Hechizo de Amor...
Por: Karonte.
ADVERTENCIA: Este capítulo contiene material adulto (contenido agresivo, violento y/o erótico y lenguaje soez), absténgase de leerlo si son sensibles. Rated: M/R
N. de la A.: Estos hechos ocurren semanas antes del Baile del Blanco & Negro.
Capítulo XVI: Complicaciones.La luz del sol asomó tenue por entre las cortinas, siempre le había agradado sentir la calidez de los primeros rayos en el rostro, sus bellos ojos se abrieron ante la suave caricia de la luz y su cara irradió aún más con una sonrisa, suspiró recordando la noche anterior en que la pasión la había hecho presa, no pudo evitar un leve sonrojo, a su lado podía escuchar la respiración acompasada de su amante, quien con un solo toque la había hecho sentirse mujer. Volteó el rostro y admiró su belleza masculina, con su dedo, acarició el largo de su nariz en una suave caricia hasta llegar a los labios, el hombre en respuesta la estrechó contra su cuerpo, abriendo poco a poco los ojos.
Buenos días, buen mozo- susurró acercándose más a él.
Buenos días, mujer hermosa- contestó sin embargo no tenía muchas intenciones de abandonar el mundo de los sueños.
Tienes que ir a trabajar- mencionó, sin embargo se acomodaba entre los brazos masculinos que la estrechaban.
Tú también- contestó mientras acariciaba su espalda desnuda.
Es mi día libre, que contrariedad¿verdad?- suspiró besando la comisura de sus labios con suavidad
Y si me tomo el día?- dijo despertando completamente con tono sugerente mientras la besaba con ternura – no creo que nadie me extrañe mucho
Tú crees?- correspondiendo el beso mientras pasaba sus manos por la cabeza atrayéndolo
Estaríamos mejor aquí, pasando un buen momento… como ayer en la noche…
William Albert Andrey!
Si?- contestó el rubio con una amplia sonrisa pícara.
Eres un descarado- contestó con una sonrisa igualmente pícara y un poco sonrojada, después de todo seguía siendo una chiquilla pudorosa.
Que puedo hacer para convencer a mi esposa la más bella y encantadora?
Cómo que la más bella y encantadora? Acaso hay alguien con quien tengas que compararme!- preguntó con fingida ofensa
Claro… mi secretaria la dulce y encantadora Renata- dijo con afán de molestar
Albert! Deberías tenerle más respeto, es una mujer casada, con hijos y casi nietos!- se quejó Candy hablando en serio
Esta bien… sólo quería ponerte un poco celosa- dijo con cara de culpabilidad
Celosa? Yo, jamás!- dijo mostrando la lengua muy divertida
Ah? Entonces imaginé esa mueca de fastidio cuando la señorita Mathews se acercó muy solícitamente a preguntarme por tu salud ayer en la fiesta?- al parecer había dado en el clavo
Candy volteó el rostro realmente fastidiada de haber recordado tan incómoda situación.
Mjh! Ni me recuerdes a esa lagartona! La muy descarada había estado hablando conmigo minutos antes!- dijo realmente celosa cruzando los brazos sin voltear a verle.
Ven acá- dijo abrazándola – acaso crees que yo tendría ojos para alguien más? Sólo tú eres la dueña de mi corazón y la única mujer que puede halagar mi vista de entre miles- dijo besando su cuello con dulzura.
Candy relajó el ceño y aceptó el abrazo, rodeando a su esposo por el cuello para después besar su nariz.
Esta bien, te perdono- sonrió divertida
Gracias mi princesa- contestó Albert besándola para volver a recostarla sobre el lecho y amarla como lo había hecho horas antes retirando las sábanas que le estorbaban.
Horas más tarde ambos esposos habían dado por hecho que Albert no se presentaría a trabajar, después de todo había sido más tentadora una piel blanca y perfumada a rosas que los asuntos de las empresas Andrey, y por su puesto el sentirse amada en los brazos del hombre más maravilloso del mundo era mucho más elegible que ocupar el día en la organización de la casa.
Mientras tanto en otro lugar…
Esto se está saliendo de las manos Neal! Tu hermana cree que puede despilfarrar el dinero sin un mínimo de discreción! – decía muy enojada Marguerithe que caminaba de un lado a otro de la habitación fumando un cigarrillo
Estas exagerando Meg, Eliza sólo disfruta de su parte- defendió el chico que estaba bastante divertido observando a la chica ir de un lado a otro como una fiera enjaulada
EXAGERANDO? Crees que no levantará sospechas?- dijo apagando el cigarrillo y volviendo a encender otro- crees que nadie empezará a hacer preguntas, de dónde sacó tanto dinero? tu hermanita no está de compras con el dinero de sus amantes, esta arriesgando MI PLAN!- explotó caminando hacia él haciendo verdaderamente una rabieta, pataleando y brincando como una chiquilla malcriada muy mimada a la que no le ha salido todo como quisiera
Neal tampoco mejoró las cosas, ante tal escena no pudo evitar soltar a reír con ganas, qué más le daba, si a Meg no le estaban saliendo bien las cosas, por lo que a él constaba podía irse al infierno, para él todo iba viento en popa, gracias al dinero que había obtenido, había sido relativamente fácil sonsacar a uno de los empleados de más confianza de las empresas Andrey, un contador joven pero muy ambicioso, que a la primera mención de dinero vendió su alma al diablo estuvo de acuerdo en realizar una venta de las acciones de la empresa a escondidas de los socios y a manejar los movimientos que ocultaran el delito, lo cual hacía a Neal socio mayoritario y todo había sido bajo el agua, nadie lo sabía, sólo un estudio minucioso de los números y las acciones podría descubrir el fraude millonario. El contador, por supuesto se había ido de la ciudad pretextando una enfermedad extraña y haciendo víctima a su anciana madre. Neal por supuesto se hallaba disfrutando de las delicias de su gloria, pronto tendría su venganza, Candy con su buen corazón haría todo con tal de no ver a su querido esposo en la cárcel.
Eliza por su parte también disfrutaba de sus ganancias, al parecer se daba la vida de rica a la que estaba acostumbrada, haciendo caso omiso de todas las advertencias de Marguerithe, lo único que deseaba era sentirse mejor a Candy, y eso sólo lo lograría cuando la rubia estuviera acabada y en la miseria.
YA CALLATE!- dijo aventándole el cigarrillo- esa maldita siempre sale ganando! No importa si yo tengo su dinero ella siempre tiene lo que YO QUIERO!- Neal se había quedado en silencio, Meg le recordaba a su hermana y por un momento sintió lástima por ella
Tranquilizate!- dijo levantándose de dónde estaba para tomarla de los brazos y sacudirla – Ya basta! Lograrás tu venganza, sólo es cuestión de tiempo
La odio Neal! La detesto! - dijo soltando lágrimas de frustración.
Lo sé, pero todo a su tiempo pequeña Meg, todo a su tiempo, después de todo estabas muy segura de tu plan- dijo tratando de alentarla con un tono de cinismo impregnado en la voz.
Marcus debió de haber recibido mi "regalo" sé que no se quedará con los brazos cruzados, sé que hará algo por que lo conozco y sé mejor que nadie que esa maldita no volverá a quitarme nada- dijo abrazada de Neal que realmente no le importaba mucho lo que la rubia decía, después de todo su plan ya había funcionado, unas cuantas semanas y ya era dueño de las empresas Andrey, poco tiempo después tendría a Candy y lo demás ya no importaría.
Crees que logre salir de prisión en la audiencia?- preguntó sin darle demasiada importancia
No, creo que va a matarla por ser una miserable bruja infiel1- dijo con un destello de maldad en los ojos y sonriendo de una forma extraña.
Meg despidió a Neal y entró en su habitación para arreglarse, su mente trabajaba con rapidez, cientos de pensamientos se agolpaban no sólo satisfaciendo su sed de venganza en cuanto a sus planes, sino también llenándola de más rencor y odio; no la estaba pasando bien, tenía lo que había deseado, pero la simplicidad de todo le había fastidiado, no había visto a Sara rogarle ni mendigarle, los periódicos de hecho le habían hecho suponer que ella ni siquiera estaba enterada de que se hallaba en la ruina, se encontraba demasiado a gusto con su enamorado y el sólo pensarlo le hacía hervir la sangre¿cómo había ocurrido? Sara no tenía ni idea de que sus adorados huérfanos, y ancianos se habían quedado en la calle, ella estaba demasiado ocupada con "su" actor, cómo la detestaba por eso, todos los hombres que ella había deseado sólo habían tenido que ver a su dulce hermanastra para caer rendidos a sus pies.
Primero había sido su padrastro, deseaba el amor paternal que sólo le profesaba a ella, sus regalos siempre eran igual de hermosos, pero ella siempre tenía su atención y sobre todo esa mirada de adoración que nunca le habían regalado a ella, aún siendo más bonita y educada, aún si ella tenía modales perfectos y no se comportaba como una salvaje, jamás obtuvo lo que él le ofrecía a su hija: un amor incondicional. Que decir de Maxwell, odiaba todas las cartas que llegaban, todas le profesaban amor, protección y la promesa de una mejor vida juntos, todas cada una de sus palabras estaban impregnadas de devoción y lo odiaba!.
El propio Marcus había sido de su agrado, no sólo por ser rico y por que podía darle la vida de lujos que anhelaba, sino por que también era hermoso, distinguido, elegante, un hombre de mundo, le había fascinado su personalidad de hombre de mundo, sin embargo a penas había visto a Sara y se había prendado de ella, para su fortuna dado que resultó ser un psicópata, aún así lamentaba la pérdida de un hombre al lado de su hermanastra; todo parecía haber estado en orden cuando huyó y desapareció de su vida, sin embargo Marcus las había obligado a ella, a su hermana y a su madre a buscar a Sara hasta el fin del mundo o las haría pasar un mal momento pues había invertido mucho dinero en la chica para no obtenerla al final. Sin embargo hasta ese entonces había obtenido algo a su favor, había conocido a Ethan, había logrado envolverlo de tal forma que el chico estaba a punto de comprometerse, tenía todas las cualidades de Marcus, la diferencia es que no estaba ni loco y era noble en cuanto a sus sentimientos, y de nuevo el destino se había ensañado con ella, la bruja de su hermanastra volvió a aparecer en escena y le había arrebatado a Ethan, al único hombre por el que había sentido algo más que una simple conveniencia y deseo, lo había seducido y embrujado con sus artes y se lo había quitado, lo peor! Había terminado en el altar!
Usurpando mi lugar como su esposa!- dijo de repente estrujando una de las flores que adornaba su tocador – Maldita!- su mirada estaba llena de odio – Mataste a Ethan y ahora crees que te quedarás con Terry!
Te lo quitaré tal y como me quitaste a Ethan, te quitaré al amor de tu vida sólo para verte morir a manos de Marcus- se dijo con determinación empujando con ira el florero que se rompió al caer al suelo, pasó pisoteando las flores sin darle importancia, mientras salía de la habitación.
Mientras tanto en San Francisco…
El ambiente estaba demasiado tenso en la Prisión de Alcatraz, uno de los prisioneros de alta seguridad sería trasladado en unos cuantos días a un Hospital psiquiátrico, al área de máxima seguridad, sin embargo no dejaba de haber cierta expectación, finalmente sacar a un hombre considerado tan peligroso, conllevaba demasiadas medidas de seguridad desde la extracción de su celda en la isla, la transportación al hospital, hasta la inclusión en su nueva celda, que no dejaba de ser una prisión, sólo que ahora los narcóticos serían la mayor fuente para someterlo, en lugar de los golpes y las armas, aunque no se descartaban.
El abogado de Rochester estaba más nervioso que ninguna otra persona, ni siquiera los guardias que lo escoltarían durante todo el trayecto al hospital se habían descompuesto tanto al enterarse de que la audiencia para la apelación sería fuera de la Isla de Alcatraz.
Realmente cree que le darán la libertad?- había preguntado uno de los custodios- su apelación ni siquiera tiene fundamentos válidos, creo que el abogado sólo le saca más dinero al bastardo.
No, creo que sólo es un trámite, aunque me perece una muy mala idea sacar a ese loco de la Isla, pero ya vez lo que dice el psiquiatra, que estará mejor en la prisión con los otros locos- dijo alzando los hombros sin darle demasiada credibilidad
Yo lo hubiera mandado a la horca!
El abogado estaba pálido y ojeroso, parecía que no había dormido bien durante varios días, estaba muy nervioso, un policía estaba haciéndole demasiadas preguntas a cerca de su cliente, preguntas sobre el caso Lerouge, uno de los tantos asesinatos de Marcus, y sobre todo de su esposa. Realmente ya estaba acostumbrado a esto, sin embargo la reacción del hombre tan agresiva lo puso en alerta, ya antes lo había visto así, tenía el recuerdo en su memoria como si hubiera ocurrido esa misma mañana, en ese entonces Marcus estaba bajo investigación, aún no había pruebas contundentes sobre los delitos que le impugnaban y se mantenía alerta y distante con la policía, sin embargo esa mañana todo había cambiado, se había enterado de la boda de Sara con el hijo de su rival en los negocios, una ira tremenda se había apoderado de él y había arremetido contra el cuadro de la chica que él mismo había pintado y eso no fue todo, la habitación en cuestión había quedado destruida en tan sólo unos segundos ante tal explosión de furia, lo había escuchado jurar que mataría al hombre que se atreviera a robarle su propiedad y más aún matar y torturar a la chica si acaso le había sido infiel.
Sabía que su cliente podía ser capaz de muchas cosas con tal de saciar el sentimiento que lo embargara, fuera odio, ira o destrucción, y temía por el bienestar de Sara, había leído el recorte de periódico que oportunamente alguien le había hecho llegar a Marcus, y aún peor temía por el plan que estaba seguro que estaba maquinando en esos mismos momentos contra ella y contra su "amante".
Mientras tanto en Chicago, la pareja más enamorada del momento daba un paseo por un parque de diversiones, realmente disfrutaban el estar juntos, por un lado el lugar le traía a Candy recuerdos vagos, inciertos y tal vez felices, había obligado ciertamente a Albert a compartir con ella uno de los asientos de una rueda de la fortuna sumamente alta, el pretexto había sido poder ver más de cerca el cielo.
Quiero que subamos al carrusel- dijo de pronto la rubia
No crees que somos mayores para el carrusel? Que tal el paseo por el túnel del amor?- rió al ver a su esposa tan entusiasmada como una chiquilla
No, quiero subir al carrusel contigo, por favor, anda si? – rogó con ojos de cachorro bajo la lluvia y Albert no pudo negarse.
Hace mucho compartí un paseo así con Anthony- pensó sonriente recordando. Ambos subieron a dos caballos y emprendieron el viaje en redondo durante algunos minutos en los que rieron y disfrutaron.
Pasaron a los juegos de azar, en dónde Candy ganó para su esposo un gran muñeco de felpa, comieron golosinas y manzanas dulces, algodones de azúcar y disfrutaron de un pequeño espectáculo al centro de la plaza que involucraba fuego, cuchillos, mujeres hermosas bailando al son de una melodía intensa, magia y al final una pequeña representación cómica. Ambos rieron y disfrutaron desde los asientos bastante austeros, aplaudieron y lanzaron monedas a los actores. Candy recibió un ramo de flores de papel por parte del mago que alabó su sonrisa, Albert por otro lado había sido sepultado literalmente por confeti y serpentinas que los acróbatas lanzaron al final de su acto. Sin embargo Candy estaba un poco inquieta, no sabía por que, pero había una mujer de edad avanzada que la observaba desde el otro extremo de la plaza, ahí en donde los artistas tenían concentradas sus carretas, la mujer tenía ojos penetrantes y sabios, su expresión no era seria pero Candy se sintió un poco intimidada por la manera en la que miraba. Llamó a Albert para que le diera su opinión, sin embargo en cuanto el hombre miró hacia el lugar, la mujer ya no estaba.
Creo que estas viendo visiones, mi amor, seguramente es toda esa azúcar que has ingerido- dijo bromeando tratando de no darle demasiada importancia el evento.
Candy sonrió, sin embargo no estaba convencida. En cuanto el espectáculo terminó, y con el pretexto de ir a preguntar si podían hacer un espectáculo para los chicos del Hogar de Pony, se acercaron, de nuevo Candy vio a la mujer, estaba sentada a las afueras de su carreta iluminada.
Abuela, buenas noches, me preguntaba si hacían espectáculos a domicilio- dijo con alegría la rubia sonriéndole a la mujer, sin embargo ella ni siquiera escuchó lo que le decía, se había acercado y había tomado la mano de Candy, Albert se sorprendió y se puso en alerta, después de todo había mucha gente todavía en la plaza disfrutando de los juegos.
Descuida, nadie les hará daño, ni siquiera yo- tranquilizó la mujer como leyendo el pensamiento de Albert, su acento era extraño- es… curioso… muy curioso… - dijo mirando a Candy de pies a cabeza y volviendo a examinar su mano.
Disculpe? - Preguntó la chica sin entender
Curioso… muy curioso…- decía para si la mujer sin haberla escuchado
Candy y Albert se miraron sin entender, después de todo la mujer parecía inofensiva, sin embargo había algo en ella que les decía: PRECAUCIÓN.
Qué es lo que ocurre abuela?- preguntó Candy cuando la mujer que se había puesto a dar vueltas en círculo a su alrededor y se había vuelto a posesionar de su mano, de pronto la mujer fijó sus vista en los ojos de Candy
El parecido es sorprendente y aún así son tan diferentes- dijo con suavidad
De que habla? Podemos ayudarle en algo?- intervino Albert que tenía curiosidad sobre lo que estaba pasando. La mujer parecía que lo había visto por primera vez desde que se acercaron.
Entren- dijo sin soltar a Candy de la mano y los guió hacia el interior de su carreta- tomen asiento… té?- ofreció con una sonrisa
Los dos estaba confundidos, después de todo, la situación era por demás extraña, sin embargo les daba demasiada confianza la mujer como para considerarla una loca peligrosa capaz de hacerles daño. Cuando se dieron cuenta la mujer ya les había puesto enfrente una taza de té mientras ella misma tomaba de la propia y Candy notó que estaba manipulando lo que parecía un as de naipes, su reacción inmediata fue ponerse de pie, sus ojos expresaban temor y no lo disimuló.
No voy a leer tu suerte, ni siquiera la de tu esposo pequeña- dijo la mujer con suavidad, sólo quiero advertirles:
Albert, no me gusta esto – dijo un poco asustada, el chico la rodeó por los hombros, dispuesto a sacarla del lugar, pero estaba demasiado intrigado con lo que les diría la mujer
Advertirnos? Sobre que?- preguntó amablemente
No, por favor!- suplicó Candy, la última vez que había estado en una situación así la experiencia no había sido nada agradable, sobre todo por que la predicción de muerte se había hecho realidad.
No te hablaré de muerte, tú y tu esposo morirán cuando tengan que hacerlo y será en muchos años- explicó tranquilizando a la chica, Candy se relajó un poco pero su mirada estaba fija en los naipes.
Sobre qué quiere advertirnos?- volvió a preguntar Albert, la mujer le entregó y después de haberla pasado varias veces se la devolvió.
Hay una sombra de traición que nubla su camino, deberán enfrentarla con plena confianza de que su amor triunfará, habrá pruebas y sacrificios, pero ninguno vale tanto como para perderse…- dijo, mientras volteaba los naipes uno a uno.
No entiendo, quién podría traicionarnos?- preguntó Albert, pero la mujer no contestó, se dedicó a mirar a Candy
Es curioso como tu destino esta ligado al de otra persona- le dijo sin dejar de mirarla a los ojos, la expresión de Candy había cambiado, el temor había dado paso a la confianza- tan parecidas pero tan distintas… - suspiró
A qué se refiere?- preguntó curiosa
Tú eres luz cálida y ella es luz fría, tú eres el sol y ella la luna, tú eres la esencia del día y ella la noche; tú que todo lo que miras se transforma en vida, mientras ella… - bajó la mirada – ella está atrapada con la muerte
Candy tomó la mano de la mujer tratando de reconfortarla, al parecer su ánimo había decaído.
Tú eres la mujer bendecida por los ángeles y ella… es un ángel maldito por… - no pudo continuar, las palabras no lograron salir de su boca, se puso en pie y les pidió que salieran, ambos se apresuraron para no importunar a la mujer que de pronto se había empequeñecido y hasta más edad parecía tener.
Gracias por todo- dijo Albert amablemente, la mujer le regaló una sonrisa
Recuerda, con-fian-za y todo estará bien- recordó la mujer.
La mujer los despidió fuera de la carreta con una sonrisa cuando Candy recordó algo importante.
Abuela, espere!- dijo volteando a verla, la mujer la miró atenta
¿qué pasa?
Dígame, cuál es su nombre?- dijo sonriente
Marishka
Candy y Albert abandonaron la plaza sumidos en silencio, al parecer las declaraciones de aquella anciana habían puesto a trabajar a sus cerebros. Ya era bastante tarde y ambos regresaron a casa contentos por el día que acababan de compartir.
(horas antes del Baile del Blanco & Negro)
Mientras tanto en Nueva York…
John! Exijo que me des una explicación! Quien es esa chica y por que no soy YO!- gritaba Karen Claise caminando a toda prisa detrás de un muchacho bastante apuesto que recorría el lugar hacia el camerino para cambiarse y por fin salir del lugar en busca de su cama para descansar.
John! Te estoy hablando! Mírame cuando te grito!- grito molesta tratando de alcanzarlo, sin embargo a penas había rozado su brazo, él estaba dispuesto a no detenerse, sin embargo la última frase le hizo tanta gracia que se detuvo, logrando que la chica se enredara en el vestido y cayera de bruces al suelo, John la miró desde lo alto, ella le tendió una mano, pero él ni siquiera la aceptó, estaba harto de que lo tratara como basura, así que le daría una cucharada de su propia medicina.
Si? Que es lo que quieres?- preguntó desde lo alto, Karen estaba roja de ira
No vas a ayudarme a levantar?- preguntó indignada todavía con la mano extendida
Creo que tienes dos manos para hacerlo por ti misma – sonrió burlonamente- y si no se te ofrece nada más tengo cosas que hacer!- dijo volviendo a dar media vuelta.
Eres un maldito CRETINO!- dijo aún más roja y haciendo berrinche en el suelo, y lanzándole lo primero que tenía a la mano: un zapato.
John siguió su camino hasta el camerino sin volver la mirada atrás, en cuanto entró cerró la puerta tras él.
Ya me cansé de ti Karen Claise, ahora vamos a jugar con MIS reglas!- se dijo muy decidido, se había dado valor en cuanto la vio frente a él reclamándole, ya bastante mal lo había pasado con Terry recordándole de forma muy implícita que Sara era de su propiedad como para seguir agregándole piedritas al saco, estaba harto de la situación y al verla correr tras él por una explicación significaba algo:
O realmente herí su orgullo y por eso esperaba que me arrastrara con una explicación… o realmente le importo y se puso celosa- se dijo convencido
Sí Miller, sigue soñando que algún día el hombre irá a la luna- le contestó su reflejo en el espejo
Tienes razón, pero ahora va la mía- contestó al reflejo muy satisfecho consigo mismo de no haber flaqueado ante la mirada de niña perdida en el suelo en busca de ayuda.
Del otro lado del escenario, una pareja no dejaba de comentar la obra…
Realmente es muy bueno,he visto todas sus obras o casi todas, siempre quise verlo en Romeo y Julieta, pero nunca tuve la oportunidad de ver la obra con Susana Marlow, hubiera dado lo que fuera con tal de verla en el escenario- comentó un chico de mirada amable- tenía ese brillo que irradiaba cuando estaba sobre el escenario cuando la vi en el Rey Lear.
Si, claro- dijo alzando los ojos al cielo con cierta exasperación, realmente a ella no le agradaba Susana Marlow, y no por que la conociera, si no por lo que había hecho años antes a la mujer que consideraba como a una hermana.
Vamos, me dirás que estas celosa?- preguntó colocando el abrigo sobre los hombros de la chica
Claro que no, es sólo que Susana jamás ha sido de mi agrado- dijo alzando los hombros un poco avergonzada
Bueno Anne, no a todas las chicas les caía bien y menos siendo la prometida de un actor tan cotizado- comentó Steven siendo realmente ignorante de lo ocurrido en el triángulo Candy-Terry-Susana. Ambos salían del teatro caminando hacia dónde se había quedado el auto
Terry tampoco fue de mi agrado! Ni siquiera en el San Pablo y menos de la forma en que crees.- se defendió ofendida como si el gustar de de Terry fuera un pecado.
Gracias Srita. Brither, me halaga- dijo una voz a sus espaldas y de inmediato el color se subió a sus mejillas.
Ambos chicos voltearon a ver a su interlocutor, a Steven se le iluminó el rostro, frente a él se encontraba el mismísimo Terrence Grandchester elegantemente vestido y peinado, al parecer tenía una reunión importante.
Te-terry…- tartamudeó nerviosa, no importaba que tanto hubiera cambiado, si era más fuerte y decidida, el chico de ojos turbios siempre la había intimidado.
Anne Brither es un placer volver a verte- dijo haciendo un asentimiento de cabeza, Steven de inmediato le tendió la mano para saludarlo
Steven Mayfair, un honor señor Grandchester- dijo amablemente un poco emocionado
Terry, mis amigos me llaman Terry- dijo el chico estrechando la mano del hombre
Te ves bien Anne, veo que tus gustos han mejorado- dijo mirando a Steven, Anne sabía que Archie jamás había llevado una buena relación con Terry debido a Candy.
Gracias Terry, has estado estupendo- dijo volviendo a su tono normal de voz- Steven es un gran admirador tuyo
De hecho me preguntaba si…- dijo sacando un pañuelo y buscando una pluma dentro del abrigo
Claro, será un honor- dijo Terry adivinando lo que quería, de inmediato tomó el pañuelo y lo firmo con una cordial dedicatoria, al chico le brillaron los ojos de emoción, Anne por otro lado lo miraba sorprendida de lo niño que podía ser el hombre que amaba.
Terry se despidió de la pareja deseándoles una buena noche, después de todo estaba de muy buen humor.
Es extraño… - comentó Anne cuando ambos iban de regreso a casa
Qué es extraño?
Terry, no recuerdo haberlo visto tan contento desde…
Desde?
Desde que estaba con Candy- dijo recordando que sólo se le veía de buen humor al actor cuando su hermana estaba cerca
Bueno, tal vez ha encontrado un nuevo amor que lo haga sentir de la misma forma
Tal vez, aunque realmente creo que eso sería un milagro- dijo desentendiéndose del asunto para volver su atención a otro tema.
En el baile…
Todo parecía haber pasado en cámara lenta, aún sentía la presión de los labios de Terry sobre los suyos y por primera vez en mucho tiempo deseo que la velada no terminara. Los fuegos pirotécnicos habían cesado y muchos de los invitados habían vuelto al salón, algunos para bailar, otros tantos para regresar a casa después de la encantadora noche que estaban pasando, sin embargo Sara y Terry seguían sentados al pie del lago artificial observando las últimas volutas de humo que se desvanecían e el cielo y que traían consigo un fuerte olor a pólvora. Antonia Green la anfitriona invitó a los que quedaban en los alrededores a regresar a la casa por que comenzaba a enfriar la noche. Sara recargada sobre el pecho de Terry miraba el cielo en silencio mientras el chico se entretenía simplemente sintiendo la cálida presión del cuerpo de la chica sobre el suyo, por unos magníficos instantes se había olvidado del mundo, y la sensación había sido muy placentera, había un entendimiento mágico, sin palabras ambos conversaban con el sonido de sus respiraciones y el latido de sus corazones, no recordaba haberse sentido así, por lo menos no en mucho tiempo.
De pronto la apacible calma se vio interrumpida, Antonia Green se acercó a ellos…
Hermosa pareja de enamorados- dijo con su tono dulzón haciendo que ambos salieran se sus ensoñaciones – que les ha parecido?- preguntó ansiosa con los ojos brillantes y esperando una respuesta favorable.
Ha sido estupendo Srita. Green, un espectáculo tan bello digno de su organizadora- comentó Terry un poco de mala gana, sin embargo sobrepasaba el agradecimiento hacia aquella mujer que le había devuelto de forma muy oportuna la presencia de Sara.
Gracias, querido- sonrió ampliamente,- espero te sientas mejor- dijo a Sara quien simplemente asintió, estaba demasiado embargada de sensaciones para poder hablar.
Terry se puso de pie y ayudo a la chica, los tres regresaron al salón, realmente no lo notaban pero como decía la anfitriona comenzaba a hacer frío.
Después de que entraron en el salón ambos se vieron de nuevo rodeados de las pocas personas que aún quedaban, Terry se había disculpado y había decidido que lo mejor era regresar a casa, no tuvo que decirle nada a Sara, ella simplemente se dejó guiar hacia la salida, sin embargo antes de llegar Antonia les había atajado el paso.
pero ya se van? Estaba esperanzada en que tocaras algo para mi Sara- dijo con voz melosa tomando a Terry del brazo.
Sara se siente un poco indispuesta- Dijo el actor sin embargo…
Esta bien Terry, después de tan maravilloso espectáculo no puedo negarme a complacer a tan buena anfitriona- sonrió la chica y la mujer los guió hacia donde se encontraba la orquesta que ya para entonces se había retirado.
En unos minutos, todo había quedado en silencio, Antonia había mandado a una de las mucamas a que buscara a uno de los músicos para que le prestaran un violín a la chica, sin embargo ya no había señales de ellos en la casa, Sara, sin embargo, había tomado el lugar del pianista sin darle demasiada importancia y comenzó a tocar Claro de Luna, Terry se sorprendió de que pudiera manejar tan bien el instrumento siendo que ella era una violinista destacada, sin embargo la imagen del piano en su departamento volvió a su mente.
La melodía y el lugar se llenó de los aplausos de los pocos invitados de quedaban, ambos chicos se despidieron y salieron del lugar en el auto, el camino fue silencioso, no había necesidad de hablar y tampoco era una situación incómoda, algo había pasado entre ellos que el entendimiento había pasado a otro nivel.
A medio camino Sara rompió el silencio…
Terry?- preguntó suavemente
si?
no quiero ir a casa- dijo firmemente
ocurre algo que deba saber?- preguntó desconcertado por tal declaración.
No me lleves a casa- volvió a decir y en esta ocasión Terry apartó la mirada del camino
A dónde quieres ir?
No importa, al fin del mundo si quieres pero no quiero volver a casa ahora- dijo determinante, Terry comprendió y cambió de rumbo, minutos más tarde se hallaban a las afueras de la ciudad por el despoblado.
Terry dejó el auto aparcado, en un lugar oculto del camino, abrió el portaequipajes y sacó una manta roja, para después caminar con Sara por lo que parecía ser una colina un poco pronunciada, en la cima de ésta había varios árboles y arbustos.
Sara se adelantó a Terry unos cuantos pasos y él sintió que quería huir así que la tomó de la mano, la chica volteó sorprendida y al momento el sentimiento de Terry desapareció ante su sonrisa. Sara lo jaló hacia ella y ambos llegaron a la cima para ver a sus pies un espectáculo de luces blancas, las casa iluminadas en sus exteriores ante un cielo oscuro y estrellado. Se acomodaron bajo un árbol sobre la manta
si esto es un sueño no quiero despertar nunca- dijo ella en un suave susurro, el actor a su lado llevó su mano a la mejilla de ella y la acarició con ternura.
No terminará si no lo deseas- y de nuevo se acercó a su rostro con la intención de besarla
Sara acortó el camino y fue ella quien inició el contacto en esta ocasión, las manos de Terry se apoderaron de su espalda y cintura y la acercaron aún más a él. Sara correspondía al toque con suavidad en un inicio, sin embargo de pronto había una creciente necesidad de sentirlo más cerca, de besarlo con más fuerza, de explotar en un beso y entregar su alma en él. El contacto se hizo húmedo, los besos de Terry eran exactamente como él, apasionados, fuertes, sensuales y con una creciente necesidad de poseer todo cuanto tocaban. Ella se dejo llevar, después de tanto tiempo y por fin dejaba aflorar sus sentimientos hacia el hombre que la acariciaba con ternura y gentileza, hacia el caballero que había tenido la consideración de llevarla con cuidado hasta recostarla sobre la manta sin que se lastimara para poder seguir disfrutando de su mutua compañía.
Era como sentir un vacío en el estómago cada vez que él se apoderaba de sus labios con más intensidad que antes, y ver en ella la entrega total a sus labios lo hacía arder en deseo, su expresión dulce y tierna se había transformado también por ese mismo deseo que sabía había despertado en ella que sabía le estaba quemando el pecho y las entrañas, las caricias inseguras en un inicio comenzaron a tomar confianza sobre la ropa que poco a poco se hacía innecesaria, sólo un obstáculo a vencer, las respiraciones de ambos se habían agitado, sus corazones habían dado marcha a toda velocidad cuando…
Terry…- apenas pudo escuchar en un susurro entrecortado y se dio cuenta de lo que su deseo obraba en ambos, los estaba llevando hacia la línea del no retorno.
Lo sé- contestó con la respiración igualmente agitada apartándose de ella y quedando boca arriba mirando parte del follaje del árbol y de las estrellas.
Que va a pasar con nosotros?- preguntó ella realmente no a Terry, si no a ella misma, dentro de lo que ella creía estaba haciendo algo malo, arriesgaba la vida de Terry y eso le causaba culpa, sin embargo el chico habló.
Lo que tenga que pasar Sara, y lo que tú quieras que pase- agregó volteando el rostro para mirarle a los ojos.- mientras tanto disfrutemos del tiempo que tenemos, permíteme conocerte y permítete vivir sin miedo. – dijo ofreciendo sus brazos para encerrarla en un abrazo.
Sara se acercó al chico que la estrechó, mientras ambos perdían la vista en el cielo que comenzaba a cambiar de color.
CONTINUARA…
N. de la A.: gracias a todas por la espera, y por leer H.A. a todas las chicas que poco a poco se han integrado a la historia y sobre todo a todas aquellas que recomiendan este loco que fic que espero siga siendo de su agrado.
Tocaya del alma espero muchas de tus dudas se resuelvan con este capítulo.
Besos a todas/os
1 Recordemos que Marcus tuvo una crisis en la celda, y por supuesto que está obsesionado con su esposa y si no es suya no es de nadie, y sólo eso diré P.
