Hechizo de Amor...
Por: Karonte.
Capítulo 111: Amanecer en un corazón sombrío.
Imagina un camino desierto, cercado de árboles, al anochecer,
Imagina un paisaje en el que los sonidos de la noche inundan el ambiente,
Imagina un corcel negro galopando a toda velocidad por ese camino,
Imagina un jinete con porte de príncipe y mirada melancólica,
Imagina a un espíritu del bosque saliendo entre la niebla...
Tremendo fue el susto que el pobre Baltazar se dio, y no sólo él, Terry había tratado de detenerlo, pero era demasiado tarde, la sangre se le había helado en cuanto escuchó el grito de una mujer, el caballo relinchaba con fuerza asustado y se alzaba en sus patas traseras, Terry trató de asirse fuertemente a las riendas, sin embargo perdió el equilibrio cayendo al suelo de espaldas, no podía recordar más...
Minutos más tarde, un fuerte dolor en la cabeza lo hizo regresar a la realidad, sin embargo todo le daba vueltas y estaba borroso, poco a poco la imagen frente a él se fue haciendo más nítida, esa sonrisa dulce, esos brillantes ojos, y esa naricilla llena de pecas...
- Candy... – susurró alargando su mano para tocarla en la mejilla. -Estarás bien- - contestó la imagen tomando la mano de Terry en el camino con ambas manos.
Fue en este momento que Terry regresó de su ensoñación, recobrando por completo el conocimiento de sí mismo y de dónde estaba. A su lado estaba 'la joven misteriosa' dedicándole una sonrisa mientras aún sostenía su mano entre las de ella.
- Lamento mucho haber causado este accidente Sr. Grandchester, pero su caballo me tomó por sorpresa- - explicó la chica con tranquilidad mientras soltaba sus mano y se quitaba la capucha de la cabeza, descubriendo su cabellera negra.
Terry no sabía que responder, lo había tomado por sorpresa completamente, apenas tomaba conciencia plena de su situación, estaba recargado en un gran árbol al lado del camino, su chaqueta estaba a un lado, y su camisa había sido abierta en los primeros botones, en la base del cuello del lado izquierdo, podía sentir una especie de pasta húmeda y fría cubierta por un pañuelo blanco, cuyo aroma de rosas le hacía sentir pequeños escalofríos por la nuca. A su lado unos cuantos árboles más allá, estaba atado Baltazar, tan tranquilo como hacía unas horas mientras esperaba a su amo.
- ¿Quién eres, y por qué estas siguiéndome? – preguntó Terry a la chica -¿Siguiéndote? – repitió y no pudo evitar reír -¿Qué te parece tan gracioso? – preguntó molesto - Creo Sr., que el que me ha estado siguiendo ha sido usted, o ¿cómo explica el que mi libro haya llegado a sus manos cuando yo no se lo di?- - contestó de frente y mirándole a los ojos después de que terminó de reír
Terry no supo que contestar, por un momento recordó que él había estado empeñado en buscarla para saciar sus dudas acerca de su identidad. - Mi nombre es Sara, Sara Evans- - contestó la chica como leyendo la mente del actor y extendiéndole la mano.- - y es un honor conocerte Terrence Grandchester- - agregó olvidando lo pasado con una dulce sonrisa, pues el momento se había tornado embarazoso. -Terry, dime Terry...( - - estrechó la mano de la chica, extrañamente correspondiendo al gesto de simpatía.
Después de las presentaciones formales, la obvia curiosidad del actor se delató por sí sola, sobre todo al notar el estado en el que se encontraba, sin embargo no tuvo que preguntar nada, al parecer, la chica le contestaba...
-Tendrás que disculpar mi atrevimiento, pero necesitaba bajar la inflamación del cuello, si querías estar bien para la función del viernes – explicó Sara notando lo extrañado que se encontraba por tener en el cuello un pañuelo amarrado. -¿Qué es esto?- - preguntó llevando la mano y tocando el pañuelo - Un poco de ungüento casero – le dijo guiñándole un ojo – afortunadamente crece un poco de belladona( por estos lugares, estarás bien... fue un golpe muy fuerte, realmente tienes estrella( Terry, cualquiera hubiera muerto– agregó con una sonrisa
En su vida, había conocido sólo a una chica así, con una mezcla de ingenuidad y sabiduría al mismo tiempo, que sin importarle las reglas morales o toda esas patrañas hubiera hecho lo imposible por mantener a alguien a salvo, pero ella estaba muy lejos... de él y de su amor...
En su habitación Terry no dejaba de preguntarse qué le había dado esa chica que le había alegrado lo que quedaba del día.
- Si un buen golpe en el cuello y un dolor en el orgullo y la cabeza cuentan, bueno... ahora entiendo porque no era feliz... – se dijo recostado en su cama con ambas manos bajo la cabeza y mirando hacia el techo.
Toda ella era un misterio, verla salir de entre la densa niebla del camino, envuelta en una capa negra, luego esa ropa tan singular que usaba, demasiado sencilla como para realmente residir en la mansión tan elegante. Sin embargo lo que más le había llamado la atención era el extraño medallón que llevaba en una fina cadena al cuello, y sobre todo la actitud del caballo hacia ella, sólo él y nadie más que él, era el único que podía acercarse a Baltazar y acariciarlo sin que este se pusiera bravío o huraño, y ella lo había estado acariciando... todo era muy extraño. Sin quererlo realmente, recordó la conversación que habían tenido en cuanto se escuchó que dieron las nueve en el reloj de la casa de verano del Colegio San Pablo...
- Debo irme... – había dicho ella tomando su camino hacia la casa con un poco de prisa a su parecer. - ¿Puedo verte de nuevo? – cuestionó Terry sorprendiéndose a él mismo de su pregunta, lo que hizo que Sara se detuviera. -... Claro... – había dudado al contestar -¿cuándo, mañana? – insistió tomándola de una mano para evitar que se fuera. -¿mañana? – se sorprendió al escuchar al actor -Después del ensayo, pasaré a verte a tu casa si me lo permites- -contestó aunque ella no estaba muy convencida- - me gustaría contar con un amigo que guste de mis mismos pasatiempos - -... Lo siento, no puedo... – contestó un poco apenada y soltándose de la mano del chico - - ya habrá tiempo más adelante... -¿¿que quieres decir??- - preguntó intrigado por la respuesta - nada en particular, pero puedo ver que tú y yo nos veremos nuevamente muy pronto.... – y con esto ultimo se había alejado del chico, dejándolo más intrigado que antes.
Así fue sumiéndose en la penumbra de su pensamiento la duda, pues comenzaba a vislumbrar un sentimiento diferente... algo así como un pequeño calor que embargaba su pecho poco a poco...
Mientras tanto en la mansión de Sara...
- Ya era hora de que llegaras - - fue el recibimiento frío que le dio Marguerithe en cuanto cerro la puerta principal tras ella -Debo recordarte, que esta es mi casa, y que si quiero puedo llegar a la hora que me plazca – había contestado la chica con un tono amable, pero que no dejaba de ser un tanto agresivo. -Jamás dejarás de ser una vulgar mujerzuela, ¡eres igual a tu madre! – dijo la rubia soltando su mordaz veneno, recibiendo como respuesta una sonora cachetada en su pálida mejilla. -¡No hables así de mi madre!, te lo prohibo!!- - se defendió, su dulce rostro había cambiado a una expresión dura y fría, los ojos le centelleaban con furia contenida, hubiera deseado saltarle encima y hacer que se arrepintiera de mancillar a lo que más amaba. -No puedes prohibirme nada- - contestó enojada la rubia corriendo hacia el espejo que se encontraba más cercano- - ¡maldita salvaje! - - expresó al ver que su pálida piel quedaría marcada por un moretón, y dispuesta a desfigurarle el rostro con sus uñas- - siempre serás una fierecilla corriente y vulgar, hubiera dado todo porque Ma... -¡¡Basta Marguerithe!!- - gritó la baronesa que al escuchar los gritos chillones de su hija había salido de sus habitaciones. -- ¡Discúlpate ahora mismo con Sara!—agregó con expresión dura mirándola -¡¡Pero madre... -¡ahora mismo Marguerithe!—sentenció la mujer- - no debes de olvidar cual es nuestra posición en esta casa...- - agregó en tono sugerente a su hija, quien no podía simplemente humillarse frente a la otra. -No será necesario Baronesa... – dijo Sara volviendo a su expresión amable, aunque sus ojos distaban mucho de eso y caminando hacia las escaleras para ir a su habitación - -... el castigo siempre cae en lo que más amamos... – dijo casi en un susurro al pasar junto a Marguerithe sin mirarla -Maldita bruja... – pensó la rubia con una sonrisa forzada al verla pasar.
Una vez que Sara hubo desaparecido de la estancia, la rubia pudo desfogar su ira haciendo un berrinche que ni el chiquillo más malcriado del mundo hubiese podido igualar.
- debes de medir tus palabras Margie – dijo la Baronesa borrando la sonrisa amable de su rostro - - sabes que aquí somos tan bienvenidas como la peste – dijo sentándose en uno de los sillones. -Lo sé madre, pero ¿¡tenías que hacerme disculpar con ella!?- - dijo ella mostrando su enfado - es necesario que Sara crea que estamos de su lado... bueno que por lo menos yo estoy de su lado- - agregó al ver que a su hija le costaba mucho la convivencia. -Ella no es tan ingenua madre – -Las cosas han cambiado Margie, Sara ya no es la niña a la que obligaba a hacer lo que yo quería, aún no entiendo porque nos ha dejado volver a su vida después de... -Por que es una maldita convenenciera, seguramente está tramando algo para vengarse de nosotras tres... – interrumpió Marge caminando de un lado a otro de la estancia haciendo notar su enfado e impotencia. -Te equivocas querida, Sara tiene mucho contra mí y contra ti, es imposible que vuelva a confiar en alguna de nosotras, pero...
La conversación siguió hasta pasada la hora de la cena, mientras tanto en la habitación de Sara.
- Así que por fin tuviste ese encuentro con "mi" queridísimo y amado actor- - decía Jacqueline con los ojos brillantes y una gran sonrisa sentada sobre la cama mientras Sara salía del baño secándose el cabello. -Sí, y debo decir que me ha dado una buena impresión... – contestó -Y ¿a quien no?, es guapo, millonario, de sangre noble, todo un artista, un caballero... y además es SOLTERO, un extraordinario partido para cualquiera... -Vaya... tal parece que te encanta – dijo riendo -Si no me casara este fin de semana, te juro que haría mi lucha... -¡¡Jaqueline, eso no es de una dama!! – dijo la chica apretándose la nariz y adoptando un porte altanero y falso, imitando a la Baronesa -- ¡qué diría Arthur!... – agregó soltándose a reír junto con su interlocutora. - Sin embargo... sus ojos, él sufre, su corazón tiene una gran pena... pude sentirlo – se dijo en cuanto terminaron de reír sin que Jacqueline se diera cuenta.
Esa noche, el sueño la arropó en algo parecido a la preocupación...
A la mañana siguiente Terry salía de la villa para ir al ensayo, aún pensaba que su encuentro con Sara había sido algo extraño. Sin proponérselo ya estaba planeando ir de nuevo a la mansión del arquero, seguramente ahí la encontraría, podría quitar de su mente esa idea fija de estar a su lado...
- Y es que te pareces tanto a ella... – se dijo mientras manejaba su automóvil hasta el teatro y lo aparcaba.
El ensayo fue ameno, el estaba de buen humor, cosa que extrañó a la compañía, a todos, menos a John, que como siempre sabía parte de la historia, pues Terry no le había comentado todo lo sucedido la noche anterior. Cuando ya todos salían satisfechos de su excelente trabajo para disfrutar lo que quedaba de la tarde como quisieran, Robert llamó a Terry aparte.
- Tu dirás Robert- - dijo Terry mientras tomaba asiento frente al hombre con una taza de té en sus manos. -Terry, hoy es la gala de cierre de temporada de mi mejor amigo Carl Hudson, es un gran productor y me ha obsequiado boletos para el concierto, pero como ves ya es muy tarde para asistir, sin embargo la gala es dentro de una hora y mi esposa no puede ir, sigue enferma, le ha caído fatal el clima tan cambiante... me preguntaba si tú... -Puedo ir en tu representación- - agregó Terry -Sí, sé que no te gustan ese tipo de eventos, pero es un favor que te pido como amigo- - insistió Robert tratando de convencerlo. Robert yo... tengo planes... -Vamos Terry, no te molestaría, pero Carl es mi mejor amigo y... -Esta bien Robert, no tienes que suplicar—contestó el chico, se sentía tan de buen humor y quería tanto a Robert que sabía que eso lo haría feliz. -Bien, gracias Terry, mil gracias, dale mis respetos y mis disculpas y gracias de nuevo- - dijo el hombre estrechando la mano de Terry en sincero agradecimiento.
Los planes habían cambiado, ya no podría pasar a la casa del arquero, pero supuso que como todavía le quedaba una semana en Escocia, tendría tiempo suficiente para encontrarse de nuevo con Sara.
El salón del hotel en donde se daba la gala por el cierre de temporada estaba bellamente decorado, varios jóvenes vestidos con el traje tradicional escocés estaban recibiendo a los invitados. La música se escuchaba dentro del gran salón, varias mesas estaban dispuestas con largos manteles blancos y grandes bouquets de flores en el centro con algunas velas, el decorado era impresionante y de gran gusto, los grandes ventanales daban hacia los jardines del hotel, que también habían sido decorados con candelabros al estilo medieval, la luna brillaba a lo alto del cielo oscuro brindando su brillantez y belleza, dándole al ambiente un aspecto de romanticismo puro.
En el salón las mujeres envueltas en sus mejores vestidos bailaban y conversaban unas con otras, los caballeros disfrutaban brindando, bailando y conversando de algunos temas como política, la guerra y sobre todo de las críticas del concierto al cual habían asistido previamente.
A pesar de pertenecer a la bohemia, Terry se daba cuenta de que hasta entre ellos había grandes diferencias, esto lo notó, porque la mayoría de los invitados era gente de edad avanzada, había muy pocos jóvenes, y entre ellos había una especie de aislamiento, timidez, claro también los había muy divertidos y que disfrutaban al máximo de estar en una fiesta. En su grupo había gente más extrovertida y hasta del tipo extravagante.
Después de que Terry hizo su entrada en el lugar envuelto en su deslumbrante frac negro, que le sentaba de maravilla haciéndolo parecer todo un noble caballero, con esos ojos azul oscuro y esa personalidad arrogante, pero completamente perturbadora; presentó sus respetos y disculpas por la ausencia de Robert Hathaway en la gala, y optó por aislarse de igual manera, había gente que conocía, pero detestaba asistir a eventos sociales, desde que había vuelto a la compañía Strafford, sólo asistía de manera obligada y un tiempo considerable(, dándole más auge a su fama de ermitaño; así que sin más se retiró hacia la terraza, había varias parejas disfrutando de la luna, así que para no parecer intruso se acomodó a lo lejos y se recargó en la balaustrada a disfrutar del espectáculo de la luna sobre los verdes árboles del jardín.
La música comenzó a sonar dentro del salón y de un momento a otro comenzaban a dejarlo solo en la terraza, no le importó, de cierta forma se sentía más cómodo de esta manera, había dejado a su mente divagar en la nada, tan distraído estaba que no se dio cuenta de la presencia de otra persona a su espalda. Sin embargo un sutil aroma a rosas de invierno lo sacó de su ensoñación, sonrió, y se dio vuelta.
- Si hubiera estado invitado a esta fiesta juraría que me estas siguiendo Srita. Evans- - dijo en su característico tono de mofa, y la muchacha sonrió divertida. - No quisiera decepcionarlo Sr. Grandchester, pero me ha causado usted la misma sorpresa de encontrarlo aquí – contestó ella siguiéndole el juego mientras se acercaba a él. - Es una encantadora y bella coincidencia- - respondió haciendo alusión a la apariencia de la joven, mientras tomaba su mano y la besaba en señal de saludo. - Puedo decir lo mismo... – contestó con un leve rubor en sus mejillas.
Sara iba arreglada para la ocasión con un vestido negro corte imperio con las mangas caídas, que dejaban al descubierto sus hombros, su cabello oscuro iba arreglado en un rodete con algunos cabellos sueltos que había rizado y que enmarcaban su rostro de una manera seductora y a la vez con un toque angelical, el tocado eran dos rosas blancas que resaltaban con el negro de sus cabellos. Su único accesorio era una cinta de terciopelo negro en el cuello que sostenía el medallón que tanto le había extrañado a Terry, se veía sencilla y a la vez con la elegancia natural de su porte.
Después de algunos minutos de apacible silencio entre ellos, en el salón comenzaba a sonar una nueva melodía, un vals, suave e intenso; sin decir una sola palabra Terry le ofreció su brazo a Sara y ella lo aceptó con una reverencia, comenzaron a bailar por toda la terraza, ambos con los rostros sonrientes, sin embargo la mirada de él se perdía antes de llegar siquiera a ella(...
- ¿Qué es lo que te pasa? – preguntó ella directamente -¿A qué te refieres? – contestó un tanto inconsciente de lo que realmente decían sus ojos - ¿Quién es ella, Terry? Quien es por quien sufres, quién se ha llevado tu alma consigo – agregó y Terry realmente se turbó deteniéndose en secó y soltándola dio un paso hacia atrás, su expresión de pocos amigos había vuelto a su rostro. -No es algo que te importe, no me gusta la gente entrometida – contestó con una mirada dura y fría que le caló a Sara hasta muy dentro.
Lo que siguió, ni siquiera el propio Terry lo entendió, pues la joven no se intimidó ante la mirada asesina, al contrario ni siquiera sintió el impulso de quedarse callada o de retirarse, parecía como si ella lo entendiera a la perfección.
-Los ojos de las personas dicen más de lo que muchos piensan – dijo con suavidad mientras daba un paso hacia él acercándose más de lo socialmente permitido.
Terry sin saber que hacer, aún molesto por la intromisión de la chica no se movió, y grande fue su impresión cuando la chica sin más tomó su rostro con ambas manos y acercándolo al de ella tanto que podía sentir su aliento en las mejillas.
- Te entiendo más de lo que crees, puedo sentir un gran dolor dentro de ti, me lo dicen tus ojos, que sólo pueden expresar soledad y tristeza—comenzó a decir con voz suave, pero a la vez segura- - lo sé porque tú y yo somos almas parecidas, estamos rotas y necesitamos que vuelvan a unir esos pedazos que dejamos perdidos en el pasado... - no logro entenderte Sara – dijo él, lo había tomado por completa sorpresa que la barrera de sus sentimientos cedió sin que se diera cuenta mientras ella separaba el rostro, sin embargo no lo soltó - Negados a amar aún si tenemos la oportunidad, solitarios por convicción, por que no nos ha quedado más remedio que aceptar el mandato del destino... somos almas rotas Terry, es por eso que puedo comprender tu gran dolor y desesperación, no podemos vivir el presente cuando no hemos dejado atrás al pasado, llevas una carga enorme en el corazón... -................. - - su mirada se había suavizado - Callas por que sabes que tengo razón, porque tu vida ha estado tan llena de decepciones que prefieres poner tu barrera y aislarte del mundo para no volver a sufrir, para no volver a sentir que te desgarran el alma lentamente mientras te consumes por dentro con veneno... -... con el veneno que significa amar a alguien prohibido... - - agregó para sus adentros mientras en su mente se imaginaba a Candy sonriente y dulce como siempre. - Lo has entendido... – dijo ella de manera misteriosa aún sin haber escuchado lo que había dicho el actor. - No lo sé... -Es tiempo de que aprendas a vivir, es tiempo de ver hacia el nuevo amanecer que se presenta ante tus ojos... -Quieres que renuncie... -No, renuncia al pasado Terry, no a los recuerdos, al final es lo único que nos queda... - - dijo - -... pero si tienes la posibilidad de luchar por lo que amas, no te rindas, búscala y dile que la amas, cierra esa página de tu vida, tú eres el único que puede darle un final a la historia... – agregó con la mirada fija en sus ojos azul oscuro. - .................. - El destino dirá si será un final feliz o si debes poner punto final y comenzar una nueva página...
Y diciendo esto Sara se acercó una vez más a él y le besó en la mejilla, dio media vuelta y lo dejó solo con sus pensamientos en la terraza
Al día siguiente muy temprano, cuando Sara salía de su casa, la interceptaba un automóvil, el conductor le abría la portezuela y con una sonrisa la invitaba a subir. Sin decir palabra, Sara subió al asiento del copiloto y le regaló una gran sonrisa al conductor.
- Veo que no me guardas rencor por lo de anoche- - dijo ella una vez que el auto arrancó- -no quise ser tan ruda y confrontarte de la manera en que lo hice... -Hoy no quiero hablar de eso... ¿qué te parece si te llevó a un lugar que creo te gustará?- - interrumpió Terry sin quitar la mirada del camino . Esta bien, como quieras- - fue lo único que contestó y nadie volvió a hablar por el camino.
El auto de Terry se estacionó cerca de lo un edificio con una construcción algo extraña, era de cristal y rodeado de plantas y árboles, parecía un caparazón de tortuga trasparente rodeado del bello verde de la naturaleza. En el momento en que Terry apagó el motor de su vehículo se volteó y miró a Sara a los ojos.
- Ayer hiciste lo que sólo una persona había logrado hacer en toda mi vida- - empezó a decir- - derrumbaste mi barrera tan fácilmente que me dejaste indefenso... y te admiro por eso—dijo el chico mientras tomaba las manos de ella entre las suyas. -Terry... - - -Hiciste que esa parte de mí que estaba enterrada por fuerza saliera y me hiciera reflexionar acerca del pasado y de lo que será el futuro si tengo el valor para hacerlo. -Lo tendrás Terry, tendrás el valor... - Tu gesto de cariño y de confianza incondicional( me ha devuelto cierta esperanza en mi vida, fue como sentir que el sol volvía a salir... -Yo no sé que decir... – dijo ella ruborizada por completo -Sólo di que puedo contar contigo, que tú jamás me decepcionarás... - Jamás lo haré Terry, lo juró – afirmó y el impulso entre ambos fue natural y se fusionaron en un abrazo.
Fue este el inicio de una amistad que pronto se afianzaría con el paso del tiempo.
Mientras tanto en un Hospital de Chicago...
-¡CANDY! ¡CANDY! -¿Que ocurre Florence? ¿por qué tanto escándalo?- - contestó la joven -Acaban de traer a Albert, parece que le dispararon...
CONTINUARÁ...
Notas de la autora:
Al fin pude tener el tercer capítulo de mi fic, debo agradecer antes que nada a todas aquellas personas que han tenido la amabilidad de leerlo y darme su opinión al respecto, entre ellas aprecio mucho los comentarios de Evelyn, Lily Ramírez y Alexa P. Es un honor para mí chicas que se tomen la molestia de hacerme un comentario.
Por otro lado espero no haber exagerado con el relato, pero es que realmente me ha costado un poco de trabajo meter a todos mis personajes (ya se habrán dado cuenta quienes son los villanos... y FALTAN) jeje ( , no espero hacer esto muy largo.
En cuanto a Terry y Sara, bueno ya se habrán dado cuenta que la atracción que él siente por ella tiene su causa, y es que traté de que ella y Candy se parecieran levemente en lo físico y mucho en lo emocional. También habrán notado que la actitud de Terry al final del capítulo es completamente fuera de serie, sin embargo tomen en consideración el paso del tiempo, la madurez del personaje y por supuesto la idea plena de que encontró a alguien tan parecida a Candy que la confianza salía sobrando.
Como ven en el próximo capítulo debuta mi querida Candy y el super-guapo de Albert, y un poco más de la historia de Sara y Terry. Descuiden pronto habrá reencuentro, lo prometo.
Atte. Karonte.
(Nótese que Terry sólo se hace llamar así por sus amigos más cercanos. ( Planta narcótica y venenosa de donde se obtiene la atropina, un alcaloide utilizado en medicina para las inflamaciones. ( Esta frase se utiliza para decir que se tiene buena fortuna o suerte. ( Para Terry el tiempo considerable era menos de una hora, lo suficiente para no ofender a Hathaway ( Quiero decir que la veía, pero no la miraba ¿recuerdan esto? ˆˆ ( Se refiere al beso en la mejilla
Por: Karonte.
Capítulo 111: Amanecer en un corazón sombrío.
Imagina un camino desierto, cercado de árboles, al anochecer,
Imagina un paisaje en el que los sonidos de la noche inundan el ambiente,
Imagina un corcel negro galopando a toda velocidad por ese camino,
Imagina un jinete con porte de príncipe y mirada melancólica,
Imagina a un espíritu del bosque saliendo entre la niebla...
Tremendo fue el susto que el pobre Baltazar se dio, y no sólo él, Terry había tratado de detenerlo, pero era demasiado tarde, la sangre se le había helado en cuanto escuchó el grito de una mujer, el caballo relinchaba con fuerza asustado y se alzaba en sus patas traseras, Terry trató de asirse fuertemente a las riendas, sin embargo perdió el equilibrio cayendo al suelo de espaldas, no podía recordar más...
Minutos más tarde, un fuerte dolor en la cabeza lo hizo regresar a la realidad, sin embargo todo le daba vueltas y estaba borroso, poco a poco la imagen frente a él se fue haciendo más nítida, esa sonrisa dulce, esos brillantes ojos, y esa naricilla llena de pecas...
- Candy... – susurró alargando su mano para tocarla en la mejilla. -Estarás bien- - contestó la imagen tomando la mano de Terry en el camino con ambas manos.
Fue en este momento que Terry regresó de su ensoñación, recobrando por completo el conocimiento de sí mismo y de dónde estaba. A su lado estaba 'la joven misteriosa' dedicándole una sonrisa mientras aún sostenía su mano entre las de ella.
- Lamento mucho haber causado este accidente Sr. Grandchester, pero su caballo me tomó por sorpresa- - explicó la chica con tranquilidad mientras soltaba sus mano y se quitaba la capucha de la cabeza, descubriendo su cabellera negra.
Terry no sabía que responder, lo había tomado por sorpresa completamente, apenas tomaba conciencia plena de su situación, estaba recargado en un gran árbol al lado del camino, su chaqueta estaba a un lado, y su camisa había sido abierta en los primeros botones, en la base del cuello del lado izquierdo, podía sentir una especie de pasta húmeda y fría cubierta por un pañuelo blanco, cuyo aroma de rosas le hacía sentir pequeños escalofríos por la nuca. A su lado unos cuantos árboles más allá, estaba atado Baltazar, tan tranquilo como hacía unas horas mientras esperaba a su amo.
- ¿Quién eres, y por qué estas siguiéndome? – preguntó Terry a la chica -¿Siguiéndote? – repitió y no pudo evitar reír -¿Qué te parece tan gracioso? – preguntó molesto - Creo Sr., que el que me ha estado siguiendo ha sido usted, o ¿cómo explica el que mi libro haya llegado a sus manos cuando yo no se lo di?- - contestó de frente y mirándole a los ojos después de que terminó de reír
Terry no supo que contestar, por un momento recordó que él había estado empeñado en buscarla para saciar sus dudas acerca de su identidad. - Mi nombre es Sara, Sara Evans- - contestó la chica como leyendo la mente del actor y extendiéndole la mano.- - y es un honor conocerte Terrence Grandchester- - agregó olvidando lo pasado con una dulce sonrisa, pues el momento se había tornado embarazoso. -Terry, dime Terry...( - - estrechó la mano de la chica, extrañamente correspondiendo al gesto de simpatía.
Después de las presentaciones formales, la obvia curiosidad del actor se delató por sí sola, sobre todo al notar el estado en el que se encontraba, sin embargo no tuvo que preguntar nada, al parecer, la chica le contestaba...
-Tendrás que disculpar mi atrevimiento, pero necesitaba bajar la inflamación del cuello, si querías estar bien para la función del viernes – explicó Sara notando lo extrañado que se encontraba por tener en el cuello un pañuelo amarrado. -¿Qué es esto?- - preguntó llevando la mano y tocando el pañuelo - Un poco de ungüento casero – le dijo guiñándole un ojo – afortunadamente crece un poco de belladona( por estos lugares, estarás bien... fue un golpe muy fuerte, realmente tienes estrella( Terry, cualquiera hubiera muerto– agregó con una sonrisa
En su vida, había conocido sólo a una chica así, con una mezcla de ingenuidad y sabiduría al mismo tiempo, que sin importarle las reglas morales o toda esas patrañas hubiera hecho lo imposible por mantener a alguien a salvo, pero ella estaba muy lejos... de él y de su amor...
En su habitación Terry no dejaba de preguntarse qué le había dado esa chica que le había alegrado lo que quedaba del día.
- Si un buen golpe en el cuello y un dolor en el orgullo y la cabeza cuentan, bueno... ahora entiendo porque no era feliz... – se dijo recostado en su cama con ambas manos bajo la cabeza y mirando hacia el techo.
Toda ella era un misterio, verla salir de entre la densa niebla del camino, envuelta en una capa negra, luego esa ropa tan singular que usaba, demasiado sencilla como para realmente residir en la mansión tan elegante. Sin embargo lo que más le había llamado la atención era el extraño medallón que llevaba en una fina cadena al cuello, y sobre todo la actitud del caballo hacia ella, sólo él y nadie más que él, era el único que podía acercarse a Baltazar y acariciarlo sin que este se pusiera bravío o huraño, y ella lo había estado acariciando... todo era muy extraño. Sin quererlo realmente, recordó la conversación que habían tenido en cuanto se escuchó que dieron las nueve en el reloj de la casa de verano del Colegio San Pablo...
- Debo irme... – había dicho ella tomando su camino hacia la casa con un poco de prisa a su parecer. - ¿Puedo verte de nuevo? – cuestionó Terry sorprendiéndose a él mismo de su pregunta, lo que hizo que Sara se detuviera. -... Claro... – había dudado al contestar -¿cuándo, mañana? – insistió tomándola de una mano para evitar que se fuera. -¿mañana? – se sorprendió al escuchar al actor -Después del ensayo, pasaré a verte a tu casa si me lo permites- -contestó aunque ella no estaba muy convencida- - me gustaría contar con un amigo que guste de mis mismos pasatiempos - -... Lo siento, no puedo... – contestó un poco apenada y soltándose de la mano del chico - - ya habrá tiempo más adelante... -¿¿que quieres decir??- - preguntó intrigado por la respuesta - nada en particular, pero puedo ver que tú y yo nos veremos nuevamente muy pronto.... – y con esto ultimo se había alejado del chico, dejándolo más intrigado que antes.
Así fue sumiéndose en la penumbra de su pensamiento la duda, pues comenzaba a vislumbrar un sentimiento diferente... algo así como un pequeño calor que embargaba su pecho poco a poco...
Mientras tanto en la mansión de Sara...
- Ya era hora de que llegaras - - fue el recibimiento frío que le dio Marguerithe en cuanto cerro la puerta principal tras ella -Debo recordarte, que esta es mi casa, y que si quiero puedo llegar a la hora que me plazca – había contestado la chica con un tono amable, pero que no dejaba de ser un tanto agresivo. -Jamás dejarás de ser una vulgar mujerzuela, ¡eres igual a tu madre! – dijo la rubia soltando su mordaz veneno, recibiendo como respuesta una sonora cachetada en su pálida mejilla. -¡No hables así de mi madre!, te lo prohibo!!- - se defendió, su dulce rostro había cambiado a una expresión dura y fría, los ojos le centelleaban con furia contenida, hubiera deseado saltarle encima y hacer que se arrepintiera de mancillar a lo que más amaba. -No puedes prohibirme nada- - contestó enojada la rubia corriendo hacia el espejo que se encontraba más cercano- - ¡maldita salvaje! - - expresó al ver que su pálida piel quedaría marcada por un moretón, y dispuesta a desfigurarle el rostro con sus uñas- - siempre serás una fierecilla corriente y vulgar, hubiera dado todo porque Ma... -¡¡Basta Marguerithe!!- - gritó la baronesa que al escuchar los gritos chillones de su hija había salido de sus habitaciones. -- ¡Discúlpate ahora mismo con Sara!—agregó con expresión dura mirándola -¡¡Pero madre... -¡ahora mismo Marguerithe!—sentenció la mujer- - no debes de olvidar cual es nuestra posición en esta casa...- - agregó en tono sugerente a su hija, quien no podía simplemente humillarse frente a la otra. -No será necesario Baronesa... – dijo Sara volviendo a su expresión amable, aunque sus ojos distaban mucho de eso y caminando hacia las escaleras para ir a su habitación - -... el castigo siempre cae en lo que más amamos... – dijo casi en un susurro al pasar junto a Marguerithe sin mirarla -Maldita bruja... – pensó la rubia con una sonrisa forzada al verla pasar.
Una vez que Sara hubo desaparecido de la estancia, la rubia pudo desfogar su ira haciendo un berrinche que ni el chiquillo más malcriado del mundo hubiese podido igualar.
- debes de medir tus palabras Margie – dijo la Baronesa borrando la sonrisa amable de su rostro - - sabes que aquí somos tan bienvenidas como la peste – dijo sentándose en uno de los sillones. -Lo sé madre, pero ¿¡tenías que hacerme disculpar con ella!?- - dijo ella mostrando su enfado - es necesario que Sara crea que estamos de su lado... bueno que por lo menos yo estoy de su lado- - agregó al ver que a su hija le costaba mucho la convivencia. -Ella no es tan ingenua madre – -Las cosas han cambiado Margie, Sara ya no es la niña a la que obligaba a hacer lo que yo quería, aún no entiendo porque nos ha dejado volver a su vida después de... -Por que es una maldita convenenciera, seguramente está tramando algo para vengarse de nosotras tres... – interrumpió Marge caminando de un lado a otro de la estancia haciendo notar su enfado e impotencia. -Te equivocas querida, Sara tiene mucho contra mí y contra ti, es imposible que vuelva a confiar en alguna de nosotras, pero...
La conversación siguió hasta pasada la hora de la cena, mientras tanto en la habitación de Sara.
- Así que por fin tuviste ese encuentro con "mi" queridísimo y amado actor- - decía Jacqueline con los ojos brillantes y una gran sonrisa sentada sobre la cama mientras Sara salía del baño secándose el cabello. -Sí, y debo decir que me ha dado una buena impresión... – contestó -Y ¿a quien no?, es guapo, millonario, de sangre noble, todo un artista, un caballero... y además es SOLTERO, un extraordinario partido para cualquiera... -Vaya... tal parece que te encanta – dijo riendo -Si no me casara este fin de semana, te juro que haría mi lucha... -¡¡Jaqueline, eso no es de una dama!! – dijo la chica apretándose la nariz y adoptando un porte altanero y falso, imitando a la Baronesa -- ¡qué diría Arthur!... – agregó soltándose a reír junto con su interlocutora. - Sin embargo... sus ojos, él sufre, su corazón tiene una gran pena... pude sentirlo – se dijo en cuanto terminaron de reír sin que Jacqueline se diera cuenta.
Esa noche, el sueño la arropó en algo parecido a la preocupación...
A la mañana siguiente Terry salía de la villa para ir al ensayo, aún pensaba que su encuentro con Sara había sido algo extraño. Sin proponérselo ya estaba planeando ir de nuevo a la mansión del arquero, seguramente ahí la encontraría, podría quitar de su mente esa idea fija de estar a su lado...
- Y es que te pareces tanto a ella... – se dijo mientras manejaba su automóvil hasta el teatro y lo aparcaba.
El ensayo fue ameno, el estaba de buen humor, cosa que extrañó a la compañía, a todos, menos a John, que como siempre sabía parte de la historia, pues Terry no le había comentado todo lo sucedido la noche anterior. Cuando ya todos salían satisfechos de su excelente trabajo para disfrutar lo que quedaba de la tarde como quisieran, Robert llamó a Terry aparte.
- Tu dirás Robert- - dijo Terry mientras tomaba asiento frente al hombre con una taza de té en sus manos. -Terry, hoy es la gala de cierre de temporada de mi mejor amigo Carl Hudson, es un gran productor y me ha obsequiado boletos para el concierto, pero como ves ya es muy tarde para asistir, sin embargo la gala es dentro de una hora y mi esposa no puede ir, sigue enferma, le ha caído fatal el clima tan cambiante... me preguntaba si tú... -Puedo ir en tu representación- - agregó Terry -Sí, sé que no te gustan ese tipo de eventos, pero es un favor que te pido como amigo- - insistió Robert tratando de convencerlo. Robert yo... tengo planes... -Vamos Terry, no te molestaría, pero Carl es mi mejor amigo y... -Esta bien Robert, no tienes que suplicar—contestó el chico, se sentía tan de buen humor y quería tanto a Robert que sabía que eso lo haría feliz. -Bien, gracias Terry, mil gracias, dale mis respetos y mis disculpas y gracias de nuevo- - dijo el hombre estrechando la mano de Terry en sincero agradecimiento.
Los planes habían cambiado, ya no podría pasar a la casa del arquero, pero supuso que como todavía le quedaba una semana en Escocia, tendría tiempo suficiente para encontrarse de nuevo con Sara.
El salón del hotel en donde se daba la gala por el cierre de temporada estaba bellamente decorado, varios jóvenes vestidos con el traje tradicional escocés estaban recibiendo a los invitados. La música se escuchaba dentro del gran salón, varias mesas estaban dispuestas con largos manteles blancos y grandes bouquets de flores en el centro con algunas velas, el decorado era impresionante y de gran gusto, los grandes ventanales daban hacia los jardines del hotel, que también habían sido decorados con candelabros al estilo medieval, la luna brillaba a lo alto del cielo oscuro brindando su brillantez y belleza, dándole al ambiente un aspecto de romanticismo puro.
En el salón las mujeres envueltas en sus mejores vestidos bailaban y conversaban unas con otras, los caballeros disfrutaban brindando, bailando y conversando de algunos temas como política, la guerra y sobre todo de las críticas del concierto al cual habían asistido previamente.
A pesar de pertenecer a la bohemia, Terry se daba cuenta de que hasta entre ellos había grandes diferencias, esto lo notó, porque la mayoría de los invitados era gente de edad avanzada, había muy pocos jóvenes, y entre ellos había una especie de aislamiento, timidez, claro también los había muy divertidos y que disfrutaban al máximo de estar en una fiesta. En su grupo había gente más extrovertida y hasta del tipo extravagante.
Después de que Terry hizo su entrada en el lugar envuelto en su deslumbrante frac negro, que le sentaba de maravilla haciéndolo parecer todo un noble caballero, con esos ojos azul oscuro y esa personalidad arrogante, pero completamente perturbadora; presentó sus respetos y disculpas por la ausencia de Robert Hathaway en la gala, y optó por aislarse de igual manera, había gente que conocía, pero detestaba asistir a eventos sociales, desde que había vuelto a la compañía Strafford, sólo asistía de manera obligada y un tiempo considerable(, dándole más auge a su fama de ermitaño; así que sin más se retiró hacia la terraza, había varias parejas disfrutando de la luna, así que para no parecer intruso se acomodó a lo lejos y se recargó en la balaustrada a disfrutar del espectáculo de la luna sobre los verdes árboles del jardín.
La música comenzó a sonar dentro del salón y de un momento a otro comenzaban a dejarlo solo en la terraza, no le importó, de cierta forma se sentía más cómodo de esta manera, había dejado a su mente divagar en la nada, tan distraído estaba que no se dio cuenta de la presencia de otra persona a su espalda. Sin embargo un sutil aroma a rosas de invierno lo sacó de su ensoñación, sonrió, y se dio vuelta.
- Si hubiera estado invitado a esta fiesta juraría que me estas siguiendo Srita. Evans- - dijo en su característico tono de mofa, y la muchacha sonrió divertida. - No quisiera decepcionarlo Sr. Grandchester, pero me ha causado usted la misma sorpresa de encontrarlo aquí – contestó ella siguiéndole el juego mientras se acercaba a él. - Es una encantadora y bella coincidencia- - respondió haciendo alusión a la apariencia de la joven, mientras tomaba su mano y la besaba en señal de saludo. - Puedo decir lo mismo... – contestó con un leve rubor en sus mejillas.
Sara iba arreglada para la ocasión con un vestido negro corte imperio con las mangas caídas, que dejaban al descubierto sus hombros, su cabello oscuro iba arreglado en un rodete con algunos cabellos sueltos que había rizado y que enmarcaban su rostro de una manera seductora y a la vez con un toque angelical, el tocado eran dos rosas blancas que resaltaban con el negro de sus cabellos. Su único accesorio era una cinta de terciopelo negro en el cuello que sostenía el medallón que tanto le había extrañado a Terry, se veía sencilla y a la vez con la elegancia natural de su porte.
Después de algunos minutos de apacible silencio entre ellos, en el salón comenzaba a sonar una nueva melodía, un vals, suave e intenso; sin decir una sola palabra Terry le ofreció su brazo a Sara y ella lo aceptó con una reverencia, comenzaron a bailar por toda la terraza, ambos con los rostros sonrientes, sin embargo la mirada de él se perdía antes de llegar siquiera a ella(...
- ¿Qué es lo que te pasa? – preguntó ella directamente -¿A qué te refieres? – contestó un tanto inconsciente de lo que realmente decían sus ojos - ¿Quién es ella, Terry? Quien es por quien sufres, quién se ha llevado tu alma consigo – agregó y Terry realmente se turbó deteniéndose en secó y soltándola dio un paso hacia atrás, su expresión de pocos amigos había vuelto a su rostro. -No es algo que te importe, no me gusta la gente entrometida – contestó con una mirada dura y fría que le caló a Sara hasta muy dentro.
Lo que siguió, ni siquiera el propio Terry lo entendió, pues la joven no se intimidó ante la mirada asesina, al contrario ni siquiera sintió el impulso de quedarse callada o de retirarse, parecía como si ella lo entendiera a la perfección.
-Los ojos de las personas dicen más de lo que muchos piensan – dijo con suavidad mientras daba un paso hacia él acercándose más de lo socialmente permitido.
Terry sin saber que hacer, aún molesto por la intromisión de la chica no se movió, y grande fue su impresión cuando la chica sin más tomó su rostro con ambas manos y acercándolo al de ella tanto que podía sentir su aliento en las mejillas.
- Te entiendo más de lo que crees, puedo sentir un gran dolor dentro de ti, me lo dicen tus ojos, que sólo pueden expresar soledad y tristeza—comenzó a decir con voz suave, pero a la vez segura- - lo sé porque tú y yo somos almas parecidas, estamos rotas y necesitamos que vuelvan a unir esos pedazos que dejamos perdidos en el pasado... - no logro entenderte Sara – dijo él, lo había tomado por completa sorpresa que la barrera de sus sentimientos cedió sin que se diera cuenta mientras ella separaba el rostro, sin embargo no lo soltó - Negados a amar aún si tenemos la oportunidad, solitarios por convicción, por que no nos ha quedado más remedio que aceptar el mandato del destino... somos almas rotas Terry, es por eso que puedo comprender tu gran dolor y desesperación, no podemos vivir el presente cuando no hemos dejado atrás al pasado, llevas una carga enorme en el corazón... -................. - - su mirada se había suavizado - Callas por que sabes que tengo razón, porque tu vida ha estado tan llena de decepciones que prefieres poner tu barrera y aislarte del mundo para no volver a sufrir, para no volver a sentir que te desgarran el alma lentamente mientras te consumes por dentro con veneno... -... con el veneno que significa amar a alguien prohibido... - - agregó para sus adentros mientras en su mente se imaginaba a Candy sonriente y dulce como siempre. - Lo has entendido... – dijo ella de manera misteriosa aún sin haber escuchado lo que había dicho el actor. - No lo sé... -Es tiempo de que aprendas a vivir, es tiempo de ver hacia el nuevo amanecer que se presenta ante tus ojos... -Quieres que renuncie... -No, renuncia al pasado Terry, no a los recuerdos, al final es lo único que nos queda... - - dijo - -... pero si tienes la posibilidad de luchar por lo que amas, no te rindas, búscala y dile que la amas, cierra esa página de tu vida, tú eres el único que puede darle un final a la historia... – agregó con la mirada fija en sus ojos azul oscuro. - .................. - El destino dirá si será un final feliz o si debes poner punto final y comenzar una nueva página...
Y diciendo esto Sara se acercó una vez más a él y le besó en la mejilla, dio media vuelta y lo dejó solo con sus pensamientos en la terraza
Al día siguiente muy temprano, cuando Sara salía de su casa, la interceptaba un automóvil, el conductor le abría la portezuela y con una sonrisa la invitaba a subir. Sin decir palabra, Sara subió al asiento del copiloto y le regaló una gran sonrisa al conductor.
- Veo que no me guardas rencor por lo de anoche- - dijo ella una vez que el auto arrancó- -no quise ser tan ruda y confrontarte de la manera en que lo hice... -Hoy no quiero hablar de eso... ¿qué te parece si te llevó a un lugar que creo te gustará?- - interrumpió Terry sin quitar la mirada del camino . Esta bien, como quieras- - fue lo único que contestó y nadie volvió a hablar por el camino.
El auto de Terry se estacionó cerca de lo un edificio con una construcción algo extraña, era de cristal y rodeado de plantas y árboles, parecía un caparazón de tortuga trasparente rodeado del bello verde de la naturaleza. En el momento en que Terry apagó el motor de su vehículo se volteó y miró a Sara a los ojos.
- Ayer hiciste lo que sólo una persona había logrado hacer en toda mi vida- - empezó a decir- - derrumbaste mi barrera tan fácilmente que me dejaste indefenso... y te admiro por eso—dijo el chico mientras tomaba las manos de ella entre las suyas. -Terry... - - -Hiciste que esa parte de mí que estaba enterrada por fuerza saliera y me hiciera reflexionar acerca del pasado y de lo que será el futuro si tengo el valor para hacerlo. -Lo tendrás Terry, tendrás el valor... - Tu gesto de cariño y de confianza incondicional( me ha devuelto cierta esperanza en mi vida, fue como sentir que el sol volvía a salir... -Yo no sé que decir... – dijo ella ruborizada por completo -Sólo di que puedo contar contigo, que tú jamás me decepcionarás... - Jamás lo haré Terry, lo juró – afirmó y el impulso entre ambos fue natural y se fusionaron en un abrazo.
Fue este el inicio de una amistad que pronto se afianzaría con el paso del tiempo.
Mientras tanto en un Hospital de Chicago...
-¡CANDY! ¡CANDY! -¿Que ocurre Florence? ¿por qué tanto escándalo?- - contestó la joven -Acaban de traer a Albert, parece que le dispararon...
CONTINUARÁ...
Notas de la autora:
Al fin pude tener el tercer capítulo de mi fic, debo agradecer antes que nada a todas aquellas personas que han tenido la amabilidad de leerlo y darme su opinión al respecto, entre ellas aprecio mucho los comentarios de Evelyn, Lily Ramírez y Alexa P. Es un honor para mí chicas que se tomen la molestia de hacerme un comentario.
Por otro lado espero no haber exagerado con el relato, pero es que realmente me ha costado un poco de trabajo meter a todos mis personajes (ya se habrán dado cuenta quienes son los villanos... y FALTAN) jeje ( , no espero hacer esto muy largo.
En cuanto a Terry y Sara, bueno ya se habrán dado cuenta que la atracción que él siente por ella tiene su causa, y es que traté de que ella y Candy se parecieran levemente en lo físico y mucho en lo emocional. También habrán notado que la actitud de Terry al final del capítulo es completamente fuera de serie, sin embargo tomen en consideración el paso del tiempo, la madurez del personaje y por supuesto la idea plena de que encontró a alguien tan parecida a Candy que la confianza salía sobrando.
Como ven en el próximo capítulo debuta mi querida Candy y el super-guapo de Albert, y un poco más de la historia de Sara y Terry. Descuiden pronto habrá reencuentro, lo prometo.
Atte. Karonte.
(Nótese que Terry sólo se hace llamar así por sus amigos más cercanos. ( Planta narcótica y venenosa de donde se obtiene la atropina, un alcaloide utilizado en medicina para las inflamaciones. ( Esta frase se utiliza para decir que se tiene buena fortuna o suerte. ( Para Terry el tiempo considerable era menos de una hora, lo suficiente para no ofender a Hathaway ( Quiero decir que la veía, pero no la miraba ¿recuerdan esto? ˆˆ ( Se refiere al beso en la mejilla
