Ustedes disculparan que me haya tardado en actualizar, pero aqui estoy con el nuevo capitulo.
Disclaimer: Los personajes de Saint Seiya no me perteneces, únicamente los tomo prestados para realizar esta historia.
Capitulo 7
Kanon había salido del Santuario sin siquiera recoger sus cosas. Durante muchas horas estuvo vagando sin rumbo fijo, con la mente en blanco, pero poco a poco el cansancio fue llegando a cada una de sus extremidades y tuvo que sentarse en un parque. Lloró durante mucho tiempo, lloró por Milo y por él mismo, por lo que había perdido y nunca tendría.
"Ahora tengo que alejarme una vez más. Nunca podré regresar. Estoy seguro que me odia y no lo culpo, yo mismo me siento vil, sucio. Soy un maldito."
Ahora el llanto estremecía todo su cuerpo. Se sentía sumamente desgraciado. Al llegar la noche decidió hospedarse en un hotelucho cerca del muelle (bueno, me imaginé que el Santuario podía estar cerca del mar jeje). Tendría que buscar algún trabajo pues no tenía mucho dinero, pero le daba miedo que se hubiera levantado una denuncia y la policía lo estuviera buscando.
Entró a trabajar como cargador de una importante línea naviera. Se pasaba el día trasladando bultos de los barcos a los almacenes y viceversa. Al final del día no había un solo hueso o músculo de su cuerpo que no le doliera. Lo tomaba como una expiación y al mismo tiempo lo agradecía pues de inmediato se quedaba dormido y ni siquiera soñaba. Los días que no trabajaba solía pasar el día en un bar cercano, bebiendo hasta embrutecerse y muchas veces peleando en espera de que alguien acabara con su vida que, desde el maldito día en que había abusado de Milo, no valía nada.
Un día el administrador le había dicho que por el momento no habría mas trabajo para él, así que se encontró en una situación muy precaria pues tenía que pagar el alquiler del cuarto donde vivía, y además no tenía suficiente dinero para alimentarse durante toda la semana.
Se encontró vagando en el puerto, preguntando aquí y allá por cualquier trabajo, pero tal parecía que se hubieran puesto de acuerdo para no contratarlo.
Caminaba cabizbajo, las lagrimas nublaban su vista. Se angustiaba en pensar cómo estaría Milo. Recordaba el estado en que lo había dejado abandonado y su corazón se oprimía hasta que el dolor era insoportable.
Sin fijarse tropezó con una persona. Levantó la vista y se encontró frente a un atractivo hombre de unos 30 años, alto y fornido, rubio con unos penetrantes ojos amarillos.
"Lo siento" dijo Kanon
"No te preocupes. ¿Estas bien?"
"Si, gracias" dijo y trató de apartarse, pero el extraño lo tomó del brazo.
"Pues no lo pareces" dijo el rubio "¿Puedo ayudarte? Te he visto por aquí desde hace tiempo, soy el dueño de la Importadora REA.
"Estuve trabajando ahí un tiempo" dijo Kanon pensativo
"Eso explica porque tu cara se me hacía tan familiar"
"Bueno, tengo que irme"
"Espera" dijo deteniéndolo de nuevo "Dime¿ya comiste algo?"
"En realidad no" dijo sonrojándose
"Entonces ven a mi casa, me encantará tenerte como invitado"
Kanon no se dio cuenta de la mirada lasciva y la sonrisa maliciosa que tenía el hombre en su cara.
"Esta bien, muchas gracias"
"Mi nombre es Radamanthys"
"Mucho gusto, soy Kanon"
Radamanthys apretó la mano de Kanon y fijo sus ojos en su cara. Su plan estaba funcionando a la perfección. Desde que había visto a Kanon trabajando en sus bodegas se había sentido atraído por él.
Siempre usaba el mismo método El era un hombre muy influyente en el muelle, así que los dejaba sin trabajo y después no los contrataban en otras empresas, cuando calculaba que estaban desesperados "llegaba al rescate" y los invitaba como huéspedes de su casa y después...
Nunca fallaba y esta no sería la excepción.
