FIC REMODELADO. Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas. En esta ocasión, sumen 3 años a las edades del canon. Tengan en consideración que Ekléctica revisó TODA esta saga para que temporalmente (valga la redundancia) todo calce como corresponde y el tiempo que transcurre entre un fic y otro no genere conflictos. Llevo semanas tratando de que ésta aparezca en mi profile, pero como se resiste, visiten el de Ekléctica, que a ella sí le resultó.

Un especial agradecimiento a Seika Lerki, Tsuyu Ryu y Ekléctica (El Concilio del Fic), madrinas y lectoras de prueba de este fic, que además de incentivarme y animarme a escribir, aplacaron mis instintos asesinos y varios personajes vivieron para contarlo.

Una recomendación especial, si quieren ver este universo expandido, lean "Madness of Love", de Lady Seika Lerki y el omake "Lo que Sueño de ti" y las adorables miniserie "Familia" y "Futuro" de Ekléctica. Finalmente, aunque no menos importante, "Luz Amatista", de Tsuyu Ryu, es una joya. Las conversaciones que las inspiraron a ellas, de paso me inspiraron a mí para retomar este hábito mío de escribir fanfictions. ¡VAYAN A LEER! =D

Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa.


ADVERTENCIA.

Principio 28 para ver y entender Manga: Nunca confíes en una gran corporación.

Se requiere criterio al leer. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.


Capítulo 5: Anita e Isabella.

Anita seguía durmiendo en el sillón, muy acurrucada entre las capas de los dorados, como no había dormido en semanas. Se veía encantadora así tal cuál. Había pasado otra hora desde que Mu la había dormido. A estas alturas, Shion había bajado hasta Aries y ya se había enterado de todo lo que tenía que enterarse. El Patriarca ahora meditaba con cautela los recientes eventos. Saga y Alde ya no los acompañaban: el primero había regresado a terminar la ronda y el santo de Tauro se había marchado a su casa. Sólo quedaban Mu y Kanon, aparte de la misma Saori, Isabella y Anita.

No hacía mucho rato que Milo y Aioria habían aparecido en Aries con algunas novedades respecto de los mafiosos que habían estado persiguiendo a Isabella, pero ambos ya se habían marchado en cuanto terminaron de dar las nuevas noticias. Milo volvió a la ronda y Aioria se marchó hacia las oficinas de seguridad para incrementar la alerta de vigilancia entre los soldados.

"¿Qué piensas Shion?" Le preguntó Saori impaciente. El Patriarca se tardó en abrir los ojos, y cuando lo hizo, le dedicó una larga mirada.

"Es un problema civil, ajeno al Santuario" Dijo con calma. Saori frunció el ceño en señal de protesta y abrió la boca dispuesta a expresar su mal humor. "Pero no los santos no podían haber actuado de otra manera."

"Como sea el caso, no estoy dispuesta a dejarlas solas. Pienso que debemos ayudarlas, Shion." Le dijo Saori con los cachetes inflados.

"Excelencia… No podemos no interferir." Anunció Kanon, tras echarle un ojo a Anita que seguía durmiendo. "Milo y Aioria ya nos advirtieron que los sujetos esos están al acecho: ¿Sabe lo que le harán a esta niña si le ponen sus asquerosas manos encima?"

"Lo sé, lo sé Kanon, no tienes qué decírmelo." Shion se puso de pie y se acercó a la pequeña, a quien observó largo rato. "¿Qué clase de mente enferma es capaz de maquinar algo así?"

"Del tipo que hay que capar sin piedad alguna, Maestro." Opinó Mu con el ceño fruncido.

"¿QUÉ COSA?" Exclamó Isabella de pronto. "¡Ni de Chiste! ME NIEGO."

La chica había estado hablando por teléfono los últimos 10 minutos. Por fin se había podido comunicar con sus superiores y había estado informándoles sobre sus movimientos de la mañana. Tras asegurarle que la niña estaba a salvo, al igual que ella, los había dejado más tranquilos. Aunque el hecho que estaba acorralada les puso algo tensos.

"No, no, no y no." Isabella repitió, incluso moviendo la cabeza para mayor énfasis. "No puedo. ¿Sabes dónde estoy? En el SANTUARIO de Athena. ¡En El SANTUARIO Por Amor Al Chocolate! No puedo…" La chica se encogió de hombros cuando fue interrumpida de pronto por una potente voz al otro lado de la línea. "Sí, señora… ya va, ya va." Isabella se volvió hacia el grupo con el claro aspecto de haber sido regañada. "Disculpen… mi jefe quiere hablar con quien esté a cargo…"

Shion carraspeó y se acercó al teléfono. Tras sonreírle a Isabella, tomó el auricular en sus manos y se dispuso a hablar.

"¿Te regañaron, preciosa?" Se burló Kanon. "Tengo pañuelos por si quieres echarte a llorar."

"¡Kanon!" Exclamó Saori sorprendida.

"¿A ti que te IMPORTA, tarado? Al menos me regañó un adulto."

"Jejejeje." Athena se llevó las manos a la boca y se escondió detrás de Mu, quien se encogió de hombros cuando cruzó miradas con Kanon.

"Hmpf."

Minuto de silencio.

"No, en lo absoluto. La señorita Nauplias y la pequeña cuentan con la protección del Santuario: se pueden quedar sin ningún problema." La voz de Shion pareció sonar más fuerte con el súbito silencio. Isabella al escuchar esto, miró al cielo resignada. Los demás miraron curiosos a Shion. "Entiendo la situación, y le aseguro de nuevo que no nos crea un problema… Perfecto. En seguida le paso con la señorita Nauplias. Un gusto haber hablado con usted." Shion miró a Isabella y le entregó el teléfono.

"Gracias." Le dijo la chica hastiada, quien retomó la conversación con su jefe directo.

"Hablé con la Jefe de la Señorita Nauplias, la detective Dafne Kasalakis." Explicó Shion dirigiéndose al grupo. "Por razones de seguridad, tenemos que resguardar a la niña por algunos días. Hay una filtración de información severa y este lugar es el más seguro de momento, por lo que accedí."

"Detective, NO QUIERO QUEDARME NI UN MINUTO…"

"¡Te Quedas Allí Hasta Que Te Diga Y No Discutas, Isabella!" Se escuchó una voz al otro lado de la línea.

"¿QUÉ PARTE DEL NO QUIERO NO ENTIENDES? Puedo sacar a esta niña del Santuario hasta con los ojos cerrados, y lo sabes muy bien. He hecho cosas parecidas antes, no me voy a detener por…"

"¡MALDITA SEA, NAUPLIAS! OBEDECE." Bramó la voz al otro lado del teléfono. Isabella alejó el auricular de su oreja lo más que pudo. "¡QUÉDATE DONDE ESTÁS HASTA QUE TE AVISE Y NO TE ATREVAS A LLEVARME LA CONTRARIA ESTA VEZ! ¡ES UNA MALDITA ORDEN!" Un claro golpe fue la única evidencia que tuvieron los santos de que al otro lado de la línea, el teléfono había sido colgado con energía. Isabella se quedó mirando el teléfono con ojos acuosos.

Inserte un incómodo momento de silencio.

"Y creí que yo le gritaba las órdenes a los santos cuando pierdo los estribos." Comentó Shion en voz muy bajita, sorprendido por el tremendo vozarrón que había oído. El mismo había hablado con la detective, pero no se le había ocurrido que fuera tan… mandona.

"Creí lo mismo." Afirmó Mu perplejo. Isabella regresó el teléfono a su oído.

"Orden acatada." Dijo sin el tono arrogante que había estado usando. "Me quedaré aquí hasta nuevo aviso. Estaré esperando instrucciones. Cambio y fuera." La chica colgó el teléfono con suavidad. Kanon levantó ambas cejas, sorprendido por el repentino cambio de actitud.

Isabella encaró al grupo con los humos bastante bajos. Cualquiera hubiera creído que les enfrentaría con orgullo o pedantería, pero no fue así. Tenía un tinte rosa en las mejillas, imposible de no notar pues hacía un fuerte contraste en su pálida piel. Bajó la cabeza, de forma que ocultó sus ojos bajo su flequillo unos momentos.

"Disculpen la molestia, pero creo que necesitaré un lugar donde me pueda quedar con la niña." Anunció con suavidad. Shion asintió con la cabeza.

"Hay lugar en el Recinto de las Amazonas. Allí la niña y tú estarán más cómodas." Le dijo. "Enviaré por alguna de ellas para que te muestre el camino y te enseñe el lugar… eso sí, deberás usar máscara, al igual que la niña." Isabella se encogió de hombros.

"Me da lo mismo. Cuánto antes vayamos, mejor."

Anita, quien había despertado hacia unos segundos, alcanzó a escuchar que tendría que irse a otro lugar diferente al que estaba. Cuando se incorporó, se dio cuenta que no estaba en los brazos de su santo elegido, por lo que reaccionó rápidamente.

"¡NO QUIERO IRME!"

"¡UUUUGH!"

Sin que nadie pudiera evitarlo, y como si fuera una bala de cañón, Anita saltó a los brazos de Kanon y lo abrazó con fuerza, sacándole de paso el aire de los pulmones.

"¡ME QUIERO QUEDAR CON ÉL!" Pidió con fuerza, amenazando llanto descontrolado.


Atenas. Oficina de INTERPOL.

¡PLAAAAFLAAAANG!

El teléfono hizo un quejumbroso ruido cuando Dafne Kasalakis colgó el auricular, pero soportó el embiste con un valor único en teléfonos de su estilo: los dos aparatos anteriores habían sucumbido ante una reacción similar de la detective. Al parecer estaban comprando aparatos de mejor calidad o los habían mandado hacer a medida.

La detective, una mujer mayor, de mucha experiencia y con un temperamento peor que el de Ikki, todavía tenía una vena pulsándole en la cabeza y un insistente tic en el ojo derecho. Isabella siempre la sacaba de sus casillas: la chica era una excelente oficial, pero era tan TERCA y llevada de sus ideas que sencillamente no permitía un trato más amable de su parte en determinadas ocasiones.

Por fortuna, y por una razón que escapaba a su comprensión, un par de gritos bien puestos lograban encarrilarla de nuevo.

Está bien. Había sufrido lo suyo, y bastante: con sus antecedentes nadie hubiera dado ni medio euro por su futuro, pero aún con eso había salido adelante y llegado a donde estaba. Eso, sin embargo, no era excusa para que se insubordinara de la forma en que lo hacía. Lo peor de todo es que desconfiaba de cuanta cosa tuviera movimiento propio, por lo que no tenía muchos amigos. Ya antes Isabella se había metido en líos por esta actitud suya, incluso casi había muerto, por lo que Dafne estaba obligada a ser más dura con ella que con otros miembros de su equipo.

Dafne se frotó las sienes y se dejó caer en su silla. Respiró profundo… Isabella en cierto sentido le recordaba cómo había sido ella misma a esa edad. Ojalá que no causara problemas en el Santuario: lo último que necesitaba era ese tipo de problemas.

¿Por qué el Santuario? ¿Por qué? ¿POR QUÉ? ¿Por qué no se metió en otro lado? ¿Tenía que ser el Santuario? Ya casi veía a un montón de furiosos santos llamando a su puerta por culpa de Isabella.

"Jefa, ¿Todo está bien?" Una voz la interrumpió de su trance. Era Pétros.

"Todo está bien." Respondió Dafne con voz de ultratumba.

Es que estaba cansada. Todo el asunto del caso Korber la tenía de cabeza. Un simple secuestro se había convertido además en un caso de trata de blancas a nivel internacional, que involucraba niños pequeños por si fuera poco. Para colmo, Scotland Yard, sus propios jefes y la policía ateniense la estaban presionando por una pronta solución y no dejaba de recibir llamadas para ver el estatus del caso. ¡Y PARA COLMO DE COLMOS! Estaba este MOLESTÍSIMO asunto de las MALDITAS filtraciones de información en la policía.

"¿Necesitas algo? Voy a la máquina del café." Le dijo Pétros.

"¿Hace Cuánto Rato Estás Aquí?" Preguntó Dafne severa, incorporándose con autoridad en su silla.

"Hace unos minutos jefa."

"¿A qué has venido?" La mujer entrecruzó las cejas. "¿Me viste hablar por teléfono? Si es así, ¿qué escuchaste?" Más valía pasarse de cautelosa que de bruta.

"¿Teléfono? No sé de qué me habla." Le dijo Pétros con cara de inocencia. Dafne asintió con la cabeza con lentitud: podía confiar en este oficial. "Traigo algunos informes." Pétros se puso serio y le entregó un papelito a Dafne. "Es sobre lo que usted ya sabe."

Pétros se refería a la fuga de información, que había arruinado el operativo de rescate de Anita. Dafne había tenido un acierto al organizar una improvisada misión de rescate con su equipo, sino, le habrían perdido la pista para siempre a la niña. Revisó el papelito… y abrió los ojos desmesuradamente.

"¡Esto Es Muy Serio!" Exclamó furiosa. "¿Tienes pruebas, Pétros?" El oficial asintió y le entregó un sobre… del cuál Dafne sacó algunas fotografías, fotocopias y registros telefónicos.

"No es suficiente como para que le acusen en un juicio, pero ya a este nivel le indican como la principal fuga." Explicó Pétros, mientras sacaba otros informes y pruebas. "Aislamos a estos tres, pero no teníamos pruebas concluyentes, sino hasta esta mañana. ¿Sabe lo que significa esto?" Preguntó preocupado.

"Que si Isabella llega a acercarse a una estación de policía…" Dafne comenzó, pero no terminó la frase. Cerró los ojos unos momentos. "Tenemos que pensar en un plan por nuestra parte, excluyendo a la policía ateniense, pero sin que ellos lo sepan."

"Es más complicado de lo que creímos."

"¡Y que lo Digas!" Ambos oficiales se miraron preocupados y suspiraron profundo. "Esto deja a Isabella aislada por algunos días." En eso, el teléfono sonó. Dafne miró al aparato y a Pétros.

"Iré por café." Dijo a modo de excusa.


Casa de Aries. Santuario.

Anita se cruzó de brazos y se sentó a regañadientes en el sillón, con los cachetes inflados, y furiosa a morir con los adultos. Kanon suspiró: la niña no se quería quedar en el complejo de las Amazonas, sino con él, lo cual le ponía en un aprieto… más aún porque Isabella le miraba con furibunda expresión.

Athena y Mu, quienes intentaban convencer a Anita de que sería lo mejor que se fueran a donde las amazonas, apenas ponían atención a la discusión. Shion observaba divertido y leía entre líneas.

"Esto es tu culpa, tarado."

"No, es tuya por decirle que se abrazara a mis piernas."

"Nadie te dijo que te aprovecharas del pánico."

"¿POR QUIÉN me tomas?"

"Por un desconocido, por eso."

"Bah. Este desconocido te está ayudando."

"Si es por eso, mejor me largo." Isabella avanzó hacia Anita, a quien tomó en brazos. "Nos vamos, cría."

"¡Pero NO Quiero!"

"Yo no quiero quedarme."

"Pero estarías desobedeciendo una orden." Chistó Saori decepcionada.

"BAH. Déjenla que se vaya si eso quiere." Gruñó Kanon.

"Por favor, Srta. Nauplias, píenselo mejor."

"Ya lo pensé. Y no sería la primera que desobedezco una orden."

"¡NO ME QUIERO IR!"

Isabella avanzó con la niña hacia la puerta de la salita de estar de Aries con decisión, pero cuando fue a cruzar la puerta, chocó de lleno contra una Cristal Wall invocada por Shion.

"¡Argh! ¿Pero qué…?"

"Disculpa Isabella. Debo insistir en que te quedes." Le explicó el Patriarca.

"No me pienso quedar donde no me quieren. Déjeme pasar."

"Me quiero quedar con el tío Kanon." Insistió Anita, recostándose en el hombro de Isabella.

"Bah. El que llega sin que lo llamen, se va sin que lo echen."

"Basta Kanon." Pidió Shion comenzando a molestarse. El Patriarca miró a Isabella muy serio. "No vas a salir del Santuario."

Los ojos color rosa de Isabella parecieron encenderse como carbones. Fue obvio que se tragó muchas palabras. Dejó a Anita en el suelo y le dio un enojado golpe a la Cristal Wall apara expresar su frustración. La mujer se cruzó de brazos y fijó la mirada en el Patriarca. Anita en cambio, se quedó mirando la pared invisible con fascinación. Saori se ocultó detrás de Mu. Kanon no le sacaba los ojos de encima a Isabella. ¡Qué Insolente! ¿Cómo se atrevía a portarse así? Que mujer más antipática.

"¿Qué se supone que haga aquí? Voy a estar quizás cuanto tiempo metida aquí sin poder hacer nada cuando podría estar haciendo algo útil, como fichar PEDERASTAS."

"No podrá hacerlo si se muere." Le dijo Shion. "Su misión es cuidar de la niña: entiendo su frustración, pero de momento es lo mejor que podemos hacer para ayudarla. En ese sentido, le aseguro que no estará ociosa. Además podemos idear algo que le ayude a atrapar a esos maleantes."

"Aunque por mí que se muera del aburrimiento."

Isabella se cruzó de brazos y se apoyó en la pared. No le respondió ni a Shion ni a Kanon, sino que suspiró profundo: no estaba en posición de reclamar nada, y eso era lo que más inquieta la tenía. No le gustaba estar en minoría. Ni modo, tendría que apretar los dientes y aguantarse.

"¿Dónde queda ese recinto de las Amazonas?"

"¡Qué Bueno Que Hayas Cambiado de Opinión!" Exclamó Saori con alegría, saliendo de atrás de la espalda de Mu. Shion desactivó su Cristal Wall.

Mientras esto sucedía, y ni bien la pared invisible que impedía su paso desapareció, Anita, llena de sorpresa, cruzó la puerta hacia fuera. Salió hacia el templo llena de curiosidad. Los adultos no notaron su ausencia, pues concentrados estaban en afinar algunos detalles. En eso… vio a Saga que se acercaba con paso imponente hacia ella. El santo de géminis tenía el rostro muy serio y grave y se detuvo junto a la niña, quien tuvo que estirar el cuello para verlo mejor. Saga frunció el ceño al verla, no porque le disgustase, sino por la costumbre que tenía de hacerlo siempre.

Anita le sonrió. Una enorme sonrisa, de oreja a oreja, de esas que parecen partir los rostros a la mitad y que se encienden como una ampolleta de 200 watts. Saga alzó ambas cejas más que sorprendido, su corazón se saltó un latido. Si hubiera sido más emocional, le hubiera temblado el labio y derramado una lagrimita de felicidad. ¡Es que había ocurrido algo que nunca le había pasado! Por regla general, todos los niños del Santuario le tenían pánico, y ninguno le había sonreído de gratis. Anita era la primera niña que le sonreía de corazón. ¡NUNCA ANTES LE HABÍA PASADO! Qué feliz se sentía. Hasta el mal humor se le había pasado. La niña se acercó a su lado y le tomó la mano.

"Están en la salita de estar." Le dijo con voz traviesa.

Saga asintió y se dejó guiar hacia la salita por la niña hasta la salita. La situación allí no había cambiado mucho. Anita soltó a saga y corrió hacia las piernas de Kanon, pero fue atajada por Saori.

"¡Eres un desagradable! No necesito ese comentario." Gruñó Isabella, encarando a Kanon, lo cuál le fue fácil: el santo de géminis no era mucho más alto que ella.

"¡Tu empezaste!"

"¡Tú Me Provocaste!"

"¡PAREN DE PELEAR!" Pidió Mu de pronto con voz firme. "Reserven eso para cuando estén en privado, pero en mi casa, absténganse."

"¿De qué hablan ahora?" Preguntó Saga al entrar, sin querer ni preguntar por lo que había pasado.

"Isabella va a tener que quedarse unos días en el Santuario: la vamos a alojar en el recinto de amazonas hasta que pueda…"

"¡YO ME QUIERO QUEDAR CON EL TÍO KANON!" Anita rompió en llanto lastimero, y sacudiéndose de los brazos de Athena, corrió hasta Kanon y le abrazó los pies. Este se agachó hasta su altura.

"Oye, las niñas lindas no lloran." Le dijo limpiándole una lágrima, con mucha ternura. "Se te van a secar los ojos si sigues llorando así."

"Pero es que yo… ¡ES QUE YO…! No te voy a poder ver más." Gimió Anita desconsolada.

"Eso no es cierto: te estaré haciendo visitas."

"No si YO puedo evitarlo." Gruñó Isabella. Kanon eligió ignorarla.

Saga, al ver esta escena, sintió un nudo en la garganta. Ver a la única niña que le había sonreído llorando tan miserablemente tuvo un efecto nefasto en su seriedad y una idea algo alocada… aunque ya de antes ver mujeres o niñas llorando desarmaba su pétrea coraza: Junet de Camaleón se aprovechaba muy bien de esta debilidad de Saga para conseguir permisos de salida extra.

"El cuarto de aprendices de Géminis está vacío." Dijo de pronto. "Anita puede quedarse allí. Por mí no hay problema." A Isabella casi le dio un patatús. Si no cayó al suelo, fue porque Mu la sujetó.

"Es una idea extraña, viniendo de Saga." Dijo Saori. "Pero si sirve para que Anita sea feliz…"

"¿En Serio me puedo quedar?"

"Saga, ¿Te sientes bien?" Preguntó Kanon extrañado. Su gemelo asintió con casualidad.

"¿Tienes alguna objeción, Kanon?" Preguntó Shion.

"No. Anita se puede quedar en Géminis."

"… yo si tengo objeciones…" Balbuceó Isabella desde los brazos de Mu, con la voz en un hilo.

"¡Pierde Cuidado!" Exclamó Saori. "Anita estará de lo más segura en la Tercera Casa. Así estarás más tranquila en el recinto de Amazonas."

Isabella se llevó las manos a la cabeza y pidió sentarse en el sillón. La olvidaron allí por un momento, mientras el resto se concentraba en Anita, quien por la emoción no dejaba de hablar y hablar. La mujer se apoyó en el sillón y miró al techo: ella era una oficial de INTERPOL, antes había sido policía ateniense, y antes de eso había crecido en las calles. Era desconfiada, y aunque Saga y Kanon no eran ese tipo de personas, ella no lo sabía.

"Ya. Perfecto." Dijo de pronto. Llamando la atención del resto. "Que la niña se quede con estos dos, no tengo problema, si eso la hace callar." Isabella se puso de pie y puso las manos en las caderas. "Ana es mi responsabilidad… y si ella se queda en la casa de estos dos… YO TAMBIÉN."

"Me parece justo." Afirmó Shion.

"¿QUÉ?"

Kanon no pareció tomar muy bien la noticia.

Continuará.

Por
Misao-CG.


Próximo Capítulo: Ronda Nocturna.

"¿Tío Kanon?"

"¿Anita? ¿Qué haces?" Kanon bostezó con ganas. "Son las tres de la mañana."

"Es que tengo miedo."


PS: Terror que le tengo a ese episodio: creo que puse demasiadas ideas en un mismo capítulo. Bueno, una vez más les pido humildemente vuestra opinión. ¡GRACIAS POR LEER!