Siguiendo los consejos de la gente, aquí está el capitulo anexo pero me han dado una idea mejor, que me parece buena, escribir un capítulo sobre los sentimientos de Severus Snape. Así que este capítulo lo centro en él. También añado la letra de Supervisor de tus Sueños, que estoy segura que se adapta incluso mejor que en el caso anterior. A ver que os parece

SUPERVISOR DE TUS SUEÑOS

¿Cuántas noches llevaba pasando en el sillón de su despacho? Desde luego desde que aquella chica entró por las puertas del Gran Comedor para la cena de bienvenida a los nuevos alumnos de primero y al nuevo curso. Lo cambiada que había vuelto de las vacaciones de verano. Más alta, un cuerpo más desarrollado y más parecido al de una mujer, lo que hacía que perdiese aún más la cabeza por ella. Se había enamorado de la persona equivocada

"Déjame entrar a tu vida

y construirte un mundo ideal

supervisarte, sueños

y así contemplar que existo en ellos"

Sin embargo no sólo era eso, no sólo era su físico, lo que más le atraía de ella era su inteligencia. Desde que entró, con once años, por primera vez a su clase y comenzó a responder todas sus preguntas comprendió que aquella chica era muy especial. Sólo que por entonces sentía rabia de que no fuese alumna suya, una alumna de Slytheryn. Una rabia que se canalizaba quitándoles más puntos de lo que habituaba a Griffindor. Una rabia que pronto se fue transformando con el paso de los años en algo más

"Déjame entrar a tu vida

y nombrarte mi princesa

hasta volar en cometa

hasta alcanzar las estrellas como en un sueño"

Envidiaba tremendamente a Potter y a Weasley por la suerte de ser sus mejores amigos y poder cuidar de ella. Esa chica que para él era un ángel. Una persona con un carácter opuesto al de ella, alegre, vivaz, llena de energía y de vida, una vida que parecía no apagarse nunca. Nada comparable a una persona tan retraída y cínica como era él. Y eso le hacía sentirse aún peor porque ¿cómo se iba a fijar en él, una chica tan joven y tan guapa como era ella? Un hombre tan solitario cuyo refugio era el sonido del repiqueteo de la leña al fuego cuando preparaba pociones...

Era hora de dar la primera clase, y daba la casualidad que su primera clase era con los Griffindor, con la clase de ella. Respiró hondo y aparentó una serenidad de hierro (que sabía que por dentro no tenía). Tenía una reputación y no podía echarla a perder...

Y sin embargo, cuando la vio aparecer en ese estado estuvo a punto de derrumbarse. Estaba tan acostumbrado a verla risueña y feliz, tal vez no tanto en sus clases (N/ A: no hay que ser muy listo para saber que siempre estaban amargados en su clase xD) pero en el comedor, en los ratos libres, en otras clases...aquel día tenía un aspecto bien distinto: estaba demacrada, pálida, con ojeras y enrojecidos ojos de haber llorado

"Ven y déjame tocar tu corazón

no lo quiero lastimar

ya lo sé que es delicado

sólo quiero regalarte mi sonrisa

regalarte mil colores

construir nuestro arco iris de ilusiones"

Ahora si que tuvo que sacar fuerzas de donde fuera para no mostrar flaqueza alguna, algo impropio de él, pero desde que conoció a esa chica descubrió su parte más humana, la que creía haber perdido tras estar un tiempo en el lado oscuro.

La clase no fue fácil para él, tenía que intentar seguir siendo el mismo a la vez que no podía evitar estar pendiente de ella. Se preguntaba que le pasaría...

Esa pregunta tuvo pronto respuesta. Pocos días después, tras una de sus clases notó que la gente se arremolinaba en un pasillo y de fondo se oían los gritos de pelea de un chico y una chica. Se abrió paso entre el alumnado

-¿Qué ocurre aquí?-cuan grande fue su sorpresa cuando comprobó que eran Ron y su amada Hermione-¿qué es lo que ocurre Weasley, Granger?

-N-no pasa nada profesor-tartamudeo la chica, muy nerviosa y enrojecida

-No quiero volver a oír más gritos de peleas ¿ha quedado claro?

-Sí señor-dijeron ambos alumnos a coro, tras lo cual tomaron caminos distintos, cabizbajos. Snape llegó a su despacho y tuvo que sentarse para que no le flaquearan las piernas y le hiciesen caer. En ese instante les reprendió sin miramientos por la rabia que crecía dentro de él hacia Ronald Weasley. ¿Podía ser el causante de los disgustos de Hermione¿o es que ni siquiera era capaz de cuidarla y hacerla minimamente feliz?

Para colmo aquella sólo fue la primera de una larga lista de peleas que tuvieron en cualquier lugar del colegio. Por lo que el profesor de pociones oía, esto ocurría cada vez que se cruzaban por los pasillos y que todo era porque Hermione había rechazado al más joven de los varones Weasley. Aquello lo alegró en parte...porque por otra odiaba mucho más al pelirrojo, al ser la causa de la amargura de Hermione

""Quiero estar en tu camino

e iluminarte los pasos

ser dueño de tu destino

y susurrarte al oído

cuando te sueño"

¡Cómo deseaba ser él quien la consolase y quien cuidase de que fuera la mujer más feliz de la tierra! Pero no era podía ser y tenía que tragarse la rabia

Llegaron las vacaciones de Navidad y las fiestas. El 25 de Diciembre se despertó de nuevo sentado en el sillón de su despacho. Al menos había dormido algo más que el día anterior. No había clases y tenía el día libre para ir a donde quisiera. Normalmente los profesores iban a Hogsmeade, al igual que los alumnos a partir de tercero pero aquel año decidió dar una vuelta por el colegio y terrenos. Si no presentía mal, su amada acudiría como todos los años al mágico pueblecito, tal vez acompañada de algún chico. Aquellas fechas eran para eso ¿no?

-Bah, será mejor que salga-se dijo en voz alta. Necesitaba salir de su despacho antes de verse tentado de estampar cualquier objeto contra el suelo (y no sería la primera vez). Se pasó el día vagando por los pasillos más solitarios de Hogwarts para no cruzarse con nadie. El único con quien se cruzó fue con Peeves al que tuvo que lanzarle un maleficio para que lo dejase tranquilo. Casi para la hora de la gran cena de Navidad, se ocultó en un aula vacía que no se utilizaba para nada en concreto. Algunos profesores decían que esas algunas aulas de Hogwarts estaban malditas y no se podía dar clases. Para Snape era una habitación vacía. Como su corazón

"Ven y déjame tocar tu corazón

no lo quiero lastimar

ya lo sé que es delicado

Solo quiero regalarte mi sonrisa

regalarte mil colores

construir nuestro arco iris de ilusiones"

Estaba oscura así que con un chasquido de dedos la iluminó, pero tenuemente, para no llamar la atención del conserje o de su gata. No le apetecía estar dando explicaciones. Se sentó en el suelo apoyando la espalda en la pared fría. En la lejanía se oían los sonidos de los cubiertos y el murmullo de la gente. Poco después oyó algo más. Pasos de alguien que no había acudido a la cena. Sonaban en el pasillo por lo que esperó impaciente a ver pasar quién era. Lo más seguro es que fuera Trelawney, la profesora de adivinación, que nunca bajaba de su torre para aquellos acontecimientos. Sin embargo era otra persona, la que menos se esperaba ver. ¿Le decía algo?

- Veo que no soy el único que pasea por Hogwarts a la hora de la cena-su corazón había hablado por él. Notó como la chica volvía hacia atrás y miraba con curiosidad el interior del lugar. No podía reconocerle pues las sombras proyectadas sobre él le ocultaban la vista

-Sólo estaba intentando huir del barullo de gente-aquello sonó más a una disculpa de por qué vagaba por los pasillos en ese momento más que una explicación. ¿Habían sonado sus palabras a regañina?

-Ya veo señorita, supongo que tiene un mal día-intentó sonar lo más amigable posible. La chica al fin entró allí

-Más o menos...diría que es...un mal de corazón

-Entonces nos ocurre por igual a los dos...

"Te regalo de destino el horizonte

nuestro rumbo siempre al norte

donde el viento nos arrope

"y saber que el corazón

está siempre bien cuidado

en su capa de algodón..."

Snape se levantó y se acercó al pequeño circulo de luz para que la chica pudiese verlo bien. Quería mirarle a los ojos, aquellos ojos que habían perdido la vida desde que había entrado por las puertas del colegio. Aunque parecían estar más vivos aquella noche. Estaba muy hermosa y se avergonzó de su aspecto desaliñado, sin afeitar y con la cabeza hecha un asco

-¿Ah si?-a la chica le temblaba la voz, parecía atemorizada con su presencia

-Siéntese-le dijo Snape con sequedad, mientras volvía a su sitio anterior. La chica se sentó a su lado. Demonios, qué bien olía esa mujer. Estuvo tanto rato disfrutando de su presencia que no se dirigieron la palabra. Snape cerró los ojos y dejó que, de nuevo, su corazón hablase por él

- La verdad es que es una lástima que no sea correspondida, señorita, pues serían muy afortunados a su lado-no la miró a los ojos pero notaba que la chica lo observaba

-No es para tanto-miró de reojo a la chica, que se estaba sonrojando. Sonrió al comprobar que estaba consiguiendo los resultados que deseaba...

-No se sonroje señorita, es la verdad. Yo me sentiría afortunado...-al fin se miraron a los ojos después de mucho rato evitándolo. La chica lo miraba preguntándose que quería decir con esas palabras que hasta a él le sonaban impropias. No se reconocía, se estaba atreviendo a más de lo que hubiera querido. Pero era ahora o nunca

-¿Usted¿Está seguro de lo que está diciendo?-la chica desvió la mirada-nadie sería capaz de amarme de verdad

--Sí, estoy seguro-y el hombre se acercó a ella y la besó con suavidad en los labios intentando que apenas se notase pero a la vez deseando que fuese eterno. Creyó que la joven pondría resistencia, pero no sólo no se opuso sino que además parecía disfrutar

"Solo quiero regalarte mi sonrisa

regalarte mil colores

construir nuestro arco iris, de ilusiones

ven y déjame tocar tu corazón

no lo quiero lastimar

también sé que es susceptible"

Hermione acarició el pelo de Snape mientras éste mordisqueaba sus labios cada vez con más excitación. Pero cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, se apartó

-Profesor esto no es...

-Dime la verdad¿de quién estas enamorada?

-D-d-de ti...Severus

-Pues entonces déjame estar esta noche contigo, así estaré seguro que sueñas conmigo

Ambos se besaron y aquella noche, que creían que pasarían solos, la pasaron con la persona que amaban y que se creían no correspondidos

"Solo quiero regalarte mi sonrisa

como flor agradecida

cuando abre sus ojitos a la vida

Ven y déjame tocar tu corazón

No lo quiero lastimar

Ya lo sé que es delicado...

Sólo quiero regalarte mi sonrisa

Regalarte mil colores

Construir nuestro arco iris, de ilusiones"

Notas de autora: No es tan extenso como el otro capitulo pero espero que os guste por igual.MarisolBlack si quieres saber que pasó con Ginny lee mi otro fic de Harry Potter, "No puedo evitar enamorarme de ti", buscala por una historia GinnyHarrry. Como ves segui tu consejo, era buena idea, ciertamente por alguna razón se enamora Snape de Hermione. Espero que te haya gustado

¬¬ algunas frases de la cancion se me han descolocado y no me dejan ponerlas bien. Deberían arreglar los errores al igual que lo de las puntuaciones, que no salen guiones, ni comillas ni nada