Capítulo 2: "Los castigos"
Jenny entró por el retrato de la señora gorda, iba cruzando la sala común.
-OUCH!-, susurró Jenny al golpearse con una mesita.
-¿Se puede saber por que tan tarde?-, preguntó Judy desde un rojo sillón cerca de la cálida chimenea
-AH! NO #€$ -, gritó Jenny al escuchar la voz de Judy, pues no esperaba encontrarse con alguien despierto en la sala común a altas horas de la noche.
-Ya basta de golpearte y de asustarte y dime de una buena vez ¿con quien estabas?-, preguntó Judy con una mirada de "se que estuviste con un chico". ((N/a: o sea…¬¬ ¿lógico no?))
-Pues…con un chico de Ravenclaw-, respondió Jenny y se volteó para irse al dormitorio de las chicas.
-Esta bien, te salvaste por ahora, pero nos debes contar a todas el día de mañana-, Dijo Judy poniéndose de pie y siguiendo a su amiga para irse a dormir.
.-.-.-.A LA MAÑANA SIGUIENTE.-.-.-.
A primera hora tenían Cuidado de Criaturas Mágicas con el semi-gigante Rubeus Hagrid.
-Hoy vamos a conocer a los Threstals, ¿alguien puede decirme que son éstas criaturas?-, preguntó el semi-gigante. -¿señorita Weasley?-, dijo señalando a Daphne
-Los Threstals son criaturas que solo gente que ha visto morir a alguien puede visualizar, son llamados las criaturas de la muerte-, concluyó Daphne con una sonrisa de satisfacción en su rostro.
-Eso es correcto, diez puntos para Gryffindor-, dijo Hagrid sonriente.
-Creo que salió igual a mi mamá-, le susurró Danna a Emily, las dos rieron por lo bajo.
La clase de Cuidado de Criaturas Mágicas fue algo divertida, pues ver a Sabrina correr y gritar histéricamente por todos los terrenos de Hogwarts al pensar que un Threstal la perseguía por el simple hecho de que Judy se lo decía, se creía todo y corría como loca.
Después de la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, seguía Adivinación, doble hora, con la maestra Parvati Patil ((N/a: O.o... ¿Quién lo diría?))
Iban a entrar al salón de adivinación cuando la escalera se abrió de golpe y Parvati salió corriendo diciendo:
-La clase se suspende, tengo una emergencia-, dijo, y salió corriendo.
-Bueno-, dijo Judy. –Vamonos-, concluyó contenta.
-¡Pero hoy nos tocaba predecir la muerte en las tazas de té!-, dijo Daphne algo decepcionada.
- o – o – o – o – o – o – o – o – o – o – o – o – o – o – o – o – o – o – o –o -o
Las chicas estaban platicando a la orilla del lago, cuando llegó Robert.
-AH!-, gritó Danna cuando Robert la empujó directo al lago, Robert le puso la mano a Danna para sacarla, cuando Daphne lo empujó, pero Robert tomó a Daphne de la mano para que también se cayera.
Jenny, Emily y Judy miraban la escena divertidas, cuando James llegó junto con sus amigos y cargó a su hermanita aventándose con ella al lago.
Sean y Gustav se lanzaron al lago ((N/a: xD que tontos, nadie los empujo y para no sentirse tristes se aventaron xD)), Gustav salió y abrazó a Jenny mojándola completamente.
Emily era la única que permanecía seca; de repente James ya no se encontraba en el lago, Emily solo sintió cuando la empujaban y salía del lago empapada, así se pasaron un buen rato los chicos, cuando vieron que Snape se acercaba.
-Que barbaridad, sálganse todos del lago, vayan a secarse, tienen diez puntos menos para Gryffindor y Ravenclaw cada uno por este tipo de "juego", terminándose de secar, vayan al despacho de McGonagall para recibir su castigo-, dicho esto, Snape se retiró con una cara de desprecio hacia los alumnos.
Molestos por lo sucedido uno por uno, todos los miraban de forma extraña al verlos pasar empapados por los pasillos de Hogwarts. Les parecía divertido verlos temblando de frío, abrazados unos a otos, en cambio los ojos de los chicos de Hogwarts se dirigían a las chicas.
Robert se estaba poniendo celoso al ver que los demás estudiantes estaban viendo a SU chica y a sus amigas. ((N/a: a mi se me hace que es por Danna y no por las demás!...jajaja))
-¡Que las ves &#$&€ ®$#© !-, Robert dejó de abrazar a Sean ((N/a: xD )) y se fue abrazado de Danna, los demás chicos ((N/a: los del trío xD)) abrazaban a las demás chicas ((N/a: algo más normal…por fin xD)).
Al llegar al despacho de McGonagall, ella aún no estaba allí.
.-.-.-.EN EL DESPACHO DE DUMBLEDORE.-.-.-.
-No podemos poner a esas chicas juntas, sería una catástrofe-, decía McGonagall pensando en un castigo para aquellas "revoltosas" chicas de sexto año.
-Que tal si ponemos a la señorita Malfoy en la biblioteca y a la señorita Potter en el salón de Historia de la Magia. A las cuatas Weasley, mmm, a Danna en Astronomía, y a Daphne en las Mazmorras. Y a la señorita Weasley, mmm, Jenny-, dijo Dumbledore pensando en que había demasiados Weasley, aún, en Hogwarts -en el salón de Encantamientos-, terminó.
-¿Y que hay de los señores, Potter, Lupin, Sokol y Bacarisse?-dijo McGonagall.
-Pongamos a Potter con la señorita Malfoy-, dijo Dumbledore decidido-, Al señor Sokol, llévelo a Astronomía a limpiar telescopios, si que les hace falta ((N/a: xD)), y al señor Lupin, a un lado de la señorita Potter, en Aritmancia y al Señor Bacarisse llévelo a Transformaciones junto Weasley –, terminó el director.
Dicho esto McGonagall se retiró del despacho de Dumbledore
.-.-.-.DESPACHO DE McGonagall.-.-.-.
-Oigan siempre si nos vamos a juntar mañana en Hogsmade?- Pregunto Danna algo aburrida.
-Claro, nos veremos en Las Tres Escobas, vale?- Pregunto Jenny
- Excelente! – Respondió Sean
-Oigan McGonagall esta tardando mucho, ya vamonos-, sugirió James aburrido, ya estaba dando la vuelta…
-Usted no se va a ningún lado señor Potter, no hasta cumplir su castigo, que termina hasta que usted termine de acomodar una cierta cantidad de libros en la biblioteca-dijo McGonagall señalando la puerta para que saliera directo hacia la biblioteca-Señorita Malfoy, esto también le corresponde a usted-Emily y James se fueron a la biblioteca…-Señor Lupin, valla al salón de Aritmancia…
-Profesora McGonagall, no es por ser ignorante ni nada, pero, ¿donde queda el salón de Aritmancia?-, preguntó Sean con cara de UPS!
-A un lado del salón de Historia de la Magia ((N/a: ¬¬))-, dijo Daphne con cara de "doblemente ignorante"
-Gracias señorita Weasley por su aportación, usted se va a ir a las mazmorras, con el profesor Snape-, dijo McGonagall
-Lo que me faltaba-, dijo Daphne y se retiró
-Y yo, ¿A dónde iré?-, preguntó Danna
-Usted irá a la torre de Astronomía a calificar unos mapas celestes-, dijo seriamente McGonagall -y usted señor Sokol, se va a limpiar los telescopios-, Danna y Robert pensaron que así tendrían momentos para estar juntos y platicar un rato, McGonagall volteó a ver a Jenny, y le dijo -y usted, señorita Weasley, se va al salón de Encantamientos junto con el señor Gustav.
Jenny se retiró y se fue al salón de Encantamientos. Desde atrás unos pasos la seguían.
.-.-. EMILY Y JAMES.-.-.-.
-¿Por que, de todos los lugares posibles, ¿por que en la biblioteca, estando en Herbología, pues aún así, hay chicas muy guapas en Huffelpuff…-decía James entrando a la biblioteca.
-Vamos, no puede ser tan malo, no van a ser tantos li…-, dijo Emily, quien interrumpió al ver un montón de libros en grupos de 15 o 20, fácil, eran como unos 7 grupos de esta cantidad de libros.
- o – o – o – o – o – o – o – o – o – o – o – o – o – o – o – o – o – o – o –o -o
-James, deberías ayudarme, sino, nunca terminaré, y ninguno de los dos podrá irse-, dijo Emily algo molesta, pues llevaban allí una hora y James no había hecho nada más que ver uno que otro libro que hablaba de Quidditch.
-Vamos, de que te quejas, solo faltan unas cuantas pilas más-, decía James haciendo gestos de aburrimiento
-James, no estoy bromeando, ¡nos faltan mas de ciento cincuenta libros y tu estas sentado rascándote la panza!-, Decía Emily, que comenzaba a verse más molesta cada vez.
-Esta bien, te ayudare-, dijo James ((N/a: ¡¡que lindo es cuando hace caso!))
Cuando James comenzó a cooperar, se la pasaron mejor, pues comenzaban a hacer bromas, platicar, incluso imitaban a los maestros, cuando hacen algo gracioso. Emily estaba en una escalera acomodando un libro en un estante, cuando perdió el equilibrio, ella pensó que iba a caer, pero los brazos de James la sostuvieron a tiempo para que impidieran que cayera, dejándolos en una posición: Emily en los brazos de James, abrazándolo por el cuello, a pocos centímetros de la cara de James, y James, sosteniendo a Emily, perdido en sus ojos grises, también a pocos centímetros de la cara de Emily.
-Ejem, gracias…mmm… ¿me…me…me podrías pasar el otro libro?-, dijo Emily soltándose de los brazos de James, los cuales la hacían sentirse segura, ella estaba un poco sonrojada por lo sucedido.
-Mmm…era el último-, dijo James.
-Mmm… ¿que hora es?-, preguntó Emily
-Son las…-, dijo James mientras volteaba a ver su reloj. -once cuarenta y cinco
-Es tarde-, dijo Emily. -¿debemos ir al despacho de McGonagall?
-Creo que si-, respondió James, y se fueron hacia el despacho de McGonagall.
.-.-. DANNA Y ROBERT.-.-.-.
-¿Hasta que tenemos un momento juntos, verdad?–, Danna iba agarrada de la mano de Robert en camino a la Torre de Astronomía.
-Si en el lago ni nos dejaban acercarnos, y ya ves, nos pusieron juntos-, dijo Robert.
-Pues la verdad, si, pareciera como si Dumbledore le haya dicho a la Goga esa que somos novios-, Decía Danna algo sospechosa, pues ella creía que Dumbledore ya sabía lo de ellos
-No, no creo que sepan algo, la verdad, están muy estúpidos como para darse cuenta de esto.
-Ah si, ¿y que tal si nos vieran besándonos o agarrados de la mando en algún pasillo?
-¿Y que tal si nos vieran besándonos aquí, en este salón?-, preguntó Robert empezando a coquetear con ella.
-Mmm, no estaría nada mal sabes-. En eso Danna se le va acercando poco a poco a Robert, que al no resistir más la empezó a besar. Ambos siguieron el mismo juego…
-Detente, yo creo que esto no es necesario-, Danna tenía miedo de lo que pudiera suceder.
-Tranquila tu solo déjate llevar-, A Robert parecía no inquietarle lo que fuera a suceder, le empezó a acariciar los brazos, sentir su dulce piel, el aroma de su cuerpo.
Danna se fue soltando poco a poco, estaba menos nerviosa y comenzaba a corresponder a las caricias de Robert.
Sus cuerpos cada vez se sentían más juntos, los besos agarraban velocidad, les gustaba sentir esa sensación que les recorría cada parte de su cuerpo.
Las manos de Danna recorrían coquetas la espalda de Robert y sensualmente fue retirando la túnica escarlata de aquel que jugaba con sus labios y le causaba tantas sensaciones.
La túnica de Robert calló al suelo y levanto un poco de polvo que se encontraba ahí.
El polvo se elevó a la cara de los chicos haciéndolos toser y romper.
Se separaron unos centímetros y al abrir los ojos se encontraron frente a frente Robert con las manos en la cintura de Danna (con intereses de ir más abajo de la cintura) y Danna con las suyas en la espalda de él y otra sobre su nuca.
-Jeje, que.. ¿Qué estábamos haciendo?- preguntó Danna algo apenada por lo sucedido.
Ambos se sonrojaron al verse en tal situación ((N/a: posición -.-))…
-Ejem, yo creo que nos dejamos llevar por el momento ¿no?-, preguntó Robert
-Hem, creo que si, mas vale qué te pongas la túnica y hagamos lo que nos pidieron.-, A Danna le preocupaba que alguien los viera en tal situación.
-Bueno, ¿me la podrías pasar, por favor?-, preguntó Robert algo apenado.
-Si, espera-, respondió Danna al momento en que se agachaba.
Danna le pasó la túnica, se la puso ((N/a: hay que sexy la Danna!)), le dio un beso en la mejilla y se fue a ver los mapas celestes y Robert se fue a limpiar las telescopios.
Después de unos minutos, oyen que alguien se aproxima.
-Hola chicos-, Era Judy. –Oigan ya es hora de que bajen al despacho de McGonagall.
-OK-, Dijeron ambos chicos, y bajaron junto con Judy.
.-.-.-.Flash back al salón de Aritmancia.-.-.-.
Sean se despidió a la puerta del salón de Aritmancia de Judy, esta, regresándole la despedida se encaminó hacia el salón de Historia de la Magia, que se encontraba justo al lado del de Aritmancia.
Su castigo consistía en poner en orden alfabético, las tareas de los alumnos de tercero. Se asustó al ver una gran pila de hojas dentro de un cajón del escritorio que parecía no tener fin.
Los minutos pasaban y aún no terminaba de encontrar las tareas de los alumnos cuyos apellidos comenzaban con A, y eso que hasta el momento llevaba 34 tareas.
Mientras cumplía silencioso su castigo, observaba atento el salón. La pared estaba pintada de un verde chillón como el de un limón. Estas estaban casi cubiertas en su totalidad por cuadros extraños y muchas ventanas que hacían de este salón, uno de los más iluminados en Hogwarts.
En uno de esos segundos de embobamiento le estremeció un grito muy fuerte proveniente del salón de Historia de la Magia. Sin pensarlo dos veces dejó las tareas a un lado y corrió hacia el salón donde se hallaba Judy.
.-.-.-.En el salón de Historia de la Magia.-.-.-.
Judy se despidió de Sean y se dirigió hacia su castigo en el salón de Historia de la Magia. Dicho castigo consistía en ordenar 10 líneas del tiempo del Profesor Binns. Esto a ella no le pesaba demasiado, pues prefería eso a tener que estar limpiando telescopios en la torre de Astronomía ((N/a: que ingenua... ¡¡pensaba que estaban limpiando telescopios!... que poco conoce a su prima Danna)).
Resignada, se acercó a una gran mesa en la que estaban las líneas del tiempo y comenzó su labor mientras tarareaba unas canciones que le gustaban mucho y no se podía sacar de la cabeza.
Pero cuando tomó la sexta línea del tiempo, una gran, horrible, espeluznante araña patona salió de la nada. Su piel se puso chinita, sintió un gran calor que se le expandió rápidamente por todo su cuerpo y de su garganta salió un grito desgarrador. Su mirada se nubló poco a poco y segundos después cayó inválida al suelo de susto.
Cuando despertó, su vista se encontraba nublada y al abrir los ojos, lo primero de lo que se pudieron percatar era a Sean sentado a su lado viéndola asustado.
-¡Judy, por fin despiertas, ¿Qué te pasó?-, preguntó el chico rápidamente cuando se dio cuenta de que ella había despertado. Sus ojos color miel expresaban claramente su preocupación.
-Ehh...-, musitó ella intentando abrir más los ojos para entender lo que pasaba a su alrededor.
-¿Necesitas algo? ¡¿Dime qué te pasa!-, exclamó el muchacho desesperado al ver como ella se movía muy raro en el suelo.
-¡¡ ¿Dónde esta!-, exclamó ella cuando recobró la vista y tuvo el equilibrio suficiente para sentarse. -¡¡ ¿Dónde esta!-, repitió mirando paranoicamente hacia todas direcciones.
-¿Dónde esta qué?-, le preguntó Sean con el entrecejo fruncido y mirándola divertido.
-La... la... ¡la araña!-, dijo ella mientras se abalanzaba al hombro de Sean. Éste se sonrojo ligeramente y se limitó a abrazarla. –Ahí... ¡¡ahí esta!-, gritó ella en su oído dejándolo aturdido.
-Eh, tranquila-, dijo él sutilmente separándola de sí mismo suavemente y girándose hacia donde ella apuntaba paranoica-, ¿Estas así por esa pequeña araña patona?-, preguntó él con cara de "no me lo puedo creer". Judy asintió rápidamente con la cabeza, unas angustiadas lágrimas se deslizaban por sus mejillas. –Ya, ya, no llores más que ahora mismo me deshago de ella-, dijo el sonriendo cálidamente intentando tranquilizarla, pero en su interior se moría de ganas por carcajearse con la escena. ((N/a: Ayy que malo!))
Sean se levantó lentamente y se quitó uno de sus negros y limpios zapatos negros del uniforme, lo tomó en su mano derecha y ¡¡plaff! La araña murió aplastada. ((N/a: guardemos un segundo de silencio en honor a la araña patona que en paz descanse xD))
-Listo, asunto solucionado, ya tranquilízate y deja de llorar-, dijo el tiernamente mientras se le acercaba caminando. Se agachó para sentarse a su lado y, después de pensarlo dos veces, la abrazó protectoramente. ((N/a: ¡¡aquí no hay nada! Ellos son solo amigos...))
-Gracias-, respondió ella muy tímida una vez que se le pasó el susto. Ella estaba toda sonrojada, no por el hecho de que Sean la estuviera abrazando, pues ella lo sentía como otro hermano mayor, pero si le apenaba la vergüenza que pasó ella con todo ese lío. Le preocupaba que ahora él pensara que era demasiado rara.
-No te preocupes, todos tenemos alguna fobia, no le diré a nadie-, Dijo el dejando de abrazarla. Al verle la cara de apenada se dio cuenta de que ella pensaba que había pasado una vergüenza. Ella no respondió palabra, solo agachó su cabeza hacia el suelo y sonrió levemente.
-Por ejemplo-, continuó Sean –Mi peor temor es la depresión-, Sean notó como el entrecejo de Judy se fruncía en señal de extrañeza. –Si, mira, la depresión puede llegar a suicidio...-, dijo él bajando la cabeza hacia el suelo, estaba llegando a un punto muy emotivo y personal de su ser.
-Si quieres déjalo ahí-, dijo Judy notando como Sean estaba tocando algo importante para él. –Pero si quieres contarlo, sabes que seré como una tumba y estoy dispuesta a ayudarte en lo que pueda...-, concluyó tímida.
-Se que puedo confiar en ti... Lo que sucede es que, lo que sucedió es que...-, parecía que las palabras salían muy forzadamente de la garganta ((N/a: más bien corazón)). –Mi padre se suicidó después de una depresión muy fuerte que le dio.-, tanto Sean como Judy sentían que les daba un vuelco el corazón, pero después de esto nadie musitó palabra.
-Ohh, ¡mira que hora es, ya deberíamos estar en el despacho de McGonagall-, dijo el preocupado y poniéndose de pie. Le ofreció la mano para ayudarla a pararse ((N/a: eso Sean! Tu si eres un caballero!)) Y ambos salieron del salón en dirección de la oficina de McGonagall.
-Espera, iré a avisarle a Danna-, dijo ella como si hubiera recordado algo muy importante.
-Te acompaño-, dijo él sonriéndole.
-De acuerdo-, respondió ella mucho menos apenada que hace unos minutos. Ella sentía que la confesión de Sean los había unido mucho, y si antes lo veía como un hermano, ahora lo sentía como su mejor amigo y además su hermano.
Juntos caminaron silenciosos por los pasillos hasta que llegaron a la torre de Astronomía.
-Hola chicos-, dijo Judy al entrar al salón donde se encontraban Danna y Robert. Judy le dirigió un guiño de ojo a su prima. - Oigan ya es hora de que bajen al despacho de McGonagall.
.-.-.-. En las Mazmorras.-.-.-.
Daphne caminaba resignada a través de los húmedos pasillos que la encaminaban hacia las mazmorras, en donde seguramente ya la aguardaba el amargado de Snape con un gran castigo.
-"¿Por qué siendo la más obediente me mandan a mi al peor sitio?"-, se reprochaba en silencio mientras caminaba mirando al sucio suelo.
-Se ha retrasado mucho señorita Weasley...-, dijo una voz tan grave que la hizo estremecer, era sin duda Snape.
-Lo... lo siento profesor-, a pesar de que Snape era ya un anciano, su presencia seguía exigiendo sumo respeto y... ¿por que no?... temor el algunos alumnos.
-Déjese de tonterías que tiene usted mucho que hacer y yo mucho que supervisar...-, Snape entró a la mazmorra, esperando que ella le imitara.
Cuando se encontraron dentro de la mazmorra, enseguida Daphne se dio cuenta de en que consistía su trabajo. Varias decenas de calderos sucios estaban esperándola en fila... esta seria una tarde muy larga...
-Toma esos trapos de ahí y comienza a limpiar con esta poción-, le indicó Snape tendiéndole una poción de aspecto amarillento. –Tengo que supervisarla por que esta poción que le entrego puede reaccionar desastrosamente con otra que este en alguno de los calderos-, su largo dedo apuntaba fríamente a los calderos. Daphne se tuvo que conformar con guardar silencio y comenzar a trabajar.
En situaciones normales hubiera sido desagradable la labor, pero esto era demasiado. Además de tener que limpiar unos 40 calderos, estaba siendo vigilada por Snape. Eso significaba que no podía descansar, no podía hablar en voz alta, no podría hacer nada sin que el profesor la regañara.
Cuando llevaba poco más de la mitad de los calderos limpios, sucedió algo que ella agradeció mucho.
-Severus, me temo que tenemos un problema. Nos han reportado que algún alumno intentó robar una poción de tu despacho, necesitamos que vengas a identificar la poción faltante-, era la profesora McGonagall, que muy apenas y volteó a ver a Daphne.
-Ahora mismo iré profesora, pero tenemos un pequeño inconveniente-, dijo arrastrando las palabras y deteniendo a la maestra que ya agarraba camino hacia el despacho.
-¿Cuál es el inconveniente Severus?-, preguntó curiosa Minerva con el entrecejo fruncido.
-La señorita Weasley-, la aludida dejo de hacer su deber y le miro confundida. –Es lógico que si la pudiera dejar aquí sola no hubiera estado perdiendo el tiempo todo este rato...-, los ojos de Snape de rolaban de Daphne a Minerva y de Minerva a Daphne.
-Eso no es problema Snape, antes de venir por ti he encontrado a William Emery y le he dicho que venga para acá, ambos sabemos lo bueno que es ese muchacho en pociones, creo que podemos confiar en el...-, dijo McGonagall arqueando la ceja.
-De acuerdo-, desistió Snape. –Puede descansar Weasley, pero en cuanto llegue William aquí continué su trabajo-, finalizó Snape abandonando las mazmorras. Los ojos de Daphne brillaban de ilusión, William estaría con ella en unos minutos más y podrían pasar unos minutos juntos, ¡y sin que nadie sospechara!.
-"Definitivamente después de la tormenta viene la calma"-, murmuró para si misma Daphne sonriente.
Pasaron un par de minutos en los que no ocurrió nada digno de ser comentado, hasta que por la puerta de la mazmorra se asomó un muchacho de tez pálida, ojos azules y cabello corto y rubio.
-Hola William-, saludó contenta pero tímida Daphne.
-Hola Daph-, regresó el saludo William, acercándose lentamente a ella.
-Que agradable casualidad ¿no crees?-, preguntó ella coquetamente.
-Vaya que sí-, respondió él sonriéndole. –McGonagall me encontró en el pasillo y me pidió que viniera para acá, pero no me dijo que estaría tan bien acompañado-, terminó. El se sentó al lado de ella en silencio.
-Bueno, si quiero terminar hoy más me vale continuar limpiando estos calderos...-, dijo Daphne rompiendo el cálido silencio que los había estado envolviendo por unos segundos. Pero sintió como él la tomó de la mano aferrado a que ella no se alejara de su lado.
-No te alejes de mi-, pidió William levantándose de su sitio. Ella se acercó a él mirándolo fijamente a los ojos hasta el momento en que cada uno podía sentir la cálida y agitada respiración del otro. –Sabes bien lo que siento por ti...-, le susurró al oído justo después de abrazarla tierna y delicadamente.
Daphne estaba sin palabras y totalmente sonrojada, no era la primera vez que él se lo decía. Ella realmente no sabía por que aún no le había expresado que sus sentimientos le corresponden, quizá timidez.
-Yo...yo...-, Daphne murmuraba en su intento por expresarle sus sentimientos, pero las palabras indicadas se le atoraban en el corazón.
-Si lo que necesitas es tiempo te esperaré el que sea necesario-, la interrumpió rompiendo sutilmente con el abrazo y mirándola a esos encantadores ojos miel que desde un principio le habían hechizado.
Ella, sintiendo de nuevo su respiración y mirándolo a sus hermosos ojos azules, asintió con la cabeza y le dedicó una tierna sonrisa.
-Y por los calderos no te preocupes, yo te ayudaré, así seguro que acabamos más rápido-, le dijo William cordialmente... No parecía un Slytherin.
-Gracias pero es mi castigo, tu solo tienes que supervisarme...-, respondió ella tomando la frazada y la poción para limpiar los calderos.
-¿Qué clase de caballero sería si hiciera eso?-, preguntó William frunciendo en entrecejo a la vez que sonreía.
-"Él es tan encantador, Daphne no puedes perderlo... no puedes"-, pensaba en silencio la Weasley mirando encantada a su acompañante.
-Muchas gracias entonces-, agradeció ella.
-Es un placer poder ayudarte-, comentó el Slytherin. –"Jamás en mi vida creí verme limpiando calderos, pero tendré que intentarlo... ¡Lo que hace uno por amor!"-, pensaba en silencio William tomando otro trapo y otra poción.
Ambos se pusieron a trabajar en silencio. William luchaba por quitar una mancha de poción de metalobos de un caldero, pero esta se resistía impresionantemente. Daphne miraba la escena en silencio, pero una sonrisa delataba que se estaba divirtiendo con los aprietos de su compañero. Después de terminar el penúltimo caldero y varios minutos de observarlo decidió ayudarle.
-Espera, te ayudaré-, dijo dejando su caldero y aproximándose a él.
-No es necesario, lo tengo todo bajo control-, mintió el ojiazul.
-Yo que se no es así-, rió Daphne. –Mira, rocía un poco más de poción en la tela-, ella estaba sosteniendo sus manos. –Y frota así-, ella le había tomado su mano para explicarle, y cuando se dio cuenta pareciera que lo estaba abrazando y tomándolo de la mano. En seguida se sonrojó y lo soltó.
-No tienes idea de lo agradable que es para mi cuando ambos estamos tan cerca...-, comentó William mirándola. –Y perdona si te incomodo pero por tu rostro tengo la esperanza de que a ti tampoco te es desagradable...-, notó él.
-"Daphne las cosas se están dando solas como por arte de magia, no lo desaproveches"-, pensó para sí ella después de escuchar las palabras de William.
-Puedo notar... que tienes muy buena intuición-, dijo sencillamente ella sonriéndole y esperando su respuesta halla sido lo suficientemente entendible. Él se acercó de nuevo a ella, tomándola de ambas manos y envolviéndolas con las suyas. Ella se acercó sutilmente a él, hasta que sus labios estuvieron separados solo por el aire que respiraban, fue ahí cuando ambos se acercaron lentamente el uno al otro hasta quedar unidos por un tierno beso.
Así duraron varios minutos, en que los pensamientos de ambos se aclaraban...
-"Esto que siento no es simple atracción, yo se que esto es algo más que eso... lo siento en el corazón"-, pensaba Daphne.
-"Si pensaba que la quería estaba muy equivocado... yo a esta encantadora chica no la quiero... estoy enamorado de ella"-, pensaba William.
Cuando el beso llegó a su indeseado final, ambos se separaron lenta y delicadamente. Después se miraron a los ojos sin poder articular una sola palabra.
Para arruinar en perfecto momento que se había suscitado, Snape entró en las mazmorras.
-Señorita Weasley es hora de que vaya al despacho de la profesora McGonagall, y Emery, a su sala común. -, ordenó imperativamente Severus dejándolos solos de nuevo.
-¿Hasta pronto?-, preguntó Daphne alzando la ceja y sonriendo.
-Tómalo por hecho-, respondió el guiñándole el ojo y saliendo de la mazmorra. Ella le imitó, pero ambos tomaron caminos distintos.
.-.-.-. En Encantamientos.-.-.-.
Al llegar a Encantamientos, Gustav y Jenny se dieron cuenta de que no estaban solos, sino que les acompañaba el profesor Flitwick.
Éste, al darse cuenta de que los chicos estaban en la puerta viéndolo acomodar los libros se sorprendió.
-Niños, ¿se les ofrece algo?–, Pregunto Flitwick, haciéndoles un ademán para que entraran.
-Pues…-, a Jenny se le acababa d ocurrir una idea. –La verdad, no Profesor, solo pasábamos por aquí–, Terminó Jenny, al mismo tiempo en que jalaba a Gustav afuera del salón.
-Adiós Profesor Flitwick-, Alcanzó a decir Gustav justo al momento en que Jenny cerraba la puerta.
-¿Y ahora tu que traes?–, Preguntó Gustav confundido.
-¡Que no te diste cuenta! ¡Flitwick ni sabia que nos castigaron!-, Bufó Jenny.
-Er.. Bueno y ¿que pretendes hacer ahora?-, le preguntó Gustav.
-Escaparnos, ¿qué otra cosa?–, Susurró Jenny con la intención de que unos niños de primero no la oyesen.
-Bueno, esta bien, ¿y a dónde vamos?-, Preguntó Gustav.
-Haces muchas preguntas sabes… Hay un lugar que hace mucho que te quiero enseñar, sígueme–, Y dicho esto Jenny se llevó a Gustav de la mano hacia el lugar "Secreto" que prometió llevarle.
Después de estar un rato caminando por todo el castillo llegaron justo a un pasillo sin salida, Jenny pasó unas tres veces sin decir nada y muy concentrada en alguna cosa. Gustav se sorprendió al ver una puerta aparecer frente a sus ojos, estaba muy sorprendido como para articular palabra alguna.
-Vamos-, dijo Jenny tomándolo nuevamente de la mano y entrando a aquella habitación.
-¿En dónde estamos?-, le preguntó Gustav finalmente. Al entrar a la habitación, vieron que la habitación estaba iluminada por velas. En el centro, una mesa preparada para dos, con dos velas. La habitación estaba levemente iluminada, dando un ambiente romántico.
-En la sala de los menesteres-, comentó Jenny con una sonrisa en su rostro. -El que pase por el frente de esta sala con alguna necesidad se le aparece con justo lo necesario para la situación-, concluyó.
-O.o nunca había oído de ella-, dijo Gustav algo confundido.
-Bueno, pues, ya oíste de ella-, dijo Jenny. -¿Tienes hambre?-, dijo Jenny señalando la mesa al centro de la habitación.
-Si-, dijo Gustav, movió la silla para que Jenny se sentara ((N/a: como todo buen caballero xD)) y luego se sentó él.
La cena estuvo deliciosa y los dos la disfrutaron mucho, spaghetti a la boloñesa con queso parmesano, zumo de manzana, eso fue lo que degustaron sus sentidos en aquella maravillosa velada.
Al terminar la cena, en el ambiente se podía respirar un olor exquisito a rosa campestre, y una sutil música comenzó a llenar el ambiente.
-¿Quieres bailar?-, le preguntó Gustav ofreciéndole su mano con toda caballerosidad. Ella dudó un momento y lo miró con una sonrisa antes de aceptar su invitación y comenzar a bailar al compás de la romántica música.
Ambos, bailando muy unidos el uno al otro, dejaron que el tiempo pasará sin afectarles, hasta que a la mente de Gustav regresó el castigo.
-¿No deberíamos irnos ya a la oficina de McGonagall?-, le preguntó, separándose sutilmente de ella.
-Tienes razón, vamonos-, aceptó ella tomándolo de la mano y saliendo de la Sala de los Menesteres.
.-.-.-.En el despacho de McGonagall.-.-.-.
En ese amplio despacho, todo ordenado y sumamente limpio, ya se encontraban la profesora junto con cinco chicas y otros cuatro chicos de su misma edad. Todos esperaban que la profesora rompiera el silencio, pero ésta solo los miraba con curiosidad y el ceño fruncido.
-Creo que eso bastará para que moderen su comportamiento-, dijo al fin dejándolos salir de su despacho confundidos.
Pero la confusión salió casi de inmediato de sus traviesas mentes, pues al salir del despacho comenzaron a gritar y saltar alegres, y planeando su siguiente día en Hogsmade.
((N/a: si alguien sabe la ubicación exacta del salón de Aritmancia, favor de comunicarse con nosotras en pero aquí decidimos ponerlo a un lado del salón de Historia de la Magia, Gracias n.n))
