Hechizo de Amor...

Por: Karonte.

Capítulo 11: La Joven Misteriosa.

No tenía nada que hacer, necesitaba relajarse, y bueno, que mejor ocasión que seguir con su investigación. Sin saber cómo o porqué, se había obsesionado con la chica del teatro, y es que ella hacía que sus memorias con Candy se hicieran más frescas, el simple hecho de haberla visto saltar al lago, le había recordado la osadía de su pequeña pecosa colgándose de los árboles, ahora que la había visto en el teatro observándole mientras ensayaba, tuvo la impresión de haber sufrido una especie de deja vù, ella lo había visto de la misma forma en que Candy solía hacerlo, con honestidad en la mirada, firme y limpia como la más pura de las aguas, sin temor ni un solo signo de intimidación, sabía que su mirada era fuerte y penetrante y que casi nadie la resistía sin sentirse atemorizado, pero esa chica apenas y se inmutó, hubiera seguido sosteniéndole la mirada de no ser porque él se movió hacia ella...

- Debo de estar perdiendo la razón, ella no puede parecerse a Candy, ni siquiera tiene los ojos y el cabello del mismo color - se decía mientras iba por el camino hacia su villa - No entiendo nada - dijo mientras sacaba la tarjeta que le había dado el anciano en el teatro.

Sorprendentemente, la dirección impresa en la tarjeta quedaba muy cercana a la villa, así que como estaba de paso, no perdía nada con ir, después de todo Robert le había dicho que se relajara ¿no?. Además mientras más rápido supiera la identidad de la chica se quedaría más tranquilo, tal vez se quitaría de la mente a Candy por unos cuantos días mientras terminaban las presentaciones en Escocia.

Dio vuelta en el recodo del camino y se abrió paso a través de un hermoso portal de herrería negra que curiosamente tenía como escudo una clave de sol con una E entrelazada en el centro, unos metros más adelante se alzaba una hermosa casa de dos pisos, al parecer estaba completamente vacía, pues no se veía movimiento alguno, ni siquiera de la servidumbre. De todas formas ya estaba allí y no había llegado tan lejos como para dar media vuelta y olvidarse del asunto, así que estacionó su auto en la entrada, se apeó y con paso firme se acercó a la puerta y tocó...

Después de unos cuantos minutos, creyó que no había nadie en el lugar, y ya se disponía a regresar sus pasos cuando se abrió la puerta muy lentamente...

- ¿En que puedo ayudarle?- - preguntó una joven en tono amable

La joven era de cabello castaño, regordeta y con el rostro más bondadoso que pudiera haber visto en su vida, sus ojos eran de un azul claro y su piel sonrosada, llevaba el cabello recogido con horquillas y vestía de manera muy formal a pesar de su edad, sólo le faltaba el hábito para parecer una novicia.

- Disculpe... - OH POR DIOS!!! Usted es el actor Terrence Grandchester - dijo la mujer interrumpiendo al joven que la miró extrañado y hasta sorprendido por su reacción de tan explosiva.- - Soy Jacqueline Dupon, es un verdadero honor estrechar su mano-dijo mientras tomaba la mano del joven y la sacudía con entusiasmo -Ehhh... OH NO LO PUEDO CREER!!, MARGUERITHE NO ME VA A CREER!! - decía más que emocionada brincando en su lugar, perdiendo toda la compostura que había mostrado al inicio. -Yo... -Pero pasa, pasa-dijo invitándolo a entrar a la casa- - ¡¡MARGUERITHE!! BAJA - gritó mientras hacia que Terry se sentara sin saber que decir y que hacer -¿En dónde diablos me he metido? - pensó el joven para sí al ver a la chica gritando hacia las escaleras. - ¿Por qué armas tanto escándalo?- regañó una chica rubia bajando las escaleras

Su porte era petulante, y su expresión completamente altanera, como si le gritara al mundo que no la merecía. Su traje era elegante, y algo escandaloso, en el escote del vestido traía un prendedor tan grande como ostentoso, por un momento le recordó a Eliza Leagan.

- ¿A que no adivinas quien está en la casa? -le dijo la joven entusiasmada como una chiquilla, sin embargo la déspota respuesta de la rubia la hizo callarse -Claro que sé quien es, es un verdadero placer conocerlo Sr. Grandchester, Marguerithe Dupon-dijo ofreciéndole la mano al joven para que la besara, sin embargo Terry sólo la estrechó mientras se levantaba del lugar a dónde Jacqueline lo había aventado literalmente -Disculpen, ¿la señorita Evans?- - preguntó amablemente tratando de mantener su autocontrol -pueden decirme si se encuentra o vive aquí

Las reacciones de ambas chicas fueron completamente diversas, a Jacqueline le brillaron los ojos, mientras que Marguerithe apretó los labios con coraje -¿qué ha hecho esa inconsciente? Te juro que pagará su ofensa, esa incivilizada... ya me imagino que te habrá hecho pasar un mal rato la salvaje - - dijo realmente enojada la rubia. -La verdad señorita sólo quiero saber dónde está - dijo secamente, lo que no le gustó para nada a su interlocutora -¿Puedo saber para que la buscas?-preguntó molesta - Con todo respeto señorita es asunto mío - respondió Terry secamente, que hizo que la muchacha abriera la boca ofendida, arqueara ambas cejas con disgusto y lo mirara de arriba abajo. . Esa no vive aquí, y si no se le ofrece nada más, me retiro - dijo la rubia realmente ofendida señalándole la puerta de salida al joven con la mirada y muy disgustada volvió a subir las escaleras por las que había bajado.

Terry, quien no iba a permitir que se le dijera o se le tratara mal estuvo a punto de responder a la ofensa, sin embargo Jacqueline lo detuvo con una sonrisa.

- Mi hermana puede ser algo ofensiva cuando la atención de los chicos no es hacia ella-le dijo, sin embargo Terry ya estaba a punto de irse- - sobre todo cuando Sara está de por medio.-agregó para detenerlo y obtener de nuevo su atención -¿Sara?- -Sara Evans, supongo que es a ella a quien te refieres, pues no conozco otra - le dijo - Bueno, yo... -No te preocupes por lo que haya dicho mi hermana, la verdad es que Sara si vive en esta casa- explicó mientras volvía a ofrecerle asiento, sin embargo pudo ver que Terry ya no se sentía cómodo, sobre todo con la rubia en el piso de arriba- - la verdad no puedo estar completamente segura de cuando regresará, pero puedes buscarla en el camino hacia el bosque, por las antiguas ruinas de la mansión del arquero ( , no entiendo a qué se deba pero le gusta pasear por la tarde por esos lugares - - agregó dándole la respuesta que había ido a buscar. -Gracias... - contestó el actor y salió del lugar
* * * * No tardó mucho tiempo en llegar a la mansión del arquero, era famosa en el lugar, tenía mucha historia, a decir verdad una historia algo trágica, la familia del lugar había muerto en un incendio accidental y de la opulencia de la casa sólo habían quedado las cenizas y el emblema.

Terry se apeó del automóvil en un paraje cercano al lugar, pues por lo difícil del camino tenía que caminar un pequeño tramo. Indescriptible era el lugar, demasiado sombrío, al grado que un escalofrío escaló por su espalda. El camino era pedregoso, y característicamente a los lados no podía verse planta alguna, los árboles apenas y conservaban sus ramas, todos estaban viejos y huecos, todo parecía estar completamente muerto, como si la misma muerte hubiera pasado por el lugar dejando su esencia.

El actor siguió su camino hasta que pudo vislumbrar las ruinas casi imperceptibles de lo que había sido una gran mansión, muros derrumbados y ennegrecidos por las cenizas, sin embargo, algo que pudo llamar por completo su atención, era el hecho de que dentro del perímetro de la casa, la vegetación crecía, enredaderas verdes, plantas de todo tipo, y hasta pequeñas flores de colores, una dulce brisa soplaba jugando con sus cabellos castaños, y varias mariposas de colores volaban de flor en flor, era algo que no podía explicarse.

- Es extraño que el camino parezca el Tártaro ( y aquí dentro todo sea como el Eliseo(- - se dijo mientras miraba a detalle las escalinatas de piedra cubiertas por brotes de un intenso color verde.

Sin saber porque, se acercó a lo que parecía ser parte de una chimenea, o lo que quedaba de ella, y en cuyo fondo podía apreciarse el relieve en piedra del arquero, apuntando su flecha hacia el cielo, de pronto como un reflejo miró hacia sus pies, descubriendo que había sido removida la tierra hace poco, pues estaba suelta, al acercarse un poco más, lo que parecían ser trazos en la tierra suelta de alguien que la estuvo trabajando se fueron trasformando poco a poco en líneas rectas, curvas y de todo tipo que conformaban lo que parecían ser dibujos, caracteres extraños como los que aparecían en los libros muy antiguos o de dudosa procedencia, a los que muchas veces había escuchado decían eran de magia o hechicería.

Los trazos formaban un círculo de caracteres en cuyo centro había un dibujo de lo que parecía ser un sol fundido con una luna, más se sorprendió cuando debajo de esto había una rosa blanca.

Una vez que hubo encontrado la rosa blanca, se percató que cercano al lugar había una piedra de buen tamaño que parecía haber sido utilizada hacía poco tiempo, pues cuando se acercó, encontró una ramita de árbol con la punta llena de restos de tierra, al parecer había sido el instrumento con el que habían elaborado los dibujos, sin querer se sentó sobre la piedra a meditar, la curiosidad lo estaba matando, necesitaba averiguar más sobre esta chica, lo suficiente para saciar su curiosidad y dejar el asunto por la paz, pero en ese justo momento, cómo si hubiera sido una señal del cielo miró hacia un lado y encontró un pequeño libro de pasta negra y dura, sin nombre en la portada, sólo las letras M y E entrelazadas en una esquina.

Al abrir el libro su impresión fue grande, pues en letras negras y finas de trazo elegante, podía leerse: "Hamlet, por William Shakespeare.", algunas hojas tenían anotaciones y había pétalos de rosa como separador, ahí en dónde él estaba seguro que se había interrumpido la lectura.

Era una gran... ¿coincidencia?... tal vez...

* * * * Había una cierta tensión en la atmósfera del teatro, siempre la había cuando se estrenaba una obra, John estaba un poco más nervioso que de costumbre, sabía su papel de memoria, Terry le había dado algunos consejos y sugerencias a cerca de cómo debía manejarse en el escenario, sin embargo ahora tenía un papel muy importante, trabajaría codo a codo con su ídolo y maestro, en su papel de Horacio, fiel amigo del príncipe de Dinamarca, temía equivocarse, pero Terry le daba tanta confianza que muy pronto el chico pudo relajarse, claro, después de haber dejado la comida de todo el día en el baño...

- Te veo más relajado, ¿te encuentras mejor ¿-- preguntó Terry a su amigo que se tomaba el estómago con ambas manos mientras salía del baño del camerino de Terry -Si, gracias, siempre me sucede, aunque esta vez creo que deje hasta lo que cené ayer.-contestó y ambos chicos rieron. - Dime Terry, encontraste a tu joven misteriosa ayer - preguntó el chico -¿cómo lo sabes? - preguntó sorprendido el actor, pues a nadie le había dicho de lo ocurrido -Me lo dijo el Sr. Perkins - Vaya, y yo que creí que había sido discreto-respondió con burla - No te enojes con él, la verdad es que regresé por mi guión para darle una última estudiada y Perkins me dijo que habías ido a buscar a la chica en cuestión- - explicó y Terry terminó por acceder y comentarle lo que había pasado, claro excluyendo los detalles, le tenía confianza a su amigo, pero no la necesaria. - ... y al final ni siquiera pude verla... pero me quedé con esa extraña sensación de que estaba cerca de mí... - concluyó -Bueno, por lo menos saciaste tu curiosidad ¿no? - dijo - Para serte completamente sincero... no, a decir verdad me intrigó más... pero no puedo hacer más al respecto sólo sé que se llama Sara y que tiene aficiones bastante extrañas, aunque tenemos algo en común... -- dijo esto último como olvidándose de que estaba acompañado -¿qué quieres decir? - Nada en realidad, y será mejor que me dejes solo, la función va a comenzar y necesito concentrarme- - pidió el joven actor y John conociendo el genio de su amigo no se arriesgo a seguir preguntando.

En cuanto John salió del camerino del actor, Terry terminó de darse los últimos toques de maquillaje y revisó su vestuario, satisfecho, se sentó en el sofá, cruzó los brazos y cerró los ojos en una actitud de plena concentración, sin embargo estaba más allá de la realidad, recordando lo que había hecho el día anterior en la mansión del arquero.

"Bien, si Mahoma busca a la montaña y no la encuentra, hará que la montaña venga a él" había pensado mientras ponía un boleto para el estreno de la obra entre las hojas del libro de Hamlet, exactamente en donde se encontraba marcada la lectura. Regresó a la villa y mandó a uno de los chicos encargados de las caballerizas a devolver el libro a su dueña, con instrucciones precisas de que se le entregara en propia mano, sin dejar mensaje alguno ni esperar una respuesta, si ella jugaba al misterio, él también entraría en el juego, sólo que con sus reglas.

Sin embargo rogaba por que la "joven misteriosa" como le llamaba, notara el obsequio y se presentara, era uno de los mejores lugares en el palco principal, "si le gusta tanto el teatro como parece vendrá, aún si no sabe quien lo dejó" se dijo mientras terminaba de darle instrucciones al mensajero . - Terrence... dos minutos para la tercera llamada - había dicho una voz en su puerta.

Terry no contestó, simplemente se levantó y con su paso elegante y característico salió del camerino hacia el escenario.
* * * *

La obra dio inicio, Terry tras bambalinas trataba de mirar si el palco que le habían otorgado, estaba ocupado, sin embargo las luces no le permitían ver bien. La escena tres del primer acto fue el pie para que Terry apareciera sobre el escenario, y como siempre que lo hacía, la atención, las miradas estaban sobre él, sin embargo pacientemente esperaba a que le dieran pie y comenzar con sus diálogos, así que mientras esperaba miró hacia el palco... nadie aún, seguramente no había visto el boleto...

La obra continuó su curso, Terry miró varias veces al palco, sin resultado alguno, nadie lo ocupaba y era el único vacío en todo el teatro, él como primer actor de la compañía gozaba de algunos privilegios, siempre le regalaban los boletos del palco cercano al escenario para que él dispusiera de ellos de la manera en que quisiera, la mayoría de las veces, terminaba por obsequiarlos a personas que no podían pagar por un boleto y que esperaban fuera del teatro, pero en esta ocasión no había dado ningún boleto a nadie, excepto a ella...

* * * *

El intermedio dio paso a que los asistentes del lugar pudieran estirar las piernas y discutir a cerca de la obra que como siempre prometía una de las mejores críticas, muchos de los periodistas y críticos importantes del lugar estaban en las primeras filas del teatro comentando entre ellos el desempeño de los actores y del director.

Los actores se refrescaban y preparaban para los últimos dos actos, la segunda llamada se anunció y la actividad tras bambalinas se hacía más aprisa, varios tramoyistas cambiaban la escenografía para darle vida al salón del palacio real de Elsinor, preparando la del cementerio., pues el quinto acto sería el desenlace, parte más crucial e importante de la obra, pues se daba la resolución del conflicto, los críticos estaban fascinados con el melancólico Hamlet.

- Ese muchacho es el mismo dolor encarnado- - había dicho uno de ellos mientras terminaba de anotar algunos detalles en su libreta. -No cabe duda que ese chico es una mina de oro, Hathaway debe de cuidarlo como su propia vida... - Esta es la tercera llamada... tercera... - se escuchó por todo el lugar.

El cuarto acto inició, toda la gente ya estaba dispuesta en sus lugares, esperando a que se abriera el telón, la obra siguió sin contratiempo alguno, el público impactado por tan buenas actuaciones no podía más que poner en alerta todos sus sentidos para no perder detalle de lo que ocurría.
* * * * El quinto acto dio inicio, y Terry no pudo evitar voltear a ver al palco principal, sentía sobre de él una fuerte mirada que lo llamaba, esperaba no encontrar a nadie, sin embargo unos ojos negros le devolvieron la mirada junto con una sonrisa, que sin que nadie del público o de sus compañeros lo notara, la devolvió sólo con la mirada, pues no podía perder concentración alguna, esta era la mejor parte.

Hamlet hace su aparición en el palacio, ha descubierto que la bella Ofelia ha caído en las manos de la muerte... Laertes lo reconoce y comienza el duelo... la reina bebe de la copa envenenada dispuesta para su hijo por el rey... Hamlet es herido por Laertes y éste a su vez es desarmado y herido por el príncipe... la reina muere y Hamlet mata al rey con su espada de punta envenenada... Laertes muere...

- "La muerte es un ministro inexorable que no dilata la ejecución... Si alguna vez me diste lugar en tu corazón, retarda un poco esa felicidad que apeteces, alarga por algún tiempo la fatigosa vida de este mundo lleno de miserias, y divulga por él mi historia... Para mí, sólo queda ya..., silencio eterno..."

-"Por fin se rompe ese gran corazón...! Adiós, adiós, amado príncipe..." (
(Hamlet, Acto V-IX,X)

Con éstas últimas palabras muere el príncipe de Dinamarca, arrancando lágrimas de muchos espectadores, en especial del ocupante del palco principal, que apenas se hubo cerrado el telón se paró y aplaudió con todas sus fuerzas.

El telón volvió a abrirse y los actores salieron a recibir y agradecer el aplauso del público, Karen fue fuertemente ovacionada por el público, su interpretación de Ofelia, de joven enamorada a la joven lentamente consumida por la demencia fue excepcional, al final Terry hizo su aparición en medio del escenario y el teatro casi se vino abajo en estruendoso aplauso, el joven agradeció humildemente la ovación, demostrando su entrega al público llevó su mano al pecho y en un ademán dio a entender que ofrecía su trabajo a todo el público que ante este gesto se desbordó en aclamaciones.

Como reflejo no pudo evitar mirar hacia el palco principal y encontrar a la joven de ojos negros y sonrisa enigmática aplaudiéndole de pie con una rosa blanca en las manos, Terry olvidándose de que el teatro estaba lleno, sin importarle nada, se dirige a ella y hace una reverencia, de igual manera lleva la mano al pecho y le dedica su actuación, la joven asiente con la cabeza ruborizada por la acción, lleva la rosa a los labios y la besa ofreciéndola a cambio como agradecimiento, sin embargo Terry no daba cabida a sus ojos, ¿acaso había cambiado de color la rosa en cuanto la besó?... no lo sabía, todo había pasado muy rápido, pronto el telón volvía a cerrarse, y al volver a abrirse ella ya no estaba, el público miraba al actor, sin embargo no se daba cuenta de lo que pasaba por la mente del actor.
* * * * - Recuerden que la fiesta será en el salón del hotel, traten de ser puntuales, tenemos que festejar este nuevo éxito - decía Hathaway mientras los actores se abrazaban por el magnífico trabajo que habían hecho.

Terry todavía medio distraído por lo que había observado recibía las felicitaciones de sus compañeros y él mismo dedicaba algunas.

- John, estuviste muy bien-le dijo al chico -Gracias Terry, viniendo de ti es un gran halago-decía el chico con ojos brillantes. -No exageres- - decía medio apurado, lo que deseaba era salir y ver si ella aún estaba en el lugar, sin embargo sabía que no podía hacerlo, la gente lo vería y no se los quitaría de encima. -¿por qué no me dijiste que la habías invitado al estreno? Creí que no la habías encontrado en su casa- - dijo John tratando de entrar en los pensamientos de su amigo - no sé a que te refieres... -Vamos Terry, te vio medio teatro dedicarle tu actuación a esa joven, creí que no había tantos secretos entre nosotros- - dijo el joven un poco ofendido de que el actor no le tuviera confianza

Terry terminó de contar la versión completa de cuando encontró el libro de hamlet, omitiendo nuevamente los dibujos en la tierra, también le contó todo lo que acababa de pasar por su mente, ella le había llamado con la mirada y el no había podido evitar voltear.

-Bueno como quiera que lo veas esa una mujer tan misteriosa como desconsiderada, después de todo ni siquiera ha bajado para agradecerte la invitación-había dicho el chico una vez que Terry terminó su relato, mientras se retiraba a su camerino, dejándolo solo con sus pensamientos. -... Pero si me lo ha agradecido... - dijo de pronto recordando lo que ella había hecho.- - así que apenas terminó de vestirse salió de su camerino y subió al palco principal. -Soy un idiota, ¿qué esperas encontrar Terry, una nota?- - se dijo mientras caminaba hacia el lugar que ella había ocupado. Y como si su pregunta obtuviera una respuesta instantánea, encontró sobre la base del balcón la rosa antes blanca y que ahora tenía una combinación de azules claros y oscuros hasta llegar al negro de la base y tallo lleno de filosas espinas. Sin pensarlo, la tomó y llevó hacia el rostro, aspirando el aroma dulce y penetrante tan característico, pronto se vio envuelto en una nube de recuerdos, tristes y alegres, tan profundamente enterrados en su corazón que jamás pensó que volverían a florecer.

Se remontó a aquellos días en el colegio, en los que podía considerarse tan feliz como nunca más lo sería, su pequeña pecosa a su lado y el mundo no le importaba, el abandono, sacrificar todo para seguir su sueño y sobre todo para salvarla de la humillación y el deshonor, aquellos días eran tan hermosos que había terminado por ir enterrándolos en su corazón, y si quería seguir su vida y demostrarle que también podía ser feliz cumpliendo su promesa, tenía que ir ablandando la tierra en la que germinaba esa pared llena de espinos que le cerraba su alma a todo el mundo.

* * * *

Después del estreno, las entradas se agotaban apenas se abrían las taquillas de las semanas siguientes en que se daría la presentación, las funciones eran los viernes en la noche y los fines de semana, el lunes era libre y los demás días eran para los ensayos.

Poco tiempo tuvo el fin de semana Terry, para ocuparse de la joven misteriosa, sin embargo, en su habitación junto a su cama había un vaso con agua y en ella descansaba la flor que ella le hubiera dejado, tal parecía que era un amuleto de la buena suerte, pues antes de salir de la villa se detenía a aspirar el aroma de la rosa, así podía imaginar que Candy estaba en los palcos y que él le brindaba su mejor actuación, la cual era mejor y mejor cada día, según los críticos.

No pudo dejar de pensar en la nota del día siguiente del estreno, en un periódico local, no habían dejado pasar el hecho de que un actor tan famoso dedicara su actuación a una chica desconocida.

"... No dejó de sorprendernos que el joven actor Terrence G. Grandchester, tan frío y serio ofreciera su actuación a una hermosa mujer que lo miraba desde el palco principal del teatro, el cual según fuentes muy cercanas es reservado por el actor en cada una de sus presentaciones, no nos sorprendería que ella fuera la causa de su gran actuación..." Narraba así el artículo, y lo acompañaba una fotografía del chico mirando hacia el palco dedicando su actuación a una figura borrosa. Terry no pudo dejar de pensar que si el reportero supiera que realmente no conocía a la chica, se alzarían más rumores.
* * * * El lunes había llegado para respiro de todos, había sido un fin de semana muy largo, el estreno y dos días de localidades agotadas con teatros llenos hasta el tope eran una gran satisfacción, sin embargo también muy estresante, John había decidido invitar a Karen a salir, para sorpresa de muchos la joven había aceptado. Terry por su parte quería descansar y alejarse un rato, por un momento pensó si era bueno regresar a la mansión y buscar a la chica, pero a su mente llegó la imagen de Marguerithe, la chica le recordaba tanto a Eliza Leagan que no pudo evitar odiarla aún sin conocerla, pero la calaña como los Leagan se reconocían fácilmente y esta joven no era la excepción.

Así que después de comer con Martha, se dirigió hacia el lago, que mejor lugar para estar, tan lleno de buenos recuerdos, hacía tanto que no cabalgaba por los alrededores que sacó a estirar las piernas a Baltazar, un hermoso caballo negro pura sangre, que había sido regalo de su madre en su último cumpleaños.

No había nada comparado a cabalgar a todo galope y sentir el viento en el rostro para despejarse y relajar el cuerpo. Después de un buen rato, detuvo al caballo cerca del lago, se apeó y no pudo resistirse a escoger un buen árbol para escalar y tocar un rato la armónica.

No tardó mucho en encontrar uno a su gusto, dejó a Baltazar pastando un rato y con gran agilidad trepó por las ramas bajas para asirse de una que parecía lo suficientemente resistente aunque estaba algo alta, pero era perfecta. El tiempo pasó rápidamente, el atardecer dio paso a la noche que se había vuelto un poco fría, la niebla comenzaba a cubrir el lugar, era extraño que cambiara tanto el clima, pues los días anteriores habían sido de un calor insoportable, pero quien era él para criticar al clima y sus designios, sin más que hacer guardó el preciado instrumento en su chaqueta, bajó del árbol, montó a Baltazar y cabalgó hacia la villa, si oscurecía más el camino se haría solitario y un poco peligroso, sobre todo por que eran lugares muy desolados.

Había pasado la mejor tarde de muchas en los últimos años, ahora lo que deseaba era llegar a casa y tomar un baño caliente, apresuró el paso, Baltazar comenzaba a trotar, de pronto se vio cabalgando a todo galope hacia casa, el caballo era tan sobrio y hermoso como su dueño y gustaba de correr por los campos, así que Terry le dio gusto a animal tan excepcional, era como él, rebelde y con un espíritu libre.

Ya salía del lago para tomar el camino hacia la villa cuando entre la niebla salió alguien caminando, Terry trato de detener el caballo, pero todo pasó muy rápido... un grito... pérdida del equilibrio... y un fuerte dolor...

CONTINUARÁ...

Notas de la autora:

He aquí el capítulo dos de mi fic, espero que les guste, me he esforzado para que quedara más o menos del mismo tamaño que el anterior, así no se les hará muy cansada la lectura, me aliento a creer que no exageré mucho al poner partes de Hamlet, pero no puedo negar que soy aficionada al teatro clásico. (

La escena del arquero me vino a la mente recordando Sleepy Hollow (El Jinete sin Cabeza con Johny Deep), a decir verdad es un escenario de la película que me gusta mucho, así que sólo le agregué algunas cosillas más.

Espero críticas, dudas, sugerencias y comentarios a larabell_ana@yahoo.com o en su defecto a bryn_lock@hotmail.com gracias por tomarse el tiempo de leerlo.

Enamorada de la vida, Karonte

( Se refiere al escudo de la familia que vivía en el lugar. ( Una de las dos partes en las que se divide el Hades o reino de los muertos de la mitología griega, éste es el más funesto y sombrío lugar custodiado por cerberos el perro de tres cabezas. (Conocido también como los Campos Elíseos, paraíso o cielo prehelénico de la mitología griega en dónde reinan la paz y la felicidad, es la residencia de los muertos bienaventurados. ( El primer diálogo lo dice Hamlet a Horacio mientras muere, son pequeños fragmentos seleccionados del diálogo completo. El segundo lo dice Horacio dolido por la muerte de su amado amigo, también es un fragmento.