FIC REMODELADO. Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas. En esta ocasión, sumen 3 años a las edades del canon. Tengan en consideración que Ekléctica revisó TODA esta saga para que temporalmente (valga la redundancia) todo calce como corresponde y el tiempo que transcurre entre un fic y otro no genere conflictos. Llevo semanas tratando de que ésta aparezca en mi profile, pero como se resiste, visiten el de Ekléctica, que a ella sí le resultó.
Un especial agradecimiento a Seika Lerki, Tsuyu Ryu y Ekléctica (El Concilio del Fic), madrinas y lectoras de prueba de este fic, que además de incentivarme y animarme a escribir, aplacaron mis instintos asesinos y varios personajes vivieron para contarlo.
Una recomendación especial, si quieren ver este universo expandido, lean "Madness of Love", de Lady Seika Lerki y el omake "Lo que Sueño de ti" y las adorables miniserie "Familia" y "Futuro" de Ekléctica. Finalmente, aunque no menos importante, "Luz Amatista", de Tsuyu Ryu, es una joya. Las conversaciones que las inspiraron a ellas, de paso me inspiraron a mí para retomar este hábito mío de escribir fanfictions. ¡VAYAN A LEER! =D
Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa.
ADVERTENCIA.
Principio 73 para ver y entender Manga o LEY TAKAHASHI #2: Un viejo loco de 1 metro o menos de altura es alguien de cuidado y no se le debe dar la espalda.
Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.
Capítulo 10: Tensión
Casa de Géminis.
Más tarde ese día.
Anita se llevó un trozo de comida a la boca y observó con atención a los adultos que cenaban con ella. Saga seguía taimado. Kanon estaba taimado, o al menos se veía taimado. Isabella estaba silenciosa. Le llamaba la atención estas actitudes: por lo general Isa y Kanon se pasaban la cena discutiendo y Saga intentando calmar los humos. Primera vez que veía a los 3 adultos cenando en silencio. Bebió un sorbo de agua y decidió ignorarles: los adultos eran demasiado complicados para ser comprendidos a cabalidad por alguien como ella.
"¿Me pasas la sal?"
"Ten."
"Gracias."
¿Por qué, por qué, POR QUÉ? ¿Qué lo había poseído para besar a Isabella? La Chica Ni Siquiera Le Gustaba ¿POR QUÉ? ¿Cómo Fue Que Quedó tan Idiotizado Y EN QUÉ MOMENTO Comenzaron a Besarse? Se hubiera sujetado la cabeza a tres manos si hubiera podido… ¿POR QUÉ Isa Tenía La Máscara Puesta? Nunca en su vida había besado antes una máscara. Kanon se pasó la mano por el cabello, para luego echarse un trozo de comida a la boca no muy contento. ¿POR QUÉ LA BESÓ? Isabella le caía mal, además todavía estaba prendado de… de… ¡LUCÍA! Ese simple beso le hacía sentir más traidor que nunca. Tomó su vaso de agua y se lo bebió al seco, haciendo ruido con la garganta al tragar. Estaba enojado.
Cuando dejó el vaso en la mesa… era el centro de la atención.
"¿QUÉ?"
"Grosero." Chistó Isabella, regresando la atención a su propio plato.
¡AL FIN! Seguro que con eso Isa y su hermano se enfrascaban en una nueva discusión y las cosas volverían a su cauce normal. Saga aguantó la respiración y observó a este par de rivales… que ni siquiera cruzó miradas. Se puso tan azul como su cabello. Kanon ignoró por completo a Isabella, y aunque ésta no lo demostró… era evidente que se había decepcionado. Saga tragó saliva: esto era serio, ¡Kanon la había ignorado! Entrecerró los ojos, pensativo. ¿Acaso eso significaba… que comenzaban a llevarse bien?
De cualquier manera, después de ese beso que había presenciado por accidente, esperaría cualquier cosa.
Tenía que sentarse a hablar con su hermano lo antes posible.
"Hoy hablé con Dafne." Dijo Isabella de pronto. "Ya encontraron al soplón, y están buscando la forma de neutralizarle: parece que es un pez gordo dentro de la policía."
"…"
"Eso es muy buena noticia." Admitió Saga. "¿Quiere decir que ya te puedes ir con Anita?"
"No, aún no."
Isabella miró a la niña, que cenaba en silencio. No se atrevía a mirar a Kanon. Después de lo sucedido le daba mucha pena y sentía como si se le revolvieran las tripas. Objetivamente… le había dado su 'primer' beso… al menos el único que había disfrutado con tanta calma. ¡Condenada máscara! (no, no el santo), Maldito Kanon. ¿Por qué él? ¿Por qué jugaba así con ella? ¿Qué pretendía? ¿En qué momento se inclinó a besarla y por qué no hizo nada para evitarlo? O mejor otra pregunta… ¿Por qué no se sacó la máscara para disfrutarlo mejor? Nunca hubiera creído que un beso pudiera trasmitir tanta calma, aun cuando el contexto que lo había originado hubiera sido tan agresivo.
"¿Entonces hasta cuando nos vas a molestar?" Preguntó Kanon, sin mirarla a la cara.
"En dos días más tendré noticias… Pero Dafne quiere que sigamos con este juego del gato y el ratón…"
Kanon suspiró… y por lo bajo miró a Isabella. ¿Por qué le había tenido miedo? Porque le tuvo miedo, se asustó mucho de él. De pronto, justo cuando estaba más a gusto se sentía, sin ganas de pensar en nada, la odiosa mujer se asustó por el mero hecho de estar en sus brazos. ¡¿POR QUÉ?! ¿Acaso era un castigo de lo alto por todas sus maldades? Era como si su castigo fuera que ninguna mujer lo tomara en serio o que le quisiera. Suspiró apenado… no quería que Isa le tuviera miedo. ¿Cómo le iba a discutir entonces si la chica se asustaba de él? No podría hacerlo, perdía todo el chiste. Antes quería inspirar miedo. Ahora no. Menos a esta desagradable y antipática mujer.
"… Así que tendré que seguir abusando de su ayuda." Terminó Isa en voz bajita. Saga tuvo que hacer un esfuerzo para oírla… Kanon de plano no la escuchó.
"No hay problema por mi parte. ¿Kanon?"
"Tampoco." Otro que sonó igual que Chewbacca.
Isa bebió un sorbo de agua. ¿Quién hubiera pensado que un hombre como Kanon la iba a besar así? ¡Eso parecía beso de cuento! ¿Cómo era que le pasó a ella, con lo bruja que era? No quería caer bien, al contrario, quería caer mal para que nadie se le acercara e hiciera daño. Si lo único que faltaba era la puesta de sol, el viento que le alborotara los cabellos, y una apropiada banda sonora. ¡Que BUEN beso! Pero… ¿Por qué a ella y porqué ÉL? Fue todo tan perfecto…
… Y sin embargo había una cosa que sobraba.
Cruzó su mirada con Kanon unos segundos, pero a ella le pareció que se congeló el tiempo. Ninguno de los dos hizo absolutamente nada, excepto mirarse. Cuando pudieron romper aquél extraño hechizo, sin aspavientos, Isabella se levantó con su plato de comida, que llevó al lavaplatos, y antes de salir de la cocina, se excusó.
"La cena estaba buena. Disculpen, pero estoy cansada." Y ni bien dijo esto, desapareció. Saga parpadeó un par de veces. Minutos después, Kanon se puso de pie.
"Voy a salir. No me esperen." Dijo antes de salir, pero no dejó el plato donde debería. Segundos más tarde, se escuchó la puerta de calle cerrarse. Saga ahora no sabía qué hacer.
"¿Tío Saga?"
"¿Sí, Anita?"
"La tía Isa y el tío Kanon tienen algo ¿verdad?" Preguntó sin ningún pudor.
Saga se heló en el exacto momento en que Anita le hizo esa pregunta. Abrió los ojos como platos. Ahora, ¿Cómo le contestaba?
Centro de Atenas.
Día Siguiente. 11 de enero.
"¡Maldita Sea!"
Kanon corrió por aquella calle, abarrotada de gente y turistas. Una vez más Isabella se le había escapado, aunque esta vez sospechaba que lo había hecho sólo para alejarse de él. ¿Cómo fue que se le perdió tan rápido? ¡No Más Se Distrajo Una Fracción De Segundo! Si tan solo Rin pudiera usar cosmo ya la habría contactado, pero la pequeña aún no sabía cómo hacerlo.
Si algo le pasaba, Shaina iba a afilar sus uñas en su espalda.
Isabella no podía haber elegido peor momento para desaparecer. Los últimos 3 días, aunque habían sentido el acecho, ni siquiera habían visto a los perseguidores, pero hoy… ¡Estaban Por Todos Lados! ¿Acaso se habían dado cuenta de su plan? Feh. Si era así, entonces les habían subestimado. Se detuvo unos instantes ante un callejón y decidió internase en él. Algo le decía que Isa había cortado camino por ahí. Estaba seguro que la chica sabía que los perseguían al menos unas siete personas, no cabía duda al respecto. ¿Dónde estaban? ¿Por qué tenía que haberse distraído? Si algo le pasaba a Rin o a Isa…
… Kanon tuvo que esquivar un puño que iba directo a su nariz. Siendo él un santo dorado, no le fue difícil: evadió el golpe y propinó un fuerte puñetazo (aunque sí se contuvo mucho al momento de darlo). Un sujeto fue despedido varios metros y se detuvo junto a un contenedor de basura… o más bien el contenedor lo detuvo.
Quizás al fin y al cabo que Kanon no se había contenido tanto. 3 sujetos más le rodearon.
"¿No te dijo tu mamá que no debes correr por la calle?"
"Feh." Kanon se relajó. "¿No les dijo a ustedes que no debían dar golpes a extraños?"
"¿A quién sigues?" Preguntó un hombre de voz chillona, que se tronaba los huesos.
"A Nadie: llevo prisa, eso es todo."
"No seas mentiroso: se supone que un santo dorado no miente." Un tercer hombre sacó un arma. Kanon frunció el ceño: el sujeto tenía que ser demasiado descarado como para sacar un revólver en la mitad de la vía pública. "Sabemos que persigues a la policía esa, pero no te podemos permitir que la ayudes."
"Ella tiene algo que a mi jefe le costó dinero." Añadió el tipo de la voz chillona. Kanon suspiró aburrido.
"¿Y si digo que no?"
"No tienes opción: tengo el arma y no temo usarla."
"¿Acaso crees que un arma me asusta?" Preguntó Kanon calmado, encogiéndose de hombros. El sujeto apretó los músculos de la cara y se dispuso a disparar, pero el santo ni se inmutó, es más, alzó una única ceja. "¿Es una broma?
Atenas, Registro Civil.
Saga y Aioros por fin terminaron el trámite que habían tenido que hacer en el Registro Civil. Se habían pasado toda la mañana metidos allí dentro para revalidar unos documentos personales, que en teoría no les habría demorado mucho. Pero no… ese día los funcionarios de dicha oficina pública estaban más LENTOS que nunca.
"¡Creí que nunca saldríamos!" Exclamó Aioros aburrido. "La vez pasada esto no se tardó tanto."
Ambos santos caminaron hacia la salida del edificio, sintiendo compasión por quienes aún esperaban en las filas su turno para ser atendidos. ¿Qué estaría pasando? Aunque no hay registro civil que sea rápido en el mundo que se precie de tal, realmente ese día estaban trabajando a la vuelta de la rueda, como decimos en mi tierra.
"Debe ser el día o algo le pusieron al agua." Comentó Saga, quien miró de reojo al santo de sagitario. "¿De qué te quejas si te tocó la chica inteligente? Hubiera jurado que la tipa que me atendió a mí no sabía escribir o nunca antes había visto un computador, ni hablar del teclado."
"Sí, me di cuenta. Te escuché deletreándole tu nombre unas tres veces y remarcando muy enojado que eras SOLTERO". Aioros puso una sonrisa en la cara. "No más usé mis encantos para hacer que las cosas fueran más rápido. Quizás si le hubieras sonreído un poco… porque por algo te preguntó por tu estado civil con tanto énfasis."
"Bah. NO tenía porqué sonreírle: llevábamos dos horas en la estúpida cola." Saga apretó los dientes. "Por su culpa no podré hacer los otros trámites que tenía pendientes."
"¿Cómo cuáles?"
"… como comprar las entradas para el tercer episodio de Star Wars por adelantado. El estreno es la próxima semana."
"¡SAGA PRECIOSO!"
Como salida de la misma nada, Alsacia saltó a la espalda de Saga y se colgó a su cuello de súbito, pegándole el susto del milenio al ya enojado santo de géminis, quien no se esperaba ni por casualidad dicho saludo.
"¡AAAARGH! ¡Alsacia! ¡No Me Saltes Encima De Ese Modo!" Protestó cuando la chica se bajó de su espalda y le enfrentó.
"¡Jajaja! ¡No pude evitarlo! Te veías absolutamente asustable." Le dijo Alsacia con cara de inocencia. "Deberías relajarte y divertirte un poco más, Sagita lindo… ¡HOLA AIOROS! No te había visto." La chica saludó al santo de sagitario, quien aguantaba la risa. Entonces Alsacia agitó las manos. "¡MIRA CAMUCHIS! ¿VES QUE FUI CAPAZ DE HACERLO? ¡Te Gané La Apuesta!"
"¡Jajajaja…! sí ya lo veo." Camus le guiñó el ojo.
Ambos santos se dieron la vuelta hacia atrás, sólo para ver a Camus, quien venía a medio aguantar la risa. El santo de Acuario carraspeó para componerse.
"¡Vaya, vaya, vaya! Miren lo que nos trajo el gato. ¡HOLA CAMUS!" Saludó Aioros contento. "¿Cuándo volvieron de Francia? Creí que se iban a quedar al menos 3 semanas."
"Tuvimos regresar antes, pero mañana regresamos a Bordeaux. Llegamos hace dos horas." Camus se encogió de hombros. "Nos fue muy bien, Alsacia hizo buenas migas con mi madre y con Chantal." Camus explicó escuetamente y miró a Saga. "Pusiste cara de antología."
"No seas payaso."
"Camus, di la verdad…" Le tentó Alsacia curiosa. El santo de Acuario la miró como si nada. "SUCEDE que nos olvidamos pedir hora para casarnos en el registro civil de antemano, así que vinimos a eso."
"Entonces suerte, que los trámites están especialmente lentos el día de hoy." Protestó Saga.
"¿Camus olvidó algo? Uuh… eso es serio." Dijo Aioros, para luego sonreír con picardía. "¿Qué le has estado haciendo, Als?"
"Bah."
"¿Yo? Nada." Alsacia sonrió, tomando el brazo de su novio. "A propósito…" La chica se interrumpió de pronto. "Oigan… ¿Esa no es Isabella la que va corriendo allá?"
Los tres santos dorados se voltearon hacia donde había señalado Alsacia. Efectivamente, quien corría era Isabella y se veía en un aprieto: 3 sujetos le daban persistente caza y para colmo, Kanon no estaba ni remotamente cerca. Como es obvio, los demás transeúntes ni siquiera se atrevían a ayudarla. Camus, Saga y Aioros intercambiaron una mirada rápida y asintieron con la cabeza sin necesidad de intercambiar palabras. El santo de Acuario se volvió hacia su novia.
"Dame cinco minutos, chérie."
"Te cuidas. ¿Vale?"
Camus le guiñó el ojo y Alsacia agitó la mano con alegría, viendo como su prometido se encaminaba en defensa de una peculiar damisela en desgracia. Alsacia se sonrosó: su novio se veía tan heroico de esa manera. Segundos después, él y sus dos compañeros, se deshicieron de los problemas de Isabella.
Santuario.
"… además de irresponsable, impulsiva e inconsciente." Saga terminó de enumerar, tras unos minutos. "Isabella, arriesgaste a una aprendiza: Si no estabas de acuerdo con el itinerario, nos hubieras dicho y lo cambiamos por el que más te hubiera gustado."
Saga y los demás sacaron de aprietos a Isabella en un tris. Segundos después, avisado por su hermano, Kanon se hizo presente en la escena: ni bien hubo aparecido, Saga comenzó a regañarlos, y si se contuvo fue por Rin, que parecía observar todo con atención. El mayor de los gemelos, siempre enojado, abrió un portal hasta el Santuario. Aioros dijo que se regresaría por sus propios medios y Camus se excusó para volver con su novia. Isabella, Rin y los gemelos cruzaron el portal y ni bien hubieron devuelto a la aprendiza con su maestra, Saga comenzó a regañarlos otra vez, sin darles siquiera tiempo para protestar.
Ahora iban subiendo lentamente los escalones entre Tauro y Géminis.
"¡Saga! No me regañes como si fuera una niña. Yo Voy A Hacer LO Que Se me Dé La REGALADA Gana Y NO TENGO QUE Pedirle Permiso A Nadie." Protestó Isabella.
"Entonces no te portes como pre–adolescente, sino como la adulta que eres."
"Ya relaja la vena y no me molestes."
"Es Inútil, Saga. Esta Bruja no escucha motivos."
"¡Cállate, Tarado, que nadie te dio vela en este entierro!"
"No hables mucho tú, Kanon. Se supone que la estabas cuidando ¿Cómo fue que la perdiste? ¡Lo Encuentro Insólito!"
"¡ME SÉ CUIDAR SOLA!"
"¡TÚ QUE SABES!"
Estos dos parecían críos. Pero Saga no estaba de humor para aguantarles nada. Siguió regañándoles a medida que subían los escalones hasta Géminis, sin prestarle atención a las fulminantes miradas que Isa y Kanon se dedicaban uno al otro. Llegaron entonces a la tercera casa.
"… No quiero ni pensar en lo que les hubiera pasado si algo malo le sucedía a Rin: ni con cuchara los habríamos podido recoger."
"… culpa que nos estén regañando."
"¿Mi Culpa? Si mal no recuerdo, tú…"
"¡ARRIESGARON A UNA APRENDIZA! De las pequeñas para colmo, debería darles vergüenza. Par de adultos que se portan como críos cuando hay cosas tan serias de por medio."
"¡Tarado! No es mi culpa que seas un incompetente bueno para nada."
"¡Yo NO PEDÍ Ayudarte! Si hubiera podido evitarlo, no lo habría pensado dos veces."
Saga seguía con su dura perorata, sin darse cuenta que su público estaba más concentrado en sacarse la piel con las uñas que en lo que podía decirles el mayor de los gemelos. El ruido que producían los tres rebotaba en las paredes del Templo, al cual habían entrado por inercia, produciendo un extraño efecto de eco.
Una gran vena le palpitaba a Saga en la cabeza cuando se quedó en silencio. El santo se quedó de pie, con los brazos cruzados y porte adusto. Cualquiera hubiera dicho que no se había dado cuenta de lo que ocurría a sus espaldas. Esperaba haber provocado un fuerte cargo de conciencia en su hermano y en Isabella… y a juzgar por el silencio, parecía haber acertado. Saga suspiró profundo, y abrió los ojos.
Todo estaba demasiado callado. Entonces oyó pasos.
"¡LLEGAMOS!" Exclamó la alegre voz de Anita.
"¡Saga, Kanon!" Llamó Afro de pronto. "Sentí su cosmo subiendo, sí que les traje a Anita hasta…" Afro se silenció y se detuvo de sopetón sobre sus pies.
Saga lo miró curioso. Afro se quedó quieto a unos siete metros de distancia, junto con Anita, y ambos pusieron los ojos como platos. Ese día el santo de Piscis se había ofrecido a cuidar de la pequeña. Tenían el aspecto de haberse pasado todo el día en el jardín, muy en especial la pequeña, que parecía que había jugado a ser raíz, a juzgar por la cantidad de tierra que la cubría. Tanto Afro como Ana miraban algo a sus espaldas y no cabían en sí del asombro. Saga giró sobre sus talones.
…
Kanon e Isabella se estaban besando de nuevo.
…
¿QUÉ? Saga no podía creerlo: ¿Cómo Podían Estos Dos Irresponsables Haber Estado Pensando En ESO En Vez De Concentrarse En Lo QUE LES HABÍA ESTADO DICIENDO Todo El Tiempo? Saga estaba indignado a más no poder. ¿SE ESTABAN besando?
"¡AHEM!" Carraspeó Saga.
Sorprendidos, Kanon e Isabella se separaron. La chica no perdió ni un solo segundo para salir corriendo de allí. Las miradas recayeron entonces en el menor de los gemelos… quien se tocaba sus labios con sus manos, tenía los ojos muy abiertos y un ligero tinte rosa en sus mejillas.
"Err… ¿Me perdí de algo?" Preguntó Afro casi en un susurro, jugando con sus dedos.
"Kanon… ¿Qué está pasando aquí?" Exigió saber Saga. El aludido los miró unos instantes, se puso los brazos detrás de la nuca y caminó hacia la salida.
"¡Yo que sé!"
Afro y Saga le vieron salir sin saber qué pensar. Intercambiaron una curiosa mirada y al menos Saga, se encogió de hombros. ¿Qué era lo que estaba pasando?
Piso residencial de la Casa de Géminis.
A toda prisa, Isabella cerró la puerta del baño con llave y se apoyó contra esta. No encendió la luz, no lo creyó necesario. Estaba más pálida de lo normal y por largo rato no movió ni las pupilas.
De súbito tomó una nerviosa bocanada de aire, seguida de otra y otra. Se llevó la mano al corazón y miró al techo. Las manos le temblaban y seguramente le había bajado la presión.
¿Otra vez? Le pasó de nuevo, todo de nuevo, ¡Otra Vez! Sin que se diera cuenta, no supo ni siquiera en qué momento encontraron sus labios… no llevaba la máscara puesta… esta vez SÍ sintió el beso en SU boca. ¡Qué beso Más Relajante y Delicioso!
Miró al suelo y tragó saliva. Movió los pies muy nerviosa y refregó sus manos. Sus ojos se pusieron muy acuosos.
"¿Qué se supone que estoy haciendo?" Se preguntó a sí misma con un dejo de rabia y temor en su voz. "… no de nuevo…" Susurró casi imperceptiblemente.
Continuará.
Por
Misao-CG.
Próximo Capítulo: Jardín de las Saras
"¿Qué traes con mi hermano?"
"¿Qué dices?"
"¿Qué te traes con mi hermano?"
PS: La maldad fluye por las venas de cada escritor, así que contentaos. Si no fuéramos crueles con nuestros lectores, ¿valdría la pena leer algo? Espero no haberlos decepcionado. ¡GRACIAS POR LEER!
