CAPITULO 2: LA APUESTA

Esa tarde, Máscara Mortal y Afrodita escoltaron a Saori al consulado japonés, ya que la diosa quería enviar invitaciones para su baile a algunos empresarios japoneses. Mientras ella estaba dentro del consulado, los dos caballeros la esperaron afuera.

Espero que se de prisa- dijo Máscara Mortal, apoyado en la pared del edificio con los brazos cruzados, viendo que estaba anocheciendo, y el cielo se nublaba- se hace tarde, y parece que se acerca una tormenta...-

Esas cosas toman su tiempo- dijo Afrodita, con los brazos cruzados también, pero en posición erguida y orgullosa - sobre todo si tomas en cuenta que ni Saori ni Tatsumi saben como funciona el fax...-

Máscara Mortal puso los ojos en blanco.

En ese caso hubiéramos traído algo para acampar aquí fuera, porque tardarán hasta mañana- dijo el caballero de Cáncer, haciendo sonreír a Afrodita.

Vamos, no seas amargado- dijo el caballero de Piscis- cualquiera diría que eres pariente de ese Tatsumi, por el mal genio que siempre tienes...-

Pues si no te gusta, ya puedes irte- le replicó Máscara Mortal. Su comentario solo hizo sonreír más ampliamente a Afrodita. El caballero de Piscis era su único amigo, tal vez porque sabía ignorar el mal humor de Máscara Mortal y tomarlo como algo cómico.

Afrodita iba a decir algo, pero se interrumpió al escuchar el ruido de sirenas. Varios coches de la agencia de policía se estacionaron en la acera del otro lado de la calle, a unos metros de la entrada del parque que estaba frente al consulado.

¿Qué demo...?- comenzó Máscara Mortal.

Afrodita solo se encogió de hombros, al ver que varios de los agentes descendieron de los vehículos y se dividieron. La mitad se internó en una de las calles junto al consulado. La otra mitad se quedó rodeando el parque.

¿Qué estará sucediendo?- preguntó Afrodita.

No lo sé- dijo Máscara Mortal- espera aquí con Saori, iré a averiguar de que se trata...-

Espera, Máscara...- comenzó Afrodita, pero Máscara Mortal ya había desaparecido. Las gotas de lluvia comenzaron a caer.

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Danny y Ricky estaban sentados en una fogata que habían hecho con algunos cartones viejos que habían sacado de un contenedor de basura. Pronto comenzó a llover.

Oh, no, ¿porqué tenía que llover ahora?- tembló Danny- y yo tengo tanto frío...-

Ricky tomó la única manta que ambos tenían, se acercó a Danny y la echó sobre los hombros de ambos, de modo que los dos quedaran cubiertos. Danny apoyó la cabeza en el hombro de su hermano.

No temas, Danny- dijo Ricky- deberíamos volver a nuestro refugio, antes de que nos mojemos más...-

Estoy de acuerdo...- dijo Danny.

Pero apenas se pusieron de pie, vieron que la entrada del callejón en que se encontraban estaba llena de agentes de policía.

Ahí están- dijo uno de los agentes- traigan a esos chiquillos...-

Corre, Danny- dijo Ricky, tomando su mano y echándose a correr. Danny corrió tras su hermano. Los dos comenzaron a trepar las escaleras que daban al techo del edificio junto al callejón.

Ahí van- dijo un agente- van sobre el techo. No dejen que se escapen...-

Ricky y Danny corrieron sobre el techo, y bajaron por el lado de la calle.

Rápido, Danny, entremos al parque...- dijo Ricky, aún jalando su mano. Una desagradable sorpresa estaba frente a ellos: la entrada principal del parque estaba llena de gendarmes.

Por atrás, Ricky- dijo Danny- saltaremos la reja-

Los hermanos saltaron la reja del parque y se introdujeron en él, ocultándose en la oscuridad. Los dos se detuvieron junto a un árbol, el cual los ocultaba de la luz del farol del parque.

¿Qué hicimos, Ricky?- dijo Danny en voz baja, con los ojos llorosos- ¿porqué nos persiguen así?-

No lo sé- dijo Ricky, tratando de recuperar el aliento- no llores... no creo que sea por la fruta que robamos hoy. Nunca nos persiguen de esta man...-

¡Te tengo!- dijo un agente, saliendo por detrás de ellos y atrapando a Ricky contra el árbol- ¿creías que ibas a escapar tan fácilmente, mocoso?-

Suéltame...- dijo Ricky.

¡Suéltalo!- gritó Danny, dando un puntapié al gendarme en un sitio donde nunca lo olvidaría, haciendo que se tumbara al suelo y que soltara a su hermano.

Gracias, Danny- dijo Ricky- ahora, a correr...-

¡Aquí están!- gritó el gendarme que había sido golpeado- ¡vengan pronto!-

Los dos estaban muy cerca de la fuente principal del parque, cuando algo hizo caer a Danny.

¡Danny!- dijo Ricky, deteniéndose y volviendo hacia donde yacía Danny- ¿qué pasa?-

Danny apretó sus dientes de dolor, y le mostró su pierna izquierda, aprisionada por una trampa de caza con dientes. Ricky trató de abrirla o desprenderla, pero estaba fuertemente anclada al suelo.

¡No!- dijo Ricky- ¿por qué? Esa es una trampa para animales... ¿porqué a ti?-

Vete, Ricky- dijo Danny, apretando los dientes- a mi ya me atraparon... huye, rápido...-

Pero no puedo dejarte...- dijo Ricky, acercándose a Danny.

¡Vete!- dijo Danny, empujando a su hermano- luego me rescatarás, pero por ahora tienes que salvarte tú...-

Pero...- dudó el otro.

¡Vete!- gritó Danny, empujándolo de nuevo- no me podrás ayudar si te atrapan también...-

Ricky dudó unos segundos. La mirada resuelta de Danny lo convenció, y el chico se echó a correr. Danny alcanzó a ver a su hermano desaparecer bajo la tapa de la alcantarilla que estaba junto a la fuente del parque. No tuvo más tiempo de pensar en ello. Las pisadas de los gendarmes ya estaban muy cerca.

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Ya terminamos- dijo Saori, saliendo del consulado junto con Tatsumi. El mayordomo le abrió el paraguas y lo sostuvo sobre la cabeza de la diosa. Saori se sorprendió de ver solo al caballero de Piscis. Pero fue el mayordomo quien hizo la pregunta.

¿Dónde demonios está Máscara Mortal?- preguntó Tatsumi.

Afrodita frunció el entrecejo. Si bien no le molestaba para nada el mal humor del caballero de Cáncer, el de Tatsumi no le agradaba para nada.

Hubo un tumulto por aquí cerca, y varios agentes de policía llegaron- explicó Afrodita, señalando las patrullas en el parque- fue a investigar de que se trataba...-

Bueno, volvamos al Santuario- dijo Tatsumi- no vaya a...-

Espera, Tatsumi- dijo Saori- algo me dice que vayamos a ver que ocurre...-

Pero señorita...- dijo Tatsumi.

Insisto- dijo Saori, quitándole el paraguas de las manos- si quieres, tú espera aquí. Acompáñame, Afrodita- añadió, volviéndose al caballero de Piscis. Afrodita asintió.

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Bien, bien, bien- dijo uno de los gendarme, acercándose a donde yacía Danny, aún luchando por soltar su pierna de la trampa- ¿qué tenemos aquí?-

Es una de esas dos ratas de alcantarilla- dijo otro de los policías, acercándose con desprecio a Danny, quien se ovilló para protegerse. El agente tomó a su víctima por los cabellos, obligándola a alzar la vista- ¿qué piensas?-

Sí, son esos ojos- dijo el agente principal- ¿quiere echarle un vistazo, señor Johnson?-

Peter Johnson se acercó a Danny, y clavó su vista en sus ojos. Luego, en un pequeño objeto brillante que se asomaba alrededor de su cuello. Johnson lo tomó entre sus dedos y lo arrancó.

¡Oiga! Eso es mío- protestó Danny.

Sí, definitivamente- sentenció Johnson tras examinarlo, ignorando por completo el reclamo. Se guardó el objeto en su bolsillo y se volvió hacia el agente- buen trabajo, Perkins, ya saben que hacer, y averigua dónde está el otro...-

Perkins asintió, y Danny no pudo evitar sentir un escalofrío recorrer todo su cuerpo.

¿Qué...qué me van a hacer?- preguntó con voz temblorosa.

Los agentes ignoraron su pregunta. Uno de ellos abrió la trampa que aprisionaba su pierna izquierda. Danny sintió un inmediato alivio, pero no tuvo tiempo de pensar en ello, pues sintió uno de sus brazos jalado bruscamente por otro de los gendarmes, haciendo que se le escapara un grito de dolor.

¿Te dolió, pequeño engendro del demonio?- dijo cruelmente el hombre que jalaba su brazo- ¿dónde está tu gemelo?-

Danny sacudió la cabeza, dando a entender que no diría nada. Eso hizo enfurecer a los policías que la rodeaban.

¿Te niegas a hablar, gusano?- dijo otro de los ajentes-¿quieres volver al lodo? ¿eso quieres?-

Sí, Mattews, que se zambulla en el lodo- apoyó otro.

El agente dejo caer a Danny sobre un charco de lodo. Mientras los policías reían, Danny trató de levantarse y escapar, pero su pie izquierdo estaba muy adolorido y le falló, haciendo que cayera de nuevo sobre el lodo.

¿Qué, ya no te gustó?- dijo el gendarme. Tomó su tobillo izquierdo para sacar a Danny del charco- pero si eres pura suciedad, como ese charco...-

Ya basta...- murmuró Danny, con lágrimas en los ojos, ovillándose de nuevo junto a un árbol- por favor, ya déjenme...-

Primero dinos dónde está tu hermano gemelo- dijo el agente- y luego veremos si te dejamos en paz...-

¡No se los diré!- dijo Danny con convicción- le harán lo mismo...¡no les diré nada!-

Tú lo quisiste, pedazo de suciedad- dijo el agente con brusquedad, levantando la macana listo para golpear- te golpearé hasta que hables...-

Ninguno de los policías entendió que sucedió a continuación. El gendarme con la macana en alto salió volando tras aparecer unas ondas color morado que lo golpearon y lo lanzaron lejos. El resto de los policías miraron, sorprendidos, el origen de esas ondas. Era un hombre de mirada despiadada, apuntándoles con el dedo índice-

¡Tú!- exclamó Perkins- ¿quién crees que eres para entrometerte en los asuntos de la policía?-

Mi nombre es Máscara Mortal, caballero dorado de Atena- respondió el recién llegado- y esto no parece un asunto de la policía, más bien un secuestro...-

No es tu asunto- dijo Perkins- así que ya te puedes largar de aquí...-

Máscara Mortal frunció el entrecejo.

Máscara, ¿qué sucede?- dijo Saori, llegando acompañada de Afrodita.

Máscara Mortal iba a responder, cuando Peter Johnson se acercó.

¿Saori?- dijo Peter- ¿Saori Kiddo?-

¿Peter? ¿Eres tú?- dijo Saori, sorprendida- ¿qué hacías con...?-

Esa rata me ha estado robando por mucho tiempo- dijo Peter Johnson, señalando a Danny con desprecio- así que le pedí al agente Perkins que...-

¡No es verdad!- dijo Danny- yo no le he robado a él...-

Pero has robado- dijo el agente Perkins- has estado robando comida...irás a prisión de todas maneras...-

Afrodita miró a Máscara Mortal, quien sacudió la cabeza. El caballero de Piscis comprendió también que había algo que no encajaba en eso. ¿Por qué tantos agentes de policía para atrapar a un chiquillo ladrón?

Déjalo- le dijo Saori a Peter- yo creo que ya estará muy arrepentido, ¿no crees?-

Y por más ladrón que sea, no tienen derecho a tratarlo así- intervino Máscara Mortal, cruzando los brazos de manera significativa.

Peter iba a decir algo, pero Saori intervino primero.

Oye, ¿no hay algo que podamos hacer para impedir que lo manden a prisión?- preguntó la diosa.

No vale la pena de que te preocupes por ese gusano, Saori- le dijo Peter- jamás aprenderá a encajar normalmente en la sociedad, es solo...-

¿No quieres darle la oportunidad?- insistió Saori. Peter sonrió de pronto.

Se me ocurre algo, Saori- dijo Peter- hagamos una apuesta...-

¿Qué clase de apuesta?- preguntó la diosa.

En una semana es tu gran baile, ¿no?- dijo Peter- si logras hacer que ese gusano mal nacido encaje en el baile, lo perdonaré y no presentaré más cargos. Si, como tengo previsto, no encaja, los gendarmes lo llevarán a prisión...-

Me parece bien- dijo Saori, tras meditarlo unos momentos.

¿Trato hecho?- dijo Peter Johnson.

Trato hecho- repitió Saori. Peter Johnson, el agente Perkins y el resto de los gendarmes se dieron la vuelta para retirarse.

Un momento- los detuvo Máscara Mortal- ¿qué no es propio de la gente de sociedad dar a cada quien lo que le pertenece?-

El caballero de Cáncer creyó a ver una sombra por los ojos de Peter Johnson, pero ésta pasó muy rápidamente. El hombre sacó el objeto dorado que había arrancado del cuello de Danny y lo dejó caer al suelo, para luego retirarse con toda su comitiva. Máscara Mortal lo recogió, y vio que era un collar dorado con un dije cuadrado, en cuyo centro había un grabado un extraño escudo por uno de los lados

Los dos caballeros y Saori miraron a Danny, quien seguía en el suelo, cubriéndose el rostro.

Irás con nosotros, chico- le dijo Afrodita- ya escuchaste lo que tenemos que hacer...-

Danny asintió, pero no se movió de su sitio.

No tienes porqué temernos- dijo Afrodita en un tono suave, extendiendo la mano- no permitiremos que te vuelvan a hacer daño...¿cómo te llamas?-

Da...Da... Danny- respondió, aún sin moverse.

Bueno, Danny- dijo Afrodita- no tienes porqué temernos. No te haremos ningún daño...-

Danny pasó sus ojos de Afrodita a Máscara Mortal, y luego a Saori, y asintió. Aceptó la mano del caballero de Piscis para levantarse, pero una vez en dos pies volvió el agudo dolor en su pierna izquierda, y se dejó caer al suelo tras dejar escapar una exclamación de dolor.

¿Estás bien?- preguntó Afrodita. Danny asintió, pero no se levantó.

No, claro que no lo está, Afrodita- intervino Máscara Mortal, poniendo los ojos en blanco- yo lo llevaré, o tardaremos un siglo en llegar al Santuario-

Afrodita sonrió. Esa era la manera que el caballero de Cáncer utilizaba para 'ser amable'. Máscara Mortal alzó en brazos a Danny.

Bueno, vámonos- dijo Saori- ya es bastante tarde, y mañana tendremos mucho trabajo que hacer...-

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Cuando Saori, Afrodita y Máscara Mortal llegaron a las Doce Casas, Danny ya estaba en el país de los sueños, con su cabeza recargada sobre el pecho del caballero de Cáncer. Máscara Mortal agradeció que hubiera puesto su capa encima, porque si no el espectáculo sería demasiado vergonzoso para él.

En el momento en que pasaron por la casa de Cáncer, Saori se detuvo.

¿Sucede algo, Atena?- preguntó Afrodita.

No, nada- dijo la diosa, y se volvió hacia Máscara Mortal- tú te encargarás de convertirlo en un chico que encaje en el baile...-

¿Qué dice?- exclamó el caballero de Cáncer, palideciendo.

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CONTINUARA...

¡Hola! Bueno, espero que les haya gustado este capi. Creo que ya es evidente lo que Danny es en realidad, ¿no? Pero por desgracia Máscara Mortal todavía no se da cuenta.

Muchas gracias por seguir leyendo y por sus reviews. El siguiente fic será el de Shaka, pero creo que tardaré en publicarlo, porque me voy un mes de intercambio. Ciao, y saludos a todos.

Abby L. / Nona