"¿Se puede saber qué haces yendo de un lado para otro? Estate quieta, me estás poniendo nervioso."

"Estoy buscando un libro. Y quizás no te pondría nervioso si no me estuvieras mirando todo el rato. ¡Tú sí que me estás poniendo nerviosa!"

Habían pasado tres días desde que todos habían ido a visitar a Suu, desde que se descubrió que Hiei estaba durmiendo allí y desde que Suu le dijera al youkai que pronto le explicaría el porqué de sus desmayos. La nieve ya se estaba derritiendo, coincidiendo con el comienzo de las clases después de las vacaciones de Navidad.

Suu iba por toda la casa buscando el libro de Historia y no lo encontraba por ningún sitio, cosa que la estaba poniendo realmente de mal humor. Y para colmo, Hiei, quien no le quitaba ojo después de ese día de sorpresas, estaba sentado en su sitio en la ventana observando cómo ella iba de aquí para allá, y eso empeoraba su estado de ánimo.

"No tengo nada mejor que hacer." - le dijo el demonio, encogiéndose de hombros.

"Ya... Últimamente ya me he fijado." - comentó ella, levantando el cojín de uno de los sofás. "¡Por fin! ¡Lo encontré! Estaba a punto de volverme loca..."

"¿Para qué quieres ese libro?"

"¿Para qué va a ser? Mañana empiezan las clases, ¿recuerdas?" - dejó el cojín otra vez en su sitio y cogiendo el libro como si se pensase que fuera a desaparecer de nuevo, se fue hacia su habitación para guardarlo mientras dejaba a Hiei murmurando algo parecido a 'estúpidas costumbres ningens'.

Cuando volvió de la habitación echó un vistazo al salón para comprobar que todo estaba en su sitio. - "Bueno, creo que empezaré a hacer la cena. Yo ya empiezo a tener hambre, ¿y tú?"

"Hm." – fue lo único que él respondió, y Suu optó por tomar esa respuesta como un signo afirmativo. Hiei lo solía hacer demasiado a menudo, y a veces no sabía cómo interpretar sus 'respuestas'.

Mientras Hiei la observaba (ahora estaba apoyado en el marco de la puerta de la cocina), ella preparaba la cena. Eso de sentirse observada continuamente la estaba poniendo de los nervios y más si sabía a ciencia cierta que su observador no lo hacía inocentemente. La estudiaba, se fijaba en todos sus movimientos desde ese día, quería descubrir qué pasaba. Y Suu se preguntaba cada vez más a menudo si no debería decírselo ya para que la dejara en paz, sí, seguro que cuando se lo explicara tardaría en volverle a ver, eso sino...

El timbre sonó.

Suu se limpió las manos y fue a abrir la puerta. Hiei escuchó algunos trozos de la conversación que tenía con la persona que había llamado y pudo deducir que se había equivocado de piso. Suu cerró la puerta, dio media vuelta y cuando tan sólo había dado cuatro pasos... se desplomó en el suelo.

Ligeramente sorprendido y preocupado se apresuró a recogerla del suelo. Ya había perdido la cuenta de cuantas veces se había desmayado durante esos últimos tres días, así que ya no le cogía desprevenido. Pero eso no quería decir que se preocupara menos, claro.

"Cinco minutos." – le informó el demonio de fuego cuando vio que la chica se empezaba a despertar.

"¿Cinco?" – repitió todavía medio aturdida y estirada en el sofá.

"Te has superado." – dijo sarcástico.

"Sí, eso parece." – respondió con una sonrisa amarga y un poco preocupada. – "Cada vez es peor, esta vez ni me di cuenta..."

Hiei no dijo nada, tan sólo se levantó del sofá y se fue a sentar en la ventana. Era evidente que estaba molesto por no saber qué pasaba y por qué ella le decía que era normal. Pensativa, se levantó y fue a acabar de hacer la cena.

No abrieron boca durante toda la cena, no es que normalmente hubieran grandes conversaciones, pero al menos no había el silencio tenso que se había establecido esta vez.

Una vez acabaron de cenar cada uno llevó su plato a la cocina; una costumbre que a Suu le sorprendió el primer día, pues imaginó que Hiei dejaría el plato en la mesa y ella tendría que llevarlo, pero no. Supuso que Kurama había hecho adquirir ese hábito al demonio cuando éste se quedaba en su casa. Era de agradecer. Dejados los platos, Suu se puso a lavarlos y Hiei se fue a sentar en la ventana.

"Emm... Hiei, he estado pensando y..." – empezó a decir ella, saliendo de la cocina una vez hubo terminado de lavar.

"¿Y?"

"Pues... ¿te acuerdas que te dije hace unos días que te explicaría la razón de mis desmayos?" – preguntó, frotándose las manos nerviosa y sólo sosteniendo la mirada unos segundos.

Hiei no dijo nada, pero se movió un poco en la ventana, quedando de cara a ella como para darle a entender que la escuchaba.

"Bien... pues, supongo que ha llegado el momento. Cada día me desmayo más a menudo y estoy sin conocimiento durante más tiempo. Así que cuanto antes os lo cuente, mejor." – todavía se veía nerviosa y evitaba mirar durante mucho tiempo los ojos del youkai, cuando le miraba era sólo para ver su reacción.

"¿Y a los demás cuándo se lo vas a decir?"

"Pues... mañana, no creo... es demasiado justo. Supongo que pasado, lo antes posible." – se fue a sentar al sofá y miró a Hiei como si le pidiera que fuese hacia allí él también.

"Prefiero quedarme aquí."

Suu frunció ligeramente el ceño, pero por otra parte tal vez le resultaría más fácil si no le tenía muy cerca. - "Como quieras. Pero ya que tú serás el primero en saberlo, te agradecería que me dejaras que yo se lo contase a los demás, que una vez lo sepas no vayas a decírselo. ¿Puedo pedirte eso?"

Hiei pareció estar considerando esa petición. Al final se encogió de hombros y aceptó. – "Supongo que sí."

"Bien, gracias." – sonrió ligeramente ella. – "Y otra cosa... sé que después de lo que te contaré, lo más probable es que desconfíes de mí. Bueno, sé que vas a desconfiar de mí. Pero te aseguro que en ningún momento he hecho lo que he hecho con malas intenciones." – acabó de decirlo mirando de reojo la cara del demonio.

Hiei tenía los ojos entrecerrados, con una expresión de desconfianza en ellos, lo cual no le gustó nada a Suu. – "Será mejor que empieces a hablar, porque cuanto más hablas menos me gusta todo esto."

Suu se aclaró la garganta y se sentó en el sofá de modo que pudiera ver a Hiei. El corazón le iba a cien por hora. – "Sí, tienes razón, mejor que te lo explique ya."

"Te escucho." – le dijo él, apoyándose contra el cristal de la ventana y cruzando piernas y brazos.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Sonó el despertador. Una mano salió de entre las sábanas para silenciar el irritante ruido. Segundos después, y contra su voluntad, se incorporó para sentarse en la cama. Bostezando y frotándose los ojos se puso de pie y fue a prepararse para empezar el primer día de instituto de un nuevo año.

No viéndose con ánimo de desayunar en casa, cogió dinero para comprarse algo en la pastelería que había de camino al instituto. Abrigada con sus guantes, su bufanda y su abrigo bajó a la calle. Un escalofrío la recorrió una vez se encontró fuera del cálido portal. Empezó a andar obligándose a no pensar en la baja temperatura y el recuerdo de lo que había pasado la noche anterior apareció.

···

Se había pasado un buen rato relatando toda la historia, pero Hiei no le había interrumpido en ninguna ocasión. Con los ojos fijos en ella y una expresión en su rostro que no permitía ni tener una ligera idea de lo que le estaba pasando por la cabeza, había escuchado pacientemente. Por una parte Suu lo agradeció, porque si el demonio la hubiese interrumpido no creía que hubiera sido capaz de continuar, le resultaba muy difícil y por eso había estado evitando la mirada del youkai la mayor parte del tiempo, sólo dirigiéndole tímidas miradas para comprobar si había alguna reacción de su parte. Pero no la hubo, al menos visiblemente. Sabía muy bien que aunque Hiei no le demostrase todo lo que le había contado le habría sorprendido mucho, por decir lo mínimo.

Y al final, cuando acabó toda la historia, la reacción del demonio fue entre esperada e inesperada. Esperada porque Suu sabía perfectamente que una vez Hiei conociese la verdad, a éste no le haría ninguna gracia y su trato hacia ella cambiaría de manera considerable; la confianza, si alguna vez había confiado en ella, desaparecería. Y así fue. Por otro lado, fue inesperada porque conociéndole, Suu se imaginó que reaccionaría de una manera más... bueno, amable sería el antónimo.

Pero cuando ella hubo acabado, después de que hubiese un breve silencio, él se levantó de la ventana y con una dura mirada habló.

"O sea, te has estado riendo todo este tiempo de nosotros. Bueno, tengo que felicitarte, porque lo has hecho muy bien. Conseguiste que no desconfiara de ti y conseguir eso es digno de admirar. Pero como supongo que ya sabrás, no me gusta que me engañen--"

"Yo no--" – intentó interrumpirle ella.

"Oh, sí que lo hiciste, a mí y a todos y aunque digas que tus intenciones no eran malas, aun así lo hiciste."

Y sin decir nada más, había abierto la puerta de la terraza y se había marchado.

···

Sonriendo amargamente Suu llegó a la pastelería donde tenía que comprarse el desayuno. Todavía inmersa en sus pensamientos compró cualquier cosa y salió. Bueno, al fin y al cabo había sucedido más o menos lo que ella se había imaginado. Era de locos pensar que Hiei no reaccionaría así. Pero que se lo imaginase, no quería decir que no doliera. Ahora le daba miedo pensar las reacciones de los demás. Tenían todo el derecho de enfadarse y de desconfiar de ella, y aunque era lo más probable que sucediera, todavía tenía una muy pequeña esperanza de que las cosas no fuesen así. Si ocurría lo peor, no tenía ningún sentido volver. Y no tenía ningunas ganas de quedarse en ese lugar.

"¡Suu!" – una voz a sus espaldas la llamó, sacándola de sus pensamientos. Se detuvo y se dio la vuelta, no reconocía la voz.

Muy sorprendida vio que un chico se acercaba sonriendo y saludándola con la mano, no tenía la más remota idea de quien era. ¿Se habría equivocado? Estaba a punto de preguntarle si le conocía de algo, cuando detrás del chico y acompañado de una chica y otro chico más, vio a Kurama, sonriéndole débilmente.

"¡Hola!" – le saludó con mucha alegría el chico que le había llamado.

"Ehhh... hola." – dijo ella, preguntándose cómo sabía su nombre, si que ella recordase no había hablado nunca con él.

"Buenos días." – saludaron ahora Kurama, la chica y el otro chico al llegar a su lado.

"Buenos días." – respondió, mirando con el ceño fruncido a todos y luego se dirigió al chico. – "¿Cómo es que sabes--?"

"Me lo dijo Minamino." – contestó todavía con un tono muy alegre. – "Te vi a lo lejos y quise llamarte, pero no recordaba cómo te llamabas, así que se lo pregunté a él." – terminó de explicar con una amplia sonrisa.

"Ah. ¿Nos habíamos visto antes?"

La expresión del chico se entristeció un poco y suspiró. Kurama, el otro chico y la chica se rieron disimuladamente.

"Nos encontramos un día en la calle, ya hace un tiempo, creo que era verano. Estábamos Makoto, Haruka, otra chica, Minamino y yo, Ryota." – dijo los nombres señalando con la cabeza al chico y a la chica que estaban al lado de Kurama. – "Y entonces llegaste tú, ¿te acuerdas?" – preguntó esperanzado.

"Sí, es verdad. Ya recuerdo." – dijo pensativa.

"¡Genial! ¿Y a dónde vas, al instituto?" – preguntó con el tono alegre de antes y empezando a andar, los demás le siguieron.

"Sí, claro." – respondió con una débil sonrisa.

"¿Siempre vas por esta calle? No te habíamos visto nunca." – dijo el otro chico, Makoto, que ahora se había puesto a su izquierda. Detrás iban Kurama y la chica, Haruka.

"No, normalmente voy por otra, pero hoy tenía que comprarme el desayuno y he venido por aquí." – explicó, guardándose el desayuno en un bolsillo del abrigo, ya se lo comería después.

"Aah, es una lástima, podrías venir por aquí cada día, así nos encontraríamos." – dijo Ryota, sonriendo.

"Pues vaya forma de empezar el día, encontrarse con vosotros dos." – dijo desde detrás la chica. Suu y Kurama se rieron, pero a los dos chicos no les hizo ninguna gracia.

"¿Qué quieres decir con eso exactamente?" – contestó Ryota con mal humor, desde al lado de Suu.

"¿Tan cortos sois que no podéis imaginároslo y necesitáis que os lo expliquen, Ryota?"

"No necesitamos que alguien como nos explique nada." – dijo ahora Makoto, también de mal humor.

"Claro, porque aunque intentase explicároslo os quedaríais igual."

"¡Exacto, porque eres tú la tonta y no sabes explicarte!" – replicó Ryota, dejando el lado derecho de Suu y yendo hacia Haruka, el otro chico hizo lo mismo y los tres se pusieron a discutir. Kurama dio un par de pasos y se situó al lado de Suu.

"No te preocupes, siempre están igual." – rió Kurama. – "A Haruka no le ha hecho ninguna gracia que Ryota se pusiera a hablar contigo."

Suu sonrió y divertida miró a los tres que iban detrás discutiendo animadamente.

"Sí que tienen energía de buena mañana..." – suspiró ella.

"Sí. Pero no se puede decir lo mismo de ti. No tienes muy buena cara, ¿no has dormido bien?" – se interesó Kurama.

"¿Eh? No, quiero decir, sí que he dormido bien. Supongo que es la falta de costumbre de levantarme tan temprano y el frío..." – explicó, evitando un poco la mirada del youko. En parte era verdad, el otro factor que suponía que también tenía que ver era que cada vez estaba más débil. Lo que le recordaba...

"Entonces tendrías que abrigarte mejor, o sino acabarás cogiendo un resfriado."

"Creo que por mucho que me abrigue no dejaré de tener frío." – sonrió ligeramente. Miró hacia atrás para comprobar que esos tres seguían distraídos y decidió que era un buen momento para decírselo. – "Kurama... ¿podría pedirte algo?"

"Sí, claro. ¿Qué es?"

"Emm... ¿podrías venir mañana después de las clases a mi casa? Si te va bien, claro."

"¿A tu casa? ¿Por qué?" – preguntó sorprendido.

"Pues... es que tengo que deciros una cosa a todos. Yo se lo diré a Yusuke, Kuwabara y Keiko cuando llegue al instituto y supongo que Yusuke se lo podrá decir a Botan... Es importante que vengas. ¿Puedo contar contigo?"

"Sí, no tengo nada que hacer entonces." – aceptó Kurama.

"Bien."

"¿A Hiei... se lo has dicho o quieres que se lo diga yo?"

"No, no se lo he dicho. Díselo si lo ves." – lo dijo con un tono demasiado frío y por un momento tuvo miedo de que Kurama le preguntase si había pasado algo con Hiei, pero no dijo nada. Tanto si Kurama se lo decía como sino, dudaba que el demonio fuese a ir.

"¿Ya no está en tu casa?"

"No, se fue ayer. Como ya la nieve se está derritiendo..." – intentó decirlo lo más normal que pudo.

"Vale, entonces nos vemos mañana." – dijo Kurama, deteniéndose.

Habían llegado a un cruce y tenían que seguir diferentes caminos para llegar cada uno a su instituto. Suu ni se había dado cuenta de donde se encontraban.

"¡Oh, vaya! ¿Ya te vas?" – exclamó con tristeza Ryota, dejando de discutir con la chica.

Suu asintió. Y los dos chicos suspiraron con resignación.

"Es culpa de Haruka, si no nos hubiese distraído habríamos podido hablar más contigo." – se quejó Makoto, mirando enfadado a Haruka.

"Sí, eso. Ahora es mi culpa."

"Bueno, espero que nos encontremos otro día. ¡Ya sabes, si quieres vernos sólo tienes que ir por esta calle!" – dijo animado Ryota.

"Sí, claro. Bien, pues ya nos veremos. ¡Adiós!" – se despidió y cruzó la calle.

Ya se lo había dicho a Kurama y eso simplificaba las cosas, no tendría que llamarle ni nada. Ahora sólo quedaba hacérselo saber a los demás y esperar que todo fuese bien el día siguiente.


Una vez más, siento haber tardado tanto. Pero entre que me fui de vacaciones y no tenía ordenador y que una vez estuve de vuelta éste se me declaró en vaga... ha pasado mucho tiempo desde que actualicé. Bueno, no tanto, lo normal en mí ;P

Sí, lo sé, este capítulo es más corto. Pero tenía que acabar aquí, porque en el siguiente se descubre todo lo que esconde Suu. ¡Por fin! XD

Y sin más preámbulos, los reviews n.n

Zafiro, ehh, gracias, muy contenta de que te gustara! De tus preguntas sólo te puedo contestar a una, porque no sé a qué te refieres con la de Kurama y Hiei. La otra, ya lo has visto, no se ha quedado n.n Y las galletas, pues son de varias cosas, son las típicas que vienen en una caja y hay de diferentes gustos y formas. No sé si me explico XD

Yukii, me alegra saber que mi fic te sirvió de algo XDD Pero esta vez no creo que me digas lo mismo... ya sé que estás bien entretenida n.n Ah, esa frase también me gusta mucho a mí ;P Y bueno, ya queda menos para que puedas saber el secreto!

Yarumi, pues ni lo he subido pronto ni ha sido más largo... qué desastre U.U La pareja... ya se verá XDD Ya que parece que no queda clara, pues yo seguiré alimentando eso. Oh, ya lo dices bien, ¿quién se va a resistir al yaoi? XDDD Muchas gracias, suerte a ti también n.n

Ishisu-Magy, alucinada me quedaría si me dijeras que te los leíste de un tirón! XD Tendrás que seguir esperando un poquito más, pero tranquila no será mucho, como ya he dicho: todo se descubrirá en el próximo capítulo!

Roxana, muy contenta de que te guste el fic y de que te parezca interesante n.n Yo también tengo ganas de ver cómo concluye XDD Es broma, ya tengo el final escrito, sólo tengo ganas de llegar a él!

Ropna, entenderás qué tiene pronto n.n Jeje, siento haber tardado tanto otra vez... está visto que como no haya un milagro antes de un mes soy incapaz de actualizar, tendrás que aceptar eso también, lo siento U.U

Sumiko Minamino, debe dar una sensación curiosa ver tu nombre en un fic XD Muy contenta de saber que te gusta el fic n.n Sobre la duda... hay que ver lo que una llega a escribir sin darse cuenta XDDD ¿Una secuela? Jeje, no sé, no sé. Tiempo me está costando acabar esta... y creo que tiene para unos cuantos capítulos todavía... Ya veré n.n

No os puedo prometer que vaya a tardar poco con el próximo, pues entre el comienzo de las clases y que tendré que esforzarme mucho con el siguiente para dejar las cosas claras, no sé cuánto me va a llevar, pero intentaré que no sea mucho...

Muchas gracias por vuestra paciencia, en serio!