Capítulo 14:
Ese día jueves lo habían dejado para que descansaran e hicieran cualquier cosa ajena al caso del secuestro, ya que debían distraerse un poco para no estar paranoicos, histéricos y estresados con tanto lío por las pistas, sumándole a eso el reciente descubrimiento que Ginny, Harry, Ron y Hermione tenían recuerdos del final de Voldemort hacían que estuvieran propensos al mal humor.
Ron Weasley entró en su habitación tirando su escoba en el suelo. Cerró bruscamente la puerta y se sacó sus zapatos de mala gana, como cuando a un niño pequeño lo obligan a quedarse encerrado en su cuarto por no comerse la cena.
Después de dejar por allí descuidadamente sus zapatos se dejó caer en su enorme cama cerrando los ojos y respirando profundamente sintiendo como su pecho se inflaba y desinflaba al respirar.
Ese día no había sido muy fácil, había ido a hablar con el entrenador del equipo de Quiddittch de Inglaterra y para su gran sorpresa él estaba sumamente enojado con él por haberse ido una semana completa sin avisar donde iba abandonando los entrenamientos correspondientes para el campeonato mundial. Y lo peor, le hicieron un ultimátum: Si no vuelve a ir nuevamente a un entrenamiento lo echaban del equipo.
Y más aún, se abalanzó encima del entrenador para plantarle un gran combo en su cara haciendo que casi lo suspendan del campeonato mundial por pegarle a su entrenador y gracias a aquello tuvo que aceptar el maldito ultimátum.
Se sentó lentamente en la cama y apoyo su frente en las rodillas. Iba a ser muy difícil entrenar, encargarse del secuestro y averiguar que ocultaba Hermione, ya que se propuso descubrir que era lo que ella les escondía a todos. Para eso debía empezar por ir al ministerio y conseguir una ficha con todos los datos de Hermione Granger, luego al Registro Civil de Londres muggle a pedir lo mismo y de ahí en adelante empezar a averiguar.
Vio su reloj del velador y ya eran las cuatro de la tarde. Ya era tiempo de ir al ministerio y comenzar con el caso Granger, todo podría ser mucho más fácil si supiera qué le pasará y así ayudarla, porque él había notado que no estaba bien; estaba triste.
Se quedó viendo como hipnotizado el reloj...Eso le había dado una muy buena idea de cómo saber quién era el secuestrador.
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Harry Potter andaba muy preocupado. Le habían informado su superior en el ministerio que alguien había intentado entrar a los archivos confidenciales del recinto y escapó sin que ninguno de los guardias pudieran atraparlo.
Los pasillos del ministerio estaban como siempre: vacíos. Paso por el Departamento de Misterios y vio por la ventanilla como Hermione retaba a Courtney haciendo que todos los trabajadores apostaran quién ganaría aquella riña.
Harry sólo sonrió y siguió de largo. De repente su mirada se poso en una pelirroja con un vestido blanco hasta las rodillas con un escote poco pronunciado, zapatos de tacón blancos con detalles dorados y una cartera dorada caminaba en la dirección opuesta a la de él.
- Buenas tardes, Gin – saludó Harry después de examinar con su vista a la muchacha.
- Hola, Harry – respondió ella sonriendo – Creí que no estarías acá...
- Pues, trabajo junto al ministerio y es normal que ande vagando por estos pasillos, pero ¿qué haces tú acá? – preguntó cruzándose de brazos.
- Soy periodista – contestó seriamente Ginny y a esa respuesta quería agregarle "Cretino, eso lo sabes. Es obvio que esté acá".
- Ajá, seguro...Eso lo sé, pero hoy no hay ninguna noticia y además tienes licencia por estrés laboral – recordó Harry sonriéndole de una forma maliciosa – Dime en qué andas.
- ¿Debería? – preguntó alzando una ceja – Creo que no, Potter – y se dio media vuelta para retomar su camino.
Pero Harry la tomó del brazo antes de que fuera muy lejos y ella se dio vuelta enojada por su insistencia y de su vestido se cayó una carpeta de color negro con el sello del ministerio y otro sello que decía claramente: Confidencial.
Él recogió la carpeta y después miró conteniendo su desaprobación por eso mientras Ginny se arreglaba un poco el vestido, ya que la carpeta se la había escondido dentro de éste.
- ¿Por qué robaste esta carpeta del ministerio, Ginevra? – preguntó fríamente Harry sin solar el brazo de la joven.
- Ven acá – fue lo único que dijo ella y vio que una oficina estaba vacía.
Tiró a Harry y lo llevo hasta la oficina desierta. Después de cerrar y poner un hechizo silenciador en la habitación ella se sentó en el escritorio cruzándose de piernas haciendo que su vestido se subiera mucho más arriba de las rodillas y que Harry comenzara a sentir la temperatura subir, aunque era extraño ya que estaban muy próximos al otoño.
- Es fácil. Cuatro de los que nos enfrentamos a Voldemort estamos teniendo pesadillas con él y quedamos con la sensación que algo faltó esa noche, algo nos faltó por realizar – él sólo asintió suavemente con la cabeza – Pues, me metí a los archivos confidenciales de la guerra contra Voldemort para ver si hay algo fuera de lo normal esa noche y como eso no es permitido...
- Te metiste sin permiso previo aturdiendo a los guardias de seguridad – finalizó Harry suspirando.
- ¡Adivinaste! Que inteligente es mi Harry¿lo has adivinado tú solito? – preguntó Ginny como una profesora parvularia.
Ella seguía siendo la misma persona. No le importaba si estaba o no prohibido, si con tal de eso podía salvar la vida de alguien lo hacía sin dudas. No había cambiado en nada, como en nada había cambiado ese sentimiento que sentía por ella...
"Merlín...Todavía sigo enamorado de Ginny" pensó Harry poniendo su vista en los azulejos del techo de la oficina en que estaban.
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Estaba sentado en una cafetería situada en una de las tantas calles de Londres con una taza de capuchino y un pastel de frutas medio comido. Observaba a todos los muggles caminando con prisa esquivando a los que caminaban al lado opuesto suyo mientras muchos hablaban por teléfono celular y vestidos formalmente con portafolios a su lado.
- Disculpe, señor – se excusó una mesera atrayendo la atención del pelirrojo - ¿Desea algo más?
- No, muchas gracias –se negó Ron sonriendo y negando con la cabeza.
- De acuerdo – y dicho esto la joven fue a tomar la orden de una pareja de novios sentados en la esquina del local.
Tomó nuevamente un sorbo de su capuchino y volvió a perderse en sus pensamientos mientras la mesera se disculpaba con la pareja de novios, porque había derramado el jugo en la blusa de la muchacha.
Después de haberse bañado y tratar de quitarse el mal humor por su agradable ambiente de trabajo se dirigió al Ministerio de Magia a buscar todos los datos de Hermione Granger para empezar si había algo extraño en lo que respecta al trabajo y de ahí en adelante averiguar qué ocultaba la castaña.
Todo parecía en perfecto orden, la ficha número 9850215361254HJG contenía todos los dativos de la muchacha. No había nada fuera de lo común, lo único que extraño a Ron es que haya sido trasladada al Departamento de Criaturas Mágicas y comenzó a trabajar por la P.E.D.D.O, pero el jefe del departamento la despidió porque no era conveniente la reforma de los Elfos Domésticos, así que fue trasladada al Departamento de Misterios.
Ahora sólo quedaba ir al Registro Civil de Londres para averiguar lo que tengan de ella, porque cabe la posibilidad que el gobierno muggle tenga información necesaria.
Volvió a la realidad. Se comió lo que quedaba de su pastel y bebió al seco su capuchino, luego pagó la cuenta y salió de la cafetería.
El día no era muy bonito, estaba nublado y se veía que podría comenzar a llover. Subió el cierre de su chaqueta hasta lo más arriba que se podía, puso sus manos en los bolsillos de la chaqueta de mezclilla y empezó a caminar con dirección al Registro Civil que quedaba a unas cuatro calles de allí.
- Disculpe – dijo una muchacha que había chocado su hombro con su brazo.
- No se preocupe – respondió Ron dejando de mirar el suelo y vio que era Hermione con la que había chocado – Hermione.
- ¡Ron! Hola, veo que andas en las calles de Londres, algo extraño en ti – comentó ella sonriéndole.
- Pues, sí. Y por lo que me doy cuenta tú andas de compras – dijo señalando unas bolsas en sus manos con marcas conocidas de tiendas de ropa.
- ¡¡Tía Hermy!! – gritó una niña dirigiéndose a ellos dos.
Hermione se puso en cuclillas y abrió los brazos para que la niña la llegara a ella con un abrazo mientras la joven sonreía.
- Hola, Summer – saludó Ron viendo como la niña guardaba unos caramelos en los bolsillos de su falda.
- Hola, tío Ron – contestó la niña - ¿Quieres un caramelo de frutilla?
- No, gracias.
- Vengo saliendo del ministerio. Recién vine con Summer a comprarme ropa y de paso, a ella también. Como en una pelea que tuve con Courtney no tenía la razón y ella estaba en lo correcto, debí traerla conmigo – comentó Hermione sonriéndole al pelirrojo – Ah, Ron. Me gustaría pedirte un favor...
- Dime, soy todo oídos.
- Pasado mañana, el sábado tengo una cena en la casa del señor Barrymore por su aniversario de matrimonio y debo ir con un acompañante – comenzó a sonrojarse un poco – Me agradaría si tu fueras conmigo¿podrías?
- Este, claro – respondió un tanto sorprendido él.
- ¡Perfecto!
- ¡Tía Hermy! Todavía necesito que me compres el uniforme de gimnasia artística, porque no lo tengo y mañana debo ir a las clases – replicó Summer tirando de la falda de Hermione.
- Ok, ok. Ahora vamos – luego de esto volvió su vista a Ron – Muchas gracias, mañana hablamos – y le dio un beso en la mejilla para después irse camino a la tienda deportiva.
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Ginny se levantó del escritorio y le quitó la carpeta de las manos de Harry. Comenzó a hojear toda la información que tenía el ministerio respecto a Voldemort.
- ¡Maldita sea, no hay nada! – gritó furiosa.
- Deberías calmarte y para tu información, después de habernos ido de la casa de Hermione vine a buscar a estos archivos y no hay nada, además no me cabe duda que Hermione lo hizo esta mañana...
- Vale – fue lo único que contestó Ginny cerrando la carpeta lentamente.
- Gin, debes entenderlo...Debemos buscar las respuestas a los sueños en nosotros mismos; en esos sueños tiene que estar la razón por la cual sentimos que algo faltó la noche de la muerte de Voldemort – explicó Harry caminando de un lado a otro – No debes confiar en la información del ministerio, yo nunca confío en él. Normalmente ocultan información y muchos fueron aliados de Voldemort en su tiempo...
Ninguno volvió hablar, Ginny apoyó sus manos en el escritorio y dejó su cabeza gacha con su cabello tapándole el rostro. Harry se cruzó de brazos y apoyó la espalda en el marco de la puerta mientras observaba los libros del estante a la izquierda del escritorio.
De repente él sintió como Ginny lo rodeaba con sus brazos a la altura de su pecho hundiendo su rostro en él.
- ¿Qué pasa? – preguntó desconcertado Harry.
- No sabes lo que se siente...No sabes como me sentí cuando me encontré con Malfoy... – respondió al borde de las lágrimas.
- ¿Cómo se siente?
- Mi mente me decía que no hiciera nada lo que él quería, pero mi cuerpo obedecía...Sentí mucho frío a su lado, un aura maligna alrededor de su cuerpo... El beso que me dio fue...
- ¿Fue qué? – Harry temía que dijera que le había gustado y que ya era novia del desgraciado de Draco.
- Asqueroso...Sólo fue un beso sin sentimientos...No sentí esas mariposas en el estómago, esa chispa, que el tiempo se detenía como cuando te besaba a ti... – al decir lo último ella se sonrojo y volvió a hundir su rostro en el pecho de Harry.
- No te preocupes, nunca más volverá a pasar, porque si no Draco va a termina en San Mugo por los golpes que le daré – este comentario saco una pequeña carcajada de la pelirroja, pero pronto volvió a poner su semblante triste – Ginny... Lo lamento mucho.
- ¿A qué te refieres? – preguntó ella levantando su rostro y viendo con sus ojos llorosos los ojos verdes de Harry.
- Porque lo nuestro no funcionó...
- Eso pasó hace tiempo, los dos cambiamos y teníamos diferentes intereses; no éramos los mismos... – dijo ella quedando espaldas a Harry.
- Pero algo hay que nunca ha cambiado.
- ¿Qué? – preguntó ella dándose vuelta quedando frente a frente a él.
- Que aún te quiero...
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Estaba sentado en su cama viendo la información que había conseguido en el Registro Civil de Londres y ahí había algo muy raro.
Hermione no estuvo en su casa la gran parte de las vacaciones del año 1996, antes de iniciar el sexto año en Hogwarts y hasta los 19 años que vivió en la casa ella pagaba la cuenta de luz, agua, electricidad...todo desde que apareció a finales del verano de 1996.
¿Por qué no pasó la gran parte de esas vacaciones en su casa¿Por qué ella pagaba los gastos del hogar? Los padres deben hacer eso...
-Acá hay algo muy, muy raro... – dijo Ron sabiendo que debería empezar averiguando por los padres de Hermione.
Notas de la autora: Hola!! Acá hemos averiguado algo más respecto al pasado d Herms y parece q está ocultando algo bien grande a todos.
También estaba con unas ganas de escribir algo de romance que puse que Harry admitiera que aún sigue queriendo a Gin, así que espero q a todos los que querían esa pareja estén bien contentos.
Miren, sólo he recibidos 2 reviews por el capítulo anterior y eso me ha decepcionado enormemente...por eso he decidido que si no tengo más de 5 reviews me voy a demorar mucho en agregar el próximo capítulo.
No me gusta amenazar, en serio, pero siento que estoy escribiendo para pocas personas y les agradezco a mica-redfield y asarah-keyko por haberme mandado los reviews...
Hasta pronto,
Gaby
