Nada de lo que puedan reconocer me pertenece.
Dedicado a Carlos Meza por su ayuda en la corrección de la primera parte de esta historia y a Alicia mi beta.
¿De qué están hechos lo sueños?
II
El material de los Sueños.
La morada y vida de los merodeadores.
Octubre de 1973
Littelmead, (Surrey) Inglaterra
Se deslizó sin hacer ruido por la sala y llegó a la puerta de la cocina. La casa estaba a oscuras y en completo silencio. Todos dormían. Creyó oír a la distancia los ronquidos de Sirius, pero era más su miedo a ser descubierto que la verdad, ya que Sirius Black no roncaba en otoño.
Con un movimiento rápido entró en la cocina y caminó hasta la puerta, pero antes de salir se detuvo. Tenía hambre. Llevado por esto, se acercó a una de las múltiples repisas y comenzó a hurgar en busca de comida. Puso cuidado en no hacer ruido, pero tal vez no el suficiente cuidado.
No supo que fue lo que desencadenó la catástrofe, si la caja de galletas que tenía en su mano o la mermelada que había movido para tomarla, pero lo cierto era que de pronto los utensilios domésticos cayeron sobre él.
Apretó sus ojos. Asustado corrió, con la caja de galletas aún bajo el brazo, hacia la puerta que lo llevaría a su libertad, pero fue demasiado tarde.
La puerta se abrió con un estruendo y una figura entró con la varita en alto. Atrás de ella se veían más figuras; en un intento desesperado de salvarse el sujeto puso la caja de galletas frente a él y chilló:
-¡No me encantes!
De pronto se hizo la luz y el cuadro era más o menos éste:
Peter Pettigrew estaba de pie junto a la puerta sosteniendo un paquete de galletas que se habían caído sobre sus pies.
Tres estantes estaban abiertos, la vajilla estaba en el suelo destrozada y utensilios de cocina que casi nunca usaban, y de los cuales Peter no sabía el nombre, yacían en el suelo. Frente a él Lily Evans había dejado caer la varita. Marina O'Irshel estaba de pie junto al switch de la luz. Sirius Black, James Potter y Alicia Monrrow seguían de pie detrás de Lily. Por último Elinor Dashwood entró con el cabello revuelto y, como todos sus compañeros, en pijamas, dispuesta a matar a Peter.
-¡¿Qué hacías Peter?!- gritó antes de dar tres zancadas para pararse frente a él.- ¿Crees que es gracioso? ¡Es la tercera vez en el mes que nos despiertas!
-Eli cálmate.- murmuró Sirius mientras se sentaba en uno de los banquitos de la barra.
-Lo siento.- contestó Peter.- Tenía que estar a la siete en la oficina y hoy me toca correr así que pensé…
-¡Tú no piensas! ¡Nunca lo haz hecho!- le gritó Elinor.
-¡Cállate ya Elinor!- le regañó a su vez Marina que se había acercado y con un hechizo había regresado las galletas a su lugar. Puso unas cuantas en la mano de Peter y abrazó la caja.
Las dos muchachas se quedaron mirando. Ambas eran muy distintas. La primera era alta, delgada, de cabello castaño casi rubio y unos impresionantes ojos grises rodeados, en ese momento, por unas ojeras. Toda ella irradiaba enfado y cansancio. Todos sabían que había llegado de la guardia hacia un par de horas. Era estudiante de medimagia y tenía que hacer guardias nocturnas en San Mungo dos veces a la semana.
Por otro lado Marina era bajita, así como su novio que era el susodicho Peter, de complexión más bien recia. El cabello era una bola de rizos oscuros y sus ojos eran más bien aceitunados de forma ovalada. Ella asistía también a la universidad, pero a diferencia de su amiga estudiaba herbología.
-Bueno como sea…- dijo Elinor desde la mesa con aire ofendido. Peter giró su cara hacía el desastre que había causado y caminó hacia él mientras sacaba la varita.
-Mejor vete.- dijo Lily Evans mientras se interponía entre él y los platos.- Yo recogeré.- le mostró esa sonrisa maternal que solía caracterizarla y luego con distintos hechizos comenzó a recoger y ordenar todo. No por nada ella era la mejor hechicera de su generación.
Lily Evans, como todos menos Marina y Alicia, tenía diecinueve años. Había salido hacía dos años del colegio y estudiaba en la facultad mágica de Surrey. Era una de esas personas que nunca se perdería en una multitud, tenía el cabello color rojo cobrizo y los ojos verdes muy brillantes. Su cara tenía algunas pecas y solía mostrar siempre una sonrisa.
Marina se acercó a Peter y le dio un besó en la mejilla.
-Deberías ser más cuidadoso.- le riñó quitando su sonrisa de forma instantánea.- La próxima vez no te defenderé.
-No necesitó que lo hagas.
-Oh, Peter… tú y tu orgullo- lo miró ceñuda- Anda vete de una vez y más te vale correr bastante.
Luego la chica se volteó y abrió la puerta del refrigerador.
Peter suspiró, se metió una galleta a la boca y tomó el picaporte. Él era un empresario. Movía acciones en las bolsas de ambos mundos y tenía talento nato para las finanzas. Una vez al mes viajaba a Nueva York. Ganaba y perdía millones en cuestión de minutos. Pero no todo en su vida era tan gratificante. Él había sido en Hogwarts un merodeador, él más bajito de los cuatro y el menos valiente. Tenía el cabello rubio oscuro y los ojos azules. Desde el verano sus amigos lo habían obligado a correr todos los lunes, miércoles y viernes, hasta ahora seguía haciéndolo.
-Recuerda llegar temprano, hoy llega Ale.- le murmuró al oído la pelirroja.
-No te preocupes, Lil.- dijo antes de salir y cerrar la puerta.
La pelirroja negó y terminó de acomodar los platos. Luego miró la hora en el reloj. Eran las cuatro y media de la mañana.
-Creo que mejor me voy.- dijo mientras miraba a sus amigos.- Aunque me muero de sueño.
-¿Y a dónde vas?- preguntó James, que ya había comenzado a comer cereal.
-Tengo que llegar a King Cross a las diez para recoger a Ale, llega hoy.
Los habitantes de la llamada "Casa merodeadora" se miraron entre sí.
-¿Llega hoy?- preguntó Alicia con sus ojos fijos en la pelirroja.- Pensé que faltaba una semana.
La chica negó.
-Hoy.- repitió.
Elinor caminó hacía la alacena mientras comenzaba a hablar.
-Pero tengo que ir a la facultad, Jerry me pidió que fuera.
-Te lo avisé hace casi un mes.- le riñó Lily.- No puede ser que no lo apuntarás en tu agenda.
-¡No tengo agenda!- zanjó la cuestión la rubia con mal humor.
-¿Alguien más tiene planes?
Las manos de Alicia y Sirius se levantaron.
-Pero se los dije.- la chica los miró molesta.- ¡Nunca me escuchan, si siguiera siendo reina del caos, los haría a volar ahora mismo!
Esa afirmación estuvo claramente fuera de lugar, porque todos se pusieron tensos. Lily lo notó.
-Lo siento.- murmuró.- ¡Pero nadie me escucha en este lugar!- y con esas palabras salió de la cocina dando un portazo.
James Potter la miró salir. Ellos dos eran novios desde que habían salido de Hogwarts, más o menos igual que Peter y Marina. El chico era alto y de complexión fuerte, pues seguía jugando Quidditch. Su cabello estaba siempre despeinado y era de color azabache, sus ojos eran almendrados. Soñaba con convertirse en un Auror como habían sido sus padres.
-¿Qué vas a hacer tú Padfood?- preguntó antes de llevarse la cuchara con cereal a la boca.
-Tenía una cita con Tara Williams, pero supongo que la cancelaré.- dijo Sirius. Él había sido desde siempre un casanova. No había chica en el mundo que él deseará y no consiguiera. Bueno tal vez había dos chicas, pero mejor no entrar en detalles. Tenía el cabello algo largo y de color negro azulado, sus ojos eran grises; era compañero de James en la escuela de Aurors. Ambos chicos eran mejores amigos y dos de los Merodeadores.
-¿Y tú Alice?
Alicia arrugó la nariz al oír aquel nombre con que Sirius la llamaba desde hacía años.
-Tenía que quedarme con el editor e iba a cenar con Frank, pero supongo que vendré aquí.
Volvieron a quedarse en silencio hasta que un frasco de mermelada se le resbaló a Elinor y cayó al suelo.
-Bueno en ese caso creo que estaremos todos aquí menos tú, Eli.
La chica miró a Marina con furia mientras hacía un hechizo para que el frasco regresara a la normalidad.
-Intentaré llegar temprano, realmente quiero ver a Ale.
-Me parece bien- Lily había vuelto a entrar ya vestida y lista para salir.- Nos veremos a las cinco, tienes que traer comida Paddie.
-No te preocupes, me encargaré de eso.- dijo mientras jugaba con una manzana.
La pelirroja atrapó aquella fruta en el aire y luego salió del lugar.
-Bien será mejor que me vaya a la cama.- dijo Alicia mientras pasaba sus dedos por su cabello corto color arena, se acomodó los anteojos que ahora usaba. Era una periodista exitosa de El Profeta y una de las personas más ocupadas en el periódico.- Tengo que dormir bien.
Poco a poco todos salieron del cuarto. Sirius fue uno de los últimos.
-Voy a ver la televisión.- le explicó a James.- No creo que pueda volver a dormir.
-Yo tampoco.- dijo el chico Potter mientras se levantaba y caminaba para dejar su plato en el fregadero.
-Prongs, ¿cuándo vendrá Moony?- preguntó Black mientras ambos salían de la cocina.
-En navidad.
-Se llevará una gran sorpresa.
-Sí, buenas noches Padfood.
-Buenas noches Prongs.
Cuando James apagó la luz de la cocina, la casa volvió a quedar a oscuras, ahora el ruido televisor llenaba la sala, pero por lo demás el lugar estaba en silencio. Además, esta vez, no todos dormían.
Octubre de 1973
ENDAM, Normandia
Remus Lupin había vivido en un cuartucho para estudiantes los dos últimos años. Compartía la habitación con Spike Willowin un polaco excelente en duelo, tal vez el mejor duelista de toda la ENDAM o "La escuela Normanda de Defensa y Ataque mágico".
Salió del cuarto equipado con su cepillo de dientes, su toalla y un jabón, para entrar al baño que compartía con todo el piso 18 o en otras palabras diecinueve estudiantes más.
Las paredes estaban llenas de graffiti y se despostillaban por todas partes. Unos focos de luz amarillenta alumbraban el pasillo sin ventanas.
Remus entró al baño y se miró en el espejo roto que colgaba de la pared. Su cara no había cambiado tanto, seguía siendo el joven de antes, con el mismo cabello rubio cenizo y los mismos ojos. Seguía teniendo ese aspecto enfermo y cansado que siempre lo había caracterizado. Todavía tenía el alma fuerte y tranquila del merodeador que había sido. Unos feos rasguños cruzaban sus brazos y cara. Con un movimiento de su mano alejó el flequillo que llevaba y suspiró.
Recordaba el cuarto que tenía apartado dentro de "La casa merodeadora" o CM y era realmente distinto a todo aquello que estaba viviendo. Pero no odiaba ese lugar. No, en la ENDAM estaba cumpliendo su sueño. Ansiaba que llegara la navidad para regresar a CM y poder ver a sus amigos.
No tenía muchos amigos allí. Esta vez no era por la licantropía, pues muchos estudiantes sufrían extrañas enfermedades. No, no era eso.
Salió del baño ya limpio y dispuesto a enfrentarse a sus profesores.
Entró al cuarto.
-Lupin.- dijo Spike en cuanto entró.- Llegó una carta para ti.
Remus miró extrañado la lechuza. ¿Una carta? La tomó y al instante reconoció la caligrafía. No se habían visto ni escrito en dos años. No habían sabido nada uno del otro. ¿Por qué escribía entonces?
-¿De quién es?- preguntó Spike mientras se ponía el uniforme.
-Una amiga.- dijo Remus antes de guardar la carta en su libro de encantamientos.- Nos veremos en el comedor Willowin.
-Dalo por hecho.- dijo con su fuerte acento más marcado que nunca, siempre le sucedía eso cuando hablaba de comida.- Hoy hay panqués.
Remus salió dejando a Spike hablando de cuanto le gustaban los panqués.
Octubre de 1973
Ministerio de Magia Inglés
Sirius Black miró la larga fila de personas y luego el papel que tenía en su mano.
-389 puede pasar.- todos consultaron su papel cuando la voz mecánica había terminado.
Sirius miró el 482 en su papel y suspiró exasperado.
-¿Qué la trae aquí?- preguntó a la mujer junto a él. La anciana que tenía una gran verruga en la nariz lo miró ceñuda antes de contestar.
-Mi saxofón se niega a tocar.- dijo señalando la caja transparente donde se veía un instrumento dorado.- Se está poniendo viejo.
El joven Black no entendió a que se refería aquella anciana, pero asintió con cortesía, luego se levantó.
-¿Irás por algo de comer?- preguntó la señora con ansias, Sirius asintió. La mujer sacó un saquito púrpura y de allí tomó unas moneditas plateadas.- ¿Me traerías un café? Creo que estaré aquí un buen rato.
Sirius asintió y tomó las monedas. Con pesar entró al elevador. Que día más aburrido. Una voz parecida a la que había dejado atrás anunció el piso donde debía bajarse. No tardo en comparar el café y cuando volvía a subir al elevador chocó con una persona que salía de éste.
-Lo siento.- balbuceó Sirius.
La persona comenzó a recoger todos los papeles que se le habían caído.
-Déjame ayudar.
-No es necesario Black.- contestó un a voz.
-Yo te conozco.- dijo el hombre antes de pararse cargando un montón de manuscritos.
-Tienes buena memoria.- respondió la mujer que también se había levantado.
-¿Cómo olvidarte Sara Croft?
-Siento no poder decir lo mismo Sirius.
-¿Cómo es el mundo de la farándula?
Sara se había convertido en una actriz. Era muy buena y había estado en un gran número de obras desde su salida del colegio. Se codeaba con las más grandes estrellas. Por eso Sirius estaba sorprendido de encontrarla en uno de los últimos niveles.
-Me trata bien, la verdad no me quejo.- movió su cabeza para alejar su fleco de su cara.- ¿Cómo está la academia?
Sara también estaba sorprendida de ver a Sirius. Habían pasado más de dos años desde que se habían despedido, no obstante había escuchado mucho de él. En el estreno de una obra había conocido a Ingrid Mudlose. Ésta le había hablado mucho, y con cierta nostalgia, de sus años escolares.
-Todo bien, hoy tengo día libre. ¿Qué haces aquí?
-Ayudo a mi tío, ya sabes Thomas Weasley, me estoy quedando con su hijo. Al parecer tienen mucho trabajo.
-Todo el ministerio está de cabeza.
La chica asintió.
-¿Y tú?- preguntó- ¿Qué haces aquí?
Para cuando dijo esa pregunta estaban ya caminando hacia el fondo del pasillo, Sirius aún tenía el café en sus manos, que sorprendentemente no se había caído.
-Me compré una motocicleta, quiero hechizarla para que vuele, así que estoy buscando permisos.
-¿Sirius Black buscando permisos? Pensé que te gustaban las cosas fuera de la ley.
-Pues me gustan.- dijo el chico.- Pero mi bebé no será ilegal.
Sara sonrió suavemente.
-¿Estarás mucho tiempo en Inglaterra?
-Sí.- contestó ella.
-Tal vez querrías cenar un día.
-Sí, tal vez.
-Bueno entonces tal vez nos veamos el viernes.
-Puede ser.- contestó ella mientras tomaba los papeles de las manos de Sirius.
-Tal vez pueda recogerte como a las ocho.
Sara sonrió.- Puede ser.- murmuró.
-Bueno entonces te veré, tal vez, el viernes.
-Sí, tal vez.- dijo la chica como despedida antes de girarse y cruzar la esquina.
Sirius sonrió a llevar el café a la señora que estaba antes que él en la fila. La mujer sonrió agradecida.
-Yo iré por el próximo, apenas van en el número 400, son unos lentos.
Y con una mueca comenzó a beber de la humeante taza. Sirius por otra parte se acomodó en su silla y sonrió.
Octubre de 1973
King Cross, terminal 5¼
Las locomotoras eran esplendidas. Aquellos trasportes que llegaba desde el continente estaban llenos de pasajeros de todos los tipos, unos más interesantes que otros. En la terminal 5¼ se oían todos los idiomas del mundo, se veían todos los colores posibles que podían adquirir una piel, un ojo o un cabello. Brujas y magos salían de los vagones plateados, escarlatas, azules y esmeraldas que se congregaban uno tras otro en aquella terminal que parecía no tener un final preciso y que se alargaba hacia el horizonte sólo teniendo fin, allí, donde los ojos no podían mirar.
Pero parada en esa multitud estaba ella. Mirando hacia la locomotora gris que había llegado de Francia momentos antes. Había tenido un retraso considerable, pero ella no estaba enfadada, sino más bien algo excitada. Miraba sobre la multitud esperando ver pasar a su amiga con aquel andar majestuoso que siempre la distinguió. Pero no caminó a su lado, algo contrariada, giró su cabeza hacia la locomotora, de donde salió minutos después Alessandra Ryddle.
Lily Evans se quedó pasmada al verla. Era tan distinta a como la recordaba. Su piel no era tan pálida y estaba algo tostada, su larga cabellera había desaparecido y apenas pasaba su barbilla, pero aún así seguía siendo la misma. Los mismos ojos, de igual color que él del cielo cuando se avecinaba una tormenta. Con el porte majestuoso, la mirada de desdén y el mismo gesto de superioridad, todo tal vez algo más acentuado, pero seguía siendo la misma. Nadie podría confundirla jamás. No importaba que algunos la conocieran como Alessandra Oliner y otros, aquellos que podían llamarse sus íntimos, como Alessandra Marie Ryddle. Daba igual, no había nadie como ella.
Aquella mujer se acercó a Lily y ambas se miraron en silencio.
-Cuánto tiempo.- dijo la pelirroja con voz temblante.
-Mucho, ciertamente.- contestó de forma educada y algo fuera de lugar.
Lily al oír la voz de su amiga no lo resistió más y la abrazó con fuerza. Alessandra sonrió y le dio unas torpes palmadas en la espalda como signo de afecto.
-¿Cómo está todo?- preguntó cuando ambas ya caminaba hacia la salida de King Cross muggle.
-Bastante bien.
-¿Todo va bien con James?
-Sí.
-¿Sirius y Elinor están mejor?
-No.- Lily pidió un taxi antes de seguir hablando.- Los dos son muy cabezotas. Elinor sale con un curandero que acaba de recibirse y Sirius ha vuelto a ser el mismo casanova que no conociste.
-Me muero por verlos- dijo la chica con una sonrisa.- ¿Has sabido algo de Remus?
Lily se mordió el labio inferior, no había esperado que llegaran tan rápido a ese tema.
Finales Octubre de 1973
ENDAM, Normandia
Se sentó en la última mesa del comedor, aquella que estaba desbalanceada, pero a la que le daba el sol. Miró de reojo su comida para cerciorarse de que no se movía y después de abrir un libro de defensa comenzó a comer esa pasta gelatinosa y algo verde que no sabía mejor que como se veía.
Había pasado más de una semana desde la carta de Alessandra dónde la chica le había rogado que tuviera cuidado. Remus imagino que el tono era más bien de apuro pero no estaba seguro. ¿Qué sabría Alessandra?
Una pequeña nota cayó de su libro mientras giraba la página. La miró detenidamente. Él conocía ese pergamino desigual y algo verdusco. Notas como esa le habían llegado desde unos días antes de que la carta de Ale arribara. Abrió el pergamino y leyó su contenido.
Con aire agitado dejó su comida en la mesa, guardó el libro y salió del comedor.
No tardo mucho en llegar a su destino. Al abrir la puerta de su cuarto parecía que se había librado allí una batalla o alguien había soltado un huracán embotellado.
Abrió la puerta del "armario" donde estaba su cama y se encontró con una no muy agradable sorpresa.
Todos los pergaminos que había guardado estaban esparcidos sobre su cama. Pero en cuanto se acercó a tomar uno, todos, incluyendo el que tenía en su mano, se precipitaron en un remolino y quedaron suspendidos en el aire.
¿Alguna vez has visto a un muerto caminar junto a ti? Yo sí. ¿Alguna vez has sentido mi presencia? Lo dudo. Prepárate a ser juzgado como cada heraldo. Esta vez no escaparas de la muerte.
Remus miró aquellas palabras algo extrañado. Un escalofrío recorrió su columna. Giró y miró su cama. La almohada estaba apuñalada y de ella salían plumas. No estaba así cuando había entrado a la habitación. De la nada cayó una rosa negra sobre las cobijas.
Remus se acercó a tomarla.
-Ale.- murmuró. Dio vueltas sobre sí mismo buscando a la chica.- ¡¿Estás aquí Alessandra?!
-Ella no es la que está aquí- una figura encapuchada apreció frente a Remus. Con un movimiento se quitó la mascará y dejó ver su rostro.- Sino yo.
-¿Cómo…?
-Él está de vuelta.- murmuró la figura.- Expelliarmus.
31 Octubre de 1973
Littelmead, (Surrey) Inglaterra
-Y el Leprechaun dijo: "De la bolsa al final del arcoiris"
Todos se rieron divertidos. Era Halloween y cada momento alguno de los habitantes de la Casa Merodeadora debía levantarse para dar dulces a los niños de Esher.
-Fue un buen chiste Frank- le dijo Sirius Black mientras vaciaba su copa.- Deberíamos reunirnos más seguido.
-Siempre nos reunimos Paddy.- le recordó Elinor.- ¿Por qué crees que la sala siempre parece más pequeña de lo que es?
Los dos amigos llevaban toda la velada molestándose el uno al otro. Nadie estaba sorprendido por ello. Ambos iban con sus respectivas parejas, pero no soportaban que su mejor amigo estuviera con otro.
-Cabezas huecas- le susurró Alessandra a Lily.
Peter hipó fuertemente y comenzó a toser. Alicia que acaba de entrar le dio un golpe en la espalda.
-Esos niños son como una plaga. – dijo antes de sentarse en el sofá junto a Frank Longbottom.
-No son tan malos.- le contradijo Ale.
-Mentira. Lo que sucede es que no haz ido a darles dulces.
-Pues seré la siguiente.
-¡Pero eres la invitada!- dijo recordando sus buenos modales Marina.
-No, ahora este lugar es tanto mi hogar como el de ustedes.- la joven Ryddle se cruzó de brazos y en ese momento sonó la puerta.
-Bueno ve.- le dijo James.- Esperamos tu regreso.
Alessandra se levantó y salió de la sala. Llevaba casi dos semanas viviendo en esa casa y todos seguían tratándola como el huésped de honor. Arrugó la nariz molesta.
Tomó la canasta de dulces que estaba en el descansillo y abrió la puerta. Con una gran sonrisa espero oír las palabras "Dulce o truco" pero éstas nunca llegaron. Abrió sus ojos y miró a quién había tocado el timbre. La canasta se cayó de sus manos.
-¿Ale?- murmuró el sujeto.- ¿Eres tú, Alessandra?
La mujer no pudo contestar porque Remus Lupin cayó desmayado en sus brazos. En seguida comenzó a gritar por ayuda mientras las piernas le flaqueaban. Quedó arrodillada en el suelo con la puerta abierta frente a ella y un lastimado y sangriento Remus entre sus brazos. Gran forma de reencontrase.
Ojala las haya gustado el chap. A mi me gustado mucho sobre todo el principio.
El siguiente chap se llama:
Blanca Navidad y trata de lo que sucede un día antes de esa celebración.
Contesto rrs:
Trini: Si se arrepiente de lo que ha hecho y como ves trato de los Merodeadores, ojala sigas leyendo.
NeLi BlAcK: que bueno que te guste mi forma de redactar, me gusta describir, pero cada vez hay más dialogo en el ff, al final este también es necesario. Y por lo de tu ff, si tienes una trama pasa de mí pues estoy segura de que quedará genial.
Niniel204: si tiene un papel importante, es de los personajes que componían el principio ¿recuerdas? Tiene su propio papel planeado y su vida… bueno supongo que en parte ella la eligió.
Xx tintalle beth vanye xX: me ha gustado tu idea de que es un sueño. Yo he estado ya mucho analizando lo que es, es algo importante para el final de este fic, además si Ingrid tiene una personalidad increíble, hay personajes con los que escribir es tan agradable.
Alicia: yo con tu parte del ff… ah estoy teniendo algunos problemas. Pero ya estoy corrigiendo el chap 6… nos veremos en el msn.
Gracias por los rrs!!!! Me han hecho muy feliz… ojala sigan enviándolos.
Syringen
A.L.C.S
