Capítulo 25:
La casa era bastante grande, como una mansión, pero con la gran diferencia que no había muchos empleados ni sirvientes; la casa se limpiaba con muchos encantos y sólo cinco persona se encargaban del almuerzo, el jardín, cuidando que el aseo se hiciera correctamente y cuidaban la casa.
Muchas habitaciones componían esa casa estilo colonial. Desde cuartos para dormir, una gran biblioteca, un estudio, una sala con diferentes juegos, otra con una piscina y sauna.
Pero allí sólo se estaban quedando Harry Potter, Ron Weasley, Luna Lovegood y Neville Longbottom; ya que la nieta del propietario los había dejado. La madre de Courtney no se encontraba en casa, se había ido de viaje a Paris con el señor Holey por asuntos de trabajo y para disfrutar de algunas semanas fuera de casa.
Ya eran las siete de la mañana y estaban despiertos. La que más había descansado era Luna, porque estaba mucho más cansada que los demás por su estado y su esposo, Neville, que la había acompañado. Pero los otros dos hombres casi no pegaron los ojos con su preocupación, y no era para menos.
"Acá está su desayuno, caballeros" dijo una mujer de edad entrando al elegante e inmenso comedor trayendo consigo un carrito metálico con repisas donde se veían tazas de té y unos platos repletos de pastelillos, tostadas, frutas y ese tipo de alimentos "Espero que les guste".
"Muchas gracias..." Ron tenía los ojos desorbitados por tanto desayuno, ni él que tenía una cantidad de dinero considerable se daba estos lujos.
"¿Courtney aún no llega?" preguntó Harry sacando unas cucharadas de azúcar para su café.
"La señorita no ha llegado aún" sonrió la mujer y después de comprobar que todo estaba en perfecto orden se fue a la cocina "Con su permiso".
Siguieron desayunando en completo silencio. Había sido una noche demasiada larga como para ponerse a hablar, ya que todos meditaban mientras sorbían su té o café de todos estos acontecimientos.
Un ruido proveniente de la entrada hizo que los muchachos prestaran atención; alguien había llegado. Seguido de unas voces que brevemente hablaron, unos tacos se acercaban más al comedor.
"Buenos días" saludó Courtney entrando viendo a todos y rápidamente se sentó en la cabecera de mesa para comer.
"¿Qué te pasó?" preguntó Luna dejando una galleta media mordida en su plato "Te ves...horrible".
"Después de ir al ministerio, de avisarle a Inglaterra que estamos acá y de recordar como conocí a Hermione por ir a ese lugar..." subió su vista y sus ojos que estaban hinchados se cerraron evitando sollozar nuevamente "No es para menos".
Así pasó una hora donde todos se fueron a vestir decentemente; en realidad se arreglaron un poco, ya que no habían traído ropa de cambio usaban la de ayer. Se fueron a juntar al estudio de Michael Geller donde la rubia italiana informaría a los demás.
"Hablé con el ministro, después de una muy larga conversación quedamos absueltos de las multas" dijo para que Neville se calmara que estaba como loco por ese tema "Agradezcamos que a Luna nada le ha sucedido... ¿Descansaste bien?".
"Excelentemente, me faltaba unas horas de sueño" sonrió la futura madre.
"Bien, también me comuniqué con San Mugo por el estado de Ginny..." suspiró tristemente como si lo que fuera a decir no fuera nada muy alentador "No está bien, han tenido que conseguirse ingredientes para pociones especiales si quieren que viva, máximo, hasta dos días más".
Todos se quedaron en completo silencio. Sólo se escuchaba el reloj mientras los rostros de ellos se tornaban tristes, desanimados y con mucha culpabilidad; en especial Ron y Harry, por haberla dejado sola.
Harry apretó los puños impotente, ya que no podía hacer nada más que pensar que iba a sobrevivir y recuperar su varita, pero eso se veía tan lejano que parecía un simple sueño que nunca podría realizarse.
"¡Tenemos que matar al maldito de Malfoy para salvar a mi hermana!" gritó fuera de si Ron "No puede ser que esto esté pasando...".
"Y también, me contacté con el puerto de Plymouth para saber qué barcos o botes habían zarpado" volvieron a concentrarse luego de la noticia de la pelirroja "Sólo uno, a nombre de Seth Durst".
"¿Dieron algún dato de a dónde iban?" preguntó Neville.
"No, todo fue hecho demasiado sospechoso para los muggles encargados de eso... El permiso para zarpar y conseguirse el barco fue hecho en silencio, negando dar cualquier información" se acercó a un globo terráqueo junto al escritorio y girando el mundo señaló Italia "Pero diciendo que salieron poco pasada las doce de la noche... Ya estarían llegando".
"Tenemos que hablar con los encargados del puerto de acá" propuso el pelinegro "Hay que saber a qué hora llegan o si llegaron".
"Ya me encargue de eso" sonrió débilmente "Soy muy precavida si se trata de un asunto tan delicado...".
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"Jack, Draco; ustedes se quedarán con ellos".
"¡Pero pasé toda la maldita noche junto a éste!" reclamó el moreno señalando al rubio como si fuera una pesadilla pasar más tiempo con él.
"Y menos yo, pasar tantas horas con un tarado no es bueno para mí" asintió mirando despectivamente a su compañero "Que Barrymore se quede...".
"Yo no puedo manejar magia poderosa para detenerlos" se excusó el hombre de mayor edad entre los cuatro "Además que yo tengo influencias por ser del ministerio para facilitar las cosas".
"Así es, los dos iremos" por unos breves momentos observó a los cuatro secuestrados a su lado "Tengan precaución" dijo Seth.
Habían desembarcado después del alba en el puerto principal de Roma. Era tan bello como la última vez que ella había estado allí, y tan acogedor para el hombre que vivía en el centro de la ciudad. Sus antiguas y majestuosas construcciones se hacían notar por sobre todas las cosas, casi parecía que la modernidad ni la tecnología habían tocado aquel lugar tan atractivo para muchos turistas.
El barco lo dejaron anclado como cualquier otro. Con un hechizo silenciador habían hecho callar completamente a los secuestrados y con una especie de encantamiento de magia antigua, no podían estar muy lejos de Draco Malfoy; así podrían pasar como simples transeúntes caminando por la ciudad.
A Dumbledore le habían quitado su característico gorro y con un encantamiento ilusorio habían disimulado que traía una chaqueta, pantalones y zapatos muggles. También habían hecho que los múltiples rasguños y heridas para no despertar sospechas, además de las enormes ojeras de cada uno.
Seth se acercó a Brad Stiles a su lado y sin mucho esfuerzo lo tomó del brazo para llevárselo consigo. El pobre vendedor de túnicas estaba muy nervioso, en su cara se podía ver el miedo que le producía que dos mortífagos se lo llevaran.
"Bien, vayamos a recorrer un poco la ciudad" propuso Jack suspirando resignado después de que los otros dos se habían ido junto con Stiles "¿Estás de acuerdo?".
"Me da lo mismo, ya conozco esta ciudad desde niño" se alzó de hombros sin mucha alegría por estar en una ciudad tan famosa en el mundo "Ustedes caminarán atrás de nosotros viendo la ciudad normalmente" les dijo con un tono frío a Dumbledore, Geller y Granger.
"Ese será nuestro último obsequio antes de que el mundo sea un caos" sonrió divertido su compañero y empezaron a caminar lentamente para salir del puerto.
Caminaron unos metros detrás de ellos sin evitar que sus pies no se despegaran del piso. Era inevitable que los siguieran, así que ninguno de los tres hizo un mínimo intento de intentar liberarse. Aunque cada uno se debatía mentalmente, a su forma, si deberían hasta incluso matarse para que nada ocurriera y el plan de los mortífagos no diera resultado.
'Pero acá hay algo que no me calza...' pensó Hermione Granger caminando mientras observaba distraídamente unos edificios de estilo renacentista 'Dumbledore se dejó atrapar demasiado fácil por Barrymore; él era el único mago al que Voldemort le temía de verdad... Y que un mortífago no muy poderoso pudiera derrotarlo... Además que Geller perteneció al ministerio de Londres junto con Stiles, para detener al Lord Oscuro; así que debían tener una gran capacidad para lucha y defenderse'.
Más edificios antiguos de una belleza impactante. Muchas personas caminando no muy aprisa sin admirar lo bella que era la ciudad, sus calles, sus edificios, sus casas, todo; pero seguramente que al vivir allí ya no te impresiona el gran valor cultural que tiene la ciudad con la cantidad de católicos más grande del mundo. Donde se dirige la Iglesia, y donde hubieron la mayor cantidad de pintores, escultores y filósofos inteligentes y famosos de todos los tiempos.
'Como me gustaría preguntarles' miró de reojo como los dos hombres miraban la ciudad, Dumbledore más que el otro y una traviesa sonrisa salió de los labios de la castaña 'Son como unos niños' al verlos tan concentrados en la arquitectura que en el caso en que estaban.
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Llegaron a una especie de pequeña calle bastante poco iluminada, muy lúgubre y poco apetitosa para dar una vuelta por allí. Los magos, las pocos que habían, vestían de colores oscuros, sombreros o peinados que les tapaban un poco el rostro y andaban rápidamente, como si no quisieran que los vieran allí. Pero lo que más le daba temor al hombre, era que cuando los miraba fijamente; ellos le devolvían la mirada de una forma intimidante.
Este lugar era como una réplica exacta del Callejón Knockturn allá en Londres; debía tener las tiendas de magia oscura de la ciudad.
"Acá es..." dijo Seth deteniéndose frente a una de las tiendas "Entremos" miró a su compañero que asintió.
"Y tú no hagas nada que no te digamos¿entendido?" preguntó amenazadoramente el hombre a Stiles que no se atrevió a hacer ningún movimiento.
Entraron. Era una tienda bastante pequeña y muy oscura, casi no se podía ver muy bien lo que contenían las repisas con los artículos a la venta. Una mano cortada puesta con cuidado encima de un pequeño cojín muy elegante, unos frascos con líquidos de diferentes tonalidades, cuadros con figuras de color oscuro y con las siluetas de demonios y ángeles, la cabeza de un hombre con los ojos cerrados... Eso parecía tener varios años allí, casi un cadáver de una época antigua de los muggles.
"¿Hay alguien?" preguntó el jefe del Departamento de Misterios de Gran Bretaña acercándose al mostrador sin ver a nadie atendiendo.
De pronto un señor salió por la puerta que estaba un poco más allá del mostrador. Era de un aspecto bastante conservador, y a la vez malévolo. Una nariz puntiaguda, unos ojos que apenas se veían por sus pobladas cejas ya blancas al igual que el poco cabello que tenía y una estatura muy baja.
"Díganme qué desean" viendo meticulosamente a los tres hombres.
"Soy Seth Durst... Hijo de Zacharias Durst" se presentó inclinando levemente la cabeza "Creo que conoció a mi padre".
La cara del hombre se tensó un poco al oír ese nombre, pero inmediatamente una gran sonrisa se dibujo en su rostro.
"Claro que sí, joven; él era muy conocido por estos lugares" inclinó la cabeza en forma de saludo "¿A qué se debe esta gran sorpresa?".
"He venido con unos compañeros por un asunto que, creo, que nos puede ayudar...".
"Pues, dígame; estoy a su servicio".
"Usted es uno de los pocos comerciantes de magia oscura que colecciona todos los elementos de este arte" mientras asentía el vendedor "Pues, he averiguado que usted se ha quedado con la varita de m Lord Oscuro".
"Yo-yo... No sé de que habla" su rostro se volvió tenso y su mirada denotaba nerviosismo, parecía como si no querían que supiera que él consiguió obtener la varita de Voldemort después de la batalla hace siete años.
"Mire, yo sé que la tiene; trabajo en el ministerio de Inglaterra y no me puede mentir, hice investigaciones hasta que di con su paradero" se alzó de hombros con una sonrisa orgullosa "Así que me la va a tener que dar por las buenas o las malas, sino quiere morir".
"¿Está loco que le daré una reliquia de semejante valor?" preguntó exaltado.
"Estaría loco si no nos la da" dijo Barrymore acercándose sacando su varita de la chaqueta "Créame que necesitamos esa varita si queremos que nuestro Lord vuelva; y no por una estupidez vamos a perder esta oportunidad".
El hombre de baja estatura retrocedió unos pasos aterrado. Casi bota unas botellas de vidrio en un pequeño mueble con ingredientes de partes humanas. También sacó su varita debajo de la mugrosa capa y apuntó con ellas a los dos mortífagos.
"¡Váyanse de aquí!" gritó furioso.
"Usted lo pidió por no cooperar..." Barrymore negó con la cabeza algo decepcionado "¡Desmaus!".
"¡Protecto!" se defendió el hombre fácilmente "Vendo artículos de magia oscura, es imposible que me puedan vencer con hechizos tan fáciles...".
Brad Stiles estaba un poco alejado de esta escena; nunca le habían gustado las peleas y esta no era la excepción. Estaba más ocupado viendo algunos ojos de centauros en una copa de plata llena de polvo que de los dos mortífagos amenazando al vendedor.
"Dejaré de ser sutil contigo".
"Pareciera que es exactamente igual a su padre" miró a Seth con resentimiento "Él siempre obtenía lo que quería, a pesar de las cosas que debiera hacer".
"Gracias por el cumplido" él parecía de lo más calmado y amablemente sonrió como si su compañero y el hombre no estuvieran con las varitas alzadas.
"¡CRUCIO!" ya Barrymore había perdido la paciencia, así que decidió por lo más eficiente, rápido y efectivo "Listo, entremos a buscar la varita".
Mientras los dos entraban en silencio a por la puerta donde había salido momentos antes el vendedor; Stiles estaba observando con horror como el hombre se retorcía en el suelo gritando como si lo estuvieran matando. Parecía un animal fuera de control o con alguna enfermedad.
Cerró los ojos para no ver más, pero a sus oídos llegaban los alaridos de la pobre víctima del maleficio de Luke Barrymore.
¿Cómo podían ser tan malos esos dos¿Cómo si se inmutaron de ver aun pobre hombre sufriendo en el suelo casi a poco de la muerte?
"¡Stiles!" luego de unos quince minutos salieron. Seth venía con una elegante varita negra, larga y delgada en sus manos trayéndola con sumo cuidado, como si fuera el tesoro más codiciado del mundo "Ya tenemos que usarte para empezar con nuestro plan..." Barrymore venía con una sonrisa de oreja a oreja.
"Como tú fuiste el que le vendiste la varita a nuestro Lord; tú obviamente sabes si esta es la original... Y de qué material está hecho para saber si todo está en perfecto orden" el muchacho de cabello ondulado le puso la varita delante de él para que la examinara.
Pero Stiles negó con la cabeza y se dio media vuelta. Haría todo lo posible para no saber si esa fue la varita que le vendió hace muchos años atrás a Tom Riddle cuando iba a empezar a ira Hogwarts.
Seth lo tomó por el mentón y le dio media vuelta el rostro para que lo mirara. La mirada que tenía era amenazadora; parecía que sólo así podía transmitirle la necesidad de que verificara la varita.
"Mira, sino nos ayudas; creo que podríamos matar a tu familia" esas palabras cayeron como un balde de agua fría al hombre "Tu hijo mayor está en Hogwarts sin Dumbledore para que lo proteja; y tu mujer en la tienda con una sobrina a la que podríamos también hacerle algo" Barrymore impaciente sonrió divertido.
El vendedor de túnicas intentó hablar, pero el hechizo de Malfoy no lo dejaba. Bajó su cabeza con ganas de gritar, llorar o hacer cualquier cosa para quitarles la vida a esos infelices. Debía hacerles caso, ya que estaba más que seguro de que podrían ser capaces de matar a su familia.
"¿Esta es la varita de nuestro Lord?" preguntó Seth muy serio.
Brad tocó con la yema de sus dedos la varita; vio el tamaño, la contextura y el color detalladamente.
Asintió lentamente mientras sentía que el mundo se le venía encima.
"¡Genial!" gritó contento Barrymore y guardó inmediatamente la varita en su chaqueta "Ahora podremos empezar a hacer el trabajo difícil".
"Hay que buscar a Jack y Draco; deben estar en el centro a los alrededores del museo de historia" tenía una gran sonrisa, pero su mirada estaba triste "¿Crees que deberíamos eliminarlo?" viendo al hombre.
"No sé¿qué te parece si lo matamos de una y listo?".
El moreno vio fijamente a Stiles. No sabía qué hacer; matarlo o no. Ya no les servía de nada y era mejor andar con las personas necesarias para evitar problemas; pero algo de pena le causaba... Sentía como si le quitara la vida, haría lo mismo con ella; y ciertamente él estaba consciente que no quería eso, aunque debía hacerlo.
"Dejémoslo vivo para que vea como el mundo se convierte en un caos" sin siquiera ver al vendedor de esa oscura tienda, que estaba en el suelo como muerto, salió seguido de su compañero y el secuestrado.
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"Señorita" entró la misma señora que les había servido el desayuno en el estudio atrayendo la atención de todos "Le ha llegado este pergamino al señor Harry Potter desde el ministerio" venía entre sus manos con un pergamino muy bien cuidado.
"¿Para qué querrán contactarse conmigo?" preguntó algo sorprendido y tomó el pergamino.
"Muchas gracias, puedes retirarte" le dijo Courtney y se fue la mujer.
Leyó detenidamente el pergamino con la vista puesta en él. Después de terminarlo cerró los ojos, y lo arrugó completamente.
"¿Qué ha pasado?" preguntó Ron desesperado.
"Un barco llegó al puerto de Roma hace una hora proveniente de Inglaterra; además una maldición imperdonable fue pronunciada en un callejón de magia oscura" contestó pensativo "Creo que ya llegaron...".
"En ese callejón, venden implementos de magia oscura... Algo debieron haber hecho" Courtney se acercó a la ventana viendo como todo empezaba a alumbrarse gracias al sol.
"Ahora tenemos que actuar, ha llegado el momento".
"Hay que ir al centro, ya que por allí está el Vaticano y todos los edificios importantes" Luna miró a todos muy seria "Si lo que recuerdo muy bien; Binns dijo que en ese lugar hay una gran fuerza concentrada... No creo que pierdan tiempo en otras cosas".
"Pero puede que ser que la especie de ritual se deba hacer a una hora específica" sugirió Harry "Siempre este tipo de eventos tan importantes con procedimientos meticulosamente planeados se hacen en una hora específica como... para que la magia surja efecto".
No sabían cómo hacerlo. No podían aparecer así como así en el centro de la ciudad, porque podrían armar pánico o hacer tanto revuelo que los mortífagos se darían cuenta de que algo extraño pasaría, para después saber que estaban esperándolos y podrían planear algo para hacerles daño; o incluso matarlos.
El sol se colaba por la ventana del estudio de Michael Geller haciendo que todo se viera como las típicas bibliotecas grandes de las películas o cuentos. Y ciertamente, todo lo que estaba pasando ahora era como sacado de una película... Pero que si de verdad terminaba mal podría afectar a la humanidad.
"Bien, iremos a pasar el día en el centro" Courtney avanzó hacia la puerta lentamente sin siquiera mirar a sus compañeros que no se atrevieron a contradecirle "Así que prepárense para cualquier cosa" sabían a que se refería con una batalla o cosas mucho peores.
"¿Estás bien?" preguntó Ron viéndola con algo de tristeza en sus ojos.
"En realidad... Creo que tú te deberías hacer esa pregunta" volteó a ver al pelirrojo para ver que en sus ojos habían estado perdidos en la realidad, como si sólo la pena lo invadiera.
Pasaron algunos minutos en donde todos salieron de su ensimismamiento y comenzaron a prepararse sicológica, mental, física y emocionalmente para lo que ahora se les afrontaba... La última batalla para aniquilar a Lord Voldemort se llevaría a cabo.
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Pasaron enfrente del 'Museo de Historia' que era una bella casa antigua, muy grande y bastante vistosa. También se detuvieron en la Fontana di Trevi, la famosa fuente donde se dice que si lanzas una moneda de espaldas a la fuente y pides un deseo, éste se cumplirá; además que las estatuas de hombres tras ella la hacen la más llamativa de la zona.
Ya eran casi las once de la mañana después de toda la caminata por la ciudad, y todavía seguirían caminando si era por recorrerla por completo, pero se habían detenido para esperar a los otros dos, con Stiles, y para descansar.
"Creo que se están tardando demasiado" dijo Jack volviendo de un puesto de mantecados y con uno en la mano "No creo que ese hombre les haya dado demasiados problemas...".
"Ese hombre ya está muy viejo, así que con una maldición ya debe..." hizo un gesto con el dedo el cuello, el típico de la muerte "Además aún queda mucho para empezar" Draco se perdió nuevamente en sus pensamientos.
Dumbledore y Geller, que estaban sentados al lado de ellos, giraron rápidamente sus ojos sin poder creer lo que habían oído. Podría ser que matarán a personas inocentes con maldiciones imperdonables.
'Esos tipos no tienen ni el mayor respeto por nadie' pensó Michael Geller intentando controlarse; pensaba que ojalá tuviera su varita para darle su merecido a esos engreídos, pero nada podía hacer si estaba silenciado, desarmado y con un escudo para estar cerca de Malfoy; además que podría hacerle cualquier cosa con el nivel de magia antigua que tiene.
Y allí aparecieron Seth y Luke doblando la esquina para llegar a la plaza un poco escondida entre edificios donde los cinco individuos se encontraban sentados; un poco más atrás se podía ver a otro hombre de humilde vestimenta caminando con la mirada clavada en el suelo.
"Todo funcionó a la perfección" terminó de decir Barrymore viendo como Seth guardaba cuidadosamente la varita de Voldemort en su chaqueta.
"Pero ahora, debes ayudarnos como tu amiguito Stiles lo hizo, Geller" dijo Jack sonriéndole al italiano que los miró con rencor con sólo al oír que le decían su apellido.
"Habla" le ordenó Draco sin prestar mucha atención a sus compañeros.
"Yo nunca los ayudaría como éste lo hizo" señaló a Stiles que ahora estaba junto a Dumbledore "¡Sobre mi cadáver!" sentenció con una profunda mirada de odio.
Jack se acercó amenazadoramente al hombre y lo tomó del cuello levantándolo unos centímetros del suelo. Pero Luke lo detuvo del brazo, esa no era la solución a esto; habría que hacerlo de otra forma.
"Mire señor Geller" Seth comenzó a caminar en círculos alrededor de él "Le diré que yo conozco perfectamente a su nieta y bisnieta" al oír eso el italiano palideció "Sólo con hacer algunas cosas en el ministerio, le haría la vida imposible a Courtney... Y en vista de que seguramente ella con el grupo de Harry Potter estarían buscándolos, habrá dejado a la niña con cualquier persona" se detuvo frente a frente para mirarlo directamente a sus ojos "¿Preferiría arriesgar su vida o la de dos mujeres inocentes?".
Hermione sintió como las palabras de Seth le retumbaban en la cabeza haciendo que un odio se posesionara de ella. No podía ser que dijera eso arriesgando la vida de dos personas ajenas a esta maldita tortura.
Caminó hasta chocar con el escudo protector que Draco había puesto. Quería gritar, pegarle, escapar de eso hasta que sólo terminó por llorar amargamente sin saber qué hacer, ya que nada podría hacer en esas condiciones tan limitadas.
"¿Acepta mi oferta?" reiteró el moreno sabiendo que ya había funcionado aquello mientras miraba de reojo con un sentimiento de pena y culpabilidad al ver a Hermione llorando.
"De acuerdo..." musitó Michael Geller bajando la vista y apretó los puños con enojo.
Courtney era como su hija, era una de las personas más importantes de su vida. También Summer era un pequeño sol que terminaba por llenar en su corazón el cariño que les tenía a las dos muchachas, las personas más importantes en su vida. Nunca arriesgaría la vida de ellas a costa de su vida, casi había vivido todo lo que debía y no podía quitarles ese derecho...
"Muy bien, ahora iremos a la Biblioteca Nacional en vista que nos cooperara" dijo Draco levantándose de la banca maltratada "Sangre Sucia, deja de llorar; no gastes energías en una estupidez como ésta" la miró despectivamente.
"Luke, tú te harás cargo de ellos" señaló a los tres secuestrados "Tengan cuidado. A las tres de la tarde acá mismo".
Así se perdieron de la vista Seth Durst, Draco Malfoy y Michael Geller en busca de información muy importante para llevar a cabo el ritual para revivir al Señor Tenebroso mientras las personas caminaban despreocupadamente en las calles romanas sin saber que una gran amenaza se aproximaba.
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Al salir de la mansión no sabían dónde ir o qué hacer. Estaban totalmente perdidos en medio de las calles repletas de un mar de gente caminando de aquí para allá.
Ron inteligentemente propuso ir a recolectar información para sacar qué tipo de ritual iban a hacer los mortífagos para estar bien informados y una forma para arruinarles la fiesta.
"Todos están en italiano, es enfermante" dijo Neville sentándose en una de las tantas mesas entre repisas junto a Luna que ya se había cansado de buscar "Estos libros se ven demasiado nuevos, no creo que haya información para un ritual tan... extraño como este".
"Tal vez estés en lo correcto, pero hay que saber buscar bien en las bibliotecas" como buena Ravenclaw sabía que todo era posible de encontrarse si sabes dónde buscar "Courtney se debe ubicar, ella tiene que saber dónde puede haber esa clase de libros, papiros o, incluso, pergaminos".
"Pero acá también vienen muggles" murmuró cuidadosamente.
"Neville..." torció los ojos impresionada de lo poco inteligente que podía llegar a ser su marido "También deben haber como en todas las bibliotecas del mundo información para personas como nosotros".
Mientras ellos hablaban Ron se empezaba a desesperar, porque si en el colegio nunca fue capaz de encontrar algo menos lo haría en una biblioteca romana. Miraba de reojo como Harry esmeradamente desenrollaba pergaminos en dialectos antiguos y se dedicaba a intentar leerlos.
Media hora después...
"Creo que sin Hermione no somos nada" se sentó en la silla Ron suspirando.
"Tú no eres nada sin ella, eso es otra cosa... Tú ni siquiera hacías tus deberes, se los copiabas a ella, así que menos podrás buscar en una biblioteca" corrigió Neville sonriendo débilmente mientras Luna se reía.
"¿Harry y Courtney siguen buscando?" preguntó Luna después de calmarse un poco.
"Sí, ellos están acostumbrados a buscar libros... Aunque sé que Harry está sólo acompañándola porque ese no hizo nada más que hojear libros, leer libros de Quiddittch a escondidas e intentar leer unos dialectos antiguos" respondió el pelirrojo bostezando.
Unos pocos minutos después vinieron Harry acompañado de Courtney con un gran papiro maltratado y muy viejo en sus manos. Los dos venían con una mirada agotada; y los ojos un poco hinchados por haber leído tantas cosas en una hora, pero una gran sonrisa se dibujaba en sus rostros.
"¿Han encontrado algo?" preguntó de inmediato Ron al verlos llegar.
"Quién sabe buscar, lo encuentra" sólo dijo Harry sentándose a su lado mientras la rubia desenrollaba el papiro con mucho cuidado.
"Esto es un papiro antiguo de magia oscura que se enseñaba anteriormente en el colegio del Coliseo, pero ya que fue prohibida la enseñanza de magia tenebrosa los documentos fueron llevados a una recámara oculta de este edificio" explicó Courtney.
El documento decía...
'Para que se lleve a cabo este ritual, primero debe tenerse la varita o el objeto de poder que tenía el individuo; el objeto donde toda su magia era canalizada o concentrada para que su esencia pueda ser usada para llevarla nuevamente a la vida.
Debe tenerse en cuenta que a la media noche deben estar en un lugar iluminado por la luz de la luna llena y las estrellas, el cielo completamente despejado, en una zona donde una gran concentración de poder, mágico o mortal, para hacer todo.
Luego de tener esas dos cosas junto con el objeto del individuo, debe tener se una fuente mágica de mucha fuerza que canalice la mayor de su magia en la esencia en el objeto del individuo al que se quiere revivir. Luego tiene que agregarse la esencia de un mortal de linaje puro de la raza del ser humano, llámese muggle hoy en día, y la sangre de esta persona. Hay que llenar un gran caldero con la sangre del muggle, es decir que preferentemente habría que quitarle la vida, y allí se vacía el objeto del individuo, la magia de la fuente mágica.
Así todo ese tipo de energía empezará a acumularse en el objeto llamando al alma del individuo ya muerto y así su cuerpo volverá a materializarse...'.
Se quedaron sin decir nada; porque empezaron a darse cuenta qué rol cumplía cada uno de los secuestrados.
Brad Stiles: Conseguirse la varita de Voldemort, ya que él fue quien le vendió la varita a Tom (la información se la consiguieron con la epsosa del hombre cuando Harry y Neville fueron).
Michael Geller: Era el mayor conocedor de historia, él sería un gran apoyo.
Albus Dumbledore: La gran fuente de energía mágica para entregarle poder a la varita de Voldemort.
Hermione Granger: Su vida.
Todos estaban sin saber qué decir. Porque Hermione tendría que morir, ya que era muggle sólo para revivir a una amenaza a este mundo que sólo traerá consigo miseria y batallas al mundo mágico. Ella tendría que morir...
"Pero Merlín, esto es peor de lo que imaginamos" sólo pudo decir Neville mientras los demás sentían un nudo en su garganta.
"Esto es una barbaridad..." a Luna se le salieron casi los ojos de la impresión al fijarse en la puerta de entrada de la Biblioteca.
"Luna¿qué pasa?" preguntó Harry aún choqueado después de esta revelación del ritual.
"Están acá..." señaló temblorosamente la entrada "Están acá los mortífagos y tu abuelo, Courtney".
Allí, junto a la bibliotecaria se encontraban un hombre rubio y otro de moreno; además de un anciano que se mantenía muy apartado a los otros dos mientras preguntaban dónde buscar información de rituales antiguos.
Frente a frente, los mortífagos y el grupo.
Notas de la autora¡Hola! Bien, sé que me demoré. Lo siento... pero además de no tener tiempo, inspiración y una serie de catástrofes familiares que casi hacen que caiga en una depresión de por vida (no exagero) me hicieron retrasarme más de lo que tenía previsto.
Como ven, ya el pastel se descubrió... Y ya tendrán su encuentro el grupo con los mortífagos y veremos si el bien siempre vence al mal¿será así en este caso?
¡Gracias por sus reviews! De verdad son demasiado alentadores, me hacen tener ánimos para seguir escribiendo y que lo haga con mayor esmero para hacer un capítulo de calidad.
Besos y esperando sus reviews (los contestaré),
Sirenita
