Capítulo 8. Una nueva familia.

-¡Querido, es hermosa, no te imaginas cuanto! Posee una belleza arrebatadora y sus ojos brillan por la inocencia de su corazón. No cabe duda que será una gran Gobernante cuando tú te hayas retirado.

Quien había hablado era Nathasha Andrews, la "madre" de Tomoyo, dirigiéndose a un atractivo hombre que aparentaba tener unos 35 o quizá 40 años. Él tenía tez tan blanca como la de Tomoyo y el cabello igual de oscuro. Sus ojos azules resaltaban maravillosamente. Tenía un porte autoritario e imponente. Poseía una voz bastante grave y varonil que concordaban perfectamente con el cargo que ejercía. Aunque él sólo había sido el padre biológico de Catherine, el parecido que tenía con la joven japonesa resultaba increíble.

-Lo sé, cariño. -respondió mientras tomaba la mano de su esposa y la besaba- Nunca he tenido duda respecto al poder que tiene. Esta vez ella no se irá. Se quedará a nuestro lado, de eso me encargo yo. Aunque le debemos a Clow el que su alma haya vuelto a la vida, lo mataré en cuanto lo vea. Aquella vez nos arrebató nuestro más preciado tesoro, y lo recuperaremos a costa de lo que sea. Dime, ¿los guardias están preparados?

-Así es. Hay más de cincuenta vampiros guerreros postrados ante las puertas, los mejores cinco rodearan aquí, la habitación ceremonial, por si los de afuera no logran cumplir con su trabajo.

-Perfecto... En menos de media hora iniciáramos... ¿Ella ya está lista?

-Sí, la arreglé desde hace un rato... Ah, lo olvidaba... Mi querido William, abstente de llamarla Catherine, su nombre es Tomoyo, y quiere que la llamen así.

-Así se hará entonces... ¡Por fin mi amor! Después de tantos siglos de espera, esta noche habrá un nuevo sucesor.

-Y con ella al mando se iniciará una revolución. ¡Los vampiros saldremos de nuestro escondite y recuperaremos lo que en algún momento nos perteneció!

En ese instante apareció en el gran salón, Julián. La rubia mujer lo recibió con un afectuoso abrazo y le dijo:

-¡Querido hijo! ¿No estas emocionado? ¡Esta noche te unirás en matrimonio con mi querida Cath... Es decir, con Tomoyo!

-Claro que lo estoy, bien saben que ese ha sido mi más preciado anhelo desde hace mucho. Por fin ella será mi esposa y todos seremos una familia. Ustedes han sido como unos padres para mí durante todo este tiempo, jamás podría agradecerles lo suficiente por todo lo que han hecho por mí.

-Basta, Julián. Sabes que te queremos, que aunque no de sangre, eres nuestro hijo y nada nos complace más que entregarte a la que en algún momento fue Catherine, nuestra hija, sabiendo que ella cuidará de ti y a su vez tú de ella.

-Téngalo por seguro, William, así lo haré.

-Faltan aproximadamente 20 minutos, ve por ella mi amor, dile que ha llegado la hora.

-Claro.

La dama se dirigió hasta la habitación de Tomoyo, donde ella permanecía dormida gracias a lo débil que se sentía. Por un momento la contempló con dulzura y acariciando su rostro con maternal cuidado, la llamó suavemente:

-Mi niña, mi linda niña, es hora... -Ella se fue despabilando poco a poco y al ver el angelical rostro de la que ahora era su madre sonrió. -Tu papá nos espera en el Salón, mi nena, todo esta listo ya.

-Estoy muy cansada, no creo poder caminar, madre.

-No te preocupes, lo harás. Sostente de mí...

Ayudando a su hija, ambas llegaron con paso lento hasta el Salón, donde todo parecía lúgubre, pues la oscuridad sólo era disipada por unas cuantas velas y veladoras colocadas estratégicamente en la enorme habitación.

Al entrar, reconoció de inmediato la silueta de dos hombres, pronto se dio cuenta que una de ellas pertenecía a Julián, y la otra...

-Aquí está tu padre, a quien tanto querías conocer -murmuró su madre.

Aunque sabía que el lazo que lo unía a él no era sanguíneo, algo en su interior se agitó y sintió unos fuertes deseos de llorar ante la presencia de ese señor. Era tal y como en algún momento se lo imaginó... ¡Él era su padre! Con quien tantas noches había soñado. Sumamente emocionada dejó salir unas cuantas lágrimas y no pudo moverse.

El caballero, al darse cuenta de la emoción de aquella joven de dulce y cautivadora belleza, fue hacia ella y la abrazó:

-Al fin puedo tenerte entre mis brazos, mi querida Tomoyo, como siempre quise hacerlo. Mi pequeño ángel, no sabes cuanto esperé para poder decirte lo mucho que te quiero.

-¡Papá!

Julián y la madre de Tomoyo observaron como padre e hija se fundían en un abrazo que parecía haber esperado siglos para ser llevado a cabo.

Ella aun no creía que su máximo sueño se estuviese cumpliendo. Por fin tenía frente a ella a su padre. Quería decirle tantas cosas, quería hacerle algunas preguntas, todo lo que durante años de ausencia se había acumulado en su alma, pero no podía decir nada, en realidad no quería hacerlo. El perfume de él era tan suave y delicioso, que no quería dejarlo de respirar...

De pronto volvió a la realidad y recordó que ese hombre había sido el padre de Catherine Andrews, no el de ella, lo cual la desilusionó un poco, pero aun así, se sentía en paz abrazada de aquel amable caballero.

-Lo siento... -susurró después de un rato.

-No debes disculparte de nada, pequeña, aquí tú jamás cometerás ningún error, ¿me entiendes? -respondió su papá mientras la tomaba del mentón. Ella se limitó a asentir con una sonrisa.

William llamó a Julián y él acudió de inmediato. Entregándole a Tomoyo en sus brazos se apartó de ellos. Al darse cuenta de la debilidad de su prometida la rodeó con sus brazos, poniendo una mano un su cintura y la otra en su espalada.

Había una idea que rondaba la mente de la joven desde hacia unas horas, así que decidió dárselas a conocer a su nueva familia de una vez por todas.

-Madre, padre, Julián, antes de que la ceremonia inicie, tengo un único favor que pedirles...

-Lo que quieras te será concedido, mi preciosa niña. -respondió William Andrews.

-Mi... madre me dijo hace un rato que probablemente quieran interrumpir la ceremonia Sakura, Shaoran, los guardianes y Eriol... -Julián la aprisionó más contra sí al escuchar nombrar a la reencarnación de Read Clow.- Mi decisión de volver con ustedes no ha cambiado, -agregó para tranquilidad de su prometido- pero les suplico que no les hagan ningún daño a mis amigos, si es que vienen... Cuando la ceremonia haya finalizado, nada habrá que ellos puedan hacer para cambiar lo sucedido, estaré a su lado por toda la eternidad y mi mundo será el mismo que el de ustedes. Pero no quiero vivir así si a cambio de esa nueva vida tengo que ofrendar la de las personas a quienes quiero.

-Mi cielo, ¿has pensado que ellos harán lo que esté a su alcance para liberarte?

-Por supuesto que lo he hecho madre, pero sé que ustedes no solo se valen de la fuerza física para defenderse. Entiéndanme, quiero empezar a vivir nuevamente sin ningún remordimiento, sin nada en mi pasado que me atormente. ¿Tengo su palabra de que no dañaran a mis amigos? ¿Julián, tengo la tuya?

Al no poder separarse de Tomoyo, pues sabía lo débil que ella se encontraba, Julián desvió la mirada de esos ojos fascinantes; era consciente de que si los veía indudablemente ella terminaría convenciéndolo. Pero no pudo evitarlo por mucho tiempo, así que al sentir la suave y pequeña mano de ella sobre su mejilla, tratando de bajar su rostro, la miró y no pudo abstenerse de decirle.

-Juro que no levantaré una mano contra Shaoran Lee, descendiente de Clow, ni de la maestra de cartas Sakura; también sus guardianes estarán a salvo... En cuanto a Eriol... -Al llegar a ese punto, el apuesto vampiro guardó silencio.

-Por favor, Julián, es lo único que te pediré... Dámelo como regalo de bodas, si quieres verlo así.

-Cariño, yo...

-Te lo imploro.

Ante la insistente mirada de la joven, él dejó salir un sonoro suspiro y cerrando sus ojos murmuró:

-Está bien, mi querida Tomoyo, se hará como quieras. Tienes mi palabra.

-Y ustedes papás, ¿qué dicen?

-Respondemos lo mismo que Julián, si ese es tu deseo, hija, se respetará. -contestó el padre de Tomoyo a nombre de su esposa y él mismo.

-Gracias... -contestó ella con toda sinceridad, esbozando una sonrisa que decía más que sus propias palabras.

-Bien, ahora solo faltan dos minutos. Entra al círculo que esta allí, linda. -dijo la madre de Tomoyo señalando la figura que estaba dibujado exactamente en el centro del Salón.

Julián entró con ella. Temía soltarla, pues sabía que podía desvanecerse en cualquier momento, pero ella tomó su mano con fuerza y le sonrió tratando de tranquilizarlo, a pesar de que se sentía fatal, pues parecía que no había oxígeno en ese lugar y todo le daba vueltas.

Tras dirigir una mirada interrogativa a William y a Nathasha, quienes movieron la cabeza afirmativamente, él la soltó y se reunió con ellos.

-Prepárate, pequeña mía, la ceremonia está por iniciar.

Ante la fuerte voz de su padre Tomoyo sintió un estremecimiento, pero haciendo acopio de todo su valor, suspiró levemente y cerró sus ojos, dispuesta a abandonarse a su destino.

Continuará...

¡Mis queridos amigos, he aquí otro capítulo! Por favor, disculpen no haber cumplido lo que les ofrecí la semana pasada, pero para compensarlos he decidido enviarles a toda velocidad dos capítulos de una vez...

Desgraciadamente tengo muchos trabajos escolares, y por ello dudo mucho poder enviar otro capítulo esta semana, pero trataré de hacerlo. Sin embargo, si no puedo, aquí están estos para que no me odien por tardarme más de lo acordado.

Ah, y discúlpenme por no responder en esta ocasión sus reviews de forma personal, pero como lo dije, tengo demasiado trabajo encima... ¡PERO LES ASEGURO QUE LEO TODOS LOS REVIEWS Y DE TODO CORAZÓN LES AGRADEZCO SUS COMENTARIOS E INTERÉS EN ESTE FIC!

Los quiero mucho y gracias por haberme acompañado en este camino... Tras saber que la historia les agrada, ya no me siento tan sola cuando escribo...

¡SAYONARA!

Atte.: Pily-chan