FIC REMODELADO. Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas. En esta ocasión, sumen 3 años a las edades del canon. Tengan en consideración que Ekléctica revisó TODA esta saga para que temporalmente (valga la redundancia) todo calce como corresponde y el tiempo que transcurre entre un fic y otro no genere conflictos. Llevo semanas tratando de que ésta aparezca en mi profile, pero como se resiste, visiten el de Ekléctica, que a ella sí le resultó.
Un especial agradecimiento a Seika Lerki, Tsuyu Ryu y Ekléctica (El Concilio del Fic), madrinas y lectoras de prueba de este fic, que además de incentivarme y animarme a escribir, aplacaron mis instintos asesinos y varios personajes vivieron para contarlo.
Una recomendación especial, si quieren ver este universo expandido, lean "Madness of Love", de Lady Seika Lerki y el omake "Lo que Sueño de ti" y las adorables miniserie "Familia" y "Futuro" de Ekléctica. Finalmente, aunque no menos importante, "Luz Amatista", de Tsuyu Ryu, es una joya. Las conversaciones que las inspiraron a ellas, de paso me inspiraron a mí para retomar este hábito mío de escribir fanfictions. ¡VAYAN A LEER! =D
ADVERTENCIA.
Principio 18 para ver y entender Manga: El honor es sexy; el villano irresistible.
Se requiere criterio al leer. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.
Capítulo 3: Peligro Ad Portas (En las Puertas)
Saori había pasado gran parte de aquella mañana en Aries. La joven diosa había ido a Atenas, para ver una nueva exposición de artesanías, cosa que disfrutaba mucho. Al regresar, había decidido hacerle compañía a Mu, quien entrenaba a Kiki, y a Alde, quien de aburrido había bajado a Aries a ver con qué quejas salía ese día el aprendiz de Mu. Saori además esperaba conseguir la complicidad de estos santos para cierto asuntillo personal, que la traía de cabeza desde hacía un par de meses.
"¿Entonces me ayudarán a convencer a Shion?" Les preguntó Saori esperanzada. "Sé que es peligroso, pero me muero de ganas de poder asistir a clases en un colegio normal."
"Me parece una idea genial, Princesa. ¡Claro que la voy a ayudar!" Le aseguró Aldebarán, con el mejor de los ánimos, revolviéndole el cabello. "Aunque aquí entre nos… la educación es mejor aquí en el Santuario y se sufre menos: Alisa habla pestes de la secundaria."
"Seee… la he escuchado. Parece que no lo pasó bien. Pero El Punto Es Que Tengo Mucha Curiosidad Por Ir Al Colegio. Nunca he asistido a clases, Alde." Confesó Saori avergonzada. "Siempre he tenido tutores que me han educado en casa. Quiero ver otras cosas, pero no sé cómo planteárselo a Shion sin que le dé un soponcio al pobre: no podría tener eso en mi conciencia."
"Confíe más en el aguante de mi maestro, que algo así no lo va a matar." Explicó Mu con calma. "Aunque sí será muy difícil convencerlo: es muy terco cuando se lo propone. ¡Lo sabré yo!"
"Eso es lo que me complica. ¿Crees que si le pongo ojos de cachorro, acceda? Alsacia me dijo que si no parpadeaba en mucho rato hasta podía lagrimear para mejor efecto."
"Habría que verlo. En todo caso, cuente conmigo." Mu le sonrió con dulzura. Saori le abrazó con fuerza, para luego darle un abrazo a Alde.
"¡Gracias Mu, Alde! En serio lo agradezco."
"Ahora, entienda que Su Excelencia es muy aprehensivo, terco y teme por su seguridad." Explicó Alde. "A eso se debe que sea tan obstinado respecto de usted." Añadió. El Santo de Tauro suspiró mentalmente: en el remoto caso que lograsen convencer a Shion de que dejase a Saori asistir a una secundaria normal, tendrían la peor pesadilla logística y de seguridad para asegurar el bienestar de la diosa… sin mencionar que no en balde Alisa hablaba tan mal de la secundaria.
"Lo sé, por eso vine a pedirles ayuda. En todo caso, no creo ser tan problemática a la hora de proteger." Chistó Saori divertida.
La diosa iba a añadir algo más a su comentario, pero se quedó muda: de un momento a otro, Alde y Mu se quedaron mirando fijo hacia las escaleras, atentos, como si algo fuera de lugar estuviera pasando. Pallas Athena, mejor conocida en esta encarnación como Saori, imitó a sus caballeros y puso atención: Era Saga quien avisaba por medio de su cosmo que subía las escaleras junto a Kanon, Milo y dos personas desconocidas. La diosa miró a sus caballeros, quienes se encogieron de hombros y se pusieron de pie.
En las escaleras, Saga puso los ojos en blanco, tentado de arrepentirse de haber ayudado a la mujer. Ésta estaba nerviosa, a la defensiva y de evidente mal humor. No había dejado de discutir con Kanon para que le entregara a la niña, quien se negaba a soltarle.
"¿Me das a la niña?" Le pidió la mujer a Kanon por decimocuarta vez. "¡Anita! Ya suelta a este tipo de una vez, por favor." Gruñó de mal humor.
"¡No quiero! Estoy cómoda." Protestó Anita acomodándose en los brazos de Kanon.
"¿Qué no ves que NO me quiere soltar?" Preguntó Kanon amargado.
"¡Eso es porque tú no la sueltas! ¡Dámela!" Exclamó la mujer al enfrentarlo, con una gran vena pulsándole en la frente. Saga y Milo cruzaron miradas en silencio.
Kanon le fijó los ojos a la chica por nada más que un escaso segundo. Y tengo que detenerme en esta mirada, y no por motivos románticos ni nada por el estilo. Es que pasó algo muy extraño. ¿Han tenido la sensación de sentir a alguien muy cercano, pero tan arisco que se siente como si estuviera al otro lado del desierto? O una mejor imagen… ¿Han visto una puerta azotarse con fuerza producto del viento o algún otro tipo de fuerza? Es que Kanon, cuando vio a esta chica a los ojos, sintió eso. Era como si la conociera MUY bien, pero era como si estuviera al otro lado del mundo, y encima dándole la espalda.
Pero como dije, esto pasó en menos de un segundo.
"No la voy a soltar, porque se va a caer y esta es una caída larga." Kanon frunció el ceño. ¡Qué mujer más desagradable era esta! "Si la convences que me suelte, seré feliz y no dudaré a pasártela."
"¡No quiero soltarlo!" Intervino la pequeña con rapidez. "¡Este está guapo! Me lo quedo." Gruñó Anita con actitud de berrinche, causando las risas de Saga y Milo. Aunque más que berrinche, lo que Anita tenía era pánico de que si soltaba a Kanon, los hombres podían volver.
"¡Ana, por favor!"
"Hola Chicos." Saori les saludó casualmente, bajando algunos escalones. "¿Qué les pasó?"
"¿Aparte que Kanon encontró alguien nuevo con quién discutir y una nueva novia?" Rió Milo tras una reverencia, al referirse a las recién llegadas. El escorpión sintió dos miradas que furibundas le taladraban la cabeza. "Tuvimos algunos problemas, y estas señoritas necesitan ayuda." Añadió con calma, riendo para sus adentros.
"Princesa Athena." Le dijo Saga. "Me hago responsable por esto, pero me pareció prudente darles refugio a estas…"
"Esa herida necesita atención." Dijo Mu de pronto, uniéndose al grupo. El santo de Aries miró a la chica.
"Es un corte profundo." Anunció Alde con las cejas entrecruzadas.
"Gajes del oficio."
"Parece que es una historia larga." Continuó Mu. "¿Les parece si pasamos a Aries? Allí podré tratar mejor esa herida y podrán contarnos lo que pasó."
"¡Me Parece Genial!" Exclamó Saori, comenzando a subir los escalones. Los demás la imitaron.
En las Afueras del Santuario.
Lejos ya del área de turistas de las ruinas que colindaban al Santuario, y que a aquella hora se encontraba repleta de gente, los tres sujetos se refugiaron de la vista del público general tras unas columnatas. Uno de ellos le dio un puñetazo a la columna para sacarse de encima el coraje: no sabía ni qué le había pasado. En un momento estaba sosteniendo a la esquiva mujer entre sus brazos, y al siguiente estaba besando el suelo.
"¡Cálmate! No queremos llamar la atención." Le gruñó el que había sido lanzado por los suelos por Milo, y el primero en huir del lugar. "No estás ayudando."
"Bah. ¿Sabes lo que nos va a pasar ahora? ¡Se Supone Que Volveríamos Con La Niña, Roberto!"
"Pero no nos resultó." Gruñó Roberto. "Míralo del lado positivo: la maldita esa no se va a quedar para siempre en el Santuario."
"¿Quieren Callarse Los Dos? Voy a Hablar con el Jefe." Anunció el tercero, no de mejor humor.
Los aludidos hicieron silencio y se fijaron en su compañero, que era quién había sacado por puro orgullo el valor de protestarle a los dorados el trato. Este comenzó a hablar con alguien por el celular… quien, dicho sea de paso, se puso como furia al enterarse que estos tipos no tenían consigo el paquete por el que les había enviado, y que de momento estaba fuera de alcance.
"¿QUÉ HAS DICHO INÚTIL? ERES UN TORPE. ESCÚCHAME BIEN: SI NO REGRESAN CON LA CRÍA ESA, TERMINARÁN AL FONDO DE LA BAHÍA." Resopló 'el Jefe' con fuerza al otro lado del celular. "Me pagaron buena lana por esa chiquilla, no puedo perder ese negocio por culpa de vuestra incompetencia, ¿ENTENDIERON? MÁS LES VALE QUE LLEGUEN CON ELLA." Dicho esto… el celular se quedó mudo. Obviamente había colgado.
Los tres sujetos se miraron entre sí y tragaron saliva.
"Estamos en un lío." Resopló uno de ellos.
"Salgamos de aquí antes que llamemos mucho la atención: tenemos que pensar en un plan."
Los tres salieron de su improvisado escondite y se alejaron del sitio, mezclándose entre los turistas.
Momentos después… una figura saltó a tierra con gracia desde una columna, apenas haciendo ruido. Se quedó viendo en la dirección en la que los hombres se habían ido. Entrecerró los ojos y se dio la media vuelta.
Casa de Aries.
Una Explicación después.
"¡NO QUIERO, NO QUIERO!" Exclamó la niña al borde de la desesperación, cuando Kanon intentó sacársela de encima.
"¡Suelta, cría por Athena, Suéltame!"
"¡No Hagas Berrinche y Ven Aquí!" Exclamó Saga intentando ayudar a su hermano.
"ANA. Suelta a este tipejo, que no quiere nada contigo."
"¡NOOOOOO! ¡BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!"
¡BONK, BONK!
"¡PAR DE INSENSIBLES! ESTO ES INAUDITO. ¿CÓMO SE ATREVEN A HACER LLORAR A UNA PEQUE TAN BONITA?" Bramó Aldebarán, luego de asestarles dos temibles coscorrones a los gemelos. "Sois Santos Dorados de Athena: esta actitud vuestra es totalmente reprochable. ¡Asustar Una Peque Indefensa! FEH. ¡QUÉ VERGÜENZA!"
Piénsenlo bien: no creo que un coscorrón de Alde sea algo como para querer repetirse. Además el santo de Tauro tiene la fama de tener la mano pesada y no en balde le dicen rompe–cráneos. Saga y Kanon casi caen al suelo producto del impacto… la chica… no más se quedó helada al ver tremendo coscorrón, pero no hizo nada.
"¡ALDE!" Exclamaron los gemelos furiosos al mismo tiempo.
"¡SILENCIO!" Bramó de nuevo el santo de Tauro.
"Entonces, Milo, dices que luego que pasó eso, decidieron traerlas aquí, ¿verdad?
"Sí, nos pareció lo correcto." Explicó Milo. De pronto pareció recordar algo y se dirigió a la chica. "Lo que me recuerda… no creo haber escuchado tu nombre."
La mujer puso una actitud neutral, pero jovial al mismo tiempo. Mu ya le había vendado el brazo y al estar más calmada, hasta se veía tratable. Se acercó a Saori y Milo.
"Disculpen. Soy Isabella Nauplias. ¡Encantada de conocerles!" Esto último lo dijo en forma mecánica, sin quitarle la vista de encima a la niña, que seguía muy aferrada a Kanon.
"Aquí estarás segura, puedes contar con eso." Le dijo Saori, mientras miraba divertida como Kanon, Saga y Alde intentaban convencer a la niña que soltara su agarre.
"Y lo agradezco mucho. Me quitaron un buen peso de encima."
"No suenas muy convencida." Hizo notar Milo.
"¡Es Porque Es Una malagradecida!" Exclamó Kanon de mal humor.
"¿Y tú qué sabes? NO me molestes y ocúpate de que la chiquilla te suelte." Gruñó Isabella de inmediato. Bufó descontenta y le dio la espalda. "No es que sea una malagradecida, ocurre que esto es temporal y estoy preocupada."
"¿Lo dices por quienes te perseguían?" Preguntó Saori con ojos grandes. "No podrán entrar aquí sin que mis santos los hagan papilla primero."
"Pero yo tengo que salir, y para colmo con la niña. Necesito al menos llegar hasta una casa de seguridad." Isabella sonaba muy preocupada y severa.
"¿Por qué te perseguían esos hombres?" Preguntó Mu con sospecha, hablando por primera vez en mucho rato.
"…"
"¿Isabella?" Insistió Saori.
"Trabajo para INTERPOL, Grecia." Anunció Isabella al cabo de un rato. "Pertenezco a la brigada contra la trata de personas." Dijo bajando el volumen de su voz, como si no fuera la gran cosa. Derrotado, sin haber logrado que la niña le soltase, Kanon se acercó al grupo, junto con Saga y Alde.
"Wow. Eso sí que es un trabajo interesante." Comentó Mu. "¿Y quién es la niña?"
"Ella es Ana Korber. Tiene seis años." Explicó mientras estiraba los brazos en dirección a ella. "¿Quieres venir conmigo, Anita? Ese tipo está muy viejo para ti. ¡Ven Con Tía Isa!" Le dijo Isabella. Fue obvio que a Kanon no le gustó el comentario. Más de alguno de los presentes tuvo que tragarse una risa. Milo le sonrió a la niña.
"¿Te llamas Anita?" Le preguntó a la niña. "Ese es un nombre muy lindo. ¿Por qué no quieres soltar a Kanon?"
"Porque NO. ¡Esos pueden volver! Y no quiero irme con ellos." Dijo dejando caer una lágrima por su mejilla y aferrándose a la camisa. Kanon suspiró: algo le decía que estaría mucho rato con la pequeña en los brazos… pero se enterneció con el gesto al fin y al cabo.
"Pierde cuidado, cría, que si vuelven, los mandaré a otra dimensión para que escarmienten. ¡Ya lo verás! Kanon de Géminis no se anda con bromas."
Isabella se llevó las manos a la cabeza, se veía agobiada. Esto no pasó desapercibido entre los santos, quienes la miraron con la debida curiosidad del caso. Saga carraspeó para llamar la atención.
"Señorita Nauplias." Tan formal Saga. ¿Por qué no hay más hombres como él? "¿No nos va a decir porqué la perseguían a usted y a esta niña?"
"Porque les arruinamos el negocio. Esta niña fue secuestrada en Inglaterra hace dos semanas. Sus padres pagaron por su rescate, pero algo salió TERRIBLE y la pequeña terminó aquí en Atenas." Isabella suspiró profundo, como asqueada. "Creo que se la iban a llevar a Tailandia."
"¿Qué tan terribles salieron las cosas?" Preguntó Mu curioso. El tono que usó Isabella le dio mala espina. Pero no obtuvo respuesta: era obvio que la mujer no diría ni una sola palabra más mientras la niña estuviese cerca. Isabella miró a Anita compasiva, quien le devolvía una acuosa mirada.
"¿Quieres venir conmigo Anita? Deja a este santo solo, que no te conviene ni vale la pena." Insistió Isabella, con el tono de quién ofrece un pastel.
"¡NO! Ni loca: yo lo vi primero. Consíguete el tuyo." Chistó la niña ofuscada, sin claudicar ni medio centímetro en su firme agarre.
Algunas gotitas orbitaron la cabeza de Isabella y Kanon, pero el resto del grupo rió para sus adentros. Al menos por ahora el asuntillo de Lucía había quedado relegado a tercer plano. Pero… ¿Qué pasaría ahora?
Continuará.
Por
Misao–CG
Próximo capítulo: El Gato y el Ratón
"… Busqué a la niña por la casa y cuando por fin di con ella, la tomé y la saqué de allí lo más rápido que pude, pero me descubrieron y salieron tras de mí. Tuve que huir. Así pasé la noche y la mañana. ¡Esos Sujetos NO Solo Son LO Más ASQUEROSO Que He Visto, Sino También MUY peligrosos!… Sobre todo para alguien tan dulce como Anita."
PS: No sé si INTERPOL tiene una brigada contra la trata de personas, pero digamos que en mi loca cabeza sí la tiene: además me ayuda mucho con mi plan. Respecto de este capítulo, me dio guerra… y por lo mismo tengo dudas. Muchas. Creo que esto no me está quedando muy bien… aunque si lo postee es porque le tengo esperanza… no sé qué pensar de este monstruo de fic. ¡GRACIAS POR LEER!
