"¿Qué, empezamos?" – dijo Yusuke a Demon.

"Cuando tú quieras. No sabía que tuvieses tantas ganas de morir."

"Ya veremos quien muere primero." – dicho esto Yusuke pasó al ataque.

Después de una buena serie de puñetazos y patadas, Yusuke se alejó de Demon, para recuperar el aliento. Cuando miró a Demon, vio que éste le estaba mirando con toda tranquilidad, como si Yusuke no acabase de atacarle.

"¿Eso es todo?" – se burló el demonio.

"Sólo estaba calentando." – dijo Yusuke, intentando no mostrar su sorpresa.

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"Voy a intentar sacar a las chicas de allí." – les dijo Kurama. – "Creo que podré romper la barrera. Vosotros... ¿podéis intentar que Demon no me vea mientras lo hago?"

"Sí, claro. Sólo dinos lo que quieres que hagamos." – respondió Kuwabara.

Kurama miró a Hiei y a Suu, que asintieron dando a entender que también ayudarían.

"Bien. Sería suficiente que evitaseis que mirase hacia donde están las chicas. Haced lo que queráis pero que no mire hacia allí." – dijo mientras se alejaba y se dirigía hacia Keiko y Botan, procurando pasar desapercibido.

Aunque no era muy difícil hacerlo, Demon estaba muy concentrado luchando contra Yusuke, que parecía tener algunos problemas esquivando los golpes del demonio.

Al final, Yusuke cayó al suelo. Con tan mala suerte que estaba de espaldas al sitio donde se encontraban las chicas. Kurama se detuvo, escondiéndose entre los árboles. Por suerte no le había visto.

"¡Qué decepción! Pensaba que serías un rival digno, pero creo que hasta esa chiquilla lo haría mejor que tú." – le provocó Demon.

"¡Cállate!" – le gritó enfadado Yusuke, mientras se levantaba. No entendía por qué no conseguía golpearle ni una sola vez.

"¡Muévete Yusuke!" – susurró Kurama para sí mismo.

"Kurama no conseguirá llegar hasta ella si ese estúpido no sale de allí." – comentó Hiei.

"Tenemos que hacer algo... ¿y si le atacamos a la vez?" – propuso Kuwabara.

"Si Yusuke te deja..." – le respondió Hiei, encogiéndose de hombros.

Sabían muy bien que a Yusuke no le gustaría que se metieran por medio de su combate, pero debían hacer algo pronto.

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"¿No vienes? Entonces tendré que ir yo." – le dijo Demon a Yusuke, sonriendo.

Antes de que Yusuke se diera cuenta Demon se había colocado detrás, propinándole un buen golpe en la cabeza que hizo que el chico saliera disparado hacia delante. Demon avanzó hacia donde estaba estirado ahora Yusuke. Kurama aprovechó para llegar hasta las chicas. El demonio debió oír algo detrás suyo, porque se detuvo cuando estaba a punto de llegar a Yusuke y empezó a girarse...

En ese momento, antes de que pudiese ver nada de lo que pasaba a unos cuantos metros de él, recibió un fuerte puñetazo en la cara que lo hizo caer detrás de unos arbustos que había a su lado. Kurama se apresuró a sacar su látigo y antes de cortar la barrera con este, derramó unas gotas de algo dibujando una especie de redonda con ellas. Mientras las gotas caían encima un ligero humo se desprendía. Luego, con el látigo cortó por la zona donde había derramado el líquido, haciendo que inmediatamente desapareciese la barrera y que Keiko y Botan quedaran libres.

Demon notó algo y salió apresuradamente de detrás de los arbustos, mirando hacia donde se encontraban las chicas y Kurama.

"¡No lo permitiré!" – gritó furioso.

Kuwabara intentó detenerle con la Rei Ken, pero no le hizo nada, sólo consiguió recibir un fuerte golpe en el estómago. Demon siguió acercándose y Kurama obligó a las chicas a empezar a correr, mientras él se ponía a la defensiva.

Cuando estaba ya bastante cerca, el demonio empezó a concentrar una gran energía en su mano derecha y su mirada se desvió hacia donde se encontraban las chicas, que seguían corriendo en dirección a Suu.

Antes de que Demon pudiese lanzar la bola de energía Hiei se colocó enfrente de él, atacándolo con la espada. La energía que había concentrado desapareció de su mano cuando esquivó a Hiei. Kurama aprovechó para llegar hasta las chicas y guiarlas a través del bosque, pretendiendo alejarlas de allí cuanto más mejor.

La espada de Hiei tampoco tenía ningún efecto y cuando el youkai empezaba a considerar la idea de utilizar las llamas negras se dio cuenta de que Demon había desaparecido de allí. Le buscó con la mirada unos segundos y le vio que se dirigía hacia donde estaba Suu.

'¿Y ahora por qué va hacia ella?' – se preguntó.

"Venga, ahora atácame tú, niña. Quiero que veáis de una vez por todas que no tenéis ninguna posibilidad de ganarme. ¡Saca esa espada!" – le gritó. Suu se puso a la defensiva, pero no tenía ninguna intención de sacar su espada, al menos por ahora.

"¡Déjala! Estabas luchando conmigo, ¿no?" – le gritó Yusuke, que ya se había recuperado.

"Contigo me aburro. Prefiero divertirme un rato con los demás. Y respecto a ese que se ha atrevido a sacar a las chicas..." – empezó a decir, pero fue interrumpido por un fuerte puñetazo de Yusuke, tirándolo al suelo.

"¿Cómo...?" – preguntó muy sorprendido Demon, que no le había visto venir.

"Venga, levántate y acabemos de una vez."

"Está bien." – dijo el demonio levantándose y sonriendo. – "Pero antes tengo que hacer una cosa."

Los demás le miraron sin comprender y antes de que pudiesen reaccionar, Demon había desgarrado la piel del estómago de Suu con sus garras. Haciendo que ésta cayese al suelo, la sangre empezaba a salir. Debía ser una herida profunda, porque estaba sangrando mucho.

"Te lo mereces, por todo." – dijo Demon, observando como Suu caía al suelo.

"¡Desgraciado!" – gritó Yusuke, golpeándole otra vez y enviándolo lejos de allí.

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"¿Te encuentras bien?" – le preguntó Kurama, preocupado.

Había llegado justo después de que Demon la atacase y la había recogido del suelo.

"Pues no mucho, la verdad." – le respondió ella mirándose el enorme y profundo corte que el maldito demonio le había hecho en el estómago. Estaba perdiendo bastante sangre.

"Será mejor que no te muevas."

Yusuke, Kuwabara y Hiei estaban luchando contra Demon a una buena distancia de ellos.

"Tranquilo, no tengo intención de hacerlo." – le dijo con una mueca de dolor. Cada vez le dolía más y sentía que se debilitaba por la pérdida de sangre.

En ese momento llegó volando Kuwabara, que había sido lanzado por Demon. Dio unas cuantas vueltas en el suelo y luego dificultosamente se puso en pie.

"¡Maldito demonio! ¡No le afectan ni mi Rei Ken, ni la espada de Hiei y tampoco la Rei Gun de Urameshi! ¿Has probado con tu látigo, Kurama?" – les dijo Kuwabara.

"No, pero estoy seguro de que no le haría nada. Tiene una piel muy dura. Si le pudiésemos herir... aunque sólo fuese un poco..."

"K-Kurama." – le llamó Suu.

"¿Qué? No, no te muevas." – Kurama la recostó otra vez.

"Yo no lo he probado todavía."

"¿El qué?" – preguntó Kuwabara confundido.

"Con mi espada... tal vez con ella..."

"¡Ni de broma!" – exclamó Kurama. – "Estás muy débil, casi no te queda energía espiritual y estás perdiendo mucha sangre. Si la utilizases... podrías morir."

"Pero debemos hacer algo."

"Ya nos las apañaremos. Tú ya no puedes hacer nada." – le dijo ahora Kuwabara.

"¡No puedo quedarme aquí tan tranquila mientras vosotros os jugáis la vida luchando!" – exclamó ella, enfadada.

"¿Qué os pasa?" – oyeron la voz de Hiei que provenía de unos metros más adelante. Se había parado un momento del combate para recuperar el aliento.– "Dejad de discutir."

"Suu quiere utilizar su espada." – le informó Kuwabara. Hiei se la miró sorprendido.

"Pero si no te queda energía espiritual."

"¡Sí que me queda! Tengo la suficiente como para hacer aparecer la espada y que dure el tiempo suficiente para comprobar si afecta a Demon o no."

Kurama, Hiei y Kuwabara se miraron, y luego miraron a Suu.

"¿Estás segura?" – le preguntó Kurama.

"Sí. Pero alguno de vosotros tendrá que utilizarla, yo sólo puedo hacer que aparezca, no tengo fuerzas para salir a luchar."

"Lo haré yo." – les informó Hiei.

"Está bien." – aceptó Kurama. – "Si funcionase... una vez hubieses herido a Demon, Yusuke debería disparar su Rei Gun más potente hacia donde tenga la herida. Tal vez así, ganemos." – explicó Kurama. Hiei asintió.

"Voy a hacerla aparecer."

Suu cerró los ojos para concentrarse. No estaba muy segura de poder mantener la espada durante mucho tiempo, pero haría todo lo que pudiera para aguantar. Una luz roja empezó a brillar en su mano derecha. Segundos después, la magnífica espada que había surgido anteriormente volvió a aparecer. Suu la sujetó unos instantes hasta que recuperó el aliento.

"Ten." – alargó un poco el brazo para entregar la espada a Hiei. Cuando él la cogió, el brazo de ella cayó pesadamente al suelo y casi perdió el conocimiento. Se sentía más débil que antes, le costaba respirar y empezaba a tener mucho sueño.

"¡Suu!" – exclamaron los tres con preocupación.

"¡Venga Hiei, vete ya!" – le dijo casi en un susurro, no tenía fuerzas ni para hablar.

"Espero que esta espada funcione." – comentó Hiei por lo bajo. Sería un malgaste de energía espiritual si no funcionaba.

Hiei rápidamente se dirigió hacia donde estaban Yusuke y Demon luchando.

"Ahora sí que no debes moverte para nada. Voy a intentar detener la hemorragia al menos."

"Esta bien." – le dijo con una débil sonrisa antes de desmayarse.

"¡¡Suu!!" – exclamaron Kuwabara y Kurama.

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Mientras tanto Hiei había llegado donde Yusuke y Demon estaban luchando.

"¡Hiei! ¿De dónde has sacado esa espada? ¿No es la de...?" – le preguntó Yusuke situándose a su lado mientras se recuperaba del último golpe de Demon.

"Sí. Probaremos si puede herirle." – hizo una breve pausa antes de continuar. Miró a Yusuke de reojo. – "Si consigo hacerlo, tú..."

"Entiendo." – asintió Yusuke. Comprendió lo que esperaba que hiciese. – "Dispararé mi más potente tiro."

"Hn. Más te vale." – soltó, antes de dirigirse hacia Demon.

"¡Suu! ¡Suu! ¡Vamos despierta! Hiei está a punto de enfrentarse a Demon." – Kurama la llamaba insistentemente. Si no estaba consciente, la espada no tendría ningún poder.

Empezó a despertarse. Abrió los ojos pesadamente y poco a poco pudo ir formando las caras de Kuwabara y Kurama, que ahora se la miraban un poco más aliviados.

"¿Qué...?"

"Te has desmayado al darle la espada a Hiei." – le explicó Kuwabara.

"... es verdad..." – entonces abrió los ojos como si acabara de recordar algo. – "¿Y Hiei? Si me he desmayado... la espada..."

Kurama la movió un poco para que pudiese ver bien lo que pasaba. Suu pudo ver como Hiei se acercaba cada vez más a Demon, el cual se lo miraba con expresión seria, pero muy segura. Por lo que veía todavía no habían empezado a luchar.

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"¿Otra vez tú? ¿Es que no has visto que ninguno de vosotros tiene ninguna posibilidad contra mí? Si ni siquiera atacándome todos juntos habéis conseguido hacerme ni un solo rasguño. ¿Qué te hace pensar que ahora tú solo podrás?" – se rió Demon.

Hiei no se molestó en responderle, tan sólo se colocó en posición para atacar.

"Sólo espero que funcione." – se dijo para sí mismo.

"Venga, ven. Inténtalo." – le retó Demon.

"Hn. Como quieras."

Hiei se lanzó al ataque. La primera vez falló, Demon esquivó el ataque situándose detrás de Hiei, pero éste fue más rápido y se escapó antes de que Demon pudiese golpearle.

"Por favor, atraviésalo. Por favor, atraviésalo." – Suu repetía estas palabras una y otra vez en su mente, a la vez que cruzaba los dedos y concentraba toda su energía. – "Que funcione, que funcione."

Por fin, después de muchos intentos fallidos de herir a Demon, pues cada vez que Hiei se acercaba a él, éste se alejaba y le atacaba a distancia, parecía como si Demon temiera que esa espada pudiese tener algún efecto sobre él, Hiei consiguió sorprenderlo por un lado y hacer un corte bastante importante en el pecho del demonio.

"¡¡¡GENIAL!!!" – gritó Kuwabara.

"¡Rápido Yusuke!" – le gritó Kurama.

"¡Sí! Ha sido un placer luchar contra ti, pero ahora nos tenemos que despedir. ¡REI GUN!" – Yusuke disparó directamente a Demon, quien todavía estaba confuso por lo que la espada de Suu le había hecho.

"¡Se suponía que nada podía herirme y menos la espada de una chiquilla!" – dirigió una mirada de furia a Hiei y luego a Suu que se miraba la escena aturdida, sin ser muy consciente de lo que estaba pasando. – "¡Os mataré a todos! ¡¿Qué...?! ¡Nooooooo!" – fue lo último que pudo decir antes de que la Rei Gun de Yusuke le alcanzase. Había estado tan distraído que no se había dado cuenta de que Yusuke había lanzado un ataque contra él.

Una vez comprobaron que Demon había muerto, Hiei y Yusuke se apresuraron a ir con los demás y Hiei le devolvió rápidamente la espada a Suu, para que absorbiera la poca energía que quedaba en ella. Pero tan pronto como lo hizo, ella se desmayó.

"Ha perdido mucha sangre y está agotada. Será mejor que volvamos a casa, allí la podré curar mejor." – dijo Kurama mientras Kuwabara la cogía en brazos.

"Por cierto Kurama, ¿dónde has dejado a Keiko y a Botan?" – le preguntó Yusuke colocándose a su lado.

"Pues cuando las he sacado de allí quería dejarlas a cierta distancia de donde estábamos nosotros, pero el príncipe Koenma llegó justo cuando regresaba para aquí y me dijo que ya se encargaba él de ellas. No sé donde las habrá llevado."

"Está bien. Supongo que Keiko estará en su casa... cuando lleguemos me pasaré un momento para comprobarlo." – luego miró a Suu. – "¿Dónde llevamos a Suu?"

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Todavía medio dormida, Suu intentó darse la vuelta en la cama, pero al intentarlo sintió un fuerte dolor en el estómago. Abrió los ojos y se encontró en una habitación que no había visto antes. Se preguntó qué era lo que estaba haciendo allí y por qué le dolía tanto el estómago.

Poco a poco fue recordando lo que había pasado. Levantó la sábana con la que estaba tapada y vio que unas vendas cubrían el corte que le había hecho ese demonio. No recordaba que le doliese tanto. Supuso que los chicos la habían llevado a casa de alguno de ellos para curarla.

Miró el reloj que había en la mesita de noche. Las cuatro de la tarde... ¿pero de qué día?

Escuchó pasos y luego vio que la puerta se abría.

"Vaya, ya te has despertado." – le dijo Kurama con una tierna sonrisa. - ¿Cómo te encuentras?"

"Me duele bastante, aunque supongo que es lo normal." – hizo una breve pausa mientras observaba como Kurama dejaba la ropa que llevaba en su armario y abría un poco las cortinas para que entrase más luz. – "¿Dónde estoy?"

"En mi habitación. Te trajimos aquí para que pudiese curarte esa herida."

Lógico, no sé por qué pregunto, ¿dónde iba a estar? – pensó Suu.

"Los demás están en el comedor, voy a decirles que ya te has despertado."

"¡Espera! ¿Botan y Keiko están bien?" – preguntó, acababa de recordarlo.

"Sí, no les pasó nada. También están aquí. Estaban muy preocupadas por ti."

Suu sonrió ligeramente. "Otra cosa... ¿desde cuando estoy aquí?"

"Pues... hará unas tres horas. La verdad es que creía que hasta mañana no te despertarías, con la cantidad de energía y de sangre que has perdido estaba seguro que te pasarías mínimo un día durmiendo."

"Pues yo creí que me moría. No sé cómo pude aguantar ese dolor... nunca antes me había dolido nada tanto. ¡Si ni siquiera me he roto nada en mi vida! Y la primera vez es un corte bastante grande... Ahora que lo pienso, ¿cuánto tardará en curarse?"

"Diría que te cicatrizará en un par o tres de días, la pomada que te he puesto está hecha con extractos de plantas que ayudan a cicatrizar."

"¿Dos o tres días? ¿Y hasta que no cicatrice no puedo moverme?"

"No, si te movieras podrías abrirte la herida otra vez."

"¿Y cómo me voy a ir hoy para casa?"

"Tú hoy no te vas a ir a ningún sitio, te quedarás aquí hasta que cicatrice." – dijo Kurama mirándola muy serio.

"¿Y qué le vas a decir a tu madre cuando encuentre a una chica que no ha visto nunca en tu cama?"

"Tranquila, mi madre estará fuera hasta el lunes por la mañana, está en un viaje de negocios. Y si cuando vuelva todavía no te ha cicatrizado, no te preocupes, ya me inventaré algo. Seguro que no le importará que te estés aquí un par de días." – le dijo sonriendo mientras iba hacia la puerta.

"Eso quiere decir que no tengo excusa para irme..." – dijo Suu un poco fastidiada.

"Exacto. Voy a decirles que ya estás despierta."

"Bueno."

Aunque Kurama le había dejado claro que ella no iba a salir de esta casa hasta que la herida no cicatrizase, no podía quedarse tantos días.

Oyó como alguien venía corriendo hacia la habitación.

"¡SUUUU!" – gritó al entrar, un sonriente Kuwabara.

"No grites, Kazuma. Que no está sorda." – le regañó Shizuru. Ella también se había acercado a casa de Kurama cuando Keiko le contó lo sucedido.

"¡Es que estoy muy contento de que esté bien!" – exclamó, haciendo el intento de abrazar a Suu, pero fue detenido por los puños de su hermana y de la propia Suu.

"No te creas que puedes aprovecharte porque esté herida." – le dijo muy seria Suu.

"¡JO, qué violentas que sois!" – se quejó Kuwabara pasándose la mano por donde le habían golpeado. Todos empezaron a reírse.

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Holaaaa! ¡Qué ganas tenía de acabar la dichosa misión!

Habéis visto? He publicado dos capítulos a la vez ^_^ Ni yo me lo creo! Es que empecé a escribir y a escribir y cuando me di cuenta vi que me había quedado larguísimo (mira que me llego a enrollar), así que decidí dividirlo en dos capítulos ^^

En un principio pensé en publicar uno y un tiempo después el otro, pero como tardo tanto en actualizar y me sabe muy mal y además es navidad, pues os regalo un capítulo más.

Bueno, qué os han parecido? Espero que os hayan gustado.

Shirubi, la inspiración me tarda demasiado en llegar... Y eso que ya sé más o menos lo que tiene que pasar, lo que me cuesta es empezar a escribir ^^'

Yukii, la inspiración se fue otra vez... tendré que atarla a la cama para que no se vuelva a escapar XDDD Por cierto, te lo vuelvo a decir me encantó tu regalo de Navidad!

Keiko12, ¿pesada tú? Por qué?? No lo eres! Muchas gracias por tus ánimos!

Youko Minamino, me alegro que te guste como está el fic, porque a mí no me convence demasiado, creo que lo podría hacer mejor... Jeje, tenías razón ^^ era una trampa.

Muchísimas gracias por vuestros reviews!

¡Que paséis unas buenas fiestas!

Hasta pronto!