Hola, antes de que sigan leyendo.
Tengo una de esas pequeñas escenas eróticas que no estoy segura sean del gusto de algunas personas. Les advierto que es la escena en que Misao va a visitar a Aoshi. Después, no hay nada más… bueno, si, algunas insinuaciones, pero no debieran herir la sensibilidad de nadie.
Un beso a todas
Otra cosita. Kenshin no me pertenece, ni ninguno de los personajes relacionados con la serie. Y la idea general de este fic está basado muy libremente en la historia de Víctor Carrasco y Vicente Sabatinni. Además, hago esto sin fines de lucro y por puro antiestrés.
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La Fiera (Directamente a Ti)
Acto seis
Tienes un e-mail
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Cuando uno es demasiado independiente y moderno, se siente ciudadano del mundo.
Claro que si… porque se es demasiado civilizado como para generar ataduras que a uno le impidan realizar viajes y conocer nuevos lugares. Y se supone que mientras más mundo conoce uno, más moderno es y más interesante.
Kenshin amaba su trabajo. Amaba su vida y amaba su mundo. Cada vez que acababa su periodo de un par de años enseñando por aquí o por allá, él estaba listo y sonriente para partir, con una maleta en la mano y el boleto de avión en la otra aunque no tuviera idea del idioma que se hablaba en la que sería su nueva ciudad de paso.
Un pelirrojo aventurero¿no?
Quizá eso fue lo que aburrió a Julia, su última y sexi novia. Cuando esperaba que el japonés le dijera algo como "ya es hora de sentar cabeza, casémonos", simplemente le dijo: "ha sido interesante este tiempo juntos. Podemos alargarlo… puedes venirte conmigo a Japón para visitar a mi padre".
Por eso Julia, una italiana de esas despampanantes, aún amando a Kenshin, decidió devolverle el anillo que éste le había comprado, y dar por terminada su relación en el momento en que Kenshin salió de Italia. Porque ella podía soportar a un hombre que miraba fascinado todo lo que le rodeaba y que amaba el diseñar y enseñar eso. Incluso podía soportar que él la considerara menos que a sus proyectos. Pero se rehusaba a viajar eternamente con alguien que no conocía el significado de la palabra "establecerse", "matrimonio" e "hijos"
Esa mañana, cuando Kenshin despertó, envuelto entre sábanas suaves y calentitas, sintiendo el aroma del pan recién salido del horno, pensó en que tal despertar era algo novedoso e inquietante para él y que semejante rutina no le molestaría repetirla durante un par de años más.
Se refregó los ojos como un niño pequeño, sentándose en la cama. La habitación estaba tibia, gracias a la chimenea de Kaoru y a que el calor había subido durante la noche. Y aunque afuera llovía torrencialmente, a él no le importaba.
Bah¿por qué debería importarle si estaba en casa?
Kenshin sacudió la cabeza ante esa idea tan absurda y se vistió. Bajó la escalera para encontrarse con Kaoru sacando el pan del horno de su cocina a leña. Estaba aún en su pijama de camisa y pantalón blancos, con un chal sobre los hombros y calcetines de lana, calzando unas cómodas pantuflas. Su cabello negro estaba atrapado en una trenza de la que escapaban algunos mechones. Pero asi y todo se veía bonita.
Bueno, Kaoru era muy bonita siempre. Aun cuando estaba regañándole.
Kaoru levantó la vista para encontrarse con Kenshin en la escalera, vestido y hasta con su eterno sombrero tipo pescador.
-Buenos días, Himura.-
-Buenos días, Kaoru.-
-Dime, qué preferí. ¿Café o te? Te digo al tiro que no me queda leche.-
Kenshin, sorprendido por ese gesto democrático de Kaoru, no supo que responder. Al final balbuceó "té".
Esa mujer lo desconcertaba. Y siempre le llamaba mucho la atención todo lo que lo desconcertaba. Despertaba su curiosidad y sus ganas de saber más de ello.
El interior de la casa estaba algo oscuro debido al temporal, pero se veía tremendamente acogedor. Quizá era la madera desnuda de las paredes con aquellas mantas de piel que tenían interesantes motivos, como rebaños de ovejas o paisajes. Quizá eran las otras mantas de lana sobre los rústicos sofás… o el fuego encendido… evidentemente Kaoru no era muy femenina para decorar, pero sabía crear ambiente.
Bueno… sin duda tenía un toque especial para ello. También se sentía él muy a gusto en su despacho.
Kaoru le puso un sitio en la mesa, con una taza de té, azucarero y cucharita. Le dejó una cesta pequeña con dos panes calientes y un pote de margarina "Banda Azul". Kenshin abrió su pan y contempló fascinado el vapor que salía de entre sus migas. Lo mejor fue cuando la margarina untada se derritió sobre ellas.
Era un desayuno sencillo, pero estaba delicioso. Y aunque Kaoru permanecía en silencio bebiendo de su propia taza, a Kenshin se le hacía todo muy cómodo. Incluso cuando ella se levantaba y sacaba más pan del horno o introducía algunas bolas de masa.
Pero cuando la mujer acabó su desayuno y subió a vestirse, algo pasó.
El té se puso frío. Las mantas perdieron su encanto y la casa de pronto se vio en exceso rústica. Incluso parecía que el fuego de la chimenea estaba por apagarse.
En ese momento Kenshin comenzó a sospechar que se estaba metiendo en problemas…
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Marzo llegó y con ello, comenzaron las clases.
Misao se levantó temprano ese día lunes. Se bañó, tomó un rico desayuno y colocándose el uniforme, partió a la escuela, junto a su gran amiga Laura. Yahiko las pasó a dejar.
Cuando el joven de ascendencia japonesa se retiró en su camioneta rumbo al trabajo, Laura no pudo evitar suspirar.
-Es tan liindo.-
-Bah, no es lindo, Laura. Es sólo mi hermano. Es un flaco fome (aburrido)… demasiado serio.- dijo Misao.
-No es feo, amigui. ¿No has notado que tiene ancha la espalda? Y tiene un buen trasero. Será un tremendo pedazo de mino en unos años más.-
-Es sólo un cabro chico.- declaró Misao.- le falta mucho aún para llegar a convertirse en todo un hombre.-
-Vamos, Misao… Yahiko tiene casi veinte años. No podés decir que sea un niño. Además, es muy trabajador y responsable.- defendió Laura.
-Claro que lo es. Al lado de Aoshi, cualquiera parece un niño de pecho. Él si es todo un hombre, además de muy varonil.-
Laura sintió ese nudo en el estómago que siempre aparecía cuando Misao nombraba a Aoshi. Como mejor amiga y confidente de Misao, Laura estaba al tanto de las aventuras de la joven.
Se podría decir que Misao y Aoshi eran amantes. Que Misao lo amaba con locura y decía cosas como que él era su primer hombre y el amor de su vida. En casa, Misao trabajaba con eficiencia dejando todo ordenado y limpio, pues, para permanecer más tiempo junto a Aoshi, con permiso de sus padres, había anunciado que ahora esas eran sus labores. Y éste, en cuanto tenía tiempo libre, se acercaba a Misao y tomándola por la cintura, comenzaba a besarle el cuello y luego, a hacerle el amor.
Laura la reprendió en cuanto lo supo.
-No podés dejar que vuelva a suceder, Misao. Él es muy mayor para ti… te saca doce años… además… ¿y si te embarazás, qué harás?-
-Aoshi me ama. Me ha dicho que en cuanto cumpla los dieciocho años, me pedirá en matrimonio… un hombre que no está enamorado no dice eso. Asi que si me embarazo, estoy segura de que él responderá. Pero por ahora quiere que mantengamos el secreto. Porque si alguien sabe que está conmigo, lo pueden acusar de estupro y meterlo preso. Y yo no quiero eso; pero como tú eres mi amigui, espero que me guardes el secreto. Prométemelo.-
-Es que Misao… yo pienso que deberías decirle a tu mamá, porque…-
-Poor fis… Laura… si le cuento a mamá se va a enojar.-
-Pero es que me da mala espina que él no quiera que nadie lo sepa. Yo pienso que si él te quisiera tanto como dice, debería enfrentar a tus padres.-
-Pero es que él se iba a casar con Kaoru hace como dos meses… no quiere que crean que me tiene como premio de consolación¿cachai?… ya po, amiga… prométeme que no le dirás a nadie.-
-Mejor no me hubieras contado, Misao. No estoy de acuerdo con eso.-
Laura se había cruzado de brazos. Misao entonces le dirigió una de esas miradas que derriten piedras.
-Pero es que necesitaba contárselo a alguien y si le digo a Kaoru, seguro que se aparece con una escopeta para matar a Aoshi. Me sobreprotege demasiado por una amiga de ella que violaron y que se suicidó.- Misao hizo una pausa y abrazó a Laura cuando ésta asintió cansada.- ¡Gracias, amiga… eres la mejor que hay!-
-Misao… me callaré con una condición. Tenés que prometerme que te protegerás. Que visitarás a la matrona y usarás algún método anticonceptivo.-
Misao había aceptado la condición de su amiga y a la semana visitó a la ginecóloga del Consultorio local. Le recetó píldoras y enseguida empezó con la rutina de tomarlas. Eso, hasta que Aoshi se enteró.
Y las… "perdió accidentalmente".
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Megumi tenía dos cosas que derriten a cualquier hombre.
Una figura distinguida y esbelta, de esas que se les ve bien cualquier cosa que se pongan encima, aunque sea un saco de papas amarrado con una cuerda.
Bueno, eso desde el punto de vista japonés, porque si le preguntaban a un chileno, y en especial a Kaoru… hubieran respondido que la extranjera era puro piel y huesos y que no tenía de dónde agarrase. Pero en fin…
La otra cosa a su favor era ese aire de vulnerabilidad que desprendía, que tenía a los dos hombres Kamiya vueltos locos. Porque solo deseaban abrazarla y quitarle la tristeza de ser viuda.
Padre e hijo habían tenido sus avances aunque de diferentes formas. Por ejemplo, Kojiro era mucho más decidido. Invitaba a la japonesa a pasear en lancha o en su descapotable rojo para conocer la zona. La sacaba a cenar y a veces le traía regalos, como flores.
Sanosuke en cambio, se la pasaba todo el día pintando en su taller, a escondidas de su padre en aquel galpón que tenía. Kaoru le daba dinero para materiales porque Sano pensaba montar una exposición con la que pensaba enseñarle a su padre lo que era realmente. No un abogado, sino un pintor con un talento único y una sensibilidad que conmovía, unida a la pasión desbordante de su obra.
Por eso, cuando Sanosuke llegaba a casa, y veía a Megumi, no podía apartar sus ojos de ella. A veces conversaban de diversos temas aunque entre ambos tuvieran la dificultad del idioma: ella hablaba poco español y Sano muy poco japonés, pero… había que reconocer que se atraían.
Porque Megumi, cuando no estaba Kojiro rondándola por la casa, se iba solita a buscar a Sano por los rincones… incluso habían compartido ya un par de besos por las noches.
Tan bien comenzaron a llevarse, que un día Sanosuke le pidió a Megumi que lo acompañara. La mujer que siempre vestía de ceñidos trajes negros, accedió a ir con él y así llegaron al galpón-estudio de Sano.
Megumi contempló algunos cuadros sin que Sanosuke le dijera nada… y de su boca sólo salieron palabras de admiración. Luego preguntó que de quién eran y Sanosuke le confesó su secreto.
-Mi exposición tendrá dos partes. Una será una retrospectiva de mi trabajo como estudiante hasta estos días. La otra parte será una serie de desnudos de mujeres. Pero serán desnudos artísticos.- Sanosuke le enseñó algunas fotos de prueba que había tomado a dos voluntarias para su proyecto, y se veían muy naturales las poses. Nada burdo.- Espero que eso me resulte bien y que así le sea más fácil a mi padre aceptar esta verdad.-
Con esas palabras él le demostraba que ella tenía toda su confianza.
Y eso en el corazón de Megumi pesó mucho más que los galanteos y el dinero de Kojiro. Debía reconocerlo.
- Una condición… para no decir a tu padre.- dijo Megumi en español, mirando directamente a Sanosuke a los ojos.
Sano entrecerró los ojos.
-¿Qué quieres?-
- Píntame.- dijo la mujer quitándose el vestido.
Sanosuke pasando saliva la miraba asombrado. Ella con mucha elegancia se quitó la ropa interior, se colocó sobre un diván que tenía Sanosuke y que a veces usaba de asiento para mirar por la ventana al exterior, y se extendió sobre él.
El hombre joven quedó con sus negros ojos clavados en la blanca piel de Megumi. Sus manos temblaban de deseo por recorrer con las yemas de los dedos todo ese cuerpo perfecto que desde que la conoció despertó sus anhelos de tenerlo plasmado en pinturas y también bajo él, retorciéndose y pidiéndole más. Pero ella seguía impasible, con su negrísimo cabello suelto cubriendo parte de su espalda, sus manos delicadas sosteniendo su cabeza, y su redondo trasero al aire.
-Yo tengo otra condición para pintarte.- dijo Sanosuke sintiendo que el espacio del lugar no era suficiente para él y que el pantalón se le hacía estrecho.
Los ojos de Megumi brillaron y sin que Sano tuviera que poner en palabras su condición, ella optó por aceptarlo de inmediato.
Porque había cosas para lo que no es necesario saber español o japonés y porque le encantaba ese hombre, pensaba, mientras éste se acercaba al diván para tomarla entre sus brazos y hacerle el amor como un loco.
Pero un loco que sabía hacerlo exquisitamente bien.
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Kojiro, mientras, se dirigía a la Salmonera para hablar con Kaoru. La joven se encontraba en las bodegas verificando un pedido de alimento para los peces. Como estaba comenzando a llover, le dijo a su padre que la esperara en la oficina, que era cómoda y calentita.
Kaoru se la pasaba todo el día peleando con Kojiro. Eso era cierto. Pero era su papá… lo quería mucho y se asustaba bastante cuando él se enfermaba; por lo demás, ella en sus discusiones no le decía nada que no fuera verdad, aunque no fuera con palabras bonitas.
El japonés se entretuvo unos momentos en la oficina de Kaoru, jugando en el escritorio. El computador estaba encendido y la página de la salmonera estaba abierta. Su hija había insistido en que había que generar una página para dar a conocer la compañía a Chile y el mundo y había sido un proyecto en el que trabajó junto a Aoshi y un diseñador de páginas web. Había sido una buena inversión, porque las ventas habían aumentado.
Kojiro echó una ojeada a algunos apuntes de Kaoru en la agenda que ella manejaba. Tenía anotada la fecha en que ella debía hacer el pedido y el día en que le llegaba. También estaba apuntada una cita con "Himura" para estudiar algo más del proyecto antes de iniciar las inversiones para realizarlo.
Volvió su vista a la pantalla del computador. Había una ventana abierta que él no había notado. Había un mensaje:
"No se ha podido enviar su mensaje a la siguiente dirección: "Himurakenhotmailcom". Verifique que esté bien escrito."
Kojiro comprobó que en efecto faltaba el punto antes de la palabra "com"y decidió hacerle un favor a su hija enviando su correo. Regresó a la pantalla anterior y leyó el mensaje que ella había escrito.
"No nos podemos juntar mañana. Dejémoslo para el jueves a las 10. Si no puedes, avísame.
Kamiya"
Kojiro hizo una mueca ante el escrito de Kaoru. ¿Cómo esperaba atrapar a Kenshin con ese tipo de mensajes?
Bueno, era evidente que a ella no le interesaba. Pero él, como buen padre, se encargaría de corregir eso.
"Himura, discúlpame, pero no nos podemos juntar mañana porque tengo cosas que hacer. Espero que no te moleste si nos juntamos el jueves a las 10 de la mañana… no creo que pueda soportar más tiempo sin verte.
Kaoru."
El hombre leyó el mensaje. Estaba demasiado… bueno, Kaoru no era de las que pedían disculpas. Ni era tan melosa. Intentó nuevamente.
"Himura, disculpa, mañana tengo cosas que hacer. Pienso que podemos trabajar el jueves desde las 10. Me gustaría antes, pero no puedo.
Kaoru Kamiya."
Eso si que le gustaba más y sonaba como Kaoru hablando con María. O sea, más como del estilo de su hija cuando andaba de buenas. Cruzó los dedos para que cuando Kenshin lo leyera, decidiera hacer el resto.
Apretó sobre el botón enviar y apareció una ventana informando que el mail había sido enviado. En eso entró Kaoru.
-Mish… veo que estai cómodo, Kamiya.-
-Claro, hija.- respondió el hombre maduro, abriendo disimuladamente el juego del Solitario. – Venía a ver algo de unas cuentas, para ver si podemos ampliar las balsas.-
-Ya po. Vamos a ver los libros.- en eso Kaoru se acercó al computador y abrió la ventana del correo mientras Kojiro rogaba para que no seleccionara la opción de "volver al mensaje". Finalmente Kaoru cerró la ventana al comprobar que su nota había sido enviada.
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Kenshin estaba revisando unos apuntes en su cabaña, sobre los salmones, cuando le llegó un mail.
El pelirrojo tenía tantos amigos alrededor del mundo, que optó por crearse este nuevo correo de "Himuraken…" solo para contactar con su padre mientras llegaba a establecerse a Chile sin tener que soportar en colapso de su correo con los mails de sus conocidos. A pesar de que este correo no era de su padre, le prestó atención. Esa dirección era la de la Salmonera. O sea, de Kaoru.
Ella era demasiado reservada como para tener un correo... de ella.
Una mujer que vivía para su empresa¿no?
Era una verdadera lástima. Estaba seguro de que sería una excelente compañera, leal y apasionada cuando decidiera compartir su vida.
Frunció el entrecejo… nuevamente esos pensamientos desconcertantes… mejor leyó el mail y dio un respingo.
"Himura, disculpa, mañana tengo cosas que hacer. Pienso que podemos trabajar el jueves desde las 10. Me gustaría antes, pero no puedo.
Kaoru Kamiya."
¡Había firmado con su nombre, no sólo con su apellido! E insinuaba que le gustaría verlo antes…
Sonriendo, reconoció que a él no le molestaría encontrársela el miércoles. O el martes. O ya de plano verla de inmediato. Enseguida redactó una nota.
"Kaoru:
No tengo inconveniente en esperar hasta el jueves parta vernos, aunque sería mejor antes. Pero si no puedes lo entenderé. De todas maneras, avísame si cambian las condiciones y te encuentras libre otro día. Sabes que dispongo de todo el tiempo, con excepción del viernes, que llega mi padre. Mientras, sigo buscando información. Sugiero también una visita un día de éstos a las empresas que te sirven de proveedores. Tú dices cuando.
Kenshin."
Kaoru al terminar con su padre, entró a su correo nuevamente en espera de una respuesta de su profesor guía para hacerle una visita por lo del Proyecto de Título, cuando vio la respuesta del pelirrojo. Se quedó meditando unos momentos.
Ese Kenshin hablaba bastante, pero al parecer era buena persona al ponerse a su disposición. Aunque de todos modos el proyecto lo beneficiaría a él si resultaba, debido a que tenía muchas acciones en la empresa porque se las había heredado Seijuro. Después apagó el computador y se retiró a su casa más temprano de lo habitual. Esa noche, Kaoru planeaba descansar cómoda sobre su sofá, leyendo una novela de suspenso, calentándose con las brasas de su chimenea después de haber cenado, sintiéndose en paz con el mundo.
Kojiro en cambio, sonriendo en su mansión, entraba al mail de la empresa y leía la respuesta del pelirrojo. Comparándolas con otras que había enviado antes a Kaoru y que eran tan escuetas como los mensajes que ella le mandaba, el hombre con satisfacción comprobó que Kenshin había picado.
" Himura:
Gracias, eres muy amable. De todos modos te avisaré. Me alegro de trabajar con alguien como tú. Que duermas bien.
Kaoru"
Kojiro pensó en que tendría que darle algún regalo a Laura, la amiga de Misao que le había enseñado a usar los mails. Es más… si Kenshin y Kaoru se casaban después de esto, él mismo le regalaría una casa propia a los padres de la chica en un lugar precioso. Pero de momento, llamaría a María. Su amigo Seijuro llegaba pronto y debían hacer los preparativos.
Cuando la ama de llaves se presentó en su despacho, Kojiro se levantó para rodearla con sus brazos y enterrar el rostro entre sus generosos pechos, inhalando ese aroma dulce que ella tenía, mientras ella, a su vez, lo dejaba, sonriente. Lo amaba desde hacía mucho.
Pero llegó Megumi con Sanosuke y Kojiro al escucharlos, la soltó como si tuviera la tiña.
Eso siempre le dolía a María. Frente a todos ella siempre sería la criada y aunque llevaba años aceptando esa situación, en verdad no estaba conforme. Pero tampoco tenía valor para enfrentarse al japonés, con la posibilidad de que él la echara de la casa y dejara de verla. Asi que la mujer agachó la cabeza y se retiró a la cocina a calentar algo para ofrecer a la invitada.
Kojiro por su parte no notó el leve rubor que subía a las mejillas de Megumi, gracias a la intervención de Sanosuke, que tenía algo que contarle a su padre ya que ese día él cobró a los locatarios del mercado, el dinero por la renta de sus puestos. A pesar de que Sanosuke hablaba rápido, Megumi pudo escuchar y entender lo que él decía.
Padre e hijo se retiraron dejándola sola, asi que ella se puso a mirar discretamente los papeles que había sobre el escritorio.
Había una cartilla que le había llegado a Kojiro del banco, informándole el estado de su cuenta corriente…
El corazón de Megumi sin duda era de Sanosuke, su amante. Pero lo que ella necesitaba era dinero. La estabilidad que daba.
Después de todo, se había casado con el amigo de Kojiro pensando que tenía muchos yens… en realidad los había tenido, pero murió antes de modificar su testamento a favor de ella. Sanosuke parecía un abogado con un futuro promisorio y una cuenta llena de ceros al lado de una cifra cualquiera, pero la había sorprendido con eso que sería pintor. No le había dejado otro camino que tener que conformarse con el "magnate Kamiya", como era conocido Kojiro entre sus amigos del Japón, por lo tanto Megumi comenzó a trazar un plan.
Necesitaba el dinero de Kojiro, pero después de haber probado la pasión de Sanosuke, no estaba segura de poder vivir sin ello.
Pero tampoco podía vivir sin dinero…
Cuando se reunió con los hombres para cenar, prestó mucha atención a los chistes del mayor y hasta los celebraba sin comprenderlos. Sanosuke, por su parte, pensó emocionado que ella hacía eso para empezar a ganarse al suegro y nada comentó.
Pero María, mientras servía, no dejaba de mirar de reojo a la viuda. María no era tonta y de inmediato la apuntó como rival de amores, aunque… siendo dolorosamente sincera consigo misma, y viendo la manera en que Kojiro respondía, era María quien tendría en esto todas las de perder.
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Aoshi sintió un cierto nudo en la garganta al ver aparecer a Misao esa tarde en su puerta con el uniforme escolar.
Habían quedado en que como ahora ella asistía a clases, tendría que trabajar para él sólo los fines de semana, pero la joven no pudo aguantarse estar ese día sin verlo y de inmediato le hizo una visita, con la complicidad de Laura.
Mientras la chica argentina conversaba con Andrés en el trasbordador y se compartían cds de música, Aoshi tomaba a Misao por la cintura y le daba un apasionado beso, exigiendo de ella todo lo que tuviera que dar para él, atrapándola contra la pared una vez hubo cerrado la puerta de su casa.
Le levantó la falda del jumper y con su mano libre acarició el trasero de la joven, para tomarla en brazos y sentir como las piernas de Misao rodeaban firmemente su cintura.
Esa niña sin duda sabía cómo excitarlo en tiempo record.
Él era enorme pero ella ya no le tenía miedo y eso hacía que cada día que pasaba, Aoshi disfrutara más de su venganza porque era ella quien lo buscaba y quien le rogaba a veces que le hiciera el amor.
Él comprendía perfectamente que Misao había llegado siendo inocente y virgen hasta él… y que estaba muy entusiasmada con la aventura que estaban viviendo. Pues tanto mejor así, porque quería que la familia Kamiya quedara destruida al acabar con ella. En especial Kaoru.
Sin duda había sido muy buena la idea de pagarle a ese actor para que asustara a Misao en aquella noche que la chica fue "atacada". Luego el actor le pidió disculpas si lo había lastimado en la "pelea" que tuvieron, al día siguiente cuando se reunió con Aoshi para recibir su dinero. A pesar de que el japonés le había pedido que lo golpeara, el actor sintió que se le había pasado la mano, pero Aoshi dijo que había estado muy bien y hasta le agradeció. El actor regresó a la capital pensando que esos "chinos" eran muy raros.
La conclusión era que Aoshi no solo era su primer amante y el hombre de su vida, sino también su héroe.
Pero en esos momentos Aoshi no pensaba en sus planes, sino más bien en sentar a Misao en la mesa del comedor para penetrarla profundamente en cuanto ella se deshizo de su ropa interior y el bajó sus pantalones. La estudiante se aferraba a él, gimiendo… Aoshi había descubierto exactamente los puntos más sensibles de la chica y hacía un experto uso de ellos. Le encantaba sentirla rendida ante él, apretada en torno suyo y sin otro pensamiento que no fuera su persona… asi era mejor. Se moriría si no fuera de otra manera… después de todo, él bastante amable era al procurar el placer sexual de Misao. Era algo que por lo general no le interesaba brindar a las demás mujeres.
Luego de la sesión de sexo "express" que compartieron, comieron algo y Misao volvió sonriendo a su casa, para dormir entre sus sábanas rosa y los peluches que le había regalado Kaoru, Yahiko y Laura. Soñando con un lindo futuro.
Pero Aoshi al acostarse comenzó a extrañarla.
Odiaba tener relaciones sexuales de ese modo. A él le gustaba terminar de hacer el amor a la dama y luego retozar junto a ella, rozando su piel sensible y luego dormirse abrazándola. Le agradaba despertar en medio de la noche y sentir el aliento cálido de Misao en su cuello, para volver a abrazarla medio dormido.
Como si su inconsciente la estuviera protegiendo de algo…
Pero hoy no era el caso. Tendría que esperar al fin de semana.
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Kaoru no se vestía como una joven de 24 años.
Siempre usaba faldas largas o pantalones y botas para montar. Asi como camisas con chalecos sin mangas sobre ellos. También siempre llevaba a la cintura aquella correa con su cortapluma para cualquier eventualidad. Cortar amarras, etc.
Y sin embargo, mientras se movía ese jueves por la oficina, hojeando el informe que Kenshin le había traído, tenía algo incitante.
La falda de ese día se le ajustaba deliciosamente a las caderas redondas que sin duda había heredado de su madre y en verdad se veía muy bien con las botas. El chaleco sin mangas estaba abierto y dejaba entrever una cintura estrecha y sus senos… no se veían muy grandes pero a él ese detalle no le importaba.
Ella giró para enfrentarlo.
-Ya po, Himura. Se ve bien interesante asi que lo revisaré con más atención esta tarde. Ahora creo que debemos repasar estos puntos, porque no los tengo del todo claro.-
Kaoru se inclinó sobre Kenshin para mostrarle algo de la página, aunque luego se lo pensó mejor y se lo marcó con un lápiz. De inmediato regresó a la seguridad que le daba su propio asiento, ya que se interponía un escritorio entre ambos.
Kenshin lamentó su alejamiento. Le gustaba el aroma de su jabón… "Le Sancy" o algo así se llamaba. Él había comprado de ese en un almacén y enseguida reconoció el aroma de la chica, aunque le quedaba mejor a ella que a él.
Definitivamente.
-Tenemos que hacer una carta gantt… ya sabes, Kaoru… una planificación de los tiempos y las actividades que usaremos para este proyecto. Yo puedo encargarme de eso, pero antes tendremos que juntarnos de nuevo para ponernos de acuerdo en la estrategia a seguir. Ahora me interesa saber si has conseguido la información sobre los proveedores.-
-No, pero ayer hice una cita con ellos. Me esperan el martes y prometieron facilitarme toda la información sobre los alimentos de los salmones y otros peces.-
-Hum… eso es muy tarde. Podrías haber pedido la cita para el lunes o incluso para mañana.- observó el pelirrojo un tanto tenso porque se sentía perturbado con ella mirándole fijamente. Una rara mezcla esa mujer…
-Si po, seguro. Como a mí me sobra el tiempo para andar paseándome por toda la región.- dijo Kaoru sarcásticamente.
-Si la hubieras pedido el martes como te sugerí, seguro te habrían dado una fecha más próxima para visitarlos.- respondió Kenshin, sintiendo como una cierta corriente se extendía por su espina dorsal al mirar las chispas que salían de los ojos de Kaoru a medida que ella se enfadaba.
-¡Ah, claro, po¡el martes tenía que hacerlo! Justo cuando estuve todo el santo día leseando en Castro para llegar aquí por la tarde y encontrarme con el Sushi listo para hacerme los reclamos del día. En verdad, Himura que tení razón… yo debería dejar de holgazanear tanto, olvidarme de que tengo empresa y dedicarme por completo al proyecto y de paso, olvidarme de que tengo trabajadores con familia, po. Total, no son importantes.-
-No se trata de eso, Kaoru, sino de aprender a organizarte. Cuando entreguemos la Carta Gantt a tus profesores, deberemos atenernos a ella porque nos exigirán los avances en las fechas que les prometamos. Y aunque ustedes los chilenos son impuntuales, al menos tú tienes sangre japonesa y debes saber que ellos son muy cumplidores. No puedes dejar asi de mal puesta a tu casta-
Kaoru se levantó de su asiento y apoyó las manos sobre la mesa, conteniéndose a duras penas de tirarle el pisapapeles a Kenshin por la cabeza.
De todas maneras, luego de un minuto de silencio buscando paciencia y haber contado hasta cien, explotó.
-¡Escúchame, Himura! No te metai con mi gente, que vo no sabí como son las cosas en este país. Y por si no te queda claro, yo soy chilena y a mucha honra. No tengo doble nacionalidad o triple como has de tenerla tú. Yo nací aquí, hablo español y tengo, fuera de mi aspecto, todas las características de esta gente y no voy a dejar que vengai aquí a juzgarnos. Me saco la cresta trabajando todos los días, sacando adelante esta empresa y la llevo mejor que nadie y si no me creí, busca en tu internet, po, cual fue la salmonera con mayor crecimiento el año pasado. Y pa que sepai, me organizo mucho mejor que nadie aunque no tengo secretaria¿escuchaste?-
Claro que había escuchado, mientras se jalaba impaciente el gorro.
-Pero no te pongas así, Kaoru. Era sólo un punto de vista… -
-Yo no te tengo na aquí, trabajando pa que me ofrescai tus puntos de vista que ni me interesan, po, Himura. Vo´ estai aquí pa ayudarme con el proyecto y nada más. Y otra cosita… que mi padre sea japonés no implica que a mí me interesen esas burradas de los samuráis y de la cultura milenaria. A mí me basta con saber que aquí nací yo y este es mi hogar. Claro, po. Como vo´ no tení a nadie bajo tu responsabilidad, te mandai cambiar o te tomai años sabáticos no más, pero yo no puedo hacer eso, Himura. Yo tengo que trabajar y seguir al mando de esta empresa por mi gente. Asi que ten bien clarito que cuando hagamos tu famosa Carta Gantt, se va a tener que hacer de acuerdo a MI tiempo, porque es MI proyecto¿entendiste?-
Kenshin se quedó mirándola unos segundos. Esa corriente que sentía era más fuerte. Buscaría información sobre esa sensación tan rara en internet más tarde. Pero mientras…
-Deberías aprender a ser más tolerante ante las críticas constructivas, Kaoru. Ayudan a mejorar a las personas.-
-¡Ándate de aquí!-
-Además, si te enojas tanto, te vas a amargar y te arrugarás…-
-¡Largo te dije!-
-Sugiero que cuentes hasta diez y…-
-¡LÁRGATE DE UNA BUENA VEZ, POR LA GRAN RE CRESTA!-
Cuando Yahiko se asomó a las oficinas de Kaoru, notó como Kenshin salía de allí corriendo, con algunos papeles tratando de darle alcance, sin lograrlo y cayendo al piso.
Y adentro, Kaoru con ganas de estrujar a alguien.
Yahiko mejor se fue a dar una vuelta antes de regresar.
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Fin acto 6. Julio 29, 2005
Notas de Blankaoru.
¡Holaa!
Estaba meditando en esta adaptación que estoy haciendo. Como vi la novela hace seis años, no me acuerdo mucho, pero al menos me entretengo escribiendo. Supongo que si bien sigo la idea general, es una adaptación bastante libre, pero funciona.
Dudé con la escena entre Aoshi y Misao, pero finalmente la puse. De hecho, me ha puesto a meditar bastante. Cuando uno es joven rápidamente se entusiasma con las nuevas emociones y siempre desea más. Es así también con el amor y el sexo en especial. Bueno, otros lo hacen con las drogas, pero volvamos a lo del sexo.
Mi país tiene una alta tasa de embarazo adolescente… desde luego que no todas las parejas andan vengándose de las niñas como Aoshi, pero cuando no aman a las chicas, siempre salen con estupideces del tipo:
"No más la puntita. Si no la voy a meter"
"No usemos condón, porque se pierde la magia. Es mejor piel con piel."
Pero vaya una a quedar embarazada…
"claro, si tenías que cuidarte y no lo hiciste. ¿Por qué no tomaste pastillas?"
Realmente odio esa actitud porque la protección debe ser de a dos. Pero como ellos no cambiarán, nosotras debemos tomar todas las precauciones del caso.
Mis niñas, he observado como vecinitas mías han tenido hijos y los han criado solas, envejeciendo antes de tiempo, a pesar de haber recibido la educación necesaria, porque siguen cayendo con la eterna frase de "la prueba de amor" y otras leseras. Yo no les puedo decir que no tengan sexo -aunque desde mi punto de vista es lo ideal si tiene menos de 18, llámenme arcaica si quieren- pero al menos, que si lo van a hacer, medítenlo mucho y consideren la posibilidad de un embarazo. Después de todo, los métodos anticonceptivos no son cien por cien eficaces. Ahora, si los van a usar, visiten mejor a una ginecóloga de confianza que se los pueda recomendar, porque eso depende de sus cuerpos… más que mal, yo por ponerme a tomar anticonceptivos a lo bestia, no me percaté de que tenía el medio problema en mis ovarios. Siempre es bueno hacerse examinar por un profesional y no seguir precisamente los consejos de nuestra amiguita a la que tan bien le resultó el método, porque no significa que sea el mejor para nosotras. Nunca está demás recordar lo que les he mencionado.
Quiéranse, aménse. Tengan ustedes el control sobre sus cuerpos. Es todo lo que les puedo decir para finalizar este apartado de educación sexual. Retomemos el fic.
No les adelantaré nada más sobre lo que viene, pero si les diré un par de verdades sobre las actualizaciones.
Seguiré con Actuación sin Libreto:Ruroken, semanalmente. Esa historia va más que segura, a menos que yo tenga un problemita. La próxima semana actualizaré Actuación Tsukio-hen y posteriormente "Misao…". Será así hasta finalizarlas, asi que por ahora, no veremos más de "Entre mis Brazos" y "La Fiera" hasta nuevo aviso. Tampoco de "Prisionera".
Ahora, si fuera por mí me la pasaría todo el santo día escribiendo, pero desgraciadamente para mí, no tengo pilas duracell, asi que mi cabeza se desgasta y necesito descanso. Creo que esta es mi 5 historia en una semana y eso agota a cualquiera… aunque saqué por ahí unas ideas con Catty-dono que me muero por plasmar, tengo demasiados fics en carpeta, asi que tendré que dejarlo. La lista de estrenos a venir son:
-Actuación sin Libreto: Seisohen (esta entrega será corta)
-Actuación sin Libreto: Jinchuu Arc
-Prisionera
-Kenshin, un chico en Apuros
-Por Siempre mía (precuela, también corta)
Bueno. Ahora sólo les puedo pedir paciencia. Les quiero mucho y gracias por escribirme. Como no puedo responder reviews, ya que considero que por ustedes no puedo dejarme multar, las saludo. Ya veré el modo de responderles más adelante. Disculpen quienes leen y les gusta la historia… pero me cuesta recordar con claridad quienes más me han apoyado desde mis otras historias.
Mangela Kaoru-chan the Tanuki. kagi35, mikomi shinomori, Arlene Kiddo, Dark-Natt, Aome, Naoko L-K, Miara Makisan , gabyhyatt
Besos.
