Hechizo de Amor...
Por: Karonte.
Advertencia: este capítulo puede contener lenguaje soez o vulgar, y/o situaciones algo agresivas, si te sientes ofendida(o) al respecto te pido que te abstengas de leerlo. Yo lo clasificaría como PG-15 (sorry P)
Capítulo XII: Obsesión.
Eliza realmente no tenía idea de que era lo que le estaba diciendo el hombre desaliñado que tenía enfrente, se detuvo a observarlo detenidamente, al parecer había sido bastante apuesto, sus ojos no sólo expresaban gran profundidad, sino también una perversidad extraña, una maldad que seducía a los sentidos, según su instinto este hombre ocultaba algo más de lo que Marguerithe le había dicho, tenía ese toque de refinamiento, sus palabras aunque groseras y demandantes denotaban el acento de un hombre educado en las más prestigiadas escuelas europeas? Seguramente, y sus manos, no eran las de un hombre de trabajo pesado, eran manos de un empresario, tal vez un abogado, algo había en él que le repugnaba y le atraía; pero antes tenía que seguir con su plan.
Dígame Sra. en que puedo ayudarle?- preguntó en tono insolente cuando la pelirroja se había quedado en silencio- o es que acaso sólo viene a ver si puedo darle una visita conyugal?- molestó
Impertinente!- dijo la chica muy ofendida con la agresión
Esta bien, mejor dígame que es lo que quiere la "dulce Meg" de mi- dijo refiriéndose a la amiga, Eliza alzó la ceja ante la mención de tal calificativo para la rubia.
Marguerithe no me especificó muchas cosas Sr. Rochester… sólo me dijo que le entregara este sobre personalmente- dijo sacando de su bolsita de mano una carta perfumada con jazmines, la cual entregó al abogado que de inmediato la tomó entre sus manos, esperando la aprobación del hombre para abrirla y leerla para él, ya que estaba aislado de ellos.
El hombre sonrió a medias mostrando la dentadura amarillenta, la chica sintió una arcada en el estómago, pero logró desviar la mirada a tiempo para que no se notara demasiado.
Le parezco repugnante cierto?- preguntó orgulloso, la pelirroja no contestó- Apure a leer la maldita carta!!!- ordenó al anciano que con cierto nerviosismo la abrió.
"Mi querido Marcus, sé que esto te interesa, así que firma todos los papeles que mi distinguida y querida amiga, Eliza Leagan, te ha llevado. Tú mejor que nadie sabes la razón de mis actos y que hay un juramento entre ambos de por medio. Besos de tu siempre querida, Meg"- conluyó el abogado, la carta era demasiado corta y sólo eran unas cuantas líneas con una orden específica, Marcus comenzó a reír de forma bastante burlona, sin embargo cuando su risa cesó lo que menos causaba la expresión del hombre era hilaridad.
Pero ¿Quién diablos se ha creído esa maldita mujerzuela para ordenarme a MI a hacer algo?- dijo estallando en ira, moviéndose de la silla en la que estaba inmovilizado.
Eliza se levantó de su asiento asustada mientras el abogado daba unos pasos hacia atrás, dos de los guardias de seguridad que esperaban afuera entraron en la habitación con las macanas y armas listas, sin embargo no fue necesario, Marcus se tranquilizó un poco al ver la expresión en los rostros de sus interlocutores, si había algo que le excitaba o le emocionaba en la vida era ver y sentir el miedo reflejado en los rostros de los demás, pero no había más placer para él que ser la causa de ese miedo. Los guardias volvieron a salir de la habitación.
pero siéntese damisela, no voy a morderla- se burló volviendo a adoptar una expresión más seria y satíricamente amable- los amigos de mi querida Meg son también mis "amigos"-agregó poniendo énfasis en la palabra. Eliza un poco más confiada, aunque maldiciendo por dentro a Marguerithe se sentó fingiendo indiferencia muy atenta a lo que el hombre le diría
Dime Eliza… qué es lo que piensas darme a cambio de que firme esos papeles? Que gana una arribista como tú con todo esto?- preguntó mirándola fijamente sus ojos brillaron con perversidad. Eliza tragó saliva, se intimidó ante la mirada, pero de inmediato las palabras de Marguerithe volvieron a su cabeza.
Marg… Meg dijo que lo que más anhelas será tuyo- dijo con mucha más confianza al ver que el interés del hombre estaba por completo en sus palabras, se puso de pie y sacó otra hoja de papel doblada por la mitad y se la entregó al abogado que ante la mirada de impaciencia de su cliente examinó…
Y bien?- dijo con impaciencia mientras uno de los guardias volvía a entrar
Lo siento la visita terminó- volteó a ver a Eliza y al abogado, sin embargo Marcus no le hizo ningún caso
Dígame con un demonio que es!!- gritó desesperado mientras los demás guardias entraban en la estancia y se lo llevaban
Es una trascripción de la anulación de su matrimonio religioso, firmada por el propio Papa- dijo en un hilo de voz el anciano con los ojos muy abiertos, Marcus comenzó a reír de forma casi histérica pero realmente podía traducirse en algo parecido a euforia.
Eliza salió de la isla de Alcatraz bastante satisfecha, aún no entendía muy bien lo que había ocurrido ahí dentro, lo importante era el hecho de que después de haber tenido la audiencia con Marcus Rochester, una hora más tarde el abogado le entregaba cada uno de los papeles que le había entregado firmados. De inmediato puso un cable urgente a Chicago.
Mientras tanto Marcus iba a su celda en una silla de ruedas, escoltado por seis guardias de seguridad todos completamente armados y alertas a cualquier movimiento del hombre, su día se había iluminado, sonreía de una manera que los propios custodios preferían mantenerse un poco más alejados que de costumbre, ese era el efecto que tenía en todos los que lo conocían dentro de la prisión, le encantaba poseer tal poder sobre los demás, causar miedo y si a éste se le aunaba el infligir dolor todo era ,desde su psicótico universo, perfecto. Los pasillos de área más restringida eran más estrechos, tres de los guardias entraron con él a la celda y de inmediato los otros tres le apuntaron con el arma a la cabeza, lo desamarraron y salieron del lugar. Marcus que estaba de muy buen humor, caminó con tranquilidad siguiendo el muro con uno de sus dedos hasta llegar a la altura de su camastro en dónde se recostó aún con la sonrisa diabólica en el rostro.
Mi hermosa princesa… pronto estaremos juntos para siempre…- dijo mientras observaba el muro en dónde lo único que lo adornaba era un pedazo de papel amarillento bastante viejo y que tenía sobre su superficie el rostro de Sara, al parecer dibujado por él mismo (N.de la A.: obviamente fue hecho hace tiempo por que no le permiten tener ningún objeto que sirva de arma en la celda).
Mientras tanto a las afueras de Nueva York…
Comenzaban a asomar los primeros rayos de luz por la ventana, era extraño como la percepción que se tiene de una persona puede cambiar de improviso con una confesión, ahora la luz bañaba su rostro relajado, perdido en el resplandor del mágico mundo de los sueños, era fascinante observarla tan indefensa e infantil, fuera del alcance de toda pena y sufrimiento, había un sentimiento de culpa en su corazón que le torturaba ¿cómo había sido capaz de llevarla al extremo de tener que revelar una verdad que la lastimaba? Que con el simple hecho de recordarla la mataba lentamente.
Se recriminó recordando la conversación que hasta hace todavía unos minutos llevaba con la chica ahora dormida en el sofá, cubierta con la manta. No podía dejar de darle vueltas en su cabeza a cada palabra de Sara, por un lado él había logrado sacar algo de su historia que tanto le atemorizaba y por otro ella había puesto en perspectiva la relación que llevaban, ¿acaso era cierto? Sólo estaba con ella por que le recordaba constantemente a Candy? Al parecer ella sabía más la respuesta que él mismo.
Flashback
Te debo una disculpa- dijo después de escuchar que Maxwell había sido el hermano de la chica
La acepto, ahora mismo quiero que arreglemos nuestra situación, YO soy Sara, la violinista, no Candy, la enfermera…- dijo volteando a verle a los ojos y descubriendo en ellos confusión.
Sé quien eres, pero realmente no te conozco, cómo diferenciarte si tu imagen no me dice nada, más que eres muy parecida a "ella"- dijo con seriedad sin mencionar su nombre, aún le dolía hacerlo, si las cosas se iban a arreglar iba a exigir que fuera a fondo.
¿qué quieres saber de mi? Lo que ves es lo que soy, Terry, tú lo dijiste una mujer asustada, sola y amargada y aún así no puedes ver la diferencia con "Candy", no entiendo cómo puedes confundirme con ella, somos como un eclipse, ella es el sol, la estrella cálida y amorosa, yo la luna, opaca y fría.- dijo volviendo a posar su vista en el fuego.
Sé que no eres Candy y no tienes que hacer tan brusca comparación
Entonces?? Por que insistes en tratarme como a ella, en mirarme de la misma forma en que la mirabas a ella? Yo no soy Candy, no soy un ángel al que todo mundo ama, ni hago feliz a las personas - dijo, comenzaba a volver a sentirse turbada, al parecer las palabras salían de su boca sin que realmente las pensara, se puso de pie para enfrentarlo.
Porque aun la amo!! La amo más que a mi vida y ella prefirió a… - no pudo continuar estaba muy molesto, sus ojos parecían llamaradas de ira, detestaba aceptar que Albert era su reemplazo en el corazón de la única mujer a la que le había entregado su alma
Albert, dilo y libérate de tu maldición, Candy te olvido! ama a otro hombre y debes aceptarlo si realmente la amas!- confrontó, su voz era un tanto fría pero estaba cansada de que la vieran como a un recuerdo, estaba agotada de que Terry se atreviera a confrontar su corazón cuando no podía intentar sanar la herida del propio.
Calla!- dijo frustrado y enojado tomándole por ambos brazos y ejerciendo presión
No voy a callarme, Terry! Acepta que Candy ama a Albert! Y Olvídala!!- alzó la voz, estaba perdiendo el control sobre sus emociones y eso podría traer consecuencias que conocía, estaba siendo cruel y fría.
Y que vas a saber tú de lo que siento, eres una hipócrita! Cómo te atreves a pedirme que olvide mi pasado para seguir adelante cuando tú no puedes hacerlo- dijo serio tratando de mantener la calma
Es diferente!- dijo soltándose de él con brusquedad y dándole la espalda mientras se abrazaba a sí misma.
En que? Es que tienes una maldición que dice que serás infeliz el resto de tus días por que viniste a este mundo sólo a sufrir?!- dijo burlándose y sin pensarlo (N. de la A.: Oo! acaba de dar en la llaga)
Tú… no entiendes… - dijo tratando de que no le afectara la ironía
Entonces ayúdame a entender, estoy harto de todo este misterio alrededor tuyo, tal pareciera que entre menos sepa de ti es mejor, pero a mí no me basta! - dijo tratando de mantener la cordura y no explotar, volvió a posar sus manos sobre sus hombros y la volteó frente a frente
Tú lo dijiste… estoy maldita, mi vida es una maldición, mis sueños me advierten las consecuencias de mis actos!, todo lo que toco lo destruyo, y veo como se deshace frente a mis ojos sin poder hacer algo al respecto, mi vida es así!- dijo respirando agitadamente a punto de las lágrimas, estaba un tanto desesperada.
No digas tonterías Sara, sólo son coincidencias- contestó incrédulo
NO! Crees que me gustó presenciar la muerte de mis padres y hermanos antes de que ocurrieran? Sólo por que los amaba demasiado!, crees que es una broma cuando digo que no deseo ser amada por alguien de quien bien sé puedo llegar a enamorarme?
No creo que sea una broma, creo que te ocultas por que has pasado por eventos traumáticos- la chica suspiro separándose de él buscando la seguridad de la distancia entre ellos.
Entiende esto Terry, Yo maté a mis padres a mis hermanos y a todos los que han tenido la desdicha de ser amados por mi, a cada uno de ellos les he pagado extinguiéndoles la vida, señalándole a la muerte quien es el siguiente de la lista- dijo desesperada las lágrimas corrían por sus mejillas, realmente creía en lo que estaba diciendo- no te atrevas a juzgar mi soledad o mi amargura por que no entiendes lo que es vivir atada a un destino que no puedo cambiar!!
Por que no? Tú eres dueña de tu vida, de tus decisiones y del camino que has de tomar, nada está escrito Sara- dijo alzando la voz, le frustraba no entender lo que estaba pasando por la cabeza de la chica, de lo que estaba diciendo era una locura – no te das cuenta que lo que dices está basado en una creencia pagana?? Maldiciones, hechizos, premoniciones!!! Por Dios Sara cualquiera que te escuché te diría
Loca?- interrumpió - crees que no lo sé? Crees que me gusta vivir con esta carga de saber que las personas que amo han muerto para que yo tenga un futuro? Y que todo es indeleble?? si nunca has visto a la oscuridad entrar en tu corazón y arrebatarte lo que más atesoras, si no has visto impotente las señales de lo que ocurrirá, si jamás has estado en un altar esperando unirte para siempre al que consideras el verdadero amor y ver como se desvanece, si nunca has vivido con miedo no puedes entenderme!!!- gritó señalándolo, las llamas de la chimenea se había avivado de repente subiendo algunos centímetros, ¿cómo poder juzgar una creencia con la que has vivido todos los días de tu vida? y Terry lo sabía.
Y que? Pretendes vivir así lo que te queda de vida?,alejando a las personas que desean amarte con el alma, evitando a toda costa sentir? Te mientes a ti misma, no eres de hielo "princesa insufrible", tu única maldición es que te has atado a ti misma, has desterrado toda esperanza de felicidad…
Basta!! - gritó con los ojos cerrados y la taza de té de Terry que aún seguía intacta explotó sobresaltando al actor, a quien de inmediato volvió a su mente la noche en el Pájaro de fuego cuando la copa de cristal se había roto entre las manos de ambos- No quiero volver a vivirlo entiendes? Vi morir a mi hermano dos veces!! Vi como mi prometido se desangraba en mis brazos a dos pasos del altar!! Vi… mi vida irse al infierno… - dijo y Terry dio unos pasos hacia ella- Déjame!! Deja de atormentarme!!- se colapso en el suelo, con las manos en los oídos para no escuchar nada más, fue cuando Terry se dio cuenta de que había llegado demasiado lejos la discusión, se inclinó junto a ella y la rodeo con sus brazos en señal protectora mientras trataba de tranquilizarla.
Sara, las maldiciones sólo surten efecto cuando crees en ellas- dijo suavemente acariciando su cabello con ternura mientras la contenía.
Fin Flashback
Así se habían quedado, en silencio mientras ella aligeraba un poco la carga de su corazón, Terry siguió sosteniéndola, había logrado lo que quería Sara había abierto su corazón, le había dicho o gritado el por que de su aislamiento, y siendo realmente honesto había sido cruel, se había vengado de ella sólo por que le hizo ver la realidad que le lastimaba demasiado, pero finalmente una verdad; amaba demasiado a Candy y odiaba a Albert por haberse ganado a pulso su amor, y detestaba que fuera la propia Sara quien le obviara el hecho de su comportamiento hacia ella. Tenía razón, Sara era físicamente muy parecida a Candy, demasiado, el color de la piel, las pecas, los ojos grandes y expresivos, la sonrisa amable y sincera, la risa inocente y cristalina, hasta la forma en que le bajaba las defensas y lo hacía madurar.
Tenía que enterrar a Candy en el pasado y lo sabía, pero se negaba a hacerlo, la pregunta era ¿realmente Sara es un reemplazo o hay algo más atrás?, ese día supo algo, que Sara había tenido una vida más difícil que la de Candy, y eso ya era mucho decir, no podía imaginar el dolor que ella sentía por haber perdido de forma tan radical a su familia y seres queridos, sin embargo lo de la maldición le parecía un tanto exagerado y catastrófico, realmente podía haber una fuerza del destino que te marcara caminar por un sendero lleno de espinos? Todavía tenía sus dudas. Se acercó a ella y retiró, con cuidado de no despertarla, algunos mechones de su cabello que tenía sobre la frente.
Tienes razón en muchas cosas, pero yo te demostraré que puedes cambiar el destino- dijo suavemente y subió a su habitación.
Tiempo más tarde Sara abría los ojos para encontrarse en el sofá, la pelea de la noche anterior estaba fresca en su mente, sin embargo era toda una experta escondiendo y suprimiendo sentimientos, así que trató de no darle importancia, tenía un tenue dolor de cabeza, le extrañó estar en el sofá, fue lo último que recordaba era a Terry abrazándola en el suelo. Se levantó y se estiró como un gato como era su costumbre cada mañana, el día estaba frío y húmedo, se medio peinó con los dedos y buscó la cocina, la casa estaba en silencio, seguramente Terry estaba durmiendo todavía y no quería despertarlo, sin embargo en cuanto abrió la puerta de la cocina encontró al chico sentado a la mesa con una taza de té caliente y un libro, estaba bastante entretenido con su lectura, así que ya daba media vuelta cuando…
Sara es de mala educación quedarse en el marco de las puertas observando a las personas… se diría que no tienes educación- dijo como saludo, al parecer se encontraba de buen humor.
No quería interrumpir- sonrió mientras entraba en la cocina tomando asiento frente a él
Tienes hambre?- preguntó dejando el libro a un lado y sirviéndole una taza de té
Un poco, pero sobreviviré- le guiñó un ojo mientras daba un sorbo de la bebida
Supongo que no tienes prisa por regresar a casa cierto?
Por que lo preguntas?
Por que necesitamos encontrarte algo que usar, tu vestido está arruinado, y no creo que quieras entrar a tu departamento usando ropas de hombre- dijo serio, sin embargo Sara comenzó a reír como una niña que ha hecho una travesura y lo disfruta- claro que si te causa tanta gracia… -
Perdón, es que no sería la primera vez que me visto de hombre – dijo pícaramente guiñándole un ojo ante la cara sorprendida del actor
Vaya y yo aquí preocupándome por tu reputación- dijo divertido y curioso
No piense mal Sr. Grandchester, alguna vez tuve que vestirme como un chico para que me dejaran tocar el violín en los teatros- explicó recordando los viejos tiempos- y debo decir que era bastante popular con las chicas- agregó riendo y contagiando a Terry que rió de buena gana, cuando se calmó la miró tratando de formarse la imagen en la mente, sin embargo su vista de repente se fijó en la camisa que se deslizó del hombro de Sara dejándolo al descubierto, la chica sin haberlo notado, ofrecía una mezcla de seducción e inocencia al mismo tiempo.
El silencio se hizo algunos segundos
Parece tan suave… - pensó, pero cuando se dio cuenta de lo que pasó por su mente de inmediato se censuró
Terry utilizó todo su autocontrol para desviar la vista del hombro desnudo de Sara, rogó para que ella no se diera cuenta, pues no deseaba incomodarla, la situación hubiera sido demasiado embarazosa, aunque al parecer ella estaba distraída en sus propios recuerdos. Cuando se escuchó que alguien entraba por a puerta principal, era la esposa del granjero.
Debe ser la Sra. Jings- dijo saliendo de la cocina, Sara le siguió y ambos encontraron a una señora de edad madura que venía junto a un hombre, al parecer su esposo, con quien discutía algo acerca de unos caballos, cuando ambos vieron a Terry se sonrojaron y de inmediato lo saludaron.
Terry los saludó con cordialidad disculpándose por no haber avisado que iría, Sara le miraba en silencio, al parecer ambas personas no habían notado su presencia hasta que Terry mencionó el incidente del día anterior con su ropa. La mujer la miró y la chica notó su sonrojo, sin embargo se dio cuenta que era por la vestimenta que traía y por supuesto el detalle de su hombro al descubierto, Sara rió por dentro y se acomodó la camisa de Terry con naturalidad.
Creo que puedo conseguir algo para la Srita.- dijo el granjero con amabilidad mientras sonreía a Sara, quien correspondió con un asentimiento de cabeza
Se lo agradeceré- dijo Terry y el matrimonio abandonó el lugar a prisa mirándose entre ellos y después pasando la vista del actor a la chica y viceversa.
Parece que todo está arreglado- dijo Sara contenta.
Tiempo después regresó sólo el granjero con una camisa y un pantalón de mezclilla de su hijo, al parecer más pequeño y que a Sara le sentaron mejor que la ropa de Terry, cuando se cambió y regresó a la estancia.
Realmente me sorprendes, si que pareces niño- se burló, pues había recogido su cabello en una trenza.
Será mejor que se cuide sr. Actor, que si me aplico puedo quitarle su puesto en la compañía, sé personificar bien el papel- siguió el juego
Ya lo veo
Tengo práctica- le guiñó un ojo y ambor rieron.
Después de una conversación agradable sin mencionar nada de lo ocurrido la noche anterior, comieron y "sorpresivamente" Terry encontró las llaves de su auto exactamente debajo de éste, así que regresaron a casa después de su aventura.
Mientras tanto en Chicago…
Querido Neil, me encanta cuando me traes el desayuno a la cama- dijo Marguerithe con una sonrisa mientras el chico llevaba una charola.
Te mereces eso, después de anoche- dijo con una sonrisa recordando la noche pasional que habían pasado juntos
Como en los viejos tiempos… - dijo la rubia besando al chico en los labios de manera informal y rápida.
Crees que Eliza tarde?, espero no haya tenido problemas para ver a nuestra carta maestra- dijo sentándose junto a ella en la cama.
Dudo mucho que Marcus se niegue a firmar, le estoy ofreciendo aquello que más desea en la vida- dijo fría, jactándose de su astucia- ¿Quién podría negarse a obtener el objeto de sus más profundos y perversos deseos a cambio de una insignificancia?- agregó y Neil notó cierta malevolencia en sus palabras.
Olvidas que está en la cárcel-
No, claro que no lo olvido, pero dentro de poco tiempo tendrá audiencia, su abogado es bueno, parece que trata de conseguirle libertad condicional, aunque dudo mucho que se la den- dijo indiferente
No te importa?
La verdad… no, me da lo mismo, mientras obtenga lo que quiero…
Dime Meg, que le prometiste a ese Marcus a cambio de que te diera el poder sobre todos sus bienes, en este caso los bienes de tu hermanastra- preguntó curioso, Marguerithe se había mantenido un tanto reservada, sólo le había dicho lo necesario y ahora estaba pidiendo más y eso no era demasiado conveniente para ella.
Neil… ¿qué es aquello que todo hombre con dinero y poder está obsesionado por obtener?- preguntó tomando el rostro del hombre con ambas manos muy cerca de él
N-no… sé… más poder y dinero?- preguntó
No, el hombre que lo tiene todo se obsesiona por aquello que no PUEDE tener…- dijo con malicia
No entiendo…
Le ofrecí a Sara… su amante y ferviente esposa…- sonrió con malicia
Pero ella es su esposa, él ya la tiene- replicó sin entender
No eres muy listo cariño, cierto?- pensó para sí – yo sé mi cuento cariño, tú sólo deja las cosas en mis manos y pronto tú, Eliza y yo por fin tendremos eso que nos obsesiona tanto- sonrió
Candy… por fin será mía…- pensó Neil
Al fin tendré mi venganza–dijo tirando a un lado la bandeja con la comida mientras lo jalaba hacia ella y lo besaba con pasión para volver a hacer el amor.
Mientras tanto en otro lugar de Chicago…
Candy! Que pasó te encuentras bien?- preguntó Sophie una de las mucamas cuando la chica que venía caminando algo distraída tropezó con una de las repisas y el florero de cristal con las "Dulces Candy" se hacía añicos en el suelo.
Sí, soy una distraída- se lamentó con picardía mientras ayudaba a la mucama a levantar el tiradero.
El camino a Nueva York fue tranquilo y callado, ambos estaban cansados, a pesar de que el silencio no era incómodo, Terry notó que Sara estaba algo inquieta, por lapsos movía el pie en señal de nerviosismo, continuamente tomaba su medallón la mano y lo apretaba y tal pareciera que estaba muy atenta a lo que ocurría a su alrededor…
Pasa algo? Te noto… nerviosa, descuida pronto llegaremos- dijo pensando que se trataba por el tiempo.
N-no es eso…me siento extraña…
Tal ves te mareaste por el camino
Si… tal vez, aunque hace mucho tiempo que no me sentía así…
Así como?
Como si esperara que pasara algo… - se dijo en voz baja como si su interlocutor no estuviera presente.
Pasar que?- preguntó intrigado, la chica se sorprendió por la pregunta no esperaba que le escuchara
No me hagas caso, seguro es cansancio- dijo para que dejara de interrogarle, sin embargo también para tranquilizarse a sí misma…
Cuando llegaron al departamento de Sara…
Gracias por la aventura, Terry- dijo con una gran sonrisa
Un placer como siempre, Sara, espero no haya resentimientos
Claro que no- dijo y el chico ya daba media vuelta para retirarse cuando… - por cierto, el baile del blanco y negro es en unos cuantos días para que lo tomes en cuenta- dijo con mirada triunfal
Vaya así que no se te olvidó
Bromeas? Olvidar que te gane una apuesta a la buena? Claro que no – le guiñó un ojo sonriente- te veré después, cuídate…
Bien, igual tú… y recuerda lo que te dije… sólo funciona cuando lo crees1 – y salió del lugar.
En cuanto Sara cerró la puerta de su departamento y dio media vuelta para ir a descansar, la ventana cerrada se abrió de golpe con una ráfaga de viento que tiró el florero con las lilas que Lukas le había llevado el día anterior, al caer al suelo se rompió en pedazos y esa conocida y un poco olvidada punzada en el corazón regresó. El dolor la tiró de rodillas llevándose una mano al pecho, con la respiración agitada, el escalofrío recorriendo su espalda y el sudor helado, con los ojos abiertos y perdidos en algún punto frente a ella mientras las lágrimas rodaban por sus mejilla.
Continuará…
1 Las Maldiciones sólo surten efecto cuando crees en ellas.
