Capítulo 9:
Al sacar el libro, la escalera empezó a temblar hasta que el escalón de abajo se abrió y la escalera no terminaba en el suelo, sino que seguía más allá de éste.
El joven auror estaba anonadado por lo ocurrido y sacudió su cabeza para poder reaccionar, abrió el libro que estaba en sus manos y las páginas estaban en blanco. Lo cerró incrédulo y limpió el polvo del lomo. No había nada escrito, el hermoso y brillante lomo dorado no contenía palabras así que dejó el libro en el estante.
Dirigió lentamente su mirada hasta la parte en que las escaleras iban hasta más debajo de las cerámicas del suelo. Bajó poco a poco los escalones hasta quedar a uno para adentrarse en aquel lugar.
No se podía ver nada, era muy oscuro para lograr ver si terminaban los escalones o si era muy angosta la escalera. Se mordió el labio inferior y sacó su varita.
- Lumus – dijo casi en un susurro y se adentró en la oscuridad de las escaleras.
Estaba muy frío allí adentro. Las paredes de piedra estaban cubiertas de telarañas y mucho polvo. Mientras Harry caminaba escuchó un crujido debajo de su pie, lo levantó y vio una masa de forma indefinida en su zapato. Cerró los ojos y siguió bajando las escaleras de caracol.
A medida que iba bajando el frío se iba haciendo cada vez más intenso. Veía como el típico humito blanco salía si soplaba. Empezó a caminar un poco más rápido, porque parecía que bajaba y bajaba, pero que eso nunca tenía fin.
Ya habían pasado mucho tiempo desde que se adentro en la extraña escalera y empezó a sentir mucho calor, la temperatura comenzó a subir y sentía como la cabeza le empezaba a doler, pero no le dio importancia, comenzó a bajar más rápido aún.
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Ron y Hermione se dirigían con paso seguro a la oficina de la profesora McGonagall. Cuando llegaron a la puerta Hermione suspiró y Ron impaciente llamó a la puerta, pero después de las repetidas veces que habían hecho lo mismo nadie contestaba.
- Entremos... – dijo Ron a punto de un colapso nervioso.
- Bien – contestó Hermione y al decir esto el pelirrojo giró el pomo de la puerta.
El despacho estaba como siempre, ordenado y muy limpio. La profesora al parecer no se hallaba allí. Hermione vio en su escritorio algunos pergaminos y papeles que se encontraban y vio una hoja que contenía los horarios de clase.
- ¡Maldición! – gritó Ron y golpeó con los nudillos el estante en donde estaban los trofeos de Gryffindor.
- Está dando clases de Transformaciones a los de sexto – dijo unos minutos después tímidamente la castaña y se acercó al pelirrojo.
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No sabía cuánto tiempo había estado caminando y bajando escalones, pero ya no le importaba. El calor se empezaba a hacer insoportable y tuvo que deshacerse de su chaqueta dejándola botada en algún escalón.
Cerró fuertemente los ojos, su cicatriz empezaba a arderle. Hacía años que eso no le pasaba, exactamente desde hace siete años. ¿Razón? Simple, cuando Lord Voldemort comenzó a romperle su varita.
Todos sus amigos estaban botados en el suelo. Ron estaba bañado en sangre con la varita en su mano mientras tenía el cadáver de Colagusano al lado izquierdo suyo. Luna estaba con múltiples cortaduras en su rostro y mucha sangre en su mano derecha, ella estaba sentada en las paredes de roca con los ojos cerrados. Neville tirado en el suelo con muchos trozos de vidrios a su lado, el hechizo que le había mandado Bellatrix causó que saliera volando hasta un estante con los trofeos del colegio, junto a su varita tres metros lejos de él.
Sólo estaban combatiendo a Voldemort Hermione, Ginny y él.
- ¡Temes que sea una Sangre Sucia, Riddle! – gritó furiosa y con sangre en su labio inferior Hermione levantándose del suelo
Voldemort estaba peleando con Harry en esos momentos y al oír aquellas palabras de Hermione se dio vuelta y se acercó a ella.
- Será mejor que cierres esa boca, porque sino yo lo haré – la amenazó y tomó con sus escamosas manos el cuello de la chica – Me las pagarás, Sangre Inmunda... – y la alzó del suelo haciendo que el aire le empezara a faltar y acto seguido la soltó.
Hermione cayó bruscamente al duro suelo del castillo y comenzó a toser sangre y quedó inconsciente.
- ¡Eres un asqueroso asesino! – reclamó Ginny llegando a dónde se encontraban Hermione y Harry.
Harry miró con odio a Voldemort por hacerle eso a Hermione, recogió la varita del suelo. Miró con duda a Ginny, no quería que nada le pasara a ella, tenía que ponerla a salvo, salvarla del demente de Riddle.
- Veamos si puedes repetir eso otra vez niñita... – y Voldemort apuntó con su varita a Ginny que estaba quieta y conteniendo la respiración del miedo que sentía.
- ¡Déjala tranquila! – gritó enfurecido Harry - ¡Expelliarmus! – y una onda de aire salió de su varita hasta que llegó a Voldemort que lo desarmó y cayó en el suelo.
- ¡Harry! – dijo Ginny corriendo hasta su novio tomando con sus dos manos su rostro – No estás muy bien... – y bajo su mano izquierda hasta su hombro – herido – concluyó ella sacando su mano y viendo que estaba cubierta de sangre.
- No te preocupes, Gin – dijo sonriendo débilmente Harry
- Conmovedora escena de amor – dijo aplaudiendo Voldemort que se acercaba a ellos con su varita apuntándolos...
Sacudió su cabeza para no volver a recordar aquella noche. Levantó la vista del suelo con pesadez, ya que el dolor de la cicatriz iba en aumento y se encontró en el último peldaño de la escalera.
Puso sus dos pies al fin en el piso y unas antorchas se encendieron.
- Nox – dijo y la luz de la varita se extinguió.
Comenzó a examinar extasiado aquella habitación a la que había llegado. Todo era impresionante, al igual que todas las cosas del profesor Dumbledore.
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Hermione se acercaba lentamente al pelirrojo que estaba frente suyo. Lo veía con ternura y timidez, en verdad nunca se imaginó ver así a Ron, pero el caso lo ameritaba. Se veía impaciente, enojado, confundido y muy decepcionado.
El jugador de Quiddittch estaba con los ojos cerrados y su codo apoyado en el estante que había golpeado. Se sentía tan mal, tan confundido, tan enojado y decepcionado, por alguna extraña razón, pero sentía que algo no había hecho bien o alguien le había fallado para sentir ese vacío dentro de él. Sintió como alguien lo abrazaba por la espalda y se dio vuelta, allí estaba Hermione abrazándolo.
- ¿Por qué me abrazas? – le preguntó sorprendido Ron.
- Porque no me gusta verte así, me gusta ver al Ron divertido y que intenta alegrar la vida de los demás – respondió con los ojos cerrados y con una melancólica sonrisa.
- No lo sabía, creía que te gustaría que me tomara en serio los problemas...
- Es cierto, pero...No sé cómo explicártelo, pero no debes descontrolarte ni desesperaste – aconsejó la castaña hundiendo su rostro en el pecho del muchacho.
Diferentes emociones y pensamientos cruzaban en el corazón y mente respectivamente de cada uno.
Ron estaba sorprendido, pero a la vez. La joven aurora se preocupaba por él, se acordaba de cómo es él y lo más importante es que quería estar a su lado, lo estaba apoyando, estaba a su lado en ese mismo instante.
Con sus musculosos y fuertes brazos rodeo la cintura de la muchacha para completar plenamente ese abrazo.
Hermione estaba en un dilema interno. Una parte de ella, sus pensamientos la hacían acordarse del sufrimiento que le había causado el pelirrojo, todo lo que lloró por él y todas esas noches en vela intentando solucionar las cosas, pero nada de eso funcionó y terminaron.
Pero sus emociones también se hacían presentes. Ella sabía que debía apoyarlo y aconsejarlo en lo que fuera. Que cuando hablaba con él su corazón comenzaba a latir más fuerte y que su sonrisa ilumina su día. Aunque hubiera estado con Seth y deverdad haya estado enamorada de él, nadie podía alegrar su corazón con la sonrisa, a excepción que la de Ron.
Cuando sintió los brazos de Ron alrededor de su cintura se estremeció un poco, pero el pelirrojo no lo notó. Ella acercó más sus brazos hasta tocar con completa libertad la espalda de él. Respiró profundo el aroma de Ron y subió la vista.
Los ojos azules y los cafés se encontraron. Los corazones de los jóvenes comenzaron a latir aceleradamente mientras la respiración de cada uno comenzaba a hacerse entrecortada...
oooooooooo
La habitación era inmensa. Podía decirse que era como una oficina privada de Dumbledore. Una gran mesa rectangular de madera estaba en el centro con unas sillas de madera, al igual que la mesa, con unas fundas color burdeo. En la cabecera de un extremo se encontraba una gran mesa, que parecía el trono de un rey o algo parecido a eso. Al frente de la silla, en la mesa se encontraban rollos de pergaminos extendidos en blanco y un tintero con la pluma en él.
Habían estantes llenos de libros en las cuatro paredes. Libros de diferentes colores y tamaños.
Harry parpadeó numeradas veces y el dolor de la cicatriz comenzó a desaparecer hasta que ya no sentía ese ardor que le punzaba en su frente. Suspiró aliviado, pero a la vez confundido, debía averiguar porqué comenzó a dolerle y porqué los recuerdos de la caída de Tom Riddle apareció en su mente.
Se acercó a los libros y comenzó a pasar su dedo índice por los lomos, hasta que se detuvo en uno muy particular.
Un grueso libro azul marino con dos líneas horizontales de color dorado en cada extremo. Lo sacó con mucha dificultad, porque era muy pesado y lo cargó en sus brazos hasta que llegó a la mesa y lo tiró allí. Al tirarlo la mesa tembló al igual que toda la habitación.
El joven auror arrugó el entrecejo y se sentó en la silla enorme de la cabecera, el denominado trono, y abrió el libro.
Una enorme sonrisa se dibujó en su rostro unos segundos después de haber hojeado ese libro.
El libro no era un libro, era: "Álbum de Fotos y Recuerdos de todas las salidas de los Directores del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería".
- Esto debe ser eso de la pista. El pasado de los amigos, alegrías y tristezas – dijo en voz alta Harry mientras suspiraba satisfecho.
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Sus rostros comenzaron a acercarse lentamente, Ron comenzó a cerrar los ojos, pero los de Hermione comenzaron a llenarse de lágrimas y se separó bruscamente de él.
Él abrió los ojos y miró interrogante a la muchacha que estaba a espaldas suyo. Se acercó a ella y la tomó por los hombros para darla vuelta e hizo aquello. Descubrió que ella estaba sollozando en silencio.
- ¿Por qué hiciste eso¿Por qué lloras? – le preguntó enojado y confundido a la vez.
- No puedo besarte, Ron – respondió ella secándose las lágrimas de sus mejillas – No después de todo lo que sufrí por tu culpa.
- De verdad yo lo siento, Hermione. Sé que estaba muy distante de ti, estaba demasiado emocionado y feliz con eso de ser famoso y reconocido que te dejé de lado de mi vida, pero me arrepiento y no quiero alejarte nuevamente, quiero que estés en ella...
- Yo no puedo estar en tu vida, yo no debo estar en tu vida, no puedes hacer que esté en ella si ni siquiera me conoces – replicó ella seriamente.
- ¿Cómo que no te conozco? – preguntó irónicamente él.
- Han pasado muchas cosas estos últimos tres años y mucho antes de que fuéramos novios para que vuelva a tu vida, podemos ser amigos...Pero no más que eso... – le dijo ella y sus ojos se llenaron nuevamente de lágrimas – Ahora me voy, nos vemos después con Luna y Neville para buscar a Harry...Adiós – y salió de la oficina rápidamente.
Ron se quedó mirando fijamente la puerta, mientras millones de sentimientos y preguntas cruzaban en su mente...
Hermione iba a paso rápido por el pasillo. Estaba con la mirada en el suelo que no se dio cuenta con quién acababa de tropezarse. Levantó la vista y se sorprendió, mientras unos brazos se posaban en su cintura y unos labios besaban los suyos.
- Hola, Hermy. Pensé que debíamos hablar después de todos los días que nos hemos separado...
- Seth... – sólo dijo ella mirando fijamente esos ojos pardos que estaban delante de ella – Gracias por haber venido, gracias por siempre apoyarme con todos los problemas que tuve cuándo nos conocimos – y lo abrazó efusivamente.
- Vamos preciosa, no llores – replicó él sonriendo y con su dedo secó una lágrima que rodaba en la mejilla de la castaña - Al parecer me extrañaste, eso me alegra, porque yo también te extrañé mucho y discúlpame por haber estado con Marissa ese día...
- Y yo por pegarte en la cara y rechazar tu propuesta de matrimonio de esa forma – dijo ella sonriendo tiernamente.
Y se acercaron para besarse en los labios mientras un pelirrojo que venía dando la vuelta por el pasillo vio como se besaban y dio media vuelta para ir a estar unos momentos a solas...
Notas de la autora: Hola! Espero que les haya gustado este capítulo. En lo que respecta a mí, este ha sido uno de los pocos con los que he quedado satisfecha, creo que puse romance y misterio a la vez, así que eso hace que me sienta orgullosa de mi misma.
Bien, quiero explicar algo a todos los lectores de la historia:
El romance viene poco a poco y tal vez en un capítulo ponga mucho romance y en otro lo único que demuestre los sentimientos de los demás es un abrazo, una mira o una sonrisa. Así que me disculpo si a veces pongo más el caso del secuestro, pero prefiero, por el momento, averiguar dónde está Dumbledore, lo pueden estar matando...
Si ven que de verdad me excedí al dejar el tema del romance, avísenme de inmediato, me regañan y así podré entrar a la cordura nuevamente.
Muchas gracias x los reviews que he recibido hasta el momento, de verdad me impresiona y anima que muchas personas lean este fic, así que gracias a todos ustedes que la siguen.
Bueno, eso a sido todo x ahora
Besos, Sirenita
