Nada de lo que puedan reconocer me pertenece.
Dedicado a Carlos Meza por su ayuda en la corrección de la primera parte de esta historia y a Alicia mi beta.
AVISO: Aún tengo beta desaparecida entre trabajos y tareas, pido perdón por las faltas.
¿De qué están hechos lo sueños?
II
El material de los Sueños.
Flechazo de esperanza
Agosto 15, 1979
Para discutir algún asunto la posada "La Cabeza de Puerco" es el peor lugar. Pero Dumbledore pensaba que para contratar un maestro y hacer una entrevista de trabajo era el mejor sitio.
Era una tarde lluviosa, fría y gris, la noche se acercaba y él tenía enfrente a una mujer delgada y de ojos amplificados por unas gafas. Parecía un insecto.
Apenas y la recordaba. En algún momento había pasado por Hogwarts, pero seguramente había sido retraída y tímida. Lo que traía a esa mujer a sentarse junto a él, era que una de sus antepasadas había sido una vidente. Una de las mejores y reales. Todo lo que decía en tono profundo se hacía realidad. Todo lo que veía en una bola de cristal, se hacía realidad. Todo lo que leía, todo lo que predicaba, cada cosa que decía sobre el futuro… todo.
A diferencia de aquella gran mujer, su tátara, tátara… lo que fuera nieta, no parecía tener el don.
.-.Señorita Trelawney.- murmuró. La mujer dejó de divagar acerca del Grim en el futuro de algún Auror y lo miró con sus grandes ojos moviéndose rápidamente de derecha a izquierda.
.-.Albus, sé que no cree que yo… pero es que…- su voz temblaba.
Dumbledore se levantó y caminó hasta la puerta.
.-.Creo que he oído suficiente, señorita Sybill. Minerva la llamará si necesitamos de sus servicios.
El labio de Sybill tembló. Albus se giró y tomó el picaporte de la puerta. Abrió sin mirarla. Se disponía a salir cuando un rayo cruzó el cielo. La habitación se iluminó, el trueno fue tan fuerte que hizo retumbar toda la posada. La vela cayó al suelo, apagándose en el camino. Dumbledore prendió su varita y se giró para mirar a la mujer. Tenía una mueca de terror tatuada en su cara. Abrió la boca y comenzó a hablar en tono fúnebre. Dumbledore no pudo moverse de su lugar.
Noviembre 26, 1979
Elinor Dashwood seguía viviendo en La Fortaleza, pero pasaba casi todo su tiempo en el hospital. Los ataques de Voldemort se habían intensificado y eran cada vez más frecuentes. Los únicos seguros eran los jóvenes que vivían todo el año en Hogwarts. Los heridos eran muchos, pero era mayor la cantidad de muertos. En toda Europa se sufría lo mismo. Las últimas navidades un ataque masivo al Callejón Diagon había dejado tantos heridos que de la facultad de medicina habían tenido que llegar estudiantes con poca experiencia a ayudar.
El tiempo que Elinor no estaba en el hospital daba clases en la facultad y su pequeño tiempo libre lo pasaba con La Orden, con Sirius o sus amigos.
En ese momento se preparaba para ir al hospital. Estaba buscando unos papeles que había llevado a su casa. Había estado haciendo una investigación muy importante para una posición medicinal que, según ella, revolucionaría la guerra.
.-.¡Sirius!- gritó y luego recordó que se había ido a trabajar.
Suspiró resignada. Tal vez los había dejado en el siguiente piso. Ojalá Sirius estuviera allí.
Pero Sirius Black trabajaba en el ministerio, era uno de los espías de la Orden en aquel lugar. Entre él y Elinor las cosas habían cambiado y mejorado. Estaban muy unidos y enamorados.
Elinor miró a su alrededor y bufó con enfado.
.-.Suficiente.- murmuró.- ¡Accio carpeta!
Un fajó de hojas salió de un cuarto y llegó volando con un calcetín arriba. Elinor la tomó y dejó caer el calcetín al suelo. Tomó su abrigo y salió del edificio. En el laboratorio no podía aparecerse y además prefería llegar caminando. Salió y bajó al primer piso donde saludo distraídamente a Rose Kellerman.
Dejó el edificio lejos. Hoy vería a Lily. La mujer estaba ahora casada y embarazada (se habían dado cuenta hacía poco) y Elinor le había recomendado pasar por San Mungo para la primera revisión.
La pelirroja trabajaba con hechizos experimentales y antiguos (la información la sacaba de los viajes de Ale y Remus) y parecía feliz.
James seguía en el ministerio y era uno de los miembros más activos de la Orden.
Elinor Dashwood llegó a la entrada de San Mungo y miró hacia los viejos maniquís antes de entrar. Había pasado tiempo desde que ellos se habían visto internos en un ataque o batalla. Las universidades habían desaparecido casi por completo. La facultad de medicina era una de las pocas que quedaban.
El mundo mágico había cambiado mucho. El ministro de magia parecía a punto de dimitir. Los ataques sobre él, eran tantos que muchos Aurors tenían que protegerlo.
.-.¡Elinor!- gritó una enfermera morena que llegó hasta ella corriendo.- Hubo otro ataque, tenemos enfermos hasta en el último piso.
.-.¿Ya usaron el desván?- preguntó. Tomó una bata y se la puso, caminó hasta su cubícalo lo abrió y dejó sus papeles. Estaban en el tercer sótano.
.-.¿El desván?- preguntó la muchacha confundida.- ¿No estarás hablando de…?
Elinor lo dio como caso perdido. El desván no se usaba nunca. Había varias salas que servirían, pero hasta ahora sólo Lily había estado internada allí. La rubia siguió a la enfermera por varios pasillos.
.-.¿De qué me voy a encargar?
.-.Varias mordeduras de Vampiro, uno o dos casi muertos que hay que tratar de urgencia… ya sabes.
"Mordedura de Vampiro" pensó la mujer. Realmente debía darse prisa con la poción. La alianza que tenía la Orden con los licántropos no estaba del todo cerrada. Los reyes licanos aún se negaban a que muchos hombres lobos entraran al campo de batalla durante Luna llena. ¡Era imposible controlarlos! Aún así, como humanos tenían una fuerza sorprendente y, algunos, eran más poderosos.
Elinor entró a una de las salas y sus oídos se llenaron de los gritos de un paciente. Negó levemente. La guerra no sólo estaba matando gente, estaba destruyendo vidas enteras. Se tragó sus lágrimas como siempre hacia y comenzó su trabajo dándole ordenes a la enfermera que pareció acostumbrada. Otro día más.
Alessandra y Remus habían seguían con sus viajes por todo el mundo. Los libros de las dos heraldos se habían ya separado en varios volúmenes. Aquel libro acerca de los heraldos había sido publicado y había una copia en varias bibliotecas.
Los esposos vivían en un departamento a las afueras de Londres cerca de una estación de tren. Era un lugar acogedor y ampliado mágicamente, algo pequeño sí, pero Remus y Ale se hallaban cómodos en él.
Ale trabajaba, cuando estaba en el país, en El Bar Plateado. Había instalado varios transmisores muggles por el lugar y monitoreaba conversaciones todo el día.
.-.No hay mejor lugar para planear un gran ataque que aquel que esta más concurrido.- solía decir varias a veces.
Remus daba clases en la academia de Aurors. Moody le había ayudado a conseguir el puesto. En sus transformaciones seguían reuniéndose los merodeadores en La Fortaleza. Alessandra había comenzado a tomar clases de animagia junto a Elinor. Parecía que progresaba mucho y cada día que las tomaba llegaba feliz a casa.
Aquel día, ambos estaban en casa. Alessandra estaba sentada con unos audífonos bastante grandes en las orejas y parecía aburrida. Era mucho más interesante en vivo, pero para su mala suerte aquel era su día libre.
Remus preparaba en ese momento sus clases de la semana. Se había levantado para poner agua a calentar. Comenzaba a hacer frío y la luna llena se acercaba, así que le apetecía un té.
Alessandra se quitó los audífonos y giró sus ojos azules hacia su esposo.
.-.¿Qué tal van las clases?
Remus suspiró.
.-.No muy bien. Muchos de mis alumnos de los cursos superiores que toman medios tiempos tienen mi edad. Pero también tengo niños de diecinueve. No hay manera de educar ahora, en cuanto uno es sorprendente sale a batalla.
.-.Eso sucedió con James y Sirius entraron a los Alfa con veinte años. James tenía diecinueve.
Remus asintió de mala gana.
.-.Ya lo sé, pero son Sirius y James. Tenían encima las secuelas del poder de los heraldos y siempre fueron magos sorprendentes, lo sabes tan bien como yo. Pero hay algunos que son niños, que morirán sin más remedio. James y Sirius estaban preparados para morir. Durante una época a James ya no le importó vivir, sabes que fueron sus años de oro como Auror, nada se le escapaba, atrapaba a todos los Mortífagos y mataba poco. Era el mejor Auror de la fuerza, porque no le importaba morir. Sabe, aún se le menciona mucho.
Alessandra asintió. Había sido cuando Lily no estaba, cuando James se había quedado sin razón para vivir. El ministerio siempre le pedía a James y Sirius que regresaran a servicio, pero estaba vez James tenía una esposa y una hijo en camino.
.-.¿Te preocupan los ataques?- preguntó Remus.
.-.Sí.- La mujer se levantó y caminó hasta un sillón donde se dejó caer. Remus la siguió con la mirada, después se levantó y se sentó junto a ella.- No ha sucedido nada de gran magnitud.
Remus dejó que ella reposará su cabeza en su hombro. Ella cerró sus ojos y se dejó llevar por la tranquilidad que sentía cuando estaba con Remus. Sonrió suavemente. El hombre, mientras tanto, se dedicaba a observarla mientras pasaba sus dedos por el cabello oscuro de su mujer. Ella se estremeció ligeramente. Detrás de ellos había una ventana por donde estaban comenzando a rodar gotas de lluvia. El cielo estaba gris y la lluvia que parecía ya aguanieve caía con fiereza sobre la calle.
.-.¿Qué sucede?- le preguntó Remus.
.-.Creo...- murmuró sin parecer muy segura.- Oh, no sé. Tal vez debería buscar a Aensley… así sabría al menos si prepara algo.
.-.Tal vez deberías hablar con Sirius, él es un gran estratega.- le comentó Remus.
Ella levantó la cara y lo miró con dulzura.
.-.No tengo idea que haría sin ti- se enderezó y le sonrió antes de acercarse a besarlo.
.-.Saben había creído que alguien me llamaba, pero creo que sólo interrumpo.
Remus y Alessandra se separaron y miraron a un empapado Sirius Black en el umbral de la puerta.
.-.Ah, que agradable sorpresa.- dijo Remus.- creo que invoqué a un demonio.
Sirius lo miró de mala manera.
.-.Sé que acabas de limpiar, Moony, pero yo ahorita te limpio el piso. Además yo soy un ángel.
.-.Aja.- Alessandra se levantó.- ¿Qué haces aquí?
La cara de Sirius, antes jovial, se ensombreció. El matrimonio Lupin creyó lo peor.
.-.¿Le ha sucedido algo a Elinor?- preguntó Ale rápidamente.
.-.Estaba en el ministerio, pero salí por un café.- comenzó Sirius.- Los cafés del ministerio son muy malos, así que salí y caminé unas cuantas calles. Mi supervisora es un encanto, no le importa que salga.
.-.Deberías recordar que tienes novia.- le comentó Remus.
.-.Oh, si yo no quiero nada con Sabine, es sólo mi jefa. Pero bueno. Me tienes caminando en esta tormenta pensando en los últimos ataques de tu adorado padre, Ale, ya sabes cuanto lo queremos.- hizo una mueca de disgusto muy parecida a la que tenía Ale en su cara y se pasó la mano por la barbilla- Y se me ocurrió algo, sólo venía a pedir tu opinión.
.-.Escucho.- le espetó fríamente.
.-.Creo que si yo fuera Voldemort, atacaría el lugar más lleno del mundo mágico y el más importante.
.-.¿El ministerio?- preguntó Remus no muy seguro.
.-.¡No!- gritó Sirius.- también pensaba eso hasta que vi la seguridad del ministerio, no entra nadie allí sin que lo sepan, nadie puede tener un ataque sorpresa en el ministerio.- se quedó callado, parecía meditar algo importante.
.-.Te sigo.- le recordó Ale que parecía entender hacia donde iba aquello. Pero no podía ser, era demasiado arriesgado.
.-.Bien, el lugar que yo atacaría sería.- Sirius cruzó la habitación y colocó su dedo sobre un mapa de Londres que había colgado de la pared. Había chinchetas en cada lugar donde Voldemort había atacado y que aparecía en los registros de la Orden.
Remus y Alessandra se acercaron. Ella ahogó un grito. Era cierto, sí, tenía que ser allí. Se abalanzó sobre sus audífonos. Con su varita apareció varias cajas negras llenas de luces parpadeantes y comenzó a pulsar botones.
Remus miró el mapa y luego a Sirius.
.-.¿San Mungo?- preguntó confundido- Sería una locura.
Sirius asintió.
. la seguridad en cuanto llegue al ministerio, no fui por mi café, es mínima. Además allí están todas las víctimas que sobrevivieron y que los Aurors han logrado rescatar.- Sirius miraba el punto que había señalado como alucinado y hablaba sin darse cuenta de lo que decía.
.-.Eso no es lo más importante que hay en San Mungo ahora.- les comunicó Alessandra.- Elinor está allí y su nuevo proyecto también. Si es tan importante como ella ha dicho y Voldemort se enteró…
Sirius la miró alarmado. ¡Iban por su Eli! Tomó su abrigo que había dejado sobre una silla.
.-.Voy a ir a buscarla.
.-.No irás.- dijo con autoridad la pelinegra- Tú vas a ir a buscar a Dumbledore y a un grupo de la Orden y te vas a dirigir luego a San Mungo, yo me encargo de Elinor.
Sirius suspiró con molestia, pero asintió. Remus se había quedado mirando el punto. Había tomado una chincheta y la había clavado allí.
.-.Remus.- murmuró Ale al oído de su esposo. Él estaba al tanto de la poción de Elinor.- Tú sabes de que se trata el proyecto. Será mejor que busques a dos o tres Licántropos y vayas para allá. Ten mucho cuidado.
.-.Tú también.- masculló él volteándose hacia ella.- No soportaría perderte.
.-.No me pasará nada. Soy tuya.- le recordó ella con una sonrisa.- Será mejor que nos vayamos.
Se besaron rápidamente y desaparecieron del lugar. Las cajas negras vibraban y una voz salía de los audífonos.
.-.¡Alessandra! . .¿Estás allí?.! . ¡Alessandra!- Era la voz de James Potter.- Lily ha desaparecido. ¡Alessandra! . ¡Responde, Alessandra!
Elinor salió de una sala con la cara roja y nauseas. Tanta presión la hacía sentir mareada. Sería mejor que bajara por una poción.
Los quejidos de los pacientes llenaban sus oídos. Años antes se habría echado a llorar con tanto dolor a su alrededor, pero ahora, después de la gran batalla ya no tenía tantas lágrimas. Esa vez había llorado a tantos y tanto que apenas le quedaba fuerza para seguir.
Bajó al segundo sótano donde estaba el almacén de medicinas, pociones e ingredientes.
.-.Se ve mal, señorita Dashwood.- murmuró la enfermera a cargo del lugar desde su ventanilla. Tenía en sus manos la revista "Corazón de Bruja" y parecía concentrada en una audio novela que había en la radio.
.-.Lo sé.- murmuró Elinor.- No me siento bien. Dame un poco de poción para el mareo.
.-.¿Presión?- preguntó la mujer antas de internarse en uno de los pasillos del lugar.
.-.Algo así, estamos hasta el tope.
.-.Lo he notado, han venido por pociones como si en eso se les fuera la vida.- La mujer se rió de su propio chiste cruel, Elinor sólo hizo una mueca.- ¿Lo quiere concentrado?
Elinor asintió. La mujer regresó con un frasco que tenía dentro un líquido azul brillante.
.-.¿Cuánto…?
.-.Ni lo mencione.- le recomendó la mujer.- Vaya a tomarse ese brebaje pronto, digo no es que yo deba recetarle algo a usted, pero le recomiendo que vaya a los baños de aquí arriba. Casi nadie pasa por allí.
Elinor asintió con desganó y luego se alejó. Subió por unas escaleras blancas y chirriantes hacia el primer sótano. Se metió en el baño de mujeres y se apoyó en el lavamanos. Su cabeza comenzaba a darle vueltas. En las escaleras casi se había caído. Sus ojos se nublaban y… se llevó sus manos a la cabeza cuando sintió un dolor frustrante dentro de ella. Era como si alguien estuviera martillando su cerebro. Miró a su alrededor con los ojos inyectados de sangre y llenos de lágrimas. Apareció con su varita un vaso y en el vertió un poco de la poción. La movió, era espesa y olía a pasta dental.
Comenzó a tomarla sorbiendo poco a poco el contenido. Hizo una mueca al alejar el vaso de su boca. No sabía nada bien, pero la cabeza la estaba matando. Se giró y miró en el espejo. Estaba realmente pálida. Dejó el vaso levitando a su lado y abrió el grifo de agua. El sonido inundó el baño.
Cuando había entrado un olor fuerte a tabaco la había golpeado, ahora ya se había acostumbrado a él. Puso sus manos bajo el grifo y sintió el agua en contacto con sus manos. Se echó un poco en el rostro, cerró el paso del agua y apareció una toalla con su varita, después de usarla la desapareció. Miró el vaso y con la varita lo movió suavemente en círculos. Lo tomó con manos temblorosas y bebió un poco más.
El baño no era muy grande. Tenía una pequeña ventana que daba hacia la calle. La lluvia se juntaba cerca del pequeño cristal. Cerró sus ojos y suspiró con cansancio.
Miró la ventana. Sonrió suavemente. Sombras pasaban por ella. Pies y personas. Escuchaba la lluvia sobre ella. De pronto, sin saber por qué, volvió su vista hacia el vaso. Lo miró detenidamente.
Elinor…
Con un estallido el vaso se le cayó de las manos y se rompió en pedazos en el suelo. El líquido azul se esparció por el suelo. Elinor miró a su alrededor. ¿Qué había sentido? . ¿Qué había sido esa voz? Se llevó sus manos a la cabeza. Respiró profundamente para calmarse. De pronto la pequeña ventana explotó. Los vidrios salieron disparados. Elinor apenas tuvo tiempo para ocultarse debajo del lavamanos.
¡Elinor!
Los grifos se fueron proyectados hacia el techo. El agua comenzó a correr y empapar a la joven. En cuanto el agua entró en contacto con la sustancia azul está brillo tan fuerte que la rubia tuvo que cerrar sus ojos. Dejó escapar un grito.
¡.¡Elinor!.!
La voz parecía gritarle en el oído. Sintió como toda ella se tambaleaba. Salió corriendo del baño con sus ojos hinchados. Corrió escaleras arriba sin encontrarse con nadie. ¿Qué estaba pasando? Gritó por ayuda. Nadie llegaba. Ya no se oían los gritos de los pacientes. Llegó al vestíbulo.
Todos estaban parados. Todo estaba parado. Miró el lugar con la boca abierta. ¿Qué estaba sucediendo?
Se aproximó a la enfermera morena que había visto antes y le pasó la mano por enfrente de los ojos. Nada.
¡.¡Elinor!.!
El grito fue mucho más desesperado que los anteriores. Las luces del lugar parpadearon. Elinor tuvo que taparse los oídos y doblarse sobre su estómago.
.-.¡Señorita Dashwood!- gritó de pronto una voz. Elinor alzó la cara y miró a la enfermera. Todo se estaba moviendo de nuevo.- ¡Señorita¿Está usted bien!
Elinor abrió la boca. Sus ojos se movían de un lado hacia el otro. Ella había visto que no se movían. Ella los había visto, congelados… el grito.
.-.¿Alguno de mis amigos ha estado aquí?- preguntó ansiosa.
.-.No señorita, pero venga, vayamos por una poción.
Elinor negó.
.-.Se ve mal, señorita. Como si hubiera visto un fantasma. Tal vez debería llamar a un curandero.
.-.Estoy bien. ¿Qué me toca hacer ahora?
.-.Es su hora de descanso.- le recordó la enfermera.
.-.Olvida eso. Voy a buscar algo que hacer.- Caminó hacia las escaleras por las que había aparecido. La enfermera la siguió.
Había comenzado a hablar rápidamente acerca del estrés y lo que causaba en el sistema nervioso.
.-.No te preocupes por mí.- le comentó Elinor.- Ya te dije que estoy bien.
.-.Es que con tanto trabajo, señorita. Yo no veo la forma.
Elinor le sonrió con amabilidad. Había llegado ya al segundo piso.
Elinor se paró de pronto. El aire se había hecho pesado. Todo a su alrededor parecía ir más lento. La enfermera la miró con desconcierto. ¿Quién había encendido la cámara lenta?
¡.¡Elinor!.!
El edificio se tambaleó bajo el murmullo. Miró a su alrededor. Todo se había quedado parado otra vez. Lanzó un grito.
.-.¿Quién está allí?- gritó a la nada.- ¿Dónde te ocultas¡.¡Responde!.!
.-.¿Señorita?- preguntó la enfermera sorprendida de pronto.- Creo que está delirando.- le dijo a una persona que pasaba cerca. Tomó la mano de Elinor con suavidad, pero la curandera la alejó con fiereza.
.-.¡Estoy bien!- le espetó a la enfermera.
Miró a su alrededor. Había averiguado de donde venía la voz. Sentía las ondas. Jamás le había pasado algo así. Se alejó de la enfermera y salió corriendo por las escaleras. Escuchó los gritos que la llamaban.
¡.¡Elinor!.!
Siguió subiendo. No prestó atención a nada. Cerró sus ojos y se concentró en subir tan rápido como le daban sus piernas. Con fuerza se abalanzó sobre una puerta de madera que cedió y la dejó pasar. Estaba en el desván. El gran ventanal estaba abierto, las puertas golpeaban la pared con fuerza.
.-.¿Hola?- preguntó Elinor mientras se adentraba en el cuarto. Parecía vacío.- ¿Hay alguien aquí?
Elinor
El murmullo venía del viento, de afuera. La lluvia entraba a cantaros por la ventana. Se acercó y estiró la mano hacia la cortina. Acababa de notar algo: estaba impregnada de sangre. Sus dedos temblaron iba a rozar la sangre…
.-.Elinor.- murmuró entonces una voz.
La rubia se giró asustada y miró en la dirección en la que había venido la voz. Un agujero negro parecía haberse creado en la pared. De él salió con paso firme una figura temblorosa y pálida.
.-.Lily.- masculló sin entender la rubia. Abrió sus ojos y se abalanzó sobre su amiga.- Lily, por Merlín¿Qué haces aquí?
.-.Tenía que avistarte. Vienen hacia aquí.- su voz se oía cortada y temblorosa, sus ojos estaban nublados y parecían perdidos.
.-.Pero Lily el bebé, tienes que pensar en el bebé.
Lily se llevó su mano al vientre y respiro profundamente.
.-.Vienen a destruir tu poción. Vienen por ti, tienes que irte.
.-.¡No voy a dejarte aquí!
Los ojos de Lily relampaguearon de pronto. La mirada que se formó hizo retroceder a Elinor.
.-.Vas a irte, Elinor Dashwood.- dijo con autoridad.- Ve a buscar tus papeles ahora. Sal de aquí. Llegarán en menos de cinco minutos. ¡No hay tiempo!
Elinor la miró con decisión.
.-.No voy a dejarte aquí.- le comunicó en la misma forma que ella.- ¡Lo sabes!
.-.¡Vete!- chilló Lily.- No puedes dejar que destruyan tu investigación. Esa poción es necesaria.
.-.Lily, el bebé. No voy a dejarte aquí, no en sus manos.- Le puso una mano en el hombro a la pelirroja.
.-.Vas a hacerlo.- la contradijo la pelirroja, se apartó de su amiga con brusquedad.- Puedo cuidarme sola, confía en mí. Sal de aquí, Elinor. ¡No puedo seguir deteniendo el tiempo!
.-.¿Tú…?
.-.Luego preguntarás. Vete. ¡Ahora!
.-.¡Lily!
.-.¡.¡Ahora!.!- Una ráfaga de energía y aire sacó a Elinor de la habitación. La puerta se cerró tras ella.
La curandera es levantó y corrió hasta la puerta. Trató de abrirla. No pudo. Sintió la desesperación infiltrarse en ella.
.-.¡Lily!
¡.¡Vete!.!
La voz llegó hasta el corazón de Elinor que miró la puerta y se alejó del lugar a la carrera. Bajó hasta el segundo piso donde de pronto regresó el movimiento y las luces.
.-.¡Elinor!- gritó la enfermera.
.-.Tienes que sacarlos a todos de aquí.- dijo con autoridad.
.-.¿Qué?- preguntó la mujer.- Señorita Dashwood, mejor la llevo a…
.-.¡No!- chilló, se alejó de la enfermera.- ¡Vas a convertir todo lo que encuentres en trasladores y los vas a sacar a todos de aquí! . ¡Mira que alguien llame al ministerio! . ¡.¡Se acerca un ataque!.!
.-.¡Es una locura! . ¡Estamos en San Mungo!
.-.Eso no los va a detener.- murmuró Elinor.- Matarán a todos. ¡Sácalos de aquí!
La enfermera miró a Elinor y luego se giró y corrió mientras gritaba órdenes.
Elinor bajó los siguientes pisos hasta el sótano tres hecha un remolino. Pasó dando gritos. La alarma ya sonaba por todo el edificio (por cuestiones de seguridad todos los edificios mágicos tenían alarmas por los ataques de Voldemort). Se oían desapariciones por todo el edificio y gritos de horror. Los enfermos estaban siendo llevados al ministerio y Hogwarts. Elinor sabía que la alarma sonaría durante tres minutos, pronto llegarían los Aurors y cuando llegaran no habría forma de desaparecer de allí.
Corrió entre los cubícalos y oficinas hasta la suya. Abrió la puerta, sus manos temblaban. Tenía que sacar su investigación de allí, lo sabía. Tomó varias carpetas llenas de papeles de distintos archiveros y luego los papeles que había llevado esa misma mañana. Lo redujo todo y lo metió en su bolsa.
¿A dónde iría? . ¿La fortaleza? Sí, esa era una buena idea. Se preparó para desaparecer cuando una visión entró en su cerebro.
Fuego. Subía hacía las nubes y coloreaba el cielo. No importaba la lluvia, las llamas consumían el edificio. Se oían explosiones. Abajo había un hombre. A su lado había una mujer. El hombre era una sombra oscura y difusa…
Todo se perdió en un remolino de fuego. Elinor dejó escapar un quejido. ¡La Fortaleza estaba en llamas!
.-.¿Elinor Dashwood?- preguntó una voz detrás de ella. Elinor se giró. Había un Mortífago detrás de ella.- Te pregunté algo.
Elinor no respondió sólo comenzó a retroceder.
.-.¿Asustada?- preguntó con una risa la Mortífaga. Era mujer, de eso ya se había dado cuenta Elinor.
.-.No.- contestó tajante la rubia.
.-.¡Entrégame la investigación!
Elinor la miró. ¿Estaba bromeado¿Cómo esperaba que se la entregara! Volvió a retroceder.
.-.Vamos, Elinor. ¡Dámela! No me hagas lastimarte.
.-.¡No!- La alarma se apagó en ese momento. Los Aurors debían estar ya allí.
.-.¡.¡Dámela!.!- Saltó peligrosamente, pero Elinor fue más rápida sacó su varita y lanzó un Expelliarmus.
La Mortífaga se levantó y sacó su varita.
.-.Yo no haría eso, Bella.- le comunicó una voz socarrona. Alessandra Ryddle sonreía. Tenía un puñal en su mano. Lo colocó con presteza en el cuello de la Mortífaga.- Vete de una vez Elinor.
La mujer lanzó algo por lo aires y Elinor lo atrapó: era un traslador.
.-.¡Vete!
.-.Ale, La Fortaleza.- comenzó. Alessandra bajó la mirada.
Bella comenzó a reír.
.-.¡Sabíamos que ella haría una buen trabajo!
Alessandra miró a la Mortífaga con seriedad.
.-.Vete, Elinor.
Elinor se mordió el labio inferior y después desapareció. Bellatrix gritó con fuerza. Se giró hacia Alessandra que saltó para alejarse de ella. Tomó su varita y miró a su alrededor. Los cubículos no parecían tener nada interesante más que… con rapidez hizo volar hacia ella una jeringa que contenía un líquido amarillo verdoso.
Bella se abalanzó sobre ella mientras creaba un hechizo. Alessandra se apartó y le clavó la jeringa en el brazo a Bella. Por aquel movimiento se había llevado una buena cortada en el brazo que ahora le escocía.
.-.¿Qué era eso?- preguntó la Mortífaga quitándose la máscara. Alessandra le sonrió.
.-.Espero que sea veneno.- dijo y salió corriendo del tercer sótano. Tenía que hablar con Sirius, no había tiempo para matar a Bellatrix. Algún día se arrepentiría de ello.
.-.Lily.- murmuró Diana Alviner con suavidad. La pelirroja la miró confundida.
.-.¿Qué haces aquí?
Estaba en su casa, se había acostado en el sillón. James llegaría pronto, le había prometido ir con ella al hospital.
.-.Es un sueño.- le comunicó Sussan con una sonrisa.- Se acerca el final.
Lily pareció confundida. Las hermanas se sonrieron.
.-.Estás dormida en tu sala. Tenemos que avisarte. Ahora que hemos terminado Hogwarts nos vamos, nunca nos volverás a ver.
.-.¿Qué?- preguntó con dolor en la voz.
.-.Lo sentimos Lily, pero así es esta vida. Nos vamos, vamos a seguir a Melizza cuando ella se vaya a la montaña sangrada, vamos a descansar y moriremos cuando tú lo hagas.
Los ojos de Lily se llenaron de lágrimas.
.-.yo… yo…
Sussan se hincó cerca de su amiga y le tomó la mano.
.-.Escucha Lily. Van a atacar San Mungo. Eres la única que puede detenerlo, la única que puede ayudar a Elinor, si destruyen esa investigación la guerra está perdida. Tienes que hacerlo…
Lily las miró.
.-.¿Cómo voy a llegar haya?
. tu poder.- murmuró Diana.- Para algo eres la Reina del Caos.
Lily asintió.
.-.Ahora cuídate y no flaquees Lily. Ya dentro de ti esta el salvador de todos nosotros… Ya verás como todo saldrá bien. Sólo recuerda que hay más cosas que el vacío.
Con esas palabras Sussan y Diana desaparecieron.
Lily abrió sus ojos. Estaba en el cuarto de San Mungo. Había estado recordando el sueño. No las volvería a ver.
Miró a su alrededor. La alarma había dejado de sonar. Los Mortífagos estaban en el edificio y este estaba en llamas. No pasaría mucho antes de que el fuego alcanzara ese lugar.
Cruzó la habitación y se inclinó sobre el cesto de la basura. Nadie limpiaba ese cuarto. De allí sacó varias imágenes. Eran flores en llamas. Las miró con sus ojos nublados. Las apretó contra su pecho y luego las dejó caer al suelo.
Regresó junto a la cama y se acostó. El calor se sentía ya. Cerró sus ojos y se dejó llevar por una sensación nueva. Lily Evans desapareció entre las sombras. Las llamas pronto consumieron el lugar y los papeles que había en el suelo.
Semanas después la Orden se reunió en Godric Hallow. Era una sesión de emergencia. El rey licano estaba presente. Al parecer Elinor presentaría esa noche el producto de su investigación. Desde el ataque a San Mungo no había hecho otra cosa que concentrarse en la poción.
.-.Señorita Dashwood¿podría pasar al frente?- preguntó Albus Dumbledore.
La mujer asintió. Se levantó y caminó hacia la mitad de la sala. Tenía en sus manos un tubo de ensayo. Un líquido opaco y humeante brillaba en aquel tubito.
.-.Esto.- murmuró.- Es una cura parcial contra la licantropía.
Un murmullo recorrió la sala. Elinor no se movió ni se inmutó.
.-.¿Qué dijo?- preguntó el Rey licano.- ¿Una cura?
.-.¿Parcial?- preguntó después Remus.
.-.Trabajaba en una cura total para los licántropos, pero varias de mis notas y pociones experimentales se perdieron en el ataque. Tardaré varios años en encontrar la cura, mientras tanto… esta solución hace a los licántropos más inofensivos y permitirá que mantengan su mente humana durante la luna llena.
.-.¿Funciona?- preguntó el rey.
Elinor bajó la mirada.
.-.Mañana lo averiguaremos, es luna llena y Remus la ha estado tomando.
Todas las miradas se fijaron en el hombre que asintió. El rey pareció pensar un poco.
.-.Si todo sale bien.- murmuró y fijó sus ojos en los de Elinor.- Todos los licántropos que hay en nuestro clan lucharan por ustedes.
Una sonrisa se dibujó en la cara de Elinor. Podía ser, realmente podía ser que la guerra estuviera por cambiar.
Agosto 15, 1979
Trelawney abrió los ojos.
.-.Señor Dumbledore.- comenzó. El director dio varios pasos.
.-.Está contratada, Sybill, nos veremos el la última semana de agosto.- murmuró Dumbledore, aún no estaba muy seguro de lo que había pasado, pero esa profecía… era mejor mantener a esa mujer cerca.
La cara de Sybill Trelawney se iluminó.
.-.Entonces nos veremos Albus.- sonrió y salió de la habitación.
Albus Dumbledore se dejó caer de nuevo en la silla. Esa había sido una profecía real. De pronto recordó algo… alguien había caminado cerca de allí… alguien más había oído la profecía. ¿Cuánto habría oído?
Ocultó su cara entre sus manos. ¡Había una manera de vencer¡La había! Sólo faltaba esperarlo a él… al salvador…
El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca...
Nacido de los que lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el séptimo mes...
Y el Señor Tenebroso lo señalará como a su igual, pero él tendrá un poder que el Señor Tenebroso no conoce...
Y uno de los dos deberá morir a manos del otro, pues ninguno de los dos podrá vivir mientras el otro siga con vida...
El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso nacerá al concluir el último mes.
Hola!
Perdón por la tardanza. Entre los exámenes y el hecho de que el internet e mi casa está fatal no he podido subir este capi. Por eso, he subido también el capitulo 22 y el EA
Perdón por no responder rrs... estoy corta de tiempo...
Nos veremos en el capitulo 22.
Syringen.
7 Capítulos para el final