FIC REMODELADO. Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas. En esta ocasión, sumen 3 años a las edades del canon. Tengan en consideración que Ekléctica revisó TODA esta saga para que temporalmente (valga la redundancia) todo calce como corresponde y el tiempo que transcurre entre un fic y otro no genere conflictos. Llevo semanas tratando de que ésta aparezca en mi profile, pero como se resiste, visiten el de Ekléctica, que a ella sí le resultó.
Un especial agradecimiento a Seika Lerki, Tsuyu Ryu y Ekléctica (El Concilio del Fic), madrinas y lectoras de prueba de este fic, que además de incentivarme y animarme a escribir, aplacaron mis instintos asesinos y varios personajes vivieron para contarlo.
Una recomendación especial, si quieren ver este universo expandido, lean "Madness of Love", de Lady Seika Lerki y el omake "Lo que Sueño de ti" y las adorables miniserie "Familia" y "Futuro" de Ekléctica. Finalmente, aunque no menos importante, "Luz Amatista", de Tsuyu Ryu, es una joya. Las conversaciones que las inspiraron a ellas, de paso me inspiraron a mí para retomar este hábito mío de escribir fanfictions. ¡VAYAN A LEER! =D
Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa.
ADVERTENCIA.
Principio 34 para ver y entender Manga: Soñar despierto causa accidentes de todo tipo.
Se requiere criterio al leer. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.
Capítulo 6: Ronda Nocturna.
Flashback.
"¡HAHAHAHAHAHAHAHAHA! ¡ESO SI ES MALA SUERTE!"Máscara de la Muerte rió de buena gana, tras oír la explicación de Kanon. "¡Espero que la Bambina no termine con un puñal en la espalda! ¿Eh, Saga?"
"Eso es de MUY mal gusto, Máscara." Protestó Saga enojado.
Ambos santos habían tenido la mala fortuna de encontrarse con Máscara de la Muerte, quien por accidente se había enterado que los gemelos tendrían visitas femeninas alojando en su casa algunos días. ¡Hay que ver como vuelan las noticias en este Santuario! A los gemelos no les quedó otra sino explicarle todo… y obviamente el santo de Cáncer les cayó a bromas.
"¿De Qué Se Quejan? Espero que recuerden que son hermanos y que tienen que compartir sus juguetes: Traten a la Ragazza con el debido cariño, pero no se acerquen a la enana." Añadió Máscara tras sacudirse las manos.
"No quiero que te les acerques." Dijo Kanon con voz de pared y con razones bien fundadas: aunque Máscara había terminado con su extraña colección de rostros, incluso la había retirado, y aunque desde que lo habían revivido que no mataba a ningún inocente, mejor era estar seguro. "A ninguna de las dos." Añadió. Máscara le dio un amistoso golpe en la espalda.
"No seas tan posesivo con la mujer, Kanon. ¡Recuerda que Tienes a Lucía para ti sólo!" Rió Máscara.
"Terminaron, sopenco." Gruñó Saga. "Ahora si nos disculpas, tenemos cosas que hacer."
"¿Terminaron? Uuuuuh… Entonces, ¿Me puedo quedar con Lucía?" Máscara Mortal parecía querer una paliza. Pero los gemelos le dieron la espalda e intentaron subir hacia el piso residencial.
Por desgracia para ellos, el Santo de Cáncer se sentía pendenciero y burlón, aunque no se percatase que tal cosa en ese momento no fuese buena para su integridad. Tenía que burlarse de los gemelos, tenía que hacerlo o no podría dormir tranquilo esa noche. Y aprovechando que estaban por salir de su casa…
"¡Qué Lindo, Kanon es papá!" Se burló Máscara maliciosamente. "Oye Saga… el que Kanon sea papá, ¿no te hace a ti la mamá?"
Ambos santos de géminis se detuvieron en seco y tensaron los hombros ipso facto. Estaban, ahora, oficialmente ofuscados… y tronaron sus nudillos.
Fin del Flashback.
Casa de Géminis.
20:30 pm.
El asunto con Máscara de la Muerte los había puesto de muy mal humor a los dos, pero al menos poner el cuarto de aprendices en condiciones en algo había mejorado sus humos. Las camas ya estaban tendidas y la habitación lista para recibir a las visitas.
"No tengo idea como fue que el maestro accedió a esto." Se quejó Kanon. "Anita no me importa, pero esa mujer… ¡BAH!" El santo se quedó mirando a su gemelo, quien lo observaba de reojo. "¿En qué estabas pensando cuando sugeriste que se quedaran aquí?"
"En Anita. La niña parece haberse apegado mucho a ti." Saga se encogió de hombros. "Lo de Isabella no me lo esperaba, pero bueno: pudo ser peor. Míralo del lado positivo, hermanito menor."
"¿Y cuál se supone que es ese?"
"Por culpa de Isabella, no has pensado en Lucía en toda la tarde."
"…"
Saga salió del cuarto, dejando atrás a su hermano. Isabella y Anita deberían estar por llegar. Habían pasado el resto de la tarde en el Recinto de las Amazonas, pese a la rabieta que había arrojado la niña. ¡Angelito! Si bien Marín las había atendido durante el día, y entregado algunos implementos necesarios, como máscaras de visitantes, pijamas y una muda de ropa, era Shaina quien las guiaba hacia las 12 casas en esos momentos. Esto se debía a que la amazona del águila, desde el día del compromiso entre Camus y Alsacia, no se acercaba ni de chiste al sector de los santos dorados. Las tres ya estaban muy cerca.
"¡Esa Mujer Es UN Dolor de cabeza!"
"¿Quién? ¿Lucía o Isabella?" Saga rió travieso. "Creí que te llevarías bien con la Srta. Nauplias: estáis cortados con la misma tijera."
"¿Te golpeaste al cabeza, Saga? Estás pensando estupideces." Kanon se cruzó de brazos. "No puedo creer que tengamos que tener que compartir la casa con ella, con lo antipática que es."
"Me trae sin cuidado. Te concedo que Isabella no es exactamente amistosa, pero sí tiene más seso que Lucía." Saga puso sus brazos detrás de la cabeza. "Además si Isabella te distrae de la arpía y tu depresión, podré considerarme un hermano mayor feliz."
En eso llamaron a la puerta. Kanon miró al techo fastidiado y se apoyó en la pared más cercana, de brazos cruzados a rabiar solo. Saga fue el encargado de abrir la puerta. Shaina estaba allí, y con ella Isabella y Anita, luciendo las máscaras de visitantes, las cuáles sólo cubrían la mitad del rostro (nariz y boca), dejando ver los ojos.
"¡YA LLEGAMOS!" Chilló Anita estirando sus brazos.
"Saga de Géminis." Dijo Shaina con voz suave. "Te las entrego seguras. Más te vale que no les pase nada." Le advirtió.
"Pierde cuidado Shaina." Saga miró a Isabella y Anita, e hizo pasar a las tres mujeres. "Por favor, pasen."
"Yo me excuso: dejé a Rin con Geist y debo ir por ella." Se disculpó Shaina. "Espero verte pronto en el Recinto, Isabella. Nos vemos. ¡Adiós Ana!"
"Adiós, Tía Shaina."
La amazona se alejó, dejando a las mujeres a cargo de Saga. Estas pasaron al interior del piso residencial del Géminis. Anita de inmediato entró en confianza y corrió hacia Kanon con alegría. Isabella en cambio fue más cauta. Saga tuvo la impresión de que estaba casi histérica, aunque lo disimulaba bien.
"¡TE EXTRAÑÉ MUCHO, TÍO KANON!" Saludó Anita con alegría al santo, abrazándose a sus rodillas. Este se agachó a su altura.
"¡Qué linda máscara traes puesta! ¿Quién te la dio?"
"Tía Marín. Me dijo que era prestada y que tenía que usarla todo el tiempo, cuando jugase afuera."
"¿No te molesta?"
"NO." Dijo Anita agitando con fuerza su cabeza.
"Ana, no te agites: recuerda tu asma." Le dijo Isabella. La chica se dirigió a Saga, como desdeñando a Kanon. "Gracias por esto que hacéis por nosotras, en serio." Le dijo con cortesía. "¿Dónde puedo dejarlo?" Le preguntó señalándole el atillo de ropa que llevaba en sus manos.
"Por aquí." Le indicó Saga.
Kanon no pudo evitar reparar en Isabella cuando esta le llamó la atención a Anita por su agitación. ¿Asma? No lo sabía. Eso era algo para tener en cuenta. Las máscara de visitantes le parecían más lindas y menos degradantes que las de rostro completo: Isabella se veía estupenda con la suya, tenía que admitirlo. El metal blanco se camuflaba bien con la palidez del rostro de la mujer, su cabello negro y sus profundos ojos color rosa hacían un contraste increíble. Kanon bufó descontento: quizás si la chica no fuera TAN ANTIPÁTICA hasta le habría dicho algo simpático.
Con paso calmo, Isabella siguió a Saga por el piso residencial de Géminis, el cuál, al igual que todos los demás, no era ni pequeño ni grande. Pronto Anita corrió a su lado y pudo presentir la presencia de Kanon no lejos. ¡Con Un Demonio! ¿En qué había estado pensando? Tenía que estar loca como para haber accedido a dormir bajo el mismo techo que este sujeto tan desagradable que no le quitaba los ojos de encima. BAH. ¡Se le ocurría cada locura! Un momento… ¿Qué se creía este tarado para mirarla así de fijo? ¡Eso la incomodaba!
"¿Qué Miras? ¿Tengo algo en la cara?"
"Claro: tienes una máscara de visitante."
"¿Tienes algún problema con eso?"
"Sí: te pudieron haber dado una completa. Así no tendría que ver tu horrible rostro."
"Entonces mira hacia otro lado y te ahorras el trauma. Nadie te obliga a mirarme, por muy horrible que sea."
"Parecéis matrimonio." Gruñó Saga. "Conténganse los dos y no peleen. Al menos no con la niña aquí presente."
"A mí no me molesta. ¡ME DIVIERTE! Se ven muy gaciosos peleándose."
"Se dice graciosos."
"Eso mismo."
Kanon e Isabella dejaron de hablarse y se pusieron colorados como pimientos frescos. Saga puso los ojos largos por unos momentos, por mientras abría la puerta. Dejó pasar a las chicas. Anita, totalmente confianzuda, corrió hacia una de las camas para apropiárselas.
"Aquí van a dormir. El baño está aquí a la derecha. Mi cuarto es ese de allá y el de Kanon es este del frente." Explicó Saga. "¿Tienen hambre? Porque tengo algo de comida en ese caso."
"Te lo agradeceríamos."
"Si tienen frío, hay más mantas en el armario." Les dijo Kanon tras soplarse el flequillo. "Si están aburridas, la tele está en la sala."
Isabella asintió y le sonrió con calidez a los gemelos en señal de agradecimiento, aunque por causa de la máscara no pudieron darse cuenta. Anita corrió fuera del cuarto en dirección a la sala: seguramente quería ver televisión. Kanon fue tras ella.
"Disculpa a mi hermano: cuando se lo propone es un imbécil." Le pidió Saga. Isabella asintió. "Si necesitas algo voy a estar en la cocina… Este… es que esta semana me tocó a mi cocinar."
"¿Necesitas ayuda?"
"No, me manejo solo. No dudes en pedirnos ayuda."
Isabella volvió a asentir con la cabeza. Saga la dejó sola, dándole la oportunidad de ver su nuevo y temporal cuarto. Dos camas, una mesita de noche con su lámpara, un armario, una cómoda y un espejo. La habitación era más amplia de lo que había creído. La chica se acercó al espejo y se quitó la máscara. Observó su rostro largo rato.
"¿En qué lío me metí ahora?"
Esa Noche.
03:02 am.
Dormía. Muy profundo por cierto. Descansaba. Hacía muchos años que Kanon no recordaba dormir tan profundo como aquél día. Lo mejor de todo es que se merecía un descanso así de profundo, más aún a considerar lo cansado que había estado su día. Justo en aquél momento, no era consciente de tal cosa, pero eso no importaba. Estaba durmiendo tan profundo como un bebé y ya a la mañana habría tiempo de darle una calificación a su descanso nocturno.
Sin embargo… algo comenzó a traerlo a la realidad. Era tan insistente como profundo dormía. Algo le llamaba desde el mundo de los despiertos con la persistencia de un beeper. Kanon arrugó la nariz y abrió los ojos con pesadez.
Un par de ojos rojos, muy grandes, estaban fijos en él.
Kanon bostezó, se dio una media vuelta, y tras acomodarse en sus mantas, se dispuso a seguir durmiendo.
¿Ojos rojos fijos en él?
El Santo de Géminis se sentó de un brinco y encaró los ojos rojos. Anita se alumbró el rostro con una linterna que encontró quizás donde y lo miró con los cachetes inflados. ¡Qué alivio! Por un momento había pensado en otra cosa.
"¿Tío Kanon?"
"¿Anita? ¿Qué haces?" Kanon bostezó con ganas. "Son las tres de la mañana." Esto último lo dijo más por costumbre que por certeza.
"Es que tengo miedo."
"¿Miedo?" Kanon se pasó las manos por la cara. ¿De qué podría tener miedo esta cría? ¿Por qué lo molestaba tan tarde?
"Es que hay ruidos raros…" Explicó la niña haciendo un puchero. Kanon puso atención y escaneó rápidamente el lugar con su cosmo.
"No oigo nada, Ana. Seguramente fue el viento."
"Pero es que… es que… tengo miedo. No quiero que me lleven de noche otra vez."
Kanon suspiró y se incorporó de lleno en la cama. Anita se sentó en la orilla y siguió mirándole con sus enormes ojos rojos. El santo le acarició la mejilla con amabilidad. Él tenía fama de ser un desalmado infame traidor, manipulador y blasfemo, por lo que era difícil ligarlo con actitudes paternales como ésta, al menos a terceras personas.
"Ana, te aseguro que nadie te va a poder sacar de aquí por la fuerza, sin tener que pasar por encima de mi hermano y de mí."
"¿También de la tía Isa?"
"Seee…"
"No te cae bien, ¿verdad?"
"…"
"¿Me llevas a mi cuarto?" Preguntó Anita sin darle tiempo de responder.
Kanon se puso de pie, se puso sus pantuflas y tomó la mano de Anita. Ambos salieron del cuarto y cruzaron el estrecho pasillo que separaba ambas habitaciones. Una vez dentro, Ana saltó sobre su cama y se dejó arropar por Kanon, quien miró de reojo a la cama que ocupaba Isabella. Cuando Anita por fin se durmió, se puso de pie y se acercó a la cama contigua. La chica dormía, pero no descansaba: al parecer era del tipo que tenía sueño liviano. Frunció el ceño. ¿No se suponía que ella debía estar cuidando de Anita? Enojado, le dio un puntapié a la cama: Isabella se incorporó de un sobresalto.
"Tienes el sueño liviano." Le dijo muy severo. Isabella al verlo de súbito se asustó, pero en seguida se puso de pie sobre la cama.
"¡Tarado!" Exclamó en nerviosos siseos. "¿QUÉ se supone que haces aquí a mitad de la noche?"
"Tu trabajo, por lo visto." Gruñó Kanon. "Se supone que estás cuidando de la niña. Tienes el sueño liviano: deberías poder vigilarla."
"¡Claro que la estoy vigilando! ¿Cómo te atreves a insinuar que no?"
"Entonces si la estás vigilando tan bien, ¿Por qué se metió a mi cuarto?" Quiso saber Kanon, mientras se cruzaba de brazos. Isabella abrió los ojos muy grandes.
"¿QUÉ?"
"¡SHHH! Baja a voz que me costó hacer que se durmiera." Chistó Kanon. "¿Qué tienes que decir al respecto?"
"…"
Isabella se quedó callada, sin saber qué decir o responder. Se sentía víctima de una situación injusta, y no sabía cómo defenderse. Empuñó las manos y le dio un empujón a Kanon.
"Tú no eres quién para decirme como hacer o no mi trabajo." Ladró Isa, siempre en voz baja. "Ahora lárgate o despertaré a todo el Santuario con mis gritos." Kanon le dio la espalda con es actitud suya de villano de la semana.
"Como si te fueran a hacer caso." Siseó a su vez. "Cuida de la cría esa. Hasta Máscara de la Muerte podría hacerlo mejor que tú." Dijo al cerrar la puerta.
Una zapatilla se estrelló contra la puerta en cuanto esta se cerró. Isabella se dejó caer sobre la cama y se quedó sentada de brazos y piernas cruzadas. Al cabo de un más que buen rato, se tendió en la cama, sin que su enojo cediera así un poco.
"¡Qué Sujeto Tan Antipático!"
Día siguiente. Desayuno.
Saga le dio otra mordida a su tostada y observó extrañado a los demás comensales que compartían con él el desayuno. Anita parecía estar bien, aunque Isabella y Kanon no. Ninguno de los dos parecía haber dormido y ambos tenían el aspecto de haber pasado un mal rato. Ni modo. Saga carraspeó para llamar la atención, luego de tomar un sorbo de café.
"Se me ocurrió una idea anoche." Anunció rápido, pero no obtuvo reacción alguna. "Ya saben, un plan." Nada: tenía un público difícil aquella mañana. "Se me ocurrió una idea para burlar a esos tipejos por el tiempo en que Isabella esté aquí."
"¿Plan? ¿Qué plan? Soy toda oídos." Dijo Isa muy interesada. Saga suspiró.
"Burlarles. La idea es la siguiente: que tú y Anita salgan 'solas' del Santuario, y que se dirijan a una determinada dirección, desde la cual vais a desaparecer en forma misteriosa." Saga entrecerró los ojos. "No estarán solas, sino que Mu, Kanon o yo mismo las seguiremos de incógnito para cuidarlas y hacerlas desaparecer llegado el momento. ¿Entendieron?"
"Eso, hermanito, necesita muchos detalles afinación."
"Me parece una idea muy buena, pero ¿Cómo nos harán desaparecer?" Preguntó Isabella mirándolo fijo. "¿No sería mejor que aprovechásemos el viaje y de plano me voy con Anita a las oficinas de INTERPOL?"
"No puedes hacer eso mientras no se aísle la filtración desde la policía, tarada."
"Nadie te lo preguntó, Tarado."
"¿Qué tal les parece la idea?" Se apresuró a decir Saga antes que su hermano e Isabella se enredasen en una nueva sesión de dimes y diretes.
"A mí me gusta mucho." Dijo Isabella, siempre entusiasta por este tipo de cosas, más aún si significaban sacarla del Santuario, aunque fuese por unos momentos. Kanon se encogió de hombros.
"Me parece bien. Pero tendrás que coordinarlo mejor con Shion."
"Sí, lo sé. Pensaba encargarme de eso esta mañana." Anunció Saga muy tranquilo. El santo de géminis se quedó mirando a Anita. "¿Dormiste Bien, Anita? ¿Pasaste frío?"
"NO. Dormí muy bien. ¿SABES? ¡El Tío Kanon Fue Anoche a Mi Cuarto y me Arropó! ¡SE QUEDÓ MUCHO RATO! Él y la tía Isa estuvieron hablando eso sí. Sacudieron la cama y la tía Isa, por ponerse de pie arriba, desordenó todas las cobijas. Hasta se hicieron callar el uno al otro." Dijo Anita con alegría.
Uy… eso sonó MUY extraño.
Saga alzó ambas cejas, curioso, y miró a Kanon e Isabella. Se puso nervioso al ver sus expresiones: él no era un tipo mal pensado y de todas maneras no era de los que saltaban a conclusiones apresuradas sin tener fundamentos serios… pero al parecer los dos adultos restantes sí tenían la cabeza metida en una alcantarilla, y como lo que dijo Anita no sonó como a lo que realmente había pasado la noche anterior… Saga pensó muy mal.
"¿Cómo Qué Cosa Dices?" Preguntó a todas luces escandalizado.
Continuara.
Por
Misao-CG
Próximo Capítulo: Como ponerle el Cascabel al Gato
"Tienes fiebre, Milo." Afirmó Alisa preocupada, tras revisar la frente de su marido por segunda vez.
"¡Qué Va! NO tengo fiebre: estoy tan bien como una lechuga." Aseguró Milo sonriendo penosamente y soltando a su mujer. El santo dorado sonrió con travesura. "NO más vine por una limonada: tengo la garganta reseca."
PS: Nopes, tanta guerra no me dio como temí en un principio. Espero que estén disfrutando de este monstruo. Cualquier comentario, bienvenido sea, mientras sea constructivo. ¡DEJEN REVIEW!
OMAKE: Los Frisos Sueltos
"¡Te Lo Juro, Mu!" Exclamó Máscara Mortal desde la silla. "No me di cuenta que esos frisos estaban sueltos. Miré hacia arriba en el peor momento posible." Explicó vagamente, mientras se acomodaba el bistec en su cara.
Con ambos ojos en tinta, y una contusión bastante HORRIBLE en el pómulo derecho, el Santo de la cuarta casa esperaba que Mu de Aries le aplicara algún tratamiento en la cara que le aliviase el dolor.
"Pues vaya que fue un golpe feo." Comentó Mu mientras preparaba un menjurje extraño, mejor conocido como medicina. "No te quites eso de la cara hasta que termine con esto."
"Pues apresúrate que no tengo todo el día."
"Malagradecido. Da gracias que por lo menos me preocupo por ti." Mu lo miró de reojo y con algo de sospecha en su mirada. "¿Estás seguro que fueron frisos sueltos lo que te golpeó? Tu casa está muy bien cuidada."
"Feh. Gracias." Máscara frunció el ceño. "Y sí: fueron frisos sueltos."
"Con muy buen cálculo." Añadió Mu divertido y con cierto dejo de ironía en su voz. "ES la primera vez que oigo que un friso cae en la cara de una persona y solo le lastima los ojos."
"Cosas que pasan." Gruñó Máscara. Mu sonrió con travesura.
"Si tú lo dices." Dijo burlándose para sus adentros. "Ahora, quédate quieto que voy a empezar."
"Ya era hora." Bufó Máscara con desagrado, mientras esperó paciente a que Mu le ayudase con su peculiar 'herida.'
Fin Omake.
