- Bien, si ya lo habías resuelto todo ¿Por qué insististe en que viniera?
- Ay, pero que desconsiderado eres – dijo Gabriel, pero la mirada de Severus lo hizo callar.
- ¿Y por que tenías que venir a este lugar? – le preguntó Severus enojado a Anne
- Porque no quiero que mi hija se vea involucrada en alguno de tus problemas – le dijo Anne también enojada – y antes de que te marches por ahí ¿Por qué no la cargas un rato? Estoy exhausta y quiero hablar de algo importante con Gabriel.
Severus tomó a la niña y se apartó de los otros. Era una preciosura. Pero él no debía ablandarse. La vio a los bellos ojos azules que lo miraban. Por primera vez se dio cuenta de la responsabilidad que tenia con sus hijos. Si por algún motivo, algo grave le pasara, de seguro ellos también sufrirían. Le devolvió la niña a su madre y se marchó sin hablar.
Algunos meses antes.
Era un ataque de los mortífagos contra un pueblo del norte de Inglaterra. Lucius Malfoy era quien dirigía el ataque. En aquella villa no solo había muggles sino también brujos, pero como se resistieron los estaban matando y torturando con ganas.
- Señor – se dirigió un encapuchado a Malfoy – tenemos algo que posiblemente le agrade. – Malfoy terminó de matar al aburrido muggle que estaba torturando. Siguió al mortífago hasta una pequeña habitación en una casa semidestrozada. Entró y cerró la puerta.
Tirada en el suelo se encontraba una hermosa mujer que por lo visto era una bruja. No tenía su varita y se veía que la habían atrapado a la fuerza, pero todavía no la habían torturado. El encapuchado se la había dejado a él para su pleno disfrute. Pero Lucius Malfoy tenía otros planes, pues la mujer era joven y bella. Además, lo que no se sabe no hace daño, pensó.
Después que terminó con la mujer la torturó un poco y la dejó viva. Ya le había hecho suficiente mal como para que ella se sintiera una basura y eso era peor que la muerte.
25 de mayo
Por fin lo tenía en sus brazos. Era el niño más precioso del mundo. Si solo Sirius estuviese con ella. Si él pudiese verlo. Seria igual a su padre. Pero, ¿Qué nombre ponerle? Tenia que ser un nombre con carácter, Charles, pensó ella. Charles era el nombre de alguien con buen carácter, afable y bueno. Su hijo se llamaría Charles. Pero ella no sabia que Sirius jamás lo conocería.
31 de julio. Harry Potter y Neville Longbotton nacieron. Ambos destinados a cumplir una importante misión impuesta por el destino.
1 de septiembre. Henry estaba feliz. Lucille había tenido una preciosa hija. Decidieron nombrarla Leslie, en honor a una amiga que había muerto hacía poco en manos de los mortífagos. Leslie Potter. Potter… ¿Qué sería de su hermano? pensó, había oído rumores deque tenia un hijo. También había oído de que estaban siendo perseguidos por los mortífagos. Pero él estaba seguro, al igual que su familia. Siempre supo que él no quería ser un auror por las implicaciones y sacrificios que eso conllevaba. Sus padres lo habían desterrado y era posible que James pensara que él era un cobarde.
Henry salió del hospital y se puso a ver las estrellas. Por alguna extraña razón supo que algún día, todo lo relacionado a ellos cambiaría.
Habían pasado nueve meses desde el ataque a su pueblo, a su casa, a su dignidad y su persona. Nueve meses llevando consigo el recuerdo y el dolor de aquel hecho. Y posiblemente lo peor, haber quedado embarazada de alguien que la había violado. Si solo la hubiesen matado. Pero no, estaba viva y tendría un bebé. Pero estaba débil y enferma. Si hubiese sido otra tal vez habría abortado, pero hacer aquello seria una atrocidad aunque el embarazo era indeseado y le produciera cierto dolor.
No. Ella la tendría. Esos eran sus pensamientos mientras daba a luz en un lugar que no conocía. Había perdido el conocimiento y alguien se había dignado de llevarla aquel lugar. Era acogedor y todo blanco. Pero ella sentía que iba a desfallecer. Pero primero tendría al bebé. Ella apenas la logró ver. A pesar de ser el fruto de una vejación era hermosa. Sus ojos se cerraron y murió con una débil sonrisa en sus labios.
La bebé estaba sana. Lamentablemente su madre había muerto. Por suerte quienes la habían encontrado eran buenas personas y la habían llevado a la pequeña ala de la enfermería de un orfanato cercano. Dos días después una pareja la adoptó. La nombraron Nahiony Darcy.
Aquel 31 de octubre, después de haber estado con su hijo, Severus tomó la decisión. Lo citó. Tenían que hablar. Era un bar lúgubre. Dumbledore llegó a tiempo, como siempre. Severus estaba decidido, sabía lo de la profecía y desde que Emely nació la idea estaba en su mente.
- ¿Que tengo que hacer para estar en su lado? – preguntó. Dumbledore sonrió.
Esto es todo por ahora, espero sus reviews. :)
