Capítulo 12:
Las enfermeras pasaban de un lado a otro, los sanadores corrían de una sala a otra y la recepcionista revisaba los expedientes médicos de cada hospitalizado ese día. En la sala se encontraba una señora y un niño pequeño, la señora miraba el piso, el niño chasqueaba la lengua por el aburrimiento y movía constantemente los pies.
Esa noche, al parecer, la tendrían que pasar en San Mugo. El grupo había llevado a Ginny de urgencia al hospital y no se habían movido desde ese entonces de la Sala de Espera.
Ron estaba sentado junto a Neville y Luna, los últimos tomados de la mano, pero ninguno articulaba palabra alguna. El pelirrojo mantenía la vista fija en el piso.
Harry estaba apoyado en una pared de brazos cruzados observando la puerta donde estaba la sala de enfermos graves y de urgencia. Estaba sumamente preocupado por la pelirroja, los sanadores aún no les decían nada y eso podría significar que podría estar muy grave.
- Toma, tal vez una taza de café te haga mejor – le dijo Hermione ofreciéndole una – Estás muy pálido.
- Gracias – dijo el muchacho sin apartar la vista de la puerta y tomó la taza.
- Y para ustedes dos les traje café y un café con leche para la futura madre...
- Gracias – dijeron Ron, Luna y Neville mientras Hermione les pasaba las tazas.
- Luna deberías dormir un poco, en el estado en que estás no es aconsejable que te quedes toda lo noche sin dormir – opinó Hermione observándola sin sonreír.
- Tienes razón, si avisan algo de Ginny me despiertan¿vale? – y recostó su cabeza en el hombro de su esposo cerrando los ojos.
- ¿Dónde estuviste estas dos últimas horas? – le preguntó Ron a Hermione que se sentó a su lado.
- Fui a los archivos del ministerio, averigüé si alguien podría mandar órdenes a alguien sin varita y estas se cumplían – respondió ella.
- ¿Y encontraste algo?
- No...¡allí viene el sanador! – gritó Hermione viendo como un señor de bata blanca se les acercaba al grupo seguido de un Harry inmensamente preocupado.
- Buenas noches a todos – saludó el sanador – La señorita Weasley está bien – todos suspiraron de alivio – Se desmayó por dos razones: Falta de sueño y poca cantidad de sangre en su organismo.
- ¿Cantidad de sangre? – preguntó curioso Ron.
- Sí, al parecer a vomitado mucha sangre por el estrés que tiene en el trabajo. Además esta es la segunda vez que viene así...
- ¿Cómo? – inquirió preocupado Harry.
- La primera vez fue cuando recién entró a trabajar en "El Profeta" y vino con los mismos síntomas y la razón fue el estrés en el trabajo...
- Lo siento por preocuparlos – dijo una voz detrás del sanador y todos voltearon a ver que era Ginny – Es verdad, no he dormido los dos últimos días por entregar el reportaje para el periódico...
- Eres una irresponsable con tu salud – la regañó Hermione.
- Lo sé, pero...
- Nada de pero señorita Weasley, le daré licencia de una semana para que no vaya a trabajar al periódico y le daré esta poción – dijo enseñándole un frasco de un líquido rojo el sanador – para que pueda dormir un día completo y se sienta mucho mejor, además que meditara sobre la importancia del sueño¿de acuerdo?
- Ok, parece que he vuelto a Hogwarts con estos regaños... – respondió ella sonriendo.
Después de eso Neville y Luna fueron a su casa para poder descansar unas horas, Harry se fue al cuartel general de aurores. Hermione fue a su casa y los hermanos Weasley a la mansión.
Al día siguiente, como a las tres de la tarde Luna y Ron se reunieron para ir a Azkabán en busca de información si había algún prisionero fugado o si había pasado algo fuera de lo normal. Harry y Neville se juntaron en el Callejón Diagon y fueron a la tienda de túnicas, además que sabían que uno de los hombres de la foto donde aparece Dumbledore con tres hombres y dos mujeres era Brad Stiles.
Hermione y Ginny se quedaron en la casa de la primera mencionada para ver quienes eran los de la foto y buscar información sobre eso de las órdenes de Malfoy para Ginny y ella las seguía.
oooooooooo
Ron pasó su brazo derecho por los hombros de la rubia que tenía a su lado. Tenían que pasar frente a las celdas de los prisioneros y en cuanto vieron a uno Luna comenzó a llorar por la cruel imagen que habían visto.
Un hombre vestido con harapos y el pelo negro muy largo, hasta un poco más abajo que los hombros. Sus labios estaban resecos y sus ojos rojos, su rostro con múltiples cortaduras y heridas, además de las inmensas ojeras bajo sus ojos estaba golpeándose en una de las grandes paredes de piedra gritando que quería matarse, que ya no quería estar en ese lugar del demonio.
Ese hombre estaba loco, de seguro, por los dementores. Ron se acordó de los relatos de Sirius en las vacaciones de quinto año sobre el sentimiento de odio a tu propia vida sentías en Azkabán, porque tus recuerdos se los han llevado los dementores y sólo te quedas con los tristes apareciéndose en tu mente una y otra vez hasta que te suicidas o los dementores acaban con sacarte el alma.
- Buenas tardes, díganme en qué puedo ayudarlos – dijo un señor frente a los jóvenes.
- Buenas tardes, señor. Soy hermano de Ginevra Weasley, Ronald Weasley y ella es la señora Luna Longbottom, andamos buscando información de los prisioneros de Azkabán.
- Lo siento, pero no puedo darles ninguna información, es confidencial – respondió el hombre acomodándose sus gafas de media luna.
- Mire¿sabe el caso que ha ocurrido en Hogwarts? – le preguntó directamente observándolo a los ojos Luna.
- ¿El caso de Hogwarts?...¡El caso de Hogwarts! el se... – Ron se le acercó y le tapó la boca para que no siguiera hablando.
- No lo diga en voz alta, aquí hay prisioneros y muchos son mortífagos – le advirtió Ron negando con la cabeza.
- Está bien. Pasemos a mi oficina para que podamos conversar con más tranquilidad – dijo el señor sonriendo por primera vez.
Siguieron caminando por el largo corredor con las celdas de los prisioneros a los lados, pero ésta vez caminaron a paso rápido para ahorrarse la vista de los prisioneros. Llegaron a una puerta redonda y de madera con aplicaciones de metal en los contornos, el señor sacó su varita y apuntó la puerta, al hacer esto un leve chirrido sonó y la puerta se abrió.
Los jóvenes pasaron y llegaron a una pequeña oficina con un escritorio lleno de papeles y tinteros de pluma. Las paredes estaban tapadas por los muebles con cientos de gavetas donde estaban archivados alfabéticamente los prisioneros de Azkabán desde 1525. Al lado del escritorio vieron un basurero lleno de dulces con las envolturas de Honeydukes y una gran bolsa café con el nombre de la tienda.
- Disculpen el desorden, pero casi nadie viene acá – dijo el señor sentándose y con un movimiento de varita aparecieron dos sillas para que los jóvenes se sentaran – Tomen asiento, por favor.
- Bien, vinimos a averiguar quienes han sido los prisioneros que se han escapado de acá en los últimos meses – dijo Luna.
- ¡Luna! No hablen tan alto, que los prisioneros pueden escucharte - replicó Ron nervioso mirando como la puerta de la oficina estaba abierta dejando ver el pasillo con las celdas.
- No se preocupen, esta habitación está protegida con múltiples hechizos para que lo que se converse aquí no salga de esta oficina – informó el señor sonriendo – Entonces, veamos...veré quienes han sido los fugados en los últimos tres años – y se paró de su asiento.
Se acercó a una de las gavetas y la abrió, revisó cada uno de los expedientes en él. Luego de unos quince minutos volvió a tomar asiento y abrió dos expedientes. Ron y Luna se miraron impacientes y nerviosos a la vez y luego observaron que el señor iba a comenzar a hablar.
- Después que el señor Sirius Black escapara de la prisión nadie ha vuelto a hacerlo, porque reforzamos la seguridad. Cuando El Innombrable volvió a tener todo su poder los dementores escaparon y muchos de los mortífagos escaparon, pero gracias a que Harry Potter y sus amigos lo mataron, los aurores nos ayudaron a capturar a todos los mortífagos existentes en Europa, ya que Azkabán es la mejor prisión del continente. En América fueron a la prisión de las Catacumbas y nadie ha escapado hasta hora, en Oceanía fueron a la prisión bajo los arrecifes de mar y tampoco nadie se ha escapado, en Asia se escapó uno de la prisión de Urumchi, pero lo capturaron en Singapur y fue a la prisión del Nilo y nadie se ha escapado de allí... – informó el señor.
- Pero...en esta prisión... – dijo Ron intentando buscar las palabras correctas.
- Se han escapado dos, Draco Malfoy y Jack Vodanovic – dijo el señor con una voz más ronca aún – Al señor Malfoy no lo pudieron encontrar nunca, el señor Vodanovic escapó ayer en la noche después de causar un alboroto con los dementores.
- Vaya – fue lo único que alcanzó a decir Luna.
Después de unos cinco minutos más Ron y Luna se retiraron de la prisión para irse al departamento de Hermione a esperar que Harry y Neville llegaran para intercambiar la información averiguada.
- Pero primero vayamos a tomar un jugo y comer un pastel, tengo hambre – le pidió Luna sonriendo como niña pequeña.
- Está bien, sólo te hago caso porque estás en estado – respondió de mala gana Ron y se dirigieron a una cafetería en una de las tantas calles de Londres.
oooooooooo
Voldemort estaba puntando con su varita a los dos. Una sonrisa maliciosa se dibujo en su escamoso rostro y sus ojos rojos comenzaron a brillar de la emoción.
- ¡No te atrevas a hacerle nada a ella o sino juro que te mataré de la forma más dolorosa posible Riddle! – gritó Harry parándose frente a Ginny y viendo fijamente a los ojos de Voldemort.
Los ojos rojos de él y los verdes de Harry se encontraron y cada uno sintió un escalofrío al fijarse más aún en sus ojos. Harry hizo Legeremancia y entró en la mente de Voldemort y comenzó una pelea mental entre ellos dos.
Pero poco duró, ya que Voldemort tomó su varita y apuntó a Ginny. Una ola de fuego se dirigía a ella hasta que la derribó a la pared de piedra y Ginny quedó inconsciente y bañada en su propia sangre roja.
Harry miró con horror lo que le había pasado a su novia y se acercó hasta Voldemort.
- Eres un total asesino, no te bastó con matar a mis padres, hacerle esto a mis amigos, matar a mucha gente inocente, sino que también dejas así a mi novia – dijo cerrando los ojos el joven Potter y comenzó a sentir que el odio se apoderaba de sus palabras y sus pensamientos - ¡Avada Kadavra! – gritó Harry y un rayo verde se dirigió directo hasta Voldemort.
Pero Voldemort se movió mucho más rápido y puso su varita frente suyo, así que si varita recibió el impacto de la luz verde y ese rayo se transformó a color amarillo y se estableció la misma conexión que sucedió hace casi tres años, en cuarto...
- Harry, ya llegamos a la tienda – le dijo zarandeándolo un poco.
- Lo siento Neville, estaba pensando – dijo algo apenado Harry saliendo de los recuerdos de la caída de Voldemort.
- Lo noté si que estabas muy profundo en tus pensamientos, es la tercera vez que te digo que llegamos.
Harry observó la tienda de túnicas que estaba al frente suyo. Un gran letrero que decía: "Diagon's Tunics" de color blanco con pequeñas luces negras que se encendían y apagaban. La vitrina estaba repleta de túnicas de gala, de vestir y de Hogwarts. La puerta estaba cerrada y un letrero flotando delante de ella decía "Close for an hour".
Harry observó a Neville que lo miraba interrogante, el joven auror asintió con la cabeza
Se acercaron a la puerta y Harry llamó a esta, tocó numeradas veces hasta que gritó¡Abran! y una chica de unos veinte años abrió la puerta.
- ¿No ve que está cerrado por una hora¿Acaso está ciego? – preguntó de mal humor, pero cuando fijo su vista en la cicatriz de Harry ella abrió la boca incrédula - ¡lo siento mucho por haber dicho eso, señor Potter! En serio que yo no quería, no sabía que era usted...
- No se preocupe, señorita – dijo Harry interrumpiéndola y sonriendo – Me podría decir quién es usted.
- Soy Catherine Stiles, usted es Harry Potter y ¿usted? – le preguntó la mucha fijando sus ojos negros en Neville.
- Neville Longbottom – contestó Neville sonriendo.
- Mucho gusto en conocerlo¿qué se les ofrece? – preguntó la muchacha viendo con emoción a Harry.
- Venimos a hablar con la Marian Maguire... – respondió Neville.
- Creo que se refieren a mi tía, su apellido de soltera era Maguire, ahora es Stiles – corrigió ella – Pasen por favor a la casa, está arriba de la tienda – la muchacha los invitó a pasar.
La tienda estaba en perfecto orden, con una sección de túnicas de colegio, otras de vestir, otras de vestir para ocasiones formales, otras para vestir en la oficina, otra de aurores y una de gala. Detrás del mesón donde atendían a los clientes había una puerta, Catherine la abrió y subieron por una estrecha escalera hasta llegar a la casa de un piso arriba de la tienda.
Llegaron a una sala donde habían unos sillones muy viejos y una pequeña mesita redonda donde había un cenicero.
- Por favor, tomen asiento. Yo iré a buscar a mi tía y les traeré una taza de té a cada uno – dijo la muchacha sonriendo y se perdió por un pasillo.
Los dos se sentaron en cada uno en un sillón y comenzaron a ver las pinturas colgadas en las paredes de color amarillo claro.
- Buenas tardes, yo soy Marian Stiles – saludó una señora sonriendo débilmente.
- Acá está su taza – dijo Catherine dándole a cada uno su taza – Bueno, iré abajo a sacar las cuentas de este mes, tía. Permiso – y dicho esto la jovencita bajó las escaleras.
- Bueno, señor Potter y Longbottom¿a qué se debe su visita? – preguntó la señora sentándose en otro sillón.
- ¿Cómo sabe nuestros nombres? – preguntó Neville.
- Pues mi sobrina me dijo quienes necesitaban hablar conmigo, además de que el señor Potter es reconocido no es muy difícil saber quién es – los dos se rieron torpemente.
- Vale, mire señora, nosotros estamos investigando sobre el secuestro de una persona y como nos enteramos que su marido fue secuestrado...
- Queríamos averiguar si el secuestro de él estaba relacionado con el que nosotros investigamos – finalizó Neville después de terminar todo su té.
- ¿Y quién es el secuestrado¿Cómo se enteraron? – preguntó confundida.
- No podemos responderle, es un caso confidencial – respondió tajantemente Harry.
- Y no importa la manera que nos hayamos enterado...
- Entiendo a la perfección la razón por la cuál no ofrecen mayor información, pues los llevaré donde mi marido fue secuestrado hace dos días – dijo tristemente con los ojos vidriosos – Síganme, por favor.
Se levantaron de su asiento y la siguieron. Bajaron a la tienda, la señora le pidió a Catherine que subiera arriba y que no los interrumpiera, la jovencita asintió y obedeció al instante. Marian Stiles levantó una caja en el suelo y una puerta de madera cuadrada estaba en el piso, tomó una de las manillas y la abrió dejando a la vista una escalera.
- Abajo está la bodega, allí sucedió todo – dijo la mujer y los tres bajaron...
Notas de la autora: Hola!! Pues, espero q hayan pasado unas buenas fiestas d fin d año y q estén contentos x este 2005.
Este capítulo es...poco romántico, con mucho suspenso...y creo q ya he puesto demasiados nombres en la historia así q no tomen en cuenta el nombre d la sobrina del señor Stiles, ok??
Bien, Florence Rose me ha preguntado cómo puede ser q agregó tan rápido los capítulos si escribo tres fics a la vez! Pues, eso es fácil de responder:
Para los q leen mi ff "Querido Diario" ese ya está terminado, lo tengo entero subido en otra página así q ya no gasto tiempo en esa historia.
Esta historia y "Cuento de Hadas" las escribo y d inmediato agrego capítulos...cómo puedo hacerlo tan rápido? Pues, soy una escolar q está d vacaciones d verano acá en mi país (Chile) y tengo tres meses completos para ser una vaga...entonces entenderán q no tengo muchas obligaciones y es así como agrego capítulos muy rápido...
Bien, espero no haber decepcionado sus expectativas d este capítulo y qme dejen algún review con su opinión, dudas, reclamos, halagos o sugerencias.
Besos,
Gaby
