Los personajes de Rurouni Kenshin no me pertenecen sino a Watsuki Nobuhiro. Tampoco la idea original de este fic, que sería de un caballero llamado Víctor Carrasco (confirmado). Bueno, en realidad, toda esta historia va a quedar tan remezclada que aunque quisieran meterme demanda, no podrían…
La Fiera (Directamente a Ti)
Acto 4
El trato
Cuando Megumi se bajó de la camioneta de Sanosuke, observó en rededor disimuladamente gracias a los lentes oscuros que se había puesto. Permitió entonces que el apuesto joven la guiara hacia la entrada de la casa. Casi de inmediato salió Kojiro a recibir a su hijo y éste le presentó a Megumi.
Esta señorita te busca, papá.- dijo Sanosuke. Luego, le dijo casi al oído a Kojiro.- Parece que no entiende mucho español-
Kojiro sonrió a la recién llegada y admiró su cuerpo esbelto enfundado en un traje negro ceñido. Megumi extendió una mano que Kojiro se apresuró a besar con galantería.
Si las chilenas lo tenían loco, era porque había olvidado la belleza de una japonesa como aquella que tenía frente a sí, tan femenina y perfecta. Le habló en japonés.
Bienvenida a mi humilde casa, señorita…? -
Megumi respondió en el mismo idioma:
Takani Megumi, para servirle, señor… ¿Kamiya Kojiro?-
Si, si… yo soy. ¿Para qué me necesita usted?-
Sanosuke entendía algo de lo que se decían esos dos. Pero de pronto Megumi se puso a llorar ante un Kojiro que no entendía qué estaba pasando. Entre los dos la guiaron al recibidor donde había unos cómodos sillones de cuero negro, en los que acomodaron a Megumi. Ésta se seco una lágrima y se dirigió a Kojiro.
Qué vergüenza, señor Kamiya, pero… pero debo informarle de la muerte de Kyosuke. Murió hace una semana y yo soy su viuda… - alcanzó a decir Megumi antes de largarse a llorar nuevamente.
María apareció desde la cocina y viendo el estado de la recién llegada a quien no conocía, optó por prepararle un agua de tilo para calmarle los nervios. Kojiro a su vez tenía los ojos muy abiertos por la impresión.
Kyosuke… mi amigo… muerto… - musitó esta vez en español el patriarca Kamiya. Sanosuke entonces pudo comprender el por qué de la aflicción de la mujer. Seguramente ella era la hija del tal Kyosuke y venía a pedirle ayuda a Kojiro. Él sabía que con Kyosuke su padre había sido muy amigo antes de emigrar a Chile.
Megumi recibió el te que le preparara María. El ama de llaves notó que Kojiro también necesitaba uno y se apresuró a servirle. Después de un rato, Megumi comentó que su esposo, antes de morir, le pidió a ella como último deseo contactar con Kojiro Kamiya en Chile, sólo que ella no pudo llamarlo antes de que a Kyosuke le diera el tercer y último infarto que terminó matándolo. Y que después de los funerales ella había decidido cumplir la promesa hecha a su esposo (llevaban casados dos semanas) personalmente.
Kojiro le traducía a Sanosuke y María lo que Megumi iba contando y Sanosuke no podía creer que la mujer a la que ya consideraba su musa inspiradora hubiera estado casada con un hombre de… 65 años. Ella cuando mucho debía tener 27. Kojiro por su parte tenía los ojos húmedos debido a la tristeza de saber que su buen amigo estaba muerto y que en sus últimos momentos se había acordado de él. La última vez que se vieron había sido poco antes de la Navidad. Estaba realmente sorprendido también por saber que su amigo se había casado. Y se lo comentó a Megumi.
Es que nos conocimos la noche de Año Nuevo. Fue amor a primera vista, Kojiro. Yo nunca había conocido a nadie como él, era mi mundo y ahora… ahora no está… - dijo la mujer rompiendo en un llanto desgarrador.
Después de un rato, en que todos estaban conmocionados acompañándola en la sala en el más completo silencio, aunque incómodos, Megumi se levantó y dio las gracias a Kojiro por haberla recibido. Hasta le pidió disculpas por haber hecho esa escena y luego declaró que se devolvería a su país.
No, pero por favor… Megumi… - se apresuró a decir Kojiro tomándola gentilmente de la mano.- No se preocupe… si no tiene nada que hacer en Japón, quédese aquí unos días. Tómese unas vacaciones… además, allá hace mucho frío ahora, en cambio este clima más cálido le ayudará a mitigar su dolor junto a la belleza de la Isla que yo o Sanosuke le podemos enseñar.-
Peroo… no será mucha molestia, don Kojiro… usted apenas me conoce… - dijo Megumi secándose disimuladamente una lágrima. Sanosuke se adelantó a su padre.
Quédese… le hará bien- dijo en un lamentable, pero aun entendible japonés.- Le hará bien despejarse unos días… si puede quedarse, claro está..-
Megumi observó a los dos hombres y notó la admiración en las miradas masculinas. Sonriendo para sus adentros y notando que Sanosuke le gustaba un tanto, aceptó quedarse en Chile unos días.
Kenshin había ido, después de secarse y cambiarse ropa, a la casa de los Kamiya. Como siempre la recepción a su persona fue muy grata, pero lo desconcertaban estos chilenos…
Porque don Kojiro le dijo: "Kenshin, quédate a tomar té"
Y María le sirvió una taza de café…
Bueno, como a Kenshin le gustaba el café, lo tomó sin hacer comentarios, bastante sonriente mientras Kojiro le presentaba a Megumi, su bella invitada que se quedaría allí una temporada. Sanosuke también estaba, aunque sorbía su mate con leche y contaba muchos chistes para animar a Megumi. María les servía mirando de reojo a la japonesa y a Kenshin le regaló un pastelillo para que lo llevara a su cabaña.
Estaban en ese grato ambiente cuando se sintió el relinchar de un caballo afuera de la casa.
Y casi enseguida apareció Kaoru en la puerta del comedor.
Escúchame Kamiya, ¡tú no podí hacer esto!.- dijo la joven esgrimiendo las fotocopias de los papeles que le habían traído don Lucho e Irma a su oficina por lo del cobro excesivo del arriendo. – Exijo que te olvides de esa tontera y dejís a esa gente en paz.- terminó Kaoru ignorando al resto de los comensales.
En especial a cierto pelirrojo que había acabado mojado…
Mira Kaoru, yo te dije bien claro que tú tenías que casarte y no me hiciste caso. Te dije que no te fueras de aquí y te mandaste cambiar con casa y todo. A mí, el que la hace, me la paga y esos a los que les estoy cobrando se lo tienen bien merecido por traicionarme ayudándote a hacer tu santa voluntad. Asi que ahora te aguantai no más.-
Kaoru se enfadó al notar como su padre le enrostraba su accionar en la cara para justificar las injusticias que cometía en contra de la gente del mercado.
No, po. No me pienso aguatar. Si tení temas pendientes conmigo, entonces desquítate conmigo no más, po, Kamiya… pero no seai mafioso. No le podí cobrar tanto a esa pobre gente… no tienen como pagarte. -
Kenshin miraba a la Fiera una vez más en acción, irradiando esa impresionante energía que tenía y tratando de seguir el hilo de su conversación… aunque ya se estaba acostumbrando a su forma de hablar. Megumi no entendía nada de lo que pasaba y Kojiro se había puesto de pie para estar de igual a igual con su conflictiva hija. Fue cuando recordó que tenía invitados.
Al menos podrías saludar, Kaoru. – le dijo su padre mirando a Megumi y Kenshin, quien le explicaba a la mujer en su idioma que Kaoru era la hija de Kojiro.
Kaoru saludó afectuosamente a María y a su hermano. A Megumi le dio la mano. A Kenshin sólo le dijo "hola". Y volvió a la carga con su padre.
Escúchame bien Kamiya. Esta cuestión no es legal y yo voy a hacer que te metan preso (ir a la cárcel) si seguí en esto. Asi que estai advertido, Kamiya. –
Intenta hacer lo que quieras, Kaoru. Pero yo te advierto que también voy a pelear, porque para eso tengo a mi hijo abogado que sabrá defenderme de ti. Asi que si nos tenemos que ver en tribunales, así será. Pero quiero que estés conciente que esto no hubiera pasado si hubieras sido obediente.-
Bueno, si Sano te ayuda con esto, me decepcionaría harto, pero qué le voy a hacer. Hermano, no tengo nada contra ti, pero esto que quiere hacer el Kamiya no es legal y si tú lo apoyas en esto, significará que no tení ética. Ya, me voy yo… chao, María…-
María no quería que se fuera su niña todavía.
Pero quédate, "Karito"… mira, tengo pan bien rico para ti. Come con nosotros.-
Kenshin observó atento a Kaoru. Y notó con sorpresa como su expresión se dulcificaba al dirigirse a María.
Incluso su voz sonaba… ¿dulce?
No, María… no puedo quedarme yo ahora. Tengo cosas que hacer… pero otro día vengo.- Kaoru besó a su querida María en las mejillas y salió del comedor.
Bueno, al menos hizo el intento, porque Kojiro la detuvo al preguntar:
¿Le enseñaste la salmonera a Kenshin como te dije esta mañana?-
Kaoru se dio media vuelta y miró al sonriente pelirrojo que se adelantó a decir.
Me enseñó una parte hoy de la empresa y prometió enseñarme más el día de miércoles. Fue realmente muy amable conmigo su hija, señor Kamiya.- acabó Kenshin, tomando un poco más de café.
Kaoru iba a replicar, pero estaba cansada de seguir peleando ese día. Quería llegar pronto a su casa y darse un buen baño, asi que miró a Kenshin a su vez.
Bueno, entonces hasta entonces… er… - Kaoru no sabía cómo se apellidaba Kenshin y lo miró buscando respuestas… ella no lo quería llamar por algo tan personal como el nombre. Sentía que debía mantener las distancias.
Himura… Kenshin Himura, señorita Kaoru Kamiya, ¿no?- Kenshin empezaba a acostumbrarse también a la eterna exasperación femenina.
Kojiro miraba a esos dos expectante. Finalmente Kaoru dijo.
Hasta mañana entonces, Himura. Chao a todos.-
Y se fue.
Megumi miró a Kojiro y éste se explicó en su idioma natal.
Es una hija medio loca que tengo… Megumi. Pero no se preocupe, porque con usted ella no se meterá. Yo la protegeré, se lo prometo.-
Kenshin alzó una ceja imperceptible bajo el flequillo que caía sobre su frente en ese momento. Miró de reojo a Sanosuke y supo que no había entendido mucho de lo que decía su padre. Pero María tenía cierta expresión de tormento en sus ojos al retirarle la taza a Kojiro al finalizar la once.
Quizá ella entendiera menos japonés que Sanosuke, pero conocía muy bien a Kojiro. También lo que implicaban todos y cada uno de sus tonos de voz.
La casa de Aoshi estaba perfectamente ordenada y limpia debido a su modo de vida. Y se repetía constantemente que no necesitaba de Misao y que había estado en lo correcto al despedirla por incompetente y abandonar sus obligaciones hacía nueve días.
Pero la verdad es que la necesitaba…
Llevaba una semana tomando te con pan para el desayuno, almuerzo, once y cena.
Y aunque a ningún chileno que se precie de tal podría aburrirle esa dieta (por lo menos todos los días al desayuno y once), lo cierto es que él, que era japonés, estaba hasta la coronilla de tanto te y flaco como perro. Por lo tanto, buscaría a una cocinera… quería una cocinera que no se metiera en sus asuntos y decorara su cocina con su delantal y su cuchara de palo.
También debía hacer pan amasado como el que hacía Misao y los porotos y las cazuelas tenían que quedarle como a ella. Quería que le trajera miel los domingos y que los martes fuera al mercado, llenándole por la tarde la cocina con las verduras y frutas que había comprado, con sus aromas y colores.
Si seré bien repelota… - musitó Aoshi sin darse cuenta, al descolgar el teléfono y darle un puñetazo a la mesa para tratar de mitigar su nerviosismo mediante el dolor.
Antes de marcar el número de Misao.
Misao había salido con unas amigas por ahí, asi que regresó a su casa cerca de las siete de la tarde. Su madre le dijo que tenía un recado del señor Aoshi que quería verla. Misao no le había confesado a sus padres ni a su hermano que la había despedido mientras encontraba un nuevo empleo que le permitiera ganar su propio dinero y por lo visto, Aoshi tampoco le había comentado a Omasu sobre el tema.
Sólo había preguntado por ella y después había dejado dicho que necesitaba verla.
Asi que Misao, para evitar preguntas de Omasu por negarse a ir donde su "jefe", tomó su bolsa y una chaqueta y salió a donde Aoshi. El joven Andrés la transportó gratis en su barca hasta el otro lado del canal. Misao luego de caminar un poco se encontró frente a la puerta del Sushi.
Tocó a la puerta y esperó. Bien erguida, como le había enseñado Kaoru, su prima, a enfrentarse a la gente.
Aoshi le abrió casi de inmediato y la invitó a pasar.
Quiero que trabajes para mí.- dijo tan directo.
Misao sintió deseos de tirarse a sus brazos de la emoción, pero se contuvo. Simplemente lo miró a los ojos y trató de actuar según lo que hubiera hecho Kaoru en su lugar.
¿Por qué?... Usted me despidió por incompetente, asi que le sugiero que se busque a alguien de acuerdo a sus estándares de perfección, señor Aoshi.-
Quiero que cocines para mí. Nada más. Necesito una cocinera.- dijo el hombre, metiéndose las manos en los bolsillos del pantalón.
Pues a mi no me interesa trabajar para usted. Usted me trató bien pésimo el domingo en la mañana y a mí esas cuestiones no me gustan. Búsquese a otra persona pa que le sirva en su cocina y a mi déjeme en paz.-
Aoshi puso cara de que no le interesaba que ella no quisiera trabajar para él. Pero en realidad, no se sentía feliz con la idea.
Te pagaré más si es necesario. Más que cuando hacías el aseo de mi casa.- ofreció Aoshi como si nada.
Mire, señor Aoshi, a mi con plata no me va a comprar. Yo no necesito de su plata pa que sepa, porque mi familia igual tiene harta. Yo trabajo no más para sentirme útil. Usted me trató pésimo el otro día, siendo que yo no lo merecía ni lo merezco. Así que guárdese sus billetes y búsquese a alguien que le aguante su carácter tan raro, porque lo que es yo, soy demasiado joven como para estarme calentando la cabeza (aproblemando) con usted.- Misao se dio la media vuelta, orgullosa de su pequeño discurso, pero con el corazón en pedacitos, porque ella era una niña demasiado dulce y no le gustaba pelear con nadie. Menos con el hombre que le quitaba el sueño. Estaba saliendo de la casa cuando Aoshi la tomó de un brazo.
Por favor, Misao… te pido disculpas. Fue… fue una semana difícil para mí y estaba enfadado… tú realmente no tenías la culpa de nada de lo que pasó. Mira, te prometo que nunca más te molestaré si vuelves a trabajar para mí. Te doy mi palabra de honor… no más gritos ni enfados… nada que tú no quieras o que te moleste.- Aoshi extendió su mano hacia Misao para estrecharla con la suya pequeña si sellaban ese pacto.
La chica lo miró con recelo… ¿Aoshi pidiendo disculpas? Eso era más raro que el acento de Kenshin… pero bueno… si se han visto muertos cargando adobes y pingüinos muertos de frío… ¿por qué Aoshi no podía disculparse?
Pero… ella no podía perdonarlo tan rápido…
Suélteme, señor Aoshi. – dijo la joven. Aoshi se dio cuenta que aún la sostenía del brazo. Pero no la soltó.
Misao, por favor… te estoy dando mi palabra de honor.-
Misao sabía que para un japonés, dar la palabra era cosa realmente seria.
Suélteme o le hago un escándalo aquí mismo.- demandó Misao levantando el tono. Aoshi la soltó, pero seguía extendiendo su mano hacia ella.
¿Trabajarás para mí?- insistió Aoshi levemente nervioso.
Misao lo miró como si él fuera un gusano. Trató de imaginarse que ella era Kaoru y Aoshi era… hum… bueno, Aoshi. Y le resultó. Aoshi que siempre había pensado que Misao era una chica dulce, se encontró con una versión de Kaoru más joven ante él. Lo que lo desconcertó…
La joven alzó la barbilla y le estrechó la mano con decisión.
Trato hecho, señor Aoshi. Pero que le quede claro que no le voy a dejar pasar ninguna pesadez conmigo.-
Aoshi sintió el firme apretón de Misao. De pronto quiso estrecharla contra si para sellar bien sellado el trato.
Pero no lo hizo.
Mañana empiezo, señor Aoshi.- dijo Misao antes de despedirse e irse de allí.
La joven cruzó el canal de regreso a su casa cantando bastante feliz. Incluso le prometió a Andrés prestarle algunos cds que tenía de música para que él escuchara en su barco. Asi estaba de contenta. En la noche se metió en la cama y se durmió soñando con historias llenas de finales felices.
Aoshi por su parte, se tomó el último te del día pensando en que debió haberle dicho a Misao que debería de haber empezado a trabajar enseguida ese día. Pero realmente era muy tarde…
Se acostó en su cama y se cubrió con las frazadas. Pensó en que al día siguiente comería delicioso como Dios mandaba y con esto en mente se durmió feliz.
Y en sueños, sonreía.
Kaoru realmente no quería enemistar a su hermano con su padre por el asunto de las cobranzas excesivas, asi que lo llamó solo para pedirle que le recomendara a algún abogado amigo suyo para que le hiciera el trabajo. Afortunadamente para Sanosuke, él tenía amigos en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile que se hizo durante los dos años que estudió allí, quienes de inmediato lo asesoraron ante el problema que tenía. Asi, Sanosuke informó a su hermana que su padre no tenía manera de ganar en un juicio, asi que él mismo se comprometía a convencer a su padre de hacer lo correcto. No sería necesario ir a tribunales.
Y de paso, Sanosuke no tenía que delatarse ante su padre sobre el verdadero rumbo que había tomado al estudiar.
Kaoru decidió confiar en su hermano mayor por un año y se concentró en leer el informe que le había preparado Yahiko sobre la mortalidad de salmones del mes pasado. Para Kaoru, era excesiva la tasa de mortalidad y pensaba que podía hacer un proyecto para mejorar la crianza de la salmonera a fin de bajar costos, aumentar la productividad y de paso, presentar todo eso como la tesis que la tendría a ella lista para titularse de Administradora de Empresas.
La idea estaba tomando forma en su cabeza cuando tocaron a la puerta.
Hola, señorita Kaoru.- dijo Kenshin asomándose, tan sonriente como siempre. Y con su sombrero tipo pescador de tela entre las manos.
Kaoru miró al cielo de la oficina buscando paciencia. Y parece que la encontró.
Hola, Himura. Asi que vení a conocer las balsas. -
Kenshin asintió.
Claro… si es que no te estoy molestando… como tu tiempo es tan valioso… - acabó con cierta ironía en su voz.
Kaoru se encendió como la dinamita y se levantó rauda de su asiento.
Mira, Himura, dejemos las cosas bien claritas entre nosotros al tiro no más. Gracias por no decirle al Kamiya el otro día lo que pasó en la playa, aunque ni me interesa lo que él piense. Pero no necesito que volvai a mentir por mí. Yo no necesito que me anden rescatando, entendiste? -
Si, Kaoru, ya entendí.
En ese momento Yahiko se asomó a la oficina.
Qué bueno que viniste, Yahiko… necesito que supervises las balsas mientras yo le enseño la empresa al Himura.
Yahiko se quedó mirando a Kenshin. Lo conocía de la minga de su prima, asi que lo saludó estrechándole la mano y presentándose.
Yahiko Lizama, para servirle, ¿señor?-
Kenshin Himura… un placer conocerte, Yahiko.- dijo el pelirrojo con sinceridad. Kaoru mientras tomó su cartera para dirigirse a las balsas. Yahiko los acompañaría.
Los tres se pusieron chalecos salvavidas, subieron a una lancha guiada por Yahiko y pronto Kenshin pudo poner sus pies sobre las instalaciones en medio del canal, en un lugar de aguas calmas. Yahiko le explicó a Kenshin que todo eso era seguro, porque a pesar de llamarlas "balsas", la estructura estaba construida sobre firmes pilotes.
Kaoru entonces se hizo cargo de la mini expedición, pues Yahiko fue a supervisar las raciones de alimentos y de hablar con los trabajadores sobre el quehacer del día. Kaoru guiaba a Kenshin por los pasillos al aire libre de las balsas e incluso lo invitó a mirar cómo pesaban los salmones y Kenshin se había dado cuenta de que Kaoru realmente era una mujer de palabra, porque ese tiempo se lo dedicó solo a él ya que ella incluso le pasó su celular a Yahiko para que nadie los molestara mientras hablaban.
Kenshin hacía preguntas interesantes sobre la salmonera y descubrió que a Kaoru realmente le gustaba mucho manejar esa empresa. También notó como los trabajadores la saludaban con cortesía a su paso y trató de adivinar cuál sería la verdadera Kaoru.
Aquella mujer jovial que vislumbró en su trato a María, o la eterna gruñona que hasta ahora le había tocado ver a él.
Kaoru entonces lo guió a las bodegas con los equipos y alimentos para salmones.
Y acá manejamos los datos diarios sobre alimentación, mortalidad, peso, crecimiento y todo ese tipo de cosas. Si quieres mirar los libros, Himura, avísame y yo doy instrucciones pa que te dejen pasar un día de éstos. Yo no creo que pueda traerte porque voy a estar muy ocupada yo, pero Yahiko puede ayudarte. Quiero iniciar un proyecto y tengo que investigar mucho.-
¿Sobre la salmonera?- inquirió Kenshin con cuidado. Nunca sabía con qué le podía salir esa mujer.
Sep… me gustaría ver si puedo bajar costos… hasta hace dos años esta empresa la manejaba el Kamiya, entonces yo estaba en el último año de Universidad y me hice cargo. Ya la estabilicé y ahora quiero intentar empezar a bajar costos de alimentación, pero la investigación no es algo que se me dé mucho, asi que voy a tener que ir a ver si alguno de mis profesores puede ayudarme. Así, pienso entregar ese proyecto como mi tesis y sacar mi licenciatura.-
Kenshin no podía creer que Kaoru le estuviera contando esas cosas… claro, porque tenían que ver con la empresa y se supone que eso le interesaba a él.
Asi que, si todo sale bien, Himura, podría mejorar tu capital en esta empresa… ¿cómo te quedó el ojo?- dijo la joven sonriendo con las manos en la cintura y cierta arrogancia.
Kenshin no entendía qué tenía que ver el estado de su ojo con lo que le contaba Kaoru. Sólo comentó:
Kaoru… yo soy diseñador industrial y profesor y la parte de investigación se me da muy bien. Como también tengo intereses en la salmonera, como bien dices, puedo ayudarte con tu trabajo. Creo que sería una buena idea.-
Kaoru miró ceñuda a Kenshin.
¿Tú?-
Si, Kaoru. Te ofrezco mi ayuda desinteresada. Este es mi año sabático… puedo trabajar en esta empresa para ayudarte con tu proyecto. Creo que sería una buena idea, porque como recién estoy entrando en esto, puedo hacerte aportes valiosos con una mente fresca.-
Kaoru sabía que rechazar tal propuesta sería una tontería… realmente ella necesitaba ayuda y pensaba que así podría ahorrarse los viajes a la Universidad Austral que le quedaba igual, bastante lejos. Kenshin al notar su expresión, garabateó algo en un papel y se lo entregó.
Acá tienes mi nuevo e-mail… piensa en la propuesta que te he hecho.- dijo Kenshin tan jovial. Kaoru tomó el papel y lo guardó en su bolsillo.
Ya, po, Himura. Voy a pensarlo. Y ahora, si me disculpai, tengo que ir a almorzar.-
Kenshin decidió que Kaoru, cuando no estaba peleando, era agradable y bastante bonita, además. Bueno, lo de bonita ya lo había notado el día de su matrimonio fallido…
Después de todo, no eres tan desagradable. Incluso podría invitarte a almorzar por ahí, si quieres.-
¿ Cómo que "desagradable"? y no te preocupi, que no voy a almorzar contigo.- dijo Kaoru indicándole a Kenshin que la frágil paz de la que habían disfrutado ya era cosa del pasado.
Pero no puedes ser tan cascarrabias, Kaoru. – replicó Kenshin menos confundido que veces anteriores. Por lo que apuntó mentalmente que a Kaoru le discutían los juicios sobre su persona.
Por eso mismo, como soy tan cascarrabias, te voy a librar de mi desagradable presencia, Himura. Chao.- Kaoru se dio la media vuelta y avanzó hacia el pequeño muelle para ir a tierra. Los trabajadores miraron de reojo a Kenshin que de pronto estaba perplejo y sin saber cómo reaccionar al ser abandonado a su suerte en ese lugar. Asi que corrió hacia Kaoru y la alcanzó cuando ella se despedía de los demás y se subía a la lancha en que llegaran. Kenshin saltó a la embarcación y luego se quedó bien sentadito durante la travesia. – Otra cosa, Himura. No podís andar corriendo por los pasillos, esa cuestión es repeligrosa… te podís resbalar.- comentó Kaoru como si nada.
Ah, ya veo… asi que te preocupaste por mi persona. Eso me hace sentir halagado, quizá no te caigo tan mal.- comentó Kenshin con cierta diversión y triunfo en su voz… se preguntaba cómo reaccionaría Kaoru ante eso… y desde luego que no se hizo esperar.
Mira, Himura… - Kaoru se dio la vuelta para enfrentarlo, debido a que ella guiaba la lancha. - … no me vengas ahora con cosas raras… no puedo ser tan descriteriada como para no advertirte del peligro que corres en las balsas y dejar que te pase algo. Ahora, si queris matarte, allá tú. Podís organizar una maratón allá y sacarte lo que es cresta en el pasillo y de paso, desnucarte o romperte algo más. Pero yo te lo advertí y si eres tan imbécil para no hacerme caso, bien merecido te tendrías ir a parar al hospital.-
Kenshin abrió los ojos soberanamente grandes. Habían llegado a tierra y Kaoru se bajaba sin mirarlo. Pero Kenshin se había quedado con ganas de replicar.
No puedes llamarme imbécil tan gratuitamente, Kaoru.- acotó el pelirrojo tomando a Kaoru de un brazo. La joven entonces se quedó de pie ante él, con las manos en la cintura y como era de esperar, elevó su adorable mentón en gesto de desafío.
Imbécil.- dijo Kaoru.
Maleducada.- respondió Kenshin en el mismo tono y adoptando a modo de mofa la misma posición de la mujer.
Idiota.-
Amargada.-
A Kaoru no le hizo gracia que la trataran de amargada. Asi que le dio un bofetón a Kenshin en la cara, de esos que le dan vuelta a uno.
Y éste… le devolvió la cachetada, aunque mucho más suave. Kaoru lo miró furiosa y sorprendida, y Kenshin agregó:
Soy un hombre paciente, Kaoru. Muy paciente… pero no esperes que te ponga la otra mejilla para que la agredas también cuando sea por algo que no merezco. Todo tiene un límite y tú pasaste el mío. Y ahora, me voy a almorzar. Que tengas una buena tarde, Kaoru.-
Kenshin salió de allí lo más calmadamente que pudo aparentar, porque su instinto le decía que esa mujer era bien capaz de lanzarle una piedra por la cabeza por osar tocar su muy linda cara. Afortunadamente para él, cuando Kaoru salió de la oficina con el enorme pisapapeles para lanzárselo, él ya estaba en su auto arrancando… perdón, dirigiéndose a comer por ahí.
Sanosuke logró neutralizar a Kojiro, haciéndole ver que no sería bueno ir a juicio por lo de los cobros a los locatarios. Y Kojiro, escuchando a su hijo abogado, que era todo su orgullo, optó por hacerle caso.
Porque claro, Kojiro había llegado a Chile con su hermana, sin un peso y sin ser nadie y a punta de trabajo y gracias a la herencia de su mujer ahora estaba donde estaba. Tenía estudios básicos solamente y buen olfato para los negocios, pero a pesar de ello siempre había lamentado el ser una persona poco importante de origen humilde, con pocos estudios.
Pero su hijo era abogado. Sabía de todo lo que había que saber. Y Kaoru, fuera de ser conflictiva, también tenía estudios y era importante, pero, tener un abogado en la familia lo ponía orgulloso, porque eso les daba estatus.
Habían pasado ya dos días desde que Kenshin le ofreciera a Kaoru su ayuda en el proyecto, y ella aún o no se decidía, o seguía muy enojada con él, porque el nuevo mail de Kenshin seguía sin mensajes nuevos, fuera de la "bienvenida a usuarios" y el pelirrojo esperaba a que ella le contestara, aunque sea para echarle un par de palabrotas o lo que sea. Pensó que tal vez se le habría olvidado lo de la propuesta y meditó muy seriamente en ir personalmente a su oficina a recordarle la idea.
Pero Kaoru no lo había olvidado. Tenía el papel con la dirección e-mail sobre su escritorio y lo miraba masajeándose las sienes… se llevaba pésimo con Himura… serían puras peleas todo el día.
Lo consultó con Yahiko, su primo y confidente. A Yahiko, en el fondo, le gustaba Kaoru a pesar de ser su prima y la idea de que ella tuviera que salir seguido tan lejos no lo hacía feliz. Asi que le sugirió a la joven que aceptara la propuesta del pelirrojo para el proyecto. Él sabía que Kaoru no correspondía ni correspondería jamás a sus sentimientos, y no porque ella considerara malo el amor que podían tenerse dos primos, sino por el hecho de que ella no sentía nada especial por él, salvo un genuino afecto, comparable al que sentía por Misao, su tía Omasu, María y Sanosuke.
Kaoru al quedarse sola, abrió el correo de la salmonera García y escribió.
"Acepto, Himura.
Kaoru Kamiya"
Y cerrando los ojos, apretó el botón "enviar". Por lo visto, ella no tenía suficiente con las peleas que tenía con su padre. Luego agregó el correo de Himura a la lista de contactos para no tener problemas por si se le perdía el papel.
En ese momento, llegó don Lucho junto con una pequeña comitiva de locatarios del mercado, a darle las gracias a Kaoru por su intervención en lo de los cobros. Kaoru, sonriendo de buena gana, les dijo que las gracias se las debían dar a su hermano que había sido quien convenció a Kojiro de desistir de su idea. Asi que cuando la joven se quedó sola, pensó en ir donde Sanosuke a darle las gracias en persona e invitarlo a tomar algo a su casa. Llamó a María y le preguntó por él.
Karito, Sano está en el departamentito que tiene en… - María le dio la dirección a Kaoru quien montó en Gitano y partió.
La joven ubicó enseguida el piso, porque allí habían vivido cuando ellos eran pequeños. Era un lugar chico, pero ideal para una persona sola. La camioneta de Sanosuke estaba estacionada afuera, asi que Kaoru se asomó, notando que las puertas estaba abiertas y que su hermano seguramente estaría dentro de la casa.
Había sobre el asiento trasero un cuadro tapado con tela. Kaoru decidió echar un vistazo y se encontró con una pintura hermosa que le quitó el aliento. Era como si alguien le hubiera sacado una fotografía a sus sueños y se la estuviera enseñando… la joven tomó aire conmovida.
Sanosuke apareció para llevarse lo último cuando descubrió a su hermana.
Hermana… -
Kaoru se volvió, mirando a Sanosuke.
Hermano, pero que buen gusto tienes… esta pintura es tan hermosa… es súper bonita, sabí… ¿ quién la hizo? Yo quisiera comprarle una igual… -
Para Sanosuke la opinión de Kaoru era valiosísima porque ella no era una mujer impresionable. Decidió enseñarle las demás que tenía y la guió a su piso. Sabía que si él el pedía a Kaoru guardarle el secreto, ella no lo delataría.
Es parte de algunas obras que estoy guardando, Kaoru… ¿qué piensas de ellas?- dijo emocionado el joven.
Kaoru se paseó por el lugar descubriendo y admirando las pinturas. Todas le gustaron, aunque hubo una o dos que no entendió, pero supuso que eran cosas de gente sensible. Sanosuke se mantenía tras ella.
Son hermosas, hermano… ¿quién las pinta? Me gustó la que vi en tu camioneta para mi casa… y esta también… Sano, es que son preciosas. Puede parecerte una tontera, pero me gustaría mucho conocer al artista… - dijo la joven sin poder quitar la vista de su pintura favorita.
Si te gusta tanto esa pintura, quédatela, Kaoru.- dijo Sanosuke feliz. Kaoru soltó la obra y miró a su hermano.
No… porque si son de un amigo tuyo, mejor te la compro para que asi no le debas dinero, Sano.-
No, no, Kaoru, si el artista no se va a enojar… porque él quiere que tú te quedes con ese cuadro.-
¿Ah, si?... ¿ y quien es el artista?- preguntó sonriendo.
Yo.- dijo Sanosuke.
Y a Kaoru se le borró la sonrisa del rostro, siendo reemplazada por una "O" de sorpresa.
Pero cómo… ¿tú no eres abogado?-
Bueno, hermanita… dejé la carrera hace años y ya terminé la de arte. Por eso me traje ahora todos mis trabajos. Pretendo empezar desde aquí a darme a conocer y quisiera montar una exposición. Ya sabes que desde pequeño me gustaba dibujar… -
Sanosuke le contó todo a su hermana. Kaoru entonces lo acalló y lo abrazó con mucho afecto.
No te preocupes, hermano… no le diré nada a nadie mientras no quieras… pero… estoy tan orgullosa de ti, po, porque fuiste capaz de hacer lo que tú querías y no lo que el Kamiya te obligó a hacer. Y pintai tan bonito, Sanosuke… mira… si queris hacer tu exposición y te faltan auspiciadotes o lo que sea, yo te doy apoyo financiero. Es lo menos que puedo hacer por mi hermano y por quien salvó a los locatarios de los cobros del Kamiya.-
Los hermanos esa tarde se quedaron en el piso contándose anécdotas universitarias y compartiendo una pizza. Kaoru incluso ayudó a su hermano a ubicar todos los lienzos tras una cortina dentro del piso que los ocultaría. Y muy tarde por la noche cada quien se retiró a su casa. Aunque Kaoru se llevaba su cuadro a la suya.
Lo colgó en un sitio de honor y lo admiró un buen rato antes de retirarse a dormir.
Sanosuke por su parte, salió un momento a la terraza a admirar el mar. Se sentía tranquilo y en paz. Sabía que Kaoru lo comprendería, porque su hermana era asi de estupenda.
Una figura en la playa llamó la atención de Sanosuke… era ella… la mujer que vestía de negro.
Megumi.
Sanosuke pensó, al notarla, que le gustaría mucho pintarla. Pensó que si no retrataba a esa mujer, perdería la inspiración, asi que se dispuso a planificar una estrategia que le asegurara el que Megumi se quedara una temporada con él. Una semana conviviendo con ella lo hacían desear un tiempo más prolongado a su lado y no sólo las dos semanas que ella había anunciado de estadía.
Kenshin, por su parte, esa noche revisó su correo electrónico. El corazón le dio un vuelco cuando leyó la escueta nota de Kaoru y sin poder contenerse, lanzó una sonora carcajada. Trabajaría junto a la Fiera y que el cielo lo ampare, porque este sería un gran desafío en su carrera, que él esperaba impaciente.
Misao por lo demás, acabó un poco más tarde de lo usual preparando todo para Aoshi, debido a que al día siguiente ella tenía compromisos que la tendrían ocupada asi que no tendría tiempo para cocinar.
Terminó de limpiar la cocina y apagó el aparato de radio que tenía. Parte del trato con Aoshi le permitía escuchar su música favorita allí con el volumen que ella estimara conveniente. Aoshi en ese momento trabajaba en su despacho porque Kaoru le había pedido unos papeles en especial que él debía tenerle, debido a que ella estaba reuniendo mucha información para su proyecto. Y como Aoshi había insistido en seguir trabajando en la empresa, ella lo exigía con un poco más de trabajo. Y Aoshi no pensaba darle razones para echarlo mientras pensaba en una buena forma de vengarse de ella por la humillación recibida.
Cuando Aoshi escuchó que la música se apagaba, se levantó de su asiento y salió de la habitación. Misao estaba arropándose con una manta de lana antes de salir, porque estaba amenazando con llover. Pasó frente a un espejo y se arregló el flequillo y su trenza. Se dio la vuelta justo para descubrir a Aoshi tras ella.
Ya me voy. Le dejé todo en el refrigerador, asi que usted mañana se calienta su comida. -
Muy bien. Gracias Misao.-
Jejeje… si. – Misao debía reconocer que cuando el Sushi no estaba enojado, aún siendo tan serio era agradable con ella. No a cualquiera le daba las gracias. – Chao, señor Aoshi… -
Misao, espera.- dijo Aoshi pensativo. Luego preguntó.- ¿Oye… cuántos años tienes?-
La pregunta tomó por sorpresa a la joven, que contestó.
Diecisiete. En noviembre cumplo los dieciocho.-
Hum… ya veo. Pensé que eras menor. Estarás pololeando entonces (tener novio).-
¿Yo?... ajajajajaja, no, señor Aoshi… todavía no encuentro a un hombre lo suficientemente inteligente como para que se enamore de mí. Pero no es algo que me apure. Lo paso bien con mis amigas.- dijo Misao sonriendo.- además, mejor así, supongo.-
Claro, Misao… es bueno que este tiempo lo aproveches estudiando. Bueno, niña, no te quito más tu tiempo. Misao, ten cuidado por el camino. Nos vemos.-
Chao.- se despidió Misao, pensando en que la conversación de Aoshi había sido de lo más extraña… aunque él desde siempre había sido raro. Pero Misao no estaba ahora para ponerse a fantasear. Al día siguiente iría con Kaoru en la camioneta a Castro y la idea de comprarse ropa le gustaba mucho. Además, aprovecharía de buscar su uniforme de colegio.
Aoshi cerró la puerta de su casa, pensando… Misao era una de las personas que más quería Kaoru. Y desde luego, la pequeña había apoyado siempre a su prima. Si Misao la pasaba mal, Kaoru también…
Él había dado su palabra a Misao de no hacerle nada que ella no quisiera. Pero él se encargaría de que ella… quisiera todo lo que él planeaba hacer.
Le daría a los Kamiya donde más les doliera.
Fin acto cinco.
Notas de Autora.
Gracias a todas por el apoyo recibido una vez más. En mi país ya "disfrutamos" de un otoño especialmente lluvioso, asi que mi más afectuoso saludo a regiones donde pueda estarla pasando mal.
Bueno, sobre mi vida, no tengo mucho que comentar, fuera de que me he estado poniendo al día con todas las teleseries. Veo "Anita no te rajes", entre medio hago zaping y veo algo de "apuesta por un amor", "piel de otoño" y "La Madrastra", preguntándome una y otra vez quien mató a Patricia. Sobre las teleseries que se vienen, Tvn pretende transmitir "Gitanas", el remake de "Romané" para quienes la vieron el año 2000. les puedo adelantar que en esta versión latina, ningún nombre ha sido cambiado… guaus. Estoy siguiendo también "Inocente de Ti", el remake de "María Mercedes", mi teleserie favorita que vi el año 91 si la memoria no me falla, con 10 añitos y debo decir que es y ha sido mi personaje favorito el que interpretara Talía y que siempre recuerdo con mucho cariño. (Aunque pienso que es mucho más lindo la pareja que le pusieron en esta versión a Florecita que Arturo Peniche… en fin)
Sobre este fic… aclararé las dudas que hayan tenido en sus reviews. Gracias nuevamente a todas y nos leemos. Saludos y cariños a mis personas especiales de siempre, Laurita y Kawai deshi.
Misao-HX: Sep, pobre Kenshin que se dio un baño gratis aunque no lo quisiera. Y ese no será el único. Como has podido apreciar, finalmente ya estoy al día con el resto de mis obras, asi que espero poder seguir asi. Sobre lo de mis ideas, te responderé con lo siguiente. Todo está escrito, todo está hecho. Ante eso, sólo podemos mezclar lo ya existente para crear cosas "nuevas", por lo tanto, asi como yo he sacado de diversas fuentes mis ideas, tú eres libre de escoger de donde sacas las tuyas, mientras no sea una copia textual. Asi que ánimo, dele no más y nos leemos.
Mikomi Shinomori: Bueno, otra chica con apenas tiempo. Sobre el final de la novela… no quiero que nadie viaje a Santiago a asesinarme por escribir algo asi, por lo tanto, aunque mantendré la idea, pienso hacer algo más… fogoso. Y bueno, seguiré con un par de capítulos más para explicar bien que fue de cada uno. Sobre el ya famoso estilo de hablar de Kaoru con las "i", debo decir ante todo el mundo que efectivamente no hablamos todos asi. Pero también deben fijarse en que Misao, Yahiko y Kojiro, Sanosuke y María son chilenos también y hablan bastante normal. Para los diálogos de Kaoru, me baso en las maneras que tenía el personaje de la Fiera, y bueno, en mi propia forma de hablar (jejeje… asi hablo yo con mis amigos más cercanos y mis hermanos, pero con el resto de mundo saco a relucir también lo mejor del idioma.) Un besito.
Hereda: Hola, amiga. Bueno, esta historia se parece un poco a "Apuesta por un Amor", pero por lo demás, acá nadie anda apostando tierras ni ese tipo de cosas. A Aoshi le puse "Sushi" por una cuestión simple y cultural. Yo por acá no he oído nunca a nadie referirse sobre otra persona como "el rey del hielo" o "el cubo de hielo", si bien la expresión se ha usado un tanto después de que salió la serie de Kenshin, y entre los aficionados al animé… pero es más común, al poner sobrenombres, referirse al lugar de origen (Como decir "el japonés"), a alguna palabra que rime con el nombre o ese tipo de cosas, y que suene más o menos simpático. Seguramente a algún personaje del fic le costó aprenderse el nombre de Aoshi y en un error dijo: "Sushi" que también suena a japonés. Y quizá le gustó tanto que empezó a usar eso y como a la comunidad también le gustó el apodo, a espaldas de Aoshi lo empezaron a llamar asi… sentí que era más representativo.
Bueno, sobre la velocidad, acá en carreteras puedes ir hasta a 120 km. Hora, lo que para un japonés que en su país puede avanzar a 80, debe ser el paraíso si le gusta la velocidad. Bueno, eso. Un beso y gracias por tu apoyo.
Kaoru Saga Engel: Hum... bien, sobre las teleseries chilenas, es cierto que las doblan al exportarlas. Incluso una que salió el año pasado "Machos", fue doblada nuevamente. Yo la verdad encuentro eso un poco tonto, porque el chileno igual se entiende, además nadie dobla las teleseries mexicanas o españolas cuando las vemos aquí y también a veces quedamos confusos con algunas expresiones... aunque igual se entienden en contexto. Cambiando de tema, Kaoru me hace reír con cada aparición que tiene y pienso que es realmente muy apasionada. El papel de Misao es ser la contraparte de Kaoru y por eso se ve algo más sumisa y quizá hasta fome, pero te aseguro que en cuanto saque a relucir sus garritas, ¡no dejará a nadie indiferente! Y sobre el Sushi, es un desgraciado... y vaya que recibirá lo suyo. Un beso, amiga. Ah, la Gorda Bella es colombiana.
Gaby hyatt: Sep, el famoso machismo de nuestra querida gente y eso de tratar de vivir con los hijos aún cuando son mayores. Y sobre la promesa... ajajajaajaj... Kojiro hará cosas notables por cumplirla.
Catty-Ishida: Jejeje... lo del paro es relativo. Llevamos un mes con él, lo que equivale a quedarse sin vacaciones de invierno ni dieciocho. Pero trataré de seguir este ritmo en las actualizaciones. Hum... mira, solo te digo que el Sushi va a recibir de vuelta todas las maldades que haga. Sobre Sano, dejaré tu pregunta en suspenso. Jajajaja... pobres de tus papás...
Aoshi no va a cambiar de un día para otro. Kenshin y Kaoru tendremos harto y yo amo mucho la pareja Di Girólamo- Reyes... pero, lástima, amiga, que parece que ya no los veremos más juntos, y es que los años no pasan en vano. Yo también sigo brujas... de hecho, me gusta mucho la Carolina Arregui. Como que habla parecido a Kaoru... un besote, amiga. Nos vemos. Chabela.
Lunascorpio: Es de esperar que esas escenas en el bote se sigan repitiendo. Más ahora que Kenshin entrará a trabajar con Kaoru y se armará una buena pelotera entre esos dos cada día. Si recuerdas la historia de Juan Falcón, sabrás el sabor que tendrá en esta serie, porque eso no lo cambiaré. Y María es tan dulce… debe ser como mi madre. Un beso.
Naoko L-K: Hola, Naoko… espero que estés muy, pero muy muy muy bien. Veré cuando me conecto de nuevo… fue un gusto hablar contigo-
Dark-Natt: Bueno, te comentaré de mis referentes para el lenguaje. Para hacer a Kojiro, me baso en mi padre que habla así y me río bastante con eso. Kaoru habla como yo en el medio informal y supongo que esa manera es más propia de mi generación, porque mis amigas también de pronto sacan a relucir las "ies", siendo cierto lo que dices, que se usa poco en la gente más joven. El "cachai" es una muletilla que pretendo usar en su debido tiempo, porque la verdad es que no he encontrado a un personaje para dársela y el flaite o el coa, la verdad es que no es tan representativo del sector que estoy mostrando, asi que por eso no creo que lo incluya, a menos que meta en el fic a alguien de Santiago que va a Chiloé. Un beso, amiga. Y ánimo y suerte en tus fics. Están rebuenos.
